MUJER DE 23 AÑOS CON TROMBOEMBOLISMO PULMONAR MASIVO Y SÍNDROME ANTIFOSFOLIPIDICO PRIMARIO Carlos Enrique Suárez Acosta, Esperanza Romero Fernández, José Antolín Arias Servicio de Medicina Interna. Hospital Universitario Clínico San Carlos Introducción El síndrome antifosfolípido (SAP) es una enfermedad autoinmune adquirida. Se caracteriza por la presencia de anticuerpos dirigidos contra los fosfolípidos de las proteínas del plasma, ligadas a fosfolípidos aniónicos. El SAP predispone al desarrollo de trombosis venosas, arteriales, abortos de repetición, partos prematuros y trombocitopenia con anticuerpos antifosfolípido (aPL), tipo anticoagulante lúpico, anticuerpos anticardiolipina (aCL) o anticuerpos anti B2 glicoproteína I. La presencia de uno o más factores clínicos y más de un criterio de laboratorio permiten realizar el diagnóstico de SAP1,2. El tromboembolismo pulmonar (TEP) agudo es una emergencia médica desencadenada por la obstrucción arterial pulmonar debida a un trombo desarrollado in situ o procedente del sistema venoso profundo3. Tras el diagnóstico de TEP está indicada la anticoagulación crónica como estrategia de prevención secundaria en este tipo de enfermos. Presentamos el caso de una mujer joven, sin antecedentes conocidos de colagenosis, que presenta un TEP masivo identificándose en el estudio etiológico la presencia de anticuerpos anticardiolipina con cumplimiento de criterios de SAP. Caso Clínico Mujer de 23 años nuligesta con obesidad, hábito tabáquico y migraña. Tomadora habitual de anovulatorios orales. Acudió a Urgencias por cuadro de 5 días de evolución de disnea de moderados esfuerzos sin otra clínica acompañante. En Urgencias la paciente estaba estable hemodinámicamente con SaO2 basal del 93%. Se solicitó una Rx tórax que no mostró alteraciones. En la analítica destacó un D- dímero elevado 562 (N<500) y en el ECG signos de sobrecarga derecha: S1 QT3 y taquicardia sinusal a 110 lpm. Ante estos hallazgos se solicitó un TC torácico en el que se observaron defectos de replección en ambas arterias pulmonares principales y en gran parte de las arterias lobares y segmentarias compatible con TEP masivo. Se realizó un ecocardiograma urgente que demostró un ventrículo izquierdo (VI) normal con signos de sobrecarga de presiones en cavidades derechas y disfunción severa de VD con dilatación y aquinesia del mismo, así como dilatación de la vena cava superior que no colapsaba con la inspiración por lo que la paciente requirió ingreso en UCI para tratamiento fibrinolítico por TEP severo. En la exploración física a su llegada a UCI, TA 120/70 mmHg, FC 115 lpm, FR 20 rpm, SaO2 98% (con VMK al 30%). Consciente y orientada. Buena perfusión periférica. AP: hipoventilación base pulmonar derecha. AC: rítmico, sin soplos. Abdomen: sin alteraciones. EEII: No edemas, no signos de TVP, pulsos presentes. Se solicitó un estudio analítico que mostró: Plaquetas 137 x 10^3, Hematocrito: 34,9%, Leucocitos 7.84 x 10^3 (neutrófilos: 68,2%, linfocitos: 1,96%, monocitos: 3,30, eosinófilos: 1,80), Hb: 12,70 g/dl, Glucosa: 94,00, CPK: 24,0, Sodio: 139,00, Potasio: 4,1, Creatinina: 0,96 mg/dl, Troponina I: 0,01, Act.Protombina: 85,60%, APTT valor: 32,70, INR: 1,1. Gasometría venosa: pH 7.48; PCO2 32; HCO3 23,8; Lactato1.1. Se realizó fibrinolísis sin incidencias instaurándose posteriormente, tratamiento anticoagulante con heparina sódica intravenosa. Posteriormente, la enferma presentó mejoría clínica y en la analítica no se observaron cambios importantes excepto APTT 41.1 estando la paciente en tratamiento con heparina sódica intravenosa. Se repitió el ecocardiograma objetivando hipoquinesia de la cara lateral del VD e insuficiencia tricuspídea leve. Dada la mejoría clínica se decidió traslado a planta para completar estudio y tratamiento detectándose, anticuerpos anticardiolipina IgG a títulos elevados, 29.0 u/ml (N<12.0), con el resto de estudio inmunológico y de trombofilia negativo. Tras tratamiento sintomático, fibrinólisis y anticoagulación evolucionó de forma favorable, normalizándose en los 3 meses siguientes las alteraciones ecocardiográficas, manteniendo aCL elevados, sin datos clínicos ni biológicos de colagenosis, con criterios definidos de síndrome antifosfolipídico primario y continuando anticoagulación de forma indefinida. Discusión La paciente era una joven hasta entonces asintomática que cumplía un criterio clínico, trombosis arterial, y un criterio biológico, aCL, por lo que de acuerdo a los criterios diagnósticos de SAP pudo ser diagnosticada de esta entidad durante el periodo de convalecencia de su tromboembolismo pulmonar (TEP). La trombosis venosa se ve favorecida por los tres factores clásicos descritos por Virchow: estasia venosa, daño de la capa íntima vascular y estados de hipercoagulabilidad existiendo ciertas condiciones clínicas que condicionan un riesgo elevado de TEP, a saber: la edad avanzada, la obesidad, el reposo prolongado, la insuficiencia venosa crónica, el tratamiento con estrógenos, el embarazo o el puerperio. El 90% de los TEP se originan a partir de trombosis de las venas profundas de las extremidades inferiores. Sin embargo, los trombos pueden nacer en las venas uterinas, prostáticas, renales, de extremidades superiores o en las cavidades derechas del corazón. El TEP agudo posee unas manifestaciones clínicas inespecíficas aunque la disnea aguda, la hemoptisis o el dolor torácico de características pleuríticas son sus manifestaciones más frecuentes. El TEP se puede observar hasta en el 30% de los pacientes con SAP y en menor porcentaje puede también observarse el TEP crónico con manifestaciones de hipertensión pulmonar crónica, trombosis arterial pulmonar, distréss respiratorio y, por último, hemorragia pulmonar. Sin embargo, existen sujetos con elevados niveles de aCL que están asintomáticos4. La presencia de anticuerpos antifosfolípido (aPL) representa de un 5 a 10% de riesgo de trombosis y abortos5,6. El SAP se caracteriza por los criterios diagnósticos ya expuestos (Tabla 1), y puede ser primario o asociarse a colagenosis como el lupus eritematoso sistémico o infecciones. Estudios recientes sugieren que el TEP se manifiesta de forma más severa y con mayores tasas de mortalidad en paciente de 65 o más años aunque los esquemas terapéuticos sean superponibles a los empleados en pacientes más jóvenes7. Conclusión: Ante la presencia de fenómenos trombóticos en pacientes jóvenes, tengan o no algún factor de riesgo, se debe pensar en la posibilidad de síndrome antifosfolipídico primario o secundario y realizar determinación de aPL, ya que su diagnóstico implica mantener la anticoagulación de forma indefinida y reducir la morbimortalidad. Bibliografía 1. Kamashata MA, Hughes GRV. Antiphospholipid antibodies and antiphospholipid syndrome. Curr Op Reumatol 1995;7:389-394. 2. Wilson WA, Gharavi AE, Koike T. International Consensus statement on preliminary classification criteria for definite antiphospholipid syndrome:report of an international workshop. Arthritis Rheum, 1999; 42:1309-1311. 3. Goldhaber SZ. Pulmonary embolism. Lancet 2004;363:1295-1305 4. Asherson RA, Cervera R. Antiphospholipid antibodies and the lung. J Rheumatol 1995; 22: 62-66. 5. Mc Neil HP, Chesterman CN, Krilis SA. Immunology and clinical importance of antiphospholipid antibodies. Adv Immunol 1991; 49: 193-280. 6. Triplett DA, Brandt JT, Musgrave KA. Relationship between lupus anticoagulants and antibodies to phospholipids. JAMA 1988; 259: 550-554. 7. Cefalo P, Weinberg I, Hawkins BM et al. A Comparison of Patients Diagnosed With Pulmonary Embolism Who Are ≥65 Years With Patients <65 Years . Am J Card 2014;115: 681-686. Tabla 1. Criterios diagnósticos de SAP2.