LA CRISIS PERMANENTE DE LAS CLASES POPULARES: CONDICIONES DE TRABAJO Y VIDA EN LA VEGA MEDIA DEL RÍO SEGURA (MURCIA) Antonio J. Ramírez Melgarejo (UMU) [email protected] Andrés Pedreño Cánovas (UMU) [email protected] 0- RESUMEN (ya enviado y aceptado) Esta Comunicación1 presenta las primeras conclusiones de una investigación en curso sobre los modos de vida, las lógicas organizacionales y las estrategias de multiactividad que desarrollan actualmente las clases populares en la Vega Media del Río Segura en Murcia. Históricamente este enclave eminentemente rural basó su desarrollo económico en la actividad agrícola. Desde principios del siglo XX se especializó en una orientación productiva de frutas de carácter comercial y exportador. La sociedad local estaba imbricada en este modelo agroexportador proporcionando mano de obra asalariada (jornaleros, almacenes de manipulado) o mediante fórmulas de aparcería, arrendamiento, etc. Con la apertura de una dinámica modernizadora del país (intensificación de la industrialización/urbanización) en las décadas de los 60-70, una parte de los varones despliegan un proceso de movilidad ocupacional hacia nuevos mercados laborales en sectores emergentes como la construcción o regentando pequeños establecimientos como bares y talleres. Al mismo tiempo la mayor parte de las mujeres mantenían sus trabajos estacionales en el sector agrícola, principalmente en almacenes de envasado, con los que obtenían una renta complementaria a la del marido. La constitución de un polo de trabajo feminizado para la agroindustria frutícola se vinculó a este perfil de familia prototípico. Nuestra principal hipótesis es que a partir del año 2008 se resquebraja esta organización laboral y social debido a la destrucción de puestos de trabajo, especialmente en los sectores no agrícolas. Como consecuencia del desempleo masivo aumenta la competencia por reingresar en los nichos de trabajo del sector agrícola, se generaliza la precarización de las condiciones laborales y las rentas temporales de las mujeres se convierten en la principal (y exigua) fuente de ingresos formal para muchas familias. 1 Ha sido realizada en el marco del proyecto titulado SOSTENIBILIDAD SOCIAL DE LOS NUEVOS ENCLAVES PRODUCTIVOS AGRICOLAS: ESPAÑA Y MEXICO (ENCLAVES), dirigido por Andrés Pedreño Cánovas y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (2012-2014, CSO201128511). 1 De este modo se reestructuran las estrategias familiares con el objetivo de conseguir renta (formal o informal) con la que hacer frente a la creciente vulnerabilidad social y a la pérdida de status. El resultado central de esta comunicación será determinar cuáles están siendo las consecuencias de la crisis en las prácticas laborales y vitales de las clases populares en términos de movilidad, división del trabajo, pérdida de derechos, estrategias de supervivencia y economía moral. En definitiva comprobar cómo la fragmentación social se ha potenciado con la crisis y como las familias trabajadoras de la Vega Media murciana se enfrentan a ella. Palabras clave: crisis, condiciones de trabajo, condiciones de vida, estrategias familiares, trabajo. 1- PLANTEAMIENTO DE LA INVESTIGACIÓN, HIPÓTESIS, FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA Y METODOLOGÍA. Esta comunicación presenta los primeros hallazgos y conclusiones de una investigación en curso sobre los modos de vida, las lógicas organizacionales y las estrategias de multiactividad que desarrollan actualmente las clases populares en la Vega Media del Río Segura en Murcia. Varias son las líneas y grupos de investigación que confluyen en un proyecto principal, que denominaremos ENCLAVES, que tiene como uno de sus objetivos principales analizar los aspectos problemáticos de la sostenibilidad social2 de ésta área rural, que se articula cómo un enclave de agricultura intensiva. El segundo objetivo principal es analizar las convergencias globales y las especificidades locales de producción. Para poder alcanzar estos objetivos es fundamental atender a los dos ejes sobre los que se centra la presente comunicación: las condiciones y procesos de control del trabajo y las estrategias de supervivencia y reproducción social de las familias. Que se puede definir como “la existencia de un entramado humano diverso y equitativo suficientemente activo y articulado para generar dinámicas sociales y económicas capaces de mantener la satisfacción de las necesidades materiales y simbólicas de todos los colectivos que componen la población de un territorio” (Camarero, 2009:23). 2 2 ¿Por qué este espacio en concreto? En primer lugar porque se trata de un esfuerzo por complementar y continuar la línea investigadora de Sociología rural y de la agricultura que desde mediados de los años 90 viene impulsando el sociólogo Andrés Pedreño del departamento de Sociología de la Universidad de Murcia. Hace ya 15 años que escribió “la realidad sociolaboral de los espacios rurales hoy se define por la diferenciación de sus mercados de trabajo e igualmente por la heterogeneidad de las estrategias sociales de subsistencia: por un lado, un pasado remoto de homogeneidad campesina, por otro, un pasado reciente de éxodo y emigración” (Pedreño, 1998) ¿Cuáles son esas prácticas sociolaborales a día de hoy? ¿Cómo se lo montan las familias cuando falta el trabajo? ¿Cómo se reorganizan en el seno familiar las tareas de reproducción? ¿Cuáles son las formas de solidaridad comunitaria? etc. En segundo lugar por la importante aportación científica que supone realizar investigaciones longitudinales en el tiempo3, en un mismo espacio con similares fundamentos teóricos, lo cual permite explicar la articulación de los complejos procesos sociales con una perspectiva comparativa. En tercer lugar porque es un enclave especialmente atractivo para tratar de comprender las dinámicas sociales y laborales de las clases populares murcianas porque “Los municipios de la Vega Media del Río Segura (Abarán, Blanca, Ojós, Ricote, Ulea, Villanueva, Archena y, Ceutí) constituyen un excelente marco geográfico para reflexionar sobre los procesos constituyentes de un escenario rural característico de la realidad socioeconómica murciana. Nuestro objetivo es abordar el análisis de la lógica social de una economía flexible que ha modelado una realidad espacial secularmente agraria, convirtiéndola en una bolsa de empleo informal” (Pedreño, 1998). El mismo objetivo básico de “abordar las lógica social de una economía flexible” en este enclave específico es el que guía nuestra incipiente investigación, desde una mirada multidisciplinar que englobe especialidades sociológicas hermanas como trabajo, agricultura, ruralidad y paisaje. 3 Son numerosas las investigaciones en este sentido, sirvan aquí las palabras del sociólogo y agrónomo J.Van der Ploeg “los modos de producción campesina, empresarial y capitalista son movimientos (interrelacionados) en el tiempo” donde “este tipo de estudios [longitudinales] permite captar movimientos en el tiempo. Espero que el estudio de tendencias a largo plazo permita entender la naturaleza, la dinámica y el impacto de los diferentes modos de ordenación” (Van der Ploeg, 2008:34). 3 En resumidas cuentas se trata de analizar cómo las familias trabajadoras de la Vega Media murciana articulan estrategias laborales, económicas y vitales para reproducirse socialmente y hacer frente a la fragmentación social, el nomadismo laboral, la falta de empleo y el ataque a los derechos laborales en el actual contexto de crisis sistémica. Nuestra hipótesis de partida es que a partir del año 2008 se resquebraja la organización laboral y social en la zona objeto de estudio debido a las consecuencias de la crisis, principalmente por la destrucción de puestos de trabajo en sectores no agrícolas y la creciente vulnerabilidad de las clases trabajadoras. Como consecuencia del desempleo masivo aumenta la competencia por reingresar en los nichos de trabajo resistentes, siendo el sector agrícola el principal sector refugio. Así mismo se generaliza la precarización de las condiciones laborales y las rentas temporales de las mujeres se convierten en algunos casos en la principal (y exigua) fuente de ingresos formal para muchas familias. De este modo se reestructuran, bajo una amplia diversidad de formas, las estrategias familiares con el objetivo de conseguir renta (formal o informal) con la que hacer frente a la creciente vulnerabilidad social y a la pérdida de status. Las técnicas de investigación principales atienden a metodologías cualitativas, básicamente: observación (modelación del paisaje, tipos de cultivos, almacenes y cooperativas, barrios obreros, fábricas, comercios, arqueología industrial…); inmersión etnográfica (encuentros circunstanciales con trabajadoras, participación de la vida cotidiana) y sobre todo entrevistas en profundidad centradas en los relatos de las trayectorias laborales y vitales de trabajadores/as y desempleados/as de este zona de la Región de Murcia. Hasta el momento, Abril 2013, hemos entrevistado a trabajadoras de almacén (jóvenes y ya jubiladas), jornaleros de campo, representantes sindicales, trabajadoras temporeras del campo, autónomos montadores de parrales, podadores fijos discontinuos, trabajadoras delegadas sindicales en sus comités de empresa, reclutadora de una ETT, pequeño productor que combina agricultura con su empleo en el sector público, vecinos de avanzada edad… todo un magma en ebullición de vivencias y experiencias que nos permite desarrollar nuestras primeras conclusiones. La investigación más etnográfica la complementamos con técnicas cuantitativas como la revisión de fuentes estadísticas (de tipo demográfico, económico y laboral) y secundarias (documentos sindicales, memorias de las organizaciones empresariales…). 4 Las fuentes principales para fundamentar teóricamente la investigación son todos esos científicos sociales que nos han alertado profusamente sobre las transformaciones del trabajo y las formas de vida en áreas locales (principalmente rurales) en la actual era globalizadora. Las primeras referencias son los autores clásicos que cimentan la formación de todo sociólogo, en nuestro caso concreto principalmente M. Weber, K. Marx, Polanyi4, Bourdieu… En una relación de autores contemporáneos, que también será necesariamente cercenada, destacamos las aportaciones de Enzo Mingione que en su paradigmática obra “Las sociedades fragmentadas” propone un análisis crítico del paradigma del mercado para trascenderlo y alcanzar un conocimiento real de los sistemas complejos de organización social5. R.E. Pahl y su obra “Divisiones del trabajo” es una referencia de cómo mirar sociológicamente un espacio concreto proponiendo una nueva forma de explicar cómo vive y trabaja la gente6. Otros reconocidos autores actuales entre los que podemos destacar internacionalmente a A. Bagnasco, Hadjimichelis, Papamichos7, S. Naroztky y G. Smith8. En España a consolidados sociólogos rurales como L. Camarero o A. Pedreño, en sociología del trabajo el equipo que coordina J.J Castillo y otros investigadores de lo social como J. Ybarra y B. San 4 Para una reciente revisión del pensamiento polanyiano en la actualidad recomendamos el monográfico de la Revista Áreas nº 31 “La gran Restauración: Sociología económica de la crisis global y actualidad de la crítica de Karl Polanyi al liberalismo económico”. 2012. Editum. Universidad de Murcia. “La interacción entre sociedad y mercado tiene lugar dentro de condiciones históricamente establecidas de organización social, configuradas por complejos agregados de reciprocidad y redistribución” (MIngione, 1993) 5 “Es importante tratar de comprender el contexto: el conocimiento real o imaginario que tiene la gente del pasado influye, hasta cierto punto, en sus actitudes y modelos de comportamiento actuales. (…) la gente ha de luchar contra las circunstancias materiales de su existencia (…) la cultura de clase obrera no es una respuesta histórica a las condiciones existenciales, es, más bien, un conjunto intensamente conservador y tradicional de prácticas familiares a la hora de afrontar las difíciles circunstancias materiales” (Pahl, 1991) 6 “La diversidad dentro de las regiones (…) se inscriben dentro de una estructura productiva particular, una mercado de trabajo, unas jerarquías étnicas y de clases y un proceso de dominación cultural e institucional.” Y para conocer el desarrollo regional debemos atender al mercado de trabajo local, que “son específicos en cada momento y lugar, y permiten integrar en el análisis elementos tales como diferentes modelos de propiedad de los recursos locales y el capital, distribución geográfica del empleo, disponibilidad y coste de la mano de obra, segmentación y organización del trabajo y otros aspectos 7 institucionales”. (Hadjimichalis y Papamichos, 1990). “Insistir en la cultura parece engañoso; son más importantes las relaciones prácticas de explotación favorecidas por tipos específicos e identificables de poder mediante los cuales se reguló la totalidad” (Naroztky y Smith, 2010). 8 5 Miguel que en Alicante han trabajado la economía sumergida en distritos industriales. Entre todos ellos han analizado y teorizado sobre la construcción social de los mercados locales de trabajo, la economía informal, las estrategias familiares de supervivencia, las consecuencias del capitalismo neoliberal global en las poblaciones locales, la industrialización de la agricultura, la construcción del Sur de Europa como territorio en y de crisis, espacios de producción y de reproducción, la segmentación del trabajo y las relaciones de clase y luchas de poder en espacios locales. Pero el verdadero eje vertebrador de todas las inquisiciones plasmadas aquí son las discusiones grupales periódicas y las aportaciones de todo el equipo de investigadores del proyecto ENCLAVES de la Universidad de Murcia. En definitiva nos posicionamos en la misma elección investigadora sobre la que teorizara A. Bagnasco hace más de 20 años de desarrollar “un camino particular, puerta de entrada para el estudio más general de la sociedad” 9 lo que nos permitirá “reconstruir características decisivas de la organización social a partir de la observación de las relaciones que se establecen entre la economía y la sociedad”. O dicho en otras palabras: atender a las complejidades y dinámicas sociales para comprender las tensiones entre lo global y lo local (ruralizado) en el sur del sur de Europa. 2. CONSTRUCCIÓN SOCIOHISTÓRICA DE UN TERRITORIO EN EL SUR DEL SUR DE EUROPA. La Vega Media del Segura es un territorio, un enclave productivo, eminentemente rural del Sur de Europa, descrito perfectamente por A. Pedreño en el año 1998, su análisis sociológico es plenamente válido hoy día: “Sintetizando, la Vega Media es un territorio con un pasado histórico de relaciones caciquiles basadas en el patrimonialismo de la tierra, en convivencia con una propiedad de la tierra hiperfragmentada en pequeñas parcelas de regadíos “El punto de vista de la sociedad requiere por tanto una investigación compleja y de amplio radio, que haga emerger a los diversos actores y grupos sociales, que esté en condiciones de tematizar las tensiones y las transformaciones culturales, y que haga sitio a la expresión política de los intereses y de la identidad”. Y sentencia “El punto de vista de la sociedad no puede contentarse con estudiar el mercado del trabajo y la formación del empresariado. Requiere explícitamente un estudio de las estructuras y de las dinámicas de las sociedades locales, y en lo que la sociología no ha dado a conocer plenamente sus posibilidades es precisamente en relación con este tipo de estudio”. (Bagnasco, 1991). 9 6 tradicionalmente en forma de huertas. El proceso de reestructuración rural comenzó tempranamente ligado al desarrollo de una incipiente industria conservera, y posteriormente se sumaría la exportación de fruta en fresco. Este dinamismo productivo depende de políticas de adaptación con fácil disponibilidad de mano de obra barata, fundamentalmente femenina, trabajo familiar a tiempo parcial en el campo, y un sistema productivo flexible en forma de medianas y pequeñas empresas (o cooperativas). Estos municipios se están acogiendo a diversos tipos de ayuda regional, su flujo migratorio es positivo, tienen bajo nivel de sindicación y una economía flexible, localizada y altamente informal. A la par, este mercado de trabajo local genera un excedente poblacional importante, que deberá incorporarse a estrategias de nomadismo laboral, de itinerancia entre el lugar de residencia (el pueblo como espacio de reproducción) y el lugar de trabajo (el espacio de producción). El mercado de trabajo de la construcción, muy importante en la zona, está ligado al fenómeno de la movilidad territorial, y otro tanto debe ser dicho del trabajo de los jornaleros agrícolas” (Pedreño, 1998). Se trata, pues, de un territorio donde se objetiva el proceso de construcción de un territorio en crisis: el Sur de Europa, que se reconstruye económica y socialmente en el periodo de posguerra en una dirección distinta al centro y norte del continente, consolidando la Europa de dos velocidades cristalina de hoy día. En el sur la propiedad de la tierra estaba (y está) en pocas manos lo que ejerció de “capa de plomo” (Pedreño, 1999) para el desarrollo industrial por lo que deviene en débil, donde sus regiones se especializaron en productos y actividades para competir en el mercado con un modo de producción descentralizado y métodos flexibles de contratación, dinamizados por pequeñas empresas y estrategias familiares potenciadas por intervenciones políticas de control social y clientelares, que propiciaron mercados locales de trabajo altamente informales, segmentados y difusos con elevada movilidad y eventualidad. Un modelo de desarrollo “desigual [que] ha contribuido a la diferenciación geográfica y social y a la creación de una nueva polarización económica” (Hadjimichalis y Papamichos, 1990). La crisis del sur de España y Europa no es debida a falsos y débiles estereotipos que hicieron cierta fortuna décadas atrás como el carácter, el clima, la predilección por el ocio o la escasa modernización. Por el contrario en el sur se ha construido socialmente un mercado local “donde la familia juega un papel clave en este contexto a) en las actividades informales y economía sumergida b) en actividades domésticas para el consumo familiar c) 7 en el cuidado de la casa y de los niños, y en la asistencia a ancianos, enfermos y minusválidos” (Hadjimichalis y Papamichos, 1990). En definitiva, el modo de dominación y subordinación en que se ha desarrollado el capitalismo en el Sur y que estructura la división del trabajo social y las prácticas de supervivencia en la Vega Media del Río Segura, manteniendo una fuerte vocación agraria10 que determina el perfil de nuestras entrevistas. Según las estadísticas regionales oficiales a fecha de Marzo 2013 en dos de los pueblos más representativos de nuestro área, Abarán y Blanca, más del 70% de los contratos son del sector de la agricultura. El principal núcleo urbano es el municipio de Cieza con más de 35.000 habitantes y que a pesar de ser el centro administrativo y de servicios de la zona casi el 54% de los contratos pertenecen también al sector agrario. 3. LA CRISIS PERMANENTE DE LA CLASES POPULARES o CÓMO LA EVENTUALIDAD SE CONVIERTE EN EL VÍNCULO BÁSICO CON EL TRABAJO. En una de nuestras visitas etnográficas al inicio del trabajo de campo conversamos casualmente con unas trabajadoras que estaban afrontando el comienzo de los cuatro meses que, con suerte, iban a estar paradas tras terminar la temporada de fruta. Al preguntarles por cómo estaba la situación laboral actual la primera respuesta fue “hemos retrocedido 30 años”, sentencia que evidentemente nos hizo pensar ¿tanto habían empeorado las condiciones de trabajo? ¿Tanto se había precarizado el empleo con la crisis?. Estas mujeres vivieron y mantenían el recuerdo de los ciclos de reivindicaciones obreras y potentes huelgas de la segunda mitad de los años 80 donde se consiguieron algunas importantes victorias como la figura del fijo discontinuo y el reconocimiento de las cotizaciones a la Seguridad Social. En realidad estaban verbalizando la actual extrema debilidad, fragmentación y escasa organización sindical de una clase obrera sin control del proceso productivo ni del mercado laboral, sin fuerza para reivindicarse como clase al mismo tiempo que está siendo expulsada (y los que trabajan conviven con la amenaza) de los circuitos de trabajo que tradicionalmente ejercían. Sirva la argumentación de una entrevistada “había mucha actividad con los albañiles, pero ahora ya no, eso ya… Eso ya se ha acabao. Entonces ahora mismo el pueblo vive única y exclusivamente de la fruta.” 10 8 Ante la cruda realidad se evoca el recuerdo nostálgico de una época de resistencia que efectivamente mejoró las condiciones legales de trabajo, cómo nos comenta una trabajadora delegada de U.G.T “Cuando no teníamos sindicato ni teníamos na, no parábamos a cenar, nos comíamos un melocotón por allí a escondias, un danone, eh, escondía detrás de algún sitio porque si te ven te riñen, no se puede comer en el trabajo”. Ahora paran a comer porque lo dicta la ley pero siguen sin poder comer en el trabajo porque lo dicta el empresario, pero sentencia “ahora lo estamos perdiendo. Por to lo que se ha luchao, ahora lo estamos perdiendo to”. Pero ¿realmente era tan distinto el trabajo de antes al que se hace ahora? ¿han variado las formas de organización y resistencia?. En todas nuestras entrevistas, principalmente a trabajadoras11 ya experimentadas, se destaca que tanto hoy como ayer en el trabajo agroindustrial se demanda flexibilización, eventualidad y disponibilidad. Por tanto existe un hilo conductor entre el trabajo antes y el trabajo ahora, y sostenemos que no se debe a una situación extraordinaria propiciada por un periodo de crisis, si no que más bien las condiciones de vida y trabajo de una parte de las clases populares perviven en condiciones de crisis permanente. Veamos: El trabajo agrario depende de la disponibilidad de un producto, la fruta, que tiene sus propio ritmo natural12 que determina las temporadas de trabajo y de paro, se alternan ciclos de intensificación máxima de los ritmos de trabajo y ampliación de la jornada laboral (en temporada punta hasta de siete días semanales) con paros y jornales intermitentes. En otras palabras, aún hoy cuando la temporada aprieta la vida se sigue abandonando porque “estamos hablando de un producto muy delicado, que yo lo comprendo también, entonces, ahí no hay horas, ahí no hay horario y ahí es…” (entrevista trabajadora cooperativa). Son trabajos duros, con una elevada exigencia física donde se cobra por horas, y en temporada alta las interminables jornadas hacen que las mujeres sientan que “me entra una desesperación cuando yo miro y no veo na “La configuración de la demanda de mano de obra local, mayoritariamente femenina, por parte de la industria conservera, estuvo fundamentada en la movilización de la división sexual del trabajo propia de la explotación campesina (…) la asalarización femenina es considerada en función de las propias necesidades de la reproducción familiar, es un jornal complementario” (Pedreño y Segura, 1998) 11 12 Aunque cada vez más artificializado. Una de las ventajas competitivas en la agricultura es disponer de fruta temprana que se venderá a un precio mayor en el mercado. Para ganar unos días a los ritmos naturales se articula todo un complejo proceso de ingeniería social 9 más que melocotones por tos sitios, si es que no se van a terminar nunca. Entonces, claro, hay maquinarias muy buenas, pero claro, necesitan… también manos” (entrevista trabajadora cooperativa). Los empresarios han invertido en tecnología para modernizar sus almacenes y ser competitivos en el mercado internacional, pero como bien dice nuestra entrevistada, se siguen necesitando cuerpos y manos que las hagan funcionar. En general se mantienen las largas jornadas de trabajo en temporada alta aunque se han mejorado los modos de trabajar eliminando algunas tareas específicas que requerían esfuerzo y que ahora están mecanizadas (como “volcar” la fruta en la cinta transportadora o transportar cajas llenas) pero por el contrario las tareas son más repetitivas. Como el salario que se obtiene está directamente relacionado con las horas de trabajo, es en temporada alta donde se posiciona a los trabajadores entre la espada de la explotación laboral y la pared de ganar menos dinero. Cómo afirma un trabajador del campo “Días de fiesta no te los pagan, día de agua tampoco te lo pagan, día de médico tampoco te lo pagan, te exigen justificante médico pero no sé para qué porque no te lo pagan. (…) Yo no me puedo poner malo. Si me pongo malo y pierdo tres días ¿cómo come mi familia?”. En el mismo sentido se expresan las trabajadoras de almacén más experimentadas que recuerdan el momento en que la situación laboral se empezaba a regularizar y fueron ellas mismas las que se posicionaron en contra de limitar las horas de trabajo13. El trabajo es tremendamente exigente con los cuerpos de los trabajadores y las trabajadoras que con el tiempo van acumulando lesiones laborales en muchos casos crónicas14. Poco a poco los cuerpos se desgastan y envejecen, para poder afrontar las jornadas se recurre a la medicalización como nos cuenta esta trabajadora: Sirvan estos dos relatos “Entonces cuando entró la UGT, se habló de que las pagaran extraordinarias, entonces claro, el jefe dijo, “bueno, pues yo, echáis 8 horas y así no os pago horas extraordinarias. Echáis, aunque tenga que venir más gente”, claro, entonces las mujeres dijeron “8 horas, ¡madre mía!, si trabajamos 2 meses al año, ¡cómo vamos a trabajar na más que 8 horas” (E. trabajadora delegada). “Las mujeres, tampoco quieren horarios de 8 horas, porque como aquí subsistimos simplemente de esos 2 meses, tenemos que ser como las hormiguicas, tenemos que, que, que esos 2 meses aprovecharlo al máximo porque sabes que es lo único que tienes”. (E. trabajadora delegada). 13 “Toas las que pasamos ya de… De cincuenta y tantos, toas tenemos la misma patología” “Mira, como tengo las muñecas, mira. Mira. Esto, yo estuve en la mutua. Mira como tengo las muñecas, ¿las ves?” (E. Trabajadora delegada). 14 10 “Yo, y mis compañeras, hemos vivio a base de neurofren, porque es la única manera de… Además, yo me fui a la baja, no me fui a la baja por el dolor de brazo, cuidao, me fui a la baja de tanto neurofren que tomaba. Y pa poder dormir relajantes, que llegó un momento que la boca, no podía ni hablar, y me quedaba, estaba como adormilá, de tanta cosa como tomaba. Entonces me creía que me había dao algún derrame cerebral o algo, y por eso fui a la doctora y me dijo, “Paquita”, ella me conocía porque yo, a mí, a mí me han infiltrao, yo me he ido del trabajo rabiando a que me, a que me pincharan, he vuelto a trabajar, burras, burras. De eso no tiene nadie la culpa, na más que yo. O la necesidad…. O la necesidad.” No sólo en el almacén los trabajos siguen siendo duros y exigentes, en el campo donde la jornada laboral está limitada15 a la luz solar, también sufren los cuerpos “Tú te tiras diez horas andando para atrás y dando vueltas porque tienes que ir buscando. Tienes que conseguir retrasar la parra para intentar quitarle leña para que la parra pueda seguir viviendo, si no muere… Yo estoy bastante tocado de los discos cervicales de desgaste por … y solo llevo tres años podando…” (E. trabajadores campo). Todo esto no es nada nuevo, ya en los años 90 estalló en Murcia el “caso Nolotil” y en Alicante el “caso Ardystil”, similares al relato que hemos leído16. Pero más allá del mero consumo discrecional “la eficacia del medicamento también reside en garantizar la reproducción de una fuerza de trabajo sometida a un intensivo y continuo desgaste en aquellas ramas de la producción donde la intensificación del trabajo es el motor de las ganancias de productividad” (Pedreño, 1998) Pero ¿qué ocurre si se limita efectivamente la jornada a 8 horas diarias en temporada alta? Estamos encontrado relatos de trabajadoras de almacén cuyas empresas han crecido hasta convertirse en grandes productores y exportadores de la región y en 15 En unas jornadas en Lorca sobre alimentación en la que participaban los gerentes de las principales empresas y cooperativas exportadoras escuchamos cómo uno de ellos contaba orgulloso que para satisfacer la demanda de productos frescos recién cortados de los mercados ya estaban empezando a trabajar cuadrillas del campo en turnos de noche, simplemente utilizando iluminación al estilo de los mineros. 16 Para conocer más sobre el caso Nolotil y el síndrome Ardystil véase Pedreño (1998) y Laurent Vogel “El descubrimiento del síndrome de Ardystil: discurso médico y relaciones entre precarización y salud” en Sociología del trabajo, nueva época, nº 23. 11 consecuencias sus relaciones laborales están mucho más controladas. Para evitar pagar horas extras y abaratar los costes laborales han establecido la jornada de ocho horas diarias como norma. Atendamos a uno de los relatos: “Cuando nosotros estábamos haciendo el limón trabajábamos… ya te digo, de lunes a domingo y durante todo el año. Es que hay dos tipos de limón, está el primo y el verna. Y nunca acabábamos. Teníamos trabajo….estábamos… horas, las que vinieran bien. Tú te levantabas por la mañana temprano, llegabas de noche con el cielo oscuro y te ibas de noche.” Pero “la última campaña ha sido para la empresa muy buena pero para nosotros un desastre porque estamos acostumbrados a estar horas… Este año solo hemos podido trabajar las 8 horas y el sueldo no es lo mismo ganar 1.200, 1.300… que 1.000 euros pelados. Para los trabajadores… un poco chungo. Porque dado que trabajamos 6 meses al año, no poder echar las horas extras…a nosotros nos parten.” Y sentencia “ahí es cuando conseguí yo todo lo que habíamos conseguido…porque ahora se va a ir todo por el agujero de la crisis. Pero lo poco que conseguimos de tener una casa y todo lo conseguimos ahí, trabajando y echando horas.” (E. Trabajadora almacén). ¿Cómo entender esta aparente paradoja? Este es un crudo relato en el que advertimos como la organización del trabajo domina la vida de las personas. Esta trabajadora lleva casi toda su vida laboral en el misma empresa, se acostumbró al trabajo duro y asumió que para poder tener un salario que le permitiera tener una vivienda propia y cuidar a dos hijas (que ahora tienen 10 y 8 años) tenía que trabajar muchas horas, durante prácticamente todo el año y siempre que la empresa lo dispusiera. Creó todo su mundo alrededor de una certeza laboral (es fija discontinua) que ahora se desvanece, construyó toda una estrategia familiar de subsistencia donde las renuncias personales se imbricaban con las ganancias económicas. En el momento en que la estrategia empresarial, sobre la que no tiene ningún control, cambia las directrices esto le supone perder también el control sobre el modo de vida que tenía, quedando como ella misma afirma “un poco perdía”. 12 El mismo discurso de disponibilidad absoluta lo hemos encontrado en trabajadores especializados del campo17. A pesar de contar con habilidades para realizar un trabajo específico (podar) sienten cercana la amenaza del despido pues trabajan con contratos de obra y servicio, rescindibles en el momento en que se justifique por parte de la empresa que no hay carga de trabajo. Nos interesa el perfil de estos trabajadores porque son hombres expulsados del sector de la construcción donde trabajaron durante años y que han tenido que reconvertirse: “Ya te digo que yo me he tirado catorce años seguidos sin fallar en la construcción.” Reconstruyamos brevemente su historia. Históricamente este enclave eminentemente rural basó su desarrollo económico en la actividad agrícola. Desde principios del siglo XX se especializó en una orientación productiva de frutas de carácter comercial y exportador. La sociedad local estaba imbricada en este modelo agroexportador proporcionando mano de obra asalariada (jornaleros, almacenes de manipulado) o mediante fórmulas de aparcería, arrendamiento, etc. Con la apertura de una dinámica modernizadora del país (intensificación de la industrialización/urbanización) en las décadas de los 60-70, una parte de los varones despliegan un proceso de movilidad ocupacional hacia nuevos mercados laborales en sectores emergentes como la construcción o regentando pequeños establecimientos como bares y talleres. Al mismo tiempo la mayor parte de las mujeres mantenían sus trabajos estacionales en el sector agrícola, principalmente en almacenes de envasado, con los que obtenían una renta complementaria a la del marido. La constitución de un polo de trabajo feminizado para la agroindustria frutícola se vinculó a este perfil de familia prototípico. Pero toda reestructuración productiva lleva aparejada la desestructuración obrera, en el caso español fue la economía del ladrillo y la especulación inmobiliaria las que durante los años de la burbuja dinamizaron, a la par que contaminaron, al resto de las parcelas productivas. Fueron años en que había trabajo en abundancia y para los jóvenes era relativamente sencillo obtener rentas más elevadas que los salarios tradicionales de la clase obrera pero a cambio de subsumir su vida y su fuerza juvenil a un modelo de trabajo que exigía disponibilidad e imponía elevados ritmos de trabajo y pocas (o ninguna) exigencia formativa. Ahora todos estos obreros acostumbrados y construidos 17 “Yo estoy echando nueve horas todos los días y los sábados siete. (…)Pero en verano hay que se llega a echar de lunes a lunes. Yo me tiré el primer año, por cierto, tres meses sin descansar un día. De lunes a lunes, domingos incluidos todos los días.” (E. trabajador campo). 13 socialmente para buscarse la vida, vuelven a tener grandes dificultades para encontrar un empleo decente que les permita planificar el futuro. Se ven forzados al nomadismo laboral18, pero esta vez la travesía parece que es más por el desierto que nunca antes, ya que al incierto mercado laboral se une la competencia por el gran aumento del ejército de reserva de mano disponible, engordado por los expulsados de la construcción y la industria, sectores como los migrantes y mujeres tradicionalmente segmentados y víctimas de la explotación, al que debemos unir jóvenes que no encuentra inserción en el mercado laboral, en definitiva una difícil “situación de competencia entre los diversos fragmentos de la fuerza de trabajo”. (Pedreño, 1998) Otro de los perfiles que más nos interesa es el de jóvenes que han logrado formarse y poseen estudios superiores: universitarios y/o formación profesional. Hemos entrevistado a algunas chicas que han trabajado esta temporada en el almacén porque no han encontrado ningún trabajo mínimamente relacionado con su formación o han sido despedidas. Son jóvenes y familias que desarrollaron estrategias de inversión, no sólo de tiempo y dinero sino también esperanzas y proyectos, como apuesta por la formación como vehículo de inserción social ascendente. Hemos encontrado padres jornaleros que nos han mostrado orgullosos las fotos de sus hijos, licenciados universitarios, para a continuación añadir lacónicamente “están todos en paro”. Son trabajadoras jóvenes “retornables” porque que en su mayoría ya conocía el trabajo agrícola (almacén o campo) porque lo habían desarrollado alguna temporada de verano cuando eran estudiantes para ayudar a la economía familiar a financiar su formación. Ahora se han incorporado para toda la temporada, y aunque asumen que el trabajo es duro y que “hay que echar horas” en sus discursos advertimos que se resisten a resignarse a que el trabajo que han realizado temporalmente se convierta en su única opción laboral de futuro. Saben lo que no quieren pero de nuevo no pueden controlar donde trabajaran porque sus títulos no les sirven como vía para obtener mejores trabajos. Al plantearles si habían pensado buscar en otras regiones o países las 18 Andrés Pedreño en 1998 nos describía las características de los trabajadores de la Vega Media del Segura “se trata de un grupo social cuya identidad cabe considerarla como un nómada laboral. Son figuras obreras híbridas o mixtas, que oscilan entre la construcción, la agricultura u otras formas de sub-empleo. Su cultura de trabajo no se define tanto en función de una identidad profesional, sino más bien dentro de una lógica social de supervivencia. Auténticos estrategas del “buscarse la vida”, también tendrán una notable disponibilidad para largos desplazamientos territoriales a la búsqueda de empleo, lo cual acentúa su condición de nómada laboral” (Pedreño, 1998) 14 oportunidades laborales que aquí no surgen, los discursos principalmente insisten en que la prioridad es poder vivir en sus lugares de origen, donde tienen las familias, amigos y parejas. Contemplan la migración laboral como una de las últimas opciones, de hecho han preferido de momento trabajar en el agro que partir a la aventura. Dicho de otro modo, ante la disyuntiva o movilidad laboral descendente o movilidad geográfica, de momento prefieren la certidumbre temporal de un trabajo agrícola temporal y conocido que la incertidumbre de la aventura migratoria. Seguir este proceso será otro de los objetivos de investigación que desarrollaremos a lo largo de nuestra investigación. Interesados por saber si las formas de reclutamiento actuales eran similares a las de hace unos años y si se mantenían figuras tan interesantes sociológicamente como los “furgoneteros”19 entrevistamos a una trabajadora de una ETT encargada del reclutamiento de una gran exportadora frutícola. En plena campaña debía movilizar varios autobuses completos de trabajadores para lo que necesariamente se apoyaba en las redes informales de reclutamiento como los conductores y el entorno de los trabajadores ya contratados. De su interesante relato destacaremos ahora que ha tenido muchísimos perfiles diferentes a la hora de elegir los trabajadores, algunos que hasta hace muy poco no optaban a este tipo de trabajo y que tienen difícil acceso porque no cuentan con la experiencia ni el hábito del trabajo físico exigente. En efecto se trataba de personas de mediana edad con formación superior (una química, un veterinario, un administrativo…) que pedían trabajar en un almacén de fruta aunque fuese de forma temporal. Aún no hemos podido rastrear estas trayectorias pero sin duda será interesante investigar si las clases medias están accediendo a estos trabajos y en qué condiciones, lo que nos lleva a preguntarnos al igual que Bagnasco “¿cómo se ha pasado de la integración social de la clase media a una cuestión de la clase media?” podemos aventurar que está relacionado con la crisis de los equilibrios de los mecanismos de regulación ¿se producirá con el tiempo en los almacenes, campos y fábricas murcianas el encuentro entre las clases medias desposeídas y las clases obreras? ¿fermentará o se 19 Para un análisis completo de la figura del “furgonetero” en Murcia véase tesis doctoral de Andrés Pedreño Cánovas “del jornalero agrícola a obrero de las factorías vegetales: Estrategias familiares y nomadismo laboral en la sociedad murciana” 15 potenciará entre ambos grupos una cultura política cimentada en sus compartidas condiciones de trabajo? Al lanzar estas preguntas no nos resistimos a citar al genial historiador Thompson que en su mítica obra “La formación de la clase obrera en Inglaterra” escribía “lo que podemos afirmar con seguridad es que el artesano sentía que su posición social y su nivel de vida estaban amenazados o se habían deteriorado entre 1815 y 1840. La innovación técnica y la superabundancia de mano de obra barata debilitaban su posición. No tenía derechos políticos y el poder del Estado se utilizaba, aunque sólo fuese de manera caprichosa, para destruir sus trade unions” (Thompson, 2012) Ahora léase nuevamente la cita pero sustituyendo “artesano” por “clase media”. Uno de los temas centrales que ha ido apareciendo en diferente grado y con diferentes preocupaciones, pero en casi todas las entrevistas, es la imposibilidad de planificar la propia vida y la incertidumbre hacia el futuro, que está íntimamente ligado a la falta de perspectivas laborales. Todas las decisiones importantes sobre la reproducción social de la clase popular parecen estar en stand-by, nos referimos a casarse, independizarse, tener hijos… pero también de otras más mundanas como comprar un coche o irse de vacaciones. Una temporera del campo con 22 años y formación superior nos dijo que su proyecto de vida es casarse con su novio de siempre e independizarse en su pueblo, cerca de su familia, y que para ella actualmente era algo totalmente inviable, un sueño. Su novio también era albañil… y también está en paro. Encontramos incertidumbre en los discursos de las jóvenes formadas que no sabían que sería de ellas el año que viene mientras que en la entrevista apareció algún nombre de amigas que buscaban fortuna en Londres. Los trabajadores de campo venían de un invierno duro con ingresos que a veces no superaban los 500 euros mensuales, las trabajadoras cercanas a la jubilación veían peligrar sus pensiones, las madres con hijos en edad escolar no sabían si podrían darle una buena educación o pagar la hipoteca de sus casas los años que aún les restaban… un halo de tristeza y desesperanza se cobijaba bajo la mayoría de los discursos. Como en todo espacio social de conflictos e interaccciones donde aparecen perdedores (trabajadores, productores tradicionales) siempre hay también ganadores. En nuestro caso aún no hemos profundizado en esta cuestión pero intuimos según avanza la investigación que éstos son: los grandes inversores del agronegocio, los grandes exportadores que apuestan por productos altamente rentables y que son capaces de 16 diversificar en tiempo y espacio sus cosechas, las profesiones técnicas altamente cualificadas que contribuyen al aumento de la productividad con sus conocimientos en ingeniería agrícola y biología etc… pero también hemos hallado “ganadores” entre trabajadores especializados en sectores específicos, que a pesar de tener poca formación formal poseen un amplísimo capital cultural adquirido del territorio y de los procesos agrícolas. En concreto nos referimos a trabajadores autónomos que se encargan de instalar invernaderos hipermodernos, por complejos y sofisticados, que sólo pueden ser financiados por aquellos que cuentan con capital suficiente y que pueden hacer sus apuestas para dominar el sector en el futuro. Así nuestro informante afirmaba que tenía carga de trabajo para los dos próximos años completos, empleando a más de 40 empleados y formando a otros en otros lugares del país. 4. PRIMERAS CONCLUSIONES. En la presente comunicación hemos mostrado las primeras conclusiones de una investigación en curso que, partiendo de un territorio local rural como es la Vega Media del Río Segura en Murcia, reconstruye las trayectorias laborales y las estrategias de reproducción de las familias de las clases populares. Partiendo de la hipótesis de que en el trabajo con más tradición como es el agrícola existe un hilo conductor en las condiciones de vida y trabajo que se agudiza en periodos de crisis. Recapitulemos por un momento: aunque el trabajo ha cambiado (mejorando en algunos aspectos y empeorando en otros) estamos tratando de seguir las líneas continuas de lo que hemos dado en llamar la crisis permanente de las clases populares. Este estado se distingue por elevada temporalidad y eventualidad, por un trabajo dependiente por un lado de los ciclos naturales como los ritmos de maduración de la fruta pero también otros efectos climáticos que trastocan las jornadas de trabajo como son las heladas, gota fría y sequías. Por otro lado depende de la demanda de trabajo de las empresas en los tiempos y modos que les place, además de estar sujetos a los vaivenes de los ciclos macroeconómicos: crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria, momento histórico en el que una parte de la clase obrera se convirtió en propietaria de su vivienda con hipotecas que ahora, cuando escasea el salario y el trabajo, son auténticas losas. Los escasos trabajos a los que pueden acceder ahora las clases populares son los nichos tradicionales como la agricultura, que han variado poco sus condiciones. Son trabajos duros y difíciles que exigen un desgaste continuado. Aquellos que consiguieron 17 formarse y obtener titulaciones ahora no las pueden usar porque no encuentran donde aplicar su valor de uso ni de cambio, por lo que buscan trabajo en los mismos sitios donde ya trabajaron sus madres y abuelas, creándoles una sensación agridulce de tener trabajo pero de no tener esperanza de mejorar ni poder desarrollar los proyectos de vida que para sí tenían pensados. Esta falta de expectativas puede ser vivida como una derrota que esperan y desean sea temporal para tener opción de escapar de la sensación de “atrapamiento” que empieza a envolverlas. Tal y como advertíamos en la fundamentación teórica al comienzo de la comunicación, la presencia de las familias y sus estrategias de subsistencia lo impregnan todo. Están ahí cuando alguien nos explica cómo se organiza para trabajar y deja los hijos a los abuelos, padres que nos comentan la situación de los hijos en paro y como comparten gastos, comida, vivienda, vehículos… aparecen cuando nos explican como consiguen trabajo por medio de redes familiares y contactos personales, cuando nos argumentan como encajan las distintos ingresos de los miembros familiares y el peso que tienen los subsidios y retribuciones estatales como pensiones. Siguiendo las tesis de autores como Mignione, Bagnasco y Pedreño queda patente que en los ciclos de crisis se pone en valor los factores de reciprocidad basados en estrategias familiares y comunitarias para hacer frente a las fuertes presiones de una economía de mercado sometida a la globalización, las cadenas agrolimentarias mundiales etc… porque las familias corrientes no pueden mantenerse adecuadamente con tan sólo los ingresos de un trabajador y en algunas familias el rol del hombre breadwinner está en entredicho20 En definitiva tratamos de reconstruir los retazos de las trayectorias rotas de tantos trabajadores y trabajadoras (jóvenes y no tanto) que tras un periodo de crecimiento económico, llevan años luchando contra una situación social que de nuevo les puede forzar a un pasado reciente (o eterno presente) de nómadas laborales, dispuestos a hacer cualquier trabajo, a desplazarse, emplearse ilegalmente apartando sus derechos laborales, quien sabe si temporalmente, hasta que escampe la tormenta. ¿Dónde están empleadas estos cuerpos y mentes? ¿qué estrategias están adoptando? ¿Qué trabajos hacen? Y si no trabajan ¿cómo hacen por sobrevivir?. He aquí uno de los primeros 20 Ya en 1983 Phal afirmaba (386) “La suposición de que la ocupación del cabeza de familia varón es el determinante más importante en la conciencia social y política de la familia está sujeta a serias dudas…” (Pahl, 1991) 18 trazos de la crisis permanente de las clases populares en la Vega Media del Río Segura en Murcia, la vulnerabilidad ante los procesos económicos y la dificultad para buscarse la vida, ya que en este rincón del sur europeo, como en tantos lugares del mundo, el proletariado tras ser derrotado por el capitalismo ha sido condenado a vagar eternamente como el mito griego Belerofonte. 5. BIBLIOGRAFÍA Bagnasco, Arnaldo (1991) “El desarrollo de economía difusa: punto de vista económico y punto de vista de la sociedad” en Sociología del trabajo, nueva época, núm. Extraordinario, pp. 167-174. 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