Acción Pauliana

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La Acción Pauliana
Desarrollo del Tema
• Nociones generales
• Evolución histórica y su perfeccionamiento
• Antecedentes y origen
Al indagar en diferentes fuentes sobre los orÃ−genes de la Actio Pauliana se encuentran una serie de
situaciones difusas que impiden una total visión acerca del pasado de este recurso, no obstante se
encuentra una serie de datos fidedignos y precisos que ayudan a construir gran parte de su desarrollo.
Este procedimiento fue concebido en Roma, en época anterior a Cicerón, o sea, muy cerca al fin
de la República. Surge paralelamente al desarrollo del Derecho Pretorio como respuesta a la
iniquidad e ineficacia del “Ius Civile Quiritarium”, derecho en extremo formalista.
La Acción Pauliana nace de la necesidad de regular efectivamente las enajenaciones fraudulentas
contra el acreedor, esto no significa que no existiesen anteriormente recursos para estos casos; sin
embargo los anteriores procedimientos carecÃ−an una regulación especÃ−fica y de soluciones
equitativas.
AsÃ− podemos remontarnos a Legis Actio Per Manus Iniectiom, “por medio de la cual el acreedor
tenÃ−a el derecho de vender al deudor como esclavo, incluso junto con su familia, o de matarlo si el
crédito era de sentencia o de confesión”. Sin embargo con la lex Poetelia Papiria del 326 a. C, la
“garantÃ−a que tienen los acreedores ante deudores incumplidores es cobrar sus créditos
ejecutándolos sobre el patrimonio del deudor, pero si éste es insolvente, cae en nada el derecho de
los acreedores a ser satisfechos”. Por lo tanto, con la nueva ley desaparece la coerción fÃ−sica en
caso de deudas insatisfechas, quedando el acreedor prácticamente desamparado para hacer efectivos
sus derechos.
A partir de este punto surgen una serie de medidas que, por las interpolaciones de los compiladores
justinianeos, hacen obtusa una plena segregación, a pesar de esto podrÃ−a afirmarse que el pretor
habrÃ−a concedido en primer término un interdicto restitutorio y luego una acción personal que
se habrÃ−a completado, por último con la in integrum restitutio (ya entrado la época clásica.)
La Acción Pauliana creada supuestamente por un Pretor de nombre Paulus* es anterior a la ley
Aebutia (aunque la fecha de ésta es indeterminada es cree alrededor del 150 al 125 a. C) que va
poniendo fin al formalismo de las acciones civiles. Este supuesto sirve de base para afirmar desarrollo
histórico de la Actio Pauliana en los albores de la República.
Otras dos acciones que aparecen en la transición de la República al Principado la actio quo metus
causa como respuesta a los delitos de metus y la actio doli para el resarcimiento de un daño sufrido
en caso de dolus. Junto con la Accion Pauliana conforman las tres acciones pretorias in personam
más destacadas.
1.1.2 En el Derecho Clásico
Este perÃ−odo figura a partir del siglo I a. C, perÃ−odo que sucede a la República, por lo tanto
podemos especular que verdaderamente comienza aquÃ− el verdadero perfeccionamiento de la
Acción Pauliana.
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La época del Derecho Clásico es considerada como el pleno florecimiento del Derecho Romano,
y en el que se alcanza una extraordinaria precisión y propiedad de las instituciones, las soluciones a
los problemas concretos alcanzan el mayor grado de perfección, como consecuencia del desarrollo
de la actividad jurisprudencial de los jurisconsultos. Igualmente el Derecho Honorario va a nutrirse
debido a que los propios juristas asesoraban a los pretores, y en muchos casos resultaban ser ellos
mismos los magistrados judiciales.
à ntimamente ligada a la Actio Pauliana, y en muchos casos producto de confusión, aparece el
interdictum fraudatorium dentro del Derecho Clásico, que al igual que la Acción Pauliana
amparaba al acreedor contra los deudores fraudulentos.
La Actio Pauliana dentro del Derecho Clásico tenÃ−a carácter y valor marcadamente penal, ya que
el fraus creditorum era considerado como delita privata. No obstante esta caracterÃ−stica dejará de
producir los efectos concernientes en el Derecho Justinianeo.
Los principales jurisconsultos de la época clásica que opinaron y precisaron la Acción Pauliana
fueron: primeramente Paulo*, con quien se tienen especulaciones sobre el origen del nombre de la
acción; Ulpiano y Juliano.
• En el Derecho Justinianeo
El valor que toma este perÃ−odo, desde el 527 d. C cuando Justiniano subió al Trono, fue la
elaboración de la más completa compilación del Derecho Romano: El Corpus Iuris Civilis, a
partir del 528 d. C.
Dentro de esta gran obra, la parte que cobra mayor importancia es el Digesto donde se recopila e
interpola las más valiosas opiniones de los jurisconsultos del Derecho clásico.
El grupo de trabajo, encabezado por Triboniano (cuestor del Palacio, realizaron una serie de
interpolaciones con muchas de las instituciones romanas que quedaron fusionadas haciendo más
difÃ−cil la tarea de identificarlas; no obstante consolida las figuras de un modo más práctico.
La Acción Pauliana queda grabada donde del Digesto y de las Institutas, y se le da el carácter de
acción in factum.
Según el profesor Pedro Bonfante: “la acción Pauliana en el Derecho Justinianeo es la fusión de
instituciones clásicas, probablemente la actio Pauliana y el interdictum fraudatorium; ella es
arbitraria, in factum, temporal, intransmisible a los herederos si excede de la medida del
enriquecimiento, pero ya no es noxal, ni se une con otros medios, ni entre varios coautores”.
Para el profesor Di Pietro es la restitutio in integrum y el interdictum fraudatorium los que “parecen
haberse refundido en una actio in factum amplia -vulgarmente llamada Pauliana...”
Otro autor que comparte tal opinión es Kunkel que nos dice: “En el Derecho Justinianeo se funden
estos dos remedios, aunque de modo formalmente imperfecto, en una acción revocatoria, que se
suele conocer con el nombre de actio pauliana...”. Podemos señalar que Torrent también
considera de igual manera la fusión de la in integrum restitutio y un interdicto fraudatorio, los que en
el Derecho justinianeo tomaron el nombre genérico de Acción Pauliana o revocatoria.
1.2 Controversias Históricas
La primera disputa surgida dentro del origen de la Actio Pauliana es el dilema de la autorÃ−a de la
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misma.
Aunque la mayor parte de los estudiosos del Derecho Romano consideran que el autor de la Acción
Pauliana es un Pretor de la época de la República, de nombre Paulus*, pero cuya identidad no
conocemos, sólo llevan a esta afirmación al campo de la posibilidad. Otros autores prefieren
aventurarse menos, y atribuyen al jurisconsulto Paulo como el verdadero creador del nombre
Pauliana, referente a una de las interpolaciones en el Digesto sobre la acción revocatoria de los actos
fraudulentos contra el acreedor.
Carames Ferro afirma que no debe ser confundido el Pretor Paulo con el jurisconsulto Paulo de la
época clásica, aunque advierte que en el Digesto se califica la acción como acción de fraude, y
sólo en algún texto aislado como en uno interpolado por Paulo se le designa como Pauliana.
El eminente romanista francés, Collinet, en el artÃ−culo publicado en la Nouvelle Revue
Historique de Droit, en 1919, intentó demostrar que el nombre de acción Pauliana no se conoció
en el Derecho Clásico, ni en el PerÃ−odo Justinianeo, sino que se introdujo en la Ley 38 ξ 4, por
vÃ−a de glosa justinianea. “La llamada Acción Pauliana se llamó Actio in Factum pero Quam,
quae in fraudem Creditorum gesta Sunt, revocatur: Acción in factum en cuya virtud se revocan y
anulan los negocios jurÃ−dicos llevados a términos por el deudor con fraude y en perjuicio de sus
acreedores”. Pero la demostración no parece lograda. Por otra parte, el Padre José MarÃ−a Urio,
en su libro de Derecho Romano tiene una tesis contraria a la de Collinet y demuestra en forma
fehaciente, que Julio Paulo, Jurisconsulto de la época Clásica Imperial, emplea el término
“Actio Pauliana”, en un pasaje de su obra sobre Plaucio.
En recientes estudios de O. Lenel y de S. Solazzi parecerÃ−an demostrar que la acción revocatoria
no habrÃ−a sido creada sino por Justiniano.
De todas estas divergencias podemos deducir que la Actio Pauliana es una figura históricamente
controversial, pero asÃ− mismo se nota, por las mismas complicaciones, que es un recurso que ha
sido bien depurado y condensado a través de las fases del Derecho Romano y por los estudios de
investigadores, glosadores y romanistas, ofreciéndonos una figura con personalidad de Derecho
aún vigente en nuestros dÃ−as.
♦ Definiciones de Acción Pauliana.
Según GarcÃ−a Garrido la Actio Pauliana viene a ser la acción, creada probablemente en el
Derecho Justinianeo, con el carácter de revocatoria a favor de cualquier acreedor interesado para
revocar los actos que el deudor hubiese realizado fraudulentamente en su perjuicio. Esta acción se
concede también a los acreedores contra el adquirente de buena fe pero sólo en la medida de su
enriquecimiento.
Igualmente nos define dicho término el Catedrático Faustino Gutiérrez; “es una acción creada
por un pretor desconocido, Paulus, en época incierta, personal, in factum y arbitraria, concedida en
favor de los acreedores para hacer rescindir los actos que hubiese realizado fraudulentamente el
deudor en su perjuicio, y tenÃ−a principal aplicación en los casos de venta de los bienes del deudor
sin haber sido satisfechos los acreedores, solicitándose la revocación de la bonorum venditio en el
plazo del año de su celebración. En el Derecho Justinianeo reúne las caracterÃ−sticas de ser in
factum, arbitraria, temporal e intransmisible a los herederos en ciertos casos, como resultado de la
fusión de la anterior actio publiciana pretoria con el interdictum fraudatorium, pudiendo ejercitarse
contra todos los actos fraudulentos realizados con tal finalidad, contra el deudor y contra los terceros
beneficiados por el acto.”
La noción del profesor Eugene Petit es la siguiente: “la acción pauliana se da a los acreedores para
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hacer rescindir los actos que hubiese realizado fraudulentamente el deudor en su perjuicio. Encuentra
su aplicación cuando los bienes del deudor han sido vendidos, sin haber sido pagados
Ã−ntegramente los acreedores.
El profesor Armando Torrent opina que la Acción Pauliana es aquélla “por la que se podÃ−an
revocar todos los actos que un deudor habÃ−a realizado en perjuicio de sus acreedores. Esta acción
tiene el interés de proteger a toda persona vÃ−ctima de un fraude por parte de su deudor y está en
relación con la transmisión que el deudor hacÃ−a a veces de su patrimonio para defraudar a sus
acreedores. Con frecuencia los deudores por mala fe pretendÃ−an sustraerse a sus acreedores
provocando una situación de insolvencia; el deudor voluntariamente se hacÃ−a pobre, enajenaba sus
bienes con lo que los acreedores no contaban con la masa patrimonial de su deudor donde pudieran
obtener satisfacción de sus créditos”.
2.1.1 Sujetos PartÃ−cipes.
Dentro de la relación que se desarrolla alrededor de la Acción Pauliana se presentan o pueden
presentarse los siguientes sujetos:
♦ Acreedor(es): son las personas vÃ−ctimas que no pueden hacer efectivo su derecho de
crédito sin la utilización de la acción. Se encuentran en la posición perjudicada, ya que
por la insolvencia del deudor no han podido hacer efectivo su crédito. Es la parte que
demanda.
♦ Fraudator: deudor doloso que ha caÃ−do en insolvencia o ha enajenado la prestación que
iba a serle frente a su(s) acreedor(es) con la intención de no pagarle. Es la parte demandada.
♦ Tercer adquirente o bonorum emptor: persona que adquiere los bienes del fraudator.
PodÃ−a bien ser doloso o no, resultando ser comprador de los bienes o donatario del deudor.
♦ Curator bonorum: persona designada por los acreedores que han quedado insatisfechos en
sus créditos para exigir la restitución de aquellos bienes que el deudor habÃ−a enajenado
con la intención dolosa de caer en insolvencia.
2.1.2 Condiciones para el ejercicio de la Actio Pauliana.
Para que funcionase era necesario:
♦ Que se hubiera celebrado un acto jurÃ−dico de resultas del cual quedaba empobrecido el
deudor. La acción pauliana puede ejercitarse cualquiera que sea la naturaleza del acto: una
enajenación, una donación, una obligación, la remisión de una deuda, etcétera. Dichos
actos podÃ−an ser positivos o negativos, a tÃ−tulo gratuito u oneroso, lo importante era que
implicaran una efectiva disminución patrimonial. “Los acreedores no pueden atacar aquellos
actos por los cuales no haya podido enriquecerse; por ejemplo, por haber repudiado una
sucesión o un legado.”
♦ Que el empobrecimiento, o sea, los actos y omisiones del deudor, perjudiquen a los
acreedores. Los acreedores podÃ−an probar ese daño acreditando que los bienes que
quedaban en la cabeza del deudor eran insuficientes para cubrir el crédito.
♦ Que el acto atacado ha sido hecho en fraude de los acreedores (fraudationis causa.) El fraude
comprende dos elementos: el primero, el elemento material, el perjuicio (eventus damni) por
producir o agravar el estado de insolvencia del obligado. El segundo es el elemento
intencional o consilium fraudis. No es necesario que el deudor haya tenido intención de
lesionar a sus acreedores: bastaba con probar que el deudor no podÃ−a pagar sus deudas
porque, por ejemplo, su pasivo era superior a su activo, o sea que haya tenido conciencia del
perjuicio que les causa.
♦ Que el tercero a cuyo favor se otorgó el acto hubiera sido cómplice en el fraude (conscius
fraudis), es decir, que hubiese obrado de mala fe. Para probar que el tercero era cómplice se
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usaba estas resoluciones: si se trata de un adquirente a tÃ−tulo oneroso, de un comprador, por
ejemplo, solamente sucumbe si ha sido conscius fraudis. Si es de buena fe, triunfa porque
tiene la ventaja de la posesión. Si se trata de un adquirente a tÃ−tulo gratuito o de un
donatario, sucumbe aunque sea de buena fe. Sin embargo, si es de buena fe, sólo debe
cuenta de su enriquecimiento.
♦ La acción puede ser ejercitada por los acreedores anteriores al acto que les haya causado un
perjuicio, o en su nombre por el curador de los bienes del insolvente. Los acreedores
posteriores no podÃ−an quejarse porque el acto ya estaba realizado cuando trataron con el
deudor.
2.1.3 Efectos.
El principal efecto de la Acción Pauliana es la restitución al patrimonio del deudor de los bienes
fraudulentamente cedidos o enajenados. O sea que por declaración del juez orden al demandado que
se restablezcan las cosas en el estado en que estaban antes del acto contra el cual iba dirigida la
acción pauliana. Su ejercicio favorece a todos los acreedores, aun los de fecha posterior al acto
fraudulento, y alcanza al tercero adquirente de buena fe, cuando el acto fraudulento sea a tÃ−tulo
gratuito.
Cuando se trata de una enajenación, debe ser restituida la cosa enajenada con los productos y los
frutos que se hayan producido eventualmente; pero si la demanda es una remisión de deuda, el
crédito remitido se restablece en toda su plenitud.
El demandado es absoluto, siempre que obedezca a la orden del juez, si se niega a la restitución
incurre en una condena y debe indemnizar lo equivalente al perjuicio ocasionado.
2.1.4 Figuras o remedios similares a la Acción Pauliana.
• In integrum restitutio: restitución por entero, por completo. Medida jurÃ−dica consistente en la
cancelación plena de los efectos o consecuencias de un hecho o negocio jurÃ−dico, restableciendo la
cosa o situación en su estado anterior, como si tal hecho o negocio jurÃ−dico no se hubiera
realizado. En la esfera del derecho procesal romano constituye una de las medidas que tiene a su
alcance el magistrado para solucionar una cuestión en virtud de su imperium. La concedÃ−a por
decreto, previo conocimiento de causa, estimada justa, presente el adversario o declarada su
contumacia.
• Interdictum fraudatorium: interdicto concedido por el pretor, durante un año útil, al acreedor de
un deduor insolvente a fin de que pueda entrar en posesión de algún bien corporal que el deudor
hubiese fraudulentamente enajenado.
• Otras figuras:
♦ Interdicta restitutoria: interdictos restitutorios, también denominados decreta, son
aquellos en los que se ordena al demandado una restitución; tal carácter tienen, por
ejemplo, los interdicta recuperandade possessionis.
♦ Actio Fabiana: acción pretoria, in factum, penal, arbitraria e in personam, concedida al
patrono para obtener la revocación, aún frente a adquirentes de buena fe, de todos aquellos
actos por los que su liberto se habÃ−a voluntariamente empobrecido con la intención
fraudulenta de perjudicarle en sus derechos de sucesión testamentaria.
♦ Actio Calvisiana: acción pretoria, in factum, penal y arbitraria, concedida al patrono para
solicitar, una vez fallecido el liberto, la revocación de los actos en cuya virtud éste
habÃ−a fraudulentamente disminuido su patrimonio en vida a fin de aminorar los derechos de
sucesión abintestato del patrono.
2.1.5 Supuestos acerca de la naturaleza de la Acción Pauliana.
¿Acción in personam o in rem?
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Esta cuestión ha sido fruto de constantes discusiones entre comentaristas, y sobre todo, de aquellos
que se dedican a especular sobre el verdadero origen de la Acción Pauliana.
Los que afirman que es una acción in rem (sobre una cosa) toman el texto de las Instituciones que se
otorga por medio de la fórmula de las acciones ficticias y permitÃ−a suponer que los bienes
entregados por el deudor en fraude de sus acreedores nunca habÃ−an salido de su patrimonio.
Orangel RodrÃ−guez sostuvo que la Acción Pauliana es real ya que permitÃ−a rescatar las cosas
que indebidamente habÃ−an salido del patrimonio del deudor.
Defienden esta tesis con otros alegatos como la naturaleza de la oponibilidad de las acciones reales
contra todos los poseedores.
Sin embargo, los comentaristas que apoyan la tesis de que la acción es personal se sustentan en la
fórmula in factum que está contemplada en el Digesto, que comprendÃ−a toda clase de fraude,
fuera o no por medio de la enajenación.
La mayorÃ−a de los comentaristas la consideran personal por la razón esencial de que sólo podÃ−a
intentarse contre el autor del fraude y los que habÃ−a sido co-partÃ−cipes de él. “Windscheid en
sus Pandectas dice que el titular de un derecho real tiene a su disposición una multiplicidad de
razones contra todo el mundo y excepcionalmente esta razón no compete contra esta o aquella
persona; mientras que quien dispone de un derecho personal tiene una razón limitada, puesto que no
la puede invocar sino contra una persona determinada o contra una pluralidad determinada de
personas”.
Por otra parte, existe una tercera postura que trata de mediar entre ambas, ya que concilian lo que se
ha dicho anteriormente, es por lo tanto una acción real como una acción personal. La acción que
se les da para reclamar los bienes enajenados en fraude de sus derechos es real o personal, según la
cuestión que se ha promovido.
• Proyección de la Acción Pauliana en el Derecho Civil
• Definiciones actuales
Según el profesor Jorge Giorgi la Acción Pauliana es considerada como a un derecho y no como a
una acción encaminada al cumplimiento de un crédito exigible. à l la define como “derecho del
acreedor a impugnar los actos realizados por el deudor en fraude de sus derechos”.
La opinión del profesor español Federico Puig Peña se acerca más al concepto romano de la
Acción Pauliana, nos dice: “Es el recurso concedido por la ley a los acreedores para revocar aquellos
actos del deudor que, al ser realizados con el designio de sustraer su patrimonio a la acción de los
mismos, coloca a éstos en la posibilidad de hacer sus derechos.”
Para el profesor Fernando Vidal RamÃ−rez “es el Derecho que tiene el acreedor de impugnar
mediante esta acción los actos que realice el deudor y que califique de fraudulentos a fin de que tales
actos queden sin efectos”.
Para los Profesores de nuestra Facultad, Doctores Arturo GarcÃ−a Unda y Jorge Sotomayor Unda,
define a la Acción Pauliana como: “Es la que determina a favor del acreedor para demandar la
revocatoria de los actos celebrados en perjuicio o fraude de sus derechos”.
• Legislación Nacional.
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La Acción Pauliana en nuestra legislación está regulada de modo especÃ−fico en nuestro
Código Civil, en el artÃ−culos 2.370.
Pero el art. 2.369 tutela la nulidad de los actos del Deudor sobre los bienes concursados.
Art. 2369.- (NULIDAD DE ACTOS DEL DEUDOR SOBRE BIENES CONCURSADOS).- Son
nulos todos los actos ejecutados por el deudor relativamente a los bienes de que ha hecho cesión, o
de que se ha abierto concurso a los acreedores.
Concordancias:
Código Civil (Libro IV): Arts. 1630, 1697, 1698.
Código de Procedimiento Civil, Codificación: Arts. 507, 512.
El deudor puede hacer cesión voluntaria de sus bienes cuando, por caso fortuito o fuerza mayor, no
se halle en condiciones de pagar a sus acreedores. Si no hace dicha cesión, sus acreedores pueden
pedir al Juez que abra un concurso de acreedores en conformidad con las normas establecidas en el
Código de Procedimiento Civil.
En cualquiera de estos dos casos, no podrá el deudor vender, permutar, donar, hipotecar o empeñar
los bienes que haya cedido a sus acreedores o los bienes concursados, bajo pena de nulidad de tales
actos. Esta nulidad tiene el carácter de absoluta, por tratarse de un acto expresamente prohibido por
la ley (objeto ilÃ−cito) y constituye una garantÃ−a en beneficio de los acreedores para contrarrestar
las acciones dolosas del deudor.
Art. 2370.- (ACCIÃ N RESCISORIA PAULIANA).- En cuanto a los actos ejecutados antes de la
cesión de bienes o la apertura del concurso, se observarán las disposiciones siguientes:
• Los acreedores tendrán derecho para que se rescindan los contratos onerosos, y las hipotecas,
prendas, anticresis o constitución de patrimonio familiar, que el deudor haya otorgado en perjuicio
de ellos, estando de mala fe el otorgante y el adquirente, esto es, conociendo ambos el mal estado de
los negocios del primero;
• Los actos y contratos no comprendidos bajo el número precedente, incluso las remisiones y pactos
de liberación a tÃ−tulo gratuito, serán rescindibles, probándose la mala fe del deudor y el
perjuicio de los acreedores; y,
• Las acciones concedidas en este artÃ−culo a los acreedores expiran en un año, contado desde la
fecha del acto o contrato. 24
Concordancias:
Código Civil (Libro II): Arts. 722, 817, 835.
Código Civil (Libro III): Arts. 1261, 1225, 1410.
Código Civil (Libro IV): Arts. 1456, 1630, 1698, 2286, 2309, 2337, 2424.
Código de Procedimiento Civil, Codificación: Arts. 507
El Art. 2.969 hace referencia a los actos ejecutados por el deudor después de que ha hecho cesión
de bienes o de que se ha abierto concurso. En cambio el Art. 2370 complementa dicha disposición ya
que se refiere a los actos ejecutados por el deudor antes de la cesión o declaración de concurso.
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El inc. 1° del Art. 2.370 señala a continuación: “en cuanto a los actos ejecutados antes de la
cesión de bienes o la apertura del concurso (declaración de quiebra), se observarán las
disposiciones siguientes”, y señala tres reglas que estudiaremos en esta sección.
Con la declaración de quiebra, los acreedores atajan todos los actos del deudor que los puedan
perjudicar, pero es posible de que antes que ella llegue, el deudor haya efectuado algunos actos de
mala fe, con el exclusivo afán de burlar a sus acreedores. La posible negligencia del deudor, que
puede privar a los acreedores de bienes que normalmente debieron ingresar a su patrimonio.
AquÃ− estamos frente a una situación más grave; el deudor maliciosamente ejecuta actos
destinados a perjudicar la garantÃ−a general que sobre su patrimonio tienen los acreedores. No se
trata ya de no enriquecerlo, sino de empobrecerlo intencionalmente, como si por ejemplo dona todos
sus bienes a un tercero no quedando en qué hacer efectivos los créditos de los acreedores.
Estas acciones fraudulentas del deudor pueden efectuarse de dos maneras: otorgándose un acto
aparente de enajenación, simulando deudas que no existen, etc. Si se prueba la simulación, los
acreedores pueden ampararse en la acción propia de esta institución. En otras ocasiones, el acto
puede ser real, pero celebrado con el solo afán de perjudicar a los acreedores, como ocurre en el
ejemplo antes dado.
Frente a este fraude, el legislador no puede quedar indiferente, y concurre en auxilio de los acreedores
otorgándoles la acción pauliana o revocatoria para que dejen sin efecto dichos actos del deudor en
la parte que los perjudican.
• Jurisprudencia Nacional.
Ver ACCION PAULIANA, Gaceta Judicial. Año 1. Serie II. Nro. 81. Pág. 645. (Quito, Octubre
23 de 1884).
Ver RESCISION DE CONTRATOS DE BIENES EJECUTADOS, Gaceta Judicial. Año II. Serie II.
Nro. 93. Pág. 743. (Quito, Septiembre 2 de 1887).
Ver ACCION RESCISORIA, Gaceta Judicial. Año XXI. Serie IV. Nro. 99. Pág. 790. (Quito, 31
de Enero de 1923).
Ver ACCION PAULIANA, Gaceta Judicial. Año XXVIII. Serie V. Nro. 20. Pág. 357. (Quito, 3
de Abril de 1930).
Ver PRESUNCIONES GRAVES, PRECISAS Y CONCORDANTES, Gaceta Judicial. Año XXXI.
Serie V. Nro. 67. Pág. 1560. (Quito, 24 de Junio de 1932).
Ver ACCION RESCISORIA, Gaceta Judicial. Año XXXI. Serie 5. Nro. 73. Pág. 1730. (Quito, 20
de Diciembre de 1932).
Ver COLUSION, Gaceta Judicial. Año XLI. Serie 6. Nro. 14. Pág. 886. (Quito, 15 de Mayo de
1944).
Ver ACCION PAULIANA, Gaceta Judicial. Año LV. Serie 7. Nro. 14. Pág. 1662. (Quito, 20 de
Diciembre de 1950).
Ver ACCION PAULIANA, Gaceta Judicial. Año LV. Serie 7. Nro. 15. Pág. 1747. (Quito, 18 de
Febrero de 1952).
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Ver RESCISION POR ACCION PAULIANA, Gaceta Judicial. Año LXVI. Serie X. Nro. 2. Pág.
1997. (Quito, 29 de Mayo de 1961).
Ver ACCION PAULIANA, Gaceta Judicial. Año LXXI. Serie XI. Nro. 2. Pág. 259. (Quito, 7 de
Mayo de 1968).
Ver ACCION PAULIANA, Gaceta Judicial. Año LXXXII. Serie XIII. Nro. 13. Pág. 3033. (Quito,
29 de Julio de 1981).
• Conclusiones
Luego de realizar nuestras investigaciones y estudios acerca de la institución conocida como
Acción Pauliana; podemos dilucidar una serie de conclusiones con relación a su evolución y
transformación.
La Acción Pauliana fue producto de la necesidad de controlar los actos del deudor, que en caso de
mala fe, podÃ−an disponer para causar daño al derecho del acreedor. Desde sus inicios, cuando con
una serie de recursos que controlaban situaciones similares; curiosamente esa situación se mantiene
en nuestros tiempos, donde no existe una informidad de los instrumentos jurÃ−dicos para estos casos,
como notamos en el estudio de la sentencia fijada donde se discutÃ−a posteriormente, que en vez de
proceder el recurso de la acción pauliana, debÃ−a ser utilizado la acción rescisoria o de
resolución.
Pensamos que nuestra legislación tiene que ser más precisa en el uso y en el establecimiento de los
requisitos para cada instrumento jurÃ−dico, con el fin de evitar divergencias que tiendan a distraer el
proceso y a la justa sentencia.
Para finalizar, se agradece la iniciativa de realizar un trabajo investigativo que motivó la búsqueda;
que recuerde a aquellos que estudiamos el Derecho que siempre debemos tener presente a la
imperecedera fuente romana.
• Anexos
No. 52-2002
Dentro del juicio ordinario de nulidad de contrato de compra venta No. 196-2001 propuesto por
Mariana Guamán Agila y Miriam Guamán en contra de Segundo Eladio y Andrés Montalvan
DÃ−az, se ha dictado lo que sigue:
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
PRIMERA SALA DE LO CIVIL Y MERCANTIL
Quito, marzo 11 de 2002; las 09h00.
VISTOS: MarÃ−a Isabel Guamán Agila y Miriam Alicia Guamán deducen recurso de casación
contra la sentencia pronunciada por la Segunda de la Corte Superior de Loja, en el juicio ordinario de
acción pauliana que siguen las recurrentes en contra de los hermanos Segundo Eladio Montalván
DÃ−az y Andrés Honorio Montalván DÃ−az. Aducen que en la sentencia se ha dejado de aplicar,
por analogÃ−a, el artÃ−culo 2393 del Código Civil, y se cita desatinadamente las normas legales de
los artÃ−culos 2394 y siguientes del Código Civil, que no son aplicables al caso. Por concedido el
recurso, sube a la Corte Suprema de Justicia y, por el sorteo de ley, se radica la competencia, en esta
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Primera Sala de lo Civil y Mercantil, la que en providencia del 29 de agosto del 2001 acepta a
trámite el recurso. Concluida la sustanciación, atento el estado de la causa, para resolver se
considera: PRIMERO: Como ha resuelto esta Sala en numerosos fallos, el ámbito dentro del cual
puede actuar el Tribunal de Casación está dado por el propio recurrente, quien en el recurso de
casación, al determinar la causal o causales del artÃ−culo 3 de la ley de la materia y la cita exacta de
las normas de derecho que, a su criterio, se han transgredido, delimita la competencia de aquel. El
Tribunal de Casación no puede, pues, enmendar errores ni completar omisiones en la formulación
del recurso de casación y, en general, casar la sentencia de oficio, salvo que encuentre que se han
omitido solemnidades sustanciales o que se ha violado el trámite inherente a la naturaleza del asunto
o de la causa que se está juzgando, que no sean susceptible de convalidación y hayan producido
indefensión, o que falte alguno de los presupuestos para poder dictarse sentencia de mérito o
fondo, como el caso de falta de legitimo contradictor. Por estas razones, en el presente recurso esta
Sala se circunscribirá a examinar y resolver la acusación formulada por las recurrentes, con
respaldo en la causal primera del artÃ−culo 3 de la Ley de Casación, de que en la sentencia se ha
omitido aplicar, por analogÃ−a, el artÃ−culo 2393 del Código Civil y se ha citado
desafortunadamente el artÃ−culo 2394. SEGUNDO: Según el artÃ−culo 2391 del Código Civil,
toda obligación personal da al acreedor el derecho de hacerla efectiva en todos los bienes raÃ−ces o
muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose solamente los no embargables
designados en el articulo 166 1 quien contrae una obligación personal está constituyendo una
prenda general de todos sus bienes a favor de su acreedor. En consecuencia, cuando el deudor no paga
voluntariamente la deuda al acreedor este tiene derecho para acudir ante los órganos judiciales a fin
de que se obligue al deudor a pagarle mediante la venta forzosa de sus bienes (embargo y remate),
para con el producto de esta venta cubrir su crédito; pero hay casos en el que el acreedor se topa
con la novedad de que el deudor, notificado con el mandamiento de ejecución, no paga ni dimite
bienes equivalentes para el embargo. También puede suceder que el deudor, de acuerdo con lo
previsto en el Parágrafo 9, TÃ−tulo IV, Libro Cuarto del Código Civil (artÃ−culos 1657 a 1667),
se acoja a la cesión de bienes cumpliendo los requisitos señalados en los artÃ−culos 527 y 528 del
Código de Procedimiento Civil. En los supuestos mencionados, el acreedor puede pedir que se inicie
juicio de concurso de acreedores y, consiguientemente, se declare insolvente al deudor; tratándose
de comerciantes matriculados el juicio se denomina de quiebra. Ahora bien, el deudor para evadir el
pago, puede recurrir al arbitrio de enajenar y traspasar sus bienes a terceros. Esta enajenación puede
tener lugar en dos momentos distintos: 1) por actos o contratos ejecutados por el deudor,
relativamente a sus bienes, antes de la cesión de bienes o la apertura del concurso de acreedores y 2)
por actos o contratos ejecutados por el deudor relativos a sus bienes, posteriores a la cesión de bienes
o la apertura del concurso de acreedores. El Código Civil para proteger al acreedor ha previsto
acciones peculiares para cada uno de los mencionados casos, en los artÃ−culos 2394 y 2393. El
primero de los artÃ−culos nombrados regula la acción concerniente a actos o contratos de
enajenación de bienes del deudor antes de la cesión de bienes o la apertura del concurso, y el
segundo, después de producidos estos actos jurÃ−dicos.- TERCERO: La acción establecida en el
artÃ−culo 2394 del Código Civil es la llamada por la doctrina acción pauliana. Para la procedencia
de esta acción, por actos o contratos onerosos, prevista en el inciso primero del artÃ−culo citado,
deben cumplirse las siguientes condiciones: a) Que el deudor no haya pagado ni dimitido bienes
equivalentes, notificado con el mandamiento de ejecución. De lo contrario, el actor no podrÃ−a
alegar perjuicio, pues los bienes de aquel alcanzarÃ−an para el pago de sus obligaciones; y, b) Que
entre el deudor y tercero adquiriente haya connivencia en el fraude, connivencia que se presume si el
tercero conocÃ−a el mal estado de los negocios del primero. Esta es una exigencia derivada de la
seguridad de las transacciones; si bastara la mala fe del enajenante, nadie pudiera estar seguro de los
derechos que adquiera, por más que haya pagado el justo precio y haya actuado con total buena fe.En cambio, para la procedencia de la acción pauliana, por actos o contratos a tÃ−tulo gratuito,
previsto en el inciso segundo del artÃ−culo 2394 del Código Civil, basta cumplirse la condición
señalada en la letra a); la rescisión del acto o contrato a tÃ−tulo gratuito, no supone la pérdida
de derecho de propiedad a cambio de una prestación equivalente, sino simplemente la extinción de
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un beneficio, de allÃ− que es lógico que la ley no sea tan severa como en el caso del traspaso
oneroso de los bienes. CUARTO: El único cargo formulado por las recurrentes, es el de que la
sentencia adolece del vicio in iudicando previsto en la causal primera del articulo tres de la Ley de
Casación porque no se ha aplicado por analogÃ−a al caso concreto de la litis el artÃ−culo 2393 del
Código Civil. En la fundamentación del recurso expresan: Desafortunadamente, con criterio
estacionario en la función y finalidad del derecho, desestimando que nosotras fundamentamos
nuestra acción pauliana, invocando por analogÃ−a, lo dispuesto en el artÃ−culo 2393 del Código
Civil, habida cuenta de que la <analogÃ−a> es <la relación de semejanzas entre cosas distintas> o
también <analogÃ−a es la semejanza entre cosas o ideas distintas, cuya aplicación se admite en
derecho para regular, mediante un caso previsto en la ley>, art. 2393 del Código Civil, que prescribe
precisamente que <son nulos todos los actos ejecutados por el deudor relativamente a los bienes de
que ha hecho cesión>.-c) en la sentencia materia de la casación, se han infringido lo dispuesto en el
artÃ−culo 2393 del Código Civil, que es la única norma legal aplicable a un acto fraudulento,
como en el presente caso, es el contrato de la compraventa simulada, de la única propiedad que
tenÃ−a el demandado y deudor señor Segundo Eladio Montalván DÃ−az; fraude que consistió
en la realización de un acto engañoso, como era el ficticio contrato de traspaso de dominio, y con
ello irrogarse perjuicios económicos. - d) la causal en que apoyamos el presente recurso de
casación, está señalada en el artÃ−culo 3, numeral 1 de la Ley de Casación; y, e) por otra parte,
el presente recurso de casación de la sentencia, la fundamentamos en la siguiente forma: Ira. La falta
de aplicación, por analogÃ−a, de lo dispuesto en el citado art. 2393 del Código Civil. 2da. La falsa
interpretación de lo demandado, y sin que pudiéramos saber por qué razones, se pasa por alto lo
que demandamos, cuando en el libelo de demanda consta que lo que demandamos es la declaración
de nulidad de contrato de compraventa, que es lo principal.- 3ra.- La desatinada cita de las normas
legales del articulo 2394 y siguientes del Código Civil, que no son aplicables al caso; y, 4to. El
criterio de que no existe fraude". QUINTO: Está claro que las actoras han promovido la acción
pauliana, que es la que se ha debatido en el juicio y resuelta en la sentencia impugnada. Esta acción,
como se explica en el Considerando Tercero, está establecida, de manera clara y expresa en el inciso
primero del artÃ−culo 2394 del Código Civil; mal se podrÃ−a aplicar, entonces, en la sentencia, el
artÃ−culo 2393 que establece la acción de nulidad por actos o contratos ejecutados por el deudor
después de iniciado en su contra el juicio de concurso de acreedores, exista o no connivencia de los
contratantes para perjudicar al acreedor, sea a tÃ−tulo gratuito u oneroso. Esta nulidad se funda en
que al iniciarse tal juicio se presume la insolvencia del deudor, y el deudor insolvente pierde su
capacidad legal para intervenir en actos o contratos de carácter patrimonial; además, sus bienes
deben ingresar a la masa del concurso, que se entregarán en depósito al sindico designado y, previo
avalúo, serán vendidos mediante el procedimiento de remate. La analogÃ−a procede, únicamente
cuando hay vacÃ−o o laguna legal, como categóricamente preceptúa la regla 78 del artÃ−culo 18
del Código Civil.- El legislador dicta la norma de derecho con un sentido abstracto a fin de que ella
pueda regular las relaciones entre los individuos y hacer posible la connivencia social. La norma de
derecho sirve para resolver las diferencias en la divergente apreciación de los respectivos derechos y
restablecer el derecho violado. La aplicación de la norma abstracta al caso concreto constituye la
función de los órganos jurisdiccionales. Ahora bien, la aplicación o subsunción del caso concreto
a la norma ofrece frecuentemente serias dificultades, porque ciertos matices del hecho enjuiciado no
han sido previstos por el legislador, dando lugar a la laguna de la ley. Las lagunas o vacÃ−os de la ley
son los casos jurÃ−dicos que no tienen una solución establecida en la ley. El Juez al momento de
dictar sentencia, primeramente hace el examen del material fáctico para llegar a la convicción de la
verdad o no de lo afirmado por el actor en la demanda, o del demandado al contradecirla, en la
contestación a la demanda. Una vez que ha adquirido esa convicción y reducido los hechos a un
tipo jurÃ−dico determinado, busca la norma o normas de derecho en las cuales debe encajar o
subsumir esos hechos; pero hay circunstancias en que por más que busque y rebusque no hay en el
derecho positivo formulado una norma que sea aplicable al caso concreto debatido, es decir, confirma
la existencia de una laguna en la ley. En este supuesto, el Juez debe acudir a la analogÃ−a, y en
último término a los principios del derecho universal; porque toda controversia sometida a un
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órgano jurisdiccional ha de ser resuelto en cumplimiento del mandato contenido en el inciso primero
del artÃ−culo 18 del Código Civil, que dice: "Los jueces no pueden suspender ni denegar la
administración de justicia por oscuridad o falta de ley". En nuestro sistema jurÃ−dico, hay casos en
que no se encuentra una norma o un conjunto de normas que establezcan la solución a determinado
conflicto. Por muy generales que sean los términos que emplee el legislador nunca podrá regular
toda las situaciones que se presenten en la vida; esta es más ingeniosa que aquel y el mejor de los
juristas' La analogÃ−a representa una extensión de la ley a casos distintos de los expresamente
previstos, en aplicación del axioma latino ubi eaden legislatio, ibi codem est legis dispositio (donde
existe la misma razón debe aplicarse la misma regla de derecho). Según la doctrina, la analogÃ−a
es de dos clases: 1) analogÃ−a legis, en que la solución se busca en otra disposición legal o en otro
complejo de disposiciones legales; y, 2) analogÃ−a juris, en que la solución se busca en el conjunto
de la legislación vigente, o sea, en todo el sistema legal. SEXTO: Tampoco es admisible la tesis de
las recurrentes de que la acción promovida por ellas es la de nulidad por simulación por existir
equivalencia entre ésta y la acción pauliana. Por lo contrario, la acción pauliana es distinta de la
acción por simulación. De acuerdo con la doctrina, recogida por nuestra legislación, las
diferencias notables son las siguientes: 1) la acción de simulación se propone dejar al descubierto el
acto o contrato realmente querido y convenido por las partes, y anular el aparente; en cambio la
acción pauliana se propone rescindir un acto o contrato real o verdadero; 2) los actos o contratos de
bienes hechos mediante simulación quedan sin efecto y aquellos se reintegran al patrimonio del
enajenante; en cambio, la acción pauliana no produce el reintegro de los bienes al patrimonio del
deudor, sino que se limita a remover los obstáculos para que el acreedor pueda cobrar su crédito
con la venta forzosa de los bienes del deudor; 3) el que intenta la acción de simulación no tiene
necesidad de probar que el deudor no haya pagado ni dimitido bienes equivalentes, notificado con el
mandamiento de ejecución, puesto que se trata de un remedio conservatorio; en cambio, en la
acción pauliana es imprescindible esa prueba; y, 4) la acción pauliana prescribe en el corto tiempo
de un año, mientras que la acción de simulación está sujeta a los plazos de prescripción
generales. SEPTIMO: En su demanda las actoras deducen conjuntamente dos acciones: la nulidad de
la escritura de compraventa celebrada entre Segundo Eladio Montalván DÃ−az, en calidad de
vendedor, y Honorio Montalván DÃ−az, en calidad de comprador, y. al mismo tiempo la nulidad del
contrato de compraventa contenido en esa escritura. Es inexacta, por tanto, la afirmación que se hace
en la sentencia recurrida, que los actores han pretendido sólo la nulidad de la escritura mencionada;
pero este error de apreciación no ha sido determinante para la parte dispositiva de la sentencia; es
decir, su trascendencia no llega hasta tal punto que de no haberla cometido el juzgador, el fallo
hubiese sido diferente al expedido, AsÃ− lo dispone la última parte de la causal primera del articulo
3 de la Ley de Casación. OCTAVO. Otra de las alegaciones de las recurrentes en el recurso
deducido es que en la sentencia se mantiene el criterio de que no ha existido fraude. Al respecto se
anota: el fraude, de acuerdo con nuestro sistema legal, no se presume, el que lo alega debe probarlo.
En esta virtud para saber si en realidad ha habido fraude en la compraventa mencionada,
necesariamente tendrÃ−a que acudirse a los medios de prueba producidos en el juicio, lo que no cabe
cuando se deduce el recurso de casación por la causal primera del artÃ−culo 3 de la ley de la
materia. Como ha venido sosteniendo en numerosas resoluciones e Sala, el vicio previsto en la causal
primera del artÃ−culo 3 de la Ley de Casación, es el llamado por la doctrina violación directa,
porque se da independientemente de todo yerro en la apreciación de los hechos. Quien deduce el
recurso de casación por la causal primera está reconociendo tácitamente la verdad o acierto de las
conclusiones sobre el material fáctico a que ha arribado el Tribunal de instancia. En esta virtud, este
Tribunal de Casación no tiene atribuciones para entrar a analizar si en la sentencia existen vicios en
la valoración probatoria concernientes al supuesto fraude o connivencia entre el vendedor y el
comprador para perjudicar a los acreedores del vendedor. Aquello, pudiere hacerlo solo de haberse
interpuesto el recurso de casación por la causal tercera del artÃ−culo 3 de la Ley de Casación,
causal que no ha sido invocada por las recurrentes. - Por las consideraciones expuestas, la Primera
Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Suprema de Justicia, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN
NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY, no casa la sentencia dictada
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por la Segunda Sala de la Corte Superior de Justicia de Loja, en el juicio seguido por Mañana Isabel
Guamán Agila y Miriam Alicia Guamán en contra de Segundo Eladio Montalván DÃ−az y
Andrés Honorio Montalván Diez. Sin costas. Con arreglo al artÃ−culo 17 de la Ley de
Casación, entréguese el monto de la caución depositada a la parte perjudicada por la demora,
NotifÃ−quese y devuélvase.
Fdo.) Dres,. Ernesto Albán Gómez, Santiago Andrade Ubidia y Galo Galarza Paz, Ministros
Jueces.
RAZON: Es igual a su original.- Certifico - Quito, a 13 de marzo del 2002.
f.) Dra. Isabel Garrido Cisneros, Secretaria Relatora de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la
Corte Suprema.
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21 GARCÃ A UNDA GUSTAVO ARTURO Y SOTOMAYOR UNDA JORGE ARTURO: El
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Edición.
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