PALABRA QUE DA VIDA ESTÁ SOBRE MÍ Y EN MÍ….

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PALABRA QUE DA VIDA
-Reflexionemos-
ESTÁ SOBRE MÍ Y EN MÍ….
SER SANTOS… SER FELICES…
COMO SAN MARTÍN DE PORRES
MARTÍN
A ESTE CRISTO NO SE LE PUEDE CALLAR, ASÍ COMO TAMPOCO A LOS QUE
SIGUEN SUS PASOS, A SUS HERMANAS Y SUS HERMANOS QUE FLORECEN
EN AMOR Y EN JUSTICIA ESTA VIDA QUE SE NOS APAGA.
LUNES 1 DE SEPTIEMBRE DE 2014
Del Evangelio según san Lucas 4, 16-30
Jesús a Nazaret fue donde se había criado, entró en la sinagoga, como era
su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde
estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los
cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; para dar libertad a los oprimidos,
para anunciar el año de gracia del Señor.» Y, enrollando el libro, lo devolvió
al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él
se puso a decirles: -«Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír.» Y
todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia
que salían de sus labios. Y decían: -«¿No es éste el hijo de José?» Y Jesús
les dijo: -«Sin duda me recitarán aquel refrán: "Médico, cúrate a ti mismo y
haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.» Y añadió: -«Les aseguro que ningún profeta es bien mirado en su
tierra. Les garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías,
cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran
hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías,
más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de
ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.» Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta
un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.
LECTURAS COMPLEMENTARIAS:
1CORINTIOS 2, 1-5 - LES ANUNCIÉ EL MISTERIO DE CRISTO CRUCIFICADO
SALMO 118 - ¡CUÁNTO AMO TU VOLUNTAD, SEÑOR!
CONTEXTO – El texto de Isaías, actualizado por Jesús, define el
programa, las opciones y las claves misioneras de Jesús. Queda
claro desde el principio que no es posible hacer nada sin la unción y
la fuerza del Espíritu. Que los pobres son los destinatarios privilegiados del Reino. Que la realidad de esclavitud, opresión y manipulación ciega, que padece el pueblo, deben ser transformadas en
buenas noticias de liberación y fraternidad.
PARA REFLEXIONAR
EXPONIENDO EL PLAN DE VIDA
El Evangelio de este día ya lo dice todo. Es un pequeño compendio de la vida de Jesús en una sola historia: la historia del
momento en que vuelve a su pueblo y allí expone lo fundamental de su mensaje. Como hacen los políticos y los que asumen un cargo al comienzo de su mandato, también Jesús
puso de manifiesto lo que quería ser y hacer en su vida.
Lo suyo se expresaba perfectamente en las palabras del profeta
Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha
ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres,
para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista;
para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia
del Señor.” Tan bien expresado estaba que a continuación pronunció la homilía más breve de la historia: “Hoy se cumple esta
Escritura que acaban de oír.”
No había necesidad de decir más. Su pueblo (Nazaret, Israel o
el mundo entero) le escuchaba. Y no se hizo esperar la reacción
habitual. ¡Cómo iba a ser éste el Mesías! Le conocían. Conocían
a su familia. No podía ser. El Mesías, el enviado de Dios, se tenía que presentar no en medio de la normalidad sino de lo extraordinario. Con algún milagro portentoso. Con una luz alrededor como un aura. Con mejores vestidos y con una corte alrededor. En conclusión: rodeado de poder y gloria.
Pero Jesús no estuvo rodeado de poder y gloria. Para nada. Lo
suyo fue la normalidad. Uno más entre nosotros. Tocando a los
enfermos, hablando con todos –también con los oficialmente
impuros y pecadores–, mostrando incluso en ocasiones su debilidad. Jesús es Dios que se hace carne con todas las limitaciones que eso conlleva. Y eso no lo podían aceptar. No
podían entender que Dios no se manifestase según la
idea que ellos tenían de Dios. No estaban a abiertos a la sorpresa que siempre es Dios, porque va más allá de todo lo que
podamos imaginar.
Conviene que releamos el texto de Isaías. En él reconocemos a
Jesús. En él reconocemos a los verdaderos discípulos, a los verdaderos profetas. Son los que, como Jesús, como Dios, están
cerca de los que sufren de cualquier manera, son los que trabajan por la justicia y por la libertad, por la reconciliación y el perdón. Ahí está presente Jesús, ahí está Dios. Ahí está la salvación
que se nos regala en Jesús.
PARA ORAR
Dios Padre nuestro:
Cólmanos con el Santo Espíritu
de tu Hijo Jesucristo
para que también nosotros,
con él y en su nombre,
sepamos llevar a los pobres
su Buena Noticia de salvación,
proclamar libertad a los cautivos,
abrir los ojos de los ciegos,
y liberar a los oprimidos.
Que ojalá sea éste para todos
el tiempo de la gracia
de Jesucristo nuestro Señor. Amén.
PARA ACTUAR
– A este Cristo no se le puede callar, así
como tampoco a los que siguen sus pasos, a sus hermanas y
sus hermanos que florecen en amor y en justicia esta vida que
se nos apaga.
DE FACUNDO CABRAL
No hay muerte... hay mudanza.
Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque
el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque
nos hace desconfiados.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está
benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser, será y, llegará naturalmente.
No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por
amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida,
la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi
hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban tres o cuatro meses de vida.
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes
hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás.
Recuerda: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Reconcíliate
contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que
estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz,
porque la felicidad es una adquisición.
Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si
no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.
«Me ha enviado para
dar la Buena Noticia a los pobres»
Si no eres capaz de entregar la vida por
tu hermano, entonces empieza por lo
menos a ayudarlo con tus bienes.
San Agustín
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