EL PROYECTO PERSONAL DE VIDA + Ángel Garachana Pérez, CMF Obispo de San Pedro Sula ÍNDICE Introducción 1. El proyecto personal en el marco de la gracia 2. En el marco de la respuesta humana 3. En el marco de los criterios pedagógicos 3.1. Lo primero es la vida. No Arrancar el PPV de la vida 3.2. El medio es para el fin 3.3. El pro-yecto es lanzar hacia adelante 3.4. Deformaciones 3.5. Proyecto “Personal” Ejercicios para el tiempo personal Lecturas espirituales Parábolas EL PROYECTO PERSONAL DE VIDA (P.P.V) Introducción Así como la meditación no es un método de meditación, tampoco el proyecto personal es un método de proyecto personal. Antes es una forma de vivir la espiritualidad como: crecimiento, colaboración humana a la gracia, colaboración cuidada y responsable, atención y discernimiento de lo que Dios me pide, forma de organizar mis respuestas, etc. Cuanto más nos movemos en los fundamentos, actitudes, más necesidad y obligatoriedad. Cuanto más en formas concretas más acomodación a cada uno. Está mal planteado el PPV si se argumenta: ¿mi proyecto o el de Dios? ¿proyecto o libertad? ¿opción personal o vocación de Dios? Está mal planteado porque no existe tal dilema pues no hay oposición Dios-hombre. Pero sí vale la pregunta sobre cómo se relacionan. Es cierto que el PPV comporta reflexión humana, decisiones, acciones concretas, hasta un método. ¿Cómo se sitúa esto en el marco de la espiritualidad? 1. El proyecto personal en el marco de la gracia La espiritualidad podemos entenderla desde el hombre, desde su dimensión espiritual (conocimiento y libertad) o podemos -y debemos— entenderla desde el Espíritu Santo como principio de ser y actuar. El cristianismo es revelación de Dios, autocomunicación de Dios Padre en Jesucristo por el Espíritu. En la vida espiritual Dios es el sujeto supremamente activo y primero que capacita y hace posible la acción del hombre. Esta comunicación de Dios al hombre es revelación de si por amor, en promesa de plenitud. Es una comunicación personal pero se da a través de las mediaciones que la encarnan: Biblia, Iglesia, creación, etc. Creer, amar, esperar es la respuesta del hombre. Respuesta personal pero sobrenatural, fruto del don de Dios que nos hace creer, amar, esperar por Él. Es la vida de Dios desplegándose en nosotros. En la espiritualidad cristiana lo primero es la gracia, el don de Dios que nos hace capaces de creer, amar y esperar. ¿Si todo es gracia, donde queda la ascesis, la moral? La ascética y la moral adquieren todo su sentido cuando se viven derivadas de la vida teologal. Entonces son respuesta gozosa, fruto connatural del don de Dios. Ejemplo tomado de Segundo Galilea: El agua que mantiene empapada la tierra, fresca y abundante la hierva. Esta relación de don y tarea, gracia y obras viene expresada en la tensión indicativoimperativo. El PPV es obediencia al proyecto de Dios que voy discerniendo con todos los medios naturales y sobrenaturales, es respuesta a la llamada y a las llamadas de Dios. Tiende también a la liberación de obstáculos para que se de la verdadera libertad del Espíritu ya que sólo hay libertad donde hay liberación. 2. En el marco de la respuesta humana La vida teologal es don de Dios para EL HOMBRE, es vida divina del CREYENTE. Como personas libres no vivimos ni desde el sólo estimulo ni desde la improvisación. Sino desde la responsabilidad que es disposición, acogida, colaboración, proyección. Como libertad encarnada estas actitudes comportan unas acciones, unos medios, una pedagogía. Como la respuesta humana a la gracia no es caprichosa sino responsable se organiza como tal acción para ser lo más plenamente consciente y eficaz. En la medida en que el creyente se hace consciente, la gracia se hace “gracias actuales": inspiraciones, mociones, llamadas, igual que el sol se hace rayos de luz y calor. La respuesta humana no es "ir tirando", no es "vivir", sino "vivirse", pues la experiencia humana es consciencia y responsabilidad. La vida no consciente de si es vida vegetativa. Esta conciencia y lucidez es iluminación recíproca. La gracia ilumina al hombre, la respuesta ilumina a la gracia. El conocimiento de Dios produce conocimiento propio y el propio conocimiento lleva al conocimiento de Dios. Crecer en la vida espiritual es crecer en la iluminación, aunque ésta, a veces, sea experimentada como oscuridad, por deslumbramiento. Una forma de organizar consciente y responsablemente la respuesta al don de Dios, es el PPV que supone: a) Una comprensión da la vida espiritual Ya he presentado la comprensión en el marco de la gracia. b) Unas actitudes Escucha Dios se ha manifestado a si mismo y su plan de salvación (cfr. DV. n. 2). El hombre responde "escuchando" (“escucha, Israel". cfr. "escuchar en León Dufour, VTB). Es la primera actitud teologal. ¿Dónde habla Dios? En su Palabra, en los sacramentos, en los hermanos y en los pobres, en los acontecimientos, etc. Discernimiento La Palabra de Dios la percibimos con muchas interferencias. Pasa por nuestro “tamiz”. Por eso hemos de discernir, cribar. Docilidad-obediencia La vida espiritual sólo madura desde la docilidad a la voluntad de Dios sino está continuamente expuesta a las veleidades del yo y del deseo. El PPV es fruto de una docilidad cuidada. Colaboración cuidada y creativa La docilidad llega a poner todos los dinamismos humanos para: acoger, disponerse, quitar obstáculos, colaborar. El PPV es expresión de esta actitud. Es, además, un dinamismo que moviliza otros muchos, los organiza hacia un fin. Moviliza: el discernimiento de las mociones del Espíritu, la revisión de vida, examen de conciencia, el acompañamiento espiritual, el proyecto comunitario. Quizá hoy necesitemos MISTICA Y PROYECTO. El proyecto sin mística es una estructura muerta. Pero la mística sin proyecto se queda en sentimentalismo. 3. En el marco de los criterios pedagógicos Una vez plasmado el PPV en una forma escrita, según un determinado modelo, etc, ¿desde qué criterios servirse del PPV? 3.1. Lo primero es la vida. No arrancar el PPV de la vida En la oración existe este orden: lo primero la vida de oración, luego los tiempos de oración, finalmente los modos de oración. En el PPV, lo primero es la vida, de ella ha de brotar y a ella ha de llevar. E1 PPV escrito es como la plasmación objetiva y ordenada de las inquietudes, llamadas de Dios, opciones tomadas, etc. Y es llevado por la corriente vital, impregnado de ella, como un pañuelo con su estampado, color, etc es llevado y arrastrado por la corriente del rio. Es para una vida que se sabe gracia y tarea, acogida y esfuerzo, docilidad y colaboración. Dentro de la vida, no desconectarlo de lo más inmediato que ha llevado a su formulación: la llamada de Dios a una mayor coherencia, el proceso de discernir sus llamadas, en mi, en la historia, en los hermanos, el conocimiento de mi mismo: mi situación y lo que debo ser. 3.2. El medio es para el fin El formular un PPV, tiene carácter de medio para unos fines, como son la docilidad a la gracia, el crecimiento espiritual, etc. Todo lo que tiene carácter de medio vale tanto en cuanto ayuda a conseguir el fin. Por tanto, no es para detenerse en él, ni siquiera en el simple cumplimiento de las actividades ya que éstas orientan hacia unos objetivos. No puede ser un estorbo para caminar ligeros y agiles según el Espíritu. Si es un estorbo algo esta mal planteado o llevado. Otra cosa es que sea freno a nuestros egoísmos, comodidades, perezas, etc. Los medios son aquellos dinamismos que la persona que ha elegido un valor pone para lograrlo. Por tanto, sacan de la atonía y de la pereza, del sentimentalismo de los sueños dorados y de las ideologías. Nos lanzan al campo de la acción, de la “praxis”, al campo del “hacer”, y del “bienhacer”. 3.3. El pro-yecto es lanzar hacia adelante Como ya se explicó proyecto es lanzar hacia adelante (projicere). Propiamente sólo el hombre como ser libre e histórico formula verdaderos proyectos, se va haciendo, es más que su pasado. El proyecto es más abierto que cerrado y más tendencial que legal, más indicativo que imperativo. El proyecto parte de lo ya logrado y tiende hacia lo que está por delante. Sirve, así, para no instalarnos en la rutina del tiempo o en la dispersión del instante. Como proyecto, su revisión más que “control” es relanzamiento. Si he actuado bien no me quedo en el narcisismo. Si he actuado mal no me quedo en el pesimismo. En ambos casos soy “proyectado” a seguir hacia adelante. 3.4. Deformaciones Aun las cosas más sublimes podemos deformarlas: oración, apostolado, amor fraterno, etc. También el PPV puede deformarse. He aquí algunas deformaciones en las que podemos caer. Legalismo, fariseísmo Lejos de abrirnos a Dios nos cerramos en el orgullo de las propias obras, de las leyes cumplidas. Olvidamos que el fin no es el proyecto sino Dios. Tensión, escrúpulo, esclavitud Lejos de abrir horizontes, crea desasosiego por minimistas, por obsesión de su cumplimiento. Está uno más preocupado por el proyecto que por Dios. Convertirlo en un medio automático No pensemos: “aprendo esta técnica y ya tengo la panacea de la vida espiritual”. Es un error creer que en la vida espiritual los medios, los métodos son automáticos y que nos van a librar del esfuerzo diario, de la oscuridad y gozo de la fe, de la ascesis, de la novedad de Dios… 3.5. Proyecto “personal” Como indica el mismo adjetivo, se trata del proyecto PERSONAL. Pensemos en la diferencia de carácter y de espiritualidad, dentro de lo común humano y cristiano, de Sto. Tomas de Aquino, San Felipe Neri, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Sales, etc. (Poner alguna comparación sacada de sus vidas). Hay caracteres ordenados a quienes les va el orden, el método, la constancia,... Pero tienen el peligro de quedarse en ellos. Otros son creativos, viven la emoción del memento, son activos, de reacciones inmediatas. Pero les cuesta más la constancia, un cierto orden. Cada carácter tiene sus posibilidades propias, sus impedimentos propios. Podríamos terminar con un consejo práctico: si quieres andar bien, cómodo y rápido, cómprate los zapatos a tu medida y a tu gusto. Póntelos y el mismo uso les acomodará a tu pie, aunque al principie te rocen un poco. UN MODELO DE PROYECTO PERSONAL DE VIDA AREAS MADUREZ HUMANA VIDA ESPIRITUAL FRATERNIDAD FORMACIÓN PERMANENTE MISIÓN SITUACIÓN OBJETIVOS ACTIVIDADES TIEMPO RECURSOS EVALUACIÓN PROYECTO PERSONAL DE VIDA SITUACIÓN OBJETIVOS ESPECIFICOS 1º Mantener una actitud cuidada y diligente por vivir la presencia de Dios en todo. 2º Cuidar la fidelidad a la oración personal, desde un sentido filial y apostólico. ACTIVIDADES 1º Renovar la rectitud de intención en las acciones y momentos más significativos. 2º Llevar los acontecimientos y preocupaciones apostólicas a la oración. 3º Dialogar sobre mi proceso espiritual con un hermano. 1º Tener una hora de oración por las mañanas antes de comenzar el trabajo y una media hora al final del día. 2º Lectura espiritual de la palabra de Dios, especialmente de los textos litúrgicos. 3º TIEMPO Diariamente Diariamente Cada dos meses Diariamente Diariamente RECURSOS EVALUA CION EJERCISIOS PARA EL TIEMPO PERSONAL NATURALEZA 1. Se enmarca en los dinamismos humanos para mejor responder a la gracia de Dios. 2. Supone una actitud de escucha, discernimiento, docilidad, colaboración positiva. 3. Conlleva un proceso de elaboración y un conjunto de acciones concretas que le den cuerpo. 4. Es un dinamismo “global e integrador” ya que organiza un conjunto de medios en orden a un fin. 5. Parte de un discernimiento real, en Espíritu, de la propia vida. Esto lleva tiempo. Pero da luz sobre uno mismo y sobre Dios. 6. Lleva a conocer y secundar lo que Dios me pide. 7. Exige no sólo “vagos y estériles deseos” sino determinación y pasos concretos, operatividad. 8. Lo importante no es el resultado escrito sino el proceso vital que supone hacerlo y que después propicia. Lo escrito es plasmación de lo vivido y para la vida. 9. Si lo haces como forzado, no lo hagas. No es el momento. Espera a que lo veas y vivas como un medio para favorecer y lograr la liberación de esclavitudes y la libertad del Espíritu. 10.Quizá estés necesitando “mística” y “proyecto”. El proyecto sin mística es estructura muerta. La mística sin proyecto cae en subjetivismo. COMO ELABORAR UN PROYECTO PERSONAL 12 consejos, por si quieres seguirlos Estás motivado, orientado y dispuesto a empezar 1. Comienza, da el primer paso. Dedica un tiempo, hoy, mañana, de tal a tal hora. Ora: Señor, aquí estoy. Quiero hacer tu voluntad. Ayúdame... ¿Qué quieres de mi?... 2. Ten una libreta para ir anotando llamadas, luces, textos bíblicos, rasgos de tu situación, etc. 3. A lo largo del tiempo que dediques a ir elaborando el proyecto, ora con frecuencia, pidiendo luz para conocer la voluntad de Dios y fuerza para cumplirla. 4. Vete examinando tu situación, en sus diversas áreas, hechos, actitudes, causas, significado, ... 5. Escucha las llamadas de Dios y urgencias de la misión en la Palabra, en las constituciones, en los acontecimientos, ... 6. Proponte unos objetivos alcanzables. Objetivo, no un etéreo “me gustaría”. Habrán de responder al punto de partida. 7. “Discierne”, criba. No pongas compromisos u objetivos por poner. Selecciona. 8. Señálate unos tiempos concretos para ir asentando y organizando lo que vas viendo, sintiendo, escribiendo... Y estáte atento a lo que surge, como chispa de luz, en cualquier momento. 9. Comenta, dialoga, habla con alguien (director espiritual, o un amigo verdadero, o un hermano de comunidad). 10. Vete haciéndolo sin prisa pero sin pausa, con paz pero sin pereza. 11. Procurar expresar con claridad lo que sientes y quieres pero no te angustie la calidad literaria. Tú te entiendes. 12. Redacta ya por escrito tu proyecto personal. Busca un formato manejable. ¡¡¡Y ... ÚSALO!!! 3. Lectura espiritual Proyecto de vida En esta secuencia de realidades se coloca y puede ser de utilidad seguir un proyecto de vida espiritual sencillo, ordenado y concreto. Responde a la originalidad de la gracia personal, ayuda a tomar conciencia de la misma y a encauzar el esfuerzo de la libertad en la misma dirección en que actúa la gracia. La vocación se convierte en proyecto de vida y lo asume como gracia y empeño. Puede ser escrito, o también cordial o mental. No es introspección o complacencia de capacidades y progresos, ni libro de cuentas con Dios. El proyecto es un medio de prudencia evangélica, de discernimiento de la gracia y exigencia del Espiritu, de administración fiel y prudente de los talentos recibidos. Se modifica al ritmo de la vida, las situaciones, los resultados. Hay una manera de idear el “plan de vida”, como ordenación de toda la jornada, sus actos religiosos y ocupaciones, con variantes para cada día de la semana. No es eso lo que aquí se propone. Se trata más bien de intensificación de sectores o dimensiones importantes de la propia vida, que por razón de abundancia o de carencias piden especial cultivo. Cada uno de esos núcleos centran el proyecto durante un tiempo: semana, mes, etc. La utilización del proyecto de vida requiere ciertas condiciones para su aprovechamiento. Hay personas de vida espiritual espontanea, que alimentan de actitudes teologales estímulos ambientales, más que de atención particularizada. Otros tienden al control minucioso de la vida y los procesos de la conciencia. Pueden servir algunas indicaciones: a) cuidar la pobreza espiritual, evitando complacencia y controles obsesivos; b) atención a circunstancias y hechos, que no responden a previsiones y menos aun a decisiones previas; c) flexibilidad e inventiva: la solución no siempre se halla en la realización de métodos fijos y esquemas prefabricados; en la vida sobrevienen voces del Espiritu y sucesos interpelantes fuera de toda programación d) la vida es para vivirla en amor de Dios, servicio de los hermanos: para hacerlo mejor, se utiliza el proyecto y la introspección. He aquí una posible secuencia de elementos para su elaboración personal. 1. Llamada del Espíritu en situación. Todo proyecto que busque plenitud de vida prolonga la gracia original y se organiza en consonancia con la vocación recibida. Solo dentro de esta vocación y fidelidad tiene sentido y fuerza el proyecto espiritual. Hay que contar con la situación concreta, interior y exterior, cuando se planifica mejorar espiritualmente las cosas. 2. Iluminación. El Espíritu ilumina y despierta la sensibilidad frente a un misterio, gracia, aspecto de la vocación. Ilumina y apasiona. Hace descubrir aspectos de la vocación, capacidades no desarrolladas, deformaciones que la destruyen. En el dinamismo de una vocación, la obra del Espiritu exige colaboración y cultivo. Este mismo cuidado especial hay que aplicarlo no solamente a virtudes o defectos de la propia vida, sino también a aspectos del misterio. 3. Punto focal. Determinar el sector y el punto concreto en que la gracia abre nuevos horizontes de crecimiento y de mayor fidelidad; o descubre entorpecimientos y desviaciones, que están paralizando la vida y vaciándola de fervor y contenido teologal. Con ayuda del discernimiento y examen de vida, observar los caminos que Dios señala con nuevas luces y exigencias. Ese punto lo inspira el Señor y lo descubre cada uno en su propia vida... Escogerlo bien entre las posibilidades que se ofrecen, y mantenerlo como núcleo de convergencia de los varios componentes de la vida espiritual. 4. Con medios concretos. Hay que mantenerlo y alimentarlo con medios espirituales y humanos: la presencia de Dios, eucaristía, recogimiento; una imagen, lectura o frase repetida y recordada. Entre los medios que ayuda eficazmente están: a) una lectura adecuada, como un capitulo o escena fuerte de la Biblia, o de algún otro autor, que se pueda repetir entera o parcialmente casi todos los días; b) alguna práctica externa concreta, que arraigue y configure la actitud espiritual también en expresiones sensibles y concretas. 5. Examen y revisión periódica. De cuando en cuando, una mirada detenida al objetivo, a los medios aplicados, a los resultados. Examen de ser y vida, y también de eficacia. Tanto los resultados conseguidos como los fallos persistentes son motivo para dar gracias, pedir perdón, y seguir trabajando en la misma línea. 6. Callar y obrar. El proyecto espiritual debe ser operativo, activo, perseverante, como cualidad básica de todo proyecto espiritual. No queda en modo de pensar y leer nuevas ideas, sentir y decidir. Todo se supone hecho en la primera fase y continuado como recurso de apoyo. La función y la fuerza del proyecto espiritual están en la acción concreta, repetida y fiel. En las circunstancias de vida y de trabajo en que uno se encuentra. Callar y obrar es la última palabra. (Federico Ruiz Salvador “Caminos del Espíritu”, EDE, Madrid, 1998, 595-597”). 4. Parábolas (El proyecto personal de vida) El explorador El explorador había regresado junto a los suyos, que estaba ansioso por saberlo todo acerca del Amazonas. Pero ¿cómo podía él expresar con palabras la sensación que había inundado su corazón cuando contempló aquellas flores de sobrecogedora belleza y escuchó los sonidos nocturnos de la selva? ¿Cómo comunicar lo que sintió en su corazón cuando se dio cuenta del peligro de las fieras y cuando conducía su canoa por las inciertas aguas del río? Y les dijo: “Id y descubridlo vosotros mismos. Nada puede sustituir al riesgo y a la experiencia personales”. Pero, para orientarles, les hizo un mapa del Amazonas. Ellos tomaron el mapa y lo colocaron en el Ayuntamiento. E hicieron copias de él para cada uno. Y todo el que tenía una copia se consideraba un experto en el Amazonas, pues ¿no conocía acaso cada vuelta y cada recodo del río, y cuán ancho y profundo era, y dónde había rápidos y dónde se hallaban las cascadas? El explorador se lamentó toda su vida de haber hecho aquel mapa. Había sido preferible no haberlo hecho.