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INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS MÉDICAS “VICTORIA DE GIRON”. LA
HABANA.
CUBA
POLICLÍNICO
UNIVERSITARIO
“SANTIAGO
RAFAEL
ECHEZARRETA
MULKAY”. SAN JOSÉ DE LAS LAJAS. HABANA. CUBA
“Decir o no a la pareja sexual: Opiniones de los profesionales de la
salud”.
Autores: Lic. Yelina Gorrita Pérez 1
Dra. Maria del Carmen O’Reillys Jiménez 2
Dr. Remigio R. Gorrita Pérez. 3
1 Licenciada en Enfermería. Instructora. MsC. en Atención Integral al Niño.
2 Especialista de I Grado en Medicina General Integral.
3 Especialista de II Grado en Pediatría. Auxiliar. MsC. en Atención Integral al Niño.
RESUMEN
Se realizó una investigación descriptiva y transversal en 49 profesionales de la salud
que cursan las especialidades de la Ciencias Básicas en el Instituto Superior de
Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón de Ciudad Habana y accedieron a
participar en el estudio. Se les aplicó durante el mes de abril del 2007 una encuesta
anónima, donde de abordaban cinco situaciones supuestas que permitieron conocer
sus criterios en relación a como interpretar algunos aspectos sobre el principio de
confidencialidad en los pacientes con diferencies infecciones incluyendo aquellas de
transmisión sexual como el SIDA.
Se concluyó que aunque la mayoría de los
profesionales asumieron criterios correctos con respecto a la confidencialidad y la
información en cuanto a las parejas de los pacientes con ITS fueran portadores de
SIDA o no, un número importante no lo hicieron adecuadamente. En aquellos
pacientes con infecciones no relacionadas con las ITS también los profesionales
mostraron
imprecisiones
en
sus
decisiones.
Debe
profundizarse
en
la
responsabilidad colectiva para atender a estos pacientes sin discriminación, pero
establecer premisas desde el punto de vista ético que permitan proteger a los no
1
enfermos. Para esta larga y complicada tarea el aprendizaje y el debate entre los
profesionales son fundamentales.
Descriptores DeCS: PRINCIPIOS DE LA ETICA MEDICA / confidencialidad
INFECCIONES DE TRANSMISION SEXUAL / SIDA
INTRODUCCIÓN:
Según la Enciclopedia Larousse (Paris 2005:”El secreto profesional se impone
generalmente a todas aquellas personas a quienes se confían secretos por razón de
su estado, profesión o cargo. Por tanto, se entiende como secreto profesional,
aquello que se mantiene oculto a los demás y surge del ejercicio de la profesión, es
decir, de la comunicación privilegiada profesional de la salud-paciente, por lo que
constituye una obligación moral para el profesional de salud guardar en secreto las
confidencias
conocidas
en
el
ejercicio
de
la
profesión ”
(1-3)
La salud de una persona constituye uno de sus aspectos más íntimos. Los pacientes
ponen toda su confianza en los profesionales de la medicina, incluidas aquellas
situaciones que pueden ser comprometedoras hasta desde el punto de vista moral.
Desde las más ancestrales prácticas de la medicina la confidencialidad ha sido junto
a otros, uno de los principios básicos que todos los profesionales de la salud han
aceptado y cumplido con más rigor. Ya en el Juramento de Hipócrates redactado
entre 460 y 377 años a.n. e. puede leerse: "... Todo lo que habré visto u oído durante
la cura o fuera de ella en la vida común, lo callaré y lo conservaré siempre como
secreto, si no me es permitido decirlo”.(4,5)
A través de la historia en diferentes épocas distintos códigos, juramentos y tratados
han sido reflejo de la existencia y aceptación del secreto médico como una cualidad
inseparable de esta profesión. En el pasado siglo el Código de Ginebra 1983, refleja
la misma esencia que el Juramento de Hipócrates: "Guardaré el secreto de aquel
que confíe en mí, incluso después de la muerte del paciente."
2
(4)
“El secreto profesional o confidencialidad establece la obligación de guardar reserva
sobre la información que atañe al paciente que se atiende, mientras éste no autorice
a divulgarla o el silencio pueda llevar implícito el daño a terceros”
Otro principio que se ha abierto paso durante el pasado siglo es el de “autonomía” (57):
Según la etimología griega significa facultad para gobernarse a si mismo; es decir
la capacidad de autogobierno inherente a los seres racionales que les permite actuar
y elegir de forma razonada sobre la base de una apreciación personal. La autonomía
es una capacidad de los seres humanos para pensar sentir y emitir juicios.
Como producto de la madurez y la nueva concepción de la relación médico paciente
se introduce un criterio "consentimiento informado”, con respecto a la aceptación
por parte del paciente de un conjunto de procedimientos terapéuticos, médicoquirúrgicos, psicológicos o estomatológicos, y al pleno conocimiento de sus posibles
efectos benéficos, pero también de los efectos secundarios o riesgos que estos
entrañan. Este término se asocia, implícitamente, a uno de los principios
fundamentales de la bioética: el principio de autonomía y el respeto a la integridad
del paciente.
Al interpretar y aplicar estos principios debemos tener en cuenta
diferentes factores: el individuo, el problema de salud, el sistema de salud, la
sociedad, la comunidad y las legislaciones establecidas.
(4,13)
Ante determinadas situaciones de salud, no siempre el paciente está dispuesto a
exponerlas por la gran connotación individual, familiar y social que estas entrañan.
Son ejemplo de estas: el embarazo en edad precoz, infecciones de transmisión
sexual (ITS) como el SIDA, otras infecciones como la lepra y la tuberculosis son
considerados por el público muy peligrosas e infames y dignas del la mas estricta
reserva. (14-17)
El profesional de la salud también que enfocar casuísticamente estos principios. Si
partimos del criterio de que con nuestro silencio vamos a ocasionar perjuicio para el
paciente o para otras personas, en caso, por ejemplo, de enfermedades
contagiosas, no es admisible guardar nuestro secreto. Por fundamental que parezca,
3
el derecho moral del paciente al respeto de su integridad y autonomía, no es
absoluto, pues cuando ese derecho entra en conflicto con el de la integridad de otras
personas surgen limitaciones lógicas.
Los autores consideraron que sería muy importante conocer a la luz de estos
criterios éticos como nuestros compañeros profesionales de la salud formados es
una
concepción
humanista
de
la
medicina,
interpretan
el
principio
de
confidencialidad ante determinadas situaciones aun en contra del criterio del
paciente y específicamente:
o Explorar el criterio de informar o no a la pareja sexual en el caso de una
infección por VIH, sean estos heterosexuales u homosexuales.
o Explorar el criterio de informar o no a la pareja sexual en el supuesto de otras
infecciones
de
transmisión
sexual,
sean
estas
heterosexuales
u
homosexuales.
o Explorar que consideran en cuanto a informar o no a la pareja sexual en el
supuesto de otras infecciones no de transmisión sexual.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se realizó una investigación descriptiva y transversal en 49 profesionales de la salud
que cursan los primeros tres años de las especialidades de la ciencias básicas en el
Instituto Superior de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón de Ciudad
Habana y que dieron su consentimiento a participar en el estudio. A los investigados
se les aplicó por los autores durante el mes de abril del 2007 una encuesta de
carácter anónimo, donde de abordaban cinco situaciones supuestas que permitían
conocer sus criterios en relación a como interpretar algunos aspectos sobre el
principio de confidencialidad en los pacientes de la Atención Primaria de Salud. (6)
Los resultados así obtenidos se tabularon y agruparon en tablas, se procesaron
porcentualmente y se obtuvo la relación entre las diferentes opciones de respuestas.
4
RESULTADOS:
Se encuestaron 49 profesionales de la salud que cursan los primeros tres años de
las especialidades de ciencias básicas en el Instituto Superior de Ciencias Médicas
“Victoria de Girón” de la Habana y se estudiaron los siguientes supuestos.
I.- Tienes un paciente que se diagnostica es positivo al VIH-SIDA. ¿Se lo
comunicarías a su cónyuge inclusive en contra del criterio del paciente?:
Obtuvimos el siguiente resultado:
%
Totales
_41 Totalmente de acuerdo en comunicarlo
83,6
_04 Totalmente en desacuerdo en comunicarlo.
8,2
_04 Es solo responsabilidad del paciente
8,2
___ No deseo opinar.
___ No tengo opinión formada sobre el tema.
___ Me resulta totalmente indiferente.
Relación: 6:7
II.- Partimos del segundo supuesto. Tienes un paciente homosexual masculino en
el que se diagnostica es positivo al VIH-SIDA. ¿Se lo comunicarías a su pareja
sexual inclusive en contra del criterio del paciente?:
Obtuvimos el siguiente resultado:
%
Totales
40___ Totalmente de acuerdo en comunicarlo
81,6
03___ Totalmente en desacuerdo en comunicarlo.
6,1
04___ Es solo responsabilidad del paciente
8,2
01___ No deseo opinar.
2,0
01___ No tengo opinión formada sobre el tema.
2,0
5
00___ Me resulta totalmente indiferente.
Relación: 4:5
III.- Partimos del supuesto de que UD. Tiene un paciente en el que se diagnostica
una ITS diferente al SIDA. ¿Se lo comunicarías a su cónyuge inclusive en
contra del criterio del paciente?:
Obtuvimos el siguiente resultado:
%
Totales
37___ Totalmente de acuerdo en comunicarlo
03___ Totalmente en desacuerdo en comunicarlo.
08___ Es solo responsabilidad del paciente
01___ No deseo opinar.
75,5
6,1
16,3
2,0
___ No tengo opinión formada sobre el tema.
___ Me resulta totalmente indiferente.
Relación: 3:4
IV.- Partimos del supuesto de que UD. Tiene un paciente homosexual masculino
en el que se diagnostica una ITS diferente al SIDA. ¿Se lo comunicarías a su
pareja sexual inclusive en contra del criterio del paciente?:
Obtuvimos el siguiente resultado:
%
Totales
38___ Totalmente de acuerdo en comunicarlo
03___ Totalmente en desacuerdo en comunicarlo.
07___ Es solo responsabilidad del paciente
77,6
6,1
14,3
01___ No deseo opinar.
2,0
03___ No tengo opinión formada sobre el tema.
6,1
00___ Me resulta totalmente indiferente.
6
Relación: 4:5
V.- Partimos del supuesto de que UD. Tiene un paciente en el que se diagnostica
una infección pero no de transmisión sexual. ¿Se lo comunicarías a su
cónyuge inclusive en contra del criterio del paciente?:
Obtuvimos el siguiente resultado:
%
Totales
22___ Totalmente de acuerdo en comunicarlo
44,9
06___ Totalmente en desacuerdo en comunicarlo. 12,2
21___ Es solo responsabilidad del paciente
42,9
___ No deseo opinar.
___ No tengo opinión formada sobre el tema.
___ Me resulta totalmente indiferente.
Relación: 4:7
DISCUSIÓN:
Sin lugar a dudas los principios de autonomía, consentimiento informado y
confidencialidad pueden estar reñidos con la realidad objetiva e inclusive dañar la
integridad de otros individuos tal vez “ajenos” o directamente ligados al paciente que
estamos enfrentando por lo que el profesional de la salud tiene que apelar en ese
caso a todos sus conocimientos, mesura y al sentido común para tomar una decisión
correcta. (2-4)
De manera que a la hora de tomar una decisión ética, en el campo de la clínica, no
basta con reconocer los valores que se admiten como universales, sino que es
preciso tomar en cuenta, tanto los valores de la sociedad en que se vive, y de la
comunidad científica a la que se pertenece, como también aquellos valores
personales de los involucrados en el proceso y la situación especifica a las que los
7
pacientes están sometidos.
(3)
Hay que tener en cuenta que actualmente el paciente
con SIDA resulta uno de los individuos mas discriminados en las sociedades
actuales y muchas veces difícil para él lograr un espacio para su nueva situación,
independiente el alto costo económico y social que esto entraña.
(17)
El compromiso que el médico pueda adquirir con su paciente a ese respecto está
supeditado a que lo que se considera secreto no atente contra los derechos o el
bienestar de terceros. El medico debe persuadir, convencer al enfermo de que debe
informar a su pareja sexual, y si éste no accediera entonces, el médico informárselo,
haciéndole ver, además, que de respetarse la confidencialidad, él se haría cómplice
del daño a otros.(13)
En el caso específico del SIDA surge un conflicto de intereses: el deber de guardar
el secreto profesional para defender los intereses del paciente, o divulgarlo para
defender los intereses de la sociedad. Sin duda, prevalece el derecho de terceros de la comunidad- sobre el derecho individual. Por eso el paciente, sobre todo el
enfermo declarado, debe asumir el deber de confesar su situación o de permitir que
sea el médico quien la divulgue. (18)
Tomar una decisión en estos casos como hemos analizado puede ser muy polémica
para el profesional actuante. En el estudio los cuatro primeros supuestos estaban
relacionados con las ITS y dos de ellos específicamente al SIDA, y aunque la
mayoría de los encuestados mostraron su criterio de informar a la pareja sexual de
esos individuos enfermos fueran o no homosexuales, criterio que compartimos los
autores, una cifra no despreciable no tomó partido o no fue capaz de decidir o
prefirió dejar en manos del enfermo la decisión final, lo que avala lo difícil que esto
puede ser.
La pandemia del VIH trae en relación con estos pacientes grandes compromisos,
pues informar sobre su diagnóstico puede crear de hecho una gran discriminación
social, pero por otra parte es necesario que se adopten las medidas de protección
necesarias para las parejas sexuales de los enfermos, y por tanto en ese caso el
8
profesional tendrá que informar al respecto con o sin consentimiento del paciente.
Hay que promover en estos individuos una aptitud responsable con respecto a su
salud, su vida sexual y los que tengan contacto con ellos. (17)
Por otra parte las parejas con SIDA pueden decidir en cuanto al derecho a procrear,
con todas las implicaciones que esto puede tener, como seria la posibilidad de tener
o no un hijo enfermo, o la posibilidad de dejar un hijo tempranamente huérfano. La
información del medico tiene que ser amplia, convincente y avalada científicamente.
Es cierto que no podemos privarlos de ese derecho y que existen actualmente
protocolos de tratamientos con zidovudina que lograr reducir la trasmisión madre hijo
hasta un 8 % pero el profesional debe esta muy unidos a ellos para brindar la
información precisa, dar las opciones terapéuticas en cada momento y la adecuada
intervención psicológica. (13)
El último supuesto merece un análisis diferente al de los pacientes con ITS. Aquí los
principios de autonomía y el consentimiento informado y el respeto a la
confidencialidad del paciente deben ser tenidos en cuenta, pues estamos en
presencia de una infección no ITS y dejar a su propio criterio decir o no a la pareja.
Los autores consideran que es correcto asumir que la decisión es responsabilidad
del paciente o como segunda opción no comunicarlo. No obstante así pensaron
poco mas de la mitad de los encuestados. Esto pone de manifiesto que un grupo
importante de nuestros colegas no asumieron correctamente el principio de
confidencialidad.
Concluimos que una parte importante de los profesionales encuestados no manejan
adecuadamente los principios éticos en las situaciones planteadas. Aunque la
mayoría de los profesionales asumieron criterios correctos con respecto a la
confidencialidad y la información en cuanto a las parejas de los pacientes con ITS
fueran portadores de SIDA o no, es preocupante el número que no lo hicieron
adecuadamente. En aquellos pacientes con infecciones no relacionadas con las ITS
también los profesionales mostraron imprecisiones en sus decisiones.
9
Las ITS y en primer lugar el SIDA se convierten en un reto para la sociedad en su
conjunto y el profesional de la salud en particular. Debe profundizarse en la
responsabilidad colectiva para atender a estos pacientes sin discriminación, pero al
mismo tiempo establecer premisas desde el punto de vista ético que permitan
proteger a los no enfermos. Para esta larga y complicada tarea el aprendizaje y el
debate son fundamentales
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11
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