LUIS BARRAGANdoc

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LUIS BARRAGÁN
Luis Barragán nació en Guadalajara Jal. En el año 1902, y muere el 27 de noviembre de
1988.
Transcurre su infancia en un rancho cercano a la población de Mazamitla, influencia que
llevó a lo largo de toda su vida.
“Los primeros recuerdos de mi infancia son de la hacienda que mi familia tenía cerca del
pueblo de Manzamitla. Era un pueblo entre montes, de casas con techos de tejas aleros
inmensos para proteger al que va pasando de los aguaceros de la región. Hasta el color de.
La tierra era interesante porque era tierra colorada. En el pueblo el sistema de distribución
de agua consistía en grandes troncos huecos, en forma de canalones, que se apoyaban en
una estructura de horquilla, 5 metros arriban de los techos, lo cual daba un aspecto de
cuento de Hadas”.
Luego de terminar sus estudios de ingeniería civil y arquitectura en 1925, vivió en Europa
como parte de su proceso formativo. En Francia encontró los escritos de Ferdinand Bac, un
arquitecto del paisaje de origen francés, ilustrador e intelectual. Los libros ilustrados por Bac
en el arte del paisaje Le Colombier y The enchanted gardens sugerían que los jardines
deberían ser lugares encantados para la meditación, con la capacidad de hechizar al
espectador. Estas ideas fueron una gran influencia en el futuro de la carrera en el paisaje
de Barragán, especialmente desde que fue capaz relacionar el ambiente mediterráneo
enmarcado en las ilustraciones de Bac a el de su nativa Guadalajara con su clima similar.
Cuando Barragán finalmente conoció a Bac y discutió de arquitectura con él, Bac le mostró
"con la fuerza de una revelación"
Un nuevo y profundo entendimiento de los elementos básicos de construcción: Vigas, tejas,
arcos, y como los elementos naturales como rocas y piedras, el agua, y el horizonte
jugaban un papel en el diseño.
En este viaje despertó una pasión por los pueblos del Mediterráneo y por la sabiduría de los
árabes en España.
De regreso a Guadalajara construye algunas residencias, ya con la impronta de su estilo,
que da con naturalidad una concepción casi mística del espacio, con los lenguajes de la
modernidad.
En busca de mejores horizontes profesionales se instala en la capital en 1936 y hasta 1940
ejerció la profesión habiendo realizado algunos edificios de apartamentos en la colonia
Cuauhtémoc y algunas pequeñas residencias. Entre las personas de su medio lo influye
notablemente Jesús (Chucho) Reyes, pintor, que además de compartir si misma filosofía de
la vida y la muerte, tienen los mismos lazos de lealtad a su pueblo natal Jalisco con quien
establece una amistad de fructíferas consecuencias en todos los ordenes.
Generosamente Barragán reconoce También la influencia filosófica de Mathias Goeritz, el
escultor de origen alemán que desde los años 40s ha estado trabajando y enseñando en
México.
Durante este periodo de transformación, Barragán descubrió su país. Su subsecuente
arquitectura puede ser vista como un destilamiento de las proporciones y detalles de los
viejos conventos coloniales mexicanos, monasterios y haciendas. Un profundo católico,
Barragán fue también influenciado por el espíritu de gracia y soledad con el cual estos
edificios están fuertemente inmersos.
Al mismo tiempo, un numero de sus motivos decorativos más característicos empezaron a
hacer aparición. Estos incluían los agrupamientos de gigantescas ollas para fermentar
pulque en el patio de sus posteriores casas, y el uso de bolas espejeadas y coloreadas que
habían sido originalmente colgadas en las pulquerías del siglo XIX. Aparecieron en grupos
simbólicos en las mesas de café de Barragán. La paleta de Barragán, que hasta entonces
había sido limitado al rojo indio, azul y blanco, de repente adopto los tintes de la ropa y
fiestas tradicionales mexicanos: amarillos, rosas, rojos y morados. Estas decisiones de
diseño fueron todas influenciadas por Chucho Reyes.
En 1945 desarrolla el proyecto de planificación y urbanización del Pedregal de San Angel,
un hito para la época.
A partir de 1947, con su casa, surgió ese estilo arquitectónico que el mismo denomina
emocional. , Donde se funden sus impresiones de juventud y las del viaje a Europa.
En 1952 y 1955, congruente con sus íntimas creencias y fiel a su ideario estético,
reconstruye el convento de las Capuchinas Sacramentarias de Tlalpan, al que añade una
capilla.
Emprende en 1957 las obras del fraccionamiento Ciudad Satélite, cuyo símbolo, las cinco
torres que son producto de la colaboración de tres artistas: Barragán, Mathias Goeritz y
Chucho Reyes.
Barragán nunca fue prolífico, pero nunca fue decepcionante que a finales de los treinta
años de su vida activa solo produjo tres casas: La casa Galvez en los 50's, San Cristóbal en
los 60's y Casa Giraldi en los70's.
Aunque muy poco de su igualmente remarcable trabajo paisajista ha sobrevivido, Barragán
es mejor conocido por sus casas. Cada casa fue una variación de un tema continuo.
Barragán no estaba interesado en la innovación técnica, y estaba contento con un simple
vocabulario de
materiales como el adobe
y
vigas de madera.
Sus casas fueron monásticas en espíritu y representaron un refugio de la vida
contemporánea. Los cercanamente integrados espacios interiores y exteriores fueron
rodeados por paredes diseñadas para crear un ambiente privado y sereno. Las
dimensiones de las ventanas fueron limitadas excepto cuando daban a un patio privado,
con su estanque y fuente. Como Barragán explico: " La arquitectura, además de ser
espacial, es también musical.
Esa música es interpretada por el agua. La importancia de las paredes es que nos aíslan
del espacio exterior de las calles. La calle es agresiva, incluso hostil: las paredes crean
silencio. Desde ese silencio tu puedes hacer música con agua. Después, esa música nos
rodea.
La pared es él mas mexicano de los elementos de construcción, y con Barragán recibió una
nueva expresión, llegando a ser escultura y logrando una extraordinaria plasticidad y
monumentalidad. Puertas, ventanas y otras interrupciones en la superficie de las paredes
fueron colocadas con la máxima intención. Barragán estaba constantemente haciendo
cambios durante la construcción, amenudo derribando una pared para luego empezar de
nuevo.
El uso las paredes para crear un cerramiento doméstico que envolvieron todo, permitiendo
pequeñas vistas del cielo y un poco mas del mundo exterior. Las vistas se concentraban
mejor en el patio que estaba rodeado por altas paredes. Su descontento con las casas
modernas era su afecto por ventanas que permitieran vistas indiscriminadas del mundo de
afuera y competían por la atención del ocupante. In las casas de Barragán el interior es
cómodo, protector ,y sin distracción alguna
El color fue usado en la superficie de las paredes para efectos espaciales o para expresar
estados de animo.
Una pared podía haber sido pintada de azul como una metáfora del cielo, o amarillo para
dar un efecto de luz solar
Ese mismo año diseña el fraccionamiento Las Arboledas, en el Estado de México. En 1964
proyecta con el arquitecto Sordo Madaleno el conjunto habitacional Lomas Verdes, modelo
en su genero. Lleva a cabo, asimismo, el diseño del fraccionamiento residencial Los
Clubes. En 1980 se hace acreedor del premio Pritzker de Arquitectura por el conjunto de
sus obras.
En las palabras que él dirigió al recibir el premio Pritzker, indico la importancia que él dio a
lo intangible de la arquitectura”: En proporciones alarmantes las siguientes palabras han
desaparecido de las publicaciones de arquitectura: Belleza, inspiración, magia, hechicería,
encanto, y también serenidad, misterio, silencio, primacía, asombro. Todas ellas han
encontrado un hogar amoroso en my alma."
Aunque su formación fue de ingeniero, Barragán descubrió que tenia una afinidad mas
fuerte por la arquitectura. El nunca estudio ni tampoco se recibió oficialmente como
arquitecto (lo cual no evito que recibiera el premio Pritzer, el "premio Nobel" de arquitectura
en 1980). Su educación en arquitectura proviene de la escuela de ingeniería, lo que fue
suficiente para permitirle construir casas, de otros arquitectos, y de la experiencia practica.
Mas tarde él sintió que la carencia de conocimiento académico en arquitectura fue
probablemente una bendición liberándolo de los alcances rígidos de muchos de sus colegas
y permitiéndole alcanzan soluciones instintivas a problemas de diseño.
DISCURSO PORNUNCIADO POR EL ARQ. LUIS BARRAGAN EN 1980.
RELIGION Y MITO
Sin lo religioso y lo místico no existirían las pirámides de Egipto ni las nuestras mexicanas,
no habría templo Griegos ni catedrales góticas, ni los asombros que nos dejaron el
renacimiento y la Edad Barroca; ni las danzas rituales de los mal llamados pueblos
primitivos ni el inagotable tesoro artístico de la sensibilidad popular de todas las naciones
de la tierra. Sin el afán de Dios, nuestro planeta sería un yermo de fealdad. En el arte de
todos los tiempos y de todos los pueblos impera la lógica irracional del mito.
BELLEZA
La belleza habla como un oráculo, y el hombre, desde siempre. La ha retenido culto, ya en
el tatuaje, ya en la humilde herramienta, ya en los egregios templos y palacios, ya en fin
hasta en los productos industriales de las más avanzadas tecnologías contemporáneas, la
vida privada de belleza no merece llamarse humana.
SILENCIO.
En mis jardines, en mis casas, siempre he procurado que prive el plácido murmullo del
silencio. Y en mis fuentes canta el silencio.
SOLEDAD.
Solo en íntima comunión con la soledad puede el hombre hallarse a sí mismo. Es buena
compañera y mi arquitectura no es para quien la tema y la rehuya.
SERENIDAD.
Es el gran y verdadero antídoto contra la angustia y el temor y hoy, más que nunca la
habitación del hombre debe propiciarla. En mis proyectos y en mis obras no otro ha sido mi
constante afán, peor hay que cuidar que no la ahuyente una indiscriminada paleta de
colores, es al arquitecto a quien le toca anunciar en su obra el evangelio de la serenidad.
ALEGRIA.
Como olvidarla. Pienso que una obra alcanza la perfección cuando no excluye la emoción
de la alegría, alegría silenciosa y drena para ser disfrutada en soledad.
LAMUERTE. La certeza de nuestra muerte e fuente de vida, y en la religiosidad implícita en
la obra de arte triunfa la vida sobre la muerte.
JARDINES.
En el jardín el arquitecto invita al reino vegetal a colaborar con él. Un jardín bello es
presencia permanente de la naturaleza, pero la naturaleza reducida a proporción humana y
puesta al servicio del hombre, es el más eficaz refugio contra ña agresividad ¿del mundo
contemporáneo?
FUENTES.
Una fuente nos trae paz, alegría y apacible sensualidad y alcanza la perfección de su razón
del ser cuando por hechizo de su embrujo, no transporta por decir así fuera de este mundo.
En mi obra siempre alienta el intento de trasponer al mundo contemporáneo la magia de
esas lejanas añoranzas tan colmadas de nostalgia.
Han sido para mi motivo de permanente inspiración las lecciones que encierran la
arquitectura popular de la provincia mexicana: sus paredes blanqueadas con cal; la
tranquilidad de sus patios y huertas, el colorido de sus calles y el humilde, señorío de sus
plazas rodeadas de sombreados portales.
Es esencial al arquitecto saber ver, quiero decir ver de manera que no sobreponga el
análisis puramente racional.
LA NOSTALGIA.
Es conciencia del pasado pero elevada a potencia poética y como el artista su personal
pasado es la fuente de donde maman sus posibilidades creadoras la nostalgia es el camino
para que ese pasado rinda los frutos de que está preñado.
La arquitectura es música que se toca con el agua.
Los muros crean silencio empezamos a hacer música con el agua.
La belleza de la arquitectónica islámica reside en el hecho de que dos extremos se tocan: el
misterio de la religión y la magia de la sensualidad casi del erotismo.
Hay misterio cuando se ve la copa de un árbol detrás de un muro.
El color es un complemento de la arquitectura sirve para ensanchar o achicar un espacio.
También es útil para añadirse toque de magia que se necesita un sitio
Casa - Estudio Luis Barragán
General Ramírez No. 114 Tacubaya, México D. F.
En 1947, Barragán construyó su casa en un barrio muy popular de la ciudad de México en
donde también construyó su estudio en donde trabajaba y atendía a sus clientes.
La fachada es gris y está descuidada, simplemente es respuesta de lo que espacialmente
sucede en el interior. Esta casa evolucionó al parejo que Barragán y si arquitectura, los
arrepentimientos están visibles síntoma inequívoco del desarrollo personal. Una vez un
amigo de Barragán a propósito de esta casa dijo: “Es el convento para un hombre solo”.
Disfrutaba de la soledad no le temía, era una parte fundamental en su vida.
Poco a poco la naturaleza se apodera de este cuerpo que se le enquista. En la sala hay un
gran ventanal mal llamado de esta manera porque en realidad es una puerta que invita al
jardín a pasar adentro. La casa es un organismo que unas veces respira y otras se contrae.
Los paseos son interminables, la casa no es siempre la misma el tiempo se escalona y se
traba con el espacio. Barragán no pinta muros de colores, introduce cuerpos de color que
se contagia y se esparce a otros muros. La luz es fundamental en este juego espacial,
interacciona con los volúmenes y los delimita marcando la calidad de los espacio. Los
sentimientos son muchos, es imposible no reflexionar, la pasión, el misterio, la alegría y la
paz son los guías del recorrido.
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