INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMA Y ADICIONA EL APARTADO B DEL ARTÍCULO 102 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, PARA RECONOCER EL DERECHO HUMANO DE LOS DEFENSORES DE DERECHOS HUMANOS. Los suscritos, Rubén Fernando Velázquez López y José Luis García Zalvidea, senadores integrantes del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, en la LXI legislatura, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 8, fracción I, 76, 164 y demás aplicables del Reglamento del Senado de la República, presentamos ante esta Honorable Soberanía la siguiente Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se reforma y adiciona el Apartado B del artículo 102 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para reconocer el Derecho Humano de los Defensores de Derechos Humanos, al tenor de la siguiente: EXPOSICIÓN DE MOTIVOS El camino recorrido hasta la fecha en la proclama por el libre ejercicio y respeto de los derechos humanos universalmente reconocidos en su mayoría es fruto de la lucha, persecución, censura, abuso y sacrificio de cientos de hombres y mujeres que sobreponen el interés personal por el de los otros, por la democracia y la garantía de un estado de derecho. El trabajo desempeñado por los defensores o protectores de los derechos humanos se debe principalmente a la presencia de un Estado débil que no puede garantizar por sí la realización y respeto de los derechos fundamentales de sus ciudadanos, o no quiere que esto suceda. También, se debe a la ola de injusticia social que va más allá de la potestad del gobierno y que requiere del trabajo común para contrarrestar problemáticas arraigadas en una comunidad o sociedad. Las aportaciones que hacen los defensores de los derechos humanos con su actividad son cuantiosas y de gran valor para el fortalecimiento de la democracia. Impersonalmente en la encomienda por la protección de las víctimas, luchan contra la impunidad y la corrupción, dan voz a los que no la tienen o fueron callados, generan espacios de diálogo y obligan a las autoridades a la rendición de cuentas; en general, trabajan por una sociedad más justa. La falta de reconocimiento por su trabajo es una constante más en todas las dificultades que giran en su entorno; si bien, los defensores de los derechos humanos no buscan el reflector de atención, éste desconocimiento por lo que hacen los coloca en una situación de mayor vulnerabilidad frente a los riesgos y eventuales agresiones cometidos en su contra. México no es la excepción de las naciones que ante la comunidad internacional asume compromisos proteccionistas y a la vez, persigue e impide la labor de los defensores o protectores de los derechos humanos. Nuestro país mantiene a la par de Colombia, Honduras, Guatemala, China, Congo e Irán, uno de los índices más altos de agresión contra los defensores y procuradores sociales. Según el informe más reciente elaborado por Amnistía Internacional, Exigiendo Justicia y Dignidad, Defensores y Defensoras de los Derechos Humanos en México, destacan más de quince casos serios de amenazas y ataques contra defensores de los derechos humanos de 2007 a 2009. De estos deleznables actos, seis son asesinatos, y los demás son encarcelamientos injustos o presos de conciencia y detenciones arbitrarias por las autoridades. Actualmente la Secretaría de Gobernación a través de la Unidad de Promoción de los Derechos Humanos, ha sido la encargada de aplicar las normas de protección según lo dispuesto por el sistema interamericano, sin embargo Amnistía Internacional ha averiguado que en todos los casos en que se sugiere el conocimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos o la Convención Americana de los Derechos Humanos se carece de claridad y objetividad en el proceso. Lo anterior es atribuido al paso necesario de esta documentación por las oficinas gubernamentales. 1 Dentro de las recomendaciones realizadas por Amnistía Internacional resalta el reconocer explícitamente la legitimidad del trabajo de los defensores de derechos humanos, especialmente la legitimidad de quienes trabajan sobre derechos económicos, sociales y culturales, en los ámbitos federal, estatal y municipal. En el mismo orden de ideas, el Informe Sobre la Situación de las y los Defensores de los Derechos Humanos en México, realizado por la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos señala que durante el período del 1 de enero de 2006 al 31 de agosto de 2009 se registraron 128 presuntos eventos de agresión y obstaculización a defensores de los derechos humanos. Las entidades federativas que presentan un número mayor de ataques contra los derechos humanos de los defensores son Oaxaca con 26, Distrito Federal 20, Guerrero 19, Chiapas 13, Chihuahua 11 y Jalisco 101. Una de las recomendaciones que extiende el Alto Comisionado al respecto, es el seguir regulando a modo de fortalecer un marco jurídico que garantice la protección de la labor de los defensores de derechos humanos. Esto no sólo se le requiere a las autoridades federales sino también a las competentes en las entidades federativas. Conscientes de la tarea interminable que es garantizar protección a los defensores de los derechos humanos, la Asamblea General de las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos coincidieron en emitir resoluciones y declaraciones que pudiesen adscribir los Estados miembros o seguir como disposiciones marco para su aplicación en la legislación nacional. La Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos (Resolución 53/144 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 9 de diciembre de 1998), establece en sus artículos 1 y 2 que: Artículo 1.Toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a promover la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales en los planos nacional e internacional y a esforzarse por ellos. Artículo 2.1) Los estados tienen la responsabilidad primordial y el deber de proteger, promover y hacer efectivos todos los derechos humanos y las libertades fundamentales, entre otras cosas adoptando las medidas necesarias para crear las condiciones sociales, económicas, políticas y de otra índole, así como las garantías jurídicas requeridas para que toda persona sometida a su jurisdicción individual o colectivamente, pueda disfrutar en la práctica de todos esos derechos y libertades. 2) Los Estados adoptarán las medidas legislativas, administrativas y de otra índole que sean necesarias para asegurar que los derechos y libertades a que se hace referencia en la presente declaración sean efectivamente garantizados. Por su parte, la Asamblea General de la OEA a través de la Resolución AG/RES. 2280 (XXXVII-O/07). Defensores de derechos humanos: Apoyo a las tareas que desarrollan las personas, grupos y organizaciones de la sociedad civil para la promoción y protección de los derechos humanos en las Américas, señala que es preciso: 8. Alentar a los Estados Miembros a asegurar que las regulaciones nacionales –incluyendo el registro cuando sea aplicable conforme al orden jurídico interno- referidas a los defensores de derechos humanos y a sus organizaciones, permitan que su trabajo sea efectuado en un ambiente político libre, transparente y abierto, y en forma consistente con el derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario aplicables. 9. Invitar a los Estados Miembros a que promuevan la difusión y aplicación de los instrumentos del sistema interamericano y las decisiones de sus órganos en esta materia, así como de la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de 2 Promover y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos. A pesar del compromiso internacional adquirido, los diversos países que se suman a la adopción de instrumentos jurídicos con miras a la protección de los derechos humanos no garantizan enteramente que en su legislación interna y en la procuración de seguridad y justicia se cumplan los acuerdos contraídos. La importancia de aterrizar lo dispuesto por los acuerdos internacionales en la legislación nacional radica en exigir su cumplimiento, ya que en el ánimo de desviar su obligatoriedad, las interpretaciones sobre la aplicación de la ley son las más complejas, tardías e ineficientes para brindar seguridad a las personas e instituciones encargadas de defender y procurar la realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Un detalle que debemos tomar en cuenta y que la adaptación del derecho consagrado en la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos a nuestra Constitución es la vía para exigir su cumplimiento es que, precisamente tal Declaración no es un instrumento internacional de obligatorio cumplimiento para México, ya que no ha seguido las reglas de suscripción y ratificación consagradas en las leyes mexicanas. Instaurar el derecho que tiene toda persona para promover la realización de los derechos humanos a rango constitucional rompe con la situación actual de dejar a los defensores de los derechos humanos en un contexto de indefensión y desprotección. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos siendo la Ley Suprema de toda la Unión es la norma idónea para darle sustento y seguimiento legal a la labor que realizan tan desinteresadamente los defensores de los derechos humanos en México. En resumen, lo que proponemos es incorporar al texto constitucional el derecho humano consagrado en el artículo 1 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos, y retomar lo establecido por la Resolución AG/RES. 2280 (XXXVII-O/07) de la OEA en tanto el Estado mexicano estaría obligado a garantizar las condiciones mínimas de seguridad para que los defensores de los derechos no tengan obstáculos o impedimentos para realizar su labor. Por lo anteriormente expuesto y fundado, sometemos a la consideración de esta Honorable Asamblea el siguiente: PROYECTO DE DECRETO Artículo Único.- Se adiciona y se reforma el Apartado B del artículo 102 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para quedar como sigue: Artículo A. … 102. … … … … 3 … B. … … … … … … … … Toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, a promover y procurar la protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos. La Federación, Estados, Distrito Federal y Municipios, garantizarán que los defensores de derechos humanos y sus organizaciones puedan realizar su trabajo en un ambiente libre, transparente y abierto, en el marco del derecho internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. TRANSITORIOS Primero.- El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Segundo.- Se derogan todas las disposiciones que contravengan lo dispuesto en el presente decreto. Tercero.- El Ejecutivo Federal contará con 180 días naturales posteriores a la publicación del presente decreto para expedir la ley reglamentaria de la materia. Suscriben SEN. RUBÉN F. VELÁZQUEZ LÓPEZ SEN. JOSÉ LUIS GARCÍA ZALVIDEA Dado en el Salón de Sesiones del Senado de la República, a los dos días del mes de Septiembre de 2010. 1 Defender los Derechos Humanos: entre el compromiso y el riesgo, Informe sobre la Situación de las y los Defensores de Derechos Humanos, Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2009. 4