Información y Desarrollo

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63rd IFLA General Conference - Conference Programme and Proceedings August 31- September 5, 1997
Las Bibliotecas y la Información Para el Desarrollo
Humano
Elsa M. Ramírez Leyva
Actualmente, con el exceso de información producida en otras latitudes y que
transmiten las poderosas redes de
telecomunicaciones, las sociedades de los países que forman parte de la
región latinoamericana deben mantenerse alertas y
establecer políticas que aseguren que los elementos culturales propios de
nuestros países estén presentes en la evolución de sus
habitantes y les permitan incorporar y desarrollar los productos culturales
propios y nuestras realidades sociales. Se trata de
mantener los vínculos de identidad nacional y de lograr la adecuada evolución
de nuestras comunidades.
Por lo anterior algunos países analizan el papel que desempeña la cultura, la
familia y otras instituciones cuyas funciones son
fortalecer y preservar la identidad cultural, a la vez que incorporar los rasgos
culturales externos que enriquecen el desarrollo
humano. La biblioteca, como una de las instituciones que la sociedad ha
creado para ayudarse en su desarrollo, juega un papel
importante en este proceso, a través de la comunicación impresa y, ahora, de
la información y el procesamiento electrónicos.
El encuentro entre creadores y receptores de la cultura requiere de
intermediarios que socialicen el hecho creativo. Estos
intermediarios están representados por entidades e industrias culturales, entre
las cuales se encuentra la biblioteca. Se trata de
instituciones que prestan un servicio cuyo objetivo final, a diferencia de las
industrias, no es la generación de utilidades. No
obstante, la intención de ambas es socializar la cultura (1) y el conocimiento
científico y tecnológico. Parte del problema, sin
embargo, es que las oportunidades para acceder a esa información no son
equitativas.
La lucha emprendida por los bibliotecarios y profesionistas afines para reducir
la desigual presencia del libro, y ahora la
información que ofrece la tecnología en nuestras sociedades, se propone, a la
vez, lograr en otras latitudes una mayor presencia
de la información documental que se produce en los países latinoamericanos.
Esta producción intelectual encuentra obstáculos
propiciados por los propios sistemas sociales, que frecuentemente dificultan el
cumplimiento de sus misiones al favorecer la
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desigualdad en el desarrollo de las capacidades, los recursos y los
conocimientos que permiten el adecuado aprovechamiento
de los recursos informativos. Esta situación nos obliga a revisar los medios y
formas que deben adoptar las bibliotecas, con
miras a fortalecer su papel mediador y vinculador con la sociedad, a fin de
garantizar su participación permanente en el
desarrollo humano.
No es suficiente con que entre nosotros intentemos convencernos unos a otros
de la función que desempeña y ha
desempeñado el sector bibliotecario en la sociedad; es necesario que esto se
haga evidente mediante acciones reales y
concretas.
La modernización siempre ha sido promesa de crecimiento cuantitativo para
una vida civilizada de calidad incuestionablemente
positiva; pero en el mundo actual esto viene revelándose cada vez más como
un peligro que amenaza la existencia misma de
esa calidad de vida, ya que se vive este proceso como un mestizaje que pone
en riesgo la identidad cultural. Ante esta
posibilidad la solución no es recurrir a fundamentalismos que supuestamente
preserven las culturas nacionales y con ello la
identidad de los pueblos y regiones, pues esto no aseguraría su evolución,
además la identidad nacional se encuentra en
permanente proceso de construcción y es esto lo que deberá favorecer un
desarrollo humano en el que estén presentes los
valores culturales actualizándose permanentemente. El verdadero reto es que
sin perder nuestros valores, los actualicemos y
transformemos con una meta: la evolución humana.
Cultura y desarrollo humano
En el inicio de un nuevo milenio en el que se vislumbra una expansión de las
industrias culturales, los países de América Latina
debemos estar conscientes de la necesidad de ayudar a nuestros creadores a
que expandan el patrimonio cultural de las
naciones latinoamericanas. En este sentido, el Estado no debe perder su
derecho y responsabilidad de ayudar a determinar los
bienes y servicios culturales que deben ser preservados y de apoyar a las
entidades responsables de ello.
El término cultura, en su sentido amplio, es todo aquello que produce la
sociedad, y expresa no sólo su forma de vida, de
pensar y de sentir, sino también la concepción que tiene de sí misma y de otras
sociedades. La cultura es comunicación
registrada en objetos, producciones, símbolos, medios, etc en los que están
presenten nuestros valores. En otros términos, la
cultura es aquello que la humanidad ha creado y descubierto en el proceso por
dominar su entorno y la naturaleza, por
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asegurar su sobrevivencia y la reproducción de la propia especie, por mantener
la unidad y la homogeneidad de su sistema
social.
En este contexto, la comunicación no es sólo el medio de socialización del
individuo, sino aquello que lo orienta hacia el ideal
de la perfección humana, y hacia la participación en el proceso de integración
con el sistema social. Es también lo que afirma su
individualidad mediante el lenguaje y las complejas estructuras de
comunicación que crean y manejan los seres humanos. Si
suponemos que la cultura es resultado del alto grado de evolución social
alcanzado por la civilización, entonces la posibilidad
del ser humano para adaptarse a este proceso de evolución pasa
necesariamente por la comunicación; es decir que en la
comunicación radica la capacidad para alcanzar el desarrollo social.
La comunicación impresa y, en la actualidad, la electrónica, son consecuencia
del proceso y movimiento mismo de la
comunicación y constituyen uno de los medios culturales que responden a la
necesidad del sistema social de conservar y, a la
vez, transmitir y hacer circular sus manifestaciones culturales.
La importancia que revisten los testimonios de la memora cultural de un pueblo
radica en que éstos se constituyen en
comunicaciones que pueden contrastarse, interpretarse, complementarse, etc.
pero difícilmente olvidarse. Es por eso que en
situaciones en que se pretende el dominio de un pueblo, lo primero que se
suele destruir son los medios que contienen y
comunican esa memoria cultural. En otras palabras, quitarle su información a
un sistema social, es quitarle sus elementos de
identidad: valores, costumbres, tradiciones, formas de expresión, símbolos, y
en general todo aquello que le proporciona forma
y contenido al proceso de comunicación.
Shera afirma que "la cultura y la capacidad del hombre de comunicarse son
inseparables, no pueden existir aisladas, cada una
es referente de la otra y su evolución se va dando de manera simultánea" (2).
De este modo, la comunicación impresa y
electrónica representan la capacidad del ser humano para producir su saber, el
cual trasciende tanto la capacidad de
comunicarse de manera oral como su memoria, de tal forma que se ve obligado
a crear el registro escrito, impreso y
electrónico. Así el tránsito del lenguaje oral a la escritura, refleja un paso
evolutivo trascendental que logra una separación
espacio-temporal entre acto de comunicar y comprensión; pero además, con la
escritura, el pasado y el futuro se vuelven
presentes, y a diferencia de lo que sucede en la comunicación oral: "el pasado
próximo llega hasta donde llega la memoria
colectiva"(3).
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De esta suerte, la información es vista como un medio y un requisito esencial
para el desarrollo de la humanidad, y existe la
convicción de que puede ser usada para mejorar la calidad de vida, la
productividad económica y el medio ambiente. Por otra
parte, la tecnología está revolucionando las prácticas sociales de la
comunicación y los medios de acceso a ella.
Las bibliotecas, los bibliotecarios y el desarrollo humano
La comunidad bibliotecaria debe estar preparada para participar en la
transmisión de los valores culturales que son parte de lo
que permite la unión y homogeneidad de una sociedad, es decir de aquello que
nos identifica y nos diferencia de otros. Y
también debe fomentar el desarrollo de la cultura individual, con lo cual se
enriquece la cultura universal, como lo afirma la
literatura especializada: la información globalizada debería promover el
desarrollo humano en aspectos como la educación, la
salud, los servicios sociales, la actividad comercial, etc. Pero como la industria
de la información tiene hoy como finalidad la
generación de utilidades a partir de los servicios de información, las bibliotecas
detentan en este contexto una enorme
responsabilidad y deben dirigir sus esfuerzos hacia el logro del bienestar social.
Salvo quizá algunas excepciones, la mayoría de los bienes informacionales y
mensajes que se reciben en las diferentes
naciones, no han sido producidos en el propio territorio. Por otra parte, desde
los años cincuenta, la biblioteca (el libro) debe
competir en muchas ocasiones de manera desventajosa, con otros medios de
acceso, como son los electrónicos que incluyen
imágenes y sonido.
En este sentido las bibliotecas tienen un reto: la necesidad de crear ofertas de
información que por un lado permitan el acceso a
la información globalizada o proveniente de otros países, y por el otro hagan
accesible y disponible la información que produce
la actividad científica, tecnológica, cultural nacional o regional incluyendo
también la literatura sobre la memoria de los pueblos.
Finalmente, las bibliotecas deben integrar esta información propia a los
sistemas de información globalizados.
Lamentablemente la biblioteca depende de una industria editorial que en
ocasiones no se ha preocupado por documentar las
expresiones culturales más autóctonas ni los saberes artesanales y,
consecuentemente, existen ausencias en estos aspectos
culturales. Por otra parte. en el pasado se ha promovido más la cultura de élite
y las bibliotecas se han visto presionadas a
integrarse a ella.
En este nuevo contexto social, sin embargo, la responsabilidad de las
comunidades bibliotecarias integradas por asociaciones,
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escuelas bibliotecarias y profesionales de la bibliotecología, es dirigir nuestro
esfuerzo a crear o, en su caso, fortalecer una
verdadera cultura de la información, lo cual debe incluir, necesariamente, el
derecho a la información, indispensable para el
desarrollo humano y parte esencial de los derechos humanos. En este sentido
tendría que estar presente la información sobre
historia, tradiciones, costumbres, geografía, etcétera; es decir, todo aquello que
representa la identidad de un pueblo y/o
región, lo cual debe estar documentado e integrado a los bienes y servicios
culturales y de información.
Pero lograr lo anterior no es tarea fácil, antes será necesario crear instrumentos
que aseguren la disponibilidad permanente de
la información y de los recursos documentales que se producen en el país, en
la región o en el extranjero, que contengan
aspectos culturales de diferentes niveles. Esto debe lograrse mediante:
formas de colaboración que establezcan un control bibliográfico y
sistematizado que facilite la integración regional;
la difusión, por diferentes canales y medios, de la información nacional y
regional tanto la científica y tecnológica como la
relacionada con el saber popular;
el fomento del uso de la información documental registrada sobre la cultura
nacional;
la evitación de la censura en el desarrollo de colecciones y en el acceso a la
información por medios electrónicos, para
lo cual será conveniente establecer políticas conjuntas con los usuarios, que
garanticen la presencia de la memoria
registrada del país;
la colaboración en programas de rescate y sistematización de la memoria
cultural;
la creación de sistemas de información de validez nacional e internacional
que recojan la producción cultural científica y
tecnológica de la región. Tales sistemas deben no sólo difundir la
producción sino también ofrecer parámetros de
evaluación;
el aprovechamiento de la tecnología de la información y la telecomunicación
para difundir el patrimonio cultural
registrado en las redes internacionales de información; y
el fortalecimiento de políticas dirigidas al rescate, la protección y la difusión
del patrimonio cultural bibliográfico antiguo.
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Adicionalmente será también necesario asegurar el derecho de los autores
nacionales y regionales a estar debidamente
representados en los índices, de acuerdo con criterios más globales y no
privativos de un determinado país. Sería importante
que los sistemas de información globalizados (los índices y servicios de
resumen, etcétera) revisaran sus criterios para que el
idioma no sea un impedimento que excluya sino un elemento que respeta, y en
lo posible incluye, a las culturas nacionales.
Tendremos que utilizar las tecnologías de la información para crear nuevas
formas de presentar y difundir el patrimonio cultural.
La comunidad bibliotecaria debe participar, desde los principios que la rigen,
para rescatar, conservar, organizar y difundir la
cultura de su pueblo, ya que como señala Chartier, la palabra impresa sigue
una circularidad que va de la palabra al texto, de lo
escrito a los gestos, de lo impreso a la palabra. Es decir, la idea se vuelve
palabra, ésta se registra y, mediante la lectura, el
sujeto se apropia de ella y la convierte en nuevos gestos, nuevas conductas y
nuevas ideas. Por ello siempre hemos sostenido
que el patrimonio cultural tiene como intermediarios a los bibliotecarios.
El desarrollo humano debe tener como fundamento aquellos elementos que le
proporcionen una identidad propia y arraigada
en su patrimonio cultural, más necesaria que nunca en una sociedad civil
nueva que empieza a emerger para ejercer su
capacidad de participación en la construcción de nuevas naciones en donde lo
local, lo nacional y lo global se superponen, y en
donde la cultura nacional lejos de extinguirse, se reconstruye en interacción
con los referentes culturales transnacionales.
Dado lo anterior, el Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas
entre sus investigaciones, proyectos, actividades
docentes y de difusión tiene proyectos regionales dirigidos a ayudar y promover
el desarrollo bibliotecológico de América
Latina con dos finalidades:
1.Que la bibliotecología latinoamericana rescate su propia identidad.
2.Que mediante la actividad bibliotecaria se rescate, sistematice y difunda los
testimonios documentales indispensables
para el desarrollo humano.
Entre los proyectos que actualmente se realizan se encuentra la Red Regional
de Cooperación INFOBILA, lograda gracias al
impulso y apoyo de la International Federation Library Association and
Institutions (IFLA), que tiene el objetivo de difundir la
producción que permita conocer la literatura de la especialidad, así como las
experiencias, problemas y soluciones tomadas
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por colegas de otros países de la región sobre temas de bibliotecología,
archivonomía, ciencia de la información y temas
relacionados localizables en el acervo de las unidades de información de los
países cooperantes de América Latina y el Caribe
y en la que participan: Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Panamá,
Perú, y Venezuela. Otros proyectos son:
Tesauro Latinoamericano de Bibliotecología. Derivado del proyecto de la
Red Regional de Cooperación INFOBILA.
Obtener un lenguaje controlado que normalice la terminología en
Bibliotecología y Ciencia de la Información, para la
recuperación de información en la base regional cooperativa INFOBILA.
Investigaciones en curso en Bibliotecología y disciplinas afines en América
Latina y el Caribe (ICBALC). Dar a conocer
a la comunidad bibliotecológica y de las disciplinas afines, las
investigaciones y proyectos que se están llevando a efecto
en la Región Latinoamericana en el ámbito de la Bibliotecología.
Índice de citas latinoamericanas en Ciencias Bibliotecológica y de la
Información. Implementar un sistema de indicadores
que permitan identificar, sobre bases objetivas, las regularidades de la
comunicación científica en Ciencias
Bibliotecológica y de la Información en América Latina.
Sistema de indicadores para la evaluación de bibliotecas en Iberoamérica.
Diseñar un sistema de indicadores que facilite
la evaluación de las bibliotecas y otras unidades de información en
Iberoamérica.
Educación a distancia para programas de actualización y maestría.
Estructurar sobre la base en la modalidad a distancia,
programas de actualización dirigidos principalmente a personal profesional
en el ejercicio de la profesión en temáticas
prioritarias para América Latina.
Estudio comparado de los planes de estudio de Bibliotecología en escuelas
latinoamericanas.
México: tradición e impacto en la producción contemporánea de fuentes de
información sobre América Latina.
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