XV. El Diablo (Le Diable)

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15. El Diablo
El Diablo
• Esta carta no aparece en los Tarots más antiguos; no se sabe si
directamente no figuraba o si se ha perdido.
• Aparentemente, el Diablo aparece por primera vez en el Tarot de
Rosenwald (siglo XVI).
• En otros mazos, que se conservan casi completos, la única carta
perdida es el Diablo.
• ¡Se trata de una carta muy esquiva!
• Desde el principio, digamos que el Diablo presenta algunas analogías
con el Mago. Por ejemplo, ambos disponen de los cuatro elementos.
• En efecto, las alas que supuestamente permiten el vuelo del Diablo,
corresponden al aire. Los cuernos que surmontan su cabeza
representan el fuego. Sus piernas muchas veces se dibujan con
escamas, y simbolizan el agua, mientras que sus pies, con cascos o
pezuñas, representan la tierra.
El Diablo
• En cierto sentido, el Diablo es la antítesis del
Mago, su opuesto, y por eso mismo es que
presenta puntos de contacto con el primer Arcano
del Tarot.
• El Diablo es el lado obscuro, sin el cual el lado
luminoso no podría existir.
• Alguien dijo que, para ser apto para la verdadera
Iniciación, el Candidato debe ser lo suficientemente
valiente para reconocer e integrar ese lado obscuro
que es parte de sí mismo.
«La sombra es un
problema moral que
desafía la totalidad
de la personalidad
individual»
Carl Jung
El Diablo
• El Diablo representado en este Arcano no siempre tiene un
aspecto terrorífico o amenazante, sino que más bien parece una
caricatura, un ser de aspecto grotesco.
• Esta característica se refuerza por su androginia, manifestada en
que, generalmente, tiene el órgano sexual masculino y pechos
femeninos.
• A veces el dibujo que representa al Diablo en las cartas es torpe
o de mala calidad, lo que contrasta con el elevado nivel artístico
del resto del mazo.
• Esto nos hace pensar que la impericia en el dibujo es voluntaria,
y que tiene como objetivo acentuar el carácter de «patética
caricatura» del Diablo.
El Diablo
• En el Tarot de Marsella, y en la mayoría de los Tarots antiguos, el
Diablo tiene encadenados a dos diablillos más pequeños.
• En el Tarot de Waite estos diablillos fueron reemplazados por dos
figuras, una de hombre y otra de mujer, desnudos y encadenados.
• Claramente, el Diablo está representando aquí la sexualidad que,
en la distorsionada visión de Waite, encadena al varón y a la mujer.
• En general, las cartas de Waite se apartan de las de Marsella no
sólo en forma, sino también en significado, pero este es el caso más
extremo de perversión del simbolismo, que introduce un prejuicio
cristiano en una carta de fuertes resonancias paganas.
• Lo lamentable es que numerosos mazos posteriores copiaron
acríticamente la carta de Waite.
• Por eso, muchas veces el Diablo se asocia a la lujuria o al “pecado”,
lo que realmente no tiene sentido.
El Diablo
• En general, la carta viene representada por un diablo, con alas y casco,
que empuña una espada con la mano izquierda.
• Como dijimos, a sus pies se encuentran dos diablillos atados por el
cuello con una cuerda.
• El diablo alado representa para algunos la figura de un ángel sabio
caído en desgracia y maléfico, que siembra el mal, que se mueve por
intereses y por instinto.
• En cambio, para otros, no es más que un diablo que siembra el mal.
• Su casco se interpreta como signo de lo belicoso, o sea que el Diablo
quiere obtener todo aunque sea por la fuerza. La espada representa un
símbolo fálico y el poder. El hecho de que saque la lengua y salude se
interpreta como burla. Está apoyado sobre la luna, o sea el mundo
oculto, el destino, los instintos más básicos.
• En esta carta están representados casi todos los colores, lo que le da
un aspecto muy amplio y muchas posibilidades en la interpretación.
El Diablo
• El Diablo suele encontrarse encima de una especie de altar.
• En el Tarot de Waite, la mujer-demonio tiene al final de la
cola, uvas y la cola del hombre-demonio está encendida.
• A diferencia del de Marsella, aquí el diablo tiene una tea en la mano
en lugar de la espada, y al parecer está encendiendo la cola del
hombre-demonio, en una obvia alusión sexual.
• Desde nuestra opinión, la insistencia en mostrar al Diablo como un
ser maléfico asociado con la sexualidad implica que esta carta ha
sido, generalmente, la peor interpretada de todas.
• Creemos que los que interpretan los símbolos del Tarot han querido
mantenerse como «cristianos políticamente correctos» y pocas
veces se han «atrevido» a asociar el Diablo con la sombra de la
psicología junguiana, entre otras lecturas, es decir, como un
componente sano y natural de la psique humana.
El Diablo
• Por eso, generalmente se considera que el Diablo representa al
ser humano que está atado a los deseos materiales, los vicios y la
materia.
• Suele representar el materialismo, la lujuria, la degradación y los
excesos, olvidando que el exceso de espiritualidad también es
una perversión y que el mundo le debe tantos crímenes a la
religión y al supuesto espiritualismo como al tan denostado
materialismo.
• Se dice que los dos demonios que están encadenados
representan que la persona que está encadenada al mundo
material es incapaz de evolucionar espiritualmente, pero no queda
claro qué significa «estar encadenado al mundo material».
• Insistimos, el Ello de Freud o la sombra de Jung nos parecen
lecturas mucho más acertadas de este Arcano.
El Diablo
• Muchos de los Tarots que
conocimos a partir del siglo XX,
se han inspirado para esta carta
en el Baphomet de Eliphas Levi.
• Este curioso ser, a su vez,
parece derivar del dios Pan de la
mitología griega.
• Se trata de la representación de
una fuerza primordial, amoral en
el sentido que precede a las
convenciones éticas, de gran
poder pero que necesita
dirección para aplicarse a
propósitos constructivos.
Eliphas Levi,
caracterizando
El Diablo como
“Baphomet”, en
una imagen con
elementos
bastante arbitrarios,
pero que se ha vuelto
clásica.
El Diablo, en el Tarot
Balbi
El Diablo, en el
Tarot “Elemental”.
“Soy esclavo de
aquel que me
preparó”. Una vez
más, la asociación
entre Diablo y
Deseo es
espiritualmente
muy pobre.
El Diablo, en el
«Tarot de humo», de
A. Romito
El Diablo, en el
Tarot Bacchetta
El Diablo, en el Tarot,
reproduce la
iconografía medieval
europea convencional.
Aquí, en un manuscrito
inglés, el Diablo se le
aparece al Papa
Silvestre II.
Nótese que el Diablo se
muestra como un ser
de “múltiples caras”:
tiene rostros en el
abdomen y en las
piernas.
Además, la
presencia del
Diablo en la
iconografía es de
lo más variada.
En esta imagen,
de 1552, un pastor
luterano realiza un
pacto con el
demonio.
La imagen, por
supuesto, es de un
libelo católico.
Nótese que el tercer
personaje de la
imagen se parece
a “El Loco” del Tarot.
El Diablo, en la
lámina de
Rothschild (siglo
XVI)
Esta imagen contrahecha
del Diablo era frecuente en
algunos de los Tarots más
antiguos.
Es una especie de «quimera»,
un ser monstruoso
construido con criaturas de
diferentes sexos y especies.
Curiosamente, se asemeja a
Ctulhu, el monstruo
contrahecho
imaginado por Lovecraft.
El Diablo, la única
carta que ha
sobrevivido del
Tarot de Ángelo
Hebreo (siglo XVI)
El Diablo, en una
lámina del siglo
XVI
Una imagen muy
deteriorada, en la
lámina de Cary
Yale (siglo XVI)
Notar que no
siempre los dos
“diablitos” son
hombre y mujer;
aquí, por ejemplo
son dos diablos
varones que parecen
viejos y de aspecto
primitivo.
Lamentablemente,
no se ha conservado
la carta que
representaba al
Diablo en el Tarot
Visconti.
Hay numerosos Tarots
modernos, como el
que aquí se muestra,
que especulan sobre
cómo podría haber
sido dicha carta,
pero nadie sabe con
certeza la forma de
la misma.
El Diablo, por
Ivano Landi
El Diablo, en el
Tarot de Pelosini,
con la flauta de pan.
Nótese que en la
mano izquierda lleva
cadenas rotas: es un
ser libre.
El Diablo, en el Tarot
de Besancon, baraja
de Francois Heri,
circa 1700
El Diablo, en la
lámina de Rosenwald
(siglo XVI),
representado casi
como un cavernícola.
El Diablo, en el Tarot
Mitelli (1665),
con el tridente.
El Diablo, en el Tarot
de Jacques Vieville
(circa 1650).
El Diablo,
en la baraja de
Jean Noblet
(1659-1664)
El Diablo, en el Tarot
de Besancon
(baraja Benois, 1700)
El Diablo, en otro
Tarot de Besancon
El Diablo, en el Tarot
de París
El Diablo, en un Tarot
italiano antiguo (el
Tarot de Soprafino, 1835).
Se lo asocia al instinto, a
las fuerzas naturales
“animales”, al estilo de un
fauno griego.
Lo curioso de la imagen es
que el Diablo “mayor”, que
porta el tridente, parece estar
en lucha con otros “diablos”
menores, algunos de forma
animal.
¿Qué habrá hecho
esa niña para llorar
y que el Diablo se
le aparezca?
Quizás la insistencia
con mostrar tres
personajes en este
Arcano provenga de
la intención de
presentar una
Trinidad demoníaca,
espejo “deforme”
de la Trinidad
cristiana.
El Diablo, por
Fasslayer
El Diablo, por
A. D´Onofrio
Aquí el Diablo no
está de pie sobre un
Altar, sino que
directamente se para
sobre el Mundo.
Imagen de un Tarot de
Etteilla o similar, en el
que el Diablo lleva el
número cero, para
tomarlo como símbolo de
la negación.
El Diablo, en el
Daemon Tarot,
identificado con
el gnóstico
ABRAXAS
El Diablo,
en el Tarot des
Avenieres
El Diablo, en el Tarot Durero.
La palabra latina « malefaber »,
que acompaña la figura al pie,
significa astuto, dañino, mañoso,
insidioso.
Por otro lado, el significado
sexual de la imagen es obvio.
El Diablo, en el Tarot
de Minchiate
(Florencia y Etruria),
siglo XVI. Nótese que
la carta lleva el
número 14.
El Diablo,
en el Tarot Dalí,
representado
como muy similar
a El Loco,
atrapando
mariposas y a punto
de caer por un
precipicio.
El Diablo, en el Tarot
de Court de Gebelin.
El Diablo,
por M. Arfanotti
El Diablo, en el
Tarot de Cassandre
El Diablo,
por A. Viassone
Aquí comienzan una
serie de imágenes
inspiradas en el
Tarot de Marsella,
en el que el rostro
del Diablo parece
reflejar alguna
deficiencia mental.
Baraja de Pierre
Madenie
(1709)
Baraja de
Jean Payen
(1713)
Baraja de
Jean Dodal
(1701-1715)
Baraja de
F. Chosson
(fecha dudosa)
Baraja de
N. Conver
(1760)
Baraja de
Rhenan
(1780)
El Diablo, por
A. Andreev
El Diablo, en el
Tarot de Lombardía.
El Diablo, en la
baraja belga de
Adam de Hautot
(1723)
El Diablo, en el
Tarot belga, baraja de
Nicholas Bodet,
1743-1751.
El Diablo, en el
Tarot Epinal (1830)
El Diablo,
en el Tarot «El Bosco»
El Diablo,
en el Tarot Papus
(1909).
Es de destacar
(negativamente)
la tristeza que
trasuntan el
hombre y la mujer
desnudos de la
imagen.
El Diablo,
en un Tarot
“cabalístico”
El Diablo,
en el Tarot
“pitagórico”. La
Imagen es un
tanto grotesca,
como se aprecia
en el mazo con
forma de aparato
genital masculino.
El Diablo, en el
«Tarocchi del
Granduca»
El Diablo,
en el Tarot
de Luis Royo
El Diablo, en el
Tarot Scapini.
Aquí comienzan
una serie de
imágenes
inspiradas en el
Tarot de Waite.
La expresión de
la cara del Diablo
o es un pésimo
dibujo o es en
tono de burla.
El Diablo, en el
Tarot «esotérico»
(1978)
El Diablo,
en el Tarot Rohrig
El Diablo, mezcla
de Baphomet con
el águila bicéfala
del Rito Escocés
El Diablo,
por Alfredo di
Prinzio
El Diablo, en el Tarot
« Astral »
El Diablo, en el Tarot
masónico de Jean
Beauchard.
En el centro de los
círculos se ve
el momento de la
Muerte de Hiram,
cuando el Asesino
le da el golpe de
mazo.
El Diablo, en el Tarot
alquímico de Jean
Beauchard.
No puede saberse si
está uniendo o
separando a la
pareja. Quizás
ambas cosas
sucesivamente: de
allí el adagio « Solve
et Coagula ».
El Diablo, por
P. Lemaire
El Diablo, en
el Spinoolean
Tarot
El Diablo, en
el Spinoolean
Tarot
El Diablo, por
Hexxxer
El Diablo,
en el Tarot
«junguiano ».
Es interesante
que el pentagrama
invertido
(« diabólico »)
encierre al pez (el
Cristo).
El Diablo,
en el Tarot Morgan
Greer.
La mosca en el
centro de la estrella
recuerda que
Belzebú es « el
Señor de las
Moscas ».
El Diablo, por
G. Shinigami
El Diablo, por
E. Sheer
El Diablo, en
el Tarot Inglés
Antiguo
El Diablo,
en el Tarot
Connolly,
burdamente
asociado al
«materialismo»
El Diablo, por
Azurlipfe
El Diablo, en el
Tarot Gótico
En este Tarot
«egipcio» el Diablo
se identifica
directamente con
El Mal
Y aquí una
interpretación
lamentable: el
Diablo asociado
a La Pasión, como
si todas las
pasiones humanas
fuesen malas.
Me permito preguntar:
¿tendría sentido la
vida sin pasiones?
Aquí el Diablo
toma la figura del
dios egipcio
Seth (Tifón)
El Diablo, en un Tarot
otrora utilizado por la
Orden Rosacruz
AMORC
El Diablo,
en el Tarot “Ortodoxo”
El Diablo,
por Z. Wong,
que lo asocia al
dinero
«Enfrentando mis
demonios
interiores me
acerco más a
mi auténtico Ser»
El Diablo,
en el Tarot de los
Sephiroth.
El Diablo,
en el Spiral Tarot
El Diablo, en el Tarot
« vampiro »
de Robert Place.
El Diablo, en el
Tarot « alquímico »
de Robert Place,
como un ser
andrógino que no
parece estar
vinculado con el
« mal »
El Diablo, en el
Tarot « alquímico »
de Robert Place.
El Diablo, en el
Tarot « alquímico »
de Robert Place.
El Diablo, en uno de
los Tarots de Robert
Place (The Tarot of
Sevenfold Mistery).
Tanto los apetitos
(appetite) como la
voluntad (will) se
han dormido, y la
insensatez
(unreason) gobierna
la escena.
El Diablo, en uno de
los Tarots de Robert
Place (The Tarot of
Sevenfold Mistery).
El Diablo, en un
Tarot « Templario »
El Diablo, en un Tarot
« Templario »,
denominado « El
Baphomet Templario ».
El Diablo, por
Cobaltdog
El Diablo, por
A. Daniloff
El Diablo, en el
“Sagrado Tarot
de la India”
El Diablo, en el Tarot
Birth Cards
El Diablo, por
Panskiduf
El Diablo, en el Tarot
Da Vinci
El Diablo, en el Tarot
« de cristal »
El Diablo, en el Tarot
Acuario
El Diablo, aquí
Identificado con
el dios celta
Cernunnos
El Diablo, en el Tarot
Fenestra
El Diablo, por
Cryoa
El Diablo, por
Anne Karetnikov
El Diablo,
en el Tarot de
Barbara Walker,
como el dios Pan o
un sátiro, y otra vez
la metáfora sexual.
El Diablo, en el
Archer Tarot
El Diablo, en el Tarot
de Argolance
El Diablo, en el Tarot
Hanson-Roberts
El Diablo, en el
Folk Tarot
El Diablo,
en el Gilded Tarot
El Diablo, en el
Tarot de St. Croix
El Diablo, en el
Tarot «Hermético»,
calificado de
“Señor de las Puertas
de la Materia”
El Diablo,
en el Tarot
« Cagliostro »
El Diablo,
en el Tarot Favole
El Diablo,
en el Tarot
Palladini
El Diablo, en el
«Tarot de los Sueños»
de Ciro Marchetti
El Diablo, en el
«Divino Tarot»
de Ciro Marchetti
El Diablo, por
M. Gambedotti
El Diablo,
según
O. Wirth (1889)
El Diablo,
según
O. Wirth (1924)
El Diablo, en el
Tarot de
A.Crowley.
El Diablo, en el
Tarot de
A.Crowley.
El Diablo, en el
Witches Tarot,
calificado como
“el lado sombrío”
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