el derecho del agricultor frente a las protección intelectual de las

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EL DERECHO DEL AGRICULTOR FRENTE A LA PROTECCIÓN
INTELECTUAL DE LAS INNOVACIONES BIOTECNOLOGICAS
Dra.
Claudia R. ZEMÁN
Sumario: 1- Introducción. 2-Derecho del agricultor. 3-Evolución del mercado
de semillas modificadas.4- Tecnología “Terminator”.5-Regulación en la normativa
argentina. 6-Conclusiones. 7- Bibliografía.
VII CONGRESO ARGENTINO DE DERECHO AGRARIO.
UNIVERSIDAD NACIONAL DEL SUR, 7, 8 y 9 DE OCTUBRE DE 2004.

Profesora e investigadora de las cátedras de Derecho Agrario y de los Recursos Naturales de la Universidad
Católica de Santiago del Estero y de Legislación Agraria de la Universidad Nacional de Santiago del Estero.
República Argentina.
1-INTRODUCCIÓN
En materia de biotecnología, se advierte un acentuado interés, en el valor de los
recursos fitogenéticos y las formas de Derechos de Propiedad Intelectual que se aplican a
los mismos, así como el peligro de pérdida y erosión que se cierne sobre dichos recursos.
En la actualidad como producto de la globalización, asistimos a nivel mundial, a
un fenómeno que se materializa en el hecho de la adopción de mayores medidas de
protección de los intereses industriales no sólo a nivel nacional sino internacional en
materia de patentes, por parte de las grandes empresas provenientes de países ricos.
Estas empresas, en el campo del comercio, la transferencia de tecnología y de
productos de la biotecnología, como exportadoras de los mismos, centran su atención en
los niveles de protección jurídica que los países otorgan a los mismos y a la materia o
bienes que pueden ser objeto de derechos de patentes, obtentores, o autor.
Si bien la legislación vigente en la República Argentina, contiene expresas
prohibiciones de patentamiento, respecto de toda aquella materia viva, sustancia
preexistente en la naturaleza, procesos esencialmente biológicos, plantas, se observa una
clara tendencia a admitir el patentamiento de materia viva, bajo la argumentación de que
lo que se patenta es el proceso de obtención, que en definitiva les termina acordando
control sobre el producto mismo.
En el campo de las innovaciones biotecnológicas, esta tendencia se observa de
modo claro, donde las empresas amparándose en la “novedad”, pretenden patentar
materia viva, en pos de construir un andamiaje que les permita “concentrar y reforzar los
saberes y las técnicas y los beneficios derivados de la comercialización en un círculo
estrecho de agentes económicos”.
Se priorizan los intereses económicos, por sobre el estímulo a la creación o
invención, vulnerándose de ese modo los principios que informan a toda legislación en
materia de patentes.
Más aún, amparándose en los derechos de patentes, se impide el ejercicio de
derechos tradicionales a los agricultores de usar , conservar y comercializar la semilla y el
material fitogenético, quienes se ven conminados a pagar regalías a cambio del uso de la
misma. Ante esta situación, no debe soslayarse la valorable tarea del pequeño agricultor,
que con su tarea de conservación y selección continua, es quien ha aportado y aporta, la
materia prima genética necesaria para el mejoramiento de las variedades vegetales
En virtud de esta circunstancia, que se acentúa a diario como producto del proceso
de globalización, se torna necesario que los Estados arbitren
los medios legales
destinados a proteger y garantizar de un modo operativo el derecho de los agricultores y
de los indígenas como innovadores informales de los recursos fitogenéticos.
De igual modo deberán armonizarse los derechos de los agricultores con los del
obtentor, que en modo alguno resultan contrapuestos, sino más bien complementarios uno
del otro.
Finalmente, los países titulares de la tecnología deberían compensar a los países
titulares del germoplasma, que en su mayoría son países con economías emergentes, a
efectos de equilibrar sus posiciones y posibilitarles su acceso a los beneficios obtenidos a
partir de su recursos genéticos, todo ello dirigido al logro de un desarrollo sustentable de
los países y al respeto de los derechos naturales de sus habitantes.
2- Derecho del agricultor.
Una de las cuestiones insoslayables relacionadas con el patentamiento de recursos
fitogenéticos, es el “derecho de los agricultores”:entendido como el derecho de los
agricultores, las comunidades nativas y locales que encarnan sistemas de vida
tradicionales, especialmente en centros de origen/diversidad, de recibir una compensación
y de participar en medida justa y equitativa de los beneficios que se deriven de la
utilización de esos conocimientos, experiencia, innovaciones/mejoras, y prácticas para la
conservación y utilización sostenible de los recursos fitogenéticos. Este concepto
reconocido en forma unánime por los distintos países a través de la Conferencia de la
FAO, ofrece una posibilidad de tratar estas cuestiones de una manera sistemática y justa.
A partir de este concepto, “derecho de los agricultores”, se persigue poner de
manifiesto el reconocimiento al trascendente papel que juegan los agricultores y las
comunidades rurales en la conservación y el uso de tales recursos. Se trata de reconciliar
las perspectivas de los países “ ricos en tecnología” y las de los países “ ricos en genes” a
fin de garantizar el acceso a los recursos fitogenéticos dentro de un sistema justo y
equitativo.1
En tal sentido, como producto de los debates internacionales sobre el tema, y en
especial por la notable desigualdad existente entre los donantes de germoplasma y los
donantes de tecnología, (ya que las variedades vegetales son el resultado de la aplicación
de la tecnología de los obtentores al germoplasma de los agricultores), y mientras los
primeros pueden obtener ganancias ya sea a través de los Derechos del obtentor u otra
legislación sobre Derechos de Propiedad Intelectual, para los donadores de germoplasma
no se ha desarrollado ningún sistema de compensación o de incentivos.2 Por ello, se han
reconocido internacionalmente a través de Resoluciones de la Conferencia de la FAO
4/89, 5/89 y 3/91, en forma simultánea, los Derechos del Obtentor y los Derechos del
Agricultor.
Estas resoluciones fueron el resultado de un arduo debate, sobre la desigual
situación de los donadores de germoplasma, sin compensación alguna por su aporte,
frente a los donantes de tecnología, que encuentran compensación económica a través de
los Derechos del Obtentor o otras forma de protección de los Derechos de Propiedad
Intelectual.
La discusiones arribaron a un resultado salomónico, tal es el reconocimiento
simultáneo y paralelo de los Derechos del Obtentor y los Derechos del Agricultor, el cual
fue expresado en las Resoluciones de la Conferencia de la FAO 4/89, 5/89 y 3/91
Con posterioridad, en el ámbito de discusión del Convenio sobre la Diversidad
Biológica, se identificó a los derechos del
agricultor como
un tema pendiente,
reconociendo la necesidad de buscar soluciones dentro del marco del Sistema Mundial de
la FAO. En tal sentido, se avanzó con la aprobación de la Resolución N* 7/93 que incluye
el tratamiento de los derechos del agricultor a través de reuniones regulares y
extraordinarias de la Comisión de Recursos Fitogenéticos de la FAO. Se coincidió en la
necesidad de hacer operativo el concepto dentro del marco del Compromiso Internacional
y en el contexto de la agricultura sostenible y en la imposibilidad de ejercer estos
derechos frente al vacío legal de normas que brinden un marco jurídico adecuado para el
amparo de tales derechos.
Esquinas –Alcázar, José. La aplicación de los derechos del agricultor in Biotecnología y Derecho. Ed. Ciudad
Argentina. Bs. As. 1997.pp.275-277.
2
Ibidem.
1
Este derecho, antes aceptado, sin cuestionamientos, comenzó a partir de los años 80
a sufrir los embates de los intereses económicos que reclaman cada vez con mayor fuerza,
por vía de los sistemas de propiedad intelectual, una protección más amplia. De modo
que, lo que antes se consideraba un derecho, ahora se caracteriza como un “privilegio” o
“excepción del agricultor”, denominación equívoca que predispone a su valoración
restrictiva en tanto límite externo a los derechos del propietario, y que como se ha
observado, no es sino una transformación de lo que originaria y esencialmente constituye
un derecho del agricultor.3
Es con la aprobación del “Acuerdo sobre aspectos de los Derechos de propiedad
Intelectual relacionados con el comercio”, ADPIC o TRIP´s, celebrado en la Ronda
Uruguay del GATT en 1994, cuando el problema se agudiza, ya que se acuerdan pautas
mínimas de protección de la propiedad intelectual que deben ser garantizadas por los
países miembros, previéndose además la exclusión del patentamiento de plantas y
animales, con la salvedad de que los signatarios podrán otorgar protección a las
obtenciones vegetales mediante patentes, mediante un sistema eficaz sui generis o
mediante una combinación de aquellas y éste...”, lo que permitiría a los países, aplicar el
sistema de patentes o el derechos del Obtentor, protegido por el sistema UPOV.
Concretamente, el derecho de los agricultores, se ve vulnerado, por la clara
tendencia de los países ricos en tecnología a lograr el patentamiento de las obtenciones
vegetales y recursos genéticos, obtenidos a partir del germoplasma recogido de los países
ricos en diversidad biológica, que conduce a la concentración de poder en manos de
pocas compañías multinacionales, que mediante los derechos de propiedad intelectual,
imponen condiciones gravosas para los agricultores, que se ven obligados a aceptar
requisitos de utilización de los insumos, y a pagar regalías por el uso de la semilla
reservada para la próxima siembra, en contraposición al derecho que por siglos les
corresponde.
Otra arista del problema, surge de la paradoja, de que se patentan como propias,
innovaciones obtenidas a partir del material genético extraído originariamente de otro
país, donde ahora se pretenden cobrar regalías, en un claro hecho de biopiratería
internacional. Uno de los casos de alto impacto emotivo fue el que causó la concesión de
3
Crucible Group. Gente, Plantas y patentes. Impacto de la Propiedad Intelectual sobre la biodiversidad, el
comercio y las sociedades rurales. CID, 1994.
una patente en Estados Unidos para el arroz “Basmati”, que es sembrado y cosechado por
los agricultores de la India y Pakistán, y constituye una de las mayores fuentes de
exportación hacia Europa y los Estados Unidos. Este hecho de biopiratería, provocó la
pérdida significativa de ingresos y del nicho de mercado ligada a la reconocida calidad
del dicho arroz, para los agricultores del sub-continente hindú, que no podrán exportar
más su arroz llamándolo con ese nombre, habida cuenta que el mismo fue también
patentado.4
3-Evolución del mercado de semillas modificadas.
A diferencia de la primera y segunda revoluciones verdes, donde la investigación
fue producto del impulso y esfuerzo del sector público, y la distribución de las semillas
mejoradas fue a través de agencias públicas, la revolución biotecnológica en agricultura o
tercera revolución verde, iniciada en los años 90 con la introducción de las nuevas
técnicas del ADN recombinante, fue desarrollada y manejada por el sector privado.
La implicación del sector privado, en particular las grandes corporaciones
multinacionales, en el área de la biociencia o “ ciencias de la vida”, aparece frente al
mundo como uno de los motivos de mayor preocupación y oposición, a diferencia de la
visión positiva que tuvieron frente a las anteriores.5
En la actualidad observamos, que como producto del accionar de las grandes
multinacionales, -que por vía de las reivindicaciones patentarias exigen el pago de
regalías por el uso de semilla transgénica, impidiéndoles la reserva de semilla para la
próxima siembra, o bien con la venta de híbridos- los agricultores ven vulnerados sus
derechos, encontrándose en un virtual estado de indefensión y dependencia frente al poder
económico de las mismas.
Tan severa es la situación por la que atraviesan los agricultores, que actualmente es
una práctica usual en la industria semillera, que el productor agrario firme
un
contrato(Technology Use Agreement) con la compañía, en el cual no sólo renuncia a
4
Broggio, Marcello. Innovazione in agricoltura e biodiversitá: diritti e abusi. Il Ponte. Anno LIX n.6, giugno 2003.
Il Ponte Editore. p. 117.
5
Josling, Timothy. Looking at the future in Genetically Modified Organisms in Agriculture Economics and
Politics. Edited by Gerald C. Nelson University of Illinois, Urbana, USA, 2001.p.144.
vender semilla obtenida de su cosecha a otros productores, sino que además se les prohíbe
utilizar la semilla obtenida de una cosecha en los siguientes temporadas de cosecha, de
modo que los derechos a utilizar la semilla comprada se limitan a una sola cosecha,
motivo por el cual los productores se ven obligados a comprar cada año nueva semilla, si
desean continuar con la producción de esa variedad.
Para asegurar el cumplimiento de estos acuerdos, las compañías han contratado
investigadores privados para detectar a quienes violan los términos contractuales y han
llegado a poner a disposición números telefónicos de acceso gratuito para recibir
denuncias de los casos en que se violen los acuerdos. En la práctica, algunos productores,
han hecho caso omiso a tales cláusulas, mientras que otros los respetan por temor a las
consecuencias de acciones legales en su contra.
El logro de sus objetivos, se torna dificultoso y costoso para las empresas, ya que
implementar controles sobre el cumplimiento de los acuerdos, significaría recorrer todos
y cada uno de los campos donde se sembró la semilla adquirida, e invertir grandes
sumas adicionales de dinero de sus presupuestos.
Si bien el debate sobre el tema ya está instalado, resta recorrer un largo camino
hasta que los agricultores, encuentren la protección y reconocimiento de parte de la
comunidad internacional y de sus respectivos países, de lo que por derecho natural y
tradicional les corresponde. Sólo de ese modo, se garantizará un correcto uso y aplicación
de los recursos fitogenéticos en miras a un desarrollo sustentable.
4-Tecnología “Terminator”
Los avances en la ingeniería genética vegetal destinada a la agricultura y la
proliferación de la venta de semilla transgénica, han originado un problema en los
obtentores de semilla transgénica, interesados en proteger sus invenciones biológicas. El
problema radica en la existencia de un obstáculo biológico, pues cuando un productor
siembra semilla transgénica, la misma producirá una planta que luego producirá más
semilla transgénica, que los productores pueden utilizar nuevamente, basándose en el
derecho del agricultor a reservar semilla cosechada para la próxima cosecha, sin pagar por
ella.6
Este obstáculo biológico, aparentemente, se resolverá con la tecnología desarrollada
y patentada el 3 de Marzo de 1998, por la multinacional Delta and Pine Co.( “D&PL”)
conjuntamente con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en la Oficina
de Patentes de los Estados Unidos y denominada “ Control de la expresión genética de la
planta”, y vulgarmente conocida como tecnología “Terminator”, que bloquea en las
semillas transgénicas la capacidad germinativa para otra cosecha. Concretamente esta
tecnología provee la capacidad a la semilla transgénica de convertirse en semilla estéril.
Esta nueva tecnología es percibida por los agricultores como una amenaza a su
tradicional derecho de reservar semilla para la próxima cosecha, mientras que los
obtentores la consideran como un instrumento para garantizar y reforzar sus derechos
intelectuales.
Obviamente, esta circunstancia originó un encendido debate y oposición
internacional respecto del uso de la aplicación de esta tecnología, que llevó a la empresa
Monsanto, que a esa fecha planeaba comprar la Delta and Pine Co. a efectuar una
declaración, manifestando que dicha tecnología no sería comercializada ni licenciada a
otras compañías.7
Los temores se fundan no sólo en cuestiones económicas, sino además en las
eventuales consecuencias negativas que se derivarían en la salud de las personas y el
ambiente. De igual modo, se ha sostenido que este sistema
además constituye un
atentado a la seguridad alimentaria del Norte y del Sur del mundo. En el Norte, donde el
concepto de seguridad alimentaria es sostenido paralelamente al desarrollo de plantas
transgénicas alimentarias, debemos considerar los riesgos relativos a la utilización como
fuente de alimentos, de las semillas que contienen genes suicidas. Como ciudadanosconsumidores, debemos formularnos preguntas tales como: ¿ cual es la ventaja de
consumir alimentos que contienen genes suicidas y cual es el riesgo de que toxinas y
alérgenos sean sintetizados en la planta que contiene genes suicidas?. En cuanto al Sur del
6
Hawkes, Nigel. War on killer seed. Times, London,Nov.4, 1998, at 20 citado por Oczek, Jeremy. In the aftermath
of the Terminator technology controversy: intellectual property protections for genetically engineered seed and the
right to save and replant seed. Boston College Law School. Boston College Law Review. 2000.p1.
7
Oczek, Jeremy. In the aftermath of the Terminator technology controversy: intellectual property protections for
genetically engineered seed and the right to save and replant seed. Boston College Law School. Boston College
Law Review. 2000.p. 2
mundo, el patentamiento de la fertilidad y los genes suicidas representan un doble
atentado a la seguridad alimentaria, en cuanto concentran en manos de las multinacionales
semilleras y agroquímicas un poder nunca antes experimentado de control sobre la
producción de alimentos. Con la patente “Terminator”, la industria agrobiotecnológica,
podría expandir su comercio a especies de plantas, que no podían ser controladas hasta
ahora, como el arroz y el grano, las cuales constituyen al fuente principal de alimentación
de los países pobres.8
5-Regulación en la normativa argentina.
Corresponde analizar si el derecho del agricultor, encuentra protección jurídica
en la normativa argentina. Según la ley vigente en la Argentina no pueden patentarse las
variedades vegetales, habida cuenta que las mismas encuentran su amparo en el sistema
de derecho de obtentor, contemplado en la Ley de semillas y creaciones fitogenéticas Nº
20247, sumado a la adhesión de nuestro país al Convenio de la UPOV 1978, que
prohíbe el sistema de doble protección.
Dicha norma en su artículo 27 expresa, “que no lesiona el derecho de propiedad
sobre un cultivar “ quien reserva y siembra semilla para su propio uso”. Consagra así la
legislación argentina, el tradicional derecho de los agricultores a reutilizar en la siembra
en su propia
explotación semilla reservada del producto de su cosecha, obtenida
utilizando semilla legalmente adquirida amparada por derechos del obtentor.9
A su vez el decreto reglamentario Nº 2183/91 especifica: “ no se requerirá la
autorización del obtentor de una variedad conforme lo establece el art. 27 de la Ley
20.247 cuando un agricultor reserve y use simiente en su explotación, cualquiera sea el
régimen de tenencia de la misma, el producto cosechado como resultado de la siembra
en dicho lugar de la variedad protegida.”Asimismo, especifica los supuestos en que se
requiere la autorización previa del titular de la variedad, de conformidad con el art. 27
de la ley, como en el caso de: producción o reproducción; acondicionamiento con el
8
Giovannetti, Manuela. La rivoluzione biotecnológica in agricoltura: il potere dei monopoli sul cibo.Il Ponte.
Anno LIX n.6, giugno 2003. Il Ponte Editore.pp.43-50.
9
Casella, Aldo. Derechos del obtentor y del agricultor: la cuestión en Argentina a la luz de los convenios
internacionales y del derecho comparado in IV Encuentro de Colegios de Abogados sobre temas de Derecho
Agrario. Colegio de Abogados de Rosario. Instituto de Derecho Agrario. Rosario, 2002.pp.279.
propósito de propagación; oferta; venta o cualquier otra forma de puesta a disposición
en el mercado; exportación; importación...”
Más tarde, y como consecuencia de las objeciones formuladas al decreto
reglamentario, el Instituto Nacional de Semillas (INASE), en un intento por clarificar los
puntos oscuros de la misma, dicta la Resolución Nº 35/96, en la cual puntualiza aspectos
referidos a la “ excepción del agricultor” contenida en el artículo 27 de la precitada norma,
y las condiciones para hacerse beneficiario de dicha excepción, que lejos de aclarar la
situación, la obstaculizan aún más, en razón de la cantidad de exigencias y requisitos
instrumentales que impone para su procedencia.
Se advierte el exceso reglamentario en que se incurre en la citada resolución,
toda vez que impone procedimientos y condiciones, que exceden las previsiones legales,
atendiendo más bien a los reclamos de las semilleras, que protegiendo el derecho de los
agricultores.
Asimismo, desde el sector público, la SAGPyA realiza controles en semillas para
evitar la evasión en el pago de regalías, se apoya en la información satelital que provee el
INTA, a través de la cual la cartera oficial verifica la compra de la semilla de soja, que
debe tener el rótulo de “semilla fiscalizada”. El objetivo de la cartera agropecuaria es
frenar la incontrolable explosión de venta de semilla ilegal bajo la modalidad de “bolsa
blanca” (en especial la de soja RR), la SAGPyA pretende que se reconozcan los derechos
de los obtentores y propietarios de las variedades comercializadas en el mercado,
mediante la adecuada retribución económica por parte de los productores que utilizan
estas variedades en sus establecimientos. Funcionarios del área continúan alertando que
esta falta de retribución económica a los semilleros y criaderos que producen nuevas y
modernas variedades, sumada a la crítica situación de la economía argentina, son factores
que predisponen seriamente a un franco retroceso en las investigaciones y ensayos a
campo que generan estas nuevas tecnologías, cuyo principal damnificado es el productor
mismo. La SAGPyA exigiría la primera factura de compra de semilla fiscalizada de la
variedad protegida, aún en el caso de tratarse de productores que utilicen semilla
reservada para uso propio10.
10
“La SAGPyA continúa con los estrictos controles en semillas para evitar la evasión en el pago de regalías”, in Noticias
agrositio, (17-10-01)
De modo que, a la luz de la normativa vigente y de las acciones impulsadas
desde el sector público, se advierte que pese a los embates de los intereses económicos y
de sus gobiernos, la normativa nacional resguarda la figura del “ derecho del agricultor”
otorgándole protección en su carácter de parte económicamente débil. Entendemos que
este derecho, lejos de ser menguado, debe ser acentuado a fin de equilibrar las posiciones
de los actores en el mercado, propugnando una armonización de las legislaciones
nacionales e internacionales en tal sentido.
6- Conclusiones.
- Surge la necesidad del expreso reconocimiento de los derechos tradicionales de los
agricultores a usar, conservar, intercambiar y comercializar sus semillas y material de
reproducción vegetativa, en forma operativa, ya que a la fecha ese derecho sólo ha sido
reconocido como “excepción”al régimen vigente y limitado por vía reglamentaria,
atendiendo a presiones de los grupos económicos controladores de las innovaciones
biotecnológicas.
-De igual modo, se debería reconocer la “complementariedad” de los derechos del
Obtentor respecto de los derechos del Agricultor y el carácter de contribuyente del
segundo como innovador informal de los recursos fitogenéticos según sus métodos
tradicionales.
- Los Estados deberán evitar las desviaciones de la normativa de patentes,
rechazando por los medios legales previstos, las maniobras empresarias que tiendan a
patentar “materia viva” con el objetivo de asegurarse el control comercial de sus
aplicaciones en el mercado, en detrimento del derecho de terceros.
7-Bibliografía.
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Ediciones Ciudad Argentina. Bs. As. 1996.pp. 48-72.
-BERGEL, Salvador Darío.”El rechazo definitivo del proyecto de directiva europea
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Ciudad Argentina. Bs. As.1997.pp.89-130.
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