La totalidad de los síntomas

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LA TOTALIDAD DE LOS SÍNTOMAS
He elegido este tema, dado la importancia que tiene la toma del
caso, en estos momentos críticos por los que atraviesa la
Homeopatía, dadas las diferentes corrientes respecto a este tema y
que en general, tergiversan sobremanera la Doctrina sobre la que
se ha basado nuestra ciencia, desde su creación Hahnemanniana.
De acuerdo a la misma, consideramos que las enfermedades no
son subproductos de la medicina sino por el contrario ésta, como
toda ciencia, registra solamente los hechos y establece analogía de
causas. Y dicha analogía sólo puede ser establecida cuando se
llega al concepto de totalidad, es decir a la suma total de
efectos de la misma causa.
La desaparición de la totalidad de los síntomas solo es real y
efectiva cuando ha desaparecido la raíz común que los origina
y ésta no puede ser, en el momento actual del enfermo más
que una sola en actividad: o Syphilis, o Sycosis, o Psora.
La totalidad a que nos referimos, nada tiene que ver, por
consiguiente, con la totalidad numérica de los síntomas. De 15 o 20
síntomas de un paciente a veces solo 4 o 5 de ellos dan la
imagen activa de la enfermedad actual, vale decir, del miasma
en actividad. Captar esa totalidad, tanto en el paciente como en
el medicamento, equivale a percibir su respectiva
individualidad.
El conocimiento del movimiento de los miasmas es necesario
indiscutiblemente para conocer la dirección que un enfermo
puede tomar al desanudar a aquellos, con un remedio
profundamente actuante. Los cuadros futuros en el cuadro
sintomático, al ofrecer carácter de permanencia, podrán
establecer el predominio del miasma últimamente adquirido, de
acuerdo con la ley de la desaparición de los síntomas en el
orden inverso al de su aparición.
Desglosaremos estos temas, para asi llegar a clarificar el enfoque
doctrinario de la Homeopatía clásica, que nos exige cumplir con la
Ley de Hering a través de la curación de esa Totalidad de
Síntomas Característicos, que deben ser elegidos entre muchos
otros y asi evitar verdaderas supresiones que nos conducirán sin
duda a serias metástasis mórbidas.
ERNESTO J. GIAMPIETRO
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