EL PROCESO DE RENOVACION PARROQUIAL Y EL AÑO DE LA FE COMISION NACIONAL DE PASTORAL AMPLIADA 24-26 de septiembre del 2012 + Ángel Garachana Pérez, CMF Obispo de San Pedro Sula CONTEXTO DE LA COMISION NACIONAL AMPLIADA: EL PROCESO DE RENOVACION PARROQUIAL Y EL AÑO DE LA FE 1. Personas y cristianos en situación Como personas y como cristianos vivimos y actuamos en un contexto determinado, en una situación concreta. Somos personas y creyentes “en situación”. La situación es a la vez limitación y posibilidad. Ejemplos. Ni en nuestra maduración humana ni en el desarrollo de nuestra misión podemos prescindir de las circunstancias que nos rodean sino que hemos de tenerlas muy en cuenta. Porque se da una interacción: los contextos nos envuelven y penetran, nos influyen y condicionan. Pero nosotros no sólo “padecemos” la situación sino que podemos y debemos actuar en ella para transformarla y crear condiciones favorables a nuestra vida, a la fe, a la vocación, etc. No entro ahora a describir los rasgos del contexto inmediato social y cultural. Estas palabras introductorias tienen una pretensión más modesta: referirme al proceso de renovación parroquial y al año de la fe como contexto eclesial de esta reunión de la CNP ampliada. 2. Contexto de la renovación parroquial Todos conocemos el contexto inmediato y cercano de la renovación parroquial que estamos impulsando en todo el país. El trabajo empezó en la semana de formación permanente del clero del año 2008, a la que asistieron casi un centenar de sacerdotes. Inspirados y motivados por Aparecida se inició una reflexión, revisión y proyección de la parroquia renovada. Al comienzo del 2009 este proyecto fue asumido y apoyado por la CEH. En la ANP del 2010 se plasmó este proyecto en cuatro dimensiones que llamamos: comunitaria, misionera, samaritana y pascual y para cada una de ellas se ofrecieron unos criterios de comprensión, se marcaron unas líneas de acción y se pidieron unas actitudes a los agentes de pastoral según su vocación en la Iglesia. En la ANP del 2011 se evaluó la marcha del proceso de renovación parroquial, se recogieron los logros mejores, se señalaron las dificultades más fuertes, se dieron las recomendaciones más pertinentes y se determino una acción nacional. En esta reunión de la CNP ampliada estamos dando seguimiento al proceso para que no se estanque ni desoriente. Para ello se ha pedido una sencilla evaluación de cómo se está dando continuidad este año (Octubre 2011- Octubre 2012) en las acciones emprendidas, logros significativos y acciones a emprender o mantener. Todo esto lo compartiremos con el método explicado por el P. German. Es importante señalar que este es un proceso nacional, con las legítimas diferencias y con los ritmos propios de cada diócesis. Ha sido aprobado por la Conferencia y aceptado por cada obispo. Ha favorecido el mutuo conocimiento y acrecentado el sentido eclesial, está creando un lenguaje común y una sensibilidad concorde. 3. Contexto del año de la fe 3.1. Convocatoria del año de la fe El 11-octubre del 2011 el Papa Benedicto convocaba el “año de la fe” a iniciarse el 11-octubre-2012 y que concluirá el 24 de Noviembre del 2013, fiesta de Jesucristo Rey. El 6 de enero del 2012 la CDF publicaba una nota con orientaciones pastorales para este año de la fe. La carta apostólica “Porta Fidei” nos dice ya: o Quien convoca el año de la fe o Por qué se convoca o Para qué se convoca Y hace una reflexión sobre el contenido de la fe (lo creído) y el acto de la fe (la persona creyente). La CEH en su reunión del mes de Junio “recibe” y “transmite” de una manera aplicada esta carta apostólica: o Con un comunicado o Y con una serie de sugerencias y orientaciones, ordenadas por mí, a partir de una lluvia de ideas de los obispos. La CEH pide a la CNP que haga algo parecido: de sugerencias para el año de la fe; con la Hna. Laura hacemos el resumen que se les ha entregado. 3.2. Pastoral ordinaria, renovación de la parroquia y año de la fe: convergencia Es evidente que pastoral ordinaria y permanente, proceso de renovación parroquial y año de la fe no pueden avanzar como realidades separadas y paralelas sino que deben armonizarse y confluir todas en una renovación de los discípulos misioneros y de las comunidades. Todo el caminar de la Iglesia es “tiempo de la fe”. Hoy es día de la fe. Y lo que hago ahora mismo debo vivirlo con fe. En consecuencia, el “año de la fe” es un tiempo para intensificar la vivencia de la fe, que debo vivir todo los días, en el que se realizan algunas acciones especiales para sacudir inercias y renovar la fe. 3.2.1. El cauce de la renovación parroquial El proceso de renovación de la parroquia es como un cauce que recoge y canaliza todas las aguas que vierten diversos riachuelos. Yo me imagino el rio de mi pueblo, el Pedroso. Nace en lo profundo del valle, al pie de la alta montaña, discurre valle abajo, cada vez con más caudal pues recoge todas las aguas de ambas laderas. El cauce de la renovación parroquial recoge las aguas de la parroquia comunitaria, que es comunidad de creyentes. La fe se vive en comunidad, se recibe de la comunidad y construye la comunidad. En él se vierten también las aguas de la parroquia misionera. La fe, por su misma dinámica, se hace anuncio y testimonio. La fe nos empuja desde dentro a la misión, nos hace evangelizadores. Igualmente la parroquia samaritana nos recuerda “la fe que actúa por la caridad”, pues la fe sin obras de amor está muerta. La fe nos limpia la mirada para reconocer a Cristo en los pobres y nos impregna el corazón de compasión para servirlos. Finalmente la parroquia pascual celebra gozosamente la fe en la liturgia y en la piedad popular. Los sacramentos son sacramentos de la fe y para la fe. Estas reflexiones nos enseñan que trabajar el proceso de renovación parroquial es vivir desde la fe y que celebrar el año de la fe dinamiza el proceso de renovación de la parroquia. Creo que podemos afirmar que la fe es “la clave” de la vivencia del discipulado misionero en comunidad. En un pentagrama no podemos decir qué nota es cada una de las dibujadas mientras no pongamos la clave, de fa o de sol. El año de la fe nos invita a vivir todo desde esta clave. El justo vive de la fe. 3.2.2. La carta apostólica “Porta Fidei” La carta apostólica “Porta Fidei” es una reflexión sucinta sobre la fe. (Parece ser que el Papa está preparando una encíclica sobre la fe. Tendríamos así una trilogía de encíclicas del Papa Benedicto, dedicada a las tres virtudes teologales: “Dios es amor”, “Salvados en esperanza” y la que esperamos sobre la fe). Nos ofrece los contenidos básicos de una vida de fe e ilumina con ellos el proceso de renovación parroquial. He aquí los contenidos principales según “Porta Fidei”: o Conversión al Señor: “El año de la fe es una invitación a una autentica conversión al Señor… de los pensamientos, afectos, mentalidad, comportamientos”. o Nos impulsa a evangelizar: “Es necesario un compromiso eclesial más convencido a favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer”. o Crecimiento en la vida de fe: “La fe sólo crece y se fortalece creyendo; no hay otra posibilidad para poseer la certeza sobre la propia vida que abandonarse, en un “in crescendo” continuo en las manos de su amor”. o Intensificar estos aspectos de la fe: “la reflexión sobre la fe”, “confesar la fe con plenitud”, “celebración de la fe en la liturgia”, “testimonio de vida cada vez más creíble”. o Frase resumen: “Redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada vivida y rezada”. Descubrímos aquí las partes del catecismo: Fe profesada: el credo. Fe celebrada: los sacramentos. Fe vivida: los mandamientos. Fe rezada: el padre nuestro. o Los testigos de ayer y de hoy: “Mirada fija en Jesús que inició y completa nuestra fe” (Heb 12,2) María, la creyente. Los apóstoles, discípulos y misioneros. Primeras comunidades cristianas. Por la fe, los mártires entregaron su vida. Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo. Por la fe, hombres y mujeres en la familia, la profesión… han dado testimonio de su ser cristiano. También nosotros vivimos por la fe. o La fe y la caridad: “Oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad... La fe sin caridad no da fruto y la caridad sin fe sería un sentimiento a merced de la duda. La fe y amor se necesitan”. Conclusión Centrarnos en la renovación personal de discípulos misioneros, centrarnos en la renovación de la parroquia, centrarnos en la renovación de la fe, es renovar los mismos núcleos de la vida cristiana. Hay una gran convergencia de objetivos y de medios. Podríamos considerar el proceso de renovación de la parroquia y la vivencia del año de la fe como las dos ojivas de un arco gótico o las dos manos juntas en actitud orante, mutuamente se apoyan, sostienen y forman unidad. Podemos hacer una doble combinación de nombres: Renovación de la parroquia Año de la fe Comunidad de fe Fe en comunidad Misioneros de la fe Fe misionera Samaritanos porque creen Fe que actúa por la caridad Celebración pascual de la fe Fe que celebra el misterio pascual No olvidemos que la realidad es unitaria; que estas diversas dimensiones o aspectos que distinguimos para mejor comprender y trabajar no nos hagan olvidar la unidad de la persona concreta que, animada por la fe forma parte, vive y trabaja en una parroquia concreta. + Ángel Garachana Pérez, CMF Obispo de San Pedro Sula