09: Positividad

Anuncio
Positividad: la felicidad al alcance de nuestra atención
De E.S.T.A.R. la E corresponde a emociones positivas. De las emociones positivas la primera es
Positividad (le seguirán gratitud, servicio, perdón, placeres, humor entre otros).
“Hay dos formas de ver el mundo, como un problema por arreglar o como una oportunidad por
aprovechar”.
Ejercicio:
Escriba en un papel un enunciado sobre la mejor persona que puede ser en 10 años. El enunciado
es una visión en que tú has logrado todo lo que soñaste alcanzar, en que tú has mejorado como
persona en todos aquellos aspectos que querías cambiar. Te has convertido en la mejor persona
que podrías ser en los distintos roles, como padre/madre, hijo(a), empleado, empresario, amigo,
ciudadano u otro, y en que te sientes satisfecho con estos logros. Descríbete con detalle.
¿Por qué funciona este ejercicio? Porque al escribir sobre lo mejor que podemos llegar a ser en el
futuro nos esforzamos en concentrarnos sólo en cosas positivas. Nos imaginamos todo lo bueno
que seremos y alcanzaremos en el futuro y dejamos de lado aspectos negativos. Este ejercicio nos
llena de positividad, nos hace ver nuestro potencial y nos da esperanza de que es posible alcanzar
nuestros sueños.
¿Qué hace a una persona positiva o negativa?
Una persona positiva es quien tiende a observar los aspectos favorables de una situación, a
interpretar mayormente las circunstancias como buenas y a recordar con frecuencia lo bueno
que le pasa. La persona negativa hace justamente lo contrario.
Por ejemplo, una persona que tiene una reunión con su jefe para evaluar su desempeño. En la cita
este subraya sus cualidades, lo felicita por sus logros y también hace observaciones sobre sus
áreas que debe mejorar o talentos menos desarrollar.
Una persona positiva le prestará más atención a los aspectos favorables de la evaluación, a sus
talentos. Los puntos negativos los escuchara pero no centrara su atención en ellos. Interpretará la
realidad de forma positiva. Por ejemplo podría pensar “mi jefe está contento con mi desempeño.
Tengo áreas que mejorar, pero es una oportunidad para mí”. Además cuando recuerde su
evaluación de desempeño, tendrá un recuerdo agradable y constructivo.
Con una persona negativa será al revés, prestara atención principalmente a sus debilidades y no a
sus talentos e interpretara la situación como algo negativo. Podría pensar “soy una bestia, mi jefe
es un idiota. Seguro que me piensa despedir”. Por último cuando recuerde la situación, tendrá
memorias desagradables y destructivas.
Haciendo una analogía, hay personas que tratan de respirar un aire puro, saludable o positiva.
Otras que viven en un aire rancio, contaminado o negativo. A.I.RE. es también un acróstico que
resume lo mencionado.
A = atención
I = interpretación
RE= recuerdo
Y tú…¿Que A.I.RE. respiras mayormente? ¿Positivo o negativo?
Cuento:
Cuentan que había un rey que tenía un consejero muy positivo, que le prestaba atención,
interpretaba y recordaba siempre lo bueno, lo positivo. No importaba que pasara, el consejero
siempre decía: ¡qué bueno, qué bueno, qué bueno!.
El rey, que era un poco negativo, estaba molesto con él por ser tan optimista. Un día el rey se cayó
de un caballo y se cortó el dedo gordo del pie derecho. Ante este hecho el consejero gritó: ¡qué
bueno, qué bueno, qué bueno!.
El rey se molestó tanto que le gritó: ¡qué idiota, qué idiota, qué idiota! ¡Te vas, estás despedido!. A
lo que el consejero respondió: ¡qué bueno, qué bueno, qué bueno!.
El rey no soportaba más a este consejero ridículamente optimista. Pasado un tiempo, el rey salió a
cazar sólo con sus perros, y fue capturado por unos caníbales que tenían intención de sacrificarlo
ante sus dioses y luego comérselo.
Pero cuando lo desnudaron, se encontraron con que no tenía el dedo gordo y como ellos solo
sacrificaban a humanos perfectos, lo liberaron.
Ya en su palacio, recuperándose de su terrible experiencia, el rey no podía dejar de pensar en su
ex consejero, quien le había dicho: ¡que bueno que perdiste el dedo!.
En esta oportunidad, había tenido razón: si el rey hubiese tenido el dedo, estaría muerto. Así que
lo mandó a llamar y le dijo: tenías razón era bueno que perdiera el dedo. Lo que no entiendo es
por qué dijiste ¡que bueno! Cuando te despedí. No hay mejor trabajo en el reino que trabajar
conmigo, ¿cómo pudo ser eso bueno?.
Muy fácil mi rey, respondió el consejero, si mi rey no me hubiese despedido, yo hubiera estado
con usted cazando. Entonces ¿a quién cree, mi rey, que los caníbales hubiesen devorado? ¡qué
bueno, qué bueno, qué bueno, que me despidió!.
El optimista encuentra una respuesta para cada problema. El pesimista ve un problema
en cada respuesta.
Descargar