OPCIONES RELIGOSAS Y VALORES SOCIALES. FES Congreso de Sociología Madrid 10-12 de Julio de 2013 Iziar Basterretxea Moreno I. LA RELIGIÓN EN LAS SOCIEDADES MODERNAS Hoy parece haber un cierto consenso que señala como el problema fundamental a resolver por parte de las sociedades modernas, el de cómo una democracia es capaz de responder adecuadamente al reto del pluralismo, sin olvidar los objetivos fundamentales de la cohesión social, de la igualdad, de la justicia y de la libertad. En un pequeño libro que encendió alguna que otra polémica hace unos años, Giovani Sartori señalaba que para comprender el pluralismo había que distinguir tres niveles de análisis, el pluralismo como creencia, el pluralismo político y el social. Respecto al primero de ellos, el pluralismo como creencia, señalaba que “se puede hablar de una cultura pluralista con la misma extensión de significado con la que hablamos de una cultura secularizada, no puede ser monista … (las fes reveladas no toleran contra-fes)”1 . En segundo lugar, el pluralismo político, implicaba una “diversificación del poder [...] basada en una pluralidad de grupos que son, a la vez, independientes y no exclusivos”2 lo que implicaba, entre otras cosas que “El pluralismo, se ha dicho al comienzo, separa la esfera de Dios de la del César, y al hacerlo niega que el Obispo o el Príncipe tengan una “exigencia total” sobre nosotros”.3 En tercer lugar, respecto a la estructuración del pluralismo social, escribía que “una sociedad fragmentada no por ello es una sociedad pluralista. Y si es verdad, como lo es, que el pluralismo postula una sociedad de “asociaciones múltiples”, ésta no es una determinación suficiente. En efecto, estas asociaciones deben ser, en primer lugar, 1 Sartori, G. (2001): La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros. Taurus. Madrid. pp. 31. 2 Ibid. p.35. 3 Ibid. p. 38. voluntarias (no obligatorias o dentro de las cuales se nace) y, en segundo lugar, no exclusivas, abiertas a afiliaciones múltiples. Y este último es el rasgo distintivo.4. Es decir, el pluralismo no se reduce a una multiplicidad acumulada ni tiene, necesariamente, que producir más multiplicidad, lo característico del pluralismo es que atraviesa todos los niveles de la vida social y que se sustenta en fundamentos comunes5 que permiten opciones de vida diferentes. Estos fundamentos comunes –que deben ser compartidos y respetados por todos- implican la distinción entre ámbitos de realidad en los que operan seres humanos autónomos que pueden (y deben) decidir, dentro de las posibilidades que el momento histórico les ofrece, el tipo de vida que quieren construir, incluso deben poder cambiar su proyecto de vida si lo consideran necesario. Las religiones han ocupado, tradicionalmente, un lugar destacado entre los aspectos a tener en cuenta por las sociedades pluralistas aunque, como nos recuerda Walzer, hoy hay multitud de variables que son esgrimidas para reclamar reconocimiento, dotar de sentido a proyectos vitales y cuestionar el statu quo. Aunque la cita a continuación es larga creo que nos permite entender claramente el planteamiento del autor, “...la negación de un poder coercitivo para los grupos religiosos ha de reiterarse en el caso de los grupos raciales y étnicos, de las comunidades culturales, de los movimientos sociales, e incluso de los partidos políticos. [...] Eso no significa que en él no se puedan expresar argumentos religiosos o que no sea posible celebrar ceremonias de índole confesional. Lo único que quiere decir (aunque es muy importante) es que la religión no puede afincarse allí; ninguna Iglesia puede oficializarse allí; ninguna república santa, islámica o de la Torá puede organizarse allí; el reino de Dios no puede hacerse realidad allí. El fin de la historia tiene que producirse en otro lugar. El espacio civil en una sociedad democrática es hostil a lo definitivo. Y, de igual modo, ninguna comunidad 4 Ibid. p.39. En este aspecto de los fundamentos comunes, Sartori es claramente discrepante de algunas interpretaciones que consideran que las diferencias religiosas, culturales o de otro tipo son irreductibles, lo que hace imposible cualquier tipo de acuerdo, siquiera de mínimos, entre ellas. Hay quien considera que los conflictos hoy están definidos más por valores “post materialistas” que por las cuestiones clásicas relacionadas con la distribución y que dado que son irresolubles, la única opción es desarrollar espacios de desarrollo independiente para cada una de ellas. Desde mi punto de vista, ni los conflictos fundamentalmente socio económicos son “sólo” una cuestión de reparto ni los “identitarios” buscan “sólo” reconocimiento. Como los grupos de “indignados” han mostrado, la cuestión redistributiva permanece tras otro tipo de conflictos y reaparece en cuanto se cuestiona. Por otra parte, la insistencia en quitar valor a los aspectos redistributivos puede fácilmente entenderse como una estrategia, precisamente para mantener posiciones de ventaja socio-económica. 5 2 étnica o racial puede arraigarse allí, y si la sociedad comunista se parece en algo a una era milenaria, tampoco puede afincarse allí. No puede haber una revolución final ni un reino mesiánico dentro del marco democrático. La separación entre religión y política, y todas las demás separaciones paralelas, son garantías de temporalidad, y también de provisionalidad. Pero de estas garantías no se desprende que no podamos perseguir activamente la materialización de una u otra idea de la sociedad buena. Lo único que se desprende es que, mientras haya ideas diferentes, ninguna materialización puede ser definitiva”. 6 Una vez más aparece la idea de las fronteras impermeables y la aceptación implícita de bases comunes inquebrantables. En estas condiciones, ¿cuál o cuáles son las funciones de la religión en las sociedades modernas? Es difícil encontrar hoy un autor o una autora que no trate o haya tratado, siquiera tangencialmente, el tema de la gestión del pluralismo religioso. En este sentido, se subraya que la religión puede tener importantes funciones sociales y no sólo para los creyentes. En el libro editado por Hans Küng Reivindicación de una ética mundial, en el que se invita a personas de distintos ámbitos a dar su opinión, encontramos la de Carl F. Weizsäcker, físico y filósofo, que señala que “Si se quiere dar con una ética mundial como condición necesaria para solucionar los problemas prácticos de la humanidad hoy, habrá que identificar y poner de manifiesto la coincidencia de las religiones en los principios éticos profundos”7. También Habermas señala para la religión funciones indispensables para la viabilidad de la vida social, “las tradiciones religiosas proporcionan hasta hoy la articulación de la conciencia de lo que falta. Mantienen despierta una sensibilidad por lo fallido. Preservan del olvido esas dimensiones de nuestra convivencia social y personal en las que los progresos de la modernización cultural y social han causado destrucciones abismales”8. Por su parte, Mardones señala que la religión, además de participar tanto en el debate como en la práctica sociales, proclamando valores solidarios basados en la 6 Walzer, Michael : “Cómo trazar la línea. Religión y política” (1998) en (2010). Pensar políticamente. Paidós. Barcelona. Pp. 219-242. 7 Carl Friedrich von Weizsäcker “Sobre la declaración por una ética mundial” en Küng, Hans (Editor) (2002): Reivindicación de una ética mundial. Trotta/Asociación UNESCO para el diálogo interreligioso. Madrid. P.83 8 Habermas, Jürgen (2006): Entre naturalismo y religión. Paidós. Barcelona. p.14 3 igualdad radical entre todos los seres humanos, puede aportar, desde un punto de vista más centrado en el individuo, orientación y sentido para vivir mejor, actitud de seriedad ante la vida y de honestidad frente a sí mismo. Pero ¿tenemos forma de comprobar si esto es realmente así? Las personas que se declaran religiosas ¿son más honestas? ¿Confían más en los demás? ¿Participan más en la tarea de construir sociedades mejores? II. POSICIONES RELIGIOSAS Y VALORES SOCIALES Contrariamente a lo que parece estar ocurriendo en Europa, en España, el número de personas que se declaran no religiosas no deja de crecer. Cuando existe, la religiosidad de los españoles parece reflejar una situación en la que la religión es, fundamentalmente, una característica cultural, una identidad “débil”, que se mantiene separada de la moralidad civil. Dicho de un modo simple, la religión en España parece ser más una característica cultural que propiamente religiosa. ¿Significa esto que existen esos principios básicos que posibilitan el auténtico pluralismo? Y si es así ¿Cuáles son esos valores? En trabajos anteriores me he acercado a distintos aspectos referidos a la forma de integrarse la religión en distintos ámbitos de la vida social. Entre ellos, a la litigiosidad generada en España por las diferentes religiones y a la interpretación que del artículo 16 de la Constitución Española viene haciendo el Tribunal Constitucional. También, a las diferencias que las mujeres religiosas y las no religiosas tienen respecto al papel de la mujer en nuestras sociedades. Dichos trabajos me han generado la impresión de que la conflictividad que se manifiesta en los tribunales no es especialmente relevante, sobre todo si la comparamos con la que se produce, por ejemplo, en el ámbito del derecho de familia o del derecho penal lo que hace pensar que los asuntos religiosos no generan especial conflictividad, a pesar de que las noticias que reflejan los medios de comunicación parecen indicar lo contrario. Igualmente, y en contra de lo que se refleja al analizar los datos de otros países (workshops de la EVS), las opiniones de las mujeres respecto a su posición en la sociedad, parecían mostrar una homogeneidad que hacía la variable “religión” irrelevante. 4 En este trabajo he intentado acercarme, fundamentalmente, a la cuestión sobre las diferencias entre personas que se declaran religiosas y las que declaran no serlo respecto a distintas baterías de valores, sirviéndome, para ello, de los datos de la última oleada de la Encuesta Europea de Valores (2008). Para ello me he centrado en dos de las características que hemos señalado al principio como rasgos relacionados, teóricamente, con la religión: La Felicidad personal y la Cohesión social, entendiendo esta última en relación tanto con la confianza que tenemos en los demás como con la postura frente a diversas cuestiones sociales, en concreto, la opción entre libertad e igualdad, el autoposicionamiento en la izquierda o la derecha políticas, las cuestiones sobre si existen certezas absolutas o no, la aceptabilidad de ciertas transgresiones y la opción de una mayor o menor intervención del estado en la vida económica. En concreto, para la realización de los análisis de correlación y de varianza he recodificado todas la variables, he eliminado las categorías “no sabe/no contesta” y, para evitar la posibilidad de frecuencias teóricas muy bajas, he reducido las opciones de respuesta agrupando las existentes. El cuestionario europeo plantea distintas cuestiones sobre el posicionamiento de la persona dentro del ámbito religioso (sobre si se considera persona religiosa o no, si pertenece o no pertenece a una religión, si se considera buen creyente o no, si asiste o no a ceremonias religiosas…) y aunque pueden utilizarse distintas de estas cuestiones para realizar un análisis, yo he optado por utilizar la autodefinición de persona religiosa, no religiosa, atea convencida, junto con la asistencia (frecuente, ocasional, nula) a ceremonias religiosas. La razón para elegir estos dos aspectos ha sido que aúnan tanto la dimensión subjetiva, personal, de la religiosidad moderna con la dimensión comunitaria de la participación en ceremonias institucionales. La siguiente tabla recoge de forma esquemática, los resultados obtenidos. Para facilitar la lectura he optado por indicar únicamente si la relación es significativa (+) o si no lo es (-). En la primera columna se presentan los resultados de chi cuadrado, en la segunda columna, los obtenidos en el análisis de varianza con dos factores, religiosidad proclamada y frecuencia de asistencia a oficios religiosos. En esta columna he señalado el 5 factor (o factores) que aparecía como significativo, “Religiosa” se refiere a la autodefinición, “Asiste” hace referencia a la frecuencia de asistencia a ceremonias religiosas y “Religiosa+Asiste” indica que es el conjunto de ambos el que resulta significativo. Por último, indicar que he separado la tabla por bloques, cada uno de los cuales refleja un aspecto analizado, la “felicidad sentida”, la “confianza” en las personas, posturas “político-sociales” y, “transgresiones”. Chi cuadrado Religiosa + Asiste Felicidad ___ ___ Se puede confiar en la gente () ___ La gente trata de ser justa ___ ___ La gente trata de ayudar ___ Directrices claras sobre el bien y el mal ___ Políticos no religiosos no adecuados Religiosa / Asiste Religiosos no deben influir en gobierno Religiosa / Asiste ¿Libertad o Igualdad? ___ ___ ¿Izquierda o Derecha? Religiosa ___ ___ Parados aceptar/o no cualquier trabajo Asiste Competencia buena/perjudicial ___ Estado más libertad/control empresas ___ ___ Ingresos equitativos/incentivos individuales ___ ___ ___ Responsabilidad: Persona/Estado Más propiedad privada/estatal Hasta aquí podemos señalar que, contrariamente a lo que parece entenderse desde posiciones teóricas, las personas que se declaran religiosas no son más felices que las que declaran no serlo. Tampoco parece que la confianza –relacionada teóricamente con la cohesión social- sea mayor dado que si bien es cierto que aparecen relacionadas lo están en serntido inverso, es decir, las personas que más confían son las que se declaran 6 no religiosas. Unido a esto, el análisis de varianza con los dos factores señalados no resulta significativo. Respecto a las posturas político-sociales lo que vemos es que, la relación de la religiosidad autoproclamada aparece como significativa únicamente en algunos de los aspectos y, también en estos casos, hay que señalar que la relación viene dada porque en el grupo de los autoproclamados como no religiosos la polarización es mayor, más que porque existan diferencias notorias de tendencia entre ambos grupos. A modo de ejemplo, el binomio “izquierda-derecha”, por señalar una distinción clásica, aparece como significativamente unido a la religión pero no porque los que se declaran religiosos se coloquen en la “derecha” (de hecho, el 65% se coloca en la “izquierda”) sino porque se distribuyen de forma más uniforme mientras que los que se declaran no religiosos se colocan más polarizadamente (85%) en la “izquierda”. Veamos ahora la relación con los aspectos que hemos denominado “transgresores”. Pedir al Estado sin tener derecho ___ Engañar en el pago de impuestos ___ Coger el coche de un desconocido Rel / Asist / R+A Tomar droga, marihuana o hachís Asiste Mentir en interés propio Asiste Una aventura fuera del matrimonio Religiosa Aceptar un soborno por una obligación ___ Homosexualidad Religiosa / Asiste Aborto Religiosa / Asiste Divorcio Religiosa / Asiste Eutanasia Religiosa Suicidio Religiosa Pagar en efectivo para evitar impuestos Religiosa Tener una relación sexual casual Religiosa / Asiste Viajar sin pagar en el transporte público Asiste Prostitución Religiosa Experimentos con embriones humanos Religiosa Manipulación genética de alimentos ___ Inseminación artificial o in-vitro Asiste / R+A ___ ___ Pena de muerte Fuente: EVS 2008. Elaboración propia 7 En estos aspectos aparece mucho más clara la relación entre religiosidad declarada y, lo que podríamos llamar, moralidad social. El único item en el que la posición religiosa no es significativa es el de la pena de muerte, en el que la respuestas se posicionan, en todos los grupos, en contra. También cabe señalar que, a diferencia de lo que ocurre en los aspectos anteriores, la significatividad aparece también al tomar en cuenta conjuntamente las variables religiosidad y asistencia a ritos religiosos. III. PARA SEGUIR DEBATIENDO Aunque el cuestionario plantea hasta en cuatro ocasiones, distintas cuestiones sobre el posicionamiento de la persona dentro del ámbito religioso (sobre si se considera persona religiosa o no, si pertenece o no pertenece a una religión, si se considera buen creyente o no, si asiste o no a ceremonias religiosas…) subsiste el problema de la misma definición de religión y la dificultad de saber qué concepto tiene sobre ella quien responde y, por tanto, la imposibilidad de comparar religiosidades autoproclamadas. La relación entre confianza en los demás y religión no sólo no se confirma sino que la relación parece ser inversa, más religión menos confianza. En este, como en el resto de aspectos y tal y como se señaló en el debate posterior a la presentación, sería interesante contar con muestras que nos permitieran neutralizar la variable edad dado que la mayoría de las personas que se declaran religiosas se encuentran por encima de los 40 años. La felicidad no aparece asociada a la religión. Las personas que se autodefinene como religiosas, se confirman como menos transgresoras que las que se definen como no religiosas La influencia de la religión podríamos denominarla irregular, no sólo porque es diferente con respecto a diferentes ámbitos sino porque lo hace, también, respecto a diferentes categorías dentro del mismo ámbito. Este hecho, que me parece relevante, puede también estar relacionado con alguno/s de los siguientes aspectos: 8 Con el pluralismo interno inherente a las opciones religiosas, propio a su vez de las sociedades modernas, lo que se suma a la dificultad, ya señalada, de definir la religión y, como consecuencia, con la dificultad de medirla. Con las características del cuestionario, que utiliza, fundamentalmente, atributos agrupados en grandes temas pero que, quizá, no tienen en todos los países de su aplicación la misma coherencia interna. Con la existencia de principios que podríamos denominar de moral civil (o, si se prefiere, principios compartidos por las morales civil y religiosa) ampliamente asentados en nuestra sociedad REFERENCIAS CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS (2012): Barómetro, Octubre DIAZ-SALAZAR, R. (2007): Democracia laica y religión pública. Taurus, Madrid. ELZO, J. & SILVESTRE Mª (dirs.) (2010): Un individualismo placentero y protegido. Universidad de Deusto. Bilbao. HABERMAS, Jürgen (2006): Entre naturalismo y religión. Paidós. Barcelona. MARDONES, J.Mª. (2005): Recuperar la justicia. Religión y política en una sociedad laica. Sal Terrae. Santander SARTORI, G. (2001): La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y extranjeros. Taurus. Madrid. VELASCO, D. (2006): “Repensar laicamente la democracia y la praxis cristiana” ESTUDIOS DE DEUSTO, vol. 54/1. Enero-junio. WALZER, Michael : “Cómo trazar la línea. Religión y política” (1998) en (2010). Pensar políticamente. Paidós. Barcelona. WEIZSÄCKER von, Carl Friedrich (2002): “Sobre la declaración por una ética mundial” en Küng, Hans (Editor): Reivindicación de una ética mundial. Trotta/Asociación UNESCO para el diálogo interreligioso. Madrid. 9