Relaciones sexuales

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ACTUALIDAD 3e
EL DESAFÍO DE LA MADURACIÓN SEXUAL
(Extracto sacado de la Revista Carisma “La Familia, la Sexualidad”. Vol 5/7. Editorial Patris.
ENTREVISTAS. Reportaje: M. Elena Gronemeyer)
En un ambiente que los propios jóvenes describen como "repleto de sexo", ellos buscan hacer
frente a sus problemas y encontrar respuestas para encauzar su sexualidad. Aseguran que es
deber de los padres orientarlos e informarlos más que nunca en esta etapa de sus vidas.
Masturbación, relaciones sexuales, caricias, homosexualidad... ámbitos que hacen surgir
conflictos y dudas en los jóvenes:
 "En mi casa simplemente no se habla de sexo".
 "No puedo dejar de masturbarme, ¿soy normal?".
 "En la noche de bodas quiero regalar a mi mujer el haberme guardado casto para ella".
 "¿Hasta dónde puedo llegar con las caricias?".
 "La Virgen es la gran orientadora en lo que' a sexo se refiere".
Si hay alguien a quien este tema no puede dejar indiferente es a la juventud. En un ambiente que
ella misma describe como "repleto de sexo", los jóvenes tienen que superar etapas de
maduración y encauzar su propia sexualidad... Todo un desafío, que no está ausente de temores,
dudas y conflictos. Para conocer de cerca su realidad, la revista CARISMA encuesta a más de
setenta jóvenes de diversos círculos - hombres y mujeres- entre 14 y 24 años.
Parten por señalar la importancia que ellos atribuyen al hecho de pertenecer a uno u otro sexo. El
hombre deja constancia de "las grandes responsabilidades" que le corresponde asumir dentro de
la familia y de la sociedad. Siente el llamado a ser jefe de familia y se considera -también en el
campo social- revestido de autoridad para "tomar siempre la iniciativa" y "generalmente
decidir". No pasa por alto su anhelo de brindar el sustento y la protección a su esposa e hijos y
de ser punto de apoyo para ellos. Los jóvenes concluyen que "lo más vital es que el hombre es
PADRE " (18 años), y que "el hecho que Cristo se haya hecho varón implica el desafío de ser como
él" (21).
La MATERNIDAD se destaca como la característica más relevante y marcadora para la mujer.
"Somos las únicas que podemos sentir lo que es llevar a un hijo en el vientre, como parte de
una misma", (18). Reconocen su papel fundamental dentro del hogar -"por nuestra naturaleza que
es más delicada, aportamos en la familia la sensibilidad, la ternura y el acogimiento" sin dejar por
ello de sentir su responsabilidad social- "la mujer tiene la tarea de humanizar el mundo,
permitir vivir en una sociedad más armoniosa, devolver el respeto, la verdadera libertad y la
confianza" (20). Se suma a ello "la alegría de ser imagen de María quien fue la que trajo a Jesús
al mundo" (19).
Etapas difíciles
En este medio ambiente los jóvenes y las niñas - con su formación a veces más y a veces menos
acabada, real o distorsionada- deben hacer frente y superar las dificultades propias de su
maduración sexual.
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Los jóvenes identifican los períodos "difíciles" con los cambios físicos y el consiguiente
descubrimiento en el propio cuerpo de su realidad masculina y femenina. También cuando surge la
necesidad de diferenciarse el hombre de la mujer y de identificarse cada cual con su propio sexo.
Otro momento clave se da cuando comienza la atracción hacia el sexo opuesto, que coincide -en
los jóvenes- con la aparición de "una fuerza especial que no había sentido antes" y -en las niñascon la conciencia que "puedo ser mamá y debo cuidar mi cuerpo".
El psicólogo alemán, Kurt Seelman, especifica en su libro "Los jóvenes ante la vida":
-"Los jóvenes sexualmente maduros se ven agitados por frecuentes erecciones y las primeras
poluciones nocturnas, que los hacen experimentar sensaciones de naturaleza particular, que les
inspiran imágenes sexuales, sueños despierto y fantasías que casi les obligan a ocuparse de
realidades sexuales y a recoger mayores informaciones sobre este campo". ( Kurt Seelmann, "Los
jóvenes ante la vida. Desarrollo físico, psicológico, sexual y orientación Profesional de la juventud
moderna", Ed.Paulinas,1977)
En relación a las jóvenes, afirma que, cuando ellas llegan a la madurez sexual improvisamente, se
sienten solas e incomprendidas:
-"Pueden salir solas raramente y menos tiempo que los jóvenes y suspiran en consecuencia por un
príncipe azul que venga a tomarlas y llevarlas a su castillo. Para no pasar inadvertidas cuidan
esmeradamente su atuendo, el peinado y el porte, y empiezan a maquillarse un poco para aparecer
más bellas, interesantes y atrayentes todavía. Su príncipe debe encontrarlas bellas,
comprenderlas, estar a gusto con ellas y amarlas realmente. Ellas no desean tan fácilmente
aventuras sexuales".
Masturbación
Los conflictos concretos y propios de esta edad no se hacen esperar. Masturbación, relaciones
prematrimoniales, caricias, homosexualidad. Las circunstancias obligan a los jóvenes a plantearse
lo que les está sucediendo, a buscar los medios para superar sus dificultades -que muchas veces
son angustiosas- y emprender una lucha dura para dominar los instintos y hacer aflorar en su
persona y en su pareja, sentimientos y actitudes que se ajusten a sus principios y valores y les
permitan establecer una relación confortable consigo mismo y con los demás.
-"A los 10 años comencé a masturbarme, pero hace poco entendí qué era lo que estaba
haciendo realmente. Desde entonces me he sentido terriblemente avergonzada. ¿Soy
normal? ¿Es esto una muestra de estar enferma? He leído muchas veces que la
masturbación es normal, pero esto no me sirve de ayuda" (m" 14). .
-"¿Es pecado masturbarse? No puedo evitarlo, especialmente cuando necesito amor (ser
amada)". "Antes de hacerlo experimento casi una alegría expectante: al fin una
oportunidad de escapar de la rutina de la vida diaria, para mostrarme amor a mí misma"
(m., 14),
La masturbación es uno de los problemas más comunes de la pubertad y, normalmente, se prolonga
durante la juventud y, en muchos, perdura más allá todavía. Seelmann afirma que si se atiene a las
encuestas resulta que el 95 % de los jóvenes y el 40% de las niñas se masturban, pudiendo
hacerlo varias veces al día o una o dos veces al mes (es distinto de un joven a otro).
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Señala el padre Rafael Fernández, que es uno de los campos donde más se experimenta la propia
debilidad y miseria, pues toca más que otros problemas la propia valoración y la fe en sí mismo. Se
le quiere superar, pero no se logra. Se supera por un tiempo y se vuelve a reincidir, situación que
descorazona a muchos jóvenes. y se diría que los más idealistas sufren aún más con el problema.
"Muchos tratan de 'liberar' al joven del conflicto que se le produce -asegura el padre- diciendo
que es normal y que no constituye pecado, causando con ello, a veces, un mayor daño, pues el joven
realmente no logra liberarse y continúa sintiéndolo como una pesada carga ".
Las causas son variadas: una vida monótona y carente de satisfacciones; la lluvia de estímulos en
un ambiente hipersexualizado (las revistas, la calle, la televisión), muchos jóvenes son ingenuos,
no toman en serio que tienen un subconsciente, creen que "a ellos no les pasa nada" y se permiten
ver todo; pero, quizás más que estas causas, influyen factores de orden interno o psicológico.
En general, la gran causa que lleva a los jóvenes a masturbarse es la carencia de amor, que trae
consigo' una desvalorización del yo. "No me quieren, no me estiman, no valgo". A esto va unido el
sentimiento de inseguridad existencial y de "no ser capaz" de enfrentar tareas u obstáculos.
Problemas y conflictos en el hogar contribuyen enormemente a crear este estado de ánimo, a
generar tensión, amargura y una gran sensación de soledad. El joven, por otra parte, muchas
veces -unido a esto mismo- no logra aceptarse a sí mismo. De allí que la masturbación tenga
mucho de "escape" y "compensación". Junto a estos factores de orden afectivo, la masturbación
también es, en muchos casos, efecto de una especie de "desquite", cuando el joven experimenta
fracasos, ya sea en los estudios o "en las lides del amor".
La masturbación es una forma inmadura y sin mucho sentido de tratar la sexualidad, reduciéndola
a una forma de placer meramente orgánica y egocéntrica, por no establecer ningún puente con el
otro sexo. "La sexualidad fue concebida por Dios como un regalo hacia otra persona", afirma
Trobisch. ( Walter Trobisch, "Iniciación al amor". Ed. Sígueme, Salamanca, 1981)
¿Qué hacer?
Por lo general, el joven no supera solo ni fácilmente el problema de la masturbación, pero ¡nunca
debe perder la fe!
"En otros tiempos -afirma Kurt Seelmann- se pensaba que el mejor remedio contra la
masturbación era el trabajo manual y la actividad deportiva. Esto resulta verdadero si ha sido el
joven mismo el que ha elegido ese trabajo o ese deporte, porque lo llena de satisfacción. Si su
práctica se impone autoritariamente, la masturbación aumenta. La masturbación se da menos
entre los jóvenes que experimentan todos los días cosas nuevas, reciben nuevos estímulos
espirituales, trabajan científicamente y llevan una vida variada (aunque sólo se fatiguen a veces)".
Concluye que la frecuencia de masturbación depende más del estado psíquico que del cuerpo o de
la potencia del instinto y que, por eso, hay que ayudar al joven a superar ese sentimiento que él
tiene de sí mismo y mejorar sus relaciones sociales. (Para el tímido, por ejemplo, la masturbación
es una expresión de falta de contacto con la gente, por eso tiene primero que superar su
dificultad para vincularse).
El Padre Rafael Fernández aconseja caminos de orden "directo" e "indirecto" para solucionar el
problema:
-"Respecto a los de orden directo, creo que no se sale adelante si no existe un cuidado de la
vista' y un 'cultivo de un sano pudor'. No podemos dar rienda suelta a nuestro instinto
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desordenado viendo toda la pornografía que ofrece nuestro medio en superabundancia. Sin duda,
la mirada tenderá a fijarse en los objetos eróticos, pero está en nuestro poder "no detener la
vista" y cambiar a otro objeto que capte nuestra atención. Lo mismo vale para las imágenes de la
fantasía. Por otra parte, a la cultura del desnudo, debemos oponer un sentido del pudor y la
decencia. No se trata de mojigatería o andar viendo en todo: un pecado. Pero no tenemos que
olvidar que nuestro instinto sexual está herido por el pecado original y por los pecados
personales. Por pudor entiendo esa delicadeza y tacto que evita el abuso del desnudo, que
muestra una sana reserva respecto al propio cuerpo y respecto al cuerpo del otro. Es una actitud
de sana prudencia que no se expone a la caída y evita convertirse en objeto de tentación para, el
otro".
En el orden de estos "medios directos" sitúa también la autodisciplina, el orden, el espíritu de
sacrificio. Asegura que una juventud cómoda, hedónica, desordenada, nunca va a ser una juventud
pura.
La "táctica indirecta" se refiere al desarrollo del organismo del amor, de la capacidad de amar y
de darse creadoramente. Ese es el camino más efectivo de superación y liberación de esto que
constituye para muchos jóvenes una "tremenda pesadilla". En concreto, se refiere con ello a la
integración comunitaria, al salir de sí mismo para preocuparse del tú y para darse a los otros; al
cultivo de una actividad creadora en .el estudio, en el apostolado, en el trabajo ("el ocio es madre
de todos los vicios"), en el deporte, en los hobbies, etc.
"Además -agrega-, el joven debe tener 'una causa' por la que vivir y luchar, un ideal grande y
atrayente, que lo proyecte socialmente y lo enaltezca. Todo este mundo del cultivo del amor, del
darse a sí mismo y entregarse en el servicio a los otros, va unida a la alegría. La alegría es
clave para una vida sexual sana. Por eso, hay que 'desatar' las fuentes de la sana alegría,
buscarla en la naturaleza, en el arte, en la cultura, en el trabajo, en la amistad y la convivencia, en
la oración y la vida espiritual, etc. Incluso, debemos aprender el arte de convertir lo negativo -y
esto sólo lo podemos a la luz de Cristo- en algo positivo, integrándolo a nuestro desarrollo.
Nuestros fracasos, por ejemplo, debieran ser peldaños para subir más alto. El maligno, dice un
proverbio, pesca en aguas turbias.
Concluye que lo más importante es la vida de oración, la eucaristía, el amor al Señor y a María.
"Ser puro hoy día es 'sobrenatural: necesitamos tener nuestro corazón puesto en el Señor y ese
'respirar' una atmósfera mariana que nos purifique y sane interiormente. María posee el
'carisma' de la pureza y ese aroma lo esparce en quienes se acercan a ella".
Un joven de 23 años cuenta su experiencia. en este sentido: "No puedo hablar de etapa superada
en cuanto al pecado sexual, en cualquier momento se vuelve a caer, es algo latente, pero el hecho
de tener cerca a Dios me ha ayudado infinitamente" (h., 23).
Afirma el padre Rafael que es preciso hacer notar que la juventud necesita de sus padres y de la
dirección espiritual, para ayudarse en sus dificultades y luchas. El apoyo de un sacerdote es
importantísimo, porque él podrá también orientarla respecto a la culpabilidad o no culpabilidad de
sus actos y le otorgará la gracia sacramental del perdón: Muchos sufren indebidamente pensando
que "están perdidos", "que ya no hay caso con ellos": "No se dan cuenta -asegura- que Dios los
ama más todavía mientras más débiles se sienten y que, ese mismo Dios no quiere 'condenarlos'
sino 'redimirlos' y liberarlos". La dirección espiritual los ayudará, entonces, a encauzar
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positivamente su lucha, de modo que no se centren en este problema y en cambio aprendan a dar
alas al desarrollo integral de su personalidad.
La recompensa a todos estos esfuerzos la reconoce un joven de 19 años, para quien la
masturbación ya forma parte del pasado: "una vez superada, uno puede sentirse dueño de su
sexualidad, siente que la domina y es responsable de ella ".
Relaciones sexuales
Las relaciones sexuales prematrimoniales también se convierten en fuente de dudas y conflictos.
Jóvenes confiesan no tener completamente claro si ellas son o no legítimas. En un ambiente en
que "los amigos de la universidad encuentran insólito que uno nunca haya tenido relaciones
sexuales" y el papá considera que "todo lo sexual es un medio de desahogo" o enseña que "las
relaciones prematrimoniales son necesarias para ver si la pareja 'encaja' bien sexualmente",
resulta cada vez más difícil encontrar jóvenes que afirman lo contrario con convicción.
"Le he negado a mi 'pololo' (enamorado, novio), hacer el amor, no porque no lo quiera, sino porque
no puedo pasar a llevar mis principios" (m., 14).
"En la noche de bodas me gustaría que mi mujer me dijera que se ha guardado virgen para mí y
creo que también a ella le agradaría que yo le dijera que me he guardado casto para ella. Es el
regalo que quisiera hacerle ese día" (h., 24).
"No se puede probar si existe la 'adaptación sexual' -asegura Walter Trobisch- del mismo modo
que tampoco se puede probar cómo se siente uno de muerto, durmiendo profundamente". Afirma
que la unión física es la expresión de una confianza mutua total que se apoya en la decisión de
permanecer juntos durante toda la vida. Concluye que lo que sí hay que probar es si los corazones
se ajustan interiormente.
Advierte también que están especialmente equivocados quienes creen que prepararse para el
matrimonio significa disponerse al acto sexual. "De cada cien horas de vida matrimonial, puede
que una se ocupe con las relaciones sexuales. Son las otras 99 las que necesitan preparación".
A quienes justifican las relaciones premaritales con el "goce" o el "desahogo", Seelmann les
puntualiza: "El masturbador sigue solo y solitario, por eso -en los momentos de lucidez- reconoce
que la masturbación únicamente es una solución de repliegue y empieza a acariciar la idea de una
tentativa sexual con una compañera ocasional, sin saber que también lo va a decepcionar, porque
sólo es otro modo de autosatisfacción egocéntrica. Busca el placer sexual puramente individual".
Caricias
Hay un ámbito que crea una y otra vez incertidumbre en las parejas de jóvenes: las caricias.
Todos presienten su importancia para el éxito del pololeo. Todos advierten que se trata de algo
delicado y sujeto a límites, que -de no respetarse- pueden desencadenar un fracaso. Por eso la
pregunta más persistente que ellos plantean es: ¿hasta donde llegar? y ¿cómo controlarse para
no traspasar las barreras?
-"Me doy perfectamente cuenta que cuando dos polos opuestos no se juntan demasiado,
producen una tensión fructífera que de otra forma se pierde" (h., 20).
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-"En mi primer pololeo muchas veces nos dimos cuenta que éramos muy inmaduros, porque
la capacidad de diálogo -que no teníamos- la volcábamos en caricias" (h.,24).
-"Si alguna vez hemos acelerado demasiado la marcha en el pololeo, inmediatamente me he
dado cuenta que estábamos usando ropa mucho más grande que la que nos correspondía y
nos sentíamos extraños; lejanos el uno del otro" (h., 18).
Pero la duda persiste para quien se plantea: "Después de cuatro años de pololeo, ¿cómo dominar
mis impulsos sexuales y demostrar mi amor de manera que me satisfaga, pero sin caer en lo
sensual?"(h., 23).
El P. Raúl Hasbún, sacerdote diocesano schoenstattiano, da una respuesta concreta en su charla
"El cuerpo, ¿lo integramos en nuestro amor?" al asegurar que dos personas imbuidas de una
convicción religiosa nunca tendrán que temer el traicionarse por sus efusiones de amor. "María
será el Ángel Custodio de esa relación. Un sexto sentido sobrenatural pondrá oportunamente
sobre aviso a los pololos o novios para que sepan hasta dónde llegar y cuándo han sobrepasado o
están a punto de sobrepasar la medida".
"No acallar la voz de la conciencia", que puede hacer presente en forma de presentimiento,
sospecha o sensación de vergüenza, recomienda también Walter Trobisch, y propone que al
sentirla se reaccione inmediatamente cambiando el comportamiento. Se debe aprender a prevenir
y a colocar barreras que impidan llegar al peligro inminente. Hay que actuar con inteligencia,
humildad, disciplina, creatividad y alegría.
Puntualiza el P. Hasbún: prudencia y humildad van siempre unidas. Hay que tener una sana
desconfianza de sí mismo y tener clara conciencia de las propias limitaciones; saber en qué
situaciones se escapan las pasiones al control propio.
-Hay que tratar al cuerpo con rigor, sin darle todo lo que éste pida. Sin una sana medida de
mortificación metódica, de disciplina, se llega a ser un esclavo del cuerpo. “Para mantener el
amor puro y hermoso hay que cultivar la alegría como actitud permanente”.
-Es necesario realizar un trabajo creador, porque en la ociosidad proliferan los pensamientos más
disparatados. Una persona que tiene su tiempo creativamente ocupado, difícilmente caerá en la
tentación de la impureza.
Muchos besos
-"Nos besábamos con frecuencia. Después de una semana no deseaba continuar. Creí que
todo iba demasiado de prisa. Cuando ella me besó, no sentí nada" (h., 16).
- "De repente comenzó a besarme. Se manifestaba cada vez más impetuoso. Entonces,
introdujo su mano bajo mi suéter. No le opuse resistencia e incluso me pareció
agradable... Creo que quería comenzar un juego sexual" (m., 16).
-"Hay chiquillos que nunca piensan que a una mujer le puede molestar que se sobrepasen
con ella, haciéndola sentir indigna y sin valor, mientras para ellos es un agrado que creen
necesario" (m., 14).
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El P. Rafael Fernández, en una charla sobre la sexualidad, enfatiza en la necesidad de redimir la
caricia y la ternura que, muchas veces, se convierten en fuente de desconcierto para los jóvenes.
Afirma que el exceso y descontrol en las caricias produce un vacío y una gran pobreza interior,
porque a menudo más que búsqueda del tú, hay una búsqueda sin control del placer egoísta. El
apasionamiento y profusión de caricias, otras veces, es signo de una huida y de un miedo de
enfrentar y solucionar los propios problemas; son una especie de "droga", un "sacarle el quite a la
propia realidad". No son, por eso, una expresión de un verdadero amor, sino una "descarga" y
"desahogo" que termina dejando vacío. Por otra parte, para muchos. el descontrol en las
caricias constituye un sustituto del diálogo. En una intensa y aparente 'comunicación' se
esconde una tremenda incapacidad de contacto personal. Se da sólo un contacto "epidérmico" y
superficial, pero no de corazón y enriquecedor.
Propone dar nuevamente valor a los gestos simples, sin recurrir a las formas últimas de amor para
manifestar el cariño mutuo. "Si los jóvenes no aprenden ahora a valorar la caricia pequeña, el
mínimo gesto de amor, no van a poder mañana - en su matrimonio- mantener año tras año la
lozanía de su amor".
Asegura que el factor tiempo también resulta determinante en las manifestaciones sensibles del
cariño:
"Hay que ser extremadamente lento y permitir que la delantera la lleve siempre lo espiritual, el
amor personal. Como la sensibilidad y la sexualidad están heridas, especialmente hoy en día, hay
que retardar la expresión sensible. Uno se obliga así a crecer en otras proyecciones, que son las
más importantes".
Cuando las caricias llegan al extremo de transformarse en juegos sexuales, los jóvenes están
experimentando el preludio para la unión sexual propia del matrimonio. Trobisch advierte que
todos los tocamientos aumentan los deseos hacia algo más y con mayor razón se hace difícil
frenar si se cede a ellos. Pensando en la proximidad física y en la excitación, la unión íntima se
produce con más frecuencia de lo que uno se imagina, ya que muchos jóvenes sobreestiman su
capacidad de resistencia. Por eso el mismo autor aconseja con vehemencia: "¡No intentes ni
siquiera probar si eres capaz de dominarte!"
Tiene la convicción que el diálogo puede hacer la relación entre dos jóvenes más íntima que las
caricias y los besos apasionados, y concluye que estos últimos "son como el dinero: pierden su
valor cuando abundan demasiado" y el P. Raúl Hasbún precisa que: "cuando se nos dice que
encuadremos nuestra expresión genital del amor en el marco del legítimo matrimonio no es un
capricho arbitrario de Dios, porque le gusta molestar, sino una sabia disposición de la naturaleza
misma que nos dice: es así como se cuida el amor para que dure y sea hermoso ".
Apariencias
Otro elemento importante dentro de todo el ámbito de la sexualidad lo saca a luz la experiencia
de una joven de 16 años que cuenta:
-"Pasamos el fin de semana en una cabaña donde sólo había piezas dobles. Claudio y yo dormimos
en una de ellas, pero durante las noches no pasó absolutamente nada ".
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Trobisch advierte las consecuencias de esta conducta. Por una parte, aun cuando no suceda
"nada", se pueden despertar fuertes deseos que hay que reprimir con vigor y la represión
reiterada va a ocasionar trastornos difíciles de corregir más tarde. Y, por otra parte, hay que
tener presente que el cristiano debe desarrollar un estilo de vida que lo liga a determinadas
consecuencias.
Las personas deben poder deducir que el hecho de ser creyente trae repercusiones en la vida de
uno. "Como cristianos -enfatiza Trobisch- no sólo somos responsables de nuestras acciones, sino
también de nuestra reputación. Por eso es importante que no demos, en esta época de tanta
permisividad, impresiones que lleven a los demás a sacar conclusiones falsas".
A esto se agrega que la promiscuidad, los paseos a la playa y vacaciones de las parejas, que hoy se
están haciendo cada día más comunes, no son siempre tan "inocentes", pues los jóvenes "no son de
palo" y de lo sensible se pasa a lo familiar y a lo sensual, y de lo sensual a lo sexual. A nuestro
juicio, afirma el P. Rafael Fernández, debieran los jóvenes ser "más realistas" y no ingenuos, y los
padres, más valientes y claros, dando razones y no cayendo simplemente en el "laissez faire".
Homosexualidad
Más frecuente de lo que se piensa son las dudas que surgen en relación a la homosexualidad.
-"Siento algo hacia mi amigo. Cuando no estoy con él, me invade una fuerte nostalgia.
¿Es esto normal?" (h., 16).
-"Era maravilloso, pero pensaba a veces, ¿está permitido a las niñas expresar estos
sentimientos mutuamente e incluso tocarse la una a la otra?" (m.,17).
Seelmann es claro en señalar que la verdadera homosexualidad consiste en una fijación sobre el
propio sexo, que el interesado, aun con toda la buena voluntad, no logra modificar.
Trobisch puntualiza. que nadie es hombre o mujer en un ciento por ciento. Si no hubiera algo de
femenino en el varón y algo de masculino en la mujer, sería imposible que dos personas de sexo
opuesto pudieran relacionarse. Sí, cabe preguntarse, cuál es el factor dominante. "El equilibrio se
consigue cuando el joven puede identificarse con su padre y la joven con su madre".
El mismo autor aclara que una amistad profunda entre dos personas del mismo sexo es normal,
sana y recomendable, porque sirve para aprender a controlar los sentimientos de amor y a
disfrutarlos sin necesidad que se transformen en acciones sexuales. La experiencia sirve luego
para mantener los límites cuando se entra en relación con el sexo opuesto.
"El peligro de la homosexualidad existe sólo cuando se cede a las actividades sexuales, tales como
la masturbación mutua", delimita Trobisch, aunque el psicólogo Seelmann afirma que no se
entiende por homosexual los episodios ocasionales de juegos sexuales entre amigos o amigas del
mismo sexo en la pubertad, porque responden al fuerte impulso sexual hacia un tú, pero no se
atreven todavía a acercarse al otro sexo.
"Cuando estos juegos se hacen entre compañeros de la misma edad, señala, aun- que peligrosos y
moralmente condenables, no tienen consecuencias importantes sobre el desarrollo psicosexual.
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Pero los juegos sexuales con personas notablemente más adultas comportan el peligro de una
'desviación de la sexualidad' (todavía sin orientar)".
Concuerdan en que la repetición de la actividad sexual entre personas del mismo sexo aumenta la
fijación sobre el propio sexo, y por eso se debe adoptar una actitud de máxima exigencia
respecto de sí mismo, tratando de cambiar el comportamiento lo antes posible y buscando una
ayuda en un psicólogo o un consejero espiritual.
A las dudas y conflictos que aquí se han enunciado, se podría agregar muchas más. La intención de
este reportaje es sólo mostrar que las inquietudes existen en nuestra juventud, porque ella
misma las ha expresado; así como también han dejado de manifiesto su interés y anhelo por
recibir una orientación adecuada, que les permita encauzar su sexualidad "como Dios manda" y no
vacilan en afirmar:
-"He superado las caídas de pureza principalmente con oración y con un continuo tratar de
enamorarme del Señor y de María" (h., 22).
-"Cuando logremos entender plenamente el desarrollo sexual y el sentido del sexo como
Dios lo ha creado, es cuando lograremos superar todos estos problemas" (h.23).
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