EL ARTE GÓTICO Contenido: Arquitectura Gótica Escultura Gótica

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EL ARTE GÓTICO
Contenido:
Arquitectura Gótica
Escultura Gótica
Pintura Gótica
Arquitectura Gótica
La arquitectura es lo que mejor define al gótico, en rigor de ella es que nace el
movimiento. La arquitectura gótica nació en Francia y Normandía a mediados del
siglo XII y se expandió por toda Europa durante los siglos XIII y XIV en gran
parte al movimiento de la reforma cisterciense, llevado a cavo por San Bernardo,
en 1112, ya que surgen en toda Europa una serie de abadías, que hacen eco en
las nuevas técnicas –mezcla entre el romántico y el gótico-, contribuyendo en uno
de los principales medios de difusión. Es así, como a principios del siglo XIII, la
arquitectura gótica
dejó de ser patrimonio exclusivo de Francia para
extenderse por toda Europa.
Dos son los elementos esencialmente característicos de la arquitectura gótica
que determinan sus variantes regionales y que afectan a la contextura general
del edificio: la bóveda de crucería y el arco ojival o apuntado; afectando la
primera a la estructura, y el otro, más particularmente, a las formas exteriores.
La bóveda de crucería concentra los esfuerzos en un punto determinado,
centralizando los empujes, lo que determina la desaparición de los muros macizos
del románico, que son sustituidos por amplios ventanales con vidrieras. Los
empujes son trasladados por medio de los arbotantes a los contrafuertes exteriores,
que rematan en pináculos. La bóveda descansa sobre altísimos pilares, formados
por un macizo central y columnas o baquetones adosados, a tenor de los nervios de
la bóveda, verificándose la transición por un capitel, con temas vegetales, que
paulatinamente van decreciendo en importancia hasta terminar siendo una simple
faja decorativa.
A este concepto dinámico de la construcción, frente a la estática románica, se le
añaden las formas agudas de los arcos, en que abren puertas y ventanas; éstas,
como los rosetones, con tracería, formada por motivos geométricos, entre las que
se colocan las vidrieras. La complicación de estas tracerías, la aparición de nuevos
tipos de arcos (conopiales, escarzanos, carpaneles) y la complicación de bóvedas,
que aumentan el número de nervios, con sus consiguientes consecuencias en las
demás partes del edificio, señalan las características determinantes de las diversas
fases en la evolución del estilo gótico.
En líneas generales pueden considerarse en la evolución de la arquitectura gótica
en cuatro períodos, que presentan análogas características en los diversos países de
Europa. Podemos considerar un primer período de transición, en el que se
incluyen templos comenzados en estructura románica y acabados en gótico.
Presentan gruesos pilares con columnas semicirculares adosadas en los frentes, y
en los diagonales. Contrafuertes como sistema de contrarresto y nunca arbotantes.
Al siglo XIII, pilares de núcleo cilíndrico con columnillas correspondientes una a
cada nervio de la bóveda, basas y capiteles individuales con decoración vegetal
éstos. Bóveda de crucería de nervios finos y molduras. Ventanascon tracerías
basándose en arcos apuntados y rosetones trifoliados y cuatrifoliados. Arbotantes.
En el siglo XIV comienza la subdivisión excesiva de columnillas, las bóvedas
multiplican sus nervios. El arco apuntado equilátero. Se complica n las tracerías de
los ventanales.
El último período corresponde al siglo XV; en él la decoración domina a las líneas
arquitectónicas. Es la fase barroca del estilo gótico. Aparecen y se difunden, las
formas del arco de tipo conopial, carpanel y escarzano; las tracerías adoptan
formas curvilíneas, con tendencia a las formas, en S; se prodigan las bóvedas
estrelladas, calándose a veces suplementaria, los capiteles desaparecen o adoptan
la disposición de faja decorativa.
La catedral es el monumento característico de la arquitectura gótica, en la que se
reúnen todas las características esenciales del estilo. Las catedrales góticas eran los
monumentos más altos que se habían construido, y este hecho empezó un tipo de
competencia en Europa. Su planta, en forma de cruz, es de tres o cinco naves, con
crucero más corto que el de la arquitectura románica, y en la cabecera la girola o
deambulatorio, en la que se abren las capillas poligonales, todas encerradas en un
gran medio círculo. Son destacadas las altísimas naves laterales, las que sirven de
campanario y en las que se abren los amplios ventanales.
Otro contraste a la simplicidad del estilo románico, es la abundancia de decoración
que tiene el estilo gótico. La fachada de las catedrales están repletas con escultura
que muchos describen como extravagante por su cuidado en los detalles. Las torres
también tienen escultura detallada –un ejemplo de esto son las gárgolas- que no se
puede apreciar porque no esta al alcance de los ojos.
Escultura Gótica
La escultura gótica se inicia a mediados del siglo XII en la Isla de Francia,
alcanzando su apogeo en el siglo XIII y llegando a sus últimas manifestaciones en
el primer tercio del siglo XVI. El escultor gótico abandona los convencionalismos
que habían informado las manifestaciones escultóricas en el románico. El
naturalismo, la humanización de la divinidad, la exposición clara y ordenada son
los caracteres esenciales de la escultura gótica.
Al carácter rudo, con cierto convencionalismo, de la escultura gótica de la segunda
mitad del siglo XII, sucede en el XIII la época de mayor esplendor de esta
escultura en Francia, que se difunde por toda Europa occidental. Es la época de la
construcción de las grandes catedrales. Es una escultura de belleza serena y
majestuosa, de cierto sabor clásico, con vestidos sencillos, en los que los pliegues
caen con gran simplicidad. A fines de este siglo se buscan los efectos pintorescos, se
hace anecdótica y narrativa. Al tipo de belleza ideal, platónica, perseguida por los
escultores del siglo XIII, se opone una corriente que sustituye la belleza abstracta
por la real: es el arte del retrato. Al mismo tiempo los plegados se multiplican en
numerosos y pequeños pliegues sinuosos, a los que contribuyen las siluetas de las
figuras, que sé incurvan en un movimiento gracioso. Las Vírgenes, como el
Crucificado en la Cruz, se incurvan apoyándose sobre una pierna, mientras el
Niño juega con un pájaro, un fruto o una flor, bajo la complaciente mirada de su
Madre.
A fines del siglo XIV se impone un estilo originario de Borgoña, en el que el arte
del retrato se perfecciona y los vestidos pierden sus múltiples curvas caligráficas,
que se transforman en pliegues angulosos y quebrados, como en la pintura. Sé
copian escenas de la vida real para las representaciones, y la tendencia sentimental
iniciada en el siglo XIV conduce al más hondo patetismo. Los temas patéticos se
prodigan, la representación de martirios, la Piedad, los Cristos sangrantes, los
esqueletos roídos por gusanos, cte., son habituales.
La escultura gótica se halla subordinada a la arquitectura. Desaparecen las
representaciones iconográficas en los capiteles, que son reemplazados por temas
vegetales, directamente inspirados en la naturaleza, en los que, no obstante, se
mezclan a veces temas animados.
Son las portadas de las catedrales, fundamentalmente las de los pies del templo y
brazos del crucero, los conjuntos más acabados de la escultura gótica. En ellas se
desarrollan los temas iconográficos con la máxima claridad compositiva. Estatuas
de bulto redondo, apóstoles o profetas, adosadas a jambas y mainel: tímpano,
dividido en fajas, con relieves: Juicio Final, Vida de la Virgen o de Jesús, o vida de,
Santos; y en las arquivoltas, bajo doseletes, ángeles, ancianos del Apocalipsis, u
otras figuras, siguiendo la dirección, de la curva del arco.
Completan la decoración escultórica de la fachada otras esculturas, repartidas en
torres y ángulos, o, como en Francia, galería de arcos que cobijan estatuas.
Después de las portadas son los relieves del trascoro, y, sobre todo, las estatuas en
las capillas funerarias, los que siguen en importancia.
Pintura Gótica
La peculiar estructura del templo gótico, que presenta escasos espacios aptos para
ser decorados con pinturas murales, imposibilita el desarrollo de la pintura
monumental" que presenta escasos ejemplares. Es en las vidrieras de los
ventanales y en los códices miniados donde se desarrolla la pintura gótica, de la
primera época; pero bien pronto, con la pintura en tabla, son los retablos los que
alcanzan un principal interés y en los que se conservan las principales muestras de
la pintura gótica.
En la evolución de la pintura gótica pueden distinguirse varias fases. Hacia 11250,
la pintura gótica en Francia se halla plenamente formada, extendiéndose su
influencia hasta mediados del siglo XIV. Alcanza esta pintura franco-gótica su
momento culminante en la primera mitad del siglo XIV, coexistiendo luego con el
estilo sienés hasta 1400. Esta pintura francogótica se halla inspirada en la técnica
de los iluminadores, que siguen el estilo de las vidrieras y esculturas. Como en
éstas, se renuncia a la estilización románica, tanto en las actitudes como en el
estudio de las formas y paños, observadas en la realidad; aparecen con más
frecuencia trozos de paisajes y construcciones en el fondo, con somero, estudio de
perspectiva lineal, a la vez que en las figuras piérdese la majestad románica,
sustituida por la tendencia hacia lo naturalista y anecdótico. Pero, no obstante,
presenta ciertos convencionalismos que la caracterizan como a la escultura, es
decir, el tipo oval de cabeza de trazos finos y boca menuda, y hacia finos del siglo
XIII la característica incurvación del cuerpo, al que acompaña un adecuado
tratamiento de los paños, con esa típica afición del gótico a la línea curva. Al
mismo tiempo, el brillante colorido coadyuva a los efectos de belleza, recibido por
influencia de vidrieras y miniaturas.
A mediados del siglo XIV, y durante la segunda mitad del siglo, la influencia
italiana, en especial de Siena, se difunde por Europa. Es la escuela sienesa la que
ha roto en Italia con los lazos de la estilización románica y bizantina y ha llegado,
dentro de la línea del espíritu gótico, a los más profundos resultados en cuanto a
las formas, junto a un rico y luminoso colorido, con lo que muestran las altas
cualidades de la pintura para el adorno monumental de paredes y retablos. El
estilo de Duccio, fijado por Simone Martini, cuyos trabajos en Avignon
contribuyen a la difusión del estilo, se propaga por el occidente europeo. La escuela
sienesa, más en armonía que la florentina con el estilo gótico del resto de Europa,
renuncia con Duccio al formalismo de los prototipos de Bizancio, invistiéndole con
naturalismo gótico, que triunfa con Simone Martini, más influido por el gótico
francés.
Hacia fines del siglo XIV la manera sienesa, probablemente por una creciente
influencia de lo flamenco y francés, comenzó a asumir algunas características que
dieron por resultado la creación del llamado «estilo internacional», que prevalece
en Europa hasta que es sustituido en, la segunda mitad del siglo XV por la
influencia flamenca, última etapa del arte gótico. El estilo internacional presenta
muchas características típicamente sienesas, tales como la afición a las figuras
alargadas y líneas caligráficas, especialmente en los espléndidos ropajes, rico
colorido y otras características que contribuyen a los efectos de riqueza y bajo los
cuales los estudios de forma y espacio quedan reducidos al mínimo. Junto a estas
características presenta un naturalismo no sienés y otras características, que es
normalmente adscrito a artistas flamencos y franceses, tales como la introducción
de temas secundarios, anecdóticos, con una cierta tendencia a la caricatura, incluso
a la extravagancia: cuidados retratos, como en las pequeñas figuras de los
donadores y, por último, la persistencia de la indumentaria francesa, entonces en
boga, y que muestra, por otra parte, el indudable origen francés del movimiento.
Un último periodo lo representa, en la segunda mitad del siglo XV y primer
decenio de la siguiente centuria, la difusión de la escuela flamenca, que propaga la
técnica al óleo, las composiciones patéticas, el brillante colorido y la técnica
minuciosa y en fin, todas las características de esta escuela, que constituye una de
las bases esenciales en la formación de la pintura de la Edad Moderna.
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