16 Razones para rechazar la Ley de Apropiación de Semillas y el Conocimiento por las Corporaciones Transnacionales de la Biotecnología 1 1. El proyecto de ley de Derechos del Obtentor de Variedades Vegetales que deroga las disposiciones actuales sobre el mismo tema, y se discute actualmente en el Parlamento chileno, legaliza la adhesión de Chile a las modificaciones al Convenio UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales) aprobadas en 1991. Pero sus disposiciones van incluso más allá de lo requerido por el convenio UPOV91, caballito de batalla de las transnacionales semilleros –avaladas por el gobierno- que buscan monopolizar la producción y comercialización de semillas. En Chile, Monsanto, la corporación que controla el 90% de la comercialización de semillas transgénicas y sus socios locales agrupados en la Asociación Nacional de Productores de Semillas ANPROS, entre otros, lideran el lobby en favor de este proyecto, presentado por iniciativa del Ejecutivo que encabeza la Presidenta Michelle Bachelet. 2. La ley propuesta no protege los conocimientos ni la biodiversidad; sólo fomenta la privatización y protege la apropiación de la propiedad del patrimonio colectivo de los pueblos, especialmente de las comunidades campesinas y los pueblos indígenas. De esta forma, expande un principio inaceptable: que es posible y aceptable privatizar los conocimientos y diversas formas de vida. La ley es parte de un conjunto de normas e iniciativas políticas que fomentan la privatización de los conocimientos y de las formas de vida, como las leyes de patentes, la privatización de los sistemas de investigación, la privatización de la educación, etc. Este tipo de normas concentra un poder creciente en manos de unas pocas empresas transnacionales, expropia y privatiza el patrimonio biológico nacional, arruina los sistemas nacionales de investigación, dificulta el intercambio de información -fundamento del avance científico-, agrede e impide el normal desarrollo de las formas campesinas e indígenas de relacionarse y hacer agricultura, y violenta principios éticos fundamentales, como son el libre acceso al conocimiento. Al permitir la privatización de las semillas, esta ley y su antecesora además ponen el lucro por sobre el derecho fundamental a la alimentación. 3. Abre las puertas a la expropiación y privatización de la biodiversidad agrícola y silvestre de Chile. Contrario a lo que se dice en su fundamentación, el proyecto de ley en su articulado hace posible la mayor privatización de los recursos genéticos y de la biodiversidad nativa de Chile al expandir los llamados derechos de obtentor a todas las especies vegetales. Se permite que toda especie nativa pueda quedar como propiedad de empresas nacionales o extranjeras. Lo único que se requerirá es hacer un trabajo simple de selección para lograr una población o grupo de plantas relativamente homogéneas. La nueva ley no impedirá casos aberrantes como el de la alstromeria, el pepino dulce, el boldo, el quillay o el avellano –ya registradas- sino que reafirma la tendencia a restringir aún más el uso de estas especies en el país. Adicionalmente, el proyecto de ley facilita que cualquier empresa se apropie de las variedades campesinas e indígenas, al considerar como “nueva” cualquier variedad que no haya sido comercializada ampliamente o inscrita en registros de propiedad intelectual (Artículos 5, 6 y 7). Alianza por una Mejor Calidad de Vida/ RAP-Chile [email protected] [email protected] 16 Razones para rechazar la Ley de Apropiación de Semillas y el Conocimiento por las Corporaciones Transnacionales de la Biotecnología 2 4. Atenta contra la diversidad biológica y el conocimiento ancestral. Conlleva el riesgo de contaminación de los cultivos orgánicos por los transgénicos, ya que su coexistencia se ha demostrado como imposible. También posibilita la pérdida de los mercados que demandan alimentos sanos e inocuos. Los consumidores han tomado una mayor conciencia respecto de los OGMs, y en la Unión Europea más del 70% de la población rechaza la agricultura transgénica. 5. Ilegaliza o restringe gravemente prácticas en vigencia desde los inicios de la agricultura, como es seleccionar, mejorar, obtener, guardar, multiplicar e intercambiar semilla libremente a partir de la cosecha anterior. Esta práctica es un derecho fundamental de los agricultores y agricultoras del mundo, incluso reconocida por el Tratado de Recursos Fitogenéticos de la FAO, del cual Chile es signatario. A través del Artículo 48 –con una redacción confusa que encubre estos objetivos - el proyecto de ley impedirá que las comunidades campesinas e indígenas experimenten, mejoren e intercambien libremente las semillas, proceso a través del cual los campesinos contribuyeron a generar la diversidad que hoy sustenta la agricultura. Peor aún, la combinación de esta ley con la ley de propiedad industrial harán posible que los agricultores cuyas variedades hayan sido contaminadas por cultivos transgénicos sean penalizados y sus variedades sean confiscadas. Se crea así una clásica situación del ladrón detrás del juez. 6. Al otorgar propiedad sobre variedades y no exigir prueba efectiva de mejoramiento, utilidad o inocuidad y en base a la simple expresión de un carácter, el proyecto de ley crea las condiciones deseadas por las transnacionales semilleras para la introducción y expansión de los cultivos transgénicos, incluidos los farmocultivos o cultivos para la gran industria farmacéutica. La definición (Artículo 6) de los requisitos para otorgar propiedad no exige que una variedad sea efectivamente mejor que las ya existentes, ni siquiera exige que sea útil o inocua. Al definir que basta la diferenciación de un carácter (Art. 7), facilita significativamente la práctica común de las empresas biotecnológicas de utilizar variedades antiguas para adicionar transgenes o genes cosméticos (sin valor productivo, pero capaces de provocar una diferencia visible) y luego registrarlas como “nuevas” variedades. La no exigencia de mejorías comprobables o de inocuidad facilita además la introducción de cultivos tóxicos (véase más adelante). El Artículo 7 permite el registro de variedades “esencialmente derivadas” siempre y cuando quien las registre sea el dueño de la variedad original, dando así facilidades crecientes para el uso y reutilización de variedades antiguas y la introducción de variedades de menor calidad pero sobre las cuales se puede ejercer un control monopólico. Alianza por una Mejor Calidad de Vida/ RAP-Chile [email protected] [email protected] 16 Razones para rechazar la Ley de Apropiación de Semillas y el Conocimiento por las Corporaciones Transnacionales de la Biotecnología 3 7. La ley además obstaculiza un mayor acceso a variedades. La aplicación de las disposiciones legales vigentes (ley Nº19.342) junto a otras políticas agrícolas ya ha llevado a una menor disponibilidad de variedades agrícolas, y este proyecto de ley agrava esa tendencia. La experiencia mundial ha demostrado que las leyes de propiedad industrial sobre las plantas han provocado un proceso de concentración extrema de la producción de semillas a nivel global, restringiendo así el acceso a nuevas variedades. El Artículo 39 impide el libre uso de las variedades existentes por nuevos actores que persigan crear nuevas variedades. Como estas son la base de los grandes avances en mejoramiento genético, ello hace muy difícil el acceso a estos procesos para quienes no son empresas transnacionales y/o no están ligados a las grandes corporaciones, reduciendo de esta manera la oferta tecnológica en beneficio de los monopolios. 8. Crea condiciones para expandir la presencia de empresas semilleras transnacionales en el país, en desmedro del desarrollo nacional de variedades vegetales. La ley 19.342 ya produjo un proceso de concentración de las variedades en uso en manos de empresas transnacionales, y el articulado del proyecto de ley aumenta las ventajas de tales empresas sobre los mejoradores genéticos nacionales. A través de su Artículo 16, la ley da ventajas significativas a las empresas extranjeras, ya que ellas podrán registrar sus variedades por simple proceso de homologación, mientras las empresas nacionales deberán demostrar que cumplen con los requisitos de novedad, homogeneidad y estabilidad. Si se aprueba el Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (actualmente en tramitación), estas ventajas serán aún mayores. 9. Garantiza que las empresas extranjeras podrán definir qué se utilizará en el país y qué no, al entregarles el derecho a controlar la comercialización, importación o exportación del material de propagación (semillas, esquejes, etc) (Art. 39). Los derechos otorgados por esta ley permiten a las empresas decidir sobre el proceso de producción de alimentos y despojan a los agricultores de su derecho a decidir qué cultiva. Más aún, la ley posibilita que una empresa registre una variedad con el fin específico de no permitir su uso en el país. 10. Provocará inevitablemente el alza de los precios de las semillas, encareciendo la producción agrícola en general y la de alimentos en particular, al otorgar poderes monopólicos sobre las semillas, dificultar los procesos de mejoramiento genético independiente, impedir que los agricultores produzcan sus propias semillas y facilitar los procesos de concentración de las empresas semilleras. El proyecto de ley crea las condiciones para un control monopólico del primer eslabón (las semillas) de la cadena de producción de los alimentos.. Esta situación es diferente a la actual, ya que la producción de semillas se encuentra en manos de muchos agricultores y agricultoras. 11. Dará a la empresas semilleras el poder de hacer de policías, ya que deja en sus manos asegurar que las disposiciones de la ley se observen Alianza por una Mejor Calidad de Vida/ RAP-Chile [email protected] [email protected] 16 Razones para rechazar la Ley de Apropiación de Semillas y el Conocimiento por las Corporaciones Transnacionales de la Biotecnología 4 adecuadamente (al final del Art. 48, se señala: “La observancia del cumplimiento de las disposiciones de este artículo será de responsabilidad exclusiva de los titulares de las obtenciones vegetales”). Empresas como Monsanto y Syngenta han creado verdaderos cuerpos policiales para controlar que los agricultores y campesinos no utilicen lo que ellos consideran su propiedad. Esta norma obligará al país a dar poderes policíacos “exclusivos” a las empresas, fuera de la supervisión pública. De no otorgar lo anterior, el país quedará sujeto a demandas frente al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) por no cumplir con normas aprobadas. Se violan así incluso normas fundamentales del país, respecto de que los cuerpos policiales están bajo el control y mando del Estado y los poderes fiscalizadores dependen o son supervisados por éste. 12. Permitirá el decomiso y embargo de los cultivos y cosechas de quienes sean acusados de no cumplir con la ley y/o “piratear” una variedad natural registrada. Esto se puede traducir en la destrucción de cultivos y plantaciones frutales, en el decomiso de productos ya a la venta, e incluso en el embargo de exportaciones chilenas. (Art. 52). Al establecer procedimientos sumarios (Art. 53) y no establecer compensación en caso de desecharse la demanda, la ley facilita demandas sin fundamento, obligando a los afectados por estas acusaciones de piratería a incurrir en gastos para su defensa y posibilita juicios en condiciones de notoria desigualdad. 13. La ley adquiere efecto retroactivo a través del Art. 6 y sus disposiciones transitorias, infringiendo principios jurídicos básicos. Podría darse la injusta situación de una persona que haya adquirido legalmente material reproductivo de alguna variedad en el extranjero y lo haya multiplicado y utilizado legalmente en Chile por una o más estaciones y que de pronto se enfrente a la obligación de arrancar sus cultivos o plantaciones y/o pagar royalties por ellos. 14. Tanto la fundamentación de la ley como su articulado, utilizan un lenguaje y argumentación engañosos. La fundamentación inicial introduce justificaciones tecnológicas que no guardan relación directa con el proyecto de ley. Algunos ejemplos ya se indicaron anteriormente. Un ejemplo adicional es que la ley propuesta se presenta como un facilitador de la adopción de nuevas tecnologías (semillas y material reproductivo), cuando en realidad restringe el acceso de los agricultores nacionales a ellas. La razón real de esta ley es que está atada a la implementación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y de otros TLCs, lo cual debería explicitarse directamente ya que esto se hace en términos que van mucho más allá de lo exigido en estos tratados y en el propio convenio UPOV 91 suscrito por Estados Unidos y otras naciones. 15. El lenguaje de la fundamentación es también engañoso al decir que una mayoría de los agricultores espera o desea poder utilizar nuevas variedades en los próximos años. Los datos presentados en la misma fundamentación Alianza por una Mejor Calidad de Vida/ RAP-Chile [email protected] [email protected] 16 Razones para rechazar la Ley de Apropiación de Semillas y el Conocimiento por las Corporaciones Transnacionales de la Biotecnología 5 muestran que tal deseo fue expresado sólo por menos de un tercio de los agricultores encuestados, lo cual no constituye una “mayoría”. Por lo mismo, el proyecto de ley ni siquiera responde a las expectativas de la mayoría de los agricultores. 16. El mensaje del ejecutivo de introducción al proyecto permite deducir que la ley intenta justificar o crear condiciones para la introducción de los llamados farmocultivos, o cultivos que producen drogas para la industria farmacéutica. Tales cultivos son inevitablemente tóxicos y si llegan a introducirse en el país, no sólo crearán problemas graves de salud pública, sino que además llevarán la producción de alimentos y de exportaciones agrícolas chilenas a la ruina. La introducción de la ley da por sentado que se introducirán al país los farmocultivos y los presenta como un avance, dando así sustento político a quienes exijan su introducción en el futuro. Es alarmante que se presente la introducción de farmocultivos de naturaleza sustancialmente tóxica, como conveniente y necesaria para la agricultura chilena, incluso si producen sustancias supuestamente benéficas, sin mención alguna de los problemas de salud pública que ellos podrían crear. Al no exigir inocuidad, la nueva ley permite efectivamente obtener propiedad sobre cultivos productores de drogas de uso farmacéutico o sustancias químicas de uso industrial. Si se otorga propiedad sobre este tipo de cultivos en Chile, habrá presiones crecientes de parte de empresas transnacionales para trasladar a Chile los impactos negativos de estos cultivos en el ambiente y la salud, convirtiendo nuestro país en destino de cultivos no deseados en el mundo desarrollado. Si esto ocurre, será imposible proteger de los procesos de contaminación con genes tóxicos, la producción alimentaria y agrícola en general. El país deberá asignar recursos significativos para investigar los impactos de estos cultivos en los alimentos, en el ambiente y la salud de las personas. Además, en un mundo globalizado en que la tendencia es a buscar inocuidad alimentaria, si nuestro país adquiere estatus de país contaminado con farmocultivos, la exportación agrícola será menos competitiva y se verá por tanto seriamente afectada. La iniciativa por el rechazo de esta Ley y el lobby ante los parlamentarios está abierta a todos, y partió de las siguientes organizaciones Alianza por una mejor Calidad de Vida/Red de Acción en Plaguicidas de Chile, integrada por la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (ANAMURI), y el Observatorio de Conflictos Ambientales (OLCA); la Asociación de Agricultores Orgánicos de BioBio, la Agrupación de Agricultura Orgánica de Chile AAOCH, la Asociación de Agricultura Biológica Dinámica AG , la Asociación de Agricultores Orgánicos de Chiloé; junto a GRAIN, Centro de Educación en Tecnología CETSUR, la Fundación con Todos, de Chiloé y la Agrupación de Consumidores Conscientes, de Linares. Alianza por una Mejor Calidad de Vida/ RAP-Chile [email protected] [email protected]