14 Montagne_Reflection_ES

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Experiencia ‘Montagne’
(para tu reflexión personal)
Extracto de ‘Agua de la Roca’
8. Marcelino tenía también una honda
conciencia del amor de Jesús y María hacia los
demás. Esto inspiraba en él una pasión de
apóstol. Y dedicó su vida a compartir este amor.
En el encuentro de Marcelino con el joven
moribundo Juan Bautista Montagne vemos la
impresión que le causó contemplar a un
muchacho que se hallaba en los últimos
momentos de su vida y no conocía el amor que
Dios le tenía.
9. Este episodio fue para Marcelino una llamada de Dios. Su compasión le
movió inmediatamente a poner en práctica su intuición fundacional:
¡Necesitamos hermanos!18 A los cuatro meses de su ordenación
sacerdotal, esta experiencia evidenciaba las necesidades que acuciaban a
los jóvenes y confirmaba la idea de darles respuesta a través de un grupo
de abnegados evangelizadores. Ellos llevarían la buena noticia de Jesús a
quienes estaban en los márgenes de la Iglesia y la sociedad.
10. Marcelino respondía con dedicación y de forma práctica y efectiva a
las necesidades que veía a su alrededor. Esa respuesta estaba modelada
también por el Proyecto que compartían los primeros maristas, quienes
soñaban con una nueva manera de ser Iglesia, como habían prometido en
Fourvière.
Extracto de ‘Entorno a la misma Mesa’
41. Nuestro corazón late en sintonía con la pasión de Marcelino, que se
manifiesta hoy en las palabras que el H. Seán Sammon, Superior, dirige a
los hermanos: Vivir y trabajar en medio de los jóvenes; evangelizar
primariamente a través de la educación y a veces por otros medios; y
demostrar una preocupación particular por los niños y jóvenes pobres, los
que viven en las orillas de la sociedadi.
42. Esta es nuestra misión: contribuir a que las nuevas generaciones
descubran el rostro de Dios y tengan vida en abundancia. Siguiendo las
huellas de Champagnat, también nosotros debemos responder al grito de
los Montagne que tenemos alrededor. No podemos ver un niño sin
amarle y decirle cuánto le ama Dios.
- Consagramos el mundo ayudando a los jóvenes a descubrir el sentido
de su existencia y a ser capaces de tomar la vida en sus manos, a la
luz de la fe.
- Somos profetas con los jóvenes anunciándoles que la vida en sí
misma es maravillosa, que vale la pena luchar por construir un
mundo mejor. Les animamos a ser críticos con la sociedad que les
rodea y les invitamos a comprometerse a transformar ese sueño en
realidad
- Somos también servidores de los jóvenes, estando junto a ellos y
siendo referencia para sus vidas, permaneciendo atentos a sus
necesidades y acompañándoles en sus aciertos y errores, en sus
dudas y aspiraciones.
Extracto de ‘Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar’
(Bro. Sean Sammon, 2006)
Loire, a la que pertenece La Valla, pintaba este inquietante cuadro sobre
el estado de la educación: “Los jóvenes viven en la más espantosa
ignorancia, entregados a un vagabundeo alarmante”.23 Estas
circunstancias debieron pesar mucho en el corazón de Marcelino aquella
mañana en que le llamaron a la cabecera de la cama del joven Jean
Baptiste Montagne, que se estaba muriendo. También le vendría a la
mente el decreto que había firmado Luis XVIII en 1816 estableciendo que
cada parroquia facilitase la educación primaria a todos los niños, incluidos
los de familias que no podían pagar. De alguna manera, el encuentro con
el muchacho moribundo ayudó a Marcelino a ver más claramente la
misión que el Espíritu había dispuesto para él. Tenía ante sus ojos una
víctima de la exclusión. Su necesidad de consuelo e instrucción en las
verdades de la fe determinaron la respuesta del fundador hasta consumir
en ese empeño su vida. Así como no cabe la menor duda de que al poner
en pie nuestro Instituto el fundador trataba de solucionar la falta de una
adecuada instrucción religiosa entre los niños y jóvenes pobres de la
región, también hay razones para creer que su visión iba más lejos. Para él
la educación era algo más que un proceso de transmisión de datos y
conocimientos o incluso de elementos de nuestra fe. Él la entendía,
sobretodo, como una herramienta poderosa para formar y transformar las
mentes y los corazones de los niños y jóvenes. En ese sentido escribió: “Si
nos limitáramos a enseñar las ciencias profanas, no tendrían razón de ser
los Hermanos; eso ya lo hacen los maestros; si sólo nos propusiéramos la
instrucción religiosa, nos limitaríamos a ser simples catequistas”. “Nuestro
propósito es más ambicioso; aspiramos a inculcar en los niños espíritu,
sentimientos y costumbres religiosas, las virtudes del buen cristiano y del
honrado ciudadano. Para conseguirlo, debemos ser auténticos
educadores, conviviendo con los niños el mayor tiempo posible”.
Extractos tomados de la Tesis del Hno. David Hall
Cuando Marcelino visitó al niño moribundo, Jean-Baptiste Montagne,
estaba fuera de sí. ¿Cómo puede ser posible? ¿Cómo puede un país,
supuestamente liberado por la revolución, permitir que un joven de
dieciséis años muera sin saber leer, sin conocer al Dios que encontrará
después de su muerte? “Necesitamos hermanos”, dijo a sus compañeros
sacerdotes, mas ellos no entendieron. Lo ignoraron inicialmente, lo
desanimaron después, pero terminaron dándose por vencidos, dejando
que Marcelino siguiera “a modo suyo”.
…A los cuatro meses de haber asistido al niño moribundo, Marcelino
acoge a los dos primeros candidatos en una casa en la aldea de Lavalla. Él
no tenía una Regla, ni Constituciones, no tenía dinero, ni un plan
definitivo, pero estaba convencido de poner fin al sufrimiento de su
pueblo…
Observa el sufrimiento en el rostro de Marcelino, sosteniendo en sus
brazos el cadáver del joven Montagne. Aparece más que entristecido por
la muerte de un joven, no inusual en la Francia rural del siglo XIX, donde el
rudimentario servicio médico de las ciudades no existía en la remota zona
de Maisonettes. El sufrimiento de Marcelino es profundo y duradero. No
es una muerte más en medio de tantas otras. Este es un niño de Dios, es
un ser precioso a quien se le han negado cuidado y oportunidades que
deberían estar al alcance de todos. A partir de ese momento él jura que
“esto jamás volverá a suceder”. De acuerdo con su primer biógrafo,
Marcelino se sintió obligado a actuar con prontitud. “Marcelino se
obsesionó, con firme vehemencia, con la idea de fundar una Sociedad de
Hermanos que aliviara tragedias como esta, mediante la educación
cristiana de los jóvenes”….
…Tal y como hacían los profetas, ellos también se adaptaron a las
personas y a las necesidades de su tiempo y respondieron de acuerdo a
estas. Se necesitaban profesores y maestros comprometidos en difundir el
reino de compasión de Dios, un pueblo de justicia y misericordia. En la
Francia del siglo XIX esto significaba fundar una orden de religiosos o
religiosas. Tal vez en un momento y un lugar diferente, Marcelino hubiera
optado por una respuesta diferente, pero esta era la manera más práctica
de cumplir con lo que se tenía que hacer. A Marcelino le preocupaba poco
que su plan original no contemplara tener hermanos en la docencia, pero
él insistió e insistió. Sus cohermanos resistieron y resistieron. Pero él
siguió insistiendo y al final se dieron por vencidos y sugirieron que fuera y
lo hiciera él mismo. Finalmente, triunfó su poca “paciencia frente a la
injusticia”…
..Aunque Marcelino tuviera los pies en la tierra, tenía su mirada puesta en
Dios. Su disposición e intuición, su llamado y fundación iban más allá de sí
mismo. Cuando el niño Montagne muere, el dolor de Marcelino es el
dolor y la compasión de Dios manifestada en él…
… Marcelino tiene en sus brazos al niño Montagne como si fuera una
ofrenda a Dios. La situación parece desesperada; Marcelino es inexperto,
tiene pocos recursos y puede ofrecer poco apoyo emocional o moral. Su
fuerza es su inquebrantable fe en Dios. No es sorprendente que el Salmo
127 sea su ‘mantra’: “Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan
los albañiles” (Salmo 127:1). En una situación que parece desesperada,
Marcelino da esperanza. Es esperanza, como explica Walter
Brueggemann, “arraigada en la certeza de que Dios nunca nos abandona,
ni siquiera cuando la evidencia nos demuestre lo contrario”.
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