Introducción Ciencia y religión. Dos estudios, factores o instrumentos sumamente importantes...

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Introducción
Ciencia y religión. Dos estudios, factores o instrumentos sumamente importantes en la historia del hombre.
Dos formas muy distintas de explicar los por qué que nos plantea la madre naturaleza. Dos formas de explicar
las interrogantes que nos afectan cada día. Dos formas de estudiar al hombre, estudiado por hombres. Ambas
se han ayudado en momentos y ambas se han puesto trabas en su continua búsqueda por resolver los misterios
del hombre. Tales disputas pueden ser tan variadas como la posible existencia de un ser superior, el debate
provocado por la manipulación genética, incluso el cómo el hombre es hombre.
En este trabajo, nuestro grupo investigará la evolución del hombre, desde un punto de vista científico; sin
embargo, no excluiremos el punto de vista religioso, específicamente el cristiano, que ha tenido una profunda
influencia en el proceso.
Desde que el ser humano tiene memoria, la religión siempre ha sido la principal fuente de conocimiento.
Debemos recalcar que la religión es la primera recopiladora de conocimientos de la historia. El problema es
que la religión intenta demostrar que la verdad que ella expone es la única verdadera, sin fundamentarse en el
sentido común. Algunos hombres, descontentos con lo que la religión les planteaba, buscaron otra forma de
explicar los fenómenos naturales, a través de un sistema en el que se utilizaba el sentido común y se buscaba
una explicación lógica a través de la experimentación, el razonamiento y la suposición, sacando múltiples
conclusiones. A eso llamaron Ciencia.
Esta ciencia y la vieja religión, no coincidían en muchas cosas, entre otras, en su explicación para la aparición
del hombre en la tierra.
Hay muchas religiones en el mundo. Cada una profesa credos, valores y estimaciones distintas. Pero hay
ciertos elementos que les son comunes, como es el caso de una segunda vida o de la creación del hombre. Las
religiones dicen que el hombre fue creado a imagen y semejanza de la deidad superior; que el hombre es el
Hijo de Dios y que fue creado para servirlo, por lo tanto, fue creado por Él, igual a Él.
La ciencia plantea exactamente lo contrario. Como esta profesa que no hay leyes absolutas, todo es relativo y
hay múltiples teorías todas distintas entre ellas. Tal es el caso de la Teoría de la Evolución. La más conocida
dice que el ser humano no fue creado de un momento otro, sino que su aparición se explica a través de
millones de años, en que el ser humano fue evolucionando a partir de un animal muy parecido a él, el mono. Y
éste pudo haber evolucionado de la musaraña. Y así, la vida se inició en un solo ser, que se fue adaptando a su
medioambiente, creando nuevas especies.
En fin, cualquiera que sea la razón, el ser humano existe como tal y nosotros trataremos de explicar como
creemos que llegó a ser lo que es.
La Evolución del Hombre
La Biblia indica que el hombre fue creado a partir de la nada, el sexto día de la Creación. El Corán − al igual
que la Biblia − dice que el hombre apareció en la tierra de la nada y representa a Dios en su imagen y
semejanza. Los budistas dicen que el hombre es la mezcla armoniosa del bien y del mal. Así podríamos
mencionar muchas otras causas religiosas para la aparición del hombre. Estas causas fueron tomadas como
únicas, irremplazables y absolutas por mucho tiempo. Aparecieron otras hipótesis más científicas con respecto
a la creación del hombre, pero se alejaban bastante de la realidad. Es por eso que en su afán de encontrar una
respuesta creíble, a la interrogante de cómo apareció el hombre en la tierra, Charles Darwin, un biólogo
inglés, recorrió el mundo en busca de la respuesta a esta y muchas otras interrogantes. Todos sus trabajos
están resumidos en su libro El Origen de las Especies. En él, Darwin postuló sobre su teoría de la aparición
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del ser humano, llamada Teoría de la Evolución, considerada hoy en día la más aceptada.
Darwin postuló que cada especie está entrelazada. Es decir, cada especie tiene alguna relación con otra
especie. ¿Cómo es esto posible? Cada especie viene de otra, nació gracias a la existencia de otra especie. La
especie original sufrió ciertas mutaciones en el orden físico y psicológico, cambiando y creando una nueva
especie. Para que esto ocurra, se necesitan muchos cientos de años. A eso se le llama Evolución; al cambio
que ocurre en una especie para adaptarse mejor al medio ambiente. Estos procesos son largos y rigurosos,
pueden tardarse años y el ambiente − al igual que la especie − debe tener cumplidas ciertas características.
El hombre hizo lo suyo. Al igual que gran cantidad de especies, el mono, un primate cuadrúpedo capaz de
utilizar ciertos elementos cómo herramientas, tuvo que cambiar para poder existir y sobrevivir en distintos
lugares de ese nuevo mundo. Es por eso que el mono, posible sucesor de la musaraña, fue cambiando él
mismo, al ir cambiando sus hábitos y al empezar a moverse por el mundo. Así en su afán de adaptarse
correctamente al lugar donde habitó, fue evolucionando y cambiando, dejando distintas especies en distintos
lados. Es así como un europeo − ser humano moderno viviente en Europa, antiguo territorio de los
Neandertales − va a tener distintos rasgos que un africano, ser humano viviente en África, lugar donde antes
habitaban los Australopitecus.
Así el hombre, cambiando de lugar e intentando adaptarse, ha ido cambiando, creando nuevas especies y tipos
de humanos, dando origen a nuevos seres muy distintos entre ellos, con características físicas y psíquicas muy
distintas. Cabe recalcar que el hombre no es la única especie que evolucionó. Millones de otros seres
unicelulares y pluricelulares, superiores e inferiores, microscópicos y gigantes, todos o la mayoría de ellos, ha
tenido que cambiar para adaptarse en este constantemente renovable mundo, para que, como postuló Darwin,
sobreviva el más fuerte.
El Hombre: Paso por Paso
Antepasado común:
Hace 40 millones de años, los primates, uno de los muchos grupos de mamíferos que surgieron por primera
vez en la época de los dinosaurios, estaban divididos en numerosas ramas. Se cree que una de ellas fue la de
un primate bosquimano, que andaba en cuatro patas y que podría ser el antepasado común de los actuales
monos.
La vida en los árboles hizo más flexibles los miembros delanteros de esos primates bosquimanos, que los de
otros mamíferos, capacitándolos para saltar de rama en rama y agarrar las frutas y los insectos.
Ramapiteco:
Hace 14 millones de años, apareció un primate más evolucionado, el Ramapiteco, que se mantenía en posición
vertical.
Sus restos, hallados en las colinas de Siwalik, en la India, pertenecen probablemente al ser más antiguo entre
los conocidos como predecesores directos del hombre. En África se han encontrado vestigios de otra criatura
semejante.
Con su cerebro más desarrollado y unos miembros delanteros más perfeccionados, el Ramapiteco podía
servirse de estacas y piedras para cometidos simples, tales como el de atemorizar a sus atacantes.
Australopitecus:
Era el primate del sur. Este nombre fue dado por el Profesor Raymond Dart en 1925 a un cráneo encontrado
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en una cueva. Cráneos similares y huesos fueron encontrados por el Dr. Robert Broom.
El australopitecus, era un individuo con mezcla humana y primate. El gran mono antropoide vivió en África
oriental y meridional hace unos 5 millones de años. Se alimentaba de vegetales, poseía mandíbulas poderosas
con las que podía comer raíces, frutas y semillas, las que compartía con toda la comunidad. Usaba palos y
huesos para defenderse. Su cerebro no era mayor que el de los simios actuales, pero caminaba erguido y
probablemente utilizaba herramientas. Estas primitivas herramientas eran instrumentos rudimentarios: huesos
de los animales que comían o guijarros afilados.
El hombre de 1470:
Hace unos 2 millones de años, el hombre de 1470, coincidente durante algún tiempo con el australopitecus,
surgió en África oriental. Deambulaba erguido y poseía un cerebro mas evolucionado que cualquiera de los
otros grandes simios. Fue probablemente quien fabricó las primeras herramientas, golpeando una lasca para
afilarla.
Homo Habilis:
Fue el primer homínido que utilizo herramientas, adquiriendo la habilidad de cortar y desgarrar la carne con la
que se alimentaba. Habitó en orillas de lagos y ríos africanos hace unos dos millones de años. Tenía mayor
capacidad craneal que los austolopitecus. Se han encontrado fósiles en varias regiones africanas, junto con las
primeras herramientas primitivas.
Homo Erectus:
El más antiguo representante homo salió de África y se extendió por Asia y Europa. Se dedicó a la caza y
vivió en ambientes como el bosque y las estepas. Descubrió el fuego, que utilizó para calentar alimentos,
como iluminación y calefacción. Fabricó más y mejores herramientas. En África, el Homo Erectus fabricó
sencillas hachas de manos; pero esta habilidad no llegó al sudeste de Asia, donde se fabricaban instrumentos
más primitivos.
Su capacidad craneal era mayor que la del Homo Habilis. Su cráneo retenía los grandes bordes sobre la
cuenca de los ojos y las mandíbulas salientes, características de los simios que fueron sus ancestros.
No se sabe si era cazador o carroñero. Vivió aproximadamente hace 1.600.000 años y convivió con el Homo
Habilis y el Australopitecus.
Pitecántropus :
Un metro y medio de alto; se paraba erguido. Es el más parecido al ser humano moderno, dentro de lo que son
los primeros seres humanos. Salvaje, caníbal, de poca inteligencia, con apariencia de primate. Existió hace
aproximadamente 500.000 años.
Homo Sapiens :
Apareció hace unos 100.000 o 200.000 años, siendo el primero que enterró a sus muertos. Vivía en cavernas o
al aire libre. Su cuerpo era más robusto y su cerebro más grande. Fabricaba y utilizaba herramientas.
Existieron varios tipos de Homo Sapiens en Europa, África y Asia. Uno de ellos fue el Neandertal, llamado
así porque sus restos fueron encontrados en el valle de Neander, en Alemania.
En Swancombe − Inglaterra − y en Steninheim − Alemania − se han encontrado fósiles que sugieren que la
especie humana se remonta a una antigüedad de 200.000 años; sus cráneos se parecen mucho a los nuestros.
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Hombre de Neandertal:
Fue sustituido, hace aproximadamente 35.000 años, por el Homo Sapiens moderno − Homo sapiens−sapiens −
procedente de África. Su cerebro era más grande y más parecido al del hombre actual. Se caracteriza por
técnicas más perfeccionadas en el trabajo de piedra y hueso, así como por nuevos desarrollos en el plano
social, religioso y artístico, lo que demuestra un mayor nivel cultural. El hombre del paleolítico aún se
trasladaba en busca de caza y pesca. A su paso dejaba representaciones en las paredes de las cuevas, lo que se
conoce como arte rupestre. Se han encontrado fósiles pertenecientes a esta línea del hombre moderno en todos
los continentes.
Se expandió por Europa, Siberia y el Norte de África, durante el último período glacial. Su cuerpo era corto y
muy musculoso. Pero su cerebro era más grande que el del hombre actual.
Fabricó herramientas como el hacha de mano y el cuchillo; usaba el fuego; cazaba con lanzas de madera
animales como los osos de caverna, mamut y rinocerontes; algunos eran caníbales. A los muertos los
enterraban junto a algunas armas, por lo que se podría decir que tenían fe en la otra vida.
Una de las teorías que explica su desaparición, es que no fue capaz de adaptarse a los cambios climáticos.
Homo Sapiens−sapiens:
Apareció hace unos 35.000 años y es con quien comparten las características los humanos en la actualidad.
Sus armas y herramientas eran complejas y a menudo realizadas en materiales distintos a la piedra, como
hueso, marfil y madera. Desarrolló las artes como la pintura en las cavernas, el tallado y la escultura.
Conclusión
La gran conclusión es que el ser humano ha cambiado y que a través de los años ha ido mejorando. Podemos
destacar que el hombre pasó de ser un animal, a otro notablemente superior. Sin embargo, la Evolución es más
que eso, mucho más. Marcó la historia del hombre para siempre, por el simple hecho que dio inicio a ella.
Esta nos demuestra que nuestra especie tiene una larga historia aun inexplorada y con mucho por estudiar.
Nos muestra también que el ser humano es menos de lo que pensábamos; pasamos de ser los Señores de la
Tierra a una simple especie como toda otra, siempre luchando por sobrevivir, manteniendo un equilibrio.
El simple hecho de haber sido primates, para pasar por cientos de nuevas especies por incontables años, nos
dice que nosotros, como el resto de las especies, vamos cambiando siempre para mejor.
Es posible que dentro de unos siglos más ya no seamos Homo Sapiens Sapiens. Tal vez esta condición sea
sólo otro eslabón en la cadena evolutiva para una futura especie; un cráneo más en una lista interminable de
cráneos en la repisa de un museo. Quién sabe, tal vez sólo seamos un peldaño para un futuro Homo
Transendentalis.
Bibliografía
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Editorial: Nueva Editorial Interamericana S.A. de C.V.
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3. Biología de Ville
Editorial: Editorial Universitaria de Buenos Aires
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5. Microsoft Encarta 98
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6. Las Razas Humanas
Editorial. Compañía Internacional Editora S.A.
Página: 59−87
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