CONFERENCIA INAUGURAL DE LAS VI JORNADAS DE A.P.A.G.

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CONFERENCIA INAUGURAL DE LAS VI JORNADAS DE A.P.A.G.
Zaragoza 8 y 9 de Noviembre de 1.996
JOSE MARIA AYERRA BALDUZ
DEL INDIVIDUO AL GRUPO
En este siglo, el mundo ha experimentado la mayor expansión de su población
y de su capacidad productiva hasta la fecha, lo cuál ha supuesto una expansión de
envergadura de todas las actividades humanas. Nos encontramos en un mundo
rápidamente cambiante, que compromete nuestra capacidad adaptativa, tanto
individual como colectiva.
En todos los campos, tenemos que superar las perspectivas tradicionales.
En el siglo XIX presenciamos el comienzo de una fragmentación de las ciencias
humanas que han ido complejizándose con el tiempo, habiendo llegado en el
momento presente a formaciones tan especializadas que imposibilitan el
entendimiento global, corriendo el riesgo de una fragmentación en la que
frecuentemente incurrimos. Se define la especialización como " el saber mas de
menos cosas". Es necesario superar en este tiempo la fragmentación heredada
del pasado realizando un esfuerzo en la integración armoniosa de los aspectos
parciales que tanto individual, como colectivamente son elevados a la categoría de
lo absoluto y cuyas consecuencias son tan destructivas, siendo la base de las ideas
sobrevaloradas, baste considerar el sentimiento de una maldad absoluta, una
bondad igualmente absoluta, referido al individuo, o en lo colectivo, los integrismos o
nacionalismos.
Es preciso pasar de la visión escotómica de los síntomas a los síndromes y de
estos a la personas, para posteriormente hacerlo de las personas a las familias y
grupos pequeños y finalmente llegar al estudio e investigación de los grupos grandes
y los grupos multifamiliares, hoy una realidad frecuente, pero inimaginables hace
todavía poco tiempo. Las personas que por fortuna, tenemos la oportunidad de
trabajar en cada uno de estos contextos, comprobamos como no son contextos
antitéticos, sino que por el contrario son contextos cuya característica común es la
complementaridad y cómo cada uno de ellos define y da sentido a los otros,
requiriendo de una experiencia mínima necesaria en todos ellos.
Como describe LLYA PRIGOGINE, premio Nobel de química en 1977, en un
artículo que tituló "La última frontera", en el que analiza la evolución de la ciencia.
La física tradicional centraba la investigación en trayectorias individuales.
Resulta interesante el comprobar cómo en otros campos de la ciencia
se avanza en el mismo sentido que en el nuestro. De esta manera en el desarrollo de
1
la física que anteriormente centraba su interés en la investigación de las trayectorias
de partículas individuales (o funciones de onda en la física cuántica), en el momento
presente la investigación recae sobre las poblaciones de trayectorias, las cuáles
adquieren nuevas propiedades. Concluyendo los físicos que el total de estas
trayectorias es mayor que la suma de las partes, al igual que es en el nivel de las
poblaciones donde surge la distinción entre pasado y futuro.
Como podéis comprobar hay un gran paralelismo entre la evolución de otras
ramas de la ciencia y la nuestra. En la medida en que nuestra área del conocimiento
se ha ido complejizando, es frecuente encontrar grandes especialistas de aspectos
específicos y parciales imposibilitados para el entendimiento de una persona, o que
se sienten paralizados ante situaciones cotidianas no prevista en su sofisticado
proceso de aprendizaje técnico.
- Ejemplo:
En una supervisión de un equipo realizada en la tarea en un H.D. magníficamente
dotado. Los componentes del equipo con amplias y sofisticadas formaciones. En una
sesión grupal nos encontrábamos: cuatro pacientes graves (esquizofrénicos), 8
miembros del equipo terapéutico y yo. Quiero aclarar que era verano, además de que
mi presencia había desanimado a dos pacientes. Comenzó la sesión haciendo
alusión a mi presencia. Una mujer de unos 50 años se levantó de la silla y salió del
grupo ruidosamente dando un estrepitoso golpe a la puerta, al poco tiempo volvió a
entrar, se sentó, repitiendo la situación hasta cinco veces de la misma manera con
golpes estruendosos a su salida. Tuve que señalar que ¡tanto terapeuta para que
finalmente una paciente agitada no pudiese ser contenida!. Cuando entró por
quinta vez le expliqué a la paciente, por medio de interprete, que en nuestro H.D. no
se le hubiera dejado comportarse de esta manera, pues a diferencia de este H.D., el
nuestro era muy viejo y no podíamos permitirnos el estropearlo, también le dije que
aquí me parece bien que ella tenga que salir del grupo en un determinado momento,
pero no de esta manera, pues cada portazo le cierra internamente a ella muchas
puertas y eso le ha dañado históricamente. La paciente se levantó enfadada, yo
me levanté del otro extremo donde estaba sentado, le acompañé hasta la puerta y le
impedí sujetando la misma que diera un nuevo portazo, volvió a entrar y repitió la
situación, sólo que esta vez fue otro miembro del equipo quien la acompañó hasta la
puerta impidiendo su portazo, finalmente en un tercer momento la paciente se levantó
y salió sin golpear la puerta.
En muchas de nuestras formaciones, fundamentalmente si son influidas por
psicoanalistas, se ha sobredimensionado el valor de la palabra y la interpretación
verbal, al punto de ser utilizado mas como una defensa del terapeuta que como una
ayuda al paciente, el cuál nos puede frecuentemente llegar a paralizar de miedo.
Un segundo ejemplo: En el contexto de una experiencia formativa, en uno de los
descansos, oí gritar y llorar a uno de los participantes por lo que salí y me encontré
con una psicoanalista de edad avanzada y una formación y curriculum importantes
1
(hoy ocupa un lugar de privilegio en la Asociación Internacional), me trató de
tranquilizar diciéndome que ella conocía bien a la participante, que se encontraba con
un cuadro confusional, pues había estado en tratamiento psicoanalítico con ella
durante tres años. Al entrar en una sala los tres, la psicoanalista se sentó alejada de
la participante y yo cerca. Era médico de profesión, e insistía entre lloros que “tenía el
diablo dentro y que era la culpable de todo lo que ocurría dentro de su grupo
experiencial”. La psicoanalista le interpretaba “que el diablo era su padre enfermo
interiorizado” y luego me explicaba que el padre de la chica era un paciente
maniaco-depresivo y cómo ella en su historia le había tocado hacerse cargo. Las
interpretaciones eran formuladas desde una terapeuta agitada e intranquila, siendo
una mujer obesa, se había enrojecido toda su piel como muestra gráfica de su
angustia y preocupación.
Pese a la insistencia en la interpretación, a la que añadía nuevos matices, la
agitación de la chica iba “increscendo”, gritando y llorando mas detrás de cada una de
ellas, por lo que me animé a intervenir. Le fui a coger la mano y me la rechazó
violentamente, lo que me hizo responderle en un tono alto y enfadado que “creo que
lo que le había pasado es que había venido como médico y se había encontrado con
que tenía que estar como persona y no sabía como estar de esta última manera, que
parecía que es ella la única que podía dar la mano, pero que era incapaz de dejársela
dar y que evidentemente aprovechaba las últimas horas de la experiencia para
devolvernos muchas de las dificultades y angustias, dándose una oportunidad
diferente. La cogí de la mano, la aceptó, se fue tranquilizando al punto de animarse a
entrar en el Grupo Grande que venía a continuación y cuya decisión dejé en su mano,
rogándole que si se animaba a entrar se sentase al lado de la psicoanalista, (que
llevaba unas carpetas en la mano) a la que le rogué que estuviera pendiente del
diablo y le diese con la carpeta si se acercaba para que la compañera pudiese vivir la
experiencia de Grupo Grande con menos amenaza, intervención que fue acogida
por ambas con tranquilidad y sonrisas y que señalaba la reinstauración simbólica del
lenguaje, pudiéndose dar por concluida la intervención.
La participación en el Grupo Grande fue decisiva, pues la primera intervención fue
para señalar la ausencia de una de las compañeros por uno de los componente de su
grupo pequeño. A lo que ella pudo responder que no estaba ausente, su presencia y
su palabra tranquilizaron al grupo y este continuó en su trabajo de continua
integración.
No elegimos el grupo, es el grupo quien nos elige, sin él la supervivencia
de nuestra especie no hubiese sido posible. Desde que nacemos es un grupo el
encargado de acogernos, acompañarnos y cuidarnos en nuestro proceso de
crecimiento e individuación, aunque en determinados momentos el grupo delegue en
una sola persona una parte del tiempo, como es el caso de la relación de los
primeras experiencias vitales en el contexto de una relación simbiótica, que podría
equivocarse con una relación individual , pero que para que esta experiencia pueda
resolverse satisfactoriamente, es la madre la que aporta el grupo interno bien
constituido y ésta necesita ser sostenida y reforzada por su propio grupo externo,
1
suficientemente satisfactorio, sin el cuál la amenaza de un mal desenlace está
asegurada
Los individuos pasan, los grupos permanecen en un continuo proceso de
transformación que, como en el caso anteriormente expuesto en relación a la física
"en el nivel de las poblaciones surge la distinción entre pasado y futuro,
principio, igualmente aplicable a los grupos y colectivos humanos".
MI EVOLUCION PERSONAL
. Modelo individual.
En mi propia evolución personal que comenzó con una visión individuocéntrica,
en la escucha fundamentalmente de pacientes psicóticos, tengo que aclarar que la
mayor parte de mi vida profesional la he pasado en el tratamiento de estos pacientes
graves. Durante mis primeros años me encontraba frecuentemente limitado en el
entendimiento de mis pacientes atendidos individualmente. En muchas ocasiones
sentidos que a mi se me escapaban los podía encontrar en los cuidadores, en la
señora de la limpieza ,etc. etc., curiosamente no en el equipo terapéutico mas
cualificado. Me refiero al trabajo en un manicomio tradicional.
. Modelo familiar.
Todavía recuerdo mis primeras experiencias formativas en terapia familiar,
hace ya veintitantos años. Desde estas primeras experiencias formativas es desde
donde me permití los primeros abordajes familiares y las primeras experiencias a este
respecto en el contexto de un Hospital Psiquiátrico. Esta visión mas abarcativa del
paciente psicótico me iluminó y aclaró en muchos sentidos que hubiesen sido
imposibles sin ella.
Posteriormente entendí que en la psicosis hay una falla en el proceso de
individuación del paciente, que su identidad no se encuentra constituida,
estando formada por una diversidad de seudoidentidades provenientes de los
diversos miembros de la propia familia, fundamentalmente mama y papa. Este
tipo de abordaje me permitió distinguir en sus conductas cuando hablaba como papa,
o como mama, o cuando le irrumpía en una situación de desorganización tal en la que
la cadena de su pensamiento quedaba rota, apareciendo cualquier tipo de contenido
en un aparente sin sentido en el contexto de una relación terapéutica individualizada.
Sin un conocimiento en profundidad de las familias de nuestros pacientes
graves su entendimiento es imposible. La locura es transpersonal como el propio
funcionamiento del aparato psíquico.
. Modelo de grupo pequeño
1
Casi al mismo tiempo que mi entrenamiento en familia, comenzó el
entrenamiento en grupos pequeños terapéuticos tipo, en los que participé a todos
los niveles. Una vez mas comprobé, como los grupos internos familiares de los
miembros se deslizaban en el contexto del grupo pequeño, tratando de reproducir la
incómoda e insatisfactoria situación, pero conocida al fin, en un intento de lograr una
falsa tranquilización. El mismo deseo implícito en todos los participantes, aseguran el
conflicto. Es de la dilucidación adecuada de estos conflictos de donde emergerá
la matriz de una nueva familia que recuestionando la forma de entender su propia
historia, repleta de reminiscencias infantiles, sus modelos primitivos de relación y el
sufrimiento inherentes de las situaciones traumáticas y de desentendimiento, facilitan
el encuentro de nuevos modelos relacionales mas satisfactorios y creativos que
posibiliten experiencias correctoras inéditas, favoreciendo los procesos de
maduración e individuación de sus miembros, que les permitirán la participación
activa, satisfactoria y creativa en sus múltiples grupos de vida.
. Modelo de grupo grande.
Como he dicho, practicamente el contexto en el que desarrollaba mi trabajo
era un Hospital Psiquiátrico tradicional, ¡tengo tanto que agradecer a este contexto!.
Estos años supusieron en mi una impronta profesional que ha influido decisivamente
en mi desarrollo posterior. Desde mis primeros momentos intuí que la institución
global era el instrumento. Tuve mas conflictos con este grupo grande institucional,
que con el abordaje de los pacientes y las primeras familias.
Posteriormente y coincidiendo con mi formación grupal en contextos
pedagógicos accedí a los primeros grupos grandes de laboratorio, hará ya quince
años. Grupos compuestos por un número entre 40/70 personas conducidos en
coterapia por diversos conductores y que durante mucho tiempo fueron
enloquecedores. Grupos cuyo sentido se diluía en la intensidad de una experiencia
traumática imposible de articular con un sentido propio. Con los años este sentido se
ha ido haciendo más evidente, siendo en la actualidad uno de los instrumentos mas
sofisticados y creativos en el trabajo de investigación y entendimiento de los
fenómenos profundos de la personalidad, de los aspectos psicóticos de la misma.
En ellos han encontrado una respuesta correctora muchos compañeros que se
hubiesen visto imposibilitados para la conexión con estos aspectos profundos de su
personalidad en cualquier otro contexto terapéutico, viéndose abocados a vivir en la
continua actuación loca y sin sentido en la que se encuentran tantos y tantos seres
humanos de toda condición social y cultural.
Ni éxito social, ni estatus económico son patognomónicos de salud mental. No
es infrecuente que en nuestra cultura, la expresión ruidosa de la impotencia sea
confundida y alentada como "EL PODER". “El único poder fundamental del ser
humano que reconozco es el poder de "ser uno mismo."
Sin un conocimiento específico de estos grupos, sin una idea de sus efectos
1
sobre nuestro aparatto psíquico, nos descubrirnos en ellos fuertemente disociados,
imposibilitados para pensar, indefensos y paranoides, en definitiva todas las vivencias
tan frecuentemente relatadas por nuestros pacientes graves, comprobando en
nosotros mismos como no son vivencias ni tan alejadas ni patognomónicas en
exclusividad de los pacientes a los que atendemos cotidianamente. ¿Como entender
los síntomas sociales? ¿como entender la operatividad de la psiquiatría comunitaria?
¿como llegar a entender la articulación armónica de los aspectos parciales?.
En otro escrito anterior afirmé que: "El mejor aliado del psiquiatra es un
contexto social justo," principio del que sigo convencido. Durante mucho tiempo
sostuve una idea venida del exterior y es que las estructuras de grupo grande e
institucionales no pueden ser concebidas sino como espacios psicóticos, con una
permanente tendencia a la fragmentación. Hoy pueden estar estas estructuras en mi
cabeza de una manera menos fragmentada y contradictoria, lo que me permite
conducir en la actualidad estos grupos con un menor riesgo para todos los
participantes, entre los que me incluyo yo mismo. Conviene recordar que el primer
acto creativo del ser humano pasa por poder imaginar las cosas de otra
manera.
. Modelo de grupo multifamiliar.
Después de unos años de experiencias grupales, tanto en grupo pequeño
como en grande, tuve la oportunidad de asistir a una experiencia de grupo
multifamiliar, que para mi fue la primera, en Argentina "Comunidad Terapéutica del
Dr. J. García Badaracco". Era una Comunidad Psicoanalítica de la que existen
algunos libros realizados por el propio director de la misma. En este primer grupo que
se realizaba a última hora de la tarde y al que asistieron unos ochenta participante,
contabilizando paciente, familiares y miembros del equipo terapéutico, me llamó
poderosamente la atención, como un mamotreto de esta envergadura podía trabajar
de una manera tan sofisticada y sensible. Todavía recuerdo, a pesar de los catorce
años pasados, como una de las participantes abrió el grupo con ideas obsesivas de
suicidio que le parasitaban, ideas que pudieron ser trabajadas y elaboradas y puestas
en relación con acontecimientos dolorosos explicativos de las mismas, creo con
dudas recordar que había algunas experiencia abortiva y cómo los contenidos tan
personales en ese contexto podían ser contenidos, comprendidos y elaborados. A mi
regreso no dudé en comenzar en nuestra institución, dónde ya trabajamos en psicosis
en el contexto de nuestro Hospital de Día desde una perspectiva psicoanalítica y en el
que ya trabajábamos en el proceso terapéutico con el concepto fundamental de
integración de recursos y en el que ya existía el recurso individual, el recurso de grupo
pequeño familiar y de extraños. Comenzamos ya entonces con lo que denominamos
grupos de padres que, desde una perspectiva psicopedagógica y educacional, irían
transformándose con el tiempo en grupo de padres conducidos dinámicamente,
eliminado el contexto pedagógico y que concluiría con el tiempo al grupo actual,
compuesto por 40/50 personas y en el que se incluyen las diversas familias de los
participantes, en los que actualmente trabajamos cotidianamente.
1
Como veis es desde la conjunción de diversos saberes parciales de donde un
mayor entendimiento es posible . Sin la adecuada conjunción de las diversas piezas
de un puzzle, evidentemente la imagen no es posible, sólo sentidos parciales
equívocos posibilitadores de desentendimientos y malentendidos, tan presentes como
componentes necesarios en la patología psíquica, personal y transpersonal.
Si uno de los requisitos fundamentales en la patología psíquica es la
fragmentación, uno de los requisitos imprescindibles de cualquier proceso
terapéutico es la integración. No basta con el conocimiento de las necesidades
básicas del ser humano, del sufrimiento inherente al fallo en el no asentimiento
exterior de las mismas, de la sintomatología individual como un lenguaje no
articulado, etc. Tampoco es suficiente el conocimiento de la organización familiar,
estructurada en torno a la ley del incesto y caracterizada por la complementaridad en
las relaciones, las relaciones patógenas más caracterizadas por odios primitivos y
resentimientos, que por encuentros afectivos y estructurantes, los diversos lugares
desde los que uno vive en la familia y su repercusión.
En el grupo pequeño el conocimiento necesario de que no hay un modelo
único familiar, sino una multiplicidad de modelos y de formas, pero nuevamente el
grupo tiene que permitir al individuo llegar al nivel de sus necesidades básicas,
para desde ahí correr con las experiencias inéditas, en esta ocasión un poco más
acompañado de lo que estuvo en el seno de su propia familia.
A todos estos saberes es necesario añadir los nuevos conocimientos extraídos
de los grupos grandes, que en realidad metaforizan en el laboratorio al contexto
social. Como un grupo grande, cuando se estructura como un grupo familiar,
equívocamente se transforma en una secta que impide el desarrollo armónico y
creativo del contexto. El contexto social se enriquece de la multiplicidad de
experiencias culturales que cada familia aporta como resultante de su propia historia,
es el grupo grande, por tanto, el mas complicado de todos, puesto que tiene que
armonizar tal cantidad de situaciones diferentes que frecuentemente lo intuimos como
fragmentado y dañino, sin caer en la cuenta que es una situación anómala fruto de
nuestra propia y primitiva evolución.
Mientras el ser humano tenga que recurrir a las guerras para la resolución de
sus conflictos, no pueda compartir armónica y creativamente los sistemas de
producción, no pueda aceptar armónica y creativamente su indefensión y muerte,
como inherentes a su naturaleza, seguiremos sumidos en el engaño infantilizante
y en le primitivismo.
El ciclo vital del ser humano compromete a éste en la asunción de más y más
funciones que tendrá que aprender a armonizar con el tiempo. En su crecimiento en
un principio es hijo, luego hijo y hermano, luego hijo-hermano-amigo, y novio-novia,
luego hijo-hermano-esposo, luego hijo-hermano-esposo-padre, hijo de una
organización, luego hijo-hermano-esposo-padre-hermano mayor de una organización,
luego hijo-hermano-esposo-padre-hermano mayor de una organización, padre de la
propia organización, algunos padres de la patria..... para finalmente volver a ser, si el
1
tiempo no lo impide, un hijo necesitado de los cuidados de dicha madre organización,
hacia la que tendrá las expectativas propias de la relación previa establecida con
ella).
Es preciso superar la visualización del individuo versus grupo como
realidades antitéticas, englobando en un contexto dinámico su
complementariedad. Es necesario el conocimiento del individuo para el
entendimiento del grupo familiar y pequeño, pero no suficiente, ya que la realidad
grupal, como veíamos en física ,es más que la suma de sus individuos. El grupo
pequeño familiar y de extraños es una nueva realidad con fenómenos propios.
Situación similar se produce en la relación entre los grupos pequeños y los grandes.
Se puede concluir que las situaciones más abarcativas incluyen y amplifican la
fenomenología de las situaciones incluidas y produce a su vez una serie de nuevos
fenómenos, propios de la nueva realidad.
Las mismas leyes: estructura manifiesta y estructura latente (inconsciente),
condensación y desplazamiento, fenómenos de desestructuración, aspectos
defensivos como la represión, etc. son unos de tantos fenómenos que igualmente
pueden ser visualizadas referidos a un individuo, que a una familia, que a una
institución o al contexto social global.
El principio de desequilibrio posibilita el proceso de transformación y cambio.
Rememorando el mundo de la física, en la que la mayor parte de las partículas son
inestables, dando lugar a la física del no equilibrio. Cerca del equilibrio un sistema se
hace estable (péndulo de ficción). Habiendo fuerzas que impiden que determinados
sistemas alcancen el equilibrio. Lejos del equilibrio, no existe garantía de que el
sistema vuelva a su estado inicial cuando se le toca. Por lo contrario, el sistema
empieza a explorar nuevas estructuras, nuevas clases de organización - espacio tiempo, aparece una nueva cohesión. Igualmente en la vida intrapsíquica y
relacional existe un equilibrio inestable, sin dicha inestabilidad el proceso creativo
y evolutivo no sería posible. En todo cambio y transformación individual, familiar o
social, se tiene que producir necesariamente la fricción del desequilibrio. Todo
proceso creativo conlleva la valentía del encaramiento de los conflictos inherentes a
estos desequilibrios. En lo individual a los periodos caracterizados por estos
desequilibrios los denominamos críticos, (la adolescencia, la mitad de la vida). En lo
familiar igualmente esta situaciones de rotura del equilibrio conllevan un
replanteamiento comunicacional y relacional, una redistribución de los espacios,
cuando no un cambio de piso, un nuevo orden en la distribución de dinero, etc.. En lo
social evidentemente la disociación del contexto la aparición del terrorismo, la
aparición de la perversión institucional, etc, no son mas que la expresión de profundos
desequilibrios que desbordando a sus miembros se transforma en sufrimiento y éste
encuentra la expresión colectiva del “sálvese quien pueda" como si la salvación fuese
posible individualmente. La toxicomanía, la anorexia nerviosa, la depresión, el furor
por los aspectos parciales mágicamente elevador a la categoría de los absoluto, como
en el caso de los medicamentos y los laboratorios, cada persona y cada grupo
defendiendo su verdad, en guerras intestinas y el florecimiento de los nacionalismos
e integrismos son unas de tantas expresiones de estos desequilibrios.
1
Si bien, como decía y volviendo a la situación de equilibrio, el proceso dinámico
de la vida requiere de la posibilidad de una desestructuración tanto individual como
colectiva, cuyas consecuencias sea la adquisición de una estructura más acorde y
adaptativa a los nuevos tiempos. (Regresión Operativa). No siempre estas
desorganizaciones son utilizadas para el crecimiento, sino que pueden transformarse
en situaciones dañinas e hipotecantes (Regresiones patógenas). Ej.: En genética las
mutaciones positivas para la adaptabilidad y las negativas a la que pertenecen las
células cancerígenas.
En los momentos regresivos tanto individuales, como familiares o
sociales, es fundamental el momento de equilibrio en que se encuentren las
diversas instancias implicadas, así como su proporcionalidad.
He comprobado en mi experiencia clínica cotidiana que la estructura interna
individual (estructura como concepto, me refiero al concepto psicoanalítico de
estructura de personalidad en el sentido de la identidad personal, de la mayor o
menor madurez alcanzada, de la autonomía, etc.) tiene que ser inversamente
proporcional a la estructura grupal para lograr una situación de equilibrio. Aclaro con
un ejemplo esta relación cuasimatemática: en cierta ocasión un hijo mío en pleno
proceso adolescente me pidió dinero para salir por la noche y no teniendo suelto le di
un billete de 5.000 ptas. diciendo que gastase lo que necesitase y luego me diese las
vueltas, mi hijo no consintió en dicha propuesta que le resultaba angustiosa,
exigiéndome una cantidad determinada, aún para refunfuñar posteriormente por la
cantidad asignada, pero sólo después de haberla concretado pudo marcharse. Son
muchos los ejemplos clínicos posibles, es de todos conocidos que las personalidades
borderline buscasen en la legión una estructura externa que supliese desde el exterior
su precaria estructura interna. Igualmente, por ir la contexto terapéutico, las
estructuras más rígidas psíquicamente, por ejemplo las estructuras esquizofrénicas,
requieren de contextos contenedores, permisivos, elásticos, actitudes de
acompañamiento, etc. para ser abandonadas frecuentemente haciéndonos actuar
más directivamente en los momentos en los que aparecen situaciones de
desestructuración defensiva. Si bien, por tanto, podríamos hablar de un equilibrio
temporal estructurante (se está mejor en la legión que psicótico, o en una secta o en
una cárcel, o en un manicomio). La sintomatología y el sufrimiento aparecen cuando
una persona desestructurada psíquicamente se encuentra con un contexto familiar
igualmente desestructurado, incapaz de aportar desde el exterior la estructura
necesaria contenedora de este momento de dilución psíquica individual, por lo que
tiene que buscar en las diversas instituciones, del contexto social, para ser contenido
en esta situación de desestructuración. Muchos de los fenómenos de la violencia solo
son entendibles de esta manera. Cuando una persona ni puede ser contenida por su
familia, ni tiene los recursos suficientes para manejarse con la problemática interna
viéndose inundada por la misma y sintiéndose amenazada por la irrupción de la
locura, que en realidad supone el abandono de la razón y es vivido por el paciente
como la propia muerte, suscitando niveles de angustia insoportables, esta situación
no puede ser contenida por la propia familia, la cuál comparte secretamente dichas
dificultades, viéndose igualmente inundada y volcando en el contexto de diferentes
1
maneras sus necesidades de sentido y contención, buscando en los diversos
dispositivos escolares, sanitarios, judiciales una respuesta estructurante que
frene y limite el daño inherente a este momento de desestructuración profunda.
Ej. El grupo e madres de afectados por las drogas.
El equilibrio social depende de estas determinadas porporcionalidades entre
las estructuras. Hay que superar la antigua pelea entre lo individual y lo grupal o
familiar y lo social. Salvo en situaciones de profundo autismo y hermetismo, el
aparato psíquico es influido en su funcionamiento por el exterior, requisito
indispensable para la vida y el crecimiento psicoemocional. Antagónicamente imagino
el aparato psíquico individual contenido en el aparato psíquico familiar y éste a su vez
en el aparato psíquico social y todos ellos como vasos separados por membranas
semipermeables, con líquidos de diferentes niveles de concentración y por tanto con
diferente osmolaridad, que al estar en contacto, fuesen homogeneizándose, como
ocurre en el caso de los líquidos, en un continuo intercambio, solo interrumpido por
alteraciones de la membrana que puede oscilar entre la impermeabilidad o una
excesiva permeabilidad imposibilitadora de la identidad, pero ya en estos casos nos
encontramos en el ámbito de la patología psíquica.
(La vida diaria el crecimiento es un proceso de integración continuo).
Sólo yo soy consciente de los enormes esfuerzos y vicisitudes que he
requerido, en los intentos para entender de los cientos de equivocaciones que me he
tenido que permitir y de la multiplicidad de acontecimientos vitales que dada mi edad
podéis imaginar me han sucedido. La edad y el cúmulo de todos estos
acontecimientos me han llevado a poder imaginarme los acontecimientos humanos
de una forma un poquito mas integrada, a poder disfrutar, imaginándome en el
conocimiento de algunos de ellos y a soportar el desconocimiento de muchos otros
con los que he aprendido a convivir, con una cierta tensión suficiente para seguir
empeñándome una y otra vez, en su esclarecimiento, pero a su vez con una distancia
también suficiente como para hacer compatible mi trabajo de investigación y de
clínica con una vida familiar confortable y compatible, cosa que no siempre me ha
resultado posible en otro tiempo.
El haber podido trabajar durante muchos años en una Institución Comunitaria
“El Servicio de Uribe”, con un equipo bien dotado, me ayudó a familiarizarme con las
instituciones y a ver los problemas psíquicos de manera más amplia, en relación el
propio contexto social y la demanda como el fallo de todo este contexto. Considero
que el futuro de la psiquiatría no puede ser concebido sino en relación al desarrollo de
modelos grupales y comunitarios de intervención.
Como veis esta forma de pensar y entender entra en contradicción con
muchas de las actuales corrientes. Tengo que reconocer que es un hacer
comprometido y costoso, poco gratificante económicamente, solo basado en una
profunda y esperanzadora confianza en “un ser humano” que lleno de primitivismo
busca desesperadamente formas de existencia individuales y colectivas más
satisfactorias, movido por un instinto de vida (el de nuestra época, pese a haberlo
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buscado no ha sido capaz de reconocerlo y encontrarlo) pese a que en este camino
evolutivo el ser humano queda atrapado y fascinado por sus propios descubrimientos,
requiriendo de andar falsos caminos que temporalmente le desvían del principal, que
no es otro que el de una supervivencia concebida desde una evolución solidaria.
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