Guía de Copenhague: Introducción Introducción Cuando ir Qué ver Otras rutas Actividades Historia Cómo llegar Lecturas recomendadas Introducción Copenhague ha sido la capital de Dinamarca y la ciudad más grande de Escandinavia durante casi 600 años, pero estas importantes circunstancias geopolíticas no le han permitido colocarse a primera línea de la urbanización. Da gusto verla resistirse a la modernización de su perfil histórico mientras sus animados habitantes van de fiesta por las calles. El Strøget, el aparentemente interminable paseo peatonal, brinda numerosas opciones para ir de compras o divertirse, desde el teatro callejero a un teatro más convencional; mientras el Tívoli, el famoso parque de atracciones, ofrece divertimentos en la forma más puramente tradicional, y el cosmopolita Barrio Latino envuelve al visitante en aromático café molido. En el centro de la ciudad abundan las zonas verdes, con un par de grandes parques y jardines donde dar un paseo o echar una siestecita. Si incluso esto suena demasiado fatigoso, se puede optar por un crucero por los canales de Christianshavn, eso sí, ahorrando la suficiente adrenalina para ofrecer una cortés reverencia de cara a la Sirenita de Copenhague. Arquitectónicamente, la metrópoli es mucho más que una postal con vistas interesantes, valgan como ejemplos el palacio administrativo de Christianborg Slot en la isla de Slotsholmen y las pintorescas agujas del Vor Freisers Kirk. La capital danesa satisface de sobra todas las necesidades del turista internacional y lo hace con la típica elegancia y seguridad escandinavas. Superficie: 88 km 2 Población: 1.785.000 hab. País: Dinamarca Horario Local: GMT + 1 (en verano, GMT + 2) Prefijo telefónico: ninguno Cuando ir Copenhague disfruta regularmente de un clima templado durante casi todo el año, con temperaturas medias que normalmente oscilan entre 9ºC y 15ºC, aunque en invierno las escasas horas de luz solar, el frío y el cierre temporal de muchos de los lugares de interés turístico de la ciudad se combinan para paliar el brillo de las mejillas de los viajeros. Desde mayo y junio, el verde es el color predominante de los campos que la rodean, las temperaturas son agradables y cálidas, además la temporada alta está aún a un mes vista, hecho que la convierte en una época ideal para visitarla. La lluvia y el cielo gris serán los fieles compañeros de viaje del visitante en Copenhague ya que las precipitaciones se repiten con bastante regularidad a lo largo de todo el año. Fiestas y celebraciones Entre finales de febrero y principios de marzo se organiza el Festival Nocturno de Cine, que durante nueve días presenta un promedio de ciento cuarenta películas internacionales en versión original. El Carnaval de Copenhague, que dura tres días, se pasa al fin de semana de Pentecostés (generalmente a finales de mayo), y llena las calles del centro de la ciudad con desfiles a ritmo de samba y otros festejos. En la Noche del Solsticio de Verano (el 23 de junio), se encienden fogatas en las playas de todo el país, mientras que en Klampenborg, al norte de Copehague, puede verse la carrera de caballos más importante de Dinamarca, el Derby Danés. El Festival de Jazz de Copenhague se celebra durante diez días a principios de julio; pero si se prefiere la música clásica o de cámara hay que dejarse caer por el Festival de Verano a finales de este mes. En septiembre la capital danesa hace de anfitriona para el Festival de la Época Dorada, donde se llevan a cabo exposiciones de arte, lecturas de poemas y representaciones teatrales centrándose en la "Época Dorada" de Dinamarca (1800 - 1850). La Navidad es un gran día para las celebraciones en todo el país y será difícil escaparse de las numerosas ferias locales. Qué ver Tívoli y Strøget Los marchosos querrán dirigirse al Tívoli, el popular parque de atracciones, mitad patio de recreo mitad jardín de flores, que está situado en el corazón de la ciudad. Funciona desde hace 150 años, tiempo suficiente para saber cómo atender a las hordas de turistas y ciudadanos, muchos de ellos trepidantes y entusiastas jóvenes que acuden allí en tropel entre finales de abril y mediados de septiembre cada año. Están todas las diversiones que puede ofrecer un típico parque de atracciones, tales como montaña rusa, actuaciones al aire libre, juegos varios y casetas para comer. Para aquellos que tengan un paladar más exquisito y sean amantes de la cultura, también hay bailes tradicionales populares y un inmenso recinto de conciertos donde programan actuaciones de orquestas sinfónicas y compañías de ballet a escala internacional. Después de aguantar tanta vuelta, tanta subida y bajada, tanto trompicón y tanto meneo tragaperras, uno puede salir por la esquina norte del Tívoli y tranquilizarse en el paseo peatonal (ideal para consumistas) más grande del mundo, el Strøget. Este paseo es una larga red de cinco calles repletas de tiendas y de restaurantes, y de un sinfín de opciones para distraerse incluyendo el teatro en la calle. Museo National Copenhague ofrece numerosos museos de primer orden. Una de las visitas obligadas para quienes quieran tener un conocimiento básico de la historia y la cultura danesa es el Nationalmuseet (Museo Nacional), emparedado entre el Tívoli y el Slotsholmen. Haciendo justicia al nombre, el Nationalmuseet posee la colección más grande del país de objetos históricos daneses, pasando del período Paleolítico Superior a mediados del siglo XIX. Los más destacables son El Carro del Sol, de 3.500 años de antigüedad, y una exposición de utensilios de la Edad del Bronce, con una edad de 3.000 años. El Ny Carlsberg Glyptotek, también cerca del Tívoli, fue construido por el barón Carl Jacobsen a finales del siglo XIX. Principalmente alberga piezas de arte y esculturas griegas, egipcias, etruscas y romanas, en una atmósfera notablemente erudita con una cúpula de cristal y un invernadero con palmeras en la parte central. Hace algunos años, el museo inauguró una nueva sala donde se pueden ver obras de algunos pintores como Gauguin, Renoir, Monet y Degas. De octubre a marzo se puede disfrutar de un concierto de música de cámara en el auditorio del museo. Rosenborg Slot El Rosenborg Slot se asienta sobre la cima de los Kongens Have (Los jardines Reales). De estilo renacentista holandés, fue construido por el rey Christian IV en el siglo XVII como acogedora residencia donde relajarse en verano. Hoy por hoy, su máximo reclamo es ser el almacén para las joyas reales danesas y otros tesoros bien surtidos, todos ellos expuestos en la planta inferior para el deleite del visitante. Aquellos que no hayan sido suficientemente cegados por los potentes reflejos que emanan de la espada de Christian III, la corona de Christian IV y el traje de pedrería de la Reina Margarita II, pueden subir a las veinticuatro habitaciones situadas en plantas superiores. Cada una de ellas decorada acorde con la época y el particular gusto de la realeza danesa. La muestra de interiorismo real empieza con Christian IV y acaba con Federico VII, el último monarca reinante antes de la instauración de la constitución de Dinamarca a mediados del siglo XIX. Slotsholmen Por supuesto no es Manhattan, pero la pequeña isla de Slotsholmen en el centro de la ciudad está conectada al resto de Copenhague por numerosos puentecitos. Aún hoy resulta significativo que sea la sede el gobierno nacional de Dinamarca. Aunque los náufragos que predominan en la isla son políticos y burócratas del gobierno, Slotsholmen atrae también a innumerables turistas que vienen para contemplar su atracción principal: las oficinas palaciegas (literalmente hablando) del gobierno de Christiansborg Slot. El palacio original de Christianborg fue construido en 1730 para reemplazar el pequeño castillo de Copenhague y otras construcciones adyacentes, concretamente los establos reales y otros edificios que rodeaban el patio principal, datados de esa época. Dentro de sus murallas, el Christiansborg Slot ofrece algunas curiosidades interesantes. Folketinget, la cámara parlamentaria, se puede visitar los domingos durante todo el año y todos los días de la semana en verano, el tour incluye dar un vistazo a la Sala del Viajero que conserva la copia original de la Constitución de Dinamarca. Como punto culminante, la grandiosidad renacentista de De Kongelige ReprAEsentationslokater (las Cámaras Reales de Recepción) que no defraudan. En estas habitaciones es donde se zampaban todos los banquetes reales y donde los jefes de estado se divertían. El palacio está construido sobre las ruinas que se pueden visitar de dos castillos anteriores, incluido el original del obispo Absalón levantado en el año 1167. El Barrio Latino Al norte del Strøget se encuentra el Barrio Latino, que rodea el viejo campus de la Universidad de Copenhague, y está atestado de paseantes, cafés y librerías. Kultorvet, la plaza que hay justo al norte del Barrio Latino, está a rebosar durante todo el verano, sobre todo cuando hay buen servicio en las terrazas de los bares y los puestos de comida, y los músicos callejeros se saben ganar la atención del turista. Justo al otro lado de los campos universitarios se halla la Vor Frue Kirk, la contundente catedral de estilo neoclásico de la ciudad que empezó a construirse a finales del siglo XII y fue reconstruida tres veces tras varios desafortunados incendios. Su interior fue decorado con las apreciadas estatuas de Cristo con los doce apóstoles del escultor Bertel Thorvaldsen. A pocas manzanas al este del Barrio Latino se erige la Rindetarn (Torre Redonda), 35 m de ladrillos apilados, y desde cuyos altos se pueden tener estupendas vistas de los tejados de la ciudad. Esta torre fue construida como observatorio en 1642 y, aún hoy, es utilizada como tal por astrónomos aficionados durante el invierno, hecho que la convierte en el centro astronómico en funcionamiento más viejo de Europa. Christianshavn Christianshavn es una zona flotante independiente situada en la periferia este de Copenhague. En el siglo XVII se fundó inicialmente como centro de comercio y como tierra ganada al mar, entre la capital danesa y los visitantes indeseados de la Europa continental. Actualmente este distrito con canales ofrece una ecléctica mezcla de artistas y yuppies residentes en la zona, y de ahí que pretenda convertirse un día en el nuevo Ámsterdam. Uno de los estandartes de este barrio es Vor Frelsers Kirke (La iglesia de Nuestro Salvador), coronada por un capitel en espiral de 95 m. de altura que proporciona unas vistas de la ciudad que cortan la respiración. El grandioso interior de la iglesia incluye un altar con ornamentos barrocos y un elaborado y entallado órgano de tubo. Al norte de Christianshavn se halla la Orlogmuseet (El Real Museo Naval Danés), donde se pueden ver cerca de 300 modelos de barcos y todo tipo de artilugios navales de los dos últimos siglos. Al este del distrito está la autodenominada comunidad "progre" de Christiania. Nació como campamento militar y, una vez abandonada, fue invadida en 1971 por ambiciosos ocupas que lo levantaron como su propio "estado libre". Aunque nunca haya alcanzado la independencia total y haya luchado durante un tiempo con las inevitables consecuencias por el consumo libre de drogas duras, Christiania aún disfruta de un estatus como enclave libre de impuestos y de alquiler, y un animado entorno empapado en arte. Se puede pasear por la zona a pie o en bicicleta, pero no en coche, y curiosear en los mercadillos de artesanía o en los restaurantes de comida biológica (durante todos los días del verano se puede disponer de guías turísticos informativos). Otras rutas Hillerød La gente que visita Hillerød (a 40 km al norte de Copenhague) en realidad lo que va a ver no es este pueblecito sino el magnífico castillo alrededor del cual se concentra: Frederiksborg Slot. Ya es suficientemente bonita su apariencia exterior de estilo renacentista holandés (emergiendo del lago Slotso entre varios islotes) pero el interior de la antigua fortaleza, actualmente museo nacional, no defraudará ni al más exigente, con acceso a unas 70 habitaciones con techos dorados, tapicerías que forran todas las paredes, pinturas y antigüedades. Son particularmente impresionantes el Riddershalen (la sala de los Caballeros) y la Slotskirken (la capilla de la Coronación) la última estancia donde los monarcas daneses se ciñeron sus extravagantes coronas entre 1671 y 1840. Møns Klint Al sur de Zealand se encuentra la pequeña isla de Mon, un rinconcito de Dinamarca escasamente poblado y alejado del mundanal ruido con bonitas playas, un par de iglesias medievales y los contundentes acantilados de piedra blanca caliza situados en la costa este. Uno de los lugares más espectaculares de Dinamarca, Møns Klint, se formó hace 5.000 años cuando la Madre Naturaleza, sin disculparse, expelió grandes yacimientos calcáreos acumulados por la sedimentación de conchas marinas arrastradas desde el fondo del mar. El resultado final es un blanco acantilado de 128 m de altura que atrapa al visitante por las maravillosas vistas del horizonte marino y por el interés científico que suscitan los fósiles del período Cretáceo. La mayoría de visitantes que van a Møns Klint limitan sus esfuerzos excursionistas a la media hora de paseo que se necesita para ir desde arriba de los acantilados a la playa y viceversa. Sin embargo, para aquellos que lo encuentren insuficiente se pueden adentrar al Klinteskoven (el bosque de Klinte), que se extiende a varios kilómetros hacia el interior desde los acantilados. Existe una red de caminos y senderos para ir a caballo que atraviesan el bosque, pasando por lagos, pantanos y ancestrales montículos. Uno de los tramos más interesantes empieza a un kilómetro al oeste de la zona turística más concurrida hacia Timmeso Bjerg, emplazamiento en el que se encuentran las ruinas de un castillo de 1.000 años de antigüedad. Trelleborg Hay cuatro fortalezas circulares vikingas en Dinamarca, pero los estudiosos más puristas piensan que Trelleborg es el mejor conservado de todos ellos. Este poblado se halla a 7 km al oeste de la ciudad de Slagelse en el sur de Zealand. Característica del lugar es la detallada reconstrucción de una casa vikinga donde se pueden imaginar las comilonas de los guerreros, sus momentos de descanso y sus discusiones sobre cómo trenzarse el pelo; un museo que expone cerámica y otros utensilios domésticos, todos ellos hallados en excavaciones hechas in situ; y unos montículos funerarios cubiertos de espeso musgo. Actividades Copenhague es una ciudad ideal para dar un paseo, especialmente a lo largo y ancho de la calle de Oster Voldgade, la cual está rodeada por numerosos jardines agradables. Las delicias botánicas incluyen los Kongens Have (Jardines del Rey), los Botanisk Have (Jardines Botánicos) y el Ostedsparken. Los playeros más atrevidos, con sistema anticongelante en las venas, deberían intentar darse un chapuzón en el Amager Strandpark, un lugar popular en la línea costera del sur de la ciudad (está sólo a un paso del aeropuerto internacional); por este motivo el visitante no escuchará únicamente el romper de las olas. Otras playas son la Sydstranden, también en Amager pero un poco más al sur del Strandpark, y Charlottenlund y Klampenborg al norte desde el centro de la capital. También se abren al público muchas piscinas municipales y saunas. Entre abril y octubre un grupo de guías turísticos organiza paseos en barca a través de los canales de Copenhague y con los que el visitante pasará por Slotsholmen, Christianshavn y verá la Sirenita. Si se prefiere tierra firme, algunas compañías disponen de rutas en autobús para ver los principales atractivos urbanos. Para los turistas que prefieran ir de incógnito sólo tienen que mantenerse alejados de los autobuses de dos pisos pintados de forma chillona. Historia El centro de Copenhague es pequeño, es una isla rodeada de canales llamada Slotsholmen, donde se asienta la sede gubernamental de Dinamarca. Fue en este lugar donde el obispo Absalón construyó en 1167 una pequeña fortaleza en el interior del pueblo portuario para intentar sofocar los constantes ataques de los pueblos bárbaros en la costa este de Zealand, asentando así los cimientos de la futura capital de Dinamarca. La fortaleza alimentó la autoestima del pueblo, provocando un crecimiento notable y la adopción del nombre Komandshavn (Puerto de Mercaderes) que pasó a apodarse finalmente Kobenhavn. En 1369, las fortificaciones construidas por el obispo fueron devastadas durante un ataque de saqueadores que venían del norte de Alemania. Siete años más tarde, se empezó a trabajar para levantar una nueva estructura defensiva, el castillo de Copenhague. El destino de la ciudad como capital de Dinamarca se vio truncado en 1416 cuando el monarca vigente, el rey Eric de Pomerania, se trasladó a los fuertes cuarteles de su nuevo castillo. Los grandes edificios de estilo renacentista como la Rundetarn (la Torre Redonda, erigida como observatorio y aún hoy usada puntualmente como tal) y la Borsen, sede de la Bolsa de Dinamarca, fueron añadidas en la segunda mitad del siglo XVII por el estéticamente imparcial soberano Christian IV. La urbe creció rápidamente en extensión y en población, y a principios del siglo XVIII albergaba a unos 60.000 habitantes dentro de sus confines. En 1711 aproximadamente un tercio de la población murió por la peste bubónica, y por un par de incendios (en 1728 y en 1795) que redujeron a cenizas grandes áreas de la ciudad y sus edificios de madera. Como remate final, en 1807, en plenas Guerras Napoleónicas, el almirante británico Horacio Nelson decidió que ya se había cansado de que Dinamarca se aprovechara de los negocios de una guerra que no era la suya y al saber que los daneses estaban considerando poner su flota naval a disposición de Napoleón, ordenó un salvaje bombardeo de la ciudad. Casi toda Copenhague ardió en llamas (una vez más) y los británicos hurgaron pusieron la guinda confiscando la flota nacional al completo. Décadas más tarde, Copenhague desvió la atención puesta en las atrocidades de la guerra y se concentró en la revolución cultural que estaba dando pinceladas, garabatos y filosofías varias a su manera a lo largo y ancho de todo el país. El filósofo Soren Kierkegaard, el escritor Hans Christian Andersen, el teólogo Nikolaj Frederik Severin Grundtvig, y Christoffer Wilhelm Eckersberg, fundador de la Escuela Danesa de Arte, contribuyeron en su artística Época Dorada. La capital se benefició físicamente de la revolución gracias a las grandiosas estatuas neoclásicas hechas durante esta época por el escultor Bertel Thorvaldsen. En 1849, Dinamarca que pasó a ser un país democrático, empezó un prolongado, merecido y apacible período de desarrollo económico, sin tener en cuenta el contratiempo político ocurrido en 1864 cuando Prusia llevó a cabo con éxito una efímera guerra en territorio danés. Durante la Primera Guerra Mundial, Dinamarca se las arregló para conservar su posición neutral pero la estratagema no funcionó durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis marcharon sobre Copenhague y el resto del país, que permaneció ocupado durante cinco años. Actualmente, Copenhague progresa como centro cultural y artístico y sigue conservando su paisaje histórico a pesar de unas pocas construcciones punteras. Hasta la fecha, el momento culminante de este nuevo milenio para los daneses ha sido la victoria de los hermanos Olsen del Festival de Eurovisión del 2000, asegurando así la celebración de la gala en 2001 en Copenhague. El detalle lúgubre fue la muerte de la reina Ingrid, la popular matriarca de la familia real, en noviembre de 2000. Otro de los grandes acontecimientos recientes, en julio de 2000, fue la inauguración del impresionante puente-túnel de 12 km que supone el nexo de unión por carretera y ferrocarril entre Copenhague y el puerto sueco de Malmo, y el primer vínculo terrestre directo que une Dinamarca al resto de los países escandinavos. Cómo llegar La mayoría de los aviones procedentes del extranjero aterrizan en el aeropuerto internacional de Copenhague, situado al sur de la ciudad, que constituye uno de los principales puntos de llegada del norte de Europa y da la bienvenida a la mayoría de compañías aéreas europeas y norteamericanas, así como a varias aerolíneas de Oriente Medio y del sur de Asia. Desde África únicamente hay vuelos directos a Copenhague desde Kenya y Suráfrica. La compañía aérea de Dinamarca para vuelos internos, Maesrsk Air, comunica la capital con Billund, Ebsjerg y Ronne. En julio de 2000, la finalización del Oresundsforbindelsen, un sistema por carretera y por tren de 12 km de puentes y túneles entre Malmo, en el sur de Suecia, y Copenhague, ha dado a la capital danesa un vínculo terrestre de bienvenida al resto de Escandinavia y a la Europa Occidental. Previamente, la única opción para realizar viajes internacionales terrestres era descender a la península de Jutlandiaia para pasar al norte de Alemania. El autobús es la forma más barata para viajar a Copenhague por tierra desde cualquier parte de Europa. Eurolines es la compañía más grande de rutas regionales de la ciudad; durante el verano cubre diariamente los trayectos más relevantes y el invierno lo hace de dos a cinco veces por semana. La Estación Central, imponente mole donde las haya, es la terminal de ferrocarriles cuya ala este ofrece trenes que van a Suecia cruzando por Oresbund, mientras que del oeste hay salidas, cruzando Zealand, hacia las principales regiones danesas como Funen y Jutlandia. En la Estación Central también se pueden tomar autobuses con rutas a cualquier parte de Dinamarca. Cómo Desplazarse El aeropuerto internacional de Copenhague está en las afueras, dirección sur, de la ciudad. El trayecto suele durar unos 12 minutos si se realiza en autobús desde la Estación Central, o bien, una carrera de 15 minutos si se prefiere un taxi desde el centro. También se puede tomar un autobús, el 250S, que conecta el aeropuerto con la plaza central de la ciudad (la Radhuspladsen) o con la Estación Central. El coste del billete es igual al del tren (2,50 euros) pero el viaje tarda unos 35 minutos. También hay un servicio de autobús de SAS (Scandinavian Airlines) que sale del aeropuerto y termina en la Estación Central o en los hoteles que SAS regenta en la ciudad. La completa infraestructura de servicios públicos de que dispone la ciudad comprende una red de metro llamada S-train, con 10 líneas que pasan por la Estación Central, y un sistema de autobuses denominado HT (o Hovedstadsomradets Trafikselskab para aquellos a quienes les gusten los trabalenguas) cuya terminal está en Radhuspladsen. Las tarifas para ambos servicios dependen de la zona a la que se dirijan, pero ofrecen varias posibilidades: un billete sencillo, uno para todo el día o un abono multiviaje. El taxi es la opción más cara, cuesta sobre los 2,60 euros la bajada de bandera más 1,50 euros por cada kilómetro (el servicio nocturno y los fines de semana sube un poco más), el cargo por el servicio está incluido en la tarifa por lo que no es necesario dejar propina. El coche no es necesario para visitar los puntos de interés de la ciudad, que son mucho más accesibles si se hacen paseando tranquilamente o en servicio público. Sin embargo el automóvil es necesario en caso de desplazarse fuera de la ciudad. A diferencia del tráfico en otras capitales europeas, en general conducir en Copenhague es agradable, eso sí, los atascos en las horas punta de la mañana y de la tarde son los únicos inconvenientes. En 2003 se abrirá un nuevo sistema de metro; se prevé que estará plenamente operativo en 2005. Lecturas recomendadas Cuentos de hadas para niños, Gaviota, Madrid, 1997 Memorias de África, Alfaguara, Madrid, 1998 Siete cuentos góticos, Bibliotex, Barcelona, 1999 øren: Escritos, Trotta, Madrid, 2000