BIOGRÁFIA

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BIOGRÁFIA
Entre los pueblos del soto de Roma, hay uno que se llama Fuente Vaqueros y otro Asquerosa. En el primero
de éstos, nació, Federico García Lorca el cinco de junio de mil ochocientos noventa y ocho. Poco tiempo
después, la familia de Federico se trasladó al pueblecito cercano, al llamado Asquerosa. Aquí el poeta vivió su
niñez y adolescencia, en cuyo paisaje su estro creador lo hizo sentir sus primeros versos, que firmó y fechó
con algo de rubor: Vega de Zujaira.
Por el hecho de haber sido cuna y lares de la niñez de este gran poeta, asesinado en la flor de su vida, Fuente
Vaquero y Asquerosa, han adquirido de pronto personalidad inesperada en la geografía del sentimiento y la
cultura y se han convertido en una especie de portal de belén de la poesía. Por ser cuna de canciones, santuario
de recuerdos y también a lo mejor, refugio de remordimientos.
Hacia finales del siglo; don Federico García Rodríguez, hombre sencillo, robusto, acomodado e inteligente, se
había casado en segundas nupcias con doña Vicenta Lorca, una maestra callada, discreta, amable, cariñosa,
de dulce voz, formando así un hogar lleno de compresión y armonía. Era ésa una casa de pueblo, bien
acomodada.
Este pueblecito de Asquerosa, donde transcurriera la infancia del gran poeta, reunía características de una
extraordinaria distinción. Sus pobladores en su mayor parte eran muy intuitivos y sensibles. se sentaban a leer
y tocar el piano. En España no hay pueblo de tanta fina preparación autodidacta, ni de esa ansiedad espiritual
perfeccionamiento. Cuando el matrimonio García Lorca se trasladó a Asquerosa, ya había nacido Federico.
Luego vinieron Francisco, Conchita e Isabelita. Cuatro hijos, todos sanos, inteligentes y traviesos como todo
niño.
Jugaban, correteaban los campos, perseguían polluelos de perdiz o mariposas; cortaban amapolas o espigas de
trigo para adornarse con ellas. Sólo la monotonía de la escuela ensombrecía esta existencia tan alegre ;pero a
la salida se desquitaba, reuniéndose en turbulentos corros y cantando.
Federico era el que tomaba la iniciativa en estas alegres rondas, de cuyo recuerdo estará impregnada toda su
obra poética y teatral.
Su infancia se va deslizando entre letras y música que aprendía de su madre. Ha tenido una infancia larga y de
ella le ha quedado la alegría, ese optimismo inagotable.
Federico hereda de su madre una gran sensibilidad artística y humana; de su padre, la pasión.
También es Doña Vicenta Lorca quien le enseña sus primeras letras; después sigue estudiando con el maestro
Antonio Rodríguez Espinosa. Luego ingresa en un colegio de Almería.
Más tarde, la familia se traslada a Granada, cosa que le permite asistir al Colegio del Sagrado Corazón de
Jesús y al Instituto de esa ciudad. Por entonces, los meses de estudio los pasaban en Granada y las vacaciones
en Fuente Vaqueros.
Federico es una personalidad polifacética. Su sensibilidad artística va despertando hacia varios campos; y
antes de la poesía, despertó hacia la música. También es su madre la primera maestra en este arte y más de
una vez, Federico pensó en consagrarse a la música.
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En la Universidad de Granada sigue dos carreras: una, por complacer a su padre: Derecho. Otra, por
satisfacción personal: Filosofía y Letras. Aparte de esto continuará con lecciones de guitarra y piano.
Pero, todavía, surgen otras inquietudes que precisarán otro lenguaje: el de la poesía. En 1915 empieza a nacer
el poeta en García Lorca. Una poesía íntima, de adolescente impulsado por el ansia de crear. En Granada
escribe estos versos:
Mi corazón oprimido
siente junto a la alborada
el dolor de sus amores
y el sueño de las distancias...
(Alba)
Los primeros escritos que publica son trabajos en prosa .Por delante va un artículo con motivo del centenario
de Zorrilla, en el boletín del Centro Artístico de Granada, en febrero de 1917. Luego, un libro titulado
Impresiones y Paisajes, que aparece en Granada en 1918 y que fue el resultado de un viaje de estudios que
realizó con otros compañeros de la Universidad, bajo la dirección del catedrático de Teoría del Arte, el año
1917, por las viejas ciudades castellanas. Se nota en esta obra una semejanza al estilo de Gabriel Miró.
En este momento, nuestro joven poeta se proyectaba simultáneamente a través de la poesía, de la prosa, de la
música y de la pintura.
Don Fernando de los Ríos, presidente de ese entonces, del Centro Artístico de Granada, al oírlo tocar unas
sonatas de Beethoven, se interesó por el joven que tocaba tan "maravillosamente". Y descubrió al mismo
tiempo, que no sólo tenía ese talento musical, pues también escribió poesías que anunciaban algo muy
personal. Desde ese momento se convierte en su mentor espiritual, y entendiendo que la providencia no era
lugar propicio para el desarrollo completa de este poeta en ciernes, le aconseja que se marche a Madrid.
García Lorca se va a Madrid en la primera primavera de 1919, donde pasará los meses de curso hasta 1928.
En las vacaciones, tiempo de calor, viajará con su familia hacia el campo.
Durante esos años Federico se hospeda en la famosa Residencia de Estudiantes, donde asiste a algunas clases
y a conferencias de los consagrados. Allí, en Madrid, encontró un ambiente propicio para desarrollarse
totalmente y convertirse en el artista asombroso que España conoció a través de su obra, poética y teatral.
Al llegar conoció el Madrid de la postguerra mundial, con grandes deseos de renovación en lo político, social,
artístico y literario. En poesía era el momento del Ultraísmo. El arte de vanguardia era el predominante entre
los jóvenes. La generación anterior, modernista y del noventa y ocho, seguía también ofreciendo sus frutos,
pero los jóvenes sentían más admiración por escritores como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Ortega
y Gasset, Gabriel Miró y Ramón Gómez de la Serna, por encontrarlos más afines a su propia sensibilidad.
Federico García Lorca prefirió seguir un camino distinto, aunque tuvo amistad y contacto con algunos poetas
ultraístas.
En la Residencia Universitaria y en las tertulias del Café Alameda, en Madrid, Lorca entabló amistad con los
artistas jóvenes más notables y con los ya consagrados. Allí conoció al pintor Salvador Dalí y al cineasta Luis
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Buñuel.
Pronto Federico se ocupó en proyectarse más y más, como poeta, músico, folklorista, dibujante,
conferenciante y dramaturgo.
Entre los años 1919 y 1928 realizó sus inmortales aportaciones al teatro y a la poesía española. La primera
poesía que publica, Balada de la Placeta, aparece en la Antología de la Poesía Española de la novela corta, en
1919.
El primer intento dramático, titulado El maleficio de la mariposa, se estrena y fracasa el 22 de mayo de 1920.
Al año siguiente publica su primer libro poético, el libro de los poemas.
En 1923 obtiene su grado de licenciado en derecho de la universidad de Granada. Al año siguiente empieza a
escribir El Romancero. En 1925 ha terminado su Mariana Pineda. En 1927 resuelve publicar Canciones. Al
mismo tiempo se estrena en Barcelona y luego en Madrid su Mariana Pineda y se inicia en la Residencia de
Estudiantes como conferenciante.
El año 1928 marca algo trascendental en la vida del poeta: la publicación del Romancero Gitano. Rápido llega
el éxito y elogio de la crítica. La primera edición se agota rápidamente, y al año siguiente, 1929, se publica
una segunda edición del Romancero. Rápido llega el éxito y el elogio de la crítica. La primera edición se
agota rápidamente y al año siguiente, 1929, se publica una segunda edición del Romancero.
La casualidad de una visita de don Fernando de los Ríos y el estado de ánimo un tanto crítico de Federico,
motivaron su primer viaje fuera de la Patria.
Viajó a New York en el verano de 1929, habiendo pasado antes por París, Londres, Oxford y Escocia. García
Lorca buscó la compañía de españoles que radicaban allí o se encontraban de paso, como León Felipe,
Federico de Onis, Angel del Río, Dámaso Alonso, la bailarina argentina Antonia Merced y el torero Ignacio
Sánchez Mejías.
Asistió como estudiante y a la vez conferencista a la Universidad de Columbia. A fines del verano pasó una
temporada en el campo, en las Catskill Mountains, y en el otoño volvió a la Universidad de Columbia. En
New York escribió una gran parte de La zapatera prodigiosa. Pero donde manifiesta el choque de su espíritu
con el ambiente de la gran ciudad es en Poeta en New York.
Antes de regresar a España, va a Cuba en 1930, donde pronuncia cuatro conferencias, invitado por la
Institución Hispano Cubana de Cultura. En Cuba escribe varios poemas. En el verano regresa a su Patria y
estrena la versión de cámara de La zapatera prodigiosa en el Teatro Español de Madrid.
Al año siguiente publica Poema del Cante Jondo.
En 1931 se proclama la República Española, y en 1933 D. Fernando de los Ríos era Ministro de Instrucción
Pública. Este insinúa a Federico y a Eduardo Ugarte la organización del teatro estudiantil "La Barraca".
Constituido el elenco con los estudiantes de la Universidad de Madrid, García Lorca recorrió todos los
rincones de España. Bodas de sangre también se estrena este año (1933), marcando su primer auténtico triunfo
en el teatro, como antes lo hiciera El romancero en poesía.
En Octubre de 1933, Federico viaja a Buenos Aires, reclamado por el éxito del estreno alcanzado por Bodas
de Sangre, puesta en escena por la compañía de Lola Membrives. Allí permanece hasta Marzo de 1934;
pronuncia tres conferencias y lee públicamente algunas de sus poesías de Poeta en Nueva York. También se
representan Mariana Pineda y La Zapatera prodigiosa y, además, dirige la Dama Boba, reactualizando a Lope
de Vega.
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De vuelta a España, llega justamente al estreno de Yerma, en 1934. Al añ0o siguiente Margarita Xirgu
protagoniza el personaje de doña Rosita la Soltera. También en este periodo Federico escribe Llanto por la
muerte de Ignacio Sánchez Mejías, como elegía a la muerte de su amigo torero, ocurrida en el año anterior.
También se estrena la versión ampliada de La Zapatera prodigiosa en el Coliseum de Madrid.
En la primavera de 1935 el poeta estaba en su plenitud. Ha terminado una nueva obra: La casa de Bernalda
Alba.
Margarita Xirgu desde México, donde estaba representando obras clásicas y dando a conocer las de García
Lorca, le dirige una invitación para que asista en persona al estreno de sus obras. El 10 de Junio de 1936
García Lorca había manifestado su viaje inminente a México y no se sabe cual sería el móvil que cambió sus
planes; ya que el 16 de Julio de 1936 abandonó Madrid rumbo a Granada, donde estaba en prensa, por la
Universidad, un nuevo libro de poesías: Diván del Tamarit.
El 17 de Julio estalla el movimiento militar−falangista contra la República, y una de las primeras noticias
trágicas que recorre el mundo es el fusilamiento de Federico García Lorca.
D. Manuel de Falla, al llegar a Buenos Aires, comenta aún consternado a José Moro, amigo común de él y de
Federico, algunos rumores que oyó sobre la muerte de este.
Según Falla, Lorca había sido descubierto en casa de un amigo y estaba preso. No se sabía como, si por un
error o por venganza personal lo habían descubierto. Luego, el poeta había sido sacado de su prisión al
amanecer para ser llevado al lugar del sacrificio en las laderas de la sierra.
En la serenidad de la mañana, los caminos que recorrió fueron los mismos de sus alegres correrías de
estudiante.
Para la inmensa comparsa de sus asesinos anónimos, García Lorca será la imagen viva del sacrificio inocente.
Obra literaria
1. La Poesía
Lorca, como él mismo decía, es un poeta por la gracia y por el esfuerzo. Une la disposición natural para la
creación poética, inspiración−imaginación−sensibilidad, a un riguroso trabajo en busca de la perfección.
Su principal característica es la capacidad para fusionar lo popular y lo culto. Toma de la poesía tradicional y
de la canción popular andaluza −el cante jondo− temas, expresiones y formas, que, reelaboradas por su propio
estilo que participaba a su vez de la nueva estética, se convierte en una poesía de sello inconfundible.
El tema dominante es el destino trágico, englobando en él el amor como frustración, la soledad, "la pena" y la
muerte. Junto a este tema medular aparece también la gracia, la alegría bulliciosa, juguetona e infantil, en
alguno de sus poemas. Terminemos esta rápida caracterización, destacando el sentido de la música y el ritmo
y la renovación del lenguaje, mediante la creación de un universo metafórico −comparaciones, imágenes
metafóricas− que constituyen uno de los más sorprendentes hallazgos en la lírica contemporánea.
El libro de los poemas (1918−1920) es el primer intento, todavía titubeante, de un poeta adolescente en busca
de un camino y lenguaje propio. Hay en él influjos de Bécquer y del modernismo español.
Canciones(1921−1924) muestra mucha mayor perfección, pero todavía es un obra muy heterogénea. El tema
del destino trágico aparece intensamente en uno de los mejores poemas, canción de jinete.
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Poema del cante jondo (1921) es ya un libro unitario, sin altibajos, en el que el poeta ha encontrado su camino
y su voz. El cante jondo, expresión popular del alma andaluza, se ha convertido, estilizado cultamente, en la
propia palabra de Lorca. La muerte es el tema obsesivo.
Romancero gitano(1924−1927) es el libro mas famoso y conocido. Es un canto a los gitanos andaluces, que,
poseyendo un mundo bello y libre, se ven abocados a la insatisfacción y a la muerte. Hay en este libro un
perfecto ensamblaje de narración, descripción, lirismo y dramatismo. Siendo una obra que se ha popularizado
por el tema, el metro, el erotismo, el colorido y la riqueza expresiva; es, sin embargo, un libro difícil, debido a
los extraños simbolismos y la audacia de las metáforas. El viejo romance reviste un aire nuevo, logrando
Lorca el punto mas alto de la fusión del mas culto vanguardismo y lo popular.
Poeta en Nueva York (1929−1930). el motivo de este libro es el impacto que le causó a Lorca su estancia en
la gran urbe norteamericana en 1929. El poeta vio en esta ciudad el ejemplo palpable de los aspectos mas
negativos y sombríos de la civilización contemporánea; el poder del dinero, la esclavitud del hombre por la
máquina, las injusticias radicales, la ruptura con la naturaleza, la suciedad, el materialismo, la soledad, la
deshumanización...
Con esta obra dio un viraje brusco en su poesía. Para expresar su propia desolación ante este mundo caótico,
de pesadilla y horror, adoptó las técnicas surrealistas −imágenes incoherentes, oníricas, extrañas y
enigmáticas, asociaciones libres, visiones delirantes− y el versículo largo. Es decir, una técnica basada en lo
ilógico, en lo no racional, para expresar la realidad ilógica y absurda de una ciudad monstruosa que es, no un
lugar agradable de vida, sino un oscuro laberinto de la muerte. Los poemas de Poeta en Nueva York, con
ciertas influencias de los espirituales negros y del gran poeta norteamericano Walt Whitman, son un ejemplo
del mejor surrealismo español que, como dijimos en su momento, no responde a un puro automatismo
psíquico, sino que, a partir de una intención deliberada, emplea las técnicas de ese movimiento.
Llanto por Ignacio Sánchez Megias (1934) es, tal vez, la obra mas perfecta de García Lorca. Se trata de una
emocionada elegía, una de las mas hermosas de la literatura española, por el torero amigo, muerto en la plaza
de toros en 1934. Es una síntesis del mundo poético lorquiano: los acentos populares se combinan aquí
magistralmente con los descubrimientos surrealistas de Poeta en Nueva York. "La elegía, dividida en cuatro
partes, integra armoniosamente el mundo natural y los grandes símbolos míticos del poeta con las imágenes
discordantes de procedencia abstracta y un vocabulario concreto fuertemente impregnado de ambiente rural y
de corridas de toros" (Gustavo Correa).
Diván de Tamarit (1931−1934) contiene dieciocho poemas breves en los que Lorca concentra el interés por lo
árabe, la técnica surrealista y lo popular andaluz de sus primeros libros.
2. El Teatro
Federico García Lorca es junto con Valle−Inclán, el mejor dramaturgo español del siglo XX. Hay que
destacar en su producción dramática la importancia del mundo femenino −la mayor parte de los personajes
son mujeres− y el tema, casi constante, de la frustración amorosa o el amor imposible.
Mariana Pineda (1923) es una tragedia en verso sobre el tema de la libertad: el destino trágico de la heroína,
personaje histórico granadino del siglo XlX, que es ajusticiada por bordar una bandera para los liberales. La
Zapatera Prodigiosa (1930) es una falsa con aire de romance popular. Amor de don Perlimplin con Belisa en
su jardín (1931) es también una falsa, pero esperpéntica, bajo la influencia de Valle−Inclán, en el que Lorca
quiso "subrayar el contraste entre lo lírico y lo grotesco y aún mezclarlos en todo momento". Así que pasen
cinco años (1931) y El público (inacabada, 1933), son una muestra experimental, ensayo de un teatro
surrealista.
Las obras dramáticas mas importantes son las tres famosas tragedias rurales y Doña Rosita la Soltera o el
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lenguaje de las flores (1935), una magnífica pieza en tono menor de comedia burguesa. sobre el amor
frustrado. Lorca escribió que era el drama de "la cursilería y la mojigatería española, del ansia de gozar que
las mujeres han de reprimir por fuerza en lo mas hondo de su entraña enfervercida". Bodas de sangre (1933) y
Yerma (1934), las dos primeras tragedias de ambiente campesino andaluz, integran realismo, lirismo y
simbolismo, música, canto y pasión. La primera es la tragedia del amor imposible por las estructuras sociales;
Yerma es el drama de la mujer sin hijos que se siente vacía e inútil. La Casa de Bernarda Alba (1936), obra
póstuma, es el culmen del teatro lorquiano. Todos los elementos líricos, folklóricos, etc. de los títulos
anteriores se depuran y apagan para conseguir la sobriedad y sencillez de una obra clásica. En el espacio
cerrado de una casa se representa el despotismo de Bernalda sobre sus cinco hijas. Autoritarismo y liberta,
represión y sexualidad se enfrentarán para terminar, una vez mas, en la frustración de "las mujeres de los
pueblos de España".
ALGUNAS OBRAS
ROMANCERO GITANO (1924− 1927)
ROMANCE DE LA LUNA, LUNA
La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
−Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
habrían con tu corazón
collares y anillos blancos.
− Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
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con los ojillos cerrados.
−Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
−Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.
el jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, como canta en el árbol!
por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.
PRECIOSA Y EL AIRE
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
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de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse
glorietas de caracoles y ramas de pino verde.
Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira a la niña tocando
una dulce gaita ausente.
−Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.
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Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerte.
El viento−hombrón la persigue
con una espada caliente.
Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantas las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.
¡ Preciosa, corre, preciosa, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por donde viene!
Sántiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.
Preciosa, llena de miedo,
entre en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.
Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.
El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.
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Y mientras cuenta, llorando,
su aventura de aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.
REYERTA
En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Angeles negros traían
pañuelos de agua y de nieve.
Angeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
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Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.
El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
−Señores guardias civiles:
aquí paso lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.
La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire de poniente.
Angeles de largas trenzas
y corazones de aceite.
ROMANCE SONAMBULO
Verde que te quiero verde.
verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre el mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
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ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha
vienen con el pez de sombra
que abre e camino del alba.
La higiene frota su viento
con lija de sus ramas,
y el monte, el gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
Pero ¿quién vendrá? ¿Y por donde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
−Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
−Si yo pudiera, mocito,
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este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo.
ni mi casa es ya mi casa.
−Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta
−Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
−Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas;
¡dejadme subir!, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lagrimas.
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Temblando en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento verde ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca de un raro gusto
de hiel, y de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime,
dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¿Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con los ojos de fría plata.
Un carámbalo de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
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Guardias civiles, borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento, verdes ramas.
El barco sobre el mar.
Y el caballo en la montaña.
LA MONJA GITANA
Silencio de cal y mirto.
Malvas en las hierbas finas.
La monja borda alhelíes
sobre una tela pajiza.
Vuelan en la araña gris
siete pájaros del prisma.
La iglesia gruñe a lo lejos
como un oso panza arriba.
¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!
Sobre la tela pajiza
ella quisiera bordar
flores de su fantasía.
¡Qué girasol! ¡Qué magnolia
de lentejuelas y cintas!
¡Qué azafranes y qué lunas,
en el mantel de la misa!
Cinco toronjas se endulzan
en la cercana cocina.
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Las cinco llagas de Cristo
cortadas en Almería.
Por los ojos de la monja
galopan dos caballistas.
Un rumor último y sordo
le despega la camisa,
y, al mirar nubes y montes
en las yertas lejanías,
se quiebra su corazón
de azúcar y yerbaluisa.
¡Oh, qué llanura empinada
con veinte soles arriba!
¡Qué ríos puestos de pie
vislumbra su fantasía!
Pero sigue con sus flores,
mientras que de pie, en la brisa,
la luz juega el ajedrez
alto de la celosía.
LA CASADA INFIEL
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
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y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus cepas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapan
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como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montando en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la levé al río.
Con el aire se batían
las espaldas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costutero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la levaba al río.
ROMANCE DE LA PENA NEGRA
Las piquetas de los gallos
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cavan buscando la aurora,
cuando por el monte oscuro
baja Soledad Montoya.
Cobre amarillo, su carne
huele a caballo y a sombra.
Yunques ahumados sus pechos,
gimen canciones redondas.
−Soledad, ¿Por quien preguntas
sin compañía y a estas horas?
−Pregunte por quien pregunte,
dime: ¿a ti quése te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona.
−Soledad de mis pesares,
caballo que se desboca
al fin encuentra la mar
y se lo tragan las olas.
−No me recuerdes el mar
que la pena negra brota
en las tierras de la aceituna
bajo el rumor de las hojas.
−¡Soledad, qué pena tienes!
¡Qué pena tan lastimosa!
Lloras zumo de limón
agrio de espera y de boca.
−¡Qué pena tan grande! Corro
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mi casa como una loca,
mis dos trenzas por el suelo,
de la cocina a la alcoba.
¡Qué pena! Me estoy poniendo
de azabache carne y roja.
¡Ay, mis camisas de hilo!
¡Ay, mis muslos de amapola!
−Soledad, lava tu cuerpo
con agua de alondras,
y deja tu corazón
en paz, Soledad Montoya.
Por abajo canta el río:
volante de cielo y hojas.
Con flores de calabaza
la nueva luz se corona.
¡Oh pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola.
¡Oh pena de cauce oculto
y madrugada remota!
PRENDIMIENTO DE ANTOÑITO EL CAMBORIO EN EL CAMINO DE SEVILLA
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
con una vara de mimbre
va a Sevilla a ver los toros.
Moreno de verde luna
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anda despacio y garboso.
Sus empavonados bucles
le brillan entre los ojos.
A la mitad del camino
cortó limones redondos,
y los fue tirando al agua
hasta que la puso de oro.
Y a la mitad del camino,
bajo las ramas de un olmo,
guardia civil caminera
lo llevo codo con codo.
El día se va despacio,
la tarde colgada a un hombro,
dando una larga torera
sobre el mar y los arroyos.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.
Antonio Torres Heredia,
hijo y nieto de Camborios,
viene sin vara de mimbre
entre los cinco tricornios.
−Antonio, ¿quién eres tú?
Si te llamaras Camborio,
21
hubieras hecho una fuente
de sangre con cinco chorros.
Ni tú eres hijo de nadie,
ni legítimo Camborio.
¡Se acabaron los gitanos
que iban por el monte solos!
Están los viejos cuchillos
tiritando bajo el polvo.
A las nueve de la noche
lo llevan al calabozo,
mientras los guardias civiles
beben limonada todos.
Y a las nueve de la noche
le cierran el calabozo,
mientras el cielo reluce
como la grupa del potro.
MUERTE DE ANTOÑITO EL CAMBORIO
Voces de muerte sonaron
cerca del Guadalquivir.
Voces antiguas que cercan
voz de clavel varonil.
Les clavó las botas
mordiscos de jabalí.
En la lucha daba saltos
jabonados de delfín.
Bañó con sangre enemiga
22
su corbata carmesí,
pero eran cuatro puñales
y tuvo que sucumbir.
Cuando las estrellas clavan
rejones al agua gris,
cuando los erales sueñan
verónicas de alhelí,
voces de muerte sonaron
cerca del Gualdalquivir.
−Antonio Torres Heredia.
Camborio de dura crin,
moreno de verde luna,
voz de clavel varonil:
¿Quién te ha quitado la vida
cerca del Guadalquivir?
−Mis cuatro primos Heredias
Hijos de Benameji.
Lo que en otros no envidiaban,
ya lo envidiaban en mí.
Zapatos color corinto,
medallones de marfil,
y este cutis amasado
con aceituna y jazmín.
−¡Ay, Antoñito el Camborio,
digno de una Emperatriz!
Acuérdate de la Virgen
23
porque te vas a morir.
−¡Ay, Federico García,
llama a la Guardia Civil!
Ya mi talle se ha quebrado
como caña de maíz.
Tres golpes de sangre tuvo
y se murió de perfil.
Viva moneda que nunca
se volverá a repetir.
Un ángel marchoso pone
su cabeza en un cojín.
Otros de rubor cansado
encendieron un candil.
Y cuando los cuatro primos
llegan a Benamejí,
Voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir.
MUERTO DE AMOR
−¿Qué es aquello que reluce
por los altos corredores?
−Cierra la puerta, hijo mío;
acaban de dar las once.
−En mis ojos, sin querer,
relumbran cuatro faroles.
−Será que la gente aquella
estará fregando el cobre.
24
Ajo de agónica plata
la luna menguante pone
cabelleras amarillas
a las amarillas torres.
La noche llama temblando
al cristal de los balcones,
perseguida por los mil
perros que no la conocen,
y un olor de vino y ámbar
viene de los corredores.
Brisas de caña mojada
y rumor de viejas voces
resonaban por el arco
roto de la medianoche
Bueyes y rosas dormían.
Sólo por los corredores
las cuatro luces clamaban
con el furor de Sanjorge.
Tristes mujeres del valle
bajaban su sangre de hombre,
tranquila de flor cortada
y amarga de muslo joven.
Viejas mujeres del río
lloraban al pie del monte
un minuto intransitable
25
de cabelleras y nombres.
Fachadas de cal ponían
cuadrada y blanca la noche.
Serafines y gitanos
tocaban acordeones.
−Madre, cuando yo me muera,
que se enteren los señores.
Pon telegramas azules
que vayan del Sur al Norte.
Siete gritos, siete sangres,
siete adormideras dobles
quedaron opacas lunas
en los oscuros salones.
Lleno de manos cortadas
y coronitas de flores,
el mar de los juramentos
resonaba no sé dónde.
Y el cielo daba portazos
al brusco rumor del bosque,
mientras clamaban las luces
en los altos corredores.
ROMANCE DE LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA
Los caballos negros son.
Las herraduras son negras.
Sobre las capas relucen
26
manchas de tinta y de cera.
Tienen, por eso no lloran,
de plomo las calaveras.
Con el alma de charol
vienen por la carretera.
Jorobados y nocturnos,
por donde animan ordenan
silencios de goma oscura
y miedos de fina arena.
Pasan, si quieren pasar,
y ocultan en la cabeza
una vaga astronomía
de pistolas inconcretas.
¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas, banderas.
La luna y la calabaza
con las guindas en conserva.
¡Oh ciudad de los gitanos!
Ciudad de dolor y almizcle,
con las torres de canela.
Cuando llegaba la noche,
noche que noche nochera,
los gitanos en sus fraguas
forjaban soles y flechas.
un caballo mal herido
llamaba a todas las puertas.
27
Gallos de vidrios cantaban
por Jerez de la Frontera.
El viento vuelve desnudo
la esquina de la sorpresa,
en la noche platinoche,
noche que noche nochera.
La Virgen y San José
perdieron sus castañuelas,
y buscan a los gitanos
para ver si las encuentran.
La Virgen viene vestida
con un traje de alcaldesa,
de papel de chocolate
con los collares de almendras.
San José mueve los brazos
bajo una capa de seda.
Detrás va Pedro Domecq
con tres sultanes de Persia.
La media luna soñaba
un éxtasis de cigüeña.
Estandartes y faroles
invaden las azoteas.
Por los espejos sollozan
bailarinas sin caderas.
Agua sombra, sombra y agua
por Jerez de la Frontera.
28
¡Oh ciudad de los gitanos!
En las esquinas, banderas.
Apaga tus verdes luces
que viene la benemérita.
¡Oh ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Dejadla lejos del mar,
sin peines para sus crenchas.
Avanzan de dos en fondo
a la ciudad de la fiesta.
Un rumor de siemprevivas
invade las cartucheras.
Avanzan de dos en fondo.
Doble nocturno de tela.
El cielo se les antoja
una vitrina de espuelas.
La ciudad, libre de miedo,
multiplicaba sus puertas.
Cuarenta guardias civiles
entraron a saco por ellas.
Los relojes se pararon,
y el coñac de las botellas
29
se disfrazó de noviembre
para no infundir sospechas.
Un vuelo de gritos largos
se levantó en las veletas.
Los sables cortaron las brisas
que los cascos atropellan.
Por las calles de penumbra
huyen las gitanas viejas
con caballos dormidos
y las orzas de moneda.
Por las calles empinadas
suben las capas siniestras,
dejando detrás fugaces
remolinos de tijeras.
En el portal de Belén
los gitanos se congregan.
San José, lleno de heridas,
amortaja a una doncella.
Tercos fusiles agudos
por toda la noche suenan.
La Virgen cura a los niños
con salivilla de estrella.
Pero la Guardia Civil
avanza sembrando hogueras,
donde joven y desnuda
la imagen se quema.
30
Rosa la de los Camborios
gime sentada en su puerta
con sus dos pechos cortados
puestos en una bandeja.
Y otras muchachas corrían
perseguidas por sus trenzas,
en un aire donde estallan
rosas de pólvora negra.
Cuando todos los tejados
eran surcos en la tierra,
el alba meció sus hombros
en largo perfil de piedra.
¡Oh, ciudad de los gitanos!
La Guardia Civil se aleja
por un túnel de silencio
mientras las llamas te cercan.
¡Oh, ciudad de los gitanos!
¿Quién te vio y no te recuerda?
Que te busquen en mi frente.
Juego de luna y arena.
POEMA DE LA SOLEA
TIERRA SECA
Tierra seca,
tierra quieta
31
de noches
inmensas.
(Viento en el olivar,
viento en la sierra.)
Tierra
vieja
del candil
y la pena.
Tierra
de las hondas cisternas.
Tierra
de la muerte sin ojos
y de las flechas.
(Viento por los caminos.
Brisa en las alamedas.)
PUEBLO
Sobre el monte pelado,
un calvario.
Agua clara
y olivos centenarios.
Por las callejas
hombres embozados,
32
y en las torres
veletas girando.
Eternamente
girando.
¡Oh, pueblo perdido,
en la Andalucía del llanto!
PUÑAL
El puñal
entra en el corazón,
como la reja del arado
en el yermo.
No
No me lo claves.
No
El puñal,
como un rayo de sol,
incendia las terribles
hondonadas.
No
No me lo claves.
No
ENCRUCIJADA
Viento del Este;
un farol
33
y el puñal
en el corazón.
La calle
tiene un temblor
de cuerda
en tensión,
un temblor
de enorme moscardón.
Por todas partes
yo
veo el puñal
en el corazón.
¡ AY !
El grito deja en el viento
una sombra de ciprés.
(Dejadme en este campo,
llorando.)
Todo se ha roto en este mundo.
No queda más que el silencio.
(Dejadme en este campo,
llorando.)
El horizonte sin luz
está mordido de hogueras.
(Ya os he dicho que me dejéis
en este campo,
34
llorando.)
SORPRESA
Muerto se quedó en la calle
con un puñal en el pecho.
No lo conocía nadie.
¡ Cómo temblaba el farol !
Madre.
¡ Cómo temblaba el farolito
de la calle !
Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus ojos
abierto al duro aire.
Que muerto se quedó en la calle
que con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.
LA SOLEÁ
Vestidas con mantos negros
piensa que el mundo es chiquito
y el corazón es inmenso.
Vestida con mantos negros.
Piensa que el suspiro tierno
y el grito, desaparecen
en la corriente del viento.
Vestida con mantos negros.
Se dejó el balcón abierto
35
y el alba por el balcón
desembocó todo el cielo.
¡ Ay yayayayay,
que vestida con mantos negros !
CUEVA
De la cueva salen
largos sollozos.
( Lo cárdeno
sobre el rojo ).
El gitano evoca
países remotos.
( Torres altas y hombres
misteriosos )
En la voz entrecortada
van sus ojos.
(Lo negro
sobre el rojo ).
Y la cueva encalada
tiembla en el oro.
(Lo blanco
sobre el rojo ).
ENCUENTRO
Ni tú ni yo estamos
en disposición
36
de encontrarnos.
Tú... por lo que ya sabes.
¡ Yo la he querido tanto !
Sigue esa veredita.
En las manos
tengo los agujeros
de los clavos.
¿ No ves cómo me estoy
desangrando ?
No mires nunca atrás,
vete despacio
y reza como yo
a San Cayetano,
que ni tú ni yo estamos
en disposición
de encontrarnos.
ALBA
Campanas de Córdoba
en la madrugada.
Campanas de amanecer
en Granada.
Os sienten todas las muchachas
que lloran a la tierna
soleá enlutada.
Las muchachas
37
de Andalucía la alta
y la baja.
Las niñas de España
de pie menudo
y temblorosas faldas,
que han llenado de luces
las encrucijadas.
¡ Oh, campanas de Córdoba
en la madrugada.
y oh, campanas de amanecer
en Granada !
LLANTO POR IGNACIO SANCHEZ MEJIAS (1935)
LA COGIDA Y LA MUERTE
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde .
Una puerta de cal ya prevenida
Lo demás era muerte y solo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
38
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡ Y el toro solo corazón arriba !
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde.
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde.
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama.
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde
El cuarto se irisaba de agonía
39
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde.
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde .
¡ Ay, qué terribles cinco de la tarde !
¡ Eran las cinco en todos los relojes!
¡ Eran las cinco en sombra de la tarde !
LA SANGRE DERRAMADA
¡Que no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.
¡Que no quiero verla!
La luna de par en par.
Caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con cauces en las barreras.
¡Que no quiero verla!
Que mi recuerdo se quema .
¡Avisad a los jazmines
con su blancura pequeña!
40
¡Que no quiero verla!
La vaca del viejo mundo
pasaba su triste lengua
sobre un hocico de sangres
derramadas en la arena,
y los toros de Guisando,
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.
No.
¡Que no quiero verla!
Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas.
Buscaba el amanecer,
y el amanecer no era.
Busca su perfil seguro,
y el sueño lo desorienta.
Buscaba su hermoso cuerpo
y encontró su sangre abierta.
¡No me digáis que la vea!
No quiero sentir el chorro
cada vez con menos fuerza;
es chorro que ilumina
los tendidos y se vuelca
sobre la pana y el cuero
41
de muchedumbre sedienta.
¡Quién me grita que me asome!
¡No me digáis que la vea!
No se cerraron sus ojos
cuando vio los cuernos cerca,
pero las madres terribles
levantaron la cabeza.
Y a través de las ganaderías,
hubo un aire de voces secretas
que gritaban a toros celestes,
mayorales de pálida niebla.
No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como su espada
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sal y de inteligencia.
¡Qué gran torero en la plaza!
¡Qué buen serrano en la sierra!
¡Qué blando con las espigas !
42
¡Qué duro con las espuelas!
¡Qué tierno con el rocío!
¡Qué deslumbrante en la feria !
¡Qué tremendo con las últimas
banderillas de tiniebla!
Pero ya duerme sin fin.
Ya los musgos y la hierba
abren con dedos seguros
la flor de su calavera.
Y su sangre ya viene cantando:
cantando por marismas y praderas,
resbalando por cuerno ateridos,
vacilando sin alma por la niebla,
tropezando con miles de pezuñas
como una larga ,oscura, triste lengua,
para formar un charco de agonía
junto al Guadalquivir de las estrellas .
¡Oh blanco muro de España!
¡Oh negro toro de pena!
¡Oh sangre dura de Ignacio!
¡Oh ruiseñor de sus venas!
No .
¡Que no quiero verla!
Que no hay cáliz que la contenga,
que no hay golondrinas que se la beban,
no hay escarcha de luz que la enfríe,
43
no hay canto ni diluvio de azucenas,
no hay cristal que la cubra de plata.
No.
¡¡Yo no quiero verla!!
CUERPO PRESENTE
La piedra es una frente donde los sueños gimen
sin tener agua curva ni cipreses helados.
La piedra es una espalda para llevar al tiempo
con árboles de lágrimas y cintas y planetas.
Yo he visto lluvias grises hacia las olas
levantando sus tiernos brazos acribillados,
para no ser cazadas por la piedra tendida
que desata sus miembros sin empapar la sangre.
Porque la piedra coge simientes y nublados ,
esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
pero no da sonidos ,ni cristales, ni fuego,
sino plazas y plazas y otras sin muros.
Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
Ya se acabó ;¿qué pasa ?Contemplad su figura:
la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.
Ya se acabó .La lluvia penetra por su boca.
El aire como loco deja su pecho hundido,
y el Amor, empapado con lágrimas de nieve,
se calienta en la cumbre de las ganaderías.
44
¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa.
Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,
con una forma clara que tuvo ruiseñores
y la vemos llenarse de agujeros sin fondo.
¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo que dice !
Aquí no canta nadie , ni llora en el rincón ,
ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente:
aquí no quiero más que los ojos redondos
para ver ese cuerpo sin posible descanso.
Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura .
Los que doman caballos y dominan los ríos:
los hombres que les suena el esqueleto y cantan
con una boca llena de sol y pedernales.
Aquí quiero yo verlos .Delante de la piedra .
Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.
Yo quiero que me enseñen dónde está la salida
para esté capitán atado por la muerte.
Yo quiero que me enseñen un llanto como un río
que tenga dulces nieblas y profundas orillas,
para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda
sin escuchar el doble resuello de los toros.
Que se pierda en la plaza redonda de la luna
que finge cuando niña doliente res inmóvil;
que se pierda en la noche sin canto de los peces
y en la maleza blanca del humo congelado.
N o quiero que le tapen la cara con pañuelos
45
para que se acostumbre con la muerte que lleva.
Vete, Ignacio :No sientas el caliente bramido.
Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar!
IV
ALMA AUSENTE
No te conoce el toro ni la higuera,
ni caballos ni hormigas de tu casa.
No te conoce el niño ni la tarde
porque te has muerto para siempre.
No te conoce el lomo de la piedra,
ni el raso negro donde te destrozas.
No te conoce tu recuerdo mudo
porque te has muerto para siempre.
El otoño vendrá con caracolas
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.
Porque te has muerto para siempre,
como todos los muertos que se olvidan
en un montón de perros apagados.
No te conoce nadie. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apariencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría.
Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace.
46
un andaluz tan claro, tan rico de aventura.
Yo canto su elegancia con palabras que gimen
y recuerdo una brisa triste por los olivos.
DIVAN DEL TAMARIT (1936)
CASIDAS
CASIDA DEL HERIDO POR EL AGUA
Quiero bajar al pozo,
quiero subir los muros de Granada,
para mirar el corazón pasado
por el punzón oscuro de las aguas.
El niño herido gemía
con una corona de escarcha.
Estanques, aljibes y fuentes
levantaban al aire sus espadas.
¡ Ay, qué furia de amor, qué hiriente filo,
qué nocturno rumor, qué muerte blanca !
¡ Qué desiertos de luz iban hundiendo
los arenales de la madrugada !
El niño estaba solo
con la ciudad dormida en la garganta.
Un surtidor que viene de los sueños
lo defiende del hambre de las algas.
El niño y su agonía, frente a frente,
eran dos verdes lluvias enlazadas.
El niño se tendía por la tierra
y su agonía se curvaba.
47
Quiero bajar al pozo,
quiero morir mi muerte a bocanadas,
quiero llenar mi corazón de musgo,
para ver al herido por el agua
IICASIDA DEL LLANTO
He cerrado mi balcón
por que no quiero oír el llanto
pero por detrás de los grises muros
no se oye otra cosa que el llanto.
Hay muy pocos ángeles que canten,
hay muy pocos perros que ladren,
mis violines caben en la palma de mi mano.
Pero el llanto es un perro inmenso,
el llanto es un ángel inmenso,
el llanto es un violín inmenso,
las lágrimas amordazan al viento,
no se oye otra cosa que el llanto.
IIICASIDA DE LOS RAMOS
Por las arboledas del Tamarit
han venido los perros de plomo
a esperar que se caigan los ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.
El Tamarit tiene un manzano
con una manzana de sollozos.
Un ruiseñor apaga los suspiros
48
y un faisán los ahuyenta por el polvo.
Pero los ramos son alegres,
los ramos son como nosotros.
No piensan en la lluvia y se han dormido,
como si fueran árboles, de pronto.
Sentados con el agua en las rodillas
dos valles esperaban al otoño.
La penumbra con paso de elefante
empujaba las ramas y los troncos.
Por las arboledas de Tamarit
hay muchos niños de velado rostro
a esperar que se caigan mis ramos,
a esperar que se quiebren ellos solos.
IVCASIDA DE LA MUJER TENDIDA
Verte desnuda es recordar la tierra.
La tierra lisa, limpia de caballos.
La tierra sin un junco, forma pura
cerrada al por venir: confín de plata.
Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca el débil talle,
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.
La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espadas fulgurantes,
pero tú no sabrás donde se ocultan
49
el corazón de sapo o la violeta.
Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno.
Bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.
VCASIDA DEL SUEÑO AL AIRE LIBRE
Flor de jazmín y toro degollado.
Pavimento infinito. Mapa. Sala. Arpa. Alba.
La niña finge un toro de jazmines
y el toro es un sangriento crepúsculo que brama. +
Si el cielo fuera un niño pequeñito,
los jazmines tendrían mitad de noche oscura,
y el toro circo azul sin lidiadores
y un corazón al pie de una columna.+
Pero el cielo es un elefante
y el jazmín es un agua sin sangre
y la niña es un ramo nocturno
por el inmenso pavimento oscuro. +
Entre el jazmín y el toro
o garfios de marfil o gente dormida.
En el jazmín un elefante y nubes
y en el toro el esqueleto de la niña. +
VICASIDA DE LA MANO IMPOSIBLE
Yo no quiero más que una mano,
una mano herida, si es posible.
Yo no quiero más que una mano,
50
aunque pase mil noches sin lecho+.
Sería un pálido lirio de cal,
sería una paloma amarrada a mi corazón,
sería el guardían que en la noche de mi tránsito
prohibiera en absoluto la entrada a la luna.+
Yo no quiero más que una mano
para los diarios aceites y la sábana blanca de mi agonía
Yo no quiero más que esa mano
para tener un ala de mi muerte.
Lo demás todo pasa.
Rubor sin nombre ya, astro perpetuo.
Lo demás es lo otro; viento triste,
mientras las hojas huyen en bandadas.
VIICASIDA DE LA ROSA
La rosa
no buscaba la aurora:
casi eterna en su ramo,
buscaba otra cosa.
La rosa,
no buscaba ni ciencia ni sombra:
confín de carne y sueño,
buscaba otra cosa.
La rosa,
no buscaba la rosa.
Inmóvil por el cielo
buscaba otra cosa.
51
VIIICASIDA DE LA MUCHACHA DORADA
La muchacha dorada
se bañaba en el agua
y el agua se doraba.
Las algas y las ramas
en sombra la asombraban,
y el ruiseñor cantaba
por la muchacha blanca.
Vino la noche clara,
turbia de plata mala,
con peladas montañas
bajo la brisa parda.
La muchacha mojada
era blanca en el agua
y el agua, llamara.
Vino el alba sin mancha,
con mil caras de vacas,
yerta y amortajada
con heladas guirnaldas.
La muchacha de lágrimas
se bañaba entre llamas,
y el ruiseñor lloraba
con las alas quemadas.
La muchacha dorada
era una blanca garra
52
y el agua la doraba.
IXCASIDA DE LAS PALOMAS OSCURAS
A Claudio Guillén.
Por las ramas del laurel
vi dos palomas oscuras.
La una era el sol,
la otra la luna.
"Vecinitas", les dije:
"¿ Dónde está mi sepultura ?"
"En mi cola", dijo el sol.
"En mi garganta", dijo la luna.
Y yo que estaba caminando
con la tierra por la cintura
vi dos águilas de nieve
y una muchacha desnuda.
La una era la otra
y la muchacha era ninguna.
"Aguilitas", les dije:
"¿Dónde está mi sepultura?"
"En mi cola", dijo el sol.
"En mi garganta", dijo la luna.
Por las ramas del laurel
vi dos palomas desnudas.
La una era la otra
y las dos eran ninguna.
53
GACELAS
IGACELA DEL AMOR IMPREVISTO
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabía que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.
Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busqué, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre,
siempre, siempre: jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.
IIGACELA DE LA TERRIBLE PRESENCIA
Yo quiero que el agua se quede sin cauce,
yo quiero que el viento se quede sin valles.
Quiero que la noche se quede sin ojos
y mi corazón sin flor del oro;
que los bueyes hablen con las grandes hojas
54
y que la lombriz se muera de sombra;
que brillen los dientes de la calavera
y los amarillos inunden la seda.
Puedo ver el duelo de la noche herida
luchando enroscada con el mediodía.
Resiste un ocaso de verde veneno
y los arcos rotos donde sufre el tiempo.
Pero no ilumines tu limpio desnudo
como un negro cactus abierto en los juncos.
Déjame en un ansia de oscuros planetas,
pero no me enseñes tu cintura fresca.
IIIGACELA DEL AMOR DESESPERADO
La noche no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.
Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tu no vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.
El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.
Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
55
por las turbias cloacas de la oscuridad.
Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.
IVGACELA DEL AMOR QUE NO SE DEJA VER
Solamente por oír
la campana de la Vela
te puse una corona de verbena.
Granada era una luna
ahogada entre yedras.
Solamente por oír
la campana de la Vela
desgarré mi jardín de Cartagena.
Granada era una corza
rosa por las veletas.
Solamente por oír
la campana de la Vela
me abrasaba en tu cuerpo
sin saber de quién era.
VGACELA DEL NIÑO MUERTO
Todas las tardes en Granada,
todas las tardes se muere un niño.
56
Todas las tardes en el agua se sienta
a conversar con sus amigos.
Los muertos llevan alas de musgo.
El viento nublado y el viento limpio
son dos faisanes que vuelan por las torres
y el día es un muchacho herido.
No quedaba en el aire ni una brizna de alondra
cuando yo te encontré por las grutas del vino.
No quedaba en la tierra ni una miga de nube
cuando te ahogabas por el río.
Un gigante de agua cayó sobre los montes
y el valle fue rodando con perros y con lirios.
Tu cuerpo, con la sombra violeta de mis manos,
era muerto en la orilla, un arcángel de frío.
VIGACELA DE LA RAÍZ AMARGA
Hay una raíz amarga
y un mundo de mil terrazas.
Ni la mano más pequeña
quiebra la puerta del agua
¿Dónde vas, adónde, dónde?
Hay un cielo de mil ventanas
−batalla de abejas lívidas−
y hay una raíz amarga.
Amarga.
Duele en la planta del pie
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el interior de la cara,
y duele en el tronco fresco
de noche recién cortada.
¡Amor, enemigo mío,
muerde tu raíz amarga!
VIIGACELA DEL RECUERDO DEL AMOR
No te lleves tu recuerdo.
Déjalo solo en mi pecho,
temblor de blanco cerezo
en el martirio de enero.
Me separa de los muertos
un muro de malos sueños.
Doy pena de lirio fresco
para un corazón de yeso.
Toda la noche en el huerto
mis ojos, como dos perros.
Toda la noche, corriendo
los membrillos de veneno.
Algunas veces el viento
es un tulipán de miedo.
Es un tulipán enfermo,
la madrugada de invierno.
Un muro de malos sueños
me separa de los muertos.
La niebla cubre en silencio
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el valle gris de tu cuerpo.
Por el arco del encuentro
la cicuta está creciendo.
Pero deja tu recuerdo
déjalo sólo en mi pecho.
VIIIGACELA DE LA MUERTE OSURA
Quiero dormir el sueño de las manzanas
alejarme del tumulto de los cementerios.
Quiero dormir el sueño de aquel niño
que quería cortarse el corazón en alta mar.
No quiero que me repitan que los muertos no pierden la sangre;
que la boca podrida sigue pidiendo agua.
No quiero enterarme de los martirios que da la hierba,
ni de la luna con boca de serpiente
que trabaja antes del amanecer.
Quiero dormir un rato,
un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto;
que haya un establo de oro en mis labios;
que soy un pequeño amigo del viento Oeste;
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas.
Cúbreme por la aurora con un velo,
porque me arrojará puñados de hormigas,
y moja con agua dura mis zapatos
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para que resbale la pinza de su alacrán.
Porque quiero dormir el sueño de las manzanas
para aprender un llanto que me limpie de tierra;
porque quiero vivir con aquel niño oscuro
que quería cortarse el corazón en alta mar.
SELECCIÓN POÉTICA
ROMANCERO GITANO (1924− 1927)
ROMANCE DE LA LUNA, LUNA PRECIOSA Y EL AIRE REYERTA ROMANCE SONAMBULO LA
MONJA GITANA LA CASADA INFIEL ROMANCE DE LA PENA NEGRA PRENDIMIENTO DE
ANTOÑITO EL CAMBORIO MUERTE DE ANTOÑITO EL CAMBORIO MUERTO DE AMOR
ROMANCE DE LA GUARDIA CIVIL ESPAÑOLA
POEMA DE LA SOLEA
TIERRA SECA PUEBLO PUÑAL ENCRUCIJADA ¡ AY ! SORPRESA LA SOLEÁ CUEVA
ENCUENTRO ALBA
LLANTO POR IGNACIO SANCHEZ MEJIAS (1935)
LA COGIDA Y LA MUERTE LA SANGRE DERRAMADA CUERPO PRESENTE ALMA AUSENTE
DIVAN DEL TAMARIT (1936)
CASIDAS
CASIDA DEL HERIDO POR EL AGUA CASIDA DEL LLANTO CASIDA DE LOS RAMOS CASIDA DE
LA MUJER TENDIDA CASIDA DEL SUEÑO AL AIRE LIBRE CASIDA DE LA MANO IMPOSIBLE
CASIDA DE LA ROSA CASIDA DE LA MUCHACHA DORADA CASIDA DE LAS PALOMAS
OSCURAS
GACELAS
GACELA DEL AMOR IMPREVISTO GACELA DE LA TERRIBLE PRESENCIA GACELA DEL AMOR
DESESPERADO GACELA DEL AMOR QUE NO SE DEJA VER GACELA DEL NIÑO MUERTO
GACELA DE LA RAÍZ AMARGA GACELA DEL RECUERDO DEL AMOR GACELA DE LA MUERTE
OSURA
ALBAYZíN
A Lorenzo Martínez Fuset,
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gran amigo y compañero
Surgen con ecos fantásticos las casas blancas sobre el monte... Enfrente, las torres doradas de la Alhambra
enseñan recortadas sobre el cielo un sueño original.
El Dauro clama sus llantos antiguos lamiendo parajes de leyendas morunas. sobre el ambiente vibra el sonido
de la ciudad.
El Albayzín se amontona sobre la colina alcanzando sus torres llenas de gracia mudéjar... Hay una armonía
exterior. Es suave la danza de las casucas en torno al monte. Algunas veces entre la blancura y las notas rojas
del caserío, hay borrones ásperos y verdes oscuros de las chumberas... En torno a las grandes torres de las
iglesias, aparecen los campaniles de los conductos luciendo sus campanas enclaustradas tras las celosías, que
cantan en las madrugadas divinas de Granada, contestando a la miel profunda de la Vela.
En los días claros y maravillosos de esta ciudad magnífica y gloriosa el Albayzín se recorta sobre el azul
único del cielo rebosando gracia agreste y encantadora.
Son las calles estrechas, dramáticas, escaleras rarísimas y desvencijadas, tentáculos ondulares que se retuercen
caprichosa y fatigadamente para conducir a pequeñas metas desde donde se divisan los tremendos lomos
nevados de la sierra, o el acorde espléndido y definitivo de la vega. Por algunas partes, las calles son extraños
senderos de miedo y de fuerte inquietud, formadas de tapiales por los que asoman los mantos de jazmines, de
enredaderas, de rosales de San Francisco. Se siente ladrar a los perros y voces lejanas que llaman a alguien
casualmente con acento desilusionado y sensual. Otras, son remolinos de cuestas imposibles de bajar, llenas
de grandes pedruscos, de muros carcomidos por el tiempo, en donde hay sentadas mujeres trágicas idiotizas
que miran provocativamente...
Están las casas colocadas, como si un viento huracanado las hubiera arremolinado así. Se montan unas sobre
otras con raros ritmos de líneas. Se apoyan entrechocando sus paredes con original y diabólica expresión. A
parte de las mutilaciones que ha sufrido por algunos granadinos, (mal llamados así) este barrio único y
evocador, lo demás conserva plenamente su ambiente característico... Al deambular por sus callejas surgen
escenarios de leyendas.
Altares, rejas, casonas enormes con aires de deshabitadas, miedosos aljibes en donde el agua tiene el misterio
trágico de un drama íntimo, portalones destartalados, en donde gime un pilar entre las sombras, hondonadas
llenas de escombros bajo los cubos de las murallas, calles solitarias que nadie las cruza y en donde tarda
mucho una puerta en aparecer... y esa puerta está cerrada, covachas abandonadas, declives de tierra roja en
donde viven los pulpos petrificados de las pitas. Cavernas negras de la gente nómada y oriental.
Aquí y allá siempre los ecos moros de las chumberas...Y las gentes en estos ambientes tan sentidos y
miedosos inventan las leyendas de muertos y de fantasmas invernales, y de duendes y marimantas que salen
en las medias noches cuando no hay una luna vagando por las callejas que ven las comadres y prostitutas
herrantes, y que luego lo comentan asustadas y llenas de superstición. Vive en estas encrucijadas, el Albayzín
miedoso y fantástico, el de los ladridos de perros y guitarras dolientes, el de las noches oscuras en estas calles
de tapias blancas, el Albayzín trágico de la superstición, de las brujas echadoras de cartas y nigrománticas, el
de los raros ritos de gitanos, el de los signos cabalísticos y amuletos, el de las almas en pena, el de las
embarazadas, el Albayzín de las prostitutas viejas que saben del mal del ojo, el de las seductoras, el de las
maldiciones sangrientas, el pasional...
Hay otros rincones por estas antigüedades, en que parece revivir un espíritu romántico netamente granadino...
Es el Albayzín hondamente lírico... Calles silenciosas con hierbas, con casa de hermosas portadas, con
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minaretes blancos en los que brillan las verdes y grises mamas del adorno característico, con jardines
admirables de color y de sonido. Calles en que viven gentes antiguas de espíritu, que tienen salas con grandes
sillones, cuadros borrosos y urnas ingenuas con Niños Jesús entre coronas, guirnaldas y arcos de flores de
colorines, gentes que sacan faroles de formas olvidadas al paso del Viático y que tienen sedas y mantones de
rancio abolengo.
Calles en que hay conventos de clausura perpetua, blancos, ingenuos, con sus campaniles chatos, con las
celosías empolvadas, muy altas, rozando con los aleros del tejado... donde hay palomas y nidos de
golondrinas. Calles de serenata y de procesión con las candorosas vírgenes monjiles... Calles que sienten las
melodías plateadas del Dauro y la romanzas de hojas que cantan los bosques lejanos de la Alhambra...
Albayzín hermosamente romántico y distinguido. Albayzín del compás de Santa Isabel y de las entradas de
los cármenes. El Albayzín de las fuentes, de las glorietas , de las cipreses, de las rejas engalanadas, de la luna
llena, del romance musical antiguo, el Albayzín de la cornucopia, del órgano monjil, de los patios árabes, del
piano de mesa, de los amplios salones húmedos con olor de alhucema, del mantón de cachemira, del clavel ...
Al recorrer estas calles se van observando espantosos contrastes de misticismo y lujuria. Cuando se está más
abrumado por el paseo angustioso de las sombras y la cuestas, se divisan los colores suaves y apagados de la
vega, siempre plateada, llena de melancólicos tornasoles de color... y la ciudad durmiendo aplanada entre
neblinas, en la que se descuella el acorde dorado de la catedral enseñando su espléndida girola y la torre con el
ángel triunfador.
Hay una tragedia de contrates. Por una calle solitaria se oye el órgano dulcemente tocado en el convento... y la
salutación divina de Ave María Stella dicha con voces suavemente femeninas... En frente del convento, un
hombre con blusa azul maldice espantosamente dando de comer a unas cabras. Más allá una prostitutas de
ojos grandes, negrísimos, con ojeras moradas, con los cuerpos desgarbados y contrahechos por la lujuria,
dicen a voces en cuello obscenidades de magnificencia ordinaria; junto a ellas, una niña delicada y harapienta
canta una canción piadosa y monjil... Todo nos hace ver un ambiente de amustia infinita, una maldición
oriental que cayó sobre estas calles. Un aire cargado de rasgueos de guitarra y de gritos calmosos de la
gitanería. Un sonido de voces monjiles y un rum rum de zambra anhelante. Todo lo que tiene de tranquilo y
majestuoso la vega y la ciudad, lo tiene de angustia y de tragedia este barrio morisco. Por todas partes hay
evocaciones árabes. Arcos negruzcos y herrumbrosos, casa panzudas y chatas con galería bordadas, covachas
misteriosas con líneas del oriente, mujeres que parecen haber escapado de un harén... Luego una vaguedad en
todas las miradas que parece que sueñan en cosas pasadas... y un cansancio abrumador.
Si alguna mujer llama a su hijos o a alguien, es un quejido lento lo que murmura y los brazos caídos y las
cabezas despeinadas dan una impresión de abandono a la suerte, y una creencia en el destino verdaderamente
musulmanes. Hay siempre ritmos gitanos en el aire y canciones desesperadas o burlonas, con sonidos
guturales. Por las callejas se ven los cerros dorados con murallas árabes. Hay heridas en las piedras manando
agua clara que se arrastra serpeando calle abajo. En las cocinas, las macetas de claveles y geráneos se miran
en las ollas y peroles de cobre, y las alacenas abiertas en la tierra húmeda se muestran repletas de los
cacharros morunos de Fajalauza. Hay perfumes de sol fuerte, de humedad, de cera, de incienso, de vino, de
macho cabrío, de orines, de estiércol, de madre selva. Hay en los ambientes un gran barullo extraño, envuelto
en los sonidos oscuros que lanzan las campanas de la ciudad. Un cansancio soleado y umbroso, una blasfemia
eterna y una oración constante. A las guitarras y los jaleos de juerga en mancebía, responden las voces castas
de los esquilines llamando a coro. Por encima del caserío se levantan las notas funerales de los cipreses,
luciendo su negrura romántica y sentimental... juntos a ellos están los corazones y las cruces de las veletas que
giran pausadamente frente a la majestad espléndida de la vega.
Cronología (1898−1936)
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1898FGL, nace el 5 de Julio en el pueblo de Fuente Vaqueros, provincia de Granada, hijo de Federico García
Rodríguez, hacendado, y de Vicente Lorca, maestra.1898−1908Años de infancia en Fuente Vaqueros y en
Valderrubio, antes de Asquerosa. Aprende las primeras letras con su madre y acude a la escuela de Fuente
Vaqueros dirigida por el maestro don Antonio Rodríguez Espinosa.1908Pasa unos meses en Almería como
alumno y pupilo de don Antonio Rodríguez Espinosa al trasladarse éste a aquella ciudad. Primeros estudios de
música.1915Estudia Filosofía y Letras y Derecho en la Universidad de Grana−da. Amistad con Melchor
Fernández Almagro, Manuel Ángeles Ortiz, Juan Cristóbal, Ismael G. de la Serna, Antonio Gallego Burín...
Sigue lecciones de guitarra y piano. Se inscribe en el centro artístico de Granada. Frecuenta la tertulia <<El
Rinconcillo>> en el Café Alameda.1916Muere su maestro de música don Antonio Segura Mesa, lo que
ocasiona el abandono de sus estudios musicales./ Primera excur−sión universitaria con el catedrático Martín
Domínguez Berrueta a Baeza, Úbeda, Córdoba y Ronda./ Octubre−noviembre: segunda excursión
universitaria a Madrid, El Escorial, Ávila, Salamanca, Zamora, Santiago de Compostela, La Coruña, Lugo,
León, Burgos y Segovia.1917Tercera excursión universitaria con Domínguez Berrueta a Castilla la Vieja,
Galicia y Baeza./ Se inicia su amistad con Manuel de Falla.1918Publica su primer libro, Impresiones y
Paisajes, dedicado a su maestro de música, a Domínguez Berrueta y a sus compañeros de viaje.1919Se
traslada a Madrid a la Residencia de Estudiantes donde vivirá hasta 1928. / Allí conocerá a Luís Buñuel,
Salvador Dalí, Pepín Bello, José Antonio Rubio Sacristán, José Moreno Villa, Ricardo Orueta, Emilio
Prados...1920El 22 de marzo se estrena en el Teatro Eslava El maleficio de la mariposa, bajo la dirección de
Gregorio Martínez Sierra, que constituye un rotundo fracaso.−/ Se matricula en la Facultad de Filosofía y
Letras pero asiste poco a clases./ Frecuenta tertu−lias literarias y hace amistad con Adolfo Salazar, Guillermo
de Torre, Gabriel García Maroto y Ángel del Río, entre otros.1921Publica libro de poemas en la imprenta de
su amigo García Maroto.1922Lee su conferencia <<El cante jondo>> en el Centro Artístico de Granada./ Se
celebra, en el mes de junio, él <<Concurso de Cante Jondo>> en Granada, promovido por Federico García
Lorca, Manuel de Falla e Ignacio Zuloaga.1923El 5 de enero dirige a su casa de Granada la primera
representa−ción de su Teatro de Cristobica./ Se licencia en Derecho por la Universidad de Granada./ Primeros
ensayos como dibujante.1924Conoce al pintor Gregorio Prieto./ conoce en la Residencia de Estudiantes a
Rafael Alberti.1925Termina en Granada su obra teatral Mariana Pineda./ En la prima−vera y en verano
marcha a Cadaqués invitado por Salvador Dalí. Lee a la familia de Dalí su Mariana Pineda.1926Firma él
<<Manifiesto de la Sociedad de Artistas Ibéricos>>. / Lee, en el Ateneo de Granada, su conferencia <<La
imagen poética de don Luis de Góngora>>./ Publica en la Revista de Occidente su <<Oda a Salvador Dalí>>./
Da una lectura de sus poemas en el Ateneo de Valladolid, presentado por Jorge Guillen y Guillermo de
Torre.1927Publica su libro Canciones en las ediciones de Litoral que dirigen sus amigos Emilio Prados y
Manuel Altolaguirre./ La compañía de Margarita Xirgu estrena, el 24 de junio en el Teatro Goya de
Barcelona, Mariana Pineda, con decorados y trajes de Salvador Dalí./ El 25 de junio se inaugura una
exposición de dibujos de FLG en las Galerías Dalmau de Barcelona./ El 12 de octubre Margarita Xirgu
estrena Mariana Pineda en el Teatro Fontalba de Madrid./ Con motivo del tricentenario de la muerte de
Góngora, se celebra, en el mes de diciembre en Sevilla, una lectura de poemas de los poetas de su generación.
Leen Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Juan Chabás, José Bergamín, Rafael Alberti y Lorca./
Durante la estancia en Sevilla conoce a Luis Cernuda.1828Un grupo de amigos de Granada, presididos por
FLG, fundan la revista <<Gallo>> de la que se publicarán sólo dos números. La Revista de Occidente publica
Primer romancero gitano. Lee en la Residencia de Estudiantes su primera conferencia sobre las <<Nanas
infantiles>>1929En el mes de junio emprende viaje a Estados Unidos, pasando por París y Londres. Una vez
en Nueva York se instala como estudiante en la Universidad de Columbia. Vuelve a encontrarse con su
amigo Ángel del Río. Pasa el mes de agosto en Vermont y en las montañas Catskilis. Regresa a Nueva York
donde encuentra a Dámaso Alonso, Gabriel _García Maroto, León Felipe y a José Antonio Rubio Sacristán.
En el mes de noviembre llegan a Nueva York sus amigos Ignacio Sánchez Mejías y La Argentinita. En
diciembre participa en un homenaje que el Instituto de las Españas de Nueva York tributa a Antonio Mercé, la
Argentina.1930Da conferencias en la Universidad de Columbia y en Vassar Colle−ge. En la primavera
marcha a Cuba invitado por la Institución Hispano Cubana de Cultura para pronunciar una serie de
conferen−cias. En La Habana se encuentra con Adolfo Salazar, Gabriel García Maroto y conoce al grupo de
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poetas cubanos de la revista Avance. En el mes de junio emprende el regreso a España. El 24 de diciembre se
estrena en el Teatro Español de Madrid la <<ver−sión −de cámara>> de La zapatera prodigiosa, por la
compañía de Margarita Xirgu.1931Se proclama la II República. En el mes de mayo se publica Poema del
cante jondo. Concibe y proyecta el Teatro Universitario <<La Barraca>>. Conferencia y lectura de Poeta en
Nueva York en la Residencia de Señoritas de Madrid, el 16 de marzo.1932De marzo a mayo da una gira de
conferencias, invitado por el Comité de Cooperación Intelectual, en las ciudades de Valladolid, Sevilla,
Salamanca, Santiago y San Sebastián. Dirige y funda, con Eduardo Ugarte, el Teatro Universitario <<La
Barraca>>, que recorrerá los pueblos de España representando el teatro clásico español. La primera actuación
tiene lugar en Burgo de Osma.1933El 8 de Marzo la compañía de Josefina Díaz de Artigas estrena, en el
Teatro Beatriz de Madrid, su drama Bodas de sangre. Funda, con Pura Ucelay, los Clubs Teatrales de Cultura
y estrena en el Teatro español de Madrid Amor de don Perlimplín. Colabora en las representaciones de El
amor Brujo, de Falla, en el Auditorium de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Durante el verano dirige
las representaciones de <<La Barraca>> en la Universidad de Verano de Santander. En el mes de septiembre
emprende viaje a América del Sur. El 13 de octubre comienza su estancia triunfal en Buenos Aires. La
compañía de Lola Membrives representa Bodas de sangre, Mariana Pineda y La zapatera prodigiosa con
enorme éxito. Pronuncia numerosas conferencias y recitales.1934Estancia en Montevideo, Uruguay, donde da
conferencias y asiste al homenaje al pintor Rafael Barradas. De vuelta en Buenos Aires dirige a la compañía
de Eva Franco en La dama boba, de Lope de Vega. Antes de su partida, la compañía de Lola Membrives le da
un homenaje con motivo de celebrar las 100 primeras representaciones en Buenos Aires de Bodas de sangre.
Regresa a España en el mes de mayo y, en Madrid ...
1935El 12 de Marzo, y con motivo de las 100 representaciones de Yerma, lee en el Teatro Español de Madrid
el Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías.
Lola Membrives estrena la Zapatera prodigiosa en el Teatro Coliseum de Madrid.
Se publica el Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías.
Se estrena, en Nueva York, Bitter Oleander (Bodas de Sangre)
El 17 de Septiembre Margarita Xirgu estrena Yerma en Barcelona. El 12 de Diciembre Margarita Xirgu
estrena, en el Teatro Principal Palace de Barcelona, Doña Rosita la Soltera o el lenguaje de las flores. Se
celebran varios homenajes de artistas e intelec−tuales catalanes en honor de Federico García
Lorca.1936Publica Bodas de Sangre.
Publicación de Primeras Canciones en las Ediciones Héroe de Concha Méndez y Manuel Altolaguirre.
Pronuncia el brindis en la comida homenaje a Luis Cernuda por la aparición de su libro La realidad y el
deseo.
Asiste al homenaje al pintor Hernando Viñes.
Recita poemas en la feria del libro de Madrid junto con Alberti, Cernuda, Altolaguirre, Neruda, Concha
Méndez y Serrano Plaja.
Lee en la casa de los Condes de Yebes La Casa de Bernalda Alba. Pura Ucelay ensaya con el Club Anfistora
de Madrid Así que pasen cinco años, con el propósito de estrenarla.
El 13 de Julio sale para Granada. El 18 de Julio se produce el alzamiento militar contra el Gobierno de la
República, iniciándo−se la guerra civil española. Federico García Lorca es asesinado en Víznar, Granada, el
19 de Agosto.
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