Aportacion Periodistas CCOO al debate sobre el Futuro del

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CONTESTACIÓN DE LA AGRUPACIÓN DE PERIODISTAS DE
CC.OO. AL CUESTIONARIO DE LA FIP SOBRE EL FUTURO
DEL PERIODISMO.
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¿Podemos seguir definiendo al periodista como profesional de la información?
Si, no se debe entender de otra manera. El ejercicio responsable del
periodismo, de manera muy especial entendido desde la óptica de los medios
de comunicación públicos liberados de obligaciones comerciales, necesita de
profesionales cualificados. Es la empresa la que debe definir el modelo de
profesional de la información que necesita. Se puede optar por contratar a
profesionales que cuenten cosas o por profesionales a los que se les requiera el
ejercicio de un oficio, el de periodista. En el primer escenario, favorecedor de la
desregulación más absoluta, caben casi todos; en el segundo sólo caben
profesionales
cualificados
que
puedan
responder
a
requerimientos
empresariales de calidad, responsabilidad, formación del espectador, etc.
Las empresas privadas, la segunda opción es muchas veces la mayoritaria, en
las públicas cada vez se da más.
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¿Qué papel deben jugar Estado, asociaciones, colegios y sindicatos en la
definición y regulación de la profesión periodística?
A esa relación añadiría a las empresas. El papel de todos debe ser esencial. Es
ahí, por la relajación permitida, donde se ha perdido gran parte de la calidad en
el ejercicio del periodismo. El Estado, y no solo en el ámbito de lo público,
debe definir, no puede ser de otra manera, modelos de comunicación que se
impliquen en lo que nos hemos dado a llamar “rentabilidad social”. En menor
grado de responsabilidad, pero también importante, están los otros actores
señalados. Unos y otros deben entender como obvio que no hay principios de
calidad garantizados si antes, y no como único elemento, no se garantiza la
calidad en el empleo.
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Ventajas e inconvenientes de los distintos sistemas de definición y acceso
La cuestión, que ya ha sido de alguna manera respondida, parte de una premisa
que se debería definir más. Las circunstancias del periodista no son las mismas
en la prensa escrita, en la audiovisual, en la digital o en los gabinetes de
comunicación. Quizás plantear ahora el debate carezca de sentido pero nunca
es tarde para aceptar que, quizás, distintos ejercicios profesionales requieran
distintos tipos de periodistas y distintos tipos de acceso a la formación
requerida. Por ahí vendrían las ventajas. Si no definimos el acceso al ejercicio
profesional, y se abren distintas posibilidades de formación, la calidad en el
empleo podría sufrir (como ya sucede) un deterioro importante.
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¿Requiere, de hecho o de derecho, el ejercicio del periodismo un título
universitario?
Sí o sí. En la línea de lo antes escrito. No plantearía la exclusiva opción de título
universitario, hablaría también de título homologado. Se trata de garantizar
determinados niveles de formación que, en todos los casos, requieren de unos
estudios específicos. Se plantea bien la pregunta al no pedir exclusivamente la
opción de “Título universitario de periodista”. Las posibilidades de la
comunicación pueden estar en otros campos, pero, eso sí, hay que regular el
acceso a su ejercicio.
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¿Cómo mejorar la cualificación de los periodistas?
No sólo por el terreno de la especialización, siempre caro y de difícil
compromiso para las empresas. Los planes de formación continua (rigurosos)
son también un camino interesante. Establecer la “Carrera profesional”
(adecuadamente definida) como requisito para acceder a los puestos de
dirección es también un interesante e indirecto atajo para apostar por la
cualificación.
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La especialización en las nuevas tecnologías ¿puede estar deteriorando la
especialización informativa?
No creo que este ahí la relación origen-consecuencia. Las nuevas tecnologías
han sido, son y serán una realidad cotidiana. El deterioro a mi juicio no está
tanto en solicitar al profesional especializado el uso de una u otra herramienta
de comunicación sino que viene provocado por las exigencias empresariales de
requerir al profesional que lo haga de manera inmediata, sin la formación
adecuada, aceptando las pérdidas de calidad, … Las nuevas tecnologías son
grandes aliadas y lo son en varios sentidos, uno de los principales (y así
debemos entenderlo) es que los consumidores de tal o cuál plataforma quizás
no requieran de determinados niveles de calidad. Un ejemplo; una información
vendida vía SMS en un servicio de suscripción de noticias no tiene porqué
guardar los mismos niveles de calidad que una crónica del mismo tema
publicada en las páginas de Internacional del periódico “El País”. Es el
profesional el que “aligera” su ejercicio profesional sin afectar a su
especialización.
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¿Cómo lograr que el ejercicio del periodismo sea más transparente y
responsable?
Pregunta muy relacionada con la segunda de este cuestionario. Todos los
agentes implicados deben participar de ese compromiso pero de manera
principal la apuesta por la transparencia y la responsabilidad debe llegar desde
las propias empresas y desde el Estado. Los códigos de buenas prácticas, libros
de estilo, estatutos de información,...no deben ser sólo manuales de
decoración. Las empresas deben comprometerse y poner en valor estos
principios entendiendo que en ellos hay una interesante apuesta de futuro. La
presencia de una autoridad audiovisual de relevancia es una necesidad
evidente si hablamos de los criterios relacionados en la pregunta.
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¿Debe existir una definición de derechos y obligaciones de los periodistas? ¿A
qué nivel y mediante qué instrumentos?
Respuesta dada en el anterior párrafo. Subrayaría un aspecto fundamental que
debiera ser permanentemente recordado. Los depositarios del derecho a ser
informados son los ciudadanos, los espectadores; los periodistas trasladamos
un derecho que nos es delegado en tanto que somos sus trasmisores. Desde
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esa realidad los estatutos de la información deben, además de definir,
establecer los mecanismos de garantía. Derechos y deberes que afectan a toda
la estructura de la empresa.
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¿Deben establecerse órganos de autocontrol eficaces? ¿A qué nivel?
¿Estatales? ¿Paritarios con los empresarios de los medios? ¿Internos de las
organizaciones?
La respuesta está antes expuesta. Sí, los órganos de control (internos y
externos) son necesarios, al menos en un primer momento. La realidad siempre
se impone y la de ahora nos muestra hacia donde nos lleva el camino de la no
regulación. La Autoridad audiovisual (válida en sus niveles autonómicos o
estatal, no son incompatibles) precisa de un importante acuerdo entre
gobierno y empresas de comunicación.
Será muy importante definir la
composición de los órganos de control. Ahora más que nunca, dada la realidad
de los medios, se debe ser exquisito en su elección.
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¿Qué diálogo debe establecerse entre los periodistas profesionales y los
“periodistas ciudadanos?
No acabo de compartir la idea del “periodista ciudadano”. A quien así
definimos no hace sino trasladar sus opiniones o trabajos de manera masiva
aprovechando el potencial de las nuevas tecnologías. Abrir hacia ahí el mundo
del periodismo supone diluir la responsabilidad del oficio de periodista. El
llamado “periodista ciudadano” nada debe tener que ver con el periodista
profesional. Es evidente que para compartir este argumento hay que partir de
la idea de que el producto “información” es un producto muy valioso y delicado
que no debe estar en cualquier mano. El ciudadano traslada opiniones o
imágenes elaboradas de forma no profesional, utilizando las herramientas de
las TICs, lo que no le convierte en periodista. Cualquier persona desde su casa
podrá editar y emitir
artículos
e
imágenes lo que no le convierte en
profesional de la información.
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¿Cabe reconocer derechos y exigir obligaciones profesionales a los ciudadanos
que con cierta habitualidad difunden información de interés público? ¿Deben
someterse a los mismos requisitos que los periodistas profesionales?
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No. Por lo dicho anteriormente. Aceptar que ahí puede estar el mundo del
periodismo nos llevaría un infinito universo imposible de acotar. Lo importante
es llegar al ciudadano, al espectador, y aclararle quién es quién y quién hace
qué. Las TICs ofrecen al ciudadano la posibilidad de participar en los medios de
comunicación, para los profesionales de la información el ciudadano es el
destinatario final de su trabajo.
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¿Podrían promover las organizaciones periodísticas códigos y compromisos
éticos para el periodismo ciudadano?
¿Podrían? Sí, ¿deberían? No. Insisto en la idea de que el llamado “periodista
ciudadano” lo más parecido que tiene con el profesional de la información es el
nombre de periodista, fuera de ahí (al menos de momento) poco más. En la
idea de lo expuesto en el conjunto de este cuestionario bastante tenemos con
regular la profesión. Las posibilidades de las nuevas tecnologías aplicadas al
periodismo de siempre son lo suficientemente “revolucionarias” como para
recomendarnos centrar ahí los esfuerzos de organizaciones, códigos o
compromisos, como plantea la pregunta.
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