05. Sentencia tutela segunda instancia Concejo de Estado

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
Magistrado Ponente:
GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
Aprobado Acta No. 405.
Bogotá, D.C., cuatro (4) de diciembre de dos mil trece (2013).
VISTOS
Decide la Sala la impugnación interpuesta por el apoderado especial de los
accionantes ALBA CIELO OSPINA ALZATE, ALBA INÉS IBARRA IBARRA, ALBA LUCÍA
MARULANDA LÓPEZ, ALBA GLADYS BENÍTEZ ENCISO, ALBA LUCÍA MORALES
BEDOYA,
AMPARO
SALAZAR
CARDONA,
BLANCA
AURORA
CARMONA
DE
SALAZAR, CÉSAR AUGUSTO PÁEZ MENDOZA, FRANCISCO JAVIER CORTÉS
HINCAPIÉ, GERARDO CARDONA MEDINA, GERMÁN OVALLE CANTOR, GLORIA INÉS
MORENO LÓPEZ, JAVIER ECHEVERRY ZAPATA, JHON JAIRO CRUZ HERNÁNDEZ,
JOSÉ RODRÍGO TORO HERNÁNDEZ, LEONELLI CUARTAS MURILLO, LEONOR
CALVO CALVO,
LUIS CARLOS
LUIS ALBERTO SUAZA
VERA, LUIS ÁNGEL GALEANO OSORIO,
CORREA SERNA, LUIS EDUARDO OSSA, LUIS FERNANDO TORO
ZULUAGA, LUZ MERY GÓMEZ HERRERA, MARCO TULIO TAPASCO HINCAPIÉ MARÍA
CONSUELO VILLEGAS, MARÍA ILDUARA OSORIO
DE DURÁN, MARÍA OFFIR
MARTÍNEZ MARTÍNEZ, MARÍA OFILIA AMADOR QUINTERO, MARTHA LUCÍA OSPINA
ÁLVAREZ, OFELIA PEÑA SALGADO, OLGA LORENZA MARÍN QUICENO, OLGA
VINASCO MARÍN, BUENAVENTURA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ y YOBANY ALBERTO
LÓPEZ QUINTERO, en relación con el fallo de tutela emitido el 2 de octubre de 2013 por la
Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia, a través del cual negó la
protección de los derechos fundamentales al debido proceso, acceso a la administración de
justicia e igualdad, presuntamente trasgredidos por la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Pereira y el Juzgado 3º Laboral del Circuito de esa misma ciudad.
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FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN
Los hechos que motivaron la solicitud de amparo, lo pretendido por la parte actora y el
trámite dado a la demanda de tutela en primera instancia, fueron sintetizados en el fallo
impugnado de la forma como sigue:
“Señalaron los accionantes que demandaron en proceso ejecutivo al Fondo
Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio, entidad que no cumplió
“cabalmente con el reconocimiento y pago del derecho a las cesantías”, con el
fin de obtener el pago de la indemnización por retardo en la cancelación de las
cesantías parciales prevista en la L 244/995 y 1071/2006, el pago de los
intereses causados y los maratorios; que el señor Buenaventura Rodríguez
Rodríguez fue el primero de ellos en presentar demanda ejecutiva; que el
juzgado denegó el mandamiento de pago; que dicho ciudadano apeló y el
Tribunal Superior revocó el auto apelado y ordenó librar mandamiento de pago
únicamente por la indemnización reclamada; que en el mes de febrero del año
2011, Mercedes Ramos Olaya y otros demandaron con la misma pretensión y
solicitaron la acumulación del proceso, la cual se ordenó por auto del 18 de
mayo de 2011; que el juzgado también ordenó la suspensión del primer
proceso, hasta tanto el acumulado no se igualara en la etapa procesal, esto es
para resolver las excepciones de mérito presentadas por el demandado.
Que el juzgado de conocimiento, libró mandamiento de pago en el proceso
acumulado, en el mes de de marzo de 2008, y en el mes de septiembre de la
misma anualidad, el secretario del despacho, dejó constancia de que “el
ejecutado no contestó la demanda ni presentó excepciones”; que luego de
cumplidos varios trámites procesales el despacho judicial accionado declaró
probadas las excepciones de “falta de requisitos del título ejecutivo,
inexistencia de la obligación con fundamento en la ley e improcedencia del
proceso ejecutivo para el reconocimiento de sanción moratoria”, propuestas por
la parte ejecutada en el proceso promovido por Buenaventura y otros y declaró
terminado el proceso; que inconformes los demandantes con la prosperidad de
las excepciones propuestas, apelaron y la Sala Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Pereira, confirmó la providencia impugnada; que
solicitaron la declaración de nulidad, a partir del auto que dio prosperidad a las
excepciones, pero el juzgado mediante providencia del 8 de julio de 2012,
decidió no acceder a ella.
Señalaron que “no está en controversia la competencia del Tribunal al
interpretar las normas que regulan el derecho al cobro de la indemnización
moratoria, ni tampoco concierne saber o no si es válida su tesis”; que lo que
viola el derecho al debido proceso y a la administración de justicia, “es la
manera como el juez, pese a tener la facultad de corregir sus tesis, borra lo
dicho en el auto que libra mandamiento de pago y en el auto de decisión de
excepciones extendiendo las del proceso inicial de Buenaventura Rodríguez al
proceso inicial de Mercede Olaya y otros, cuando en el segundo el ejecutado
dejó vencer el término legal sin proponer excepciones de mérito”; que la
vulneración sale de bulto en la actuación de los falladores, “como quiera que
incurrieron en excede de efecto inter partes procesal, para hacerlo extensivo a
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otros procesos en el que los efectos de lo oportunamente alegado en un
proceso, no pueden extenderse al otro e que se dejó de cumplir la oportunidad
legal para hacerlo”.
Adujeron que aunque está decantada la facultad que tienen jueces y tribunales
de ejercer el control constitucional y de legalidad, la decisión adoptada por el
juzgado, y posteriormente confirmada por el Tribunal accionado, se basó en el
entendimiento de que se trataba de un mismo proceso bajo una misma cuerda
procesal; que lo anterior resulta reprochable, toda vez que “la acumulación del
proceso se llevó a cabo después de haberse surtido la etapa de contestación
de la demanda ejecutiva del proceso de Buenaventura Rodríguez, oportunidad
en la que el demandado propuso las excepciones” y que en ese orden, y
partiendo de que las obligaciones de cada uno de los ejecutantes son
independientes y autónomas respecto de los otros ejecutados, no es posible
concluir una solidaridad por activa; que las excepciones deben generar efectos
en el proceso en el cual fueron propuestas oportunamente; que “existe una
violación flagrante al derecho del debido proceso, como quiera que para tomar
la decisión del proceso acumulado, se tomaron en cuenta excepciones que se
formularon con anterioridad a la solicitud de acumulación de procesos”, y que
eran la base de la defensa en el proceso de Buenaventura Rodríguez y no del
proceso de Alba Cielo Ospina y otros.
Señalaron, por otra parte, que el Tribunal violentó “el principio de preclusividad
procesal”, el de la congruencia, el de economía procesal y los derechos cuya
protección invoca, toda vez que el pago de los derechos de los ejecutantes,
aunque ya adquiridos, “se ven condicionados a una serie de pasos que impone
el agotamiento de reclamaciones extensas sin estar señaladas en la Ley que
rige el reconocimiento y pago de los derechos”. Agregaron que las
prestaciones sociales, “puntualmente las cesantías, gozan de una protección
de rango constitucional, no sólo porque en el caso que nos concierne son
derechos adquiridos de los demandantes, sino también porque se acompasan
con los fines del Estado y el bloque de constitucionalidad”.
Con fundamento en lo anterior, solicitaron la protección de los derechos
fundamentales al debido proceso, al acceso a la administración de justicia y a
la igualdad.
II TRÁMITE IMPARTIDO
Mediante auto proferido el pasado 23 de septiembre, esta Sala de la Corte
admitió la acción de tutela, ordenó notificar a la autoridad accionada, con el fin
de que, en el término de un (1) día, ejercieran el derecho de defensa y
contradicción.
El Magistrado ponente de la decisión criticada se opuso a la prosperidad del
amparo impetrado señalando que ésta no viola los derechos fundamentales
invocados por el actor.
Por su parte, el Ministerio de Educación Nacional, a través de la “Oficina
Asesora Jurídica”, señaló que el resultado de la acción impetrada no puede
afectar a ese ente Ministerial, como quiera que no es parte en las obligaciones
y debates que se surtieron en el proceso ejecutivo.”
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LA SENTENCIA IMPUGNADA
La homóloga Sala de Casación Laboral negó el amparo deprecado al evidenciar que
la argumentación expuesta por los funcionarios demandados para adoptar la decisión
cuestionada, resulta suficiente y no es transgresora de las garantías fundamentales
reclamadas, pues, especificó, fue en ejercicio de sus funciones y facultades legales que el
Juzgado Tercero
Laboral del Circuito de Pereira encontró procedente declarar probada la
excepción de falta de requisitos del título ejecutivo al no reunir las exigencias necesarias.
LA I M P U G N A C I Ó N
Insistiendo en similares consideraciones a las esbozadas en el libelo de tutela, el
apoderado especial de los accionantes recurrió el fallo emitido por el a-quo. En efecto,
reiteró que:
(i) El cobro ejecutivo de las obligaciones accesorias, cuando la obligación principal es
clara, expresa y exigible no demanda el reconocimiento por parte del deudor, toda vez que lo
accesorio sigue la suerte de lo principal.
(ii) Las decisiones judiciales emitidas por los funcionarios demandados vulneran los
derechos fundamentales deprecados al pretender que el pago de las sanciones penda de la
expedición de un acto administrativo por parte del deudor y no de la existencia de de la
situación objetiva prevista por el legislador, toda vez que tal proceder premiaría la mora del
deudor y de contera se somete a los trabajadores al trámite de un proceso dispendioso, lo
que a su turno lesionaría la economía procesal y el acceso a la administración de justicia.
(iii) Adicionalmente, los accionados desconocieron el contenido del Convenio 95 de la
O.I.T, en punto a la protección que en el Bloque de Constitucional se presenta frente al
reconocimiento de las cesantías, máxime cuando ha de contemplarse el principio universal a
la favorabilidad, el cual también opera en materia laboral.
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(iv) Resulta desatinada la conclusión a la que arribó el a-quo, toda vez que con base
en la realidad procesal, “la acumulación de procesos se llevó a cabo después de haber
surtido la etapa de contestación de la demanda ejecutiva del proceso de BUENAVENTURA
RODRÍGUEZ, oportunidad en el que el ejecutado propuso las excepciones.”
CONSIDERACIONES
1. De conformidad con lo establecido en el artículo 4º del Decreto 1382, en
concordancia con el artículo 44 del Reglamento General de la Corte Suprema de Justicia, es
competente esta Sala para pronunciarse sobre la impugnación interpuesta, en tanto lo es en
relación con la sentencia de tutela adoptada en primera instancia por la Sala de Casación
Laboral de esta Corporación.
2. Como es sabido, la solicitud de amparo es un mecanismo excepcional, subsidiario,
preferente y sumario, establecido constitucionalmente, por medio del cual se le ha confiado a
los jueces de la República, la protección de forma inmediata de los derechos fundamentales
de las personas, cuando por la acción u omisión de cualquier autoridad pública o de
particulares, en los eventos establecidos en la ley, se genere una amenaza o vulneración a
los mismos.
Esta Colegiatura ha sostenido de manera insistente que este instrumento
constitucional tiene un carácter estrictamente subsidiario y, como tal, no constituye un
mecanismo alternativo para atacar, impugnar o censurar las decisiones expedidas dentro de
un proceso judicial; no obstante que excepcionalmente se puede ejercitar para demandar el
amparo de un derecho fundamental que resulta vulnerado, cuando en el trámite procesal el
funcionario judicial actúa y decide de manera arbitraria o caprichosa, o en aquellos eventos
en los cuales la determinación es emitida desbordando el ámbito funcional o en forma
manifiestamente contraria al ordenamiento jurídico; esto es, cuando se configuran las
llamadas causales generales de procedibilidad1, o cuando el mecanismo pertinente,
previamente previsto en el ordenamiento jurídico, es claramente ineficaz para la defensa de
éstas, evento en el cual la acción de tutela procede como dispositivo transitorio, con el fin
de evitar un perjuicio de carácter irremediable.
1
Sentencia T-332 de 2006.
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3.
Atendiendo el contexto literal de la solicitud de amparo presentada por los
accionantes, a través de apoderado,
resultaría pertinente para la Sala proceder a la
auscultación de las providencias por medio de las cuales el Juzgado Tercero Laboral del
Circuito de Pereira y la Sala Laboral del Tribunal Superior de ese mismo Distrito Judicial, en
primera y segunda instancias, respectivamente, confluyeron, al interior del trámite ejecutivo
censurado, en declarar probadas las excepciones que el ente ejecutado denominó “falta de
requisitos del título ejecutivo, inexistencia de la obligación con fundamentos en la ley e
improcedencia del proceso ejecutivo para el reconocimiento de la sanción moratoria”, para lo
cual, el juzgador singular demandado fundamentó su determinación según lo consagrado (i)
en el artículo 100 del Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, (ii) el canon 488
del Código de Procedimiento Civil, y (iii) la facultad de hacer un control de constitucionalidad
y de legalidad de la actuación procesal.
Bajo la anterior normativa, el juzgador en cita concluyó que al tratarse de un título
complejo, tenía que estar compuesto por la resolución que reconoce el derecho a la cesantía;
el documento que dé cuenta del pago efectivo de la misma, en el que se demuestre que la
cancelación se dio por fuera del término; la reclamación ante la administración para que
reconozca y pague la sanción moratoria, y el acto administrativo en donde se acepte la mora.
Pero como quiera que se incumplió con la presentación de los dos últimos presupuestos, la
solución jurídica se encaminó a declarar la ineficacia del título y la terminación de los
procesos acumulados.
La anterior decisión, conforme se anotó en precedencia, fue confirmada por la
colegiatura accionada, a través de proveído del 16 de abril de 2013, en el que, haciendo uso
de un precedente horizontal que a su vez se apoyó en la jurisprudencia emanada del
Consejo de Estado, concluyó que:
“…revisados todos los documentos presentados como título de recaudo por
cada uno de los ejecutantes que acumularon sus demandas a la de
Buenaventura Rodríguez Rodríguez (Fl.s 165 y ss, C. O2), se pudo constatar
que ninguno de ellos aportó copia de la reclamación ante la ejecutada
solicitando el pago de la sanción moratoria, ni el acto administrativo a través del
cual aquella la reconocía, tal como lo expreso el juez de primera instancia.”
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Así las cosas, las decisiones judiciales que vienen de enunciarse, denotan la falta de
configuración de circunstancias de procedibilidad que conduzcan a la prosperidad de la
solicitud de amparo elevada. Antes, por el contrario, se advierte con facilidad que los autos
que se pretenden, por esta vía, dejar sin efectos, no son el resultado de la arbitrariedad ni el
capricho de los funcionarios que los suscribieron, sino que fueron proferidos luego de
hacerse un análisis lógico y jurídico de las circunstancias que rodearon el asunto puesto a su
consideración.
Lo que de suyo hace que tales proveídos sean respetables e inmutables por el
sendero de éste accionamiento, especialmente si se tiene en cuenta que el razonamiento de
los funcionarios judiciales no puede controvertirse en el marco de la acción de tutela, habida
cuenta el carácter residual, preferente y sumario para la protección inmediata de los
derechos constitucionales fundamentales.
Recuérdese que este instrumento constitucional no es una herramienta jurídica
adicional, que en este evento se convertiría en una instancia más, para plantear por esta
senda la incursión en vías de hecho originadas en la supuesta arbitrariedad en la apreciación
de las pruebas allegadas al expediente, en la interpretación de las normas jurídicas
aplicables o en el seguimiento de los lineamientos jurisprudenciales sobre el asunto debatido.
Si se admitiera que el Juez de tutela verifique la juridicidad de los trámites, o de los
supuestos desaciertos en la interpretación de las normas jurídicas por los funcionarios de
instancia, no sólo se desconocerían los principios que disciplinan la actividad de los jueces
ordinarios, de independencia y sujeción exclusiva a la ley, previstos en los artículos 228 y
230 de la Carta Política, sino además los del juez natural y las formas propias del juicio penal
contenidos en el artículo 29 Superior.
Corolario a lo expuesto, y sin más disquisiciones sobre el asunto se confirmará el fallo
impugnado.
En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN
PENAL, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
RESUELVE
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PRIMERO.- CONFIRMAR la sentencia impugnada, por las razones expuestas en la
parte motiva de este proveído.
SEGUNDO.- Notifíquese de conformidad con lo dispuesto en el artículo 30 del Decreto
2591 de 1991.
TERCERO.- En firme esta determinación, remítase el proceso a la Corte Constitucional
para su eventual revisión.
Notifíquese y cúmplase.
GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ
Magistrado
EYDER PATIÑO CABRERA
Magistrado
LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO
Magistrado
Nubia Yolanda Nova García
Secretaria
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