MAURO ARMIÑO o podía acabar bienal año por razones obvias; sobre los escenarios sólo aparece lo que tenemos, quedes poco. Pero lo" que "nadie esperaba es que la profesión Tecoñociera" parte "de esrmalestar mediante una huelga que encabezaron los actores el 12 ,de diciembre, la primera desdeña emblemática huelga de teatros de 1975, Huelga la reciente confusa, cuyo libreto parecía escrito por algún anónimo autor con el obje"titvotfe sembrar más oscuridad sobre problemas endémicos; porque, en vez de analizar los errores de larmarcha que-se sigue, la profesión ha vuelto su mano hacia el Estado para pedir el fácil dinero público. ' , • ' Confusa, además, porque nunca estojo muy claro contra^quién iba dirigida: ¡ mientras la Unión de Actores parecía hacerla^ contra el Ministerio,^ los ministeriales -es decir, directores vinculados a teatros públicos- la hacían, según sus palabras, para apoyar a Cultura; si a esto unimos queLel titular de ese Ministerio, el señor Solé turaj apoyó la ^huelga mientras Juan Francisco^Marco, director ~de su Instituto Nacional de Artes Eseénieas y de Ja Música (INAEM^ no quería hablar de so* Jidarizarse con eEas «porque, en política, nay que ser muy prudente», la confusión se trocaba en de- magogia. Para _ colmó, Adolfo Marsillach mandaba «al diablo a las subvenciones y a los ministerios», sin explicar que hace tres años dirigía un "teatro público y que; hace menos todavía, era director del INAEM y, como tai, dispensador de subvenciones; el 1 de enero de 1992 se ha hecho-cargo además de ía Compañía Nacional dé Teatro Clásico, con algo más de, 500 millones de presupuesto estatal/ «Lo mejor del trimestre ha sido «La verdad sospechosa», que muestra T la calidad de un texto! sobrio, tremado sobre un argumento sencillo, A la , versión del texto que ha hecho Claudio Rodríguez hay que añadir la sobria dirección de Pilar Miró.» ientras esos visos de Farreinaban en ík cálíe, sobre los escenarios las fiestas ^de finales de ano selmn cobrado las habituales piezas: en el teatro Albéniz, el pasado Festival dejQtoño Jiabía dejado wia parodia de Don Juan Tenorio dirigida por Ángel Fació; aunque el público no ha acudido a verla, la escena seguía 'ocupada, porque uno de tos problemas de los teatros públicos -en este caso de la! Comunidad de Madrid- es 1 su contratación cerrada,-independiente de la taquilla. : '.'.' Y ha aguantado las fiestas una comedia de Miguel Mihura, La tetera, que^ dirigida por Díaz Merat, no acertó a pojier de relieve con algún arteria gracia de ése gran' dramaturgo al 5 que un reparto muy secundario y algunos actores inexpertos prestaban flaco --serví^cip,;Arniches también ^ha gozado de uno de esos retortijones que se propinan últimamente a los autores desaparecidos? Árniches-92, dirigido por Fernández Montesinos e4ncluido"dentro ,de la programación de la^apitalidao* europea 4e la cultura, levanta un pico del pañuelo que nos ©culta el teatro instiliíeional de este ano mirífico, según lo califica» con ironía, Lázaro Carreter: cuatro saínetes dé Araiehes y García Alvarez, cosidos pór"un guión de^ningún jn-• genio, troceadqs^y rematados por apositos~en forma de canciones" madriléñistas, hatf bastado para 1 el desaguisado rayano en él •analfabetismo y la falta de respeto;. o mejor del trimestre ha^ádo un clásico; Juan Ruíz;de I Alarcón, emiranos~de Pilar interpretación muy desigual i que José María Pou (en la imagen) tiene de la dicción del verso-, < sospechosa» es uno de los resultados pías logrados de la Compañía de l'eatro lizarlo de pantalla para travestirle' lf 4irectorá. jen, autor; Aun^con las deficiencias de una interpretación e Teatro ;0ásico r mu^ desigual -destaca la atinada idea tópestraia calid de utt tóto so-' que José María Pou tiene de la dicción del verso, uno 4e los lla vieja fábula del IODO obstáculos que se atragantan a la y \e,l pasípr ^sirvió; al autor natural mayoría de nuestros actores cuando dé 'Méjico"; para hacer una Crítica abordan el Siglo de Oror» '~La. . de.tó; •yk|ife]l' eókttiÉwés de la oor- verdad sospechosa es uno de los te> la sociedad madrileña del resultados más logrados y serios de ^X^Ilt^Á :ͧ vemón que del texto la Compftía de Teatro Clásico, halectío el poeta Claudio Rodrí Los grupos jóvenes han seguido guez rajús&^^ se proliferando con impertérritos hn; lipitádo a peinar- hay que montajes: desde una III* Muestra de iafladir la sobria dirección de Pilar Teatro Alternativo, anegada Miré: «expone» al clásico sin uti- en tonos escolares y sabores de j aprendizaje, hasta juegos que, to mando el rábano por las hojas, utilizan a García Lorca o a Sófo cles como disculpa: en el primer caso, Lorca de atar, del grupo Cambaleo Teatro, repite frases del autor de La casa de Bernarda Alba, situándolas en un contexto Iprquiano y acompañándolas de versos y pacajes invadidos: por Ja^s plausos, con an nexo como .entacé:.:eL-ámor\;pütód& dispatótsus dardos sjn lógica alguna? con tra cualquier persona, antóal o cosa y provocar amores perverti dos para la lógica, idea qué Lorca utilizó en\Él público, arrancando del Sueño de una noche de veram ; de Shakespeare, 7 Más arriesgado todavía resulta el experimento de Antonio Fernánjlez JLera, q»e,sigüe los pasd de la escritura teatral niás vanpardis^ ta de este momento: en Muerte de Ayax, Sófocles le ha servido en bandeja el personaje de Ayante y el ámbito de la guerm de Troya; Fernández úra seleccioné la parte de pelea de gallos que contiene para hacer una proclama aniibelicísta contra... la perra del Golfo _.<Je principios cíe J 991: el mBite que pierde la vida, las miíjeres abandonadas... Sobre escena,, dos voces femeninas recitan escasas frases arregladas o textuales del trágico griego, mezcladas a otras del español, mientras unos espléndidos munecones fingen la lucha y la muerte. La «moralidad» consiste en explicar al patio, por si no lo sabe, que nos hemos acostumbrado a ver desastres mientras tomamos tranquilamente el té. También nos hemos acostumbrado a verlos, sin tomarlo, sentados en un patío de butacas.