Los diarios en el posperiodismo

Anuncio
¡Alerta, peligro de extinción!
Los diarios en el posperiodismo
por Lic .Cristian Scarpetta
Este artículo habla de la imprescindible necesidad de los diarios de adaptarse a un contexto social determinado
por nuevas formas de consumo de la información, generadas a partir de la revolución digital.
Describe el escenario emergente denominado posperiodismo y define al consumo de la información que
hacen los jóvenes como un modelo, un horizonte de expectativas a tener en cuenta para mejorar la recepción de las
noticias y mantener (e intentar hacer crecer) la cantidad de lectores que cae vertiginosamente. En síntesis, propone
construir, editar y diseñar la información adaptada a las lógicas de consumo de los jóvenes, entendiendo estas
prácticas como el perfil dominante de los consumos en el corto plazo.
El desarrollo hablará poco sobre qué contenidos producir para captar lectores y mucho sobre cómo
editar la información para facilitar la lectura y mantener la atención de público.
La crisis
Todos parecen nerviosos en la redacción. Los editores están reunidos desde la mañana y el rumor ya es un
hecho. Se viene otro cambio. Por lo menos van diez en menos de tres años y parece que no va a ser el último.
Arrancaron con los sucesivos cambios de diseño, después con los nuevos contenidos y los textos “más entretenidos”.
Los suplementos, los cursos, los coleccionables y los libros. Más color, infografías y las fotos cada vez más grandes.
De repente, llegaron los del “.com” y se armó la redacción integrada. “Todos juntos, como en The New York
Times y El País”, decía el anuncio. Ahora parece que lo nuevo es lo del periodista multiplataforma. Ese que escribe,
filma, habla y publica sus notas en papel, Internet y celular. Ese periodista editor con la capacidad de saber mostrar
la información a un público cada vez más complejo, que demanda más imágenes, elementos de lectura rápida
(infografías, destacados, recuadros), fuentes diversas y datos bien explícitos (cifras y estadísticas, por ejemplo) que
legitimen la noticia desde nuevas lógicas de consumo. Lo que era un sólo diario empieza a parecer otra cosa y todos
buscan medicinas para sanar a los tres grandes males: la pérdida de lectores, de publicistas y de credibilidad en la
opinión pública.
Esto sí que es una crisis. Cambios, más cambios y mucha incertidumbre. Las sucesivas transformaciones
sociales hacen temblar a las redacciones de los diarios. El futuro es digital (¿o el presente?) y los más apocalípticos
ya dieron la sentencia: "el periódico de papel ha muerto".
Vivimos una revolución de la información que crea un escenario totalmente diferente para el periodismo. Es el
cierre casi definitivo de toda una época cultural y la apertura vertiginosa de una nueva cultura de la comunicación. Ya
no basta con escribir más o menos claro, los nuevos periodistas deben saber más sobre diseño, marketing, redes
sociales, tecnología y, principalmente, más sobre un público en permanente mutación. La revolución digital ha
sido la principal causa de esta metamorfosis y es momento de diagnosticar pero también de proponer alternativas
para adaptar a los diarios a una nueva realidad.
Entre tantas transformaciones complejas, aparecen diferentes puntos de análisis referidos a los contenidos, al
diseño y a los formatos periodísticos necesarios para revertir la caída. Este trabajo apunta principalmente al diseño y a
los formatos periodísticos, proponiendo una nueva forma de producir y editar la información en medios escritos
adaptando el desarrollo de la información a las lógicas de consumo que hacen los jóvenes. Hoy los jóvenes tienen
una manera de leer el diario con determinadas expectativas que deben reflejarse en la producción y edición de la
información.
Los jóvenes y el diario
Los llaman la generación multimedia. "Conocen desde su infancia un universo mediático muy diverso y no
sólo eso sino que lo utilizan en simultáneo" explica la especialista en temas de juventud, Roxana Morduchowicz.
Hacen la tarea con la TV prendida, chatean y escuchan música, hablan por celular y navegan en la Web, muchas veces
al mismo tiempo.
Con esos simples datos ya tenemos un contexto de consumo definido por un bombardeo de información y
la interacción permanente de los involucrados en la circulación a través del chat y las redes sociales. La TV e
Internet dominan el escenario, por eso la lectura del diario y otro tipo de información está mediada por las lógicas que
generan estos medios: preponderancia de la imagen, dispersión, tiempo reducido dedicado a informarse y
recepción fragmentada de los datos a través de múltiples plataformas. Como explica Rossana Reguillo, "la
expansión de Internet dio lugar a una creciente democratización en el acceso a los productos culturales y a nuevas
estrategias de reapropiación de los mismos. Hay una reconfiguración de los mercados culturales y por supuesto un
reordenamiento de los públicos".
Los jóvenes son un público inquieto que necesita un impacto visual en la recepción de la información que los
mantenga atentos y les simplifique la interpretación de los textos. Sin dudas, los diarios quedaron desactualizados
para este tipo de recepción por eso, a pesar de los planes de fomento a la lectura de los últimos años, el consumo de
prensa entre los jóvenes no deja de caer.
¿Por qué los diarios no son atractivos para los jóvenes? Las causas son complejas pero, según la WAN
(Asociación Mundial de Periódicos), las principales son la falta de convivencia con el diario en los hogares, y la
existencia de contenidos y de una edición de las noticias inadecuada para este tipo de público. Atentan contra el
diario un lenguaje y un tipo de redacción poco identificada para este público, los reducidos elementos de
lectura rápida y el avance de los sitios webs como medios informativos alternativos.
La atención que requiere la interpretación y valoración de un texto escrito, convierten a la juventud en un
público difícil para la prensa tradicional. Nacidos en la era audiovisual, es un público que demanda un periodismo
abierto y participativo, con contenidos más diversos y que permita el acceso a la información de manera más
directa. En este aspecto, la publicidad ha sabido atender a su tiempo este tipo de demanda. Los jóvenes no confían en
una única fuente informativa autorizada. Por eso, el uso de múltiples fuentes y formatos más interactivos son una
necesidad cada día mayor.
Según los analistas, el proceso social avanza hacia un escenario en el que la mayoría de las personas (no sólo
los jóvenes como ahora) consuman a los medios de comunicación como lo hacen ellos hoy. Vamos hacia eso. Por eso,
los nuevos diarios tienen que tomar estas referencias para definir sus lectores modelos, los formatos, la edición
y los contenidos.
Los diarios en el posperiodismo
A partir de las transformaciones sociales, los diarios empiezan a vivir la denominada era del posperiodismo:
una nueva realidad caracterizada por la interactividad y la participación del público en las decisiones
editoriales.
El posperiodismo es un nuevo hábitat con un sistema basado en dos ejes que viven en una relación
permanente: por un lado, la estructura de medios tradicionales y, por el otro, un eje configurado por todos los demás
actores sociales que, a través de las redes sociales, los celulares, el chat y el uso de tecnologías cada vez más
sofisticadas generan una circulación constante de datos, que transforma el concepto de primicia y las formas de
hacer periodismo. Quién produce la información y quién la recibe pasan a ser como nunca antes horizontes
muy complicados de definir.
Cambia el concepto de noticia, las formas de construirla y de editarla. Ahora por la anticipación que generan
los otros medios, para los diarios el tiempo de la noticia vale poco, la diferencia es saber mostrarla. La circulación
de los datos es tan veloz que cuando llega al lector es “vieja”, por eso pasa a ser clave entender qué nuevo rol deben
cumplir los diarios y la síntesis que debe alcanzar la edición de una nota para ir más allá de los medios electrónicos y
la TV.
Esto es fundamental: ir más allá de los medios electrónicos y audiovisuales, con una oferta editorial
competitiva, con nuevas prioridades antes relegadas por el periodismo tradicional como la interpretación, el
cruce con la literatura y el diseño. Oferta editorial que debe adaptarse rápido a los nuevos intereses de las audiencias
y entender las diferencias con la información que circula a través de las comunidades virtuales, blogs y medios
alternativos. Si los diarios continúan con la escuela clásica, Twitter, You Tube y Facebook pueden dejarlos en peligro
de extinción.
Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA, el grupo dueño del diario El País es contundente: “En 15
años, no estoy seguro que sigan existiendo los diarios tal como los conocemos. Existirán si luchamos para que existan
con inteligencia para entender los cambios”. El American Press Institute reunió en noviembre pasado a 50 editores de
los diarios más importantes de EE UU. Su diagnóstico no podía ser más inquietante: la caída de las ventas y de los
ingresos por publicidad, la ruptura que representan Internet y las nuevas tecnologías, y la competencia de nuevos
actores, como los “agregadores” de noticias (Google News y los blogs, entre otros), están llevando a la prensa escrita
“al borde del precipicio”.
En este contexto, las redacciones de los diarios más importantes del mundo viven en alerta para
adaptarse con velocidad a los cambios, pensando estrategias para mantener lectores, publicidad y presencia fuerte en
la opinión pública. Durante el 2008, 2009 y 2010 se dieron acelerados cambios que pasaron, en especial, por la fusión
de las redacciones en papel y digital. Ahora se vienen los cambios más de fondo en la práctica periodística que abren
grandes oportunidades, pero también ciertos riesgos.
La propuesta
Ordenando el diagnóstico, tenemos definido hasta ahora un lector modelo para los nuevos diarios
representado por el consumo juvenil. Es un público que se dispersa con facilidad, recibe un bombardeo permanente
de datos a través de diferentes plataformas y necesita diseños interactivos y dinámicos para interpretar con mayor
facilidad la información.
Empecemos por los diseños interactivos y dinámicos. Son una especie de "elige tu propia aventura", esos
libros que le permitían al lector avanzar en la historia optando entre diferentes posibilidades. En este caso, el lector
puede optar por dónde empezar a leer la noticia: por los títulos, las infografías, los destacados o el texto
principal. La información estará editada de manera tal que el público puede abordarla de diferentes maneras sin
afectar la recepción de los datos más importantes.
Para lograr estos objetivos, una nota ideal debe tener:
- Elementos de titulación más amplios e integrales: hablar de la importancia de la volanta, el título, la
bajada, los subtítulos y los cintillos no es ninguna novedad. Lo nuevo pasa por la necesidad de multiplicar y ampliar la
presencia de estos elementos en las páginas que, complementados con los destacados, permitan un recorrido integral
por la nota. Cada vez más, el que lee la titulación tiene que recibir no sólo los datos más importantes, sino la mayor
cantidad.
- Textos principales menos extensos en los que prevalezcan los conceptos de la crónica, entendida como la
síntesis entre el periodismo, la interpretación y la literatura. Este cruce permanente entre la literatura y el periodismo
genera textos más dinámicos y entretenidos para el público. Reguillo sostiene la idea: "creo que cada momento
histórico se deja hablar a través de distintos lenguajes. En un momento el melodrama como género fue clave y hoy
considero que la crónica está jugando un papel sustantivo por dos características fundamentales: una es la rapidez con
la que puede acercarse al acontecimiento, a través de las descripciones por ejemplo. Y otra es que aspira a ser un
género sin autor, es decir, que aspira a incorporar en la propia narrativa a los sujetos, a los objetos, al acontecer que se
está narrando y creo que en buena medida estamos viendo cómo se afianza este lenguaje de la crónica no solamente en
el ámbito del periodismo o la literatura sino también en la música".
- Diseño versátil, ágil, que cambie permanentemente (que juegue con diferentes tamaños), que incluya el
color y tapas atractivas, si es posible en buen papel.
- Imágenes más preponderantes, que pueden incluir formatos como la foto epígrafe.
- Infografías.
- Elementos de lectura rápida que respalden y legitimen la información. Los principales son los recuadros
con testimonios, las cifras y las estadísticas. Otra opción son los recuadros de color.
- Vínculos: en la era del periodista multiplataforma, los vínculos se presentan en la edición impresa y te
convocan a otras plataformas en donde aparecen audios, chats y videos que amplían lo expuesto en la nota.
Concibiendo una realidad dominada por la cultura audiovisual y digital, hay que tener claro que el futuro de la cultura
escrita pasa por la complementariedad de medios.
Como aclaramos anteriormente, la propuesta apunta al formato y no a los contenidos que también forman
parte del debate. En el diario del posperiodismo el atractivo pasa por informarse sin la necesidad de "leer todo",
es un diario que se consume en 20 minutos, lo cual remueve los cimientos de la prensa tradicional con un
modelo tan actualizado como criticable por la ortodoxia del periodismo escrito.
En síntesis
Entendiendo las lógicas de consumo de los jóvenes y creando un producto a su medida podemos interesar a
nuevos públicos (o a los viejos que se fueron). Es un proceso que, en muchos aspectos, representa la refundación del
periódico o incluso la redefinición del periodismo como profesión. Se trata de llevar al periódico a un proceso de
reformulación, que consiste en elaborar un producto a la medida de un nuevo lector. Un diario hecho para que el
lector lo seleccione, lo edite o lo reciba selectivamente.
En segundo lugar, el proceso de refundación precisa de un plan de análisis permanente de los públicos para
estar atento a las demandas que orienten a los nuevos cambios. En este sentido, algunos diarios nacionales vienen
haciendo encuestas telefónicas y por Internet en un target entre los 14 y 30 años, con preguntas claves que se refieren
a las portadas, el diseño, las secciones, las fotos y los suplementos. De este modo, se obtienen dos tipos de
información: una sobre las costumbres de los consumidores (a partir de las cuales se podrían elaborar los contenidos),
y otra sobre la aceptación de los cambios que se van realizando en el periódico.
La prensa del futuro necesita ofrecer periódicos asequibles, fáciles de leer, con textos breves y concisos,
espacios ordenados y bien distribuidos, y todo ello acompañado del material gráfico suficiente para ilustrar los
textos.
La propuesta tiene aspectos novedosos y algo de lo que ya se viene diciendo. Allá por los años ochenta,
Nicolás Negroponte apuntó la idea de los diarios personalizados con contenidos que respondan a los intereses
específicos de los lectores. Para este autor, el diario personalizado ofrece la ventaja de que cada lector recibe una
edición única, hecha a su medida y distinta de todas las demás. Sin llegar a ese extremo, podemos compartir el
concepto y la intención de convivir permanentemente con las demandas de los lectores.
Entrando un poco en la discusión sobre los contenidos, una aclaración que conviene hacer es: no confundir la
necesidad de crear un periódico con lógicas de consumo juveniles con un diario para jóvenes. Es fundamental como
afirma Manuel López "proponer un diario plurifascicular y pluritemático, que satisfaga a diversas personas al mismo
tiempo".
Un diario con un diseño dinámico y calidad informativa que permita superar el peligro de extinción.
Descargar