CAUSA Nº 372 CCALP "BASCARY GUSTAVO HORACIO CONTRA MINISTERIO DE SEGURIDAD-POLICIA DE LA PROVINCIA SOBRE AMPARO ” En la ciudad de La Plata, a los siete días del mes de diciembre. del año dos mil cuatro, se reúnen en Acuerdo Ordinario los señores Jueces de la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en La Plata, dres. Gustavo Juan De Santis, Claudia Angélica Spacarotel, para Matilde Milanta pronunciar y Gustavo sentencia en la Daniel causa “Bascary Gustavo Horacio contra Ministerio de Seguridad-Policía de la Provincia sobre Amparo”, en trámite ante el Juzgado Contencioso Administrativo nº 2 del Departamento Judicial La Plata (expte. Nº 1086) y, efectuado el sorteo de ley, se dispuso el siguiente orden de votación: dres. Claudia Angélica Matilde Milanta, Gustavo Juan De Santis y Gustavo Daniel Spacarotel. El Tribunal resolvió plantear y tratar la siguiente CUESTIÓN: ¿Es admisible y, en su caso, fundado el recurso de apelación? VOTACIÓN: A la cuestión planteada, la Dra. Milanta dijo: I- 1. Mediante la sentencia recaída en este proceso de amparo, la titular del Juzgado de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo N° 2 de La Plata, resolvió rechazar la demanda interpuesta (fs. 39/41 vta.). Para así decidir y tras referirse a los requisitos de procedencia de la vía del amparo (cfr. arts. 43 de la Constitución Nacional y 20 de la Provincial), consideró que la pretensión articulada tiene por objeto cuestionar la constitucionalidad de la ley n° 13.204, toda vez que expresamente solicita la suspensión de la vigencia parcial de la misma (fs. 23), solicitud que reitera en el petitorio (fs. 24). A ello agregó que no se advierte del escrito postulatorio ataque alguno a un acto lesivo concreto, circunstancia que evidencia que la pretensión articulada persigue en rigor, la declaración de inconstitucionalidad de la citada ley. Interpretó de aplicación al caso la prescripción contenida en el art. 20 inc. 2°, párrafo tercero, de la Constitución Provincial, según la cual el amparo “no procederá contra leyes” y, en consecuencia, concluyó que se hallaba demostrada la notoria improcedencia de la acción con fundamento, además, en la doctrina judicial de la Suprema Corte de Justicia (considerando 2°). Por último, sostuvo que la impugnación directa de una ley por inconstitucionalidad debe ser articulada mediante la acción originaria prevista en los arts. 161 inc. 1° de la Constitución Provincial y 683 y sigts. del C.P.C.C. Impuso las costas a la actora, en su condición de vencida (art. 25, ley 7.166). 2. Contra el pronunciamiento se alza la amparista e interpone recurso de apelación (fs. 44/51), 2 Causa nº 372 CCALP el que una vez concedido y sustanciado (fs. 52 y sigts., 62/66 vta.), motiva la intervención de este Tribunal (art. 19, ley 7.166). II- El recurso reúne los extremos de tiempo y forma, razón por la cual es admisible y corresponde tratar y resolver sobre sus fundamentos (arts. 18 y 19, ley cit.). III- La motivación del pronunciamiento atacado y la crítica efectuada por el apelante, hacen necesario considerar -en primer término- lo atinente a la impugnación de normas -en su caso, de manera directaen la acción de amparo. En efecto, la sentencia apelada hizo aplicación de la cláusula constitucional que establece la improcedencia de la vía contra leyes y el actor cuestiona la decisión en la inteligencia que ese supuesto no es el de autos y, a todo evento, que la magnitud de las transgresiones que denuncia, habilitan el control de constitucionalidad de la ley, aún de oficio. 1. Al votar en las causa "Mangano" expuse las consideraciones que, al respecto, cabe reiterar y ampliar en el presente. En tal sentido, sin perjuicio de la atribución y deber de todo tribunal de justicia de velar por la supremacía de la Constitución, no aplicando las normas que se contrapongan a ella (cfr. art. 31, Const. Nac. y art. 57, Const. Prov.; doctr. C.S.J.N. Fallos:311:2478, entre muchos; “in re” Banco Comercial de Finanzas S.A., sent. del 19-8-04), debe precisarse -porque el debate y las circunstancias del caso lo 3 requieren- que la materia constitucional propia y específica de la acción de amparo no radica, en rigor, en la censura de ordenamientos generales. La garantía, según el art. 20 inc. 2° de la Constitución local, puede ser ejercida cuando por cualquier acto, hecho decisión u omisión, proveniente de autoridad pública o de persona privada, se lesione o amenace, en forma actual o inminente con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, el ejercicio de los derechos constitucionales individuales y colectivos (primer párrafo). La misma cláusula establece que ”En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesivos” al tiempo que dispone que ”el amparo no procederá contra leyes” (quinto y tercer párrafos, respectivamente, del art. 20 inc. 2° cit.). De las deliberaciones de la Convención Constituyente de 1.994 -que incorporó ese precepto- se desprende, en relación a la potestad judicial declarativa de invalidez de una norma en la acción de amparo, que “no puede haber impedimento alguno cuando el hecho, el acto o la omisión que agravia los derechos constitucionales está sustentado en una ley, en un reglamento, en un decreto y éste es evidentemente inconstitucional, para que el juez declare la inconstitucionalidad de la norma para el caso que esa norma respalde el motivo del amparo”. Acerca del segundo aspecto, esto es la razón de la improcedencia del amparo contra leyes, se con4 Causa nº 372 CCALP sideró “que se puede iniciar un juicio ante la Corte originariamente planteando la inconstitucionalidad de la ley. De modo que ya tenemos una vía muy clara y suficiente, como para pretender que el amparo pueda ir contra las leyes. Para ir contra las leyes están las acciones de inconstitucionalidad, que en la provincia de Buenos Aires...se inician nada menos que ante la Corte y en instancia única.” Luego, para armonizar ambos enunciados normativos -art. 20, cit.- puede mencionarse la siguiente reflexión, también volcada en la sesión de la constituyente: “En realidad en el amparo lo que se impugna nunca es la ley, siempre es el acto, el hecho o la omisión que provoca la lesión constitucional. Cuando ese acto, ese hecho que provoca la lesión constitucional está sustentada en una ley inconstitucional, ahí sí el juez podrá declarar inconstitucional la ley. Diríamos que solamente así decaen las leyes, decretos y normas por inconstitucionales. La ley en realidad no lesiona hasta que no se cumple...y si el Estado la cumple evitando lesionar, no habrá lugar al amparo; pero si a través de esa ley inconstitucional en un acto, hecho o una omisión, se provoca una lesión constitucional un juez puede declarar la inconstitucionalidad de la ley”. Agregándose, en cuanto al amparo por omisión, que “está abierta la vía para poder establecer amparo cuando se omita cumplir la ley, porque el amparo por omisión es también para los casos en que la ley sancionada y vigente se omita cumplirla, generalmente por los poderes administrati5 vos” (Diario de Sesiones, 8ª. Sesión, agosto 31 de 1994, p. 1.387). 2. En una línea de pautas generales y orientadoras, el principio que puede inferirse del texto constitucional, a la luz de la interpretación auténtica de sus enunciados, es que la impugnación directa de preceptos jurídicos generales no es inherente a la acción de amparo, salvo que la norma resulte operativa, no requiera acto de aplicación, se presente ostensible e inopinable su invalidez y su contradicción con el ejercicio de los derechos humanos que se invocan, afectándolos de manera actual, inminente y con antijuridicidad manifiesta, entre otros recaudos. En ese contexto, la demostración del daño grave o irreparable que pudiese ocasionar la utilización de los remedios ordinarios previstos por la legislación, justificaría acudir al expedito del amparo (art. 20 cit.; art. 43, C.N.). Se trata de una situación extrema, pues su naturaleza sumaria no ofrece -por regla- el marco cognoscitivo adecuado para el juzgamiento de la validez de ordenamientos abstractos e impersonales, en particular, si ellos son de jerarquía legal (cfr. párrafo 4º art. 20 inc. 2 cit. y ley 7.166). En el amparo, el juicio va en dirección a los derechos constitucionales de las personas porque está establecido para garantizarlos; en las otras vías que posibilitan el control de constitucionalidad - especialmente la acción declarativa a la que alude la deliberación de la Constituyente-, se apunta en cam6 Causa nº 372 CCALP bio al derecho objetivo -sin perjuicio de la presencia del caso- y es un ámbito donde la exigencia de “parte interesada” para abrir esa jurisdicción (art. 161 inc. 1°, Const. Prov.) no requiere de los caracteres del amparo, pues opera principalmente como tutela preventiva y se revela, desde cierto punto de vista, como un juicio contra la norma, posibilitando un exhaustivo examen de su congruencia constitucional. De ahí que la Constitución Provincial la haya encomendado -en forma originaria- a la Suprema Corte que, como Tribunal Constitucional, es el intérprete final en jurisdicción provincial de las normas supremas y de las de derecho público local, función acorde con esa competencia exclusiva cuando el único objeto de la pretensión principal es la declaración de inconstitucionalidad de un precepto normativo (arts. 161 inc. 1°, cit. y 683 y sigts., C.P.C.C.). En cuanto a la improcedencia del amparo contra las leyes (art. 20 cit.), aunque se reserve esta expresión a las normas emanadas de la Legislatura mediante el procedimiento legislativo (arts. 104 a 112 y concs., Const. Prov.), aquel principio que impide prima facie- el ataque directo de normas -aún sublegales- deriva de la necesaria existencia del hecho, acto, decisión u omisión para suscitar la jurisdicción en el amparo y ante cualquier juez (otra vez, art. 20 cit.; v. art. 4º, ley 7.166). Ocurre que a medida que los rangos normativos descienden con respecto a la ley suprema, decrece también la intensidad de la presunción de validez y, por lo tanto, aumentan 7 las variables de infracción al orden jurídico superior conformado, cada vez más, por un complejo de preceptivas que lo van condicionando. De ese modo, la institución del amparo puede flexibilizar su admisibilidad en relación a normas inferiores y la cierra con respecto a las de jerarquía legal (art. 20 cit.). Es una cuestión de matices de una base común, la presencia de la lesión concreta, que no estructuran las reglas procesales, sino las propias de la Constitución. Todo ello, claro está, sin mengua del principio según el cual, en la acción de amparo -de igual modo que en cualquier proceso judicial- se ejercite el control de constitucionalidad inherente a la función de juzgamiento de casos, causas o controversias (arts. 18, 31, 116 y concs. Const. Nac.; 15, 57 y concs., Const. Prov.), pero que presupone, en todos los supuesto, la instancia judicial abierta con arreglo a las normas que la rigen (cfr. art. 168, C.P.). De lo expuesto se desprende que la censura directa y consecuente examen de validez de una norma en la acción de amparo sólo pueden encontrarse expeditos en tanto aquélla resulte autoaplicativa, no requiera actividad intermedia y exhiba palmarias transgresiones jurídicas que afecten con arbitrariedad el ejercicio de derechos humanos. IV- Sobre la base de estas premisas cabe analizar los agravios del apelante y si éstos satisfacen la crítica eficaz de la motivación del pronunciamiento en crisis. 8 Causa nº 372 CCALP a) En primer término considera el amparista que el acto lesivo es la disolución del Tribunal de Ética y la desarticulación del procedimiento administrativo disciplinario instituido por la ley 12.155 que, en su caso particular, ocasiona que se violente en forma lesiva los derechos constitucionales ...(Juez natural, debido proceso, derecho de defensa, etc.) (fs. 44 vta. y sigts.: Primer agravio). El actor arguye que estas normas son operativas en la medida que importan una orden de ejecución de las mismas al Poder Ejecutivo (fs. 47). Pese a esta afirmación inicial, no se visualiza, conforme lo demostrará la consideración de los agravios, la presencia de la lesión concreta a la situación del actor, aún cuando surge de las constancias de la causa que se encuentra sometido a un sumario administrativo (cfr. expte. 21.100-60.447, agregado sin acumular, fs. 36 y sigts.) cuyo trámite puede estar o estará alcanzado por la nueva legislación, conclusión que no podría efectuarse con certeza por falta de suficientes elementos de conocimiento aportados acerca del trámite de implementación del precepto legal, así como del estado de su reglamentación y, en su caso, del modo en que efectivamente operaría la modificación orgánica. No puede aseverarse que se trate de un supuesto en el que la norma legal resulte autoaplicativa, pues necesita actividad intermedia para concretar sus contenidos (v. arts. 47 y 48, ley 13.204), sin perjuicio de los ulteriores actos individuales. 9 La afectación -a tenor las alegaciones del actor- derivaría de la operatividad de la modificación legal, que comprendería su caso como personal bajo un procedimiento disciplinario y de este modo, se vería privado de la intervención de un órgano creado por la anterior legislación, con alteración de la garantía del “juez natural”, agravio que refiere a la supresión del Tribunal de Ética Policial (ley 13.204). Vale poner de relieve que el acto lesivo debe precisarse como un ataque específico a los derechos humanos protegidos y, en cambio, la censura efectuada por el apelante se estructura sobre la hipótesis de que las impugnadas modificaciones introducidas a la ley 12.155 por la ley 13.204, en cuanto entre ellas se disolvió el citado órgano y sus funciones se trasladaron a la Auditoría General de Asuntos Interno aparejando cambios al régimen procedimental -que no se encarga de pormenorizar-, le ocasionan daños y privación de garantías. Asegura que esas afectaciones se producen por la sola vigencia de la ley, pero en concreto, ella no se ha traducido en actuaciones de aplicación a su caso, según se irá precisando a continuación, ni aparecen palmarias las violaciones constitucionales que denuncia para abastecer un supuesto de "inminencia" o "amenaza" del agravio (arts. 20, C.P. y 43, C.N.). En suma, aún de aceptarse que se trate de un régimen operativo, es preciso que la restricción re- 10 Causa nº 372 CCALP sulte verificable en los hechos, circunstancia que no se aprecia configurada en este caso. Sin duda que las transgresiones alegadas son de una gravedad notable. Pero la denuncia no basta para suscitar el control de constitucionalidad normativo a través de la acción de amparo. Es preciso que de manera manifiesta, sin mayor examen ni prueba, puedan visualizarse, se revelen ante el juez y tal grado de exposición no se da en este caso, con arreglo a los cuestionamientos del actor, que serán considerados. b) El amparista esgrime que el Tribunal de Ética -virtualmente suprimido por la ley que atacaes un órgano imparcial y que, en cambio, la Auditoría -que viene a reemplazarlo- no reviste ese carácter pues reúne las condiciones de acusador y juez. De allí deriva la lesión a las garantías ya señaladas (juez natural, debido proceso, igualdad, etc.). Ahora bien, se impone consignar que tal modificación legal orgánica -que es núcleo del planteono ha recaído en el ámbito de los tribunales de justicia, sino en el de la organización administrativa del Poder Ejecutivo. Ni tampoco en la esfera de la función judicial, sino de la función administrativa estatal que el actor califica de jurisdicción administrativa. El Tribunal de Ética Policial no pertenecía al Poder Judicial sino a la Administración Pública, con dependencia directa de uno de sus Ministerios (cfr. art. 41, ley 12.155, texto anterior a la modif. de la ley 13.204). Aunque se lo quiera considerar un 11 órgano de mayor independencia funcional que otros de la administración activa, ello no fulmina sin más de invalidez la reforma de marras, por las razones invocadas en la causa. c) De este modo se quiebra el primer eslabón de la queja; pues la garantía del “juez natural” (arts. 18 y 75 inc. 22, Const. Nac.; 10, 15, 18 y concs. Const. Prov.) no puede entenderse vulnerada en la especie, pues el actor no se halla sometido a un juicio ni la ley en cuestión altera ninguna estructura judicial ni sus procedimientos procesales aplicables; menos aún traslada funciones inherentes al juzgamiento de causas hacia el Poder Ejecutivo o sustituye un tribunal de justicia por un órgano administrativo. Aquella garantía inherente al proceso judicial, no puede reputarse violentada en un sector de actuación estatal -facultades disciplinarias de la administración en relación a su personal- cuya titularidad, de ordinario, se halla en cabeza de los órganos de la administración centralizada (doctr. art. 144 y conc. art. 52, Const. Prov.). Las razones esgrimidas por el apelante en cuanto al cercenamiento de la defensa que sobrelleva la modificación orgánica que impugna, requiere de un análisis y debate de mayor profundidad, sin que se presente palmario el menoscabo del modo que sostiene -puede decirse, anticipadamente- el accionante. d) La “imparcialidad”, que se invoca con similares fundamentos, no es ajena sino inseparable del ejercicio de funciones administrativas, en tanto ac12 Causa nº 372 CCALP tividad estatal; no requiere en este ámbito de organizaciones independientes ni de la intervención de los jueces, ni es privativa de determinados órganos o funcionarios, sino que a todos los alcanza (arts. 1, 5, 123 y concs., Const. Prov. y 1 y concs., Const. Prov.). Su proyección encuentra otros mecanismos que permiten hacerla efectiva, como principio esencial del sistema republicano y garantía de los derechos de las personas y del interés público; entre ellos los institutos de la excusación y recusación, los que, sin perjuicio de las normas generales (vgr. art. 6 y concs., decreto ley 7.647) plasma explícitamente la ley que se ataca, con remisión, en este punto, al régimen del Código Procesal Penal (art. 49, ley 13.204). La afectación a la imparcialidad, en la esfera de la administración y de su potestad disciplinaria, no puede resultar de la mayor o menor dependencia orgánica más allá de que esta pauta pueda coadyuvar a sostenerla, pues todos los agentes y funcionarios deben actuar con arreglo a ese principio. En estas condiciones, la impugnación del actor no revela que pueda concretarse lesión inminente e irrazonable a sus derechos, ni que la solución legislativa repugne tales principios constitucionales. e) También equivoca el camino cuando refiere que ante el Tribunal de Ética se realizaba “el juicio”, garantía que tras la eliminación de ese organismo, alega haber perdido. La ley en su texto anterior establecía a cargo de ese órgano “juzgar administrativamente” y “aplicar sanciones” (art. 49 ley 13 12.155), siempre de carácter administrativo, naturaleza funcional y de actuación que no se identifica con la propia del proceso judicial. f) De modo similar ocurre con relación a los agravios al debido proceso, cuyo “pleno respeto” establece en forma expresa la cuestionada normativa, como condición de la reglamentación del procedimiento (art. 48), sin perjuicio de la vigencia operativa -al respecto- de los preceptos constitucionales en cuanto aseguran tales garantías en el procedimiento administrativo (art. 15) y de la legislación general en la materia (decreto-ley 7.647). g) El principio de igualdad que consagra la Constitución (arts. 16, 75 inc. 22 y concs., C.N.; 11 y concs., C.P.) no se desmorona frente a la ley que aplica a todos las mismas reglas. El actor interpreta que la norma que ataca se halla en pugna con ese máximo enunciado, debido al diferente trato que de ella se desprende respeto de las personas imputadas de faltas cometidas en una misma época, pues determina consecuencias distintas entre aquellos que han tenido trámite ágil que llevó a suscitar la intervención del Tribunal de Ética, frente a quienes -como el amparista- ven actualmente inconcluso el sumario. Pero en la especie, en todo caso, la diferencia de situación no proviene de un distingo disciplinado por la previsión legal, sino de otras circunstancias, pues aquélla no establece distinciones entre las personas alcanzadas por sus disposiciones. La impugnación, en los términos 14 planteados por el Causa nº 372 CCALP apelante, es insatisfactoria para comprobar el quebranto manifiesto del principio constitucional de igualdad. h) En cuanto a la confección de listas de personal a declararse prescindible a cargo de los Auditores Adjuntos, que más tarde deberán dirimir la responsabilidad imputada en las instrucciones sumariales, tampoco puede considerarse que ello equivale a una sentencia administrativa condenatoria, como sostiene el amparista, siempre en línea con su intento de acreditar la actuación lesiva inminente y grave. Tal implicancia no queda demostrada y sólo traduce una opinión anticipada y conjetural del obrar de la autoridad en casos particulares, que no se compadece con el examen constitucional de la norma ni resulta de su texto. i) Acerca del menoscabo a los principios de "inocencia" y "debido proceso" que el actor, a la luz de lo dispuesto por el art. 8 de la Convención Americana y de otras cláusulas constitucionales, analiza a través de tres elementos (orgánico, temporal y de las partes), reincide en el análisis de la cuestión cual si el procedimiento administrativo y la materia de regulación legal fuesen las propias del Poder Judicial o de un proceso judicial. La previsión del Pacto que el apelante transcribe se refiere a toda persona inculpada de delito y, en cuanto al "debido proceso" que comprende todas las materias judiciales, la norma supranacional se refiere a la intervención de tribu- 15 nales judiciales de carácter independiente e imparcial. Sin perjuicio de ello, ya se consignó que el debido proceso es plenamente aplicable al procedimiento administrativo en general y al disciplinario en particular (art. 15, Const. Prov.; cc. art. 48 ley 12.155, texto ley 13.204; decreto-ley 7.647). A ello debe agregarse que una vez ejercida la potestad administrativa disciplinaria, la persona afectada puede acudir de manera irrestricta ante los tribunales de justicia para que juzguen en forma integral acerca de la cuestión (art. 8, cit.; arts. 15, 166 y concs., C.P. y 18 y cons., C.N.). La alegación de la actora, cuyo norte es demostrar que el único modo en que se hallan a salvo tales garantías en el sumario administrativo está dado por la presencia de un tribunal independiente para resolver acerca de la responsabilidad disciplinaria en la relación de empleo público, no se compadece con los principios básicos de la distribución funcional que consagra la Constitución, según se ha especificado anteriormente. j) En otro orden de razones, el actor procura justificar la utilización del remedio rápido del amparo, en atención a la violencia al derecho de obtener una resolución que dirima la causa en un plazo razonable frente a la impresionante urgencia de este justiciable en solucionar el grave y actual perjuicio que se encuentra sufriendo (fs. 47). 16 Causa nº 372 CCALP Al ser insuficiente la denuncia de la inconstitucionalidad normativa que permita hacer mérito a la declaración de invalidez e inaplicabilidad de ese régimen en este proceso, la demora en la decisión del sumario no autoabastece ningún tipo de petición autónoma, pues se integra como un argumento para sostener aquélla y acreditar los presupuestos del amparo. La necesidad de pronta definición de ese procedimiento se alega como razón de la urgencia (pues el actor ha sido declarado prescindible recientemente fs. 23 y sigts. exp. 21.100-60.447-), pero de ningún modo como pretensión independiente de la impugnatoria de la ley 13.204. k) Similar ponderación corresponde en relación al agravio por omisión en el dictado del decreto que regule el nuevo procedimiento administrativo. Además ello contrasta con la principal petición, tendiente a que se mantenga vigente el anterior régimen normativo. l) La pretensión planteada -que dice el actor se tornaría abstracta si el Tribunal de Ética fuera efectivamente disuelto- en el contexto del examen efectuado, pierde autonomía para valorar la suficiencia de la impugnación, pues su mérito depende de si el cambio legislativo se ha operado con lesión actual e inminente y palmaria transgresión de los derechos y normas superiores que se invocan. Y, conforme se ha señalado, la modificación legal no trae aparejada de manera notoria las alteraciones constitucionales que se denuncian. 17 ll) Los agravios segundo y tercero (fs. 47 y 48) quedan comprendidos en el tratamiento efectuado en los puntos anteriores, pues aquéllos versan sobre tópicos similares. m) El cuarto capítulo del recurso (fs. 48), en el que se censura la ponderación efectuada por la jueza de primer grado, endilgándole incumplimiento del deber de declarar, aún de oficio, la inconstitucionalidad, no es una crítica eficaz hacia la decisión, que aplicó -adecuadamente- la norma del art. 20 inc. 2 -primer y tercer párrafos- de la Constitución. Conforme fuera desarrollado al inicio del examen de la cuestión planteada en el recurso y luego, con particular atingencia a los argumentos de la queja, no se ha demostrado en estos autos que estén presentes los presupuestos que confieran soporte a la invalidez de la norma, propios de la acción de amparo. Fracasa la suerte de la vía judicial escogida y, en su contexto, el control de constitucionalidad (art. 57, C.P.) que requiere, en este ámbito, la configuración de los extremos previstos en la ley suprema (arts. 20, C.P. y 43, C.N.). n) En cuanto al agravio quinto, que se asienta en la potestad declarativa de inconstitucionalidad prevista en el art. 20 -ya citado-, fue motivo de consideración en el punto III. No obstante ello, debe destacarse que la jueza a-quo no ha declinado de dicha atribución ni ha afirmado que en el juicio de amparo no pueda efec18 Causa nº 372 CCALP tuarse el control de constitucionalidad o que no quepa declarar la invalidez de normas, por lo que la reseña que contiene el recurso de la doctrina de la Corte Nacional de los casos “Outón” y “Peralta”, no guarda congruencia con la motivación del fallo. Mal podría sostenerse la imposibilidad de efectuar una declaración de ese tipo frente a las claras pautas constitucionales (arts. 20 y 43, cits.). El resultado adverso para el actor, según el pronunciamiento, encontró fundamento en otro punto, a saber la improcedencia de la acción de manera directa, sin acto lesivo concreto, contra la ley, tal como prescribe la norma fuente (art. 20, cit.). Interpretación que se efectuó sobre la base de la pretensión articulada y dirigida en forma inmediata contra la norma legal, que aún no ha sido objeto de desarrollo reglamentario ni de acto aplicativo al accionante. Cabe igualmente poner de relieve que la doctrina que cita el ampartista, del máximo tribunal federal, acerca de la impugnación normativa directa en la acción de amparo, encuentra sustento -en parte- en la inexistencia de una vía de control de contornos semejantes en el orden nacional, que dio pie a la construcción pretoriana enderezada a encauzar ese tipo de pretensiones, ora a través de la acción de mera declaración de certeza -con carácter preventivo-, ora a través de la acción de amparo (v. doctr. casos “Klein”, “Peralta”, entre otros). Se señaló al comienzo que en la Provincia de Buenos Aires los constituyentes tuvieron en cuenta, 19 al incorporar la cláusula del amparo, la presencia de la específica acción de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte, que llevó a la convención a aprobar el texto del tercer párrafo del art. 20 inc. 2°, aplicado por la sentencia objeto de la queja. Y por último, también se apuntó, y en ello terminan confluyendo tanto el sistema federal (art. 43, Const. Nac.) cuanto el provincial (art. 20, cit.), que el amparo es una vía apta para suscitar el examen de la validez constitucional de normas autoaplicativas, hipótesis que, de acuerdo al análisis efectuado sobre los agravios del apelante, no se da en el sub-lite. Ñ) Tal como lo admite el propio amparista, sólo pueden quedar excluidas de tratamiento en el amparo aquellas situaciones que a juicio del decidente demandarían en verdad un debate y prueba mayores (fs. 49). Sin embargo, el juzgamiento acerca de la razonabilidad de la norma controvertida requiere sin duda de un ámbito de mayor prueba y debate que el sumarísimo del amparo. Es así porque descartado que la supresión del Tribunal de Ética se cierna arbitrariamente y de manera ostensible sobre los derechos humanos invocados, la cuestión constitucional traída no resulta inherente a la vía intentada. o) Por último, la alegación relacionada con el daño grave e irreparable que la utilización de otros remedios judiciales depararía al accionante (esp. fs. 49/49 vta./50), no se dirige hacia el punto central 20 Causa nº 372 CCALP del pronunciamiento, sino sólo a su consecuencia. El núcleo de la motivación ha recaído en la inexistencia de lesión concreta, despejando la verdadera cuestión bajo examen, circunscripta al ataque de una ley, cuyos efectos sobre la situación del actor no se acreditan en el caso. El recurrente aduce que someter la controversia a otro proceso, la tornaría abstracta (fs. 49); que no queda desplazada la idoneidad del amparo por existir vías simultáneas (fs. 49 vta.) y que no existe un remedio judicial alternativo que sea expedito, rápido y que resguarde los derechos afectados (fs. 50), todo lo cual ha sido ampliamente analizado, pues las particularidades de la contienda denotan con claridad que no concurren los extremos requeridos (art. 20, cit.). A ello debe agregarse que no se comprueba que los remedios ordinarios a los que alude la Constitución, que actualmente garantizan plena y eficazmente el acceso a la justicia y la tutela judicial (arts. 15, 20, 166, 161 y concs., Const. Prov.; ley 12.008), puedan ocasionar los mencionados perjuicios. Y que el funcionamiento de la garantía del amparo, en armonía con otros cauces judiciales previstos por la Constitución y las leyes, no es una mera cuestión procesal, como arguye el apelante (v. fs. 50), sino el resorte consagrado por la ley suprema que preserva las jurisdicciones comunes y contempla el amparo para los supuestos de gravedad y entidad en 21 la violación de sus mandatos (especialmente párrafo segundo del art. 20 inc. 2, cit.). Conclusiones que no relevan ni menoscaban el principio de supremacía de la Constitución, sino que contribuyen a mantenerlo, ni implican declinación alguna del control constitucional, cuya reserva a jueces determinados no propicia el fallo de primera instancia, ya que -se expresó sobradamente- es inherente a todo proceso judicial y no exclusivo de alguno de ellos (arts. 18, 31, 75 inc. 22, 116 y concs., Const. Nac.; 1, 15, 20, 57, 160, 161, 166, 168, 171 y concs., Const. Prov.; 3 y concs., ley 12.008 y sus reformas). V- Por ello y restantes consideraciones, la decisión apelada no encierra error en el juzgamiento pues el encuadre del caso, tanto desde la falta de configuración del acto lesivo, cuanto desde el objeto de la pretensión impugnatoria de una ley, se ajusta a derecho y a las circunstancias de la causa (arts. 20 inc. 2, 168 primer párrafo, 171 y concs., Const. Prov.). Costas a la actora en la instancia de apelación (arts. 18, 19 y 25, ley 7.166). Por las razones expuestas, a la cuestión planteada voto por la negativa. A la cuestión planteada, el Dr. De Santis, dijo: La consideración de la cuestión planteada por el Tribunal me impone remitirme a la posición que he sostenido en causas anteriores de esta Cámara, en las 22 Causa nº 372 CCALP que tuve oportunidad de emitir mi voto con relación a situaciones análogas. Así, respecto a la improcedencia de la impugnación de constitucionalidad de normas generales por vía de la acción excepcional del artículo 20 de la constitución de la Provincia (ley 7166) pude expedirme en causas, “Ferrocarril Metropolitano Belgrano Sur y otros c/. Ministerio de Economía -Dirección Provincial de Rentas- s/. amparo” causa CCALP nº 61; “Mangano Alba Graciela c/ IOMA s/ amparo” causa CCALP nº 32; resultando coincidente, a ese respecto, el criterio de la Dra. Claudia Milanta al emitir su primer voto, razón ésta que me lleva adherir a los fundamentos desarrollados en el punto III del mismo. De igual manera, en ocasión de emitir mi voto en causa “Landeras Horacio Antonio c/. Ministerio de Seguridad –Pcia. De Bs.As.- s/. Amparo” CCALP nº 220, tuve oportunidad de considerar la cuestión que trata el voto que me precede (punto IV b),c),d) y e). En esa dirección sostuve, en punto al tópico relativo al “juez natural” que, esa garantía constitucional, reservada al órgano independiente caracterizado por la fuerza de verdad jurídica definitiva de su zona de reserva, no es transferible a una actividad que constituye el presupuesto de su intervención. La actividad administrativa, reflejada en el caso, en un punto vinculado al ejercicio de la potestad disciplinaria, inscripta en el marco de una relación jurídica de empleo, no participa de ese perfil sustancial, sin que ello autorice a eximir del procedi23 miento, el cumplimiento de las reglas del debido proceso, circunstancia desvinculada de aquélla otra. De allí se sigue que el atributo de “tercero imparcial” exclusivo de la jurisdicción (los jueces), no puede verse menoscabado en el caso de autos, en tanto, la causa se halla referida a una modificación de la organización administrativa que ningún impacto produce en aquél principio constitucional. De allí es que, sin compartir en su totalidad el argumento que la Dra. Milanta expone en el punto IV d) de su voto, no por dejar de considerar debida la actuación imparcial de los funcionarios –como lo afirma- sino por reputar insustancial esa característica para definir a la función administrativa, aún en su faz disciplinaria, coincido, de todos modos, con la solución que propicia para el caso. Las razones coincidentes expuestas y las que no han sido motivo de ponderación en éste, con relación al voto de la Dra. Claudia Milanta, a las que adhiero, me llevan a votar en idéntico sentido por la negativa. Costas en esta instancia a la actora vencida (art. 25 ley 7166). A la cuestión planteada, el doctor Spacarotel dijo: Que concuerdo básicamente con los argumentos sostenidos por la Dra. Milanta, a los que adhiero, sin perjuicio de lo cual me permito formular las siguientes aclaraciones: I.- En cuanto a la procedencia de la acción de amparo para cuestionar en forma directa las leyes he 24 Causa nº 372 CCALP tenido ocasión de expedirme en la Causa nº 20 "Delgado", en donde expresara que "... por principio el examen de constitucionalidad, tiene en nuestro régimen constitucional, un cauce procesal propio y exclusivo, directo y concentrado (arts. 161 inc.1º, Constitución Provincial y 683 a 688, CPCC), empero no es menos cierto que tanto el artículo 43º de la Constitución Nacional, como el art. 20º ap. 2 de la Constitución Provincial, permiten al juez declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesivos, esto es, en forma indirecta o refleja, es decir cuando un acto individualizado y aplicativo de una norma general se reputa inconstitucional.". Se colige de lo expuesto la inadmisibilidad de la acción intentada por aplicación de la señalada limitación del art. 20 inc. 2º, párrafo tercero y la consistente doctrina del máximo Tribunal (doctr. causas B. 63.985, "Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación", res. de 7V2002; B. 63.892, "Avila", res. de 15-V-2002; B. 63.813, "Sociedad de Socorros Mutuos de Ramos Mejía", res. de 21-V-2002; B. 63.678, "Pacífico S.A.", res. de 21-V-2002; B. 64.046, "Díaz, Patricia", res. de 29-V-2002; B. 63.661, "Asociación de Bomberos Voluntarios del Partido de Morón", res. de 29-V-2002; B. 63.964, "Da Ros", res. de 29-V-2002; B. 63.774, "Scabone", res. de 29-V-2002; B. 63.677, "Rajoy Palace S.A.", res. de 29-V-2002; B. 63.600, "Vicente", res. de 29-V-2002; B. 64.035, "Bingo Pilar S.A.", res. de 29-V-2002; B. 64.041, "Cadente", res. 25 de 29-V-2002; B. 64.034, "Isabella", res. de 29-V2002; B. 64.036, "Tapia", res. de 29-V-2002; B. 64.044, "Asociación El Portal del Sol", res. de 29-V2002; B. 63.660, "Asociación Música en San Martín", res. de 29-V-2002; B. 64.039, "Bingos Platenses S.A.", res. de 29-V-2002; B. 64.038, "Areco", res. de 29-V-2002; B. 64.042, "San Juan", res. de 29-V-2002; B. 64.095, "Camacho", res. de 30-V-2002; B. 64.037, "L.R.F. Group S.A.", res. de 5-VI-2002; B. 64.047, "La Mediterránea S.A.", res. de 5-VI-2002; B. 64.040, "Loverso", res. de 5-VI-2002; B. 64.138, "Colverde", res. de 3-VII-2002; B. 64.137, "Nieva", res. de 3VII-2002; Isidro B. 64.270, Casanova", "Club res. de Social y Deportivo 17-VII-2002; B. San 65.241, "González Dorfman", res. de 26-II-2003, así como recientemente lo ha sostenido en causa 86.720, "Usuarios y Consumidores en Defensa de sus Derechos, Asociación Civil contra Aguas del Gran Buenos Aires. S/ Amparo Res.del 22.IX.04.) II.- Asimismo, en causa Nº 61 "FFCC Belgrano", sostuve que "...en cuanto al proceso de amparo y su relación con los demás cauces de tutela judicial, la pauta constitucional del artículo 43º (Const. Nacional), tanto como el artículo 20º inc.2º, consagran expresamente el principio de "subsidiariedad" de la acción, lo cual implica que la parte actora asume la carga de demostrar, en concreto, la inutilidad (ora por inexistencia, ora por ineficacia), de los demás cauces judiciales de tutela previstos por el ordenamiento jurídico, debiendo en tal caso el juez o tri26 Causa nº 372 CCALP bunal expedirse expresamente sobre la concurrencia o no de dicho recaudo de admisibilidad". Bajo tales pautas de ponderación, ha de expresarse que en autos la accionante se limita a expresar que no existe un medio judicial alternativo más idóneo que se presente como efectivo, rápido y oportuno, para resguardar los derechos constitucionales que dice conculcados (art. 15, Const. Prov.) y que por la naturaleza del caso, no puede acudirse a las vías ordinarias sin daño grave e irreparable, tal genérica afirmación no resulta suficiente toda vez que la medida que específicamente se destaca como lesiva (supresión de un tribunal administrativo") integra un contexto junto a otras varias medidas complementa- rias de aquélla o de carácter preventivo (SCBA 64.649 sent. 27.11.02). III.- También ha de expresarse que en autos se debate la declaración de inconstitucionalidad de una ley, ultima ratio del orden jurídico (tal como lo tiene dicho el más Alto Tribunal desde antiguo cfr. "Fallos", 149:51 entre muchos otros casos, criterio a su vez compartido por la Suprema Corte v. causas Ac. 50.900, "Rodríguez", sent. del 15-XI-1994, "Acuerdos y Sentencias", 1994IV219; Ac. 60.887, "López", sent. del 24-III-1998; L. 77.503, "Cardeli" sent. del 6-V2001), revelan en el caso la existencia de razones de orden institucional que privan de andamiento a la vía escogida por la impugnante (arg. art. 3º, primer párrafo de la Constitución provincial). 27 IV.- Sin perjuicio de lo expuesto, y en relación al fondo de los agravios sostenidos por el quejoso, adhiero a los fundamentos propuestos por la doctora Milanta sin perjuicio de dejar expresamente a salvo del criterio expuesto en relación las funciones jurisdiccionales disciplinarias de la administración, lo que me lleva a coincidir, -en el punto-, con los fundamentos expuestos por del Doctor De Santis, a los que adhiero. En efecto, las mismas se caracterizan como la actividad estatal que decide controversias con fuerza de verdad legal, cumplida, en determinadas circunstancias, por órganos encuadrados en la órbita del Poder Ejecutivo. Ahora bien el procedimiento disciplinario administrativo es de competencia exclusiva de la Administración en virtud del otorgamiento de dicha competencia por la norma específica. El poder disciplinario se funda, en definitiva, en el poder jerárquico siendo aquél, por consecuencia, una emanación lógica del mismo y, en razón de la organización jerárquica de la administración, el mantenimiento de la disciplina corresponde al órgano que ejerce el poder disciplinario; esto es, que en la relación disciplinaria administrativa el sujeto activo es el órgano que puede juzgar siendo de su competencia determinar en cada caso el órgano encargado de dicha función. En efecto es un poder inherente porque de acuerdo al criterio de categorización de éstos, constituye un componente propio de la naturaleza o esencia de la 28 Causa nº 372 CCALP organización en cuanto tal, indispensable para su subsistencia y ejercitable, por tanto, en principio en interés propio, desde luego sujeto a los condicionamientos jurídico formales y sustanciales que para su ejercicio imponga en cada caso el ordenamiento jurídico. Por los motivos expuestos, y los concordantes sostenidos por los colegas preopinantes a la cuestión planteada voto por la negativa. De conformidad a los votos precedentes, la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en La Plata, dicta la siguiente SENTENCIA: Por los fundamentos expuestos, se rechaza el recurso de apelación interpuesto a fs. 44/51 y, por consiguiente, se confirma la sentencia recurrida en cuanto ha sido materia de agravio (arts. 18 y 19, ley 7.166). Costas a la actora en la instancia de apelación (arts. 18, 19 y 25, ley 7.166). Regístrese, notifíquese y devuélvase al juzgado de origen, oficiándose por Secretaría. Firmado: Gustavo Juan De Santis. Juez. Claudia A.M. Milanta. Juez. Gustavo Daniel Spacarotel. Juez. Dra. Griselda S. Picone. Secretaria. Registrado bajo el nº 12 (S) 29