Evolución económica de Venezuela durante el siglo XX

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EVOLUCION DEL ESTADO VENEZOLANO Y SU ECONOMIA DURANTE EL SIGLO XX
INTRODUCCIÓN
En relación con la asignatura El Estado, la Economía y Participación Ciudadana, se ha dispuesto la
preparación de un trabajo de investigación que abarque la evolución del Estado venezolano y su economía
durante el siglo XX. No hubiera sido posible realizar el mismo si no se conocieran los antecedentes, que se
logró básicamente, en parte, con la anterior asignación investigativa: Instituciones Juridisccionales y
Eclesiásticas en Venezuela durante la época colonial. Ciertamente, quién desee comprender los sucesos
actuales en la vida política, social y económica del país no debe enfocarse en una sola fuente informativa,
si no, que al contrario, debe documentarse acerca de la evolución histórica del tema que aspire conocer
para poder emitir opinión del mismo, ya que por antonomasia el gobernante de turno desearía que sus
gobernados pensaran y opinaran según sus razones, lo que indicaría sumisión y apego al régimen, objetivo
que es contrario totalmente a lo que se conoce como democracia.
Las siguientes páginas contienen una síntesis bibliográfica de tres insignes venezolanos: Manuel Egaña
Barroeta, Román Cárdenas y Gumersindo Torres, quienes con sus acciones contribuyeron a introducir a
Venezuela en la época moderna. Seguidamente, se hace mención a la evolución de la economía venezolana
desde la post independencia hasta el año 1945. Luego se analiza el período comprendido entre los años
1958 y 1998, lapso influenciado por lo establecido en la Constitución Nacional aprobada el año 1961
durante el gobierno del presidente Rómulo Betancourt. A continuación, se analiza el período que va desde
el año 1999 hasta nuestros días, por lo que se detallan someramente los cambios económicos y políticos
ocurridos y sus efectos sobre el país nacional. Se incluyen unas líneas dedicadas a la participación
ciudadana partiendo desde la asunción del poder del General Juan Vicente Gómez en el año 1908 hasta el
presente.
Con esto aspiramos haber cubierto en lo posible el objetivo de esta asignatura y que forma parte de la
Especialización en Control y Gestión de las Finanzas Públicas de la Universidad José Antonio Paéz.
Política económica de Manuel Egaña Barroeta, Román Cárdenas y Gumersindo Torres.
Manuel Egaña Barroeta.
Nació en Zaraza, Edo. Guárico el 24−01−1900 murió en Caracas el 16−12−1985. Abogado, economista y
político. Realiza estudios secundarios en Zaraza donde se gradúa de Bachiller en Filosofía y Letras.
Obtiene el título de Abogado en La Universidad Central de Venezuela y de Doctor en Ciencias Políticas en
1925. Agregado Civil en la legación de Venezuela en Washington (1927−1928). Secretario de la
Delegación Venezolana en la VIII Asamblea de la Sociedad de las Naciones en 1928. Consultor Jurídico
del Banco Agrícola y Pecuario (1929−1934). Director de Crédito Público y Ministro Interino de Hacienda
a la muerte de Alberto Adriani (1936). Ministro de Fomento (1938−1941). Encargado de presentar el
proyecto de creación del Banco Central de Venezuela (1938−1939). Senador por el Estado Guárico
(1941−1945). Presidente del congreso (1944). Ponente de la primera Ley de Impuesto sobre la Renta
dirigió los debates de la comisión encargada de su elaboración (1941). Miembro de la comisión revisora del
proyecto de Ley de Hidrocarburos en 1943. Ministro de Fomento (1948−1950), presentó un proyecto
centrado en 3 áreas prioritarias: riego, caminos y electrificación. Embajador de Venezuela en Canadá
(1959−1963). Ministro de Fomento en 1964 durante el Gobierno de Raúl Leoni. Considerado como uno de
los modernizadores de las instituciones económicas y financieras del país, es autor de varios libros sobre
economía, historia de las finanzas y petróleo. Proyecto Egaña se llamó el proyecto oficial para la creación
del Banco Central de Venezuela, aprobado en forma de Ley del Banco Central el 8 de septiembre de 1939.
La Ley del Banco Central de Venezuela consagraba la centralización de la emisión de billetes, la
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centralización de las reservas monetarias, la regulación del comercio de oro y divisas, la administración del
encaje legal mínimo de los bancos, la iniciación de un sistema de redescuentos y el funcionamiento de una
Cámara de Compensación.
Cárdenas, Román.
Nació en El Ceibal, Táchira el 9−08−1862 y murió en Caracas el 20−08−1950. Se gradúa de Bachiller en
el Colegio Nacional del Táchira. En Caracas obtiene el Título de Bachiller en Ciencias Físicas y
Matemáticas. Ejerce la ingeniería en Táchira donde construye el mercado de Capacho, el acueducto del
edificio del Colegio Nacional del Táchira y elabora un proyecto para el ferrocarril de los llanos. En 1910,
asume el cargo de Ministro de Obras Públicas. Elabora el primer plan nacional de obras públicas y el
primer plan nacional de vias de comunicación. Durante su gestión en el Ministerio se edita la Revista
Técnica del Ministerio de Obras Públicas. En 1912, ante la solicitud del Presidente Juan Vicente Gómez de
que asumiera la cartera de Hacienda, pide autorización para viajar a Londres a estudiar Finanzas. El 3 de
enero toma posesión del cargo de Ministro de Hacienda. Desde allí promueve la reforma de la Hacienda
Pública, destaca la necesidad de una Ley Orgánica de Hacienda y de un cuerpo metódico de legislación
sobre Contabilidad Pública. Desarrolló un vasto plan que modificó el funcionamiento administrativo del
Estado. En 1918, se aprueba la Ley Orgánica de Hacienda donde se asienta la centralización de las rentas
nacionales. Cárdenas logra la reorganización del servicio de Tesorería, promueve una nueva Ley de
impuestos sobre licores, compila y perfecciona la legislación sobre contabilidad pública, elimina el régimen
de los contratos de las rentas nacionales, logrando ahorros en los gastos del Tesoro e incrementos en el
ingreso. El 22 de junio de 1922 se retira del Ministerio de Hacienda a los 60 años, sin volver a ocupar
cargo público alguno.
Gumersindo Torres
Nació en Coro, Edo. Falcón el 13−01−1875 y murió en Caracas el 17−06−1947. Médico y político, experto
en hidrocarburos. Se graduó de Médico el 27 de septiembre de 1897. Asumió las funciones de Ministro de
Fomento el 17 de septiembre de 1917. Consciente de la importancia del petróleo, de inmediato lanzó la tesis
de que no debía seguirse otorgando derechos de explotación sin programación y objetivos definidos. El 27
de junio de 1918 refrendó la Ley de Minas, en cuyo artículo 3 se determinó que el Estado explotaría los
hidrocarburos por administración directa o según arrendamiento, pero en ningún caso podrá conceder
derechos (reales) sobre las minas , al tiempo que incorporó las primeras referencias a medidas de
conservación de los yacimientos descubiertos. El 9 de octubre de 1918 salió el decreto reglamento del
carbón, petróleo y sustancias similares, en el cual apareció por primera vez el principio de la reversión al
Estado, sin pago de mejoras de ninguna especie() de la mina con todos sus edificios, maquinarias y obras
anexas El 19 de junio de 1920, el Congreso promulgó, bajo su asesoría, la primera Ley de hidrocarburos
que aumentó las rentas superficiales y permitía a los propietarios obtener concesiones, incrementó el área
de las reservas nacionales y disminuyó grandemente la lista de artículos de libre importación por las
compañias petroleras; éstas protestaron su acción ante el propio general Juan Vicente Gómez. Con base en
determinadas inconsistencias en el texto legal, más la negativa a adquirir derechos de particulares, las
empresas actuaron concertadamente hasta lograr la sanción de una nueva Ley de Hidrocarburos el 2 de
junio de 1921 y otra, más condescendiente aún el 9 de junio de 1922. De inmediato Torres fue removido del
Ministerio de Fomento. De Administrador de la aduana de La Guaira pasó a Inspector de Aduanas,
encargado de la Aduana de Maracaibo e Inspector de Consulados en la Cancillería. Representó a
Venezuela en las diligencias de establecimiento y puesta en marcha del Instituto Internacional del
Paludismo, en Roma. Fue embajador ante los reinos de España y Holanda (1927−1929). El 16 de
septiembre de 1929, volvió a encargarse del Ministerio de Fomento. Obligó entonces a las compañias
concesionarias a pagar el impuesto por servicio de boyas en el lago de Maracaibo y a corregir las fallas en
sus hospitales; estableció el servicio técnico de hidrocarburos, el 16 de julio de 1930 y promulgó el
reglamento de la ley de hidrocarburos de 1928, cuyos fundamentos técnicos fueron puestos en duda por las
empresas. Confirmó todos los procedimientos de fiscalización y supervisión de la industria por los
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inspectores de campo (18−10−1930). El 24 de noviembre de 1930, ordenó a 6 ingenieros civiles de la
Universidad Central de Venezuela salir a los Estados Unidos para estudiar la teoría y aprender la práctica
de las operaciones petroleras. No obstante la situación internacional depresiva, logró adelantar otros
programas tales como la normalización del mercado interno de gasolina, ordenar la liquidación y
percepción de los impuestos, imponer condiciones de trabajo más justas y sobre todo el fortalecimiento de
la Oficina Técnica de Hidrocarburos. En julio de 1932, volvió a la administración de la Aduana de La
Guaira. Luego de presidir la Compañía Ganadera Industrial, empresa promotora de tasajo, el 16 de julio
de 1938, fue electo primer Contralor General de la República, encargándosele de la revisión de las cuentas
de los ministerios de la administración central, lo que nunca antes se había intentado en el país. El 23 de
mayo de 1941, fue designado Administrador de la aduana de Maracaibo y, el 6 de 1943, Presidente del
Estado Bolívar.
EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA.
Primera etapa: Desde la post−independencia hasta 1902
El fin de la guerra de independencia trajo como consecuencias, entre otras, la ampliación de la dirigencia
criolla. Dentro de la misma lograron insertarse algunos blancos, antes marginados y unos pocos pardos,
antes excluidos, cuyos flamantes pergaminos probatorios de su ascenso social fueron obtenidos como
premio de sus actuaciones en la milicia. Ganar vastas posesiones de tierras confería señorío a la gesta
guerrera. José Antonio Páez y los hermanos Monagas fueron terrófagos, no salteadores de arcas. El
período de los gobiernos liberales, sin contar el breve período de los gobiernos conservadores de Julián
Castro y Páez (de 1858 a 1863), puede ser mejor comprendido si se distinguen en él dos momentos desde el
punto de vista de la economía: el primero, de consolidación del latifundio y la guerra federal, entre 1848 y
1864, aproximadamente, el segundo, de modernización con deudas, que se extiende hasta 1928, en el cual
se destacan los problemas relacionados con el financiamiento externo y el cobro compulsivo de la deuda.
Consolidación del latifundio
En el proceso de constitución de nuevos latifundios (1830 − 1858) hay una línea divisoria: el 10 de abril de
1848, cuando se aprobó la Ley sobre enajenación de Tierras Nacionales. En los catorce años anteriores la
concentración de tierras había favorecido especialmente a los militares combatientes afortunados en la
guerra de independencia. Después de 1848, durante diez años, la gestión personalista de los Monagas y su
precaria alianza con el Partido Liberal le sirvió para convertirse −ellos y sus fieles− en grandes
latifundistas.
La aprobación de la Ley tenía dos objetivos principales: uno de orden fiscal y agrícola: aportar recursos al
fisco con la venta de las tierras y favorecer el crecimiento agrícola; el segundo: aumentar el número de
empresarios rurales. Ninguno de los objetivos se cumplió; no se benefició el erario porque,
sorprendentemente, los remates no tenían como base un precio mínimo. Además los ingresos en efectivo
fueron magros, ya que se podía cancelar la compra de las tierras con vales de la deuda pública que se
cotizaban muy por debajo de su valor nominal. No se amplió el número de empresarios agrícolas porque la
inmensa cantidad de tierras se repartió entre muy pocos beneficiarios, entre ellos íntimos colaboradores del
régimen.
La elevada deuda externa de entonces, la caída de la demanda de los productos de exportación y la
extremada dependencia del exterior por parte de la economía venezolana produjo una situación crítica que
agudizó las tensiones políticas y sociales que desembocaron en la Guerra Federal. Efectivamente el
endeudamiento generalizado fue uno de los detonantes del malestar general que lanzó a los partidos
políticos a la disputa del poder y a intentar restaurar las condiciones favorables para los intereses de los
sectores sociales que los respaldaban. La abolición de la esclavitud agravó esta situación. El 24 de marzo
de 1854 el general José Gregorio Monagas tomó la decisión como estrategia política de su campaña
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electoral elleccionaria. La aprobación de la Ley de Libertad de Contratos en 1848 y la aprobación de la Ley
del Beneficio de Espera, o de Espera Obligatoria en 1849, legalizó entonces una moratoria universal y
unilateral a todos los deudores incluyendo al Estado lo que originó reacciones de protesta de parte de los
acreedores, en su mayoría gobiernos extranjeros que a la larga incidiría en el bloqueo y agresiones al país
ocurrido entre el final del siglo XIX y comienzos del siglo XX. La Guerra Federal (1859−1864) −con la
existencia de dos gobiernos− desorganizó al Estado de tal forma que los compromisos tanto externos como
internos dejaron de cancelarse. En plena guerra el general liberal Antonio Guzmán Blanco logró
concretar para el gobierno del mariscal Juan Crisóstomo Falcón (17 de junio de 1863 al 28 de junio de
1868) un empréstito que alivió las tensiones del erario y obligó a los conservadores −el otro gobierno− a
negociar. El resultado fueron los tratados de Coche, con los cuales se puso fin a la guerra y se formó la
Asamblea constituyente que produjo la constitución de 1864.
La economía durante el Guzmancismo (1870−1888)
Fue una etapa marcadamente pro−capitalista. Las casas comerciales tenían bajo control las operaciones
de comercialización y distribución de todo lo que se importaba y exportaba. Eran la llave de la economía.
Disponían de transporte marítimo propio para las ventas y las compras en el exterior. Además eran
aseguradoras de los bienes que mercadeaban, y para completar el círculo −o el cerrojo− recibían depósitos
y en su gestión de intermediación financiera otorgaban préstamos, en efectivo o en especie, con libertad
para fijar las tasas de interés. Como garantía real, los agricultores hipotecaban sus cosechas o
propiedades. Sin los préstamos de las casas comerciales, los productores agropecuarios no hubieran podido
contar, en muchos casos, con el capital de trabajo suficiente y, una vez levantada la cosecha −en una
agricultura orientada hacia afuera− no hubieran logrado negociarla, transportarla y colocarla en los
mercados internacionales.
Las casas comerciales, además de gerenciar los ingresos de las aduanas y de fungir como tesorería del
Estado, prestaban a éste importantes servicios con los acreedores extranjeros. Eran sus contactos en
Caracas y recababan los fondos para el pago del capital e intereses de la deuda externa. Comerciantes
como los de la Casa Boulton eran, simultáneamente, una suerte de cónsules de los prestamistas e
inversionistas extranjeros, y asesores y gestores del gobierno. Alta era su credibilidad a ambos lados del
océano. Para el año 1883 tocaba ya su fin el gobierno de Guzmán Blanco, cuando se dio la primera
concesión para la explotación del lago de asfalto de Guanoco, en el oriente del país. Seguramente Guzmán
Blanco no pudo intuir lo que esto significaría para Venezuela. Tal vez nadie pudo sospecharlo.
Para el 30 de junio de 1873, la deuda pública externa venezolana era de 8.608.420 libra esterlinas, que se
servía con un porcentaje prefijado de la renta aduanera. El 24 de enero de 1880 se concretó un convenio
entre los tenedores de bonos de la deuda externa venezolana y el gobierno. En esta negociación intervino
también como agente de los prestamistas, H.L. Boulton. En algunas operaciones se consiguió la recompra
de bonos de la deuda al 34 y 35%. Desde 1880 Venezuela desatendió nuevamente el servicio de la deuda:
no pagó principal ni intereses de la deuda interna ni externa. La moratoria general de pagos de la deuda
continuó, de modo que para 1902 las obligaciones con los acreedores externos alcanzaban unos 120
millones de bolívares. La situación fiscal del país hacía imposible destinar recursos para el pago de la
deuda. La complicada situación llegó a un punto de ruptura cuando el gobierno venezolano, fiscalmente
asfixiado, declaró formal y unilateralmente la moratoria de una deuda cuyo servicio había sido
desatendido por más de 20 años, con algunos pocos gestos de buena voluntad, por escasa sumas que no
aplacaban los ánimos de los acreedores. Para entonces se intensificaron los reclamos de los prestamistas
extranjeros y los gobiernos asumieron su representación por las quejas que formulaban y, de esta forma,
Holanda, Francia, Bélgica, Estados Unidos, España e Italia se sumaron a las protestas, presiones y
reclamaciones de Inglaterra y Alemania. Finalmente, el 9 de diciembre de 1902, una flota conjunta de
Inglaterra, Alemania e Italia impuso un bloqueo naval a las costas venezolanas exigiendo el pago de las
deudas y otras solicitudes.
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Al finalizar el año 1902, con los barcos de guerra emplazados en La Guaira, la deuda externa total de
Venezuela ascendía a 155.411.296 bolívares. Los abusivos requerimientos superaban a ésta: 186.558.150
bolívares; después de algunos ajustes y negociaciones los gobiernos demandantes la redujeron al límite
aceptable. Con la gestión mediadora de Estados Unidos se llegó a un acuerdo expresado en los Protocolos
de Washington. Suscritos éstos, el gobierno venezolano, con recursos de impuestos adicionales, comenzó a
cumplir sus compromisos de pago y el bloqueo fue levantado. Las reclamaciones se terminaron de pagar en
1913 y en 1930 la deuda se canceló en su totalidad durante el mandato del general Juan Vicente Gómez.
Venezuela petrolera (1928−1945)
Después de la negligente e ineficiente gestión de Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez (1908−1935),
reafirmó el vínculo con las potencias extranjeras insertándose plenamente en el sistema capitalista
mundial, obtuvo el tutelaje de los Estados Unidos, pagó la deuda externa, hizo del ejercito modernizado su
guardia pretoriana que aniquiló los remanentes caudillistas e impuso paz de cementerio sobre un país
fatigado de guerras, motines y desorden. Con el orden de las armas atrajo y protegió las inversiones
extranjeras sedientas de petróleo y con sus réditos mejoró y amplió la infraestructura del país. Suprimió los
impuestos a la exportación del café, cacao y cueros, vigentes desde 1903; suprimió también el impuesto de
guerra que gravaba la importaciones en un 30%; normalizó el comercio exterior, severamente entorpecido
por la gestión internacional de Castro; suprimió los monopolios para la venta de varios artículos como el
tabaco y los géneros de lujo. En torno al negocio de las concesiones petroleras, de las industrias y
comercios que se establecieron al calor de la corrupción y el compadrazgo y de las expoliaciones de tierras,
la vieja clase dominante criolla se perfiló como burguesía, cuya actitud ante el dictador fue generalmente
servil. Gómez, campesino pero astuto, tuvo la inteligencia de encargar la Hacienda Pública y la
Administración del Estado a los personajes que pudo reclutar para ello, esmerándose en contratar a
aquellos bien preparados para tales menesteres y haciendo capacitar en la marcha a quienes habían de
sucederlos. Su gobierno se convirtió así en la bisagra articuladora entre un pasado agrícola, cerril,
latinoamericanamente decimonónico y la Venezuela abierta a la modernidad que Guzmán Blanco soñó,
pero que no pudo consolidar. A partir de 1928 la economía cambió dramáticamente. El petróleo pasó a
ocupar el primerísimo lugar en las exportaciones con un 85%, el café bajó a un escueto 10%, el cacao al
2%, el ganado al 1%, el oro, al 1,5%;. Venezuela se convirtió de este modo en un país abrumadoramente
petrolero. Entre 1917 y 1926 la exportación petrolera se incrementó 300 veces, mientras las exportaciones
agropecuarias permanecían en el mismo nivel o decrecían.
Cuando Gómez toma el poder en 1908, Venezuela tenía una deuda externa de 161.138.109 bolívares y una
deuda interna por 71.958.383 bolívares. En la década de 1920−1930, gracias a la creciente explotación
petrolera, la balanza comercial, excepto en dos años, fue ampliamente positiva −ello, a pesar del fuerte
aumento de las importaciones−. El gobierno fue pagando religiosamente el capital y los intereses de la
deuda de modo que en 1929 se había reducido a Bs. 29.249.416. En medio de la crisis mundial −que se
prolongó varios años− y a pesar de que en Venezuela la situación económica y social se había deteriorado
gravemente −desempleo, caída de la producción agropecuaria por falta de demanda externa, quiebra de
hacendados, etc. −el general Gómez, como homenaje a Bolívar en el centenario de su muerte (1930),
decide cancelar totalmente la deuda externa. Gesto extraordinario que situó a Venezuela en lugar impar en
el concierto internacional.
López Contreras y Medina Angarita
Al morir Gómez, el 17 de diciembre de 1935, el temido vacío de poder es cubierto por su Ministro de
Guerra y Marina, el general Eleazar López Contreras, quién es designado para terminar el período
presidencial que vence el 19 de abril de 1936. El 25 de abril el Congreso Nacional lo elegirá para el período
1936−1943. En lo político López Contreras no pudo y no quiso abrir súbitamente y de par en par las
compuertas que reprimían las aspiraciones de amplia participación democrática. Las aguas podrían
desbordarse y abrir el cauce a la anarquía. Calma y cordura reclamaba el Presidente. Si en el ámbito
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político fue cauteloso, conservador y reaccionario, en el económico y social fue promotor de iniciativas
modernizadoras y constructor de instituciones que concretaron el cambio de la Venezuela rural,
personalista, arbitraria, a la Venezuela estructurada y predecible. No toleró la plena libertad ciudadana;
pero demolió la Rotunda −sepulcro de hombres vivos− y creó el Banco Central de Venezuela.
Isaías Medina Angarita, ministro de Guerra y Marina de López Contreras, es elegido Presidente de la
República por el congreso el 28 de abril de 1941, por un período de cinco años. Sorprende a muchos al
asumir un estilo civilista y de apertura democrática. Desde su elección como Presidente de todos los
venezolanos, jamás volvió a usar el uniforme militar. Quizá no se aventurado sostener que Medina
Angarita fue el mandatario más respetuoso de las libertades públicas en toda la historia de Venezuela.
Durante su gobierno, el país derrotó al silencio; fue una fiesta de voces encontradas, a veces injustas,
críticas pero siempre toleradas.
ECONOMÍA DE LA EPOCA POST−DICTADURA (1958−1998)
En 1961, con la aprobación de la Constitución Nacional, se acentúa la intervención del Estado en todas las
áreas de la economía, se nacionalizó el hierro y el petróleo, se respeta la propiedad, es cierto, se alientan
las inversiones privadas nacionales y extranjeras y se encuadra toda la actividad económica y comercial
dentro de los preceptos del capitalismo pero con una profunda intervención del Estado, por medio de las
leyes, y se consolida el Estado inversor y promotor: líneas aéreas, hoteles, transporte público, medios de
comunicación, productoras agropecuarias y forestales son propiedad de la Nación. Tendencia que
comienza a revertirse en 1980 con la privatización de algunas empresas comerciales productivas, mineras y
de comunicaciones que hace que éstas se modernicen y se sitúen a la par de sus competidores
latinoamericanos y mundiales. La producción petrolera no manifiesta el mismo impulso y pierde su lugar
prominente entre los primeros productores mundiales. El bolívar comienza a perder su valor monetario y a
disminuir su poder adquisitivo frente a las demás monedas y en 1983 comienzan períodos de devaluaciones
sucesivas y controles de cambio que subsisten hasta nuestros días.
PERIODO 1999 − ACTUAL
Con la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el Estado se abroga el
costo total de la educación, salud y servicios sociales como política nacional, lo que representa una gran
carga fiscal para el erario público. Se afianza la inflación como algo típico de la economía venezolana. Se
amenaza la empresa privada y la propiedad, La propiedad privada no es sagrada. El Estado incrementa su
participación en todos los ámbitos del vivir nacional. Se afianza o institucionaliza el control cambiario. Se
prioriza lo político sobre lo económico. Se acumulan altas reservas monetarias internacionales. Se
estabiliza la Deuda Externa y se incrementa la Deuda Interna. Se obtienen altos precios del petróleo. Se
formulan altos presupuestos fiscales. No hay sustitución de importaciones, al contrario, empresas
transnacionales emigran y actualmente se importan muchos productos que se elaboraban en el país hasta
finales del siglo XX. Cierre de todo tipo de empresas grandes y medianas. Incremento de la pobreza (42,8%
en 1999, 53% al cierre de 2004. Fuente INE). Se amplía la brecha entre la clase alta y las clases bajas.
Proletarización de la clase media. Se trata de sustituir la economía formal por expresiones informales de la
economía. Venezuela fue el único país de la América del Sur que en el año 2004 no revalorizó su moneda a
pesar de los ingentes recursos monetarios recibidos.
PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Al hablar de participación ciudadana no debemos dejar de lado la figura de los partidos políticos, así como
de otras formas de asociación (Gremios, Sindicatos, etc.) las cuales han sido las agrupaciones que de
alguna u otra manera ha permitido la participación de la ciudadanía en las tomas de las decisiones que
han incidido en la evolución del país. A partir de 1908 con Juan Vicente Gómez, no hubo, de hecho,
actividad de partidos políticos; pero el período Gomecista, a la vez que de letargo es un período de
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incubación partidista. El régimen obliga a los estudiantes a agruparse bajo la Federación de Estudiantes
de Venezuela (FEV), cuya oposición al gobierno estallará en los sucesos del año 1928, que culminaran en
la prisión o exilio de los dirigentes estudiantiles. En el exilio se forman varios partidos, dos de los cuales
darían a la larga origen a los partidos que han sobrevivido hasta hoy: El Partido Revolucionario
Venezolano (PRV) y La Agrupación Revolucionaria de Izquierda (ARDI); El primero es el antecesor del
Partido Comunista Venezolano (PCV) y el segundo el embrión de los futuros partidos reformistas −
populistas de Venezuela. Ambos se inspiran en el Marxismo, siendo desde luego más ortodoxo en sus
planteamientos el PRV. A la muerte de Gómez, todas las pasiones reprimidas se desataron y se
organizaron. Los viejos partidos no lograron renacer (Liberal y Partido Nacionalista). Surgen nuevos
partidos: el Partido Revolucionario Progresista (PRP), el Movimiento de Organización Venezolano
(ORVE), éste al igual que ARDI sería antecesor del partido Acción Democrática (AD). Surgió la Unión
Nacional de Estudiantes (UNE), una disidencia de la FEV, con ideario Socialcristiano. La UNE después
de pasar por las etapas de Acción Electoral en 1938, Movimiento de Acción Nacionalista y Acción
Nacional es el embrión del Partido Social Cristiano COPEI. Se constituye el Partido Democrático Nacional
clandestinamente liderado por Jóvito Villalba y Rómulo Betancourt. Ni el Partido Democrático
Nacionalista (PDN) ni el Partido democrático Venezolano (PDV) disfraz del PDN, pudieron ser legalizados
ya que eran considerados comunistas, proscritos por la Constitución Nacional de 1936. En 1941 nace el
PDN. En 1945 se legaliza el PCV. Surgen el PDV y la Agrupación Cívica Bolivariana, oficialistas. Después
del golpe militar de 1945 aparecen en 1946 COPEI y Unión Republicana Democrática (URD) en un
ambiente dominado por AD que se impondría en las elecciones ganadas por Rómulo Gallegos quien sería
derrocado el 24 de noviembre de 1948 por un golpe militar. AD pasa a la clandestinidad igual que el PCV.
COPEI y URD ven suspendidas su actividad política. En 1958 al caer Marcos Pérez Jiménez se fortalecen
los partidos AD, COPEI, PCV y URD. Para 1973 AD y COPEI habían acaparado las preferencias de los
electores y las presidencias del país, AD con Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Jaime Lusinchi y Carlos
Andrés Pérez en dos oportunidades y COPEI por medio de Rafael Caldera y Luis Herrera Campins,
Convergencia, escisión de COPEI con Rafael Caldera. En 1998 ocurrió un fenómeno electoral con el
desgaste de los partidos políticos tradicionales y la aparición del Movimiento V República (MVR) que llevó
a la presidencia de la República al Teniente Coronel retirado Hugo Chávez Frías, quién había intentado
un fallido golpe de estado en 1992 y luego indultado por Rafael Caldera, Chávez también fue apoyado por
la mayoría de los partidos de izquierda que aportaron cuadros más no cantidades significativas de votos.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en 1999 ofrece mayor participación ciudadana,
pero después de seis años de gobierno no se ha materializado debido en gran parte a la ocupación de todos
los espacios, o casi todos, por la mayoría oficialista quién administra esta participación a su conveniencia,
siempre y cuando los participantes sean de su corriente política o seguidores de su proyecto revolucionario
¿?.
CONCLUSIÓN
Después de haber analizado la evolución económica de Venezuela durante el Siglo XX, se observa una
primera etapa post independentista y otra ubicada entre el año 1908 y 1936 que estuvo signado por un
régimen dictatorial, y podríamos decir que patriarcal, en el cual el primer mandatario nacional el General
Juan Vicente Gómez dirigió los destinos del país según sus deseos. Fue un período de paz lograda por
medio de la represión efectuada por el primer ejército organizado que tuvo el país. A la muerte del General
Gómez se sucedió la experiencia que rompió con todo lo vivido políticamente hasta la época: los gobiernos
de los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, quienes se pueden catalogar como
verdaderos demócratas.
Los efectos de la explotación petrolera, a partir de 1928, los estamos viviendo hasta nuestros días y no hay
indicios de que esta situación se revierta en el mediano plazo. Las dos últimas constituciones (1961 y 1999)
afianzan el papel del Estado como partícipe en todos los ámbitos del espacio económico y financiero
nacional. La aplicación de dichos preceptos económicos ha resultado en el surgimiento de una especie de
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muro infranqueable que no permite la realización del ciudadano de acuerdo a sus propias capacidades, si
no, de acuerdo al objetivo político del régimen dominante.
Es necesario crear conciencia ciudadana a fin de que se materialice la participación activa de los
nacionales para tener el país, la democracia y la felicidad que todos los venezolanos deseamos.
Bibliografía
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Venezuela. Enciclopedia Temática, Círculo de Lectores. Editorial Planeta Venezolana S.A., 2003.
Egaña, Manuel. Consideraciones sobre la evolución del derecho minero. Caracas: Fundación John
Boulton, 1975.
Estadísticas Fundación Polar., Caracas 2005.
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