LA CRISIS PERMANENTE DE LAS CLASES POPULARES: CONDICIONES

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LA CRISIS PERMANENTE DE LAS CLASES POPULARES: CONDICIONES
DE TRABAJO Y VIDA EN LA VEGA MEDIA DEL RÍO SEGURA (MURCIA)
Antonio J. Ramírez Melgarejo (UMU) [email protected]
Andrés Pedreño Cánovas (UMU) [email protected]
0- RESUMEN (ya enviado y aceptado)
Esta Comunicación1 presenta las primeras conclusiones de una investigación en curso
sobre los modos de vida, las lógicas organizacionales y las estrategias de multiactividad
que desarrollan actualmente las clases populares en la Vega Media del Río Segura en
Murcia. Históricamente este enclave eminentemente rural basó su desarrollo económico
en la actividad agrícola. Desde principios del siglo XX se especializó en una
orientación productiva de frutas de carácter comercial y exportador. La sociedad local
estaba imbricada en este modelo agroexportador proporcionando mano de obra
asalariada (jornaleros, almacenes de manipulado) o mediante fórmulas de aparcería,
arrendamiento, etc. Con la apertura de una dinámica modernizadora del país
(intensificación de la industrialización/urbanización) en las décadas de los 60-70, una
parte de los varones despliegan un proceso de movilidad ocupacional hacia nuevos
mercados laborales en sectores emergentes como la construcción o regentando pequeños
establecimientos como bares y talleres. Al mismo tiempo la mayor parte de las mujeres
mantenían sus trabajos estacionales en el sector agrícola, principalmente en almacenes
de envasado, con los que obtenían una renta complementaria a la del marido. La
constitución de un polo de trabajo feminizado para la agroindustria frutícola se vinculó
a este perfil de familia prototípico.
Nuestra principal hipótesis es que a partir del año 2008 se resquebraja esta organización
laboral y social debido a la destrucción de puestos de trabajo, especialmente en los
sectores no agrícolas. Como consecuencia del desempleo masivo aumenta la
competencia por reingresar en los nichos de trabajo del sector agrícola, se generaliza la
precarización de las condiciones laborales y las rentas temporales de las mujeres se
convierten en la principal (y exigua) fuente de ingresos formal para muchas familias.
1
Ha sido realizada en el marco del proyecto titulado SOSTENIBILIDAD SOCIAL DE LOS NUEVOS
ENCLAVES PRODUCTIVOS AGRICOLAS: ESPAÑA Y MEXICO (ENCLAVES), dirigido por
Andrés Pedreño Cánovas y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (2012-2014, CSO201128511).
1
De este modo se reestructuran las estrategias familiares con el objetivo de conseguir
renta (formal o informal) con la que hacer frente a la creciente vulnerabilidad social y a
la pérdida de status.
El resultado central de esta comunicación será determinar cuáles están siendo las
consecuencias de la crisis en las prácticas laborales y vitales de las clases populares en
términos de movilidad, división del trabajo, pérdida de derechos, estrategias de
supervivencia y economía moral. En definitiva comprobar cómo la fragmentación social
se ha potenciado con la crisis y como las familias trabajadoras de la Vega Media
murciana se enfrentan a ella.
Palabras clave: crisis, condiciones de trabajo, condiciones de vida, estrategias
familiares, trabajo.
1-
PLANTEAMIENTO
DE
LA
INVESTIGACIÓN,
HIPÓTESIS,
FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA Y METODOLOGÍA.
Esta comunicación presenta los primeros hallazgos y conclusiones de una investigación
en curso sobre los modos de vida, las lógicas organizacionales y las estrategias de
multiactividad que desarrollan actualmente las clases populares en la Vega Media del
Río Segura en Murcia.
Varias son las líneas y grupos de investigación que confluyen en un proyecto principal,
que denominaremos ENCLAVES, que tiene como uno de sus objetivos principales
analizar los aspectos problemáticos de la sostenibilidad social2 de ésta área rural, que se
articula cómo un enclave de agricultura intensiva. El segundo objetivo principal es
analizar las convergencias globales y las especificidades locales de producción. Para
poder alcanzar estos objetivos es fundamental atender a los dos ejes sobre los que se
centra la presente comunicación: las condiciones y procesos de control del trabajo y las
estrategias de supervivencia y reproducción social de las familias.
Que se puede definir como “la existencia de un entramado humano diverso y equitativo suficientemente
activo y articulado para generar dinámicas sociales y económicas capaces de mantener la satisfacción de
las necesidades materiales y simbólicas de todos los colectivos que componen la población de un
territorio” (Camarero, 2009:23).
2
2
¿Por qué este espacio en concreto? En primer lugar porque se trata de un esfuerzo por
complementar y continuar la línea investigadora de Sociología rural y de la agricultura
que desde mediados de los años 90 viene impulsando el sociólogo Andrés Pedreño del
departamento de Sociología de la Universidad de Murcia. Hace ya 15 años que escribió
“la realidad sociolaboral de los espacios rurales hoy se define por la diferenciación de
sus mercados de trabajo e igualmente por la heterogeneidad de las estrategias sociales
de subsistencia: por un lado, un pasado remoto de homogeneidad campesina, por otro,
un pasado reciente de éxodo y emigración” (Pedreño, 1998) ¿Cuáles son esas prácticas
sociolaborales a día de hoy? ¿Cómo se lo montan las familias cuando falta el trabajo?
¿Cómo se reorganizan en el seno familiar las tareas de reproducción? ¿Cuáles son las
formas de solidaridad comunitaria? etc.
En segundo lugar por la importante aportación científica que supone realizar
investigaciones longitudinales en el tiempo3, en un mismo espacio con similares
fundamentos teóricos, lo cual permite explicar la articulación de los complejos procesos
sociales con una perspectiva comparativa.
En tercer lugar porque es un enclave
especialmente atractivo para tratar de comprender las dinámicas sociales y laborales de
las clases populares murcianas porque “Los municipios de la Vega Media del Río
Segura (Abarán, Blanca, Ojós, Ricote, Ulea, Villanueva, Archena y, Ceutí) constituyen
un excelente marco geográfico para reflexionar sobre los procesos constituyentes de un
escenario rural característico de la realidad socioeconómica murciana. Nuestro objetivo
es abordar el análisis de la lógica social de una economía flexible que ha modelado una
realidad espacial secularmente agraria, convirtiéndola en una bolsa de empleo informal”
(Pedreño, 1998).
El mismo objetivo básico de “abordar las lógica social de una
economía flexible” en este enclave específico es el que guía nuestra incipiente
investigación, desde una mirada multidisciplinar que englobe especialidades
sociológicas hermanas como trabajo, agricultura, ruralidad y paisaje.
3
Son numerosas las investigaciones en este sentido, sirvan aquí las palabras del sociólogo y agrónomo
J.Van der Ploeg “los modos de producción campesina, empresarial y capitalista son movimientos
(interrelacionados) en el tiempo” donde “este tipo de estudios [longitudinales] permite captar
movimientos en el tiempo. Espero que el estudio de tendencias a largo plazo permita entender la
naturaleza, la dinámica y el impacto de los diferentes modos de ordenación” (Van der Ploeg, 2008:34).
3
En resumidas cuentas se trata de analizar cómo las familias trabajadoras de la Vega
Media murciana articulan estrategias laborales, económicas y vitales para reproducirse
socialmente y hacer frente a la fragmentación social, el nomadismo laboral, la falta de
empleo y el ataque a los derechos laborales en el actual contexto de crisis sistémica.
Nuestra hipótesis de partida es que a partir del año 2008 se resquebraja la organización
laboral y social en la zona objeto de estudio debido a las consecuencias de la crisis,
principalmente por la destrucción de puestos de trabajo en sectores no agrícolas y la
creciente vulnerabilidad de las clases trabajadoras. Como consecuencia del desempleo
masivo aumenta la competencia por reingresar en los nichos de trabajo resistentes,
siendo el sector agrícola el principal sector refugio. Así mismo se generaliza la
precarización de las condiciones laborales y las rentas temporales de las mujeres se
convierten en algunos casos en la principal (y exigua) fuente de ingresos formal para
muchas familias. De este modo se reestructuran, bajo una amplia diversidad de formas,
las estrategias familiares con el objetivo de conseguir renta (formal o informal) con la
que hacer frente a la creciente vulnerabilidad social y a la pérdida de status.
Las técnicas de investigación principales atienden a metodologías cualitativas,
básicamente: observación (modelación del paisaje, tipos de cultivos, almacenes y
cooperativas, barrios obreros, fábricas, comercios, arqueología industrial…); inmersión
etnográfica (encuentros circunstanciales con trabajadoras, participación de la vida
cotidiana) y sobre todo entrevistas en profundidad centradas en los relatos de las
trayectorias laborales y vitales de trabajadores/as y desempleados/as de este zona de la
Región de Murcia. Hasta el momento, Abril 2013, hemos entrevistado a trabajadoras de
almacén (jóvenes y ya jubiladas), jornaleros de campo, representantes sindicales,
trabajadoras temporeras del campo, autónomos montadores de parrales, podadores fijos
discontinuos, trabajadoras delegadas sindicales en sus comités de empresa, reclutadora
de una ETT, pequeño productor que combina agricultura con su empleo en el sector
público, vecinos de avanzada edad… todo un magma en ebullición de vivencias y
experiencias que nos permite desarrollar nuestras primeras conclusiones.
La investigación más etnográfica la complementamos con técnicas cuantitativas como la
revisión de fuentes estadísticas (de tipo demográfico, económico y laboral) y
secundarias (documentos sindicales, memorias de las organizaciones empresariales…).
4
Las fuentes principales para fundamentar teóricamente la investigación son todos esos
científicos sociales que nos han alertado profusamente sobre las transformaciones del
trabajo y las formas de vida en áreas locales (principalmente rurales) en la actual era
globalizadora. Las primeras referencias son los autores clásicos que cimentan la
formación de todo sociólogo, en nuestro caso concreto principalmente M. Weber, K.
Marx, Polanyi4, Bourdieu… En una relación de autores contemporáneos, que también
será necesariamente cercenada, destacamos las aportaciones de Enzo Mingione que en
su paradigmática obra “Las sociedades fragmentadas” propone un análisis crítico del
paradigma del mercado para trascenderlo y alcanzar un conocimiento real de los
sistemas complejos de organización social5. R.E. Pahl y su obra “Divisiones del trabajo”
es una referencia de cómo mirar sociológicamente un espacio concreto proponiendo una
nueva forma de explicar cómo vive y trabaja la gente6. Otros reconocidos autores
actuales entre los que podemos destacar internacionalmente a A. Bagnasco,
Hadjimichelis, Papamichos7, S. Naroztky y G. Smith8. En España a consolidados
sociólogos rurales como L. Camarero o A. Pedreño, en sociología del trabajo el equipo
que coordina J.J Castillo y otros investigadores de lo social como J. Ybarra y B. San
4
Para una reciente revisión del pensamiento polanyiano en la actualidad recomendamos el monográfico
de la Revista Áreas nº 31 “La gran Restauración: Sociología económica de la crisis global y actualidad de
la crítica de Karl Polanyi al liberalismo económico”. 2012. Editum. Universidad de Murcia.
“La interacción entre sociedad y mercado tiene lugar dentro de condiciones históricamente establecidas
de organización social, configuradas por complejos agregados de reciprocidad y redistribución”
(MIngione, 1993)
5
“Es importante tratar de comprender el contexto: el conocimiento real o imaginario que tiene la gente
del pasado influye, hasta cierto punto, en sus actitudes y modelos de comportamiento actuales. (…) la
gente ha de luchar contra las circunstancias materiales de su existencia (…) la cultura de clase obrera no
es una respuesta histórica a las condiciones existenciales, es, más bien, un conjunto intensamente
conservador y tradicional de prácticas familiares a la hora de afrontar las difíciles circunstancias
materiales” (Pahl, 1991)
6
“La diversidad dentro de las regiones (…) se inscriben dentro de una estructura productiva particular,
una mercado de trabajo, unas jerarquías étnicas y de clases y un proceso de dominación cultural e
institucional.” Y para conocer el desarrollo regional debemos atender al mercado de trabajo local, que
“son específicos en cada momento y lugar, y permiten integrar en el análisis elementos tales como
diferentes modelos de propiedad de los recursos locales y el capital, distribución geográfica del empleo,
disponibilidad y coste de la mano de obra, segmentación y organización del trabajo y otros aspectos
7
institucionales”. (Hadjimichalis y Papamichos, 1990).
“Insistir en la cultura parece engañoso; son más importantes las relaciones prácticas de explotación
favorecidas por tipos específicos e identificables de poder mediante los cuales se reguló la totalidad”
(Naroztky y Smith, 2010).
8
5
Miguel que en Alicante han trabajado la economía sumergida en distritos industriales.
Entre todos ellos han analizado y teorizado sobre la construcción social de los mercados
locales de trabajo, la economía informal, las estrategias familiares de supervivencia, las
consecuencias del capitalismo neoliberal global en las poblaciones locales, la
industrialización de la agricultura, la construcción del Sur de Europa como territorio en
y de crisis, espacios de producción y de reproducción, la segmentación del trabajo y las
relaciones de clase y luchas de poder en espacios locales.
Pero el verdadero eje
vertebrador de todas las inquisiciones plasmadas aquí son las discusiones grupales
periódicas y las aportaciones de todo el equipo de investigadores del proyecto
ENCLAVES de la Universidad de Murcia.
En definitiva nos posicionamos en la misma elección investigadora sobre la que
teorizara A. Bagnasco hace más de 20 años de desarrollar “un camino particular, puerta
de entrada para el estudio más general de la sociedad” 9 lo que nos permitirá “reconstruir
características decisivas de la organización social a partir de la observación de las
relaciones que se establecen entre la economía y la sociedad”. O dicho en otras
palabras: atender a las complejidades y dinámicas sociales para comprender las
tensiones entre lo global y lo local (ruralizado) en el sur del sur de Europa.
2. CONSTRUCCIÓN SOCIOHISTÓRICA DE UN TERRITORIO EN EL
SUR DEL SUR DE EUROPA.
La Vega Media del Segura es un territorio, un enclave productivo, eminentemente rural
del Sur de Europa, descrito perfectamente por A. Pedreño en el año 1998, su análisis
sociológico es plenamente válido hoy día:
“Sintetizando, la Vega Media es un territorio con un pasado histórico de
relaciones caciquiles basadas en el patrimonialismo de la tierra, en convivencia
con una propiedad de la tierra hiperfragmentada en pequeñas parcelas de regadíos
“El punto de vista de la sociedad requiere por tanto una investigación compleja y de amplio radio, que
haga emerger a los diversos actores y grupos sociales, que esté en condiciones de tematizar las tensiones
y las transformaciones culturales, y que haga sitio a la expresión política de los intereses y de la
identidad”. Y sentencia “El punto de vista de la sociedad no puede contentarse con estudiar el mercado
del trabajo y la formación del empresariado. Requiere explícitamente un estudio de las estructuras y de
las dinámicas de las sociedades locales, y en lo que la sociología no ha dado a conocer plenamente sus
posibilidades es precisamente en relación con este tipo de estudio”. (Bagnasco, 1991).
9
6
tradicionalmente en forma de huertas.
El proceso de reestructuración rural
comenzó tempranamente ligado al desarrollo de una incipiente industria
conservera, y posteriormente se sumaría la exportación de fruta en fresco. Este
dinamismo productivo depende de políticas de adaptación con fácil
disponibilidad de mano de obra barata, fundamentalmente femenina, trabajo
familiar a tiempo parcial en el campo, y un sistema productivo flexible en forma
de medianas y pequeñas empresas (o cooperativas). Estos municipios se están
acogiendo a diversos tipos de ayuda regional, su flujo migratorio es positivo,
tienen bajo nivel de sindicación y una economía flexible, localizada y altamente
informal. A la par, este mercado de trabajo local genera un excedente poblacional
importante, que deberá incorporarse a estrategias de nomadismo laboral, de
itinerancia entre el lugar de residencia (el pueblo como espacio de reproducción)
y el lugar de trabajo (el espacio de producción). El mercado de trabajo de la
construcción, muy importante en la zona, está ligado al fenómeno de la movilidad
territorial, y otro tanto debe ser dicho del trabajo de los jornaleros agrícolas”
(Pedreño, 1998).
Se trata, pues, de un territorio donde se objetiva el proceso de construcción de un territorio
en crisis: el Sur de Europa, que se reconstruye económica y socialmente en el periodo de
posguerra en una dirección distinta al centro y norte del continente, consolidando la Europa
de dos velocidades cristalina de hoy día. En el sur la propiedad de la tierra estaba (y está) en
pocas manos lo que ejerció de “capa de plomo” (Pedreño, 1999) para el desarrollo industrial
por lo que deviene en débil, donde sus regiones se especializaron en productos y actividades
para competir en el mercado con un modo de producción descentralizado y métodos
flexibles de contratación, dinamizados por pequeñas empresas y estrategias familiares
potenciadas por intervenciones políticas de control social y clientelares, que propiciaron
mercados locales de trabajo altamente informales, segmentados y difusos con elevada
movilidad y eventualidad. Un modelo de desarrollo “desigual [que] ha contribuido a la
diferenciación geográfica y social y a la creación de una nueva polarización económica”
(Hadjimichalis y Papamichos, 1990).
La crisis del sur de España y Europa no es debida a falsos y débiles estereotipos que
hicieron cierta fortuna décadas atrás como el carácter, el clima, la predilección por el ocio o
la escasa modernización.
Por el contrario en el sur se ha construido socialmente un
mercado local “donde la familia juega un papel clave en este contexto a) en las actividades
informales y economía sumergida b) en actividades domésticas para el consumo familiar c)
7
en el cuidado de la casa y de los niños, y en la asistencia a ancianos, enfermos y
minusválidos” (Hadjimichalis y Papamichos, 1990).
En definitiva, el modo de dominación y subordinación en que se ha desarrollado el
capitalismo en el Sur y que estructura la división del trabajo social y las prácticas de
supervivencia en la Vega Media del Río Segura, manteniendo una fuerte vocación
agraria10 que determina el perfil de nuestras entrevistas.
Según las estadísticas
regionales oficiales a fecha de Marzo 2013 en dos de los pueblos más representativos de
nuestro área, Abarán y Blanca, más del 70% de los contratos son del sector de la
agricultura. El principal núcleo urbano es el municipio de Cieza con más de 35.000
habitantes y que a pesar de ser el centro administrativo y de servicios de la zona casi el
54% de los contratos pertenecen también al sector agrario.
3.
LA CRISIS PERMANENTE DE LA CLASES POPULARES o CÓMO LA
EVENTUALIDAD SE CONVIERTE EN EL VÍNCULO BÁSICO CON EL
TRABAJO.
En una de nuestras visitas etnográficas al inicio del trabajo de campo conversamos
casualmente con unas trabajadoras que estaban afrontando el comienzo de los cuatro meses
que, con suerte, iban a estar paradas tras terminar la temporada de fruta. Al preguntarles por
cómo estaba la situación laboral actual la primera respuesta fue “hemos retrocedido 30
años”, sentencia que evidentemente nos hizo pensar ¿tanto habían empeorado las
condiciones de trabajo? ¿Tanto se había precarizado el empleo con la crisis?. Estas mujeres
vivieron y mantenían el recuerdo de los ciclos de reivindicaciones obreras y potentes
huelgas de la segunda mitad de los años 80 donde se consiguieron algunas importantes
victorias como la figura del fijo discontinuo y el reconocimiento de las cotizaciones a la
Seguridad Social.
En realidad estaban verbalizando la actual extrema debilidad,
fragmentación y escasa organización sindical de una clase obrera sin control del proceso
productivo ni del mercado laboral, sin fuerza para reivindicarse como clase al mismo
tiempo que está siendo expulsada (y los que trabajan conviven con la amenaza) de los
circuitos de trabajo que tradicionalmente ejercían.
Sirva la argumentación de una entrevistada “había mucha actividad con los albañiles, pero ahora ya no,
eso ya… Eso ya se ha acabao. Entonces ahora mismo el pueblo vive única y exclusivamente de la fruta.”
10
8
Ante la cruda realidad se evoca el recuerdo nostálgico de una época de resistencia que
efectivamente mejoró las condiciones legales de trabajo, cómo nos comenta una trabajadora
delegada de U.G.T “Cuando no teníamos sindicato ni teníamos na, no parábamos a cenar,
nos comíamos un melocotón por allí a escondias, un danone, eh, escondía detrás de algún
sitio porque si te ven te riñen, no se puede comer en el trabajo”. Ahora paran a comer
porque lo dicta la ley pero siguen sin poder comer en el trabajo porque lo dicta el
empresario, pero sentencia “ahora lo estamos perdiendo. Por to lo que se ha luchao, ahora lo
estamos perdiendo to”.
Pero ¿realmente era tan distinto el trabajo de antes al que se hace ahora? ¿han variado las
formas de organización y resistencia?.
En todas nuestras entrevistas, principalmente a trabajadoras11 ya experimentadas, se destaca
que tanto hoy como ayer en el trabajo agroindustrial se demanda flexibilización,
eventualidad y disponibilidad. Por tanto existe un hilo conductor entre el trabajo antes y el
trabajo ahora, y sostenemos que no se debe a una situación extraordinaria propiciada por un
periodo de crisis, si no que más bien las condiciones de vida y trabajo de una parte de las
clases populares perviven en condiciones de crisis permanente. Veamos:
El trabajo agrario depende de la disponibilidad de un producto, la fruta, que tiene sus
propio ritmo natural12 que determina las temporadas de trabajo y de paro, se alternan
ciclos de intensificación máxima de los ritmos de trabajo y ampliación de la jornada
laboral (en temporada punta hasta de siete días semanales) con paros y jornales
intermitentes. En otras palabras, aún hoy cuando la temporada aprieta la vida se sigue
abandonando porque “estamos hablando de un producto muy delicado, que yo lo
comprendo también, entonces, ahí no hay horas, ahí no hay horario y ahí es…”
(entrevista trabajadora cooperativa). Son trabajos duros, con una elevada exigencia
física donde se cobra por horas, y en temporada alta las interminables jornadas hacen
que las mujeres sientan que “me entra una desesperación cuando yo miro y no veo na
“La configuración de la demanda de mano de obra local, mayoritariamente femenina, por parte de la
industria conservera, estuvo fundamentada en la movilización de la división sexual del trabajo propia de
la explotación campesina (…) la asalarización femenina es considerada en función de las propias
necesidades de la reproducción familiar, es un jornal complementario” (Pedreño y Segura, 1998)
11
12
Aunque cada vez más artificializado. Una de las ventajas competitivas en la agricultura es disponer de
fruta temprana que se venderá a un precio mayor en el mercado. Para ganar unos días a los ritmos
naturales se articula todo un complejo proceso de ingeniería social
9
más que melocotones por tos sitios, si es que no se van a terminar nunca. Entonces,
claro, hay maquinarias muy buenas, pero claro, necesitan… también manos” (entrevista
trabajadora cooperativa). Los empresarios han invertido en tecnología para modernizar
sus almacenes y ser competitivos en el mercado internacional, pero como bien dice
nuestra entrevistada, se siguen necesitando cuerpos y manos que las hagan funcionar.
En general se mantienen las largas jornadas de trabajo en temporada alta aunque se han
mejorado los modos de trabajar eliminando algunas tareas específicas que requerían
esfuerzo y que ahora están mecanizadas (como “volcar” la fruta en la cinta
transportadora o transportar cajas llenas) pero por el contrario las tareas son más
repetitivas.
Como el salario que se obtiene está directamente relacionado con las horas de trabajo,
es en temporada alta donde se posiciona a los trabajadores entre la espada de la
explotación laboral y la pared de ganar menos dinero. Cómo afirma un trabajador del
campo “Días de fiesta no te los pagan, día de agua tampoco te lo pagan, día de médico
tampoco te lo pagan, te exigen justificante médico pero no sé para qué porque no te lo
pagan. (…) Yo no me puedo poner malo. Si me pongo malo y pierdo tres días ¿cómo
come mi familia?”. En el mismo sentido se expresan las trabajadoras de almacén más
experimentadas que recuerdan el momento en que la situación laboral se empezaba a
regularizar y fueron ellas mismas las que se posicionaron en contra de limitar las horas
de trabajo13.
El trabajo es tremendamente exigente con los cuerpos de los trabajadores y las
trabajadoras que con el tiempo van acumulando lesiones laborales en muchos casos
crónicas14. Poco a poco los cuerpos se desgastan y envejecen, para poder afrontar las
jornadas se recurre a la medicalización como nos cuenta esta trabajadora:
Sirvan estos dos relatos “Entonces cuando entró la UGT, se habló de que las pagaran extraordinarias,
entonces claro, el jefe dijo, “bueno, pues yo, echáis 8 horas y así no os pago horas extraordinarias. Echáis,
aunque tenga que venir más gente”, claro, entonces las mujeres dijeron “8 horas, ¡madre mía!, si
trabajamos 2 meses al año, ¡cómo vamos a trabajar na más que 8 horas” (E. trabajadora delegada). “Las
mujeres, tampoco quieren horarios de 8 horas, porque como aquí subsistimos simplemente de esos 2
meses, tenemos que ser como las hormiguicas, tenemos que, que, que esos 2 meses aprovecharlo al
máximo porque sabes que es lo único que tienes”. (E. trabajadora delegada).
13
“Toas las que pasamos ya de… De cincuenta y tantos, toas tenemos la misma patología” “Mira, como
tengo las muñecas, mira. Mira. Esto, yo estuve en la mutua. Mira como tengo las muñecas, ¿las ves?” (E.
Trabajadora delegada).
14
10
“Yo, y mis compañeras, hemos vivio a base de neurofren, porque es la única
manera de… Además, yo me fui a la baja, no me fui a la baja por el dolor de
brazo, cuidao, me fui a la baja de tanto neurofren que tomaba. Y pa poder
dormir relajantes, que llegó un momento que la boca, no podía ni hablar, y
me quedaba, estaba como adormilá, de tanta cosa como tomaba. Entonces
me creía que me había dao algún derrame cerebral o algo, y por eso fui a la
doctora y me dijo, “Paquita”, ella me conocía porque yo, a mí, a mí me han
infiltrao, yo me he ido del trabajo rabiando a que me, a que me pincharan,
he vuelto a trabajar, burras, burras. De eso no tiene nadie la culpa, na más
que yo. O la necesidad…. O la necesidad.”
No sólo en el almacén los trabajos siguen siendo duros y exigentes, en el campo donde
la jornada laboral está limitada15 a la luz solar, también sufren los cuerpos “Tú te tiras
diez horas andando para atrás y dando vueltas porque tienes que ir buscando. Tienes que
conseguir retrasar la parra para intentar quitarle leña para que la parra pueda seguir
viviendo, si no muere… Yo estoy bastante tocado de los discos cervicales de desgaste
por … y solo llevo tres años podando…” (E. trabajadores campo).
Todo esto no es nada nuevo, ya en los años 90 estalló en Murcia el “caso Nolotil” y en
Alicante el “caso Ardystil”, similares al relato que hemos leído16. Pero más allá del
mero consumo discrecional “la eficacia del medicamento también reside en garantizar la
reproducción de una fuerza de trabajo sometida a un intensivo y continuo desgaste en
aquellas ramas de la producción donde la intensificación del trabajo es el motor de las
ganancias de productividad” (Pedreño, 1998)
Pero ¿qué ocurre si se limita efectivamente la jornada a 8 horas diarias en temporada
alta? Estamos encontrado relatos de trabajadoras de almacén cuyas empresas han
crecido hasta convertirse en grandes productores y exportadores de la región y en
15
En unas jornadas en Lorca sobre alimentación en la que participaban los gerentes de las principales
empresas y cooperativas exportadoras escuchamos cómo uno de ellos contaba orgulloso que para
satisfacer la demanda de productos frescos recién cortados de los mercados ya estaban empezando a
trabajar cuadrillas del campo en turnos de noche, simplemente utilizando iluminación al estilo de los
mineros.
16
Para conocer más sobre el caso Nolotil y el síndrome Ardystil véase Pedreño (1998) y Laurent Vogel
“El descubrimiento del síndrome de Ardystil: discurso médico y relaciones entre precarización y salud”
en Sociología del trabajo, nueva época, nº 23.
11
consecuencias sus relaciones laborales están mucho más controladas. Para evitar pagar
horas extras y abaratar los costes laborales han establecido la jornada de ocho horas
diarias como norma. Atendamos a uno de los relatos:
“Cuando nosotros estábamos haciendo el limón trabajábamos… ya te digo,
de lunes a domingo y durante todo el año. Es que hay dos tipos de limón,
está
el
primo
y
el
verna.
Y
nunca
acabábamos.
Teníamos
trabajo….estábamos… horas, las que vinieran bien. Tú te levantabas por la
mañana temprano, llegabas de noche con el cielo oscuro y te ibas de noche.”
Pero “la última campaña ha sido para la empresa muy buena pero para
nosotros un desastre porque estamos acostumbrados a estar horas… Este
año solo hemos podido trabajar las 8 horas y el sueldo no es lo mismo ganar
1.200, 1.300… que 1.000 euros pelados. Para los trabajadores… un poco
chungo. Porque dado que trabajamos 6 meses al año, no poder echar las
horas extras…a nosotros nos parten.” Y sentencia “ahí es cuando conseguí
yo todo lo que habíamos conseguido…porque ahora se va a ir todo por el
agujero de la crisis. Pero lo poco que conseguimos de tener una casa y todo
lo conseguimos ahí, trabajando y echando horas.” (E. Trabajadora almacén).
¿Cómo entender esta aparente paradoja? Este es un crudo relato en el que advertimos
como la organización del trabajo domina la vida de las personas. Esta trabajadora lleva
casi toda su vida laboral en el misma empresa, se acostumbró al trabajo duro y asumió
que para poder tener un salario que le permitiera tener una vivienda propia y cuidar a
dos hijas (que ahora tienen 10 y 8 años) tenía que trabajar muchas horas, durante
prácticamente todo el año y siempre que la empresa lo dispusiera. Creó todo su mundo
alrededor de una certeza laboral (es fija discontinua) que ahora se desvanece, construyó
toda una estrategia familiar de subsistencia donde las renuncias personales se
imbricaban con las ganancias económicas.
En el momento en que la estrategia
empresarial, sobre la que no tiene ningún control, cambia las directrices esto le supone
perder también el control sobre el modo de vida que tenía, quedando como ella misma
afirma “un poco perdía”.
12
El mismo discurso de disponibilidad absoluta lo hemos encontrado en trabajadores
especializados del campo17. A pesar de contar con habilidades para realizar un trabajo
específico (podar) sienten cercana la amenaza del despido pues trabajan con contratos
de obra y servicio, rescindibles en el momento en que se justifique por parte de la
empresa que no hay carga de trabajo. Nos interesa el perfil de estos trabajadores porque
son hombres expulsados del sector de la construcción donde trabajaron durante años y
que han tenido que reconvertirse: “Ya te digo que yo me he tirado catorce años seguidos
sin fallar en la construcción.” Reconstruyamos brevemente su historia.
Históricamente este enclave eminentemente rural basó su desarrollo económico en la
actividad agrícola. Desde principios del siglo XX se especializó en una orientación
productiva de frutas de carácter comercial y exportador. La sociedad local estaba
imbricada en este modelo agroexportador proporcionando mano de obra asalariada
(jornaleros,
almacenes
de
manipulado)
o
mediante
fórmulas
de
aparcería,
arrendamiento, etc. Con la apertura de una dinámica modernizadora del país
(intensificación de la industrialización/urbanización) en las décadas de los 60-70, una
parte de los varones despliegan un proceso de movilidad ocupacional hacia nuevos
mercados laborales en sectores emergentes como la construcción o regentando pequeños
establecimientos como bares y talleres. Al mismo tiempo la mayor parte de las mujeres
mantenían sus trabajos estacionales en el sector agrícola, principalmente en almacenes
de envasado, con los que obtenían una renta complementaria a la del marido. La
constitución de un polo de trabajo feminizado para la agroindustria frutícola se vinculó
a este perfil de familia prototípico.
Pero toda reestructuración productiva lleva aparejada la desestructuración obrera, en el
caso español fue la economía del ladrillo y la especulación inmobiliaria las que durante
los años de la burbuja dinamizaron, a la par que contaminaron, al resto de las parcelas
productivas. Fueron años en que había trabajo en abundancia y para los jóvenes era
relativamente sencillo obtener rentas más elevadas que los salarios tradicionales de la
clase obrera pero a cambio de subsumir su vida y su fuerza juvenil a un modelo de
trabajo que exigía disponibilidad e imponía elevados ritmos de trabajo y pocas (o
ninguna) exigencia formativa. Ahora todos estos obreros acostumbrados y construidos
17
“Yo estoy echando nueve horas todos los días y los sábados siete. (…)Pero en verano hay que se llega a
echar de lunes a lunes. Yo me tiré el primer año, por cierto, tres meses sin descansar un día. De lunes a
lunes, domingos incluidos todos los días.” (E. trabajador campo).
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socialmente para buscarse la vida, vuelven a tener grandes dificultades para encontrar
un empleo decente que les permita planificar el futuro. Se ven forzados al nomadismo
laboral18, pero esta vez la travesía parece que es más por el desierto que nunca antes, ya
que al incierto mercado laboral se une la competencia por el gran aumento del ejército
de reserva de mano disponible, engordado por los expulsados de la construcción y la
industria, sectores como los migrantes y mujeres tradicionalmente segmentados y
víctimas de la explotación, al que debemos unir jóvenes que no encuentra inserción en
el mercado laboral, en definitiva una difícil “situación de competencia entre los diversos
fragmentos de la fuerza de trabajo”. (Pedreño, 1998)
Otro de los perfiles que más nos interesa es el de jóvenes que han logrado formarse y
poseen estudios superiores: universitarios y/o formación profesional. Hemos
entrevistado a algunas chicas que han trabajado esta temporada en el almacén porque no
han encontrado ningún trabajo mínimamente relacionado con su formación o han sido
despedidas. Son jóvenes y familias que desarrollaron estrategias de inversión, no sólo
de tiempo y dinero sino también esperanzas y proyectos, como apuesta por la formación
como vehículo de inserción social ascendente.
Hemos encontrado padres jornaleros que nos han mostrado orgullosos las fotos de sus
hijos, licenciados universitarios, para a continuación añadir lacónicamente “están todos
en paro”. Son trabajadoras jóvenes “retornables” porque que en su mayoría ya conocía
el trabajo agrícola (almacén o campo) porque lo habían desarrollado alguna temporada
de verano cuando eran estudiantes para ayudar a la economía familiar a financiar su
formación. Ahora se han incorporado para toda la temporada, y aunque asumen que el
trabajo es duro y que “hay que echar horas” en sus discursos advertimos que se resisten
a resignarse a que el trabajo que han realizado temporalmente se convierta en su única
opción laboral de futuro. Saben lo que no quieren pero de nuevo no pueden controlar
donde trabajaran porque sus títulos no les sirven como vía para obtener mejores
trabajos.
Al plantearles si habían pensado buscar en otras regiones o países las
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Andrés Pedreño en 1998 nos describía las características de los trabajadores de la Vega Media del Segura
“se trata de un grupo social cuya identidad cabe considerarla como un nómada laboral. Son figuras
obreras híbridas o mixtas, que oscilan entre la construcción, la agricultura u otras formas de sub-empleo.
Su cultura de trabajo no se define tanto en función de una identidad profesional, sino más bien dentro de
una lógica social de supervivencia. Auténticos estrategas del “buscarse la vida”, también tendrán una
notable disponibilidad para largos desplazamientos territoriales a la búsqueda de empleo, lo cual acentúa
su condición de nómada laboral” (Pedreño, 1998)
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oportunidades laborales que aquí no surgen, los discursos principalmente insisten en
que la prioridad es poder vivir en sus lugares de origen, donde tienen las familias,
amigos y parejas. Contemplan la migración laboral como una de las últimas opciones,
de hecho han preferido de momento trabajar en el agro que partir a la aventura. Dicho
de otro modo, ante la disyuntiva o movilidad laboral descendente o movilidad
geográfica, de momento prefieren la certidumbre temporal de un trabajo agrícola
temporal y conocido que la incertidumbre de la aventura migratoria.
Seguir este
proceso será otro de los objetivos de investigación que desarrollaremos a lo largo de
nuestra investigación.
Interesados por saber si las formas de reclutamiento actuales eran similares a las de
hace unos años y si se mantenían figuras tan interesantes sociológicamente como los
“furgoneteros”19 entrevistamos a una trabajadora de una ETT encargada del
reclutamiento de una gran exportadora frutícola. En plena campaña debía movilizar
varios autobuses completos de trabajadores para lo que necesariamente se apoyaba en
las redes informales de reclutamiento como los conductores y el entorno de los
trabajadores ya contratados. De su interesante relato destacaremos ahora que ha tenido
muchísimos perfiles diferentes a la hora de elegir los trabajadores, algunos que hasta
hace muy poco no optaban a este tipo de trabajo y que tienen difícil acceso porque no
cuentan con la experiencia ni el hábito del trabajo físico exigente. En efecto se trataba
de personas de mediana edad con formación superior (una química, un veterinario, un
administrativo…) que pedían trabajar en un almacén de fruta aunque fuese de forma
temporal.
Aún
no hemos podido rastrear estas trayectorias pero sin duda será interesante
investigar si las clases medias están accediendo a estos trabajos y en qué condiciones, lo
que nos lleva a preguntarnos al igual que Bagnasco “¿cómo se ha pasado de la
integración social de la clase media a una cuestión de la clase media?” podemos
aventurar que está relacionado con la crisis de los equilibrios de los mecanismos de
regulación ¿se producirá con el tiempo en los almacenes, campos y fábricas murcianas
el encuentro entre las clases medias desposeídas y las clases obreras? ¿fermentará o se
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Para un análisis completo de la figura del “furgonetero” en Murcia véase tesis doctoral de Andrés
Pedreño Cánovas “del jornalero agrícola a obrero de las factorías vegetales: Estrategias familiares y
nomadismo laboral en la sociedad murciana”
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potenciará entre ambos grupos una cultura política cimentada en sus compartidas
condiciones de trabajo? Al lanzar estas preguntas no nos resistimos a citar al genial
historiador Thompson que en su mítica obra “La formación de la clase obrera en
Inglaterra” escribía “lo que podemos afirmar con seguridad es que el artesano sentía que
su posición social y su nivel de vida estaban amenazados o se habían deteriorado entre
1815 y 1840. La innovación técnica y la superabundancia de mano de obra barata
debilitaban su posición. No tenía derechos políticos y el poder del Estado se utilizaba,
aunque sólo fuese de manera caprichosa, para destruir sus trade unions” (Thompson,
2012) Ahora léase nuevamente la cita pero sustituyendo “artesano” por “clase media”.
Uno de los temas centrales que ha ido apareciendo en diferente grado y con diferentes
preocupaciones, pero en casi todas las entrevistas, es la imposibilidad de planificar la
propia vida y la incertidumbre hacia el futuro, que está íntimamente ligado a la falta de
perspectivas laborales. Todas las decisiones importantes sobre la reproducción social de
la clase popular parecen estar en stand-by, nos referimos a casarse, independizarse,
tener hijos… pero también de otras más mundanas como comprar un coche o irse de
vacaciones. Una temporera del campo con 22 años y formación superior nos dijo que
su proyecto de vida es casarse con su novio de siempre e independizarse en su pueblo,
cerca de su familia, y que para ella actualmente era algo totalmente inviable, un sueño.
Su novio también era albañil… y también está en paro.
Encontramos incertidumbre en los discursos de las jóvenes formadas que no sabían que
sería de ellas el año que viene mientras que en la entrevista apareció algún nombre de
amigas que buscaban fortuna en Londres. Los trabajadores de campo venían de un
invierno duro con ingresos que a veces no superaban los 500 euros mensuales, las
trabajadoras cercanas a la jubilación veían peligrar sus pensiones, las madres con hijos
en edad escolar no sabían si podrían darle una buena educación o pagar la hipoteca de
sus casas los años que aún les restaban… un halo de tristeza y desesperanza se cobijaba
bajo la mayoría de los discursos.
Como en todo espacio social de conflictos e interaccciones donde aparecen perdedores
(trabajadores, productores tradicionales) siempre hay también ganadores. En nuestro
caso aún no hemos profundizado en esta cuestión pero intuimos según avanza la
investigación que éstos son: los grandes inversores del agronegocio, los grandes
exportadores que apuestan por productos altamente rentables y que son capaces de
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diversificar en tiempo y espacio sus cosechas, las profesiones técnicas altamente
cualificadas que contribuyen al aumento de la productividad con sus conocimientos en
ingeniería agrícola y biología etc… pero también hemos hallado “ganadores” entre
trabajadores especializados en sectores específicos, que a pesar de tener poca formación
formal poseen un amplísimo capital cultural adquirido del territorio y de los procesos
agrícolas. En concreto nos referimos a trabajadores autónomos que se encargan de
instalar invernaderos hipermodernos, por complejos y sofisticados, que sólo pueden ser
financiados por aquellos que cuentan con capital suficiente y que pueden hacer sus
apuestas para dominar el sector en el futuro. Así nuestro informante afirmaba que tenía
carga de trabajo para los dos próximos años completos, empleando a más de 40
empleados y formando a otros en otros lugares del país.
4. PRIMERAS CONCLUSIONES.
En la presente comunicación hemos mostrado las primeras conclusiones de una
investigación en curso que, partiendo de un territorio local rural como es la Vega Media
del Río Segura en Murcia, reconstruye las trayectorias laborales y las estrategias de
reproducción de las familias de las clases populares. Partiendo de la hipótesis de que en
el trabajo con más tradición como es el agrícola existe un hilo conductor en las
condiciones de vida y trabajo que se agudiza en periodos de crisis.
Recapitulemos por un momento: aunque el trabajo ha cambiado (mejorando en algunos
aspectos y empeorando en otros) estamos tratando de seguir las líneas continuas de lo
que hemos dado en llamar la crisis permanente de las clases populares. Este estado se
distingue por elevada temporalidad y eventualidad, por un trabajo dependiente por un
lado de los ciclos naturales como los ritmos de maduración de la fruta pero también
otros efectos climáticos que trastocan las jornadas de trabajo como son las heladas, gota
fría y sequías. Por otro lado depende de la demanda de trabajo de las empresas en los
tiempos y modos que les place, además de estar sujetos a los vaivenes de los ciclos
macroeconómicos: crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria, momento histórico en
el que una parte de la clase obrera se convirtió en propietaria de su vivienda con
hipotecas que ahora, cuando escasea el salario y el trabajo, son auténticas losas. Los
escasos trabajos a los que pueden acceder ahora las clases populares son los nichos
tradicionales como la agricultura, que han variado poco sus condiciones. Son trabajos
duros y difíciles que exigen un desgaste continuado.
Aquellos que consiguieron
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formarse y obtener titulaciones ahora no las pueden usar porque no encuentran donde
aplicar su valor de uso ni de cambio, por lo que buscan trabajo en los mismos sitios
donde ya trabajaron sus madres y abuelas, creándoles una sensación agridulce de tener
trabajo pero de no tener esperanza de mejorar ni poder desarrollar los proyectos de vida
que para sí tenían pensados. Esta falta de expectativas puede ser vivida como una
derrota que esperan y desean sea temporal para tener opción de escapar de la sensación
de “atrapamiento” que empieza a envolverlas.
Tal y como advertíamos en la fundamentación teórica al comienzo de la comunicación,
la presencia de las familias y sus estrategias de subsistencia lo impregnan todo. Están
ahí cuando alguien nos explica cómo se organiza para trabajar y deja los hijos a los
abuelos, padres que nos comentan la situación de los hijos en paro y como comparten
gastos, comida, vivienda, vehículos… aparecen cuando nos explican como consiguen
trabajo por medio de redes familiares y contactos personales, cuando nos argumentan
como encajan las distintos ingresos de los miembros familiares y el peso que tienen los
subsidios y retribuciones estatales como pensiones. Siguiendo las tesis de autores como
Mignione, Bagnasco y Pedreño queda patente que en los ciclos de crisis se pone en
valor los factores de reciprocidad basados en estrategias familiares y comunitarias para
hacer frente a las fuertes presiones de una economía de mercado sometida a la
globalización, las cadenas agrolimentarias mundiales etc… porque las familias
corrientes no pueden mantenerse adecuadamente con tan sólo los ingresos de un
trabajador y en algunas familias el rol del hombre breadwinner está en entredicho20
En definitiva tratamos de reconstruir los retazos de las trayectorias rotas de tantos
trabajadores y trabajadoras (jóvenes y no tanto) que tras un periodo de crecimiento
económico, llevan años luchando contra una situación social que de nuevo les puede
forzar a un pasado reciente (o eterno presente) de nómadas laborales, dispuestos a hacer
cualquier trabajo, a desplazarse, emplearse ilegalmente apartando sus derechos
laborales, quien sabe si temporalmente, hasta que escampe la tormenta. ¿Dónde están
empleadas estos cuerpos y mentes? ¿qué estrategias están adoptando? ¿Qué trabajos
hacen? Y si no trabajan ¿cómo hacen por sobrevivir?. He aquí uno de los primeros
20
Ya en 1983 Phal afirmaba (386) “La suposición de que la ocupación del cabeza de familia varón es el
determinante más importante en la conciencia social y política de la familia está sujeta a serias dudas…”
(Pahl, 1991)
18
trazos de la crisis permanente de las clases populares en la Vega Media del Río Segura
en Murcia, la vulnerabilidad ante los procesos económicos y la dificultad para buscarse
la vida, ya que en este rincón del sur europeo, como en tantos lugares del mundo, el
proletariado tras ser derrotado por el capitalismo ha sido condenado a vagar eternamente
como el mito griego Belerofonte.
5. BIBLIOGRAFÍA
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económico y punto de vista de la sociedad” en Sociología del trabajo, nueva época,
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 Castel, Robert (1995) “De la exclusión como Estado a la Vulnerabilidad como
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 Jones, Owen (2012) Chavs: la demonización de la clase obrera. Madrid. Editorial
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Madrid. Editorial Capitan Swing.
 Van der Ploeg, Jan Douwe (2010) Nuevos campesinos: campesinos e imperios
alimentarios. Barcelona. Editorial Icaria.
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