Planos de Ciudad Industrial

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Ciudad Industrial
La revolución industrial es un fenómeno histórico social que comenzó en Inglaterra a fines
del siglo XVIII y que se propago en Europa y posteriormente por todo el mundo
transformando el pensamiento acerca de la naturaleza y finalidades de la vida social.
Se caracterizo por el impulso que se dio en el sistema económico denominado capitalismo,
a raíz de múltiples inventos y descubrimientos que se aplicaron a la industria.
Con cada invento fue aumentando la producción por obrero y la producción en masa
permitió a mayor número de gente disponer de mayor número de cosas.
De la producción manual a la mecanizada.
Con el siglo XIX se inicio la Era de la Maquinaria y hasta entonces todos los productos se
procesaban a mano. Los talleres eran rudimentarios y generalmente estaban ubicados en la
casa de su propietario.
Watt inventó el motor a vapor, había nacido la fábrica y pronto la diferencia entre patrones
y empleados fue más acentuada.
Adam Smith expreso sus teorías sobre el capitalismo. El mercantilismo se introdujo en el
capitalismo del sistema industrial.
La producción en serie se impuso en la industria y la repetición mecánica de las
operaciones reemplazó a la versatilidad del trabajo manual.
El transporte.
El transporte da muchas facilidades a la población; se transporta de un lugar a otro con
fluidez en menos tiempo, favorece al comercio regional, etc.
En 1825 empezó a operar en Inglaterra el primer ferrocarril de vapor para el transporte de
pasajeros y en 1829 se inauguró la primera ruta de ferrocarril en Estados Unidos. La
producción industrial experimento un incremento extraordinario, así como el comercio
interno y externo.
En la ciudad de Nueva York apareció en 1831 el primer tranvía tirado por caballos y, en
1822, ya se habían instalado varias líneas de estos tranvías tirado por caballos, sobre rieles.
La congestión del tránsito aumentó paralelamente al crecimiento de la población . en 1871
se reemplazó al tranvía por un tren de vapor.
1885 hizo su aparición el tranvía eléctrico, que reemplazando a los vehículos de
transportación colectiva de tracción animal. En 1917 había en los Estados Unidos 80000
tranvías. En 1895 empezó a funcionar en Chicago un tranvía elevado.
En 1885 Daimler inventó el motor a combustión interna, los medios de transporte iniciaron
una nueva etapa en la congestión del tránsito urbano.
Las comunicaciones.
En los tiempos antiguos se utilizaron los mensajeros para enviar información. La imprenta
y los servicios postales se iniciaron en el siglo XV y así el pensamiento humano pudo
imprimirse, para que todos pudieran conocerlo y leerlo.
La revolución industrial abrió las puertas al genio inventivo del hombre. En 1850 se
enviaron los primeros mensajes por telégrafo.
Hacia fines del primer cuarto del siglo XX, la radio modificó más el concepto de tiempo y
espacio, y los hizo estallar en los cimientos de la civilización, pudiéndose decir que el
proceso está aún lejos de ser completado.
Salud pública y seguridad.
Las medidas de seguridad y salud públicas se extendieron durante el siglo XIX. El primer
sistema de abastecimiento de agua por gravedad se instaló en Boston en 1652. Pero en
1820 ya se usaba el sistema de bombeo y también se habían mejorado mucho los métodos
para el desecho y la eliminación de los desperdicios. El drenaje de las ciudades se vio
congestionado con el aumento de las superficies edificadas, pero el incremento de las calles
pavimentadas permitió mejorar la limpieza de la ciudad y las bocas de tormenta mejoraron
el sistema sanitario urbano.
La primera central eléctrica empezó a operar en 1882 y a partir de esa fecha la luz eléctrica
reemplazó al gas como medio de alumbrado público.
La ciudad fabril.
El ferrocarril extendió sus vías sobre todo el país entre la región de las materias primas, la
fábrica y los consumidores.
Las características de la vida urbana se subordinaban a las necesidades de la producción
industrial.
Los barcos y ferrocarriles se encontraban en las fábricas y la zona portuaria se convirtió en
el centro industrial de la ciudad.
Los procesos técnicos de la producción industrial acaparaban la atención y la vivienda
popular fue olvidada totalmente.
A medida que la economía norteamericana pasó de agrícola a industrial, tanto el pueblo
como los recursos naturales experimentaron pronto los abusos de la explotación, y la lucha
por mantener un medio ambiente decente.
El aire de las ciudades norteamericanas se contaminó con el humo y el hollín de las
chimeneas del nuevo periodo.
El crecimiento industrial de las grandes ciudades indujo a la gente a permanecer en ellas, en
vez de tender hacia las comunidades rurales, mucho más saludables y la consecuencia
inevitable fue el desarrollo de barrios bajos.
La construcción de excesivo número de edificios en áreas reducidas y el achicamiento de
viviendas en los propios edificios, produjo con una rapidez increíble la congestión de la
población.
Los utopistas.
Durante todo el siglo XIX se hicieron esfuerzos para aliviar la condición de las clases
trabajadoras.
Las condiciones deplorables de las viviendas para los trabajadores impresionaron a algunos
dirigentes industriales, que comprendieron los problemas que implicaba para el futuro de la
economía industrial.
Owen era propietario de industrias textiles de New Lanark, familiarizado con los problemas
de la administración industrial, y habiendo introducido mejoras en las condiciones de
trabajo, jornadas y salarios de sus empleados, buscó complementar sus reformas.
Hacia mediados del siglo se propagaron por Inglaterra y algunos países del continente
graves epidemias. Las clases privilegiadas, que podían ignorar muchos problemas
deplorables de la vida urbana, no pudieron mantenerse inmunes ante la enfermedad.
Alarmada por el peligro, la realeza europea inició algunos proyectos paternales.
Las ciudades-modelo.
Reconociendo la necesidad de proveer a sus obreros con buenas viviendas y estimulados
por los proyectos no realizados de los utopistas, algunos ricos industriales edificaron
comunidades modelo.
Unas de las primeras fue la de Beesbrook, construida en 1846 para los obreros de las
tejedurías de lino de Newry, en Irlanda.
George Cadbury, un rico fabricante de chocolates, mudó en 1879 su fábrica de Birmingham
hacia el campo, fundando la ciudad de Bourneville.
1886 los hermanos Lever que fabricaban el jabón Lever construyeron Port Sunlight, cerca
de Liverpool.
Las ciudades modelo construidas por los industriales en el siglo XIX, fueron en realidad tan
pocas en relación al enorme problema de la vivienda en los centros fabriles, que
contribuyeron poco a la solución del problema.
El horizonte de progreso.
A medida que fue avanzando el siglo XIX, los gobiernos europeos adoptaron más
responsabilidades en el mejoramiento de sus ciudades. La ley de Vivienda de Gran Bretaña
de 1890 dio al gobierno y a las autoridades locales los poderes necesarios para expropiar
tierras y construir viviendas para ser rentadas a la clase trabajadora.
La emigración del campo a la ciudad.
El sistema fabril fue atrayendo cada vez más gente hacia los centros urbanos.
La inauguración de los servicios marítimos regulares de vapores entre Europa y los
Estados Unidos en 1840, fue el factor decisivo para la llegada de grandes corrientes
migratorias, que buscaban la libertad. Buscaban mejoramiento en sus vidas.
La espiral del valor de la tierra.
Este siglo contempló el nacimiento de las grandes compañías inmobiliarias y de las
transacciones inmobiliarias como gran negocio.
Todo salía más caro de lo previsto gracias a la inmigración de personas, todo subió.
Durante la última parte del siglo XIX la especulación sobre tierras floreció ampliamente.
Los valores inmobiliarios crecieron a un ritmo fantástico y el problema de encontrar sitio
para la creciente población urbana se hizo cada vez más difícil.
Ciudad clásica
Surge con auge la democracia en Atenas bajo la dirección de Pericles. Nace el sentido de
solidaridad con los compatriotas. Nace la libertad de palabra.
Como todas las ciudades la forma y estructura de ellas depende de la concepción que
sobre el ámbito urbano tienen la cultura que las crea. Tienden hacia la regularidad
geométrica, frecuentemente ortogonal. Pero es en las ciudades griegas donde alcanza su
máximo desarrollo, en la antigüedad clásica. En general las casas son de adobe, ladrillo,
madera y caña.
No obstante hay otras tipologías. Las ciudades egipcias se organizan en torno a una
avenida central, mientras que las mesopotámicas se fortifican y se construyen sobre
elevaciones. Ilahun es la ciudad egipcia más antigua que conocemos. Su plano tiende a la
regularidad geométrica, con bloques rectangulares y calles estrechas y rectas que se cortan
perpendicularmente; la casa, hecha de adobe, madera y caña, se organiza en torno a un
patio central; y la ciudad estaba amurallada. Las ciudades de Mesopotamia se organizan en
torno a una castillo fortificado, que es el punto más elevado de la ciudad. Su función militar
está siempre presente. El resto de la ciudad es ciertamente irregular, con casas de adobe y
madera. A pesar de su irregularidad, no faltaba una gran avenida procesional que
comunicaban la puerta principal con el palacio, lo que les da un aire monumental.
Las ciudades cretenses son precursoras de las griegas. No estaban fortificadas, ya que
por su insularidad se sentían protegidas. En cambio las ciudades del Peloponeso sí tenían
murallas. En estas urbes aparece una plaza central en la que tiene lugar la vida pública.
Salvo excepciones, la ciudad clásica se conforma como una ciudad estado, que
organizaba el espacio circundante para su abastecimiento: agricultura, ganado, monte y
puerto si lo hubiere. Las excepciones más notables son Egipto, Persia y Roma, las más
representativas las ciudades griegas, cuyo modelo pasa a Roma, donde se transforma.
La ciudad estado griega, la polis, tiene un plano ortogonal, más regular cuanto más
organizadas estuvieron. Tienen edificios y lugares públicos donde se reunía el pueblo, y
donde se organizó la democracia y surgió la filosofía. El ágora es un espacio público
destinado para mercados, negocios y cuestión política, esta ubicada principalmente en el
Centro de la ciudad. Estos lugares son los templos, el ágora, el mercado que a veces estaba
cubierto con soportales (la stoa). Fue necesario construir edificios de administración y de
ocio, como los teatros y los estadios. El plano tópico es el que aplicó en Mileto Hipodamos,
al que Aristóteles atribuye el habernos legado la doctrina de la distribución lógica de la
ciudad. Este plano se basa en la disposición ortogonal de las calles y las manzanas. Todas
las calles debían de tener la misma anchura, y la distribución de oficios debería hacerse con
criterios lógicos. Los griegos construyeron colonias en diferentes partes del Mediterráneo, y
para la construcción de nueva planta de una ciudad este tipo de plano es muy útil. Ciudades
como Mileto, Atenas, Esparta, Antioquia, etc., tienen esta tipología, modificada sólo por la
topografía. Siempre que se puede, el plano está orientado en dirección norte-sur, con lo que
todas las viviendas tenían una fachada con vistas al sur.
La casa griega se organiza en torno a un patio central. Solían ser de adobe, y no
especialmente de buena calidad: en Grecia se daba más importancia a la vida pública que a
la privada. Las calles se pavimentaba. Existían drenajes subterráneos para las viviendas
particulares.
Durante la época helenística este tipo de ciudad se extiende por todo el mundo ya que se
crean muchas urbes nuevas, varias con el nombre de Alejandría; pero, en parte, los lugares
tradicionales, como el ágora, han perdido su función.
La ciudad romana es heredera directa de la griega, pero tuvo un desarrollo gradual e
interrumpido durante todo el Imperio. Tienen, como las griegas, un plano ortogonal, lugares
públicos donde se reúne el pueblo para tomar las decisiones políticas y en donde divertirse,
templos y palacios; pero son claramente diferentes. El plano es cuadrangular no todas las
calles son iguales, hay dos calles principales mucho más anchas y que cruzan la ciudad de
parte a parte: el cardo con dirección norte-sur, y el decumanus, con dirección este-oeste. El
resto de las calles son más estrechas y se inscriben dentro de una de las manzanas en que se
divide el rectángulo. Claro que esta es la disposición de las ciudades nuevas,
frecuentemente de origen militar; sin embargo, las ciudades más antiguas, las creadas sobre
poblados indígenas o las que surgen a partir de una casa rural tienen un núcleo central más
irregular. Además, Roma, que alcanza casi el millón de habitantes, tiene un plano más
complejo. Córdoba, Mérida, León, Zaragoza, son algunas ciudades romanas de la península
ibérica, Roma, Constantinopla, Verona, Lutecia, Narbo, Timgad, Tingis, en otras partes,
aunque hay muchas más.
Además de la herencia griega, la ciudad romana desarrolla su propia morfología. Los
romanos tratarán de hacer del entorno urbano un lugar digno para vivir, por lo que son
necesarios: el alcantarillado, la traída de aguas (acueductos), las fuentes, los puentes, las
termas, los baños, el pavimento, el servicio de incendios y de policía, los mercados y todo
aquello que es necesario para que viva la gente lejos del campo y con todos los
refinamientos posibles para mejorar la salud pública. Había edificios públicos para el
gobierno, el culto y la diversión: los palacios, templos, foros, basílicas, teatros, anfiteatros,
circos, mercados, baños, etc.; todos ellos construidos de nueva planta. Había motivos de
adorno y conmemoración como las columnas y los arcos de triunfo. De lo que en principio
carecieron estas ciudades fue de muralla, ya que el poderío del Imperio no ponía en peligro
a los núcleos urbanos; aunque cuando comenzaron las invasiones germánicas en el siglo III
las ciudades se amurallaron, se colmataron y la calidad de la vida urbana descendió. Esto
fue un golpe mortal para una civilización urbana como la romana. Las ciudades se
convirtieron en lugares congestionados y poco saludables, y que en épocas de peligro no
podían proporcionar a sus habitantes los productos básicos; así que los señores hacendados
comenzaron a construir casas en el campo, las villas romanas, que se procuraban todo lo
que necesitaban y se defendían a sí mismas.
Ciudad medieval
La ciudad islámica responde a un tipo de sociedad introvertida y fuertemente
jerarquizada en la que las relaciones comunitarias son mínimas. La vida se desarrolla dentro
de la vivienda, muy espaciosa y lujosa, sin apenas vanos exteriores. El aspecto de la ciudad
islámica es muy pobre ya que tiende a carecer de adornos. Damasco, Bagdad, El Cairo, Fez,
Marraquech, Córdoba, Toledo, son ciudades islámicas bien porque se crearon de nueva
planta bien porque se transformaron tan intensamente que no es posible descubrir en su
plano la morfología anterior.
El callejero es irregular y estrecho en el que con frecuencia hay calles que no tienen
salida y adarves. Son auténticos laberintos. Muchas de estas calles forman barrios con
puertas que se cierran por la noche y los días de fiesta, aislándolos del resto de la ciudad.
No hay en la ciudad islámica plazas, edificios públicos y de diversión, como teatros y
circos. Los únicos lugares comunes son los baños, el zoco y la mezquita.
En todas las ciudades hay una segregación funcional del espacio muy acusada. Existen
barrios de carpinteros, orfebres, zapateros, etc., y el lugar del mercado, el zoco, que se
situaba en un barrio con las mismas características que los demás; calles estrechas y
tortuosas, incluso cubiertas. Aunque es cierto que, modernamente, se han construido zocos
en recintos cerrados y plazas cercadas. En la ciudad medieval islámica existen tiendas fijas
y mercados permanentes, cosa que no encontramos en las cristianas; no en vano su
población supera en mucho a estas. Algunas de ellas cuentan con más de 100.000
habitantes, y otras los 500.000, como Córdoba, Bagdad, Damasco, Toledo, Granada, Fez o
Marraquech. Se trata de una cultura urbana muy desarrollada, y con una morfología
uniforme que se extiende desde la península ibérica hasta la India.
La ciudad medieval islámica está amurallada y por lo tanto tiene puertas en las que se
pagan impuestos de paso por las mercancías. La muralla encierra la medina: la ciudad. Tras
las murallas surgen barrios de arrabales, frecuentemente especializados, donde se sitúan los
oficios no deseados dentro de la ciudad, como los curtidores.
También existen ciudades fortaleza llamadas kasba, que son en realidad un castillo con
dependencias familiares en el interior, en el que no hay calles.
La casa islámica es el lugar donde se desarrolla la vida, tiene un patio ajardinado interior
y dos tipos de estancias: las privadas o harén, y el salámlik en donde se reciben las visitas.
La ciudad medieval cristiana responde a otro modelo de relación social, heredado de
Roma y Grecia. Tienden a la regularidad geométrica y adaptarse a la topografía, si bien la
poca exactitud con que se construyeron les da cierta disconformidad. Ciudades como
Salamanca, Segovia o Soria nacen tras el amurallamiento de varios núcleos rurales
próximos, los cuales irán creciendo hasta llegar a ser uno solo.
La intención de las ciudades medievales no es ser irregulares, por lo que encontramos en
ellas varios tipos de planos básicos: circulares, lineales, bastidas (ortogonales), etc.,
generalmente adaptados a la topografía y en trono a un castillo. La servidumbre de los
caminos interiores, y la diferente estructura y organización inicial de cada núcleo,
conforman, con el paso del tiempo y la aclimatación urbana, una ciudad irregular.
El caserío es pobre, tiene vanos abiertos al exterior y la calle es un lugar de convivencia,
por lo que se tiende a que existan lugares públicos: pequeñas plazas, iglesias y plazas
porticadas.
En la sociedad medieval existe una profunda división entre dos tipos de vida, la rural y
la urbana. La vida urbana se caracteriza por tener una serie de privilegios derivados de un
sistema jurídico especial: el fuero. El fuero concedía a los villanos el privilegio de ciertos
oficios, exenciones y obligaciones fiscales, y la celebración de ferias y mercados.
Las ciudades cristianas no eran demasiado grandes, unos 15.000 habitantes, y no tenían
una desvinculación muy grande del campo, muchos de sus pobladores se dedicaban a tareas
agrícolas.
En la Baja Edad Media se amurallarán la mayoría de las ciudades, sobre todo a partir de
1270 cuando las partidas de Alfonso X el Sabio especifican que ciudad es toda población
amurallada. Todas las ciudades tenían que estar fortificadas, y las que no lo estaban se
cercaron por motivos fiscales, para mantener su fuero y para controlar la percepción de los
impuestos de paso: portazgos, pontazgos y derechos de almacenaje.
Con las murallas aparecen también los arrabales extramuros al borde de ellas, y en
principio un poco alejadas, para no dificultar su defensa. Sin embargo, no es la función
militar la razón más importante para construir murallas; en España la Reconquista ya estaba
en el valle de Guadalquivir, y en el resto de Europa no había grandes peligros de invasión.
Como en las ciudades musulmanas, la segregación funcional del espacio es muy acusada.
Los diferentes oficios se localizan en determinadas calles y barrios; en ellas los gremios
controlan la producción, la calidad, la venta y el acceso a la profesión. Algunos de los
gremios estarán privilegiados.
Las ciudades cristianas tenían una participación activa en su gobierno, por medio de los
ayuntamientos y la catedral, que eran los ejes de la política ciudadana. Algunas de ellas
tenían acceso a las Cortes, que se reunían fundamentalmente para prestar homenaje al rey y
para conceder impuestos extraordinarios. La burguesía medieval, urbana y feudal,
controlaba el gobierno de las ciudades.
Uno de los lugares fundamentales de la ciudad es el mercado, que se situaba en alguno
de los espacios abiertos: una plaza aso portalada, una puerta de entrada, o el cementerio, si
no había plazas dedicadas a tal fin. En la ciudad cristiana no había mercado permanente, ni
tiendas, aunque se podía ir a comprar los artículos de consumo a los productores, en sus
barrios.
Las servidumbres colectivas en la Edad Media son muchas, lo que se refleja en el
aspecto y funcionamiento de la ciudad.
La escasez y decadencia de los centros urbanos tras el siglo III provoca que los reyes
medievales tengan que volver a ocupar ciudades tradicionales o que se funden ciudades de
nueva planta. La fundación de ciudades, y bastidas, consiste, fundamentalmente, en la
concesión de un fuero que presente una ventaja sobre el medio rural y que favorezca la
población de la urbe. Pero no faltan ejemplos de ciudades espontáneas, que se crean en los
cruces de caminos de los grandes ejes económicos como el camino de Santiago, los ríos
navegables, en la desembocadura o en el límite de la navegación, como en el Sena o en el
Rin.
La ciudad medieval es un espacio privilegiado en un entorno feudal con fuertes
servidumbre
personales.
Ciudad neoclásica
Durante el Edad Moderna se crean los estados nacionales y la monarquía absoluta. Esto
implica la extensión del régimen jurídico a todo el territorio, si bien no ha todas las clases
sociales. Por esta época nace el capitalismo mercantil, que tendrá en el descubrimiento de
América y en la deriva del cabo de Buena Esperanza sus hitos más significativos, ya que
dará a los mercaderes la posibilidad de comerciar con otros ámbitos geográficos. Todo esto
supone una nueva concepción de la ciudad como un lugar donde relacionarse y un punto
organizador del espacio regional. La ciudad es el centro del mercado sobre la que confluyen
las mercancías, pero pierden poder político y las influencias que tuvieron en la Edad Media.
El espíritu racionalista de la Edad Moderna tiende a regularizar las calles y a
ensancharlas. En España se crean las plazas mayores: grandes espacios en el centro de las
ciudades, abiertos con ocasión de algún incendio o cualquier catástrofe, o alguna operación
que permitiese al ayuntamiento comprar el suelo barato, como el incendio de Valladolid de
1561. Estas plazas están aso portaladas y acogen a los edificios municipales más
representativos de la ciudad. Además, sirven como mercado, lugar de fiestas y ejecuciones
públicas, o simplemente como centro de relación social. Suelen tener soportales y la
entrada, normalmente, se encuentra en una de las esquinas.
En el Renacimiento, durante la Edad Moderna, con frecuencia se hacen diseños de
ciudades ideales basadas en las ideas de Vitrubio y en el nuevo arte de la guerra, que
incluye la artillería. Tienen plantas geométricas, ortogonal o radial, y un nuevo tipo de
murallas, estrelladas, que responden a la necesidad de defenderse contra la artillería desde
todos los puntos. Sin embargo, este nuevo tipo de ciudad apenas se construye en Europa.
Sólo Palmanova, en Italia, es una ciudad construida de nueva planta con estos supuestos.
Lo que sí se levantarán serán nuevas murallas en las ciudades de frontera, y en este tipo de
fortificaciones no se permitirán los barrios arrabales, a diferencia de lo que ocurre en las
ciudades medievales.
Algo más tarde, en América y África, y en la costa, sí se crearán ciudades nuevas, sobre
todo en los dominios españoles y portugueses. Estas urbes tienen un plano ortogonal, con
calles anchas que siguen un plan. Sólo estaban amuralladas las ciudades costeras que eran
puertos importantes. Incluso algunas ciudades costeras se amurallaron muy tardíamente.
Las urbes americanas tienen una plaza mayor como las españolas, pero esta plaza está
planeada desde el principio y generalmente se crean por la supresión de una o varias de las
manzanas del damero. No suelen tener soportales y la entrada no suele hacerse por una de
sus esquinas sino por el centro de sus laterales. Estas plazas tienen las mismas funciones
que las de la península, pero, además, son plazas de armas, debido al carácter fuertemente
militar de la sociedad indiana.
A pesar de que la muralla moderna tiene una clara función defensiva no se pierde la
función fiscal. En 1625 Madrid se rodea de una cerca fiscal que delimita su territorio y
dentro de la cual los impuestos son diferentes, a los de fuera. También se mantienen los
impuestos de paso y almacenaje.
Durante toda la Edad Moderna el caserío será bajo y pobre, con amplias huertas
interiores donde se suelen depositar las heces. Los longueros son más estrechos que nunca,
y las órdenes religiosas, que se han vuelto urbanas, tienen amortizado gran parte del suelo.
Los gremios son poderosos y ejercen un severo control funcional y espacial sobre la
producción, la calidad, la venta y el acceso a la profesión. La ciudad moderna del siglo
XVI continúa siendo, en gran medida, medieval.
Pero durante el Barroco la ciudad tiende a cambiar radicalmente. Se acometen
operaciones de cirugía urbana: ensanchamiento de calles, creación de perspectivas, salones,
arboledas, paseos, etc. La ciudad refleja la grandeza del Estado y la monarquía, y se señalan
diversos edificios emblemáticos creando espacios y puntos de vista que los destaquen. La
ciudad comienza a tener una fachada, pero también tendrá espacios singulares y recogidos,
que crean luces y sombras, muy del gusto barroco.
UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA
(UAS)
ESCUELA DE INGENIERIA
CARRERA DE ARQUITECTURA
TEMA:
CIUDAD CLÁSICA
CIUDAD MEDIEVAL
CIUDAD NEOCLÁSICA
CIUDAD INDUSTRIAL
MATERIA:
PLANIFICACIÓN URBANA Y RURAL I.
MAESTRA:
ING. KARLA
ALUMNO:
FRANCISCO JAVIER RAMÍREZ CARRIZOSA
GRADO:
4
GRUPO:
3
VI. SEMESTRE
TURNO:
NOCTURNO
MAZATLÁN, SINALOA A 10 DE DICIEMBRE DEL 2002.
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