Positividad: la felicidad al alcance de nuestra atención De E.S.T.A.R. la E corresponde a emociones positivas. De las emociones positivas la primera es Positividad (le seguirán gratitud, servicio, perdón, placeres, humor entre otros). “Hay dos formas de ver el mundo, como un problema por arreglar o como una oportunidad por aprovechar”. Ejercicio: Escriba en un papel un enunciado sobre la mejor persona que puede ser en 10 años. El enunciado es una visión en que tú has logrado todo lo que soñaste alcanzar, en que tú has mejorado como persona en todos aquellos aspectos que querías cambiar. Te has convertido en la mejor persona que podrías ser en los distintos roles, como padre/madre, hijo(a), empleado, empresario, amigo, ciudadano u otro, y en que te sientes satisfecho con estos logros. Descríbete con detalle. ¿Por qué funciona este ejercicio? Porque al escribir sobre lo mejor que podemos llegar a ser en el futuro nos esforzamos en concentrarnos sólo en cosas positivas. Nos imaginamos todo lo bueno que seremos y alcanzaremos en el futuro y dejamos de lado aspectos negativos. Este ejercicio nos llena de positividad, nos hace ver nuestro potencial y nos da esperanza de que es posible alcanzar nuestros sueños. ¿Qué hace a una persona positiva o negativa? Una persona positiva es quien tiende a observar los aspectos favorables de una situación, a interpretar mayormente las circunstancias como buenas y a recordar con frecuencia lo bueno que le pasa. La persona negativa hace justamente lo contrario. Por ejemplo, una persona que tiene una reunión con su jefe para evaluar su desempeño. En la cita este subraya sus cualidades, lo felicita por sus logros y también hace observaciones sobre sus áreas que debe mejorar o talentos menos desarrollar. Una persona positiva le prestará más atención a los aspectos favorables de la evaluación, a sus talentos. Los puntos negativos los escuchara pero no centrara su atención en ellos. Interpretará la realidad de forma positiva. Por ejemplo podría pensar “mi jefe está contento con mi desempeño. Tengo áreas que mejorar, pero es una oportunidad para mí”. Además cuando recuerde su evaluación de desempeño, tendrá un recuerdo agradable y constructivo. Con una persona negativa será al revés, prestara atención principalmente a sus debilidades y no a sus talentos e interpretara la situación como algo negativo. Podría pensar “soy una bestia, mi jefe es un idiota. Seguro que me piensa despedir”. Por último cuando recuerde la situación, tendrá memorias desagradables y destructivas. Haciendo una analogía, hay personas que tratan de respirar un aire puro, saludable o positiva. Otras que viven en un aire rancio, contaminado o negativo. A.I.RE. es también un acróstico que resume lo mencionado. A = atención I = interpretación RE= recuerdo Y tú…¿Que A.I.RE. respiras mayormente? ¿Positivo o negativo? Cuento: Cuentan que había un rey que tenía un consejero muy positivo, que le prestaba atención, interpretaba y recordaba siempre lo bueno, lo positivo. No importaba que pasara, el consejero siempre decía: ¡qué bueno, qué bueno, qué bueno!. El rey, que era un poco negativo, estaba molesto con él por ser tan optimista. Un día el rey se cayó de un caballo y se cortó el dedo gordo del pie derecho. Ante este hecho el consejero gritó: ¡qué bueno, qué bueno, qué bueno!. El rey se molestó tanto que le gritó: ¡qué idiota, qué idiota, qué idiota! ¡Te vas, estás despedido!. A lo que el consejero respondió: ¡qué bueno, qué bueno, qué bueno!. El rey no soportaba más a este consejero ridículamente optimista. Pasado un tiempo, el rey salió a cazar sólo con sus perros, y fue capturado por unos caníbales que tenían intención de sacrificarlo ante sus dioses y luego comérselo. Pero cuando lo desnudaron, se encontraron con que no tenía el dedo gordo y como ellos solo sacrificaban a humanos perfectos, lo liberaron. Ya en su palacio, recuperándose de su terrible experiencia, el rey no podía dejar de pensar en su ex consejero, quien le había dicho: ¡que bueno que perdiste el dedo!. En esta oportunidad, había tenido razón: si el rey hubiese tenido el dedo, estaría muerto. Así que lo mandó a llamar y le dijo: tenías razón era bueno que perdiera el dedo. Lo que no entiendo es por qué dijiste ¡que bueno! Cuando te despedí. No hay mejor trabajo en el reino que trabajar conmigo, ¿cómo pudo ser eso bueno?. Muy fácil mi rey, respondió el consejero, si mi rey no me hubiese despedido, yo hubiera estado con usted cazando. Entonces ¿a quién cree, mi rey, que los caníbales hubiesen devorado? ¡qué bueno, qué bueno, qué bueno, que me despidió!. El optimista encuentra una respuesta para cada problema. El pesimista ve un problema en cada respuesta.