XI Domingo del Tiempo Ordinario

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XI Domingo del Tiempo Ordinario
Era la semilla más pequeña pero se hace más alta que las demás hortalizas
(Mc 4,26-34)
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 26, 7.9)
Escúchame, Señor, que te llamo. Tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi
salvación.
ORACIÓN COLECTA
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y pues el hombre es frágil y sin
ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con
nuestras acciones y deseos.
PRIMERA LECTURA (Ez 17,22-24)
Ensalcé un árbol humilde
Lectura del libro de Ezequiel
Esto dice el Señor Dios: «Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré. De sus ramas más altas
arrancaré una tierna y la plantaré en la cima de un monte elevado; la plantaré en la montaña más
alta de Israel, para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble. Anidarán en él aves de toda
pluma, anidarán al abrigo de sus ramas. Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor,
que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes, que seca los árboles lozanos y hace
florecer los árboles secos. Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 91)
R/. Es bueno dar gracias al Señor
Es bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad. R/.
El justo crecerá como una palmera,
se alzará como un cedro del Líbano;
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios. R/.
En la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad. R/.
SEGUNDA LECTURA (2Co 5,6-10)
En Destierro o en patria nos esforzamos en agradar a Dios
Lectura de la segunda carta de San Pablo a los corintios
Hermanos: Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras vivimos en el cuerpo,
estamos desterrados, lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra
confianza, que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual en destierro o
en patria, nos esforzamos en agradarle. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de
Cristo, para recibir el premio o el castigo por lo que hayamos hecho mientras teníamos este cuerpo.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya
La semilla es la Palabra de Dios, el sembrador Cristo; quien lo encuentra, vive para siempre.
R/. Aleluya, aleluya
EVANGELIO (Mc 4, 26-34)
Era la semilla más pequeña, pero se hace más alta que las demás hortalizas
Lectura del Santo Evangelio Según san Marcos
En aquel tiempo decía Jesús las turbas: «El Reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente
en la tierra. Él duerme de noche, y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo sin que
él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga,
después el grano. Cuando el grano esta a punto se mete la hoz, porque ha llegado la ciega»
Dijo también: «¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un
grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra, es la semilla más pequeña, pero después, brota, se hace
más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden cobijarse y
anidar en ellas.»
Con muchas parábolas parecidas les exponía la Palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo
exponía con Parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Tú nos has dado, Señor, por medio de estos dones que te presentamos, el alimento del cuerpo y el
sacramento que renueva nuestro espíritu; concédenos con bondad que siempre gocemos del auxilio
de estos dones.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN (Sal 26,4)
Una cosa pido al Señor, eso buscaré; habitar en la casa del Señor por los días de mi vida
O bien (Jn 17,11)
Padre Santo: guárdalos en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros, dice
el Señor.
Lectio
El discurso sobre el Reino de Dios, propuesto por Jesús en parábolas a los hombres de todos los
tiempos, responde a una doble pregunta: ¿qué lógica rige el funcionamiento del Reino de Dios?
¿Alcanzará éste su objetivo?
Las dos parábolas que recoge el texto de hoy hablan de un «grano» echado en tierra: en la primera
parábola el crecimiento del grano no depende del trabajo del hombre {«Duerma o vele, de noche o
de día, el grano germina y crece»: v. 27), sino únicamente de la fertilidad del suelo.
La primera lectura se mostraba todavía más explícita: no es el hombre el que trabaja para edificar el
Reino de Dios, sino sólo Dios. En la segunda parábola aparece una idea ulterior: el minúsculo grano
de mostaza –que carece de toda vistosidad- «se hace mayor que cualquier hortaliza» (v. 32). Se trata
de una grandiosa visión plena de esperanza, que anima a los creyentes a mantener una actitud de
paciencia. Dios obra en la historia, a pesar de que las apariencias digan lo contrario. La realización
de su Reino no depende de la eficiencia, ni de las instituciones, ni de los individuos; no es cuestión
de programas o de obras, sino de una escucha atenta de la Palabra de Dios y de la disponibilidad
para dejarla crecer en nosotros. El mensaje central de la parábola no es, a pesar de todo, una
invitación al quietismo o a la falta de compromiso. Al contrario, presenta al creyente una
mentalidad nueva, la de no escuchar tanto sus deseos y sus ganas de hacer y mantenerse disponible,
con paciencia y humildad, para crear las condiciones en las que la Palabra de Dios pueda dar fruto
libremente.
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:
Ven Espíritu Santo, Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias. Mueve
nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de
su Hijo Jesús, el Cristo. Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.
Amén.
PRESENTACIÓN DEL TEXTO
Cuando Marcos escribió su Evangelio, probablemente era consciente de que algunos cristianos
estaban desanimados ante los fracasos y las persecuciones. Las parábolas que leemos en el
evangelio de hoy son para animarles en su empeño evangelizador y misionero, subrayando que
en el fondo es obra de Dios. Son parábolas que también a nosotros, en el siglo XXI, nos
pueden dar aliento.
Retomando la imagen de la semilla que se deposita en la tierra, Marcos nos ofrece un relato casi
paradójico del crecimiento de la semilla hasta su fruto maduro, para mostrar que el Reino de Dios
es totalmente obra suya y más allá de toda acción positiva o negativa del hombre, ella llegará sin
duda a su realización, indicada en la imagen típica de la mies. En Palestina era casi proverbial la
pequeñez de la semilla de mostaza, tanto que una tradición primitiva de esta segunda parábola, a la
cual se refiere Lc (13, 18-19), no hacía referencia explícita. Cuando la predicación del evangelio se
extendió fuera del mundo palestino, se volvió importante insistir en el contraste entre la pequeñez
de la semilla y el tamaño grande del arbusto.. Los vv. 33 s., que cierran las sección de las
parábolas, confirman que Jesús acudía ampliamente a este modo de hablar , y que la comprensión
de los oyentes era diferente, según como ellos estaban cerca de Jesús, para asimilar sus opciones
fundamentales de fe.
SIGNIFICADO TEOLÓGICO
La parábola de la paciencia
La parábola de la semilla que crece por si sola, es una parábola del contraste en el cual se
contrapone la siega, es decir, la llegada del reino de Dios, y la inactividad del agricultor, es decir,
del hombre. Porque el reino de Dioses como la semilla que crece por si sola, sin que el hombre
pueda intervenir en nada. Al agricultor, cuando se ha hecho la siembra, no le queda más que
esperar con paciencia y, lleno de confianza, esperar la siega, que ciertamente vendrá. Así debe
obrar el hombre en relación con la llegada del reino. Es inútil que el agricultor se preocupe en el
campo: no haría más que pisotear lo que se ha sembrado; es inútil que tire de la hierba para hacerla
crecer: la arrancaría. Dice el Salmo: “ En vano madrugáis a levantaros, el descanso retrasáis, los
que coméis pan de fatiga, cuando él colma a su amado mientras duerme “(Sal 127,2). La enseñanza
de esta parábola, tan sencilla es en realidad muy difícil de comprender: afirma la prioridad
absoluta de Dios, y destierra toda forma de eficientismo religioso que trata de hacer crecer el reino
de Dios con la propia actividad, según los criterios mundanos que regulan las relaciones de la
producción.
APLICACIÓN A LA VIDA
“ No arranquen la hierba…”
En realidad en la familia, así como en la escuela, pero también en el ámbito más amplio, social, o
religioso, la tentación recurrente y más fuerte es la de la prisa, que hace aridecer la espera, con la
impaciencia del resultado inmediato. En consecuencia es normativa la programación rígida y la
intolerancia; viene a ser obligatorio el llamamiento a la necesidad del método fuerte pero eficaz y
de las opciones autoritarias.
Lo que dice la parábola no es una solución pacifica de los problemas de impaciencia, o de
sedante que permite dormir y velar, sin excesivo afán. Es más bien un modo totalmente diferente
de ver y de vivir la realidad: se afirma que ella, en lo profundo, guarda algo diferente con
respecto a lo que uno comprueba y mide, algo mejor con respecto a las consideraciones pesimistas
y miedosas. Es un mensaje para la madre o padre de familia, para el docente o la persona que
quiera comprometerse en la realidad educativa, social, política, eclesial; para el creyente, la
comunidad religiosa: hay algo que crece , que merece y exige confianza, y, por lo tanto, exige
una espera paciente y laboriosa. Quedará en pie el problema de mi libertad, responsabilidad y
participación de la acción divina. Pero por ahora, como primera cosa, estamos llamados, con esta
parábola absoluta, a reconocer, en la novedad y verdad del fruto que brota y madura, el misterio
creador de Dios.
También los vv. 30-32 nos presentan una parábola de contraste, en la cual se contrapone la
pequeñez del granito de mostaza, “más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra”
(v. 31 ) y el tamaño del árbol que en poco tiempo se produce (v.32 ). El reino de Dios se compara
con el grande árbol final, donde se reúnen y buscan abrigo las aves, símbolo precisamente del reino
del Mesías, que congregará a la gente dispersa en un pueblo único. La parábola en boca de Jesús es
expresión de una certeza confiada en la promesa de Dios.
A su pequeña grey por ejemplo, le dirá que las opciones deberán ser siempre en la humildad, en la
simplificación, para que se realice el servicio y para que sea siempre posible la hospitalidad para
toda persona, venga de donde viniere. A todos les dice que busquen y que capten con pequeñas
alusiones, con hechos irrelevantes y en situaciones de escasa importancia, la manifestación
modesta pero obstinada de este reino inextinguible e invencible.
ORACIÖN
Gracias, Señor, por llamarnos a formar parte de tu familia y a trabajar por la verdad y la justicia,
para hacer presente tu Reino y tu reinado en este mundo. Danos Sabiduría para aceptar tus designios
y entrar en tu Reino.
Apéndice
1. Definición de parábola
Parábola deriva del griego "parabolé", término que sugiere una comparación. Una parábola es un
relato corto, con forma de historia sencilla, real o inventada pero no fantasiosa, mediante la cual
Jesús establece una comparación: "igual que sucede en tal caso, así sucede en tal otro". Esta
comparación pretende mostrarnos una enseñanza de tipo "espiritual". No tenemos que olvidar que
Jesús fue un predicador itinerante, y las parábolas son explicaciones y anuncio de su mensaje.
La parábola es diferente de la metáfora que consiste en una palabra usada con un significado o en
un contexto diferente al habitual. Respecto a la alegoría se diferencia en que en ésta todos los
detalles y figuras tienen significado, aunque en algunos casos sea forzado, mientras que en la
parábola, todos los detalles tienen la finalidad de subrayar y enfatizar el mensaje único que el relato
quiere enseñar. (Algunas parábolas sí tiene elementos alegóricos.) De las fábulas se diferencia en
que intervienen personajes humanos.
2. Características
a) Tienen forma de narración, una especie de cuento de tamaño variable.
b) Son relatos de la vida diaria. No son asuntos complejos ni rebuscados. Los elementos que las
constituyen están tomados de experiencias cotidianas de Jesús y sus oyentes: semillas, ovejas,
deudores, prestamistas... Por eso se dice que son relatos verosímiles, no fantasiosos. En muchos
casos la trama y sus elementos están tomados de la vida y muchos oyentes de Jesús habrán tenido la
misma experiencia.
c) Lo anterior no excluye la posibilidad de que aparezcan otros recursos literarios como la hipérbole
o circunstancias extrañas, exageraciones de difícil justificación a no ser que aceptemos que la
finalidad de las parábolas sea suscitar la reflexión.
d) El interés de la parábola no radica en el relato, pues se trata de un relato simbólico. Hay un
conjunto de símbolos y un mundo simbolizado. El conjunto de símbolos de la parábola está puesto
al servicio de la enseñanza que Jesús quiere transmitir a sus oyentes.
e) Es este carácter simbólico lo hace que la parábola ayude a comprender y asimilar el principio de
trascendencia que envuelve toda la temática religiosa y cristiana. Porque es a través de lo simbólico
como podemos descubrir la intervención de Dios en la historia. El mejor lenguaje para hablar de
Dios es el simbólico.
f) Las parábolas no son un método original y exclusivo de Jesús. Era una técnica utilizada por otros
rabinos, pero en las de Jesús hay detalles que causan sorpresa y plantean un reto.
g) En general, las parábolas evocan experiencias desconcertantes y en casi todas late una paradoja
que rompe los esquemas usuales de la vida: hay comerciantes que lo venden todo para comprar sólo
una perla fina (¿de que vivirá después?, hay un padre que recibe y devuelve sus bienes al hijo
pródigo que había dilapidado todo, un sembrador que malgasta la semilla en el camino y en las
zarzas...
h) Las parábolas fueron instrumentos que Jesús usó para exponer su mensaje a la gente sencilla.
Pero en ocasiones también las usó como arma dialéctica contra los líderes religiosos y sociales.
i) Los destinatarios de las parábolas eran gente sencilla del pueblo.
j) Jesús utiliza las parábolas porque busca la claridad. Habla en parábolas porque quiere que la
gente le entienda. No son enigmas, a la gente le fascinaban precisamente porque las entendían.
3. Finalidad
Jesús no contaba parábolas para divertir al auditorio sino para exponer su mensaje, explicitarlo y
aclararlo, y muy especialmente, para interpelarles.
a) Uno de los propósitos fundamentales de las parábolas de Jesús es exponer los principios
fundamentales de su enseñanza. El centro del mensaje de Jesús es el Reino de Dio y las parábolas
pretenden desvelarnos un aspecto fundamental de este Reino. Para el judío de aquellos tiempos el
Reino de Dios era la personificación de la esperanza de salvación, la llegada del Reino de Dios se
aguarda como liberación, como realización de la paz y la justicia. Jesús imprime a esta esperanza
escatológica una dirección nueva: el Reino de Dios se cumple ahora. No sólo comienza a cumplirse
el Reino, comienza también el escándalo. Un desconocido con un grupo de incultos, rodeado de
gente de mala fama ¿iba a hacer realidad la esperanza del cambio, el Reino de Dios? No parecía
fácil la empresa. la gente permanece incrédula y desconcertada. Es comprensible que en esta
situación Jesús comience a hablar del Reino de Dios en parábolas: el grano de mostaza, que es la
más pequeña de las semillas; la levadura que fermenta y crece; el sembrador...
b) El mensaje del Reino no sólo se "conoce", hace falta construirlo. Por eso Jesús busca una
reacción en el oyente. Esto lo logra con unos finales imprevistos y desconcertantes de las parábolas.
Sus finales rozan lo absurdo (p. e. dejar crecer el trigo con la cizaña) causando sorpresa en el
oyente. No se puede entender que alguien escuchara una parábola a Jesús y permaneciera impasible
ya que cuestionan el orden social, moral y religioso de su tiempo. El mensaje del Reino de Dios
como nueva sociedad justa, fraterna y solidaria implica radicalidad en las decisiones. Por eso, las
parábolas incitan a comprometerse a favor de Jesús y su mensaje o a rechazarlo.
Una de las características de las parábolas es que son desconcertantes. Incluso se pueden plantear
situaciones absurdas. Si Jesús hace este planteamiento es porque quiere resaltar especialmente algún
aspecto del Reino, alguna característica del Dios; o cómo debe ser el comportamiento de los
hombres
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