2014. Encuentros Delegados 2. Oración inicio

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NO ENTENDEMOS…
NO ENTENDEMOS QUE EL AMOR ES GRATIS
NO ENTENDEMOS….
QUE EN REALIDAD LA FELICIDAD SERÍA MÁS FÁCIL
CON DEJAR A DIOS SER DIOS
CON NO INTENTAR ATRAPAR SU VOZ
ENCERRÁNDOLA EN LEYES Y RITOS… ¡O EN ESTA CANCIÓN!
No me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio. Y
no con palabras sabias, para no desvirtuar la cruz de Cristo.
Pues la predicación de la cruz es una locura para los que se
pierden; mas para los que se salvan -para nosotros- es fuerza
de Dios. Porque dice la Escritura: ‘Destruiré la sabiduría de
los sabios, e inutilizaré la inteligencia de los inteligentes’.
¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el docto? ¿Dónde el
intelectual de este mundo? ¿Acaso no entonteció Dios la
sabiduría del mundo? Así, mientras los judíos piden signos y
los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un
Cristo crucificado: escándalo para los judíos, locura para los
gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos,
un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la
locura divina es más sabia que los hombres, y la debilidad
divina, más fuerte que los hombres.
¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay
muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni
muchos de la nobleza. Ha escogido Dios más bien a los locos
del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios a
los débiles del mundo, para confundir a los fuertes. Lo
plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que
no es, para reducir a la nada lo que. Para que ningún mortal
se gloríe en la presencia de Dios.
De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios
para nosotros sabiduría de Dios, justicia, santificación y
redención, a fin de que, como dice la Escritura: El que se
gloríe, gloríese en el Señor.
(1 Cor 1, 17-31)
La alegría del Evangelio llena el corazón y la
vida entera de los que se encuentran con Jesús. (1)
Todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a
llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio. (20) La Iglesia “en salida” es
una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias
humanas (46). La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. (47).
La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie (23). Si la Iglesia
entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones… sobre
todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos
que “no tienen con qué recompensarte” (48).
(La parroquia) es comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a
beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero (28)
Los excluidos no son “explotados” sino “desechos”, “sobrantes” (53) que ven crecer ese
cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países -en sus
gobiernos, empresarios e instituciones- cualquiera que sea la ideología política (60)
La tarea evangelizadora implica y exige una promoción integral de cada ser humano (182).
Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la
liberación y promoción de los pobres, hasta integrarse plenamente en la sociedad (187)
El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él
mismo “se hizo pobre” (197)
Te doy gracias, Señor,
amigo de la vida
y compañero de fatigas,
por los regalos que cada día me haces.
Hoy quiero darte gracias
por aquello que nunca te agradecí;
por aquello que doy por supuesto
o creo que, sencillamente, me merezco,
Pero todo es gracia, todo es expresión
de tu mano larga y generosa.
Te alabo, Dios del cielo, por las cosas
chiquitas que has hecho en la tierra.
Te bendigo por los grandes prodigios
que realizas con chapuzas humanas.
Te doy gracias por el lujo
de la compañía fraternal de los pequeños.
Ellos me fuerzan a abandonar mi prepotencia
y a descubrir el valor de lo sencillo.
Perdón Señor por mis cinismos,
irresponsabilidades y miserias.
Sin tu gracia y cariño no valdría la pena vivir.
No te separes nunca de mí.
Siempre serás la alegría de mi juventud.
Yo canto al Señor porque es grande,
me alegro en el Dios que me salva.
Feliz me dirán las naciones,
en mí descansó su mirada.
Unidos a todos los pueblos,
cantemos al Dios que nos salva.
Él hizo en mí obras grandes,
su amor es más fuerte que el tiempo.
Triunfó sobre el mal de este mundo,
derriba a los hombres soberbios.
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