LA SOSTENIBILIDAD DEL PACTO DE ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO ANTE EL ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO. MINGORANCE ARNÁIZ, Ana Cristina. Departamento de Economía General. Universidad San Pablo CEU. Correo-e: [email protected] En una Unión Monetaria como la europea, la existencia de una regla que ayude a controlar las políticas fiscales aplicadas por los Estados miembros y que garantice un comportamiento coordinado por parte de éstos resulta muy conveniente. La cuestión no es si una regla fiscal es necesaria, sino si el PEC tal y como ha sido diseñado es la mejor regla con la que se puede contar. Las críticas al PEC se han ido sucediendo a medida que las condiciones económicas cambiantes hacían más difícil su cumplimiento, y las propuestas de reforma se han multiplicado. El objetivo de este trabajo es analizar si el mantenimiento de los sistemas de pensiones, dado el progresivo envejecimiento de la población, puede convertirse en una seria amenaza para la continuidad del PEC tal y como se conoce hoy, y si serán necesarias reformas que lo adapten a las nuevas necesidades, o si por el contrario el más que posible incremento del gasto público derivado del envejecimiento de la población, no amanezarán la viabilidad futura del PEC. Palabras clave: Pacto de Estabilidad y Crecimiento; Críticas; Gasto en pensiones; Propuesta de reforma. LA SOSTENIBILIDAD DEL PACTO DE ESTABILIDAD Y CRECIMIENTO ANTE EN ENVEJECIMIENTO DEMOGRÁFICO. Ana Cristina Mingorance Arnáiz Universidad San Pablo-CEU 1. Introducción. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), nació en 1997 gracias al impulso de Alemania y Francia, quienes pretendían evitar que los Estados miembros, tradicionalmente inestables desde un punto de vista económico, pudiesen poner en peligro con políticas fiscales excesivamente expansivas y el proceso de integración que se estaba fraguando. La existencia de una regla fiscal ha ayudado a los gobiernos de los países europeos a aplicar políticas económicas acordes con el objetivo de dotar a la Unión Monetaria Europea (UME) de la estabilidad fiscal requerida una vez que la moneda única se puso en circulación. El PEC funcionó relativamente bien en sus inicios, lo que le proporcionó la credibilidad pretendida. Si embargo, los hechos recientes, y las previsiones sobre la evolución de algunas variables, en concreto, el envejecimiento de la población y el efecto que puede tener sobre el gasto público, están arrojando ciertas dudas sobre su permanencia futura. Las críticas, que si bien existieron desde sus comienzos, se han multiplicado. Economistas, académicos y políticos, han levantado su voz poniendo en duda su escasa efectividad y su excesiva rigidez, y reclamando cambios en el mecanismo que regula las actuaciones fiscales de los gobiernos de los Estados miembros. El objetivo de este paper es analizar si, el más que previsible aumento del gasto social en pensiones será una amenaza más que dé la razón a todos aquellos que critican el PEC. Para ello, comenzaremos con una breve referencia a la regla fiscal europea, sus procedimientos y elementos fundamentales, así como su sistema de funcionamiento. En la tercera parte se analizan los argumentos empleados para el establecimiento de una regla fiscal, tratando de determinar si éstos tienen cabida en el caso concreto de la UME. La cuarta parte, y dejando de lado las críticas que tradicionalmente se han vertido Este trabajo es fruto del proyecto “La aplicación de la política fiscal y la política monetaria en la UEM” 12/02 de la citada Universidad. 1 sobre el PEC, recoge un análisis del efecto qué el envejecimiento de la población tendrá sobre el gasto social, y en consecuencia sobre el déficit público, con el fin de determinar si la inestabilidad que el envejecimiento demográfico puede llegar a generar sobre el PEC será lo suficientemente fuerte como para poner en peligro su superviviencia, reclamando cambios para su continuidad. Finalmente, en la quinta sección se presentan las principales conclusiones de este trabajo. 2. El funcionamiento de la regla fiscal europea La regla fiscal europea, es decir, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, nació en 1997 con objetivos muy diversos, entre los que merece una mención especial la coordinación de las políticas fiscales de los Estados miembros, cuya aplicación coherente se estaba haciendo insostenible al primarse el funcionamiento de las medidas discrecionales sobre los estabilizadores automáticos1. De este modo, la credibilidad del Banco Central Europeo en su lucha contra las altas tasas de inflación se vería reforzada, pues los límites al déficit y a la deuda ejercerían de control a la expansión de la demanda y al crecimiento de los precios. Para alcanzar estos fines fundamentales, el PEC se fijó un doble objetivo, uno a corto plazo con el que se pretende garantizar la disciplina y sostenibilidad económica limitando el déficit público de los Estados miembros al 3%, y otro en el medio largo plazo, gracias al cuál, los Estados miembros se comprometen a alcanzar posiciones presupuestarias de equilibrio o superávit, garantizando así la estabilidad a lo largo del ciclo2. El logro de ambos objetivos requeriría de ciertos compromisos por parte de los gobiernos de los países implicados, surge así un Pacto con dos mecanismos, el disuasorio, o también llamado procedimiento de déficit excesivo, y el preventivo o procedimiento de alerta rápida. El primer procedimiento, el de déficit excesivo, tiene por objeto desalentar los comportamientos fiscales no deseados, para lo que se dotó al PEC de tres elementos distintos, siendo el primero de ellos, los límites impuestos por las instituciones 1 Se entiende por política fiscal discrecional, el conjunto de medidas sobre gastos e ingresos del Estado, y que se derivan de una decisión gubernamental. Por su parte los estabilizadores automáticos son el conjunto de variaciones en los ingresos y gastos públicos, fruto de la adecuación automática, sin decisión del gobierno, de los instrumentos fiscales a la nueva situación económica. 2 La consecución del segundo objetivo deja margen suficiente para la obtención del primero, especialmente en periodos recesivos, cuando el funcionamiento de los estabilizadores automáticos se materializa en políticas fiscales expansivas que hacen crecer el déficit público. 2 comunitarias al crecimiento del déficit. El tope máximo al déficit público se sitúa en el 3% del PIB para todos los Estados miembros sin excepción. En el caso de que algún Gobierno supere dicha barrera quedará sometido al pago de sanciones que se constituye en el segundo elemento de este primer procedimiento. En las primeras fases del incumplimiento, cuando el Consejo decide abrir procedimiento de déficit excesivo contra un Estado miembro y éste no adopta las medidas correctoras necesarias, la sanción consiste en simples depósitos sin devengo de intereses. Su cuantía varía en función del déficit presentado por el país, no pudiendo superarse nunca el límite del 05% del PIB3. Si transcurridos 2 años el país sancionado ha adoptado las medidas adecuadas que le han permitido situar su déficit por debajo del límite máximo, el depósito le será devuelto, transformándose en multa en caso contrario4. El tercer elemento del procedimiento de déficit excesivo lo constituyen los motivos de excepcionalidad aceptados tanto por la Comisión como por el Consejo, y por los que se exime al país que presente déficit excesivo del pago de la sanción5. El segundo de los procedimientos que integran el PEC, el de alerta rápida, tiene por objeto facilitar el seguimiento y supervisión de las finanzas públicas de los Estados miembros, de modo que se puedan prever evoluciones no deseadas en las cuentas del Estado antes de que se manifiesten. Este procedimiento se compone de un único elemento, los Programas de Estabilidad o de Convergencia6 que todos los Estados están obligados a presentar anualmente, y en los que se recoge información sobre la evolución esperada de los principales indicadores macroeconómicos, así como de las medidas que se adoptarán para satisfacer las previsiones recogidas en el Programa. El Programa así elaborado queda sometido al examen, evaluación y supervisión multilateral del Consejo, la Comisión y el Comité Económico y Financiero, quienes determinan si las valoraciones económicas en las que se apoya el Programa son realistas, permitiendo las medidas propuestas alcanzar los objetivos planteados, si el objetivo previsto garantiza márgenes seguros para evitar el déficit excesivo, y si las 3 La sanción se compone de una cuantía fija equivalente al 0,2% del PIB del país que incumple, y una parte variable que depende del nivel de déficit presentado por el Estado miembro, pues será de un 0,1% del PIB por cada punto porcentual en el que el déficit supere el límite del 3% marcado en el PEC. 4 Las cuantías globales de las multas se reparten entre los países que presenten cuentas públicas saneadas. 5 Constituyen motivos de excepcionalidad, los acontecimientos que escapan al control de las autoridades y que afectan negativamente a las finanzas públicas, las recesiones económicas que den lugar a caídas del PIB de al menos un 2%, así como la existencia de déficit temporales que se corrijan en el plazo de 1 año. 6 Los Programas de Estabilidad para los países miembros de la zona euro, y los de Convergencia para los no integrantes de la UME. 3 medidas recogidas en el Programa favorecen la coordinación de las políticas económicas entre los Estados miembros. 3. Justificación a la existencia de una regla fiscal en la Unión Monetaria Europea. Analizados los aspectos fundamentales del PEC cabe preguntarse cuáles son las razones que justifican el establecimiento de una regla fiscal en la UE. Estos motivos son muy variados, y van desde los más sencillos de carácter general, hasta los más complejos y específicos, propios de las Uniones Monetarias como la UE. 3.1. Argumentos generales para la existencia de reglas fiscales. Entre los argumentos de carácter general se destacan fundamentalmente dos, el primero de ellos hace alusión a la tendencia de los gobiernos a incrementar el gasto público año tras año, mientras el segundo se centra en el efecto negativo que la participación excesiva del sector público puede provocar sobre el crecimiento económico. Respecto al primero de los argumentos indicar que, es la ilusión fiscal de los ciudadanos, que les lleva a sobrevalorar los beneficios del gasto público y a subestimar los costes de los mayores impuestos a los que deberán hacer frente en periodos futuros para sufragar los gastos actuales, lo que anima la participación pública en la economía. Tanto en Alesina y Perotti (1996) como en Kopits (2001) se recoge que, bajo determinadas circunstancias, tales como elecciones, cambio de partido en el poder… y dado que puede trasladar al futuro la deuda contraída, el Gobierno del país puede animarse a emprender acciones que mejoren su imagen actual ante los ciudadanos, debiendo ser el dirigente del mañana quien afronte el pago de dichas acciones. Por eso, y para evitar la tendencia de los Gobiernos a aplicar políticas fiscales expansivas que pueden generar efectos positivos en el corto plazo pero no así en el largo, se hace necesario limitar la participación pública en la economía imponiendo reglas fiscales de obligado cumplimiento. El propio BCE (2003a) reconoce que garantizar unas políticas fiscales saneadas y sostenibles impulsa el empleo y el crecimiento, y es además un complemento para la política monetaria orientada a la estabilidad de precios . En cuanto al segundo de los argumentos, indicar que, como recogen La Ferrara y Marcelino (2000), Morrison y Schwartz (1996), y Matha y otros (2001) en sus estudios, una participación excesiva del Gobierno en la economía puede llegar a generar un efecto crowding-out sobre la inversión privada que reduzca las tasas de crecimiento 4 económico inicialmente previstas. Además, con la inversión pública la volatilidad del output aumenta, haciendo necesario, como afirman Fatas y Mihov (2003), controlar el tamaño del sector público. Sin embargo, y junto al efecto expulsión del sector privado, en ocasiones la inversión pública crea las condiciones adecuadas para que se incremente la productividad y los beneficios de la inversión privada haciéndola más atractiva, surge así un efecto crowding-in que resulta favorable al crecimiento económico7, algo que se muestra en Lighart (2000) y García Milà y otros (1996). Si la inversión pública es capaz de generar efectos contrapuestos sobre la inversión privada, y consecuentemente sobre el crecimiento económico, y éste es uno de los argumentos empleados para justificar la adopción de reglas fiscales debemos preguntarnos cuál ha sido el efecto que la inversión pública ha tenido sobre la inversión privada de los Estados miembros de la UE. Sólo en el caso de que el efecto sea del tipo crowding-out quedaría justificado el empleo de reglas fiscales en la UE. Gráfico 1. Correlación entre la variación de la inversión pública y privada (1970-2003). Variación de la inversión privada 0,05 AUT RU 0 -0,14 -0,12 -0,1 -0,08 -0,06 -0,04 -0,02 0 IR -0,05 DIN BEL SUE ALE -0,1 UE-15 0,02 ES PO 0,04 GR 0,06 LUX 0,08 FR -0,15 IT PB -0,2 FI -0,25 -0,3 Variación de la inversión pública Fuente: Comisión Europea (2003c y 2003g) Como se puede comprobar en el gráfico 1, donde se recoge la correlación entre la inversión pública y privada en cada uno de los Estados miembros para el periodo 1970-2003, la relación cruzada ha sido distinta dependiendo del país al que nos refiramos. Así, mientras en Austria y el Reino Unido la reducción en la inversión estatal 7 Normalmente la inversión pública es capaz de crear mejores oportunidades para la inversión privada cuando se centra en infraestructuras tales como transporte, telecomunicación… 5 ha ayudado a incrementar la inversión privada, en otros Estados como Irlanda, España, Portugal, Grecia y Luxemburgo el incremento en la inversión pública ha desplazado a la inversión privada. En ambos casos se puede hablar de un efecto crowding-out de la inversión pública, de modo que una regla fiscal que limite la inversión del sector público puede favorecer el crecimiento económico. Por su parte en Dinamarca, Alemania, Bélgica, Suecia, Países Bajos, Francia, Italia y Finlandia, la inversión pública y privada se han movido en el mismo sentido, ambas de forma descendente, lo que si bien no nos permite hablar de un efecto crowding-in, tampoco nos permite hacerlo de uno crowding-out. Para estos países la adopción de una regla fiscal que pueda dar lugar a caídas en el nivel de inversión pública podría resultar negativa8. 3.2. Argumentos específicos de una Unión Monetaria para la existencia de reglas fiscales. Junto a los argumentos de carácter general que en el caso de algunos Estados miembros justifican la existencia de reglas fiscales, existen otros argumentos aplicables sólo al caso de Uniones Monetarias. Así podemos indicar en primer lugar que, en una Unión Monetaria como la UE, es, no sólo aconsejable, sino también esencial, proporcionar las condiciones económicas necesarias que otorguen independencia y credibilidad a su institución monetaria, el BCE. Como Bofinger (2003) y el BCE (2004) afirman, el PEC, resultado más de la necesidad que del debate, se basa en la filosofía de que el déficit fiscal es la principal causa de las altas tasas de inflación en los países europeos. De este modo, la aplicación de políticas económicas disciplinadas por parte de los Gobiernos nacionales, con saldos presupuestarios positivos o cercanos al equilibrio, ayudará a la estabilidad de precios y a la consecución de un euro estable frente a las principales monedas de reserva, objetivos ambos deseados por el BCE9. La cuestión es por tanto determinar, sí realmente la política fiscal puede generar un efecto lo suficientemente importante y negativo sobre la estabilidad de precios, perjudicando así la labor del BCE, como para hacer necesario un compromiso fiscal. 8 Resultados similares pueden observarse en el estudio llevado a cabo por la Comisión y recogido en Comisión Europea (2003a). 9 Una política fiscal laxa obliga al Estado que la aplica a emitir títulos de deuda pública. Su colocación masiva en el mercado presiona a las autoridades monetarias que intervienen en el mercado adquiriendo la deuda emitida o reduciendo los tipos de interés. Ambas medidas ponen en peligro la estabilidad de 6 Para dar respuesta a esta pregunta hemos acudido al análisis de la correlación existente entre las tasas de inflación y el saldo presupuestario total en cada uno de los Estados miembros de la UE a lo largo del periodo 1990-2003. Cuando la correlación es de carácter negativa la aplicación de una regla fiscal que limite el déficit público debe considerarse positiva para la independencia del BCE resultando innecesaria en caso contrario. Del gráfico 2 se deduce, que para la mayoría de los países miembros de la UE la relación cruzada entre la tasa de inflación y el saldo presupuestario total es negativa, o lo que es lo mismo, a medida que el Gobierno del país se disciplina y el déficit público tiende a convertirse en superávit, la tasa de inflación se reduce, es el caso de Bélgica, Alemania, Grecia, España, Italia, Austria, Portugal, y el conjunto de la Unión Europea. Lo mismo ocurre en Dinamarca, Francia y Reino Unido, aunque con una menor pendiente. Una situación muy distinta es la experimentada por los Países Bajos, Finlandia, Luxemburgo, Suecia e Irlanda, países en los que la disciplina fiscal parece perjudicar el control de los precios. La necesidad del PEC varía por tanto según países. Gráfico 2. Correlación entre la tasa de inflación y el saldo presupuestario total como porcentaje del PIB en la UE (1990-2003) Bélgica Dinamarca 1992 Tasa de Inflación Tasa de Inflación 5 1993 4 1990 3 1991 1994 1998 2 1995 1996 1997 1 1999 2002 2001 2003 2000 0 -10,0 -8,0 -6,0 -4,0 -2,0 0,0 2,0 1992 1991 1993 -4,0 Saldo Presupuestario Total 4 3,5 2000 3 1996 2,5 1997 2003 2001 2 1999 1,5 1 2002 1998 0,5 0 1990 -3,0 1994 1995 -2,0 -1,0 0,0 1,0 2,0 3,0 Alemania Grecia 25 1993 -4,0 4 1990 1994 3 2 2001 1998 1999 1997 1996 -5,0 5 1991 1995 2002 2003 -3,0 Tasa de Inflación Tasa de Inflación 6 1992 -2,0 1 -1,0 4,0 Saldo Presupuestario Total 0 2000 -1 0,0 1,0 2,0 20 1992 15 1994 1993 1995 -20,0 Saldo Presupuestario Total 1991 1990 -15,0 1996 -10,0 10 19971998 2003 5 2001 2002 2000 1999 0 -5,0 Saldo Presupuestario Total (Continúa) precios dañando la credibilidad del BCE, quién antepone a las decisiones monetarias las adoptadas por los gobiernos nacionales en materia fiscal. 7 0,0 Francia 8 7 1991 6 5 2001 2002 4 2003 2000 1996 3 1998 1999 2 1997 1 0 -4,0 -2,0 0,0 Tasa de Inflación España Tasa de Inflación 1990 1992 1995 1993 1994 -8,0 -6,0 1991 1990 1993 1992 1995 1994 2003 1996 -7,0 -6,0 2,0 -5,0 -4,0 1991 1990 -4,0 2003 -2,0 1999 1996 2 1994 2000 1997 0 -2 0,0 2,0 4,0 1991 Tasa de Inflación Tasa de Inflación 1992 2001 4 6,0 1995 1996 1992 1993 -14,0 -12,0 -8,0 1993 1994 1992 1997 1995 1998 1999 1991 1996 2002 0 2 2000 1990 2001 4 Saldo Presupuestario Total 6 1990 1990 1996 2000 2003 1997 1999 1998 -4,0 -3,0 -4,0 -2,0 0,0 -1,0 1991 1994 1993 -8,0 -6,0 Tasa de Inflación 1992 1 0 -10,0 -5,0 Tasa de Inflación 1990 1996 1998 2000 3 2 -1 0,0 2001 2003 -4,0 -2,0 14 12 10 8 6 4 2 0 0,0 Saldo Presupuestario Total 5 1991 4,0 Suecia 6 1997 1998 2001 19971999 2000 2003 1996 2002 1995 -10,0 1,0 1992 7 1994 2,0 1990 Finlandia 4 1999 1 -2,0 Saldo Presupuestario Total 1995 2 1998 Saldo Presupuestario Total 4 3,5 3 2,5 2 2001 1,5 2002 1 0,5 0 0,0 1992 1993 1997 1993 1996 0 -6,0 8 2000 3 Portugal 1995 1993 -2,0 4 2002 1991 1992 1994 2003 1995 Tasa de Inflación Tasa de Inflación 1991 -5,0 -4,0 2001 5 Austria -6,0 -6,0 6 7 6 5 4 3 2 1 0 1994 2001 2000 1997 20032002 1998 9 8 7 6 5 4 3 21999 1 0 0,0 Países Bajos Tasa de Inflación Tasa de Inflación 1994 -10,0 Luxemburgo -2 0,0 Saldo Presupuestario Total Saldo Presupuestario Total 2003 -1,0 1990 1998 1995 -2,0 Italia 8 6 -3,0 Saldo Presupuestario Total Irlanda 2002 2000 1999 Saldo Presupuestario Total 1993 2001 2002 1997 1998 3,5 3 2,5 2 1,5 1 0,5 0 2002 1999 5,0 10,0 10 1991 1990 8 6 1993 1994 -15,0 4 1995 -10,0 2003 2 1992 1996 1997 0 -5,0 2001 2002 2000 1999 1998 0,0 Saldo Presupuestario Total Saldo Presupuestario Total (Continúa) 8 5,0 10,0 -10,0 Unión Europea 15 8 1990 7 1991 6 5 1992 4 1996 2002 1998 3 1997 1999 1993 1995 2 2001 2003 1994 1 0 -8,0 -6,0 -4,0 -2,0 0,0 2,0 2000 4,0 6,0 6 1990 Tasa de Inflación Tasa de Inflación Reino Unido 1992 5 1991 4 1993 1995 1996 1994 2002 2003 1997 1998 3 2001 2 1999 2000 1 0 -8,0 Saldo Presupuestario Total -6,0 -4,0 -2,0 0,0 2,0 Saldo Presupuestario Total La tasa de inflación se expresa como el deflactor del PIB a precios constantes de 1995. Fuente: COMISIÓN EUROPEA (2003d) Por otro lado, en el gráfico 3 se recoge el efecto que el saldo presupuestario medio ha generado sobre la tasa de inflación en cada uno de los Estados miembros durante el periodo de funcionamiento del PEC. En él observamos como los países con saldos medios negativos presentan en general tasas de inflación más elevada que aquellos otros cuyas cuentas públicas presentan saldo positivo. La excepción la constituye Irlanda, país que pese a presentar un superávit medio de casi el 1% respecto al PIB en el periodo analizado, ha mostrado tasas de inflación del 4%10. Gráfico 3. Correlación entre la tasa de inflación media y el saldo presupuestario medio como porcentaje del PIB en la UE (1999-2003) Tasa de Inflación media 5 ES PO GRE IR 4 PB 3 LUX DIN IT 2 FR AUT ALE BEL FI SUE 1 0 -4 -3 -2 -1 -1 0 1 2 RU 3 4 5 -2 Saldo Presupuestario Total medio La tasa de inflación se expresa como el deflactor del PIB a precios constantes de 1995. Fuente: COMISIÓN EUROPEA (2003d) Los resultados obtenidos, que contradicen el estudio de Bofinger (2003), para quién parece no haber correlación sistemática entre el déficit fiscal y la tasa de 10 Una explicación a este hecho podría encontrarse en los fuertes crecimientos experimentados por el PIB en la economía irlandesa desde comienzos de la década de los 90, así como a la corrección en el nivel de deuda, que han terminado por provocar un cierto recalentamiento económico acelerando las tasas de inflación en los últimos años. 9 inflación, nos permiten concluir que el PEC es una regla fiscal que colabora con la independencia del BCE. Éste argumento resulta fundamental para justificar el empleo de reglas fiscales, pero existen otras razones de peso para su establecimiento. Así podemos decir que la necesidad de un compromiso fiscal surge al no existir incentivos de mercado que animen a la disciplina de forma voluntaria. Becker (2002), Beestma y Bovenberg (1999), y Dehesa (2002) reconocen que mientras el análisis coste beneficio de las políticas fiscales expansivas siga resultando favorable a los beneficios para el país que las aplica, carece de sentido aceptar como posible la reducción voluntaria del déficit público. Además, como cita la Comisión Europea (1990) y Masson y Taylor (1993), hay que tener en cuenta que en ausencia de un mercado financiero europeo, debiendo los Estados miembros financiarse en el mercado internacional, es la UME en su conjunto, y no el Estado indisciplinado, quien soporta el coste de las políticas fiscales expansivas. Sin embargo, no debemos dejar de recordar que este argumento es rechazado por algunos economistas, como Von Hagen y Eichengreen (1996) para quienes existen Federaciones tales como la Unión Monetaria de Bélgica, Luxemburgo y Estados Unidos… que en ausencia de reglas fiscales han alcanzado un comportamiento estable y disciplinado de las autoridades fiscales de sus Estados miembros11. Todos estos argumentos son motivos más que suficientes para animar a los Estados miembros de un proceso de integración como el europeo a adquirir un compromiso fiscal que garantice las actuaciones disciplinadas y favorezca la estabilidad y el crecimiento económico. 4. La viabilidad futura del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Una vez entendido el funcionamiento del PEC y sometidos a evaluación los argumentos que justifican la existencia de una regla fiscal en una Unión Monetaria 11 Carbajo, A. (2002) rechaza la propuesta de Von Hagen y Eichengreen (1996) al afirmar que el modelo americano no es aplicable al caso europeo, pues la experiencia americana data de más de 200 años cuando los mercados financieros no se encontraban plenamente integrados, mientras la europea es muy reciente, la construcción del mercado interior precedió en mucho a la Unión Monetaria, algo que no se ha producido en Europa, donde ambas integraciones se han producido al unísono, además la movilidad de la mano de obra en Estados Unidos es amplia al no existir barreras lingüísticas y culturales, y su mercado de trabajo flexible, algo que no ocurre en la UE, lo que hace del primero un área monetaria optima. 10 como la europea12, llega el momento de preguntarse sí ¿es el PEC la regla fiscal más adecuada para los Estados miembros?. Desde un punto de vista puramente teórico el PEC parece ajustarse relativamente bien a algunas de las características exigidas a una regla fiscal. Así, políticamente se le pide estar claramente definida, ser transparente, sencilla y de obligado cumplimiento, mientras que por motivos económicos se le pide un cierto grado de flexibilidad, una capacidad de ajuste a la situación económica del país y una cierta consistencia y eficiencia. Si bien el PEC parece satisfacer algunas de las propiedades requeridas por motivos políticos, anda lejos de cumplir las que se exigen por razones económicas. Tanto Kopits y Symanski (1998), quienes reconocen en el PEC una regla claramente definida, sencilla, creíble e integrada en los diferentes procesos de coordinación de las políticas económicas, como Buiter (2003) que reduce estas características a la de la sencillez y la de asegurar la solvencia del Estado y Creel (2003) quién sólo le otorga la primera de las características, la sencillez, así parecen indicarlo. Son por tanto muchos los frentes abiertos en los que el PEC debe mejorar, y que han dado lugar a multitud de críticas13 y peligros que amenazan la continuidad del PEC como regla fiscal de la UE. Algunas de estas críticas se han quedado simplemente en el papel, pero otras se ven confirmadas por los hechos y las previsiones sobre la evolución futura de la economía europea presagiando el ocaso de una regla fiscal necesaria pero incompleta. A continuación analizaremos, y dejando de lado las críticas que tradicionalmente han recaído sobre el PEC, tales como su carácter pro-cíclico, o su uniformidad en el trato a los Estados miembros, el modo en que el envejecimiento de la población afectará al déficit público, y por ende al PEC. 4.1. Gasto en inversión y evolución del gasto en pensiones. El PEC ha ayudado a los Gobiernos de algunos países a solucionar sus problemas presupuestarios pasando de una posición deficitaria a otra donde los ingresos y gastos públicos se equilibran. El gráfico 4, donde se recoge la evolución del saldo presupuestario total en los distintos Estados miembros para el periodo 1970-2003 así lo 12 Con los datos analizados hasta ahora podemos afirmar que sólo los Países Bajos, Finlandia y Suecia, parecen no necesitar de una regla fiscal, cuyo establecimiento lejos de beneficiarles, les ha perjudicado. 13 La falta de transparencia, su escaso grado de flexibilidad para adaptarse a shocks externos, la poca capacidad de control sobre la actuación inadecuada de las autoridades, el comportamiento pro-cíclico de la política fiscal, la imparcialidad, su escasa vigencia en el largo plazo y su incapacidad para ajustarse a la 11 indica. En él se observa como ciertos países tradicionalmente deficitarios como Bélgica, Grecia, España, Italia, Irlanda, y Países Bajos, comenzaron a mejorar su posición presupuestaria alcanzando posiciones cercanas al saldo cero sólo a partir de la entrada en vigor del PEC. Gráfico 4. Evolución del Saldo Presupuestario Total expresado como porcentaje del PIB en la UE. Datos para el periodo (1970-2003) Bélgica Dinamarca Alemania Grecia España Francia Irlanda Italia (Continúa) situación económica y a las condiciones de partida del país, son algunos de los aspectos que se echan en falta en el PEC. 12 Luxemburgo Países Bajos Austria Portugal Finlandia Suecia Reino Unido Unión Europea-15 Fuente: Comisión Europea (2003c y 2003g) La cuestión es saber si la mejora en las finanzas públicas se ha producido como algunos afirman a costa de una reducción del gasto público en inversión, o más bien se ha conseguido por las presiones ejercidas sobre el gasto público social14. Para dar 14 Peletier, Dur y Swank (1999) sostienen que cuando la regla fiscal fija un límite máximo al déficit público, el Gobierno encuentra incentivos en reducir su gasto público en inversión, financiado normalmente con ingresos corrientes, pudiendo así contar con un mayor número de fondos que destinar a 13 respuesta a esta pregunta lo primero que hay que analizar es la evolución de gastos e ingresos del Gobierno, evolución que se recoge en el gráfico 5 para todos los Estados miembros en el periodo comprendido entre 1991 y 2003. En el caso de que la mejora en el saldo presupuestario de los Estados miembros sea el resultado de un incremento en los ingresos públicos, la crítica como tal carecerá de sentido, y deberíamos en tal caso, centrarnos en si esos mayores ingresos son fruto de una mayor presión fiscal sobre los ciudadanos, lo que podría haber repercutido negativamente en la inversión privada. Gráfico 5. Evolución del Saldo Presupuestario Total expresado como porcentaje del PIB en la UE. Datos para el periodo (1970-2003) Bélgica Dinamarca Alemania Grecia España Francia 46 44 42 40 38 36 Ingresos 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 34 Gastos (Continúa) gastos corrientes y sociales mucho más valorados por la sociedad. Esta misma idea aparece en Balassone y Franco (2000). 14 Irlanda Italia Luxemburgo Países Bajos Austria Portugal Finlandia Suecia (Continúa) 15 Reino Unido Unión Europea-15 Fuente: COMISIÓN EUROPEA (2003d) Del gráfico 5 se deduce que en general el saneamiento de las finanzas públicas de los Estados miembros se ha logrado gracias a una reducción en el gasto público, que en la mayoría de los casos se ha acompañado además de un incremento en los ingresos estatales. La excepción la constituyen Países Bajos y Portugal, que mantienen sus gastos e ingresos en relación al PIB a lo largo del periodo considerado, Grecia que mantiene el nivel de gastos, aunque eleva los ingresos, y Finlandia y Suecia que si bien reducen gastos no elevan los ingresos públicos. Debemos destacar también el caso de Alemania, que a partir del año 2000 ve como se disparan sus gastos al tiempo que sufre recortes importantes en sus ingresos, lo que le ha llevado a la situación actual de incumplimiento del PEC. También Francia, que aunque sin llegar a alcanzar a lo largo del periodo considerado un saldo favorable a los ingresos públicos , ha visto cómo, a partir del año 2000, sus gastos públicos se han disparado, rompiendo así la ligera tendencia de descenso que venía experimentando desde el año 199315. La pregunta por tanto sigue abierta, siendo necesario para resolverla comparar la evolución del gasto público en inversión con la experimentada por el gasto público social en todos los Estados miembros y para el mismo periodo temporal. Los datos recogidos en el gráfico 6 permiten extraer conclusiones contrapuestas. Así, la experiencia de países como Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Austria, Países Bajos, y Reino Unido, parecen dar la razón a quienes como Balassone y Franco (2000), Blanchard y Giavazzi (2003), Buiter y Grafe (2002) y Buti, Eijffinger y Franco (2003) sostienen que la mayor estabilidad presupuestaria se ha logrado gracias a la reducción 15 El análisis sobre la consolidación presupuestaria en los Estados miembros recogida en Buti y Giudice (2002) llega a conclusiones similares, pues en su estudio se recoge que todos los países excepto Dinamarca, Francia, Grecia y Portugal consolidan sus cuentas públicas gracias a variaciones en los gastos. 16 de la inversión pública, loo que perjudica, o al menos puede hacerlo, el crecimiento económico16. Sin embargo, en otros Estados miembros como en Irlanda, el equilibrio en las cuentas públicas se ha alcanzado como consecuencia de la caída en el gasto social y pese al incremento de la inversión pública. Un caso especial lo constituyen Suecia, Finlandia y España, donde la caída del gasto social ha superado con creces a la de la inversión pública, y ha permitido a estos países alcanzar el superávit presupuestario17. Gráfico 6. Evolución del gasto público social y del gasto público en inversión expresados como porcentaje del PIB en la UE (1991-2003) Bélgica Dinamarca Alemania Grecia España Francia (Continúa) 16 Del cruce de los resultados aquí obtenidos, con los que se obtuvieron en el gráfico 1, se puede afirmar que sólo en Austria y el Reino Unido es posible que la caída en la inversión pública ayude al incremento de la inversión privada, siendo el resultado sobre el crecimiento económico, y dada la mayor eficiencia del sector privado, positivo. 17 En el caso concreto de España se aprecia un incremento muy pronunciado de la inversión pública a partir del año 2000. 17 Irlanda Italia Luxemburgo Países Bajos Austria Portugal Finlandia Suecia Reino Unido Unión Europea 15 Los datos para la economía española abarcan el periodo 1995-2003, lo mismo ocurre en el caso de la UE15. Por su parte para Suecia se ofrecen datos desde 1993 hasta 2003. Fuente: COMISIÓN EUROPEA (2003d) 18 De los gastos sociales, es el gasto público en protección social el que más nos interesa, debiendo destacarse el hecho de que la evolución del citado gasto expresado como porcentaje del PIB haya sido fluctuante a lo largo de la década de los 90. En la tabla 1 observamos como este gasto se sometió a crecimientos marcados en la primera mitad de la década en todos los Estados miembros, mientras en la segunda, la tendencia varía de unos Estados miembros a otros. Así, en países como Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Países Bajos, Finlandia, Suecia y Reino Unido, el gasto social en protección cae debido en parte al fuerte crecimiento del PIB durante esos años. Por su parte, Alemania, Grecia, Italia y Portugal, mantuvieron la senda de crecimiento que habían iniciado en la primera mitad de la década. Tabla 1. Evolución del gasto en protección social como porcentaje del PIB en la UE (1991-2000) 1991 1993 1996 1998 1999 2000 Bélgica 27,1 29,3 28,6 27,4 27,6 26,7 Dinamarca 29,7 31,9 31,4 29,8 30,2 28,8 Alemania 26,1 28,4 29,9 29,6 29,3 29,5 Grecia 21,6 22,1 22,9 25,5 24,2 26,4 España 21,2 24,0 21,9 20,2 20,6 20,1 Francia 28,4 30,7 31,0 30,2 30,5 29,7 Irlanda 19,6 20,2 17,8 14,8 15,5 14,1 Italia 25,2 26,4 24,8 25,3 25,0 25,2 Luxemburgo 22,5 23,7 24,0 21,8 21,7 21,0 Países Bajos 32,6 33,6 30,1 28,0 28,4 27,4 Austria 27,0 28,9 29,5 28,8 28,4 28,7 Portugal 17,2 21,0 21,2 22,6 22,1 22,7 Finlandia 29,8 34,6 31,6 26,7 27,3 25,2 Suecia 34,3 39,0 34,7 32,9 33,4 32,3 Reino Unido 25,7 29,0 28,1 26,5 26,9 26,8 UE-15 26,4 28,8 28,4 27,5 27,6 27,3 Fuente: Comisión Europea (2003b) Hay que tener en cuenta que todas las partidas que se incluyen en el gasto en protección social no tienen el mismo peso ni han experimentado las mismas variaciones. En el gráfico 7 se recoge la participación de las distintas partidas en el gasto social para el conjunto de la UE-15. De ellos el gasto en pensiones y el sanitario son los que mayor presupuesto tienen, y también son aquellos cuya evolución más preocupa a la Comisión. Tanto el gasto social en pensiones como los gastos en el cuidado sanitario han evolucionado positivamente en las últimas décadas, aunque el fuerte crecimiento del PIB y las mejoras del mercado de trabajo han sido, según la COMISIÓN EUROPEA (2003e), elementos claves para evitar el incumplimiento del PEC por parte de los Estados miembros, al menos hasta el momento actual. 19 Gráfico 7. Distribución del gasto público en protección social según partidas para el conjunto de la UE (2000) Discapacidad 8,1% Desempleo 6,3% Vivienda y exclusión social 3,7% Jubilación y Superviviente 46,4% Sanidad 27,3% Familia e hijos 8,2% Fuente: Comisión Europea (2003b) Además, de los distintos tipos de gasto en pensiones, es el de pensiones por envejecimiento el que cubre la mayor parte del presupuesto estatal, tal y como se ve en el gráfico 8. Gráfico 8. Reparto del gasto en pensiones en los distintos Estados miembros (2000) 100% 80% Otras 60% Sobrevivencia Discapacidad 40% Envejecimiento 20% UE-15 RU SUE FI PO AUT PB LUX IT IR FR ES GR ALE DIN BEL 0% Fuente: COMISIÓN EUROPEA (2003f) Por otro lado, y dada la correlación existente entre el gasto en pensiones y el nivel de déficit público, algo que puede observarse en el gráfico 9, podemos afirmar que si bien a fecha de hoy en día, no puede afirmarse que el gasto en pensiones sea motivo de preocupación para los gobiernos de la mayoría de los Estados miembros, es muy posible que si lo sea en un futuro cuando aumente el gasto en pensiones, pues en 10 de los 15 países miembros la correlación existente entre el gasto en pensiones como porcentaje del PIB y el saldo presupuestario es positiva. 20 Gráfico 9. Correlación entre el gasto en pensiones y el saldo presupuestario como porcentaje del PIB en los Estados miembros (1991-2000) Bélgica Dinamarca 11,5 Gasto en pensiones Gasto en pensiones 13,5 13,0 1993 12,5 1991 12,0 1997 1998 11,5 1999 2000 11,0 -8,0 -6,0 -4,0 -2,0 0,0 2,0 1997 1998 11 1993 10 1991 9,5 -4,0 -2,0 Saldo presupuestario total 0,0 1993 1991 -2,0 -1,0 0,0 1,0 13 13,4 13,2 13 12,8 12,6 12,4 12,2 12 11,8 11,6 2000 Gasto en pensiones Gasto en pensiones 1999 -3,0 2,0 1999 2000 12 1997 1993 11,5 1991 11 10,5 -15,0 -10,0 2000 1998 10 1999 9,8 9,6 1991 9,4 9,2 -4,0 -2,0 0,0 1998 1993 12,6 -8,0 -6,0 -4,0 Gasto en pensiones Gasto en pensiones 1997 1998 1999 0,0 2000 2,0 4,0 6,0 14,5 14 1991 13,5 -15,0 -10,0 0,0 2000 10 8 6 4 1999 2 0 6 8 20 Gasto en pensiones Gasto en pensiones -5,0 Países Bajos 1997 4 1998 Saldo presupuestario total 14 12 1998 2 15,5 1999 15 Luxemburgo 0 0,0 2000 1993 Saldo presupuestario total 1993 -2,0 Italia 1 0 1991 12,8 1991 1997 5 4 3 2 13,2 Saldo presupuestario total 7 6 -2,0 13,4 13 Irlanda -4,0 13,6 1999 2000 Saldo presupuestario total 1993 13,8 1997 Gasto en pensiones Gasto en pensiones 10,2 1991 0,0 Francia 10,4 1997 -6,0 -5,0 Saldo presupuestario total España -8,0 12,5 1998 Saldo presupuestario total 1993 4,0 Grecia 1998 -4,0 2,0 Saldo presupuestario total Alemania 1997 1999 2000 10,5 Saldo presupuestario total 1993 1991 15 1997 1998 5 0 -4,0 -3,0 -2,0 -1,0 0,0 1,0 Saldo presupuestario total (Continúa) 21 2000 1999 10 2,0 3,0 Austria Portugal Gasto en pensiones 14,2 1997 14,1 2000 1998 14 1999 13,9 1991 13,8 13,7 -5,0 -4,0 -3,0 -1,0 0,0 1998 1993 1997 8 1991 6 4 2 0 -10,0 -8,0 -4,0 -2,0 Suecia 1999 1998 2000 0,0 5,0 10,0 1993 14 13,5 1997 1991 13 1997 1998 12,5 1999 12 2000 11,5 -15,0 -10,0 -5,0 0,0 5,0 Saldo presupuestario total Unión Europea-15 12,4 12,2 12 11,8 11,6 11,4 13 1993 2000 1998 1999 11,2 11 0,0 5,0 Gasto en pensiones 1993 -5,0 0,0 14,5 16 14 1991 12 1997 10 8 6 4 2 0 Reino Unido Gasto en pensiones -6,0 Finlandia Saldo presupuestario total -10,0 10 1999 Saldo presupuestario total -5,0 12 2000 Saldo presupuestario total 1993 -10,0 -2,0 Gasto en pensiones Gasto en pensiones Gasto en pensiones 14,3 1993 1997 1998 12,8 1999 12,6 2000 12,4 12,2 1991 12 11,8 -8,0 -6,0 -4,0 -2,0 0,0 Saldo presupuestario total Saldo presupuestario total Fuente: COMISIÓN EUROPEA (2003e) Los estudios llevados a cabo por el Grupo de Trabajo sobre el Envejecimiento de la Población hacen prever cambios importantes. El Grupo de Trabajo estima fuertes aumentos en la tasa de dependencia de la tercera edad18 tal y como se observa en el gráfico 10, donde vemos como algunos Estados miembros experimentarán tasas de variación superiores al 100%, es el caso de España, Irlanda, Italia, Países Bajos, Austria, Portugal y Finlandia. Y aunque las mejoras en el mercado de trabajo pueden ser lo suficientemente importantes como para evitar que la tasa de dependencia económica efectiva19 se dispare tal y como afirma la COMISIÓN EUROPEA (2001a), lo cierto es que las estimaciones realizadas y recogidas en el gráfico 11, prevén incrementos del gasto público en pensiones como porcentaje del PIB de aquí al 2050 que varían entre el 18 Llamamos tasa de dependencia de la tercera edad a la relación por cociente entre la población con más de 65 años y la población en edad de trabajar. 19 Llamamos tasa de dependencia económica efectiva a la relación por cociente entre la población con más de 65 años y la población realmente empleada. 22 2,0 (-1,1%) del Reino Unido y el (12,2%) de Grecia20, dejando al descubierto un cierto riesgo de insostenibilidad de las finanzas públicas21. Gráfico 10. Evolución de la tasa de dependencia de la tercera edad en los Estados miembros (20002050) 70 60 50 40 30 20 10 0 BEL DIN ALE GR ES FR IR IT 2000 LUX 2025 PB AUT PO FI SUE RU UE15 2050 Fuente: COMISIÓN EUROPEA (2001a) Gráfico 11. Evolución prevista del gasto público en pensiones como porcentaje del PIB en la UE (2000-2050) Bélgica Dinamarca 16 13,3 14 13,7 16 13,3 11,4 12 10 12 9,9 10 10 8 8 6 14 13,3 10,5 2,9 4 2 2 0 0 2000 2010 2020 2030 2040 2050 VA R 2000 2010 2020 Alemania 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 14,5 12,5 6 3,3 4 13,8 14 15,5 11,8 2030 2040 2050 23,8 24,8 VA R Grecia 16,6 16,9 30 25 12,6 19,6 11,2 20 15 5 15,4 12,6 12,6 2000 2010 12,2 10 5 0 2000 2010 2020 2030 2040 2050 VA R 2020 2030 2040 2050 VA R (Continúa) 20 De los factores que influyen en la evolución prevista del gasto en pensiones, es el envejecimiento de la población, según la COMISIÓN EUROPEA (2001a), el que tendrá una mayor influencia, no logrando compensar su efecto el resto de factores (empleo, generosidad de las pensiones y número de beneficiarios). 21 Debe tenerse en cuenta que las proyecciones realizadas sobre el gasto en pensiones son antes de impuestos, lo que podría tener efectos significativos en algunos países. 23 España 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 Francia 16 18 16 14 17,3 12,6 9,4 8,9 9,9 7,9 16 15 12,1 12 10 8 6 3,8 4 2 0 2000 2010 2020 2030 2040 2050 VA R 2000 2010 2020 Irlanda 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 7,6 4,6 8,3 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 9 5 2010 4,4 2020 2030 2040 2050 13,8 9,2 7,4 7,5 2040 2050 VA R 14,8 15,7 15,7 14,1 0,3 2000 VA R 13,9 2010 Luxemburgo 10 2030 Italia 6,7 2000 8 15,8 13,1 2020 2030 2040 2050 14,1 13,6 VA R Países Bajos 9,5 9,3 16 8,2 13,1 14 11,1 12 10 6 9,1 7,9 8 4 5,7 6 1,9 4 2 2 0 0 2000 2010 2020 2030 2040 2050 VA R 2000 2010 2020 Austria 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 18,1 14,5 14,9 2040 2050 13,8 13,2 VA R Portugal 18,3 16 16 17 13,1 14 12 13,6 11,8 9,8 10 8 6 3,4 4 2,5 2 0 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2000 VA R 2010 2020 Finlandia 18 14,9 16 14 12 2030 2040 2050 VA R Suecia 16 15,9 12 12,9 11,3 2030 10 11,6 10,7 9 11,4 11,4 10,7 9,6 8 10 8 6 4 4,7 6 4 2 1,7 2 0 0 2000 2010 2020 2030 2040 2050 2000 VA R (Continúa) 24 2010 2020 2030 2040 2050 VA R Reino Unido 6 5,5 5,1 5,2 4,9 5 Unión Europea-15 16 5 4,4 4 12 3 10 2 8 1 6 0 4 -1 2 -1,1 -2 2000 2010 2020 2030 2040 2050 13 14 10,4 13,6 13,3 11,5 10,4 3,2 0 2000 VA R 2010 2020 2030 2040 2050 VA R Fuente: COMISIÓN EUROPEA (2003e) A este hecho, ya de por sí inquietante, tenemos que unir la tendencia de la financiación del gasto social, que recae cada vez en mayor medida sobre las contribuciones generales del Estado, restando importancia a las contribuciones sociales de empresarios y trabajadores como fuente de financiación. En el caso de Bélgica, Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y Portugal, pese a que la financiación del gasto social recae mayoritariamente en las contribuciones sociales, el peso de los ingresos generales ha aumentado de 1991 a 2000, tal y como se muestra en el gráfico 12. merecen una atención especial Dinamarca e Irlanda, países en los que si bien no ha aumentado la participación de los ingresos generales del Estado en la financiación del gasto social, ésta es ya de por sí excesivamente alta. Gráfico 12. Fuentes de financiación del gasto social en la UE (1991 y 2000) 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 1991 BEL 1991 D IN 1991 AL E 1991 GR 1991 ES 1991 FR 1991 IR Ingres os generales 1991 IT 1991 LUX 1991 PB 1991 AU T Contribuc iones s oc iales 1991 PO 1991 FI 1991 SU E 1991 RU 1991 U E-1 5 Otros ingres os Fuente: Comisión Europea (2003c) Para medir la sostenibilidad de las finanzas públicas en un futuro, fruto del incremento de los gastos sociales, se han desarrollado dos indicadores, el de la deuda 25 pública22 y el del gap impositivo23. Ambos indicadores, recogidos en la tabla 2 bajo distintos escenarios, muestran, como ya se ha adelantado, que los Estados miembros tendrán difícil satisfacer el PEC en un periodo futuro, dificultad que aumenta cuando el número de Estados miembros que satisfacen los objetivos del PEC se reduce. En concreto, si nos fijamos en el índice de la deuda vemos como éste comienza a aumentar hasta niveles de insostenibilidad, en la mayoría de los Estados miembros, a partir del 2030. Por su parte, el indicador del gap impositivo, con signo positivo en la mayoría de los Estados miembros, nos indica que de seguir por el mismo camino las finanzas públicas se harán insostenibles. Tabla 2. Indicadores de la sostenibilidad del PEC (2010-2050) Evolución prevista de los niveles de deuda Gap impositivo Cumplimiento objetivos del Posición presupuestaria Cumplimiento objetivos del Posición presupuestaria PEC 20061 20022 PEC 20061 20022 2010 2030 2050 2010 2030 2050 T1 T2 T3 T1 T2 T3 BEL 70 -21 -108 66 -41 -154 -1,7 -2,0 0,1 -2,4 -2,7 -0,5 DIN 26 -23 -51 9 -79 172 -0,9 -1,3 0,1 -2,7 -3,1 -2,0 ALE 49 56 89 75 186 384 1,0 0,6 2,0 4,8 4,5 5,7 GR 70 48 160 70 64 201 2,0 1,7 4,8 2,6 2,3 5,5 ES 38 17 89 33 4 59 1,1 0,7 2,4 1,0 0,6 2,4 FR 54 107 248 62 144 335 3,7 3,5 4,6 4,8 4,5 5,7 IR 33 85 220 22 52 153 3,4 2,9 5,1 2,4 1,8 4,0 IT 77 17 -38 88 72 91 -0,8 -1,0 0,3 0,9 0,6 1,9 LUX 2 16 51 4 18 52 1,2 0,2 2,5 1,0 0,3 2,6 PB 39 48 99 37 43 91 1,2 0,7 4,6 1,0 0,6 4,5 AUT 59 88 123 61 39 19 2,6 2,1 3,4 1,0 0,6 1,9 PO 46 51 107 61 120 281 1,3 1,0 2,0 3,7 3,3 4,3 FI -25 -48 -39 -42 -135 -225 -0,6 -1,1 -0,5 -3,2 -3,7 -0,8 SUE3 3 2 -35 3 2 -57 -0,6 -1,1 0,2 -0,9 -1,4 -0,1 RU4 38 43 78 39 49 90 1,9 1,4 1,2 1,3 0,8 1,4 (1) Escenario en el que se supone que los Estados miembros alcanzan posiciones de equilibrio o superávit presupuestario en el 2006. (2) Escenario en el que se supone la situación presupuestaria presentada por los Estados miembros en el 2002. (3) El cálculo se ha realizado suponiendo que el equilibrio cíclico permanece constante al nivel del 2002. (4) Deuda del Gobierno neta de activos financieros. T1 Nivel de deuda que permite satisfacer el PEC. T2 Nivel de deuda equivalente al 40% del PIB. T3 Nivel de deuda que permite satisfacer las restricciones presupuestarias intertemporales del gobierno. Fuente: Comisión Europea (2003a) Para ayudar al futuro cumplimiento del PEC, la Comisión Europea (2003a) se inclina por la adopción de un conjunto de medidas que incluyen, el incremento de los ingresos impositivos, el recorte de los gastos sociales no vinculados al envejecimiento de la población, las reformas en el sistema de pensiones que permitan reducir el 22 El indicador de deuda trata de analizar la evolución que experimentará la deuda pública de aquí al año 2050 suponiendo que los impuestos y los gastos primarios permanecen constantes en su relación al PIB, el tipo de interés nominal se sitúa en torno al 6% y el gasto en pensiones sigue la evolución prevista. 23 El indicador del gap impositivo es simplemente una medida del ajuste presupuestario que los Estados miembros requieren para alcanzar la sostenibilidad de las finanzas públicas. Es el resultado de la 26 crecimiento del gasto en pensiones y las reformas del mercado laboral que favorezcan el crecimiento en las tasas de empleo, especialmente de los trabajadores de edad avanzada y de las mujeres. En cualquier caso, y pese a la adopción de estas reformas, que sin duda resultarían costosas política y económicamente para el PEC, al menos en el corto plazo, lo cierto es que el efecto negativo del gasto público en pensiones sobre las finanzas públicas no logrará eliminarse, poniendo en entredicho la viabilidad futura del PEC en al menos la mitad de los Estados miembros, en concreto en Alemania, Grecia, España, Francia, Italia, Austria y Portugal24. Aunque en general la inversión pública ha caído a lo largo del periodo considerado, no se puede culpar sólo al PEC de dicha evolución, pues como sostienen Gali y Perotti (2003), la reducción en dicho gasto comenzó antes de la entrada en vigor del PEC, tal vez como consecuencia de la evolución del gasto en prestaciones sociales en la mayoría de los Estados miembros. 5. Conclusiones. En primer lugar hay que recordar que, en un proceso de integración como el europeo, la necesidad de imponer reglas fiscales de obligado cumplimiento se considera imprescindible. Los datos de los Estados miembros demuestran que son los países con mayores niveles de déficit los que presentan también mayores tasas de inflación. Por eso, en una Unión Monetaria como la europea, donde la puesta en circulación de una moneda única y la aplicación de una política monetaria común exigen el control de las tasas de variación de los precios, la adopción de una regla fiscal que garantice unas finanzas públicas saneadas resulta fundamental. Además, el efecto crowding-out que la excesiva participación del sector público en la economía ha llegado a generar sobre la inversión privada, más eficiente y favorable al crecimiento económico, en algunos Estados miembros, refuerza la idea de que una regla fiscal es esencial para el adecuado funcionamiento de la UE. diferencia entre la tasa impositiva prevista y la requerida para lograr un nivel determinado de deuda en el 2050. 24 Las previsiones realizadas para los Estados miembros que ya han reformado sus sistemas de pensiones, y tomando como base las proyecciones de población corregidas, han llevado a la COMISIÓN EUROPEA (2003e) a asegurar que las reformas sólo tendrán un efecto mitigador sobre el crecimiento del gasto público en pensiones. 27 En segundo lugar hay que reconocer que, con carácter general, el PEC ha logrado su objetivo, los Estados miembros de la UE han ajustado sus cuentas públicas, y los déficit se han reducido, pero lo ha hecho, al menos en la mitad de los Estados miembros, gracias a una reducción del gasto público en inversión, lo que en principio no sería excesivamente preocupante si la caída de la inversión pública se acompaña de un aumento en la inversión privada, y si la tendencia iniciada de un aumento en el gasto social no sigue avanzando. El hecho de que las previsiones realizadas sobre la evolución demográfica en los Estados miembros sea favorable al crecimiento del gasto público social, especialmente del gasto público en pensiones, nos permite concluir en tercer lugar que, el incumplimiento de PEC que ahora presentan Francia y Alemania, y que tantas ampollas ha levantado, se acentuará y generalizará en un futuro. La cuestión a resolver es, si conviene la reforma del PEC por no ser capaz de adaptarse a las necesidades de los países, o si deben ser los programas sociales, y en concreto los sistemas de pensiones, los que por insostenibles deben afrontar las reformas estructurales necesarias para poder garantizar la continuidad de la regla fiscal europea. En mi opinión, si la regla ha sido eficiente en los 7 años de vida que tiene, y ha logrado que países tradicionalmente deficitarios como España y Grecia hayan saneado sus cuentas públicas lo que les permite crecer a tasas más altas que aquellas a las que estamos acostumbrados, no debe ser el PEC el que sea sustituido por una nueva regla fiscal, que en cualquier caso es necesaria. Las reformas deben centrarse en los programas de pensiones, posición que si bien políticamente es difícil de defender de una forma abierta, es la más coherente con la política económica de la UE. Esto no significa que deba aceptarse el PEC como una regla definitiva, pues ésta es una regla viva que debe mejorarse y adaptarse a los cambios económicos que el paso del tiempo provoca. 6. Bibliografía. ALESINA, A.; PEROTTI, R. (1996): “La economía política de los déficit presupuestarios”, Papeles de Economía Española nº 68, Julio 1996, pp 237-254, Madrid. BALASSONE, F.; FRANCO, D. 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