CENS 364 - Lengua y Literatura - Módulo VI - LITERATURA ARGENTINA

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LENGUA Y LITERATURA
MÓDULO VI
LITERATURA ARGENTINA
PROFESORA: Silvina Lescano
Alumno/a:…………………………………………………………………………………………………………………………………………
.E.N.S. 364 - MODALIDAD SEMIPRESENCIAL | LENGUA Y LITERATURA| MÓDULO VI| PROF. SILVINA LESCANO
CENTRO EDUCATIVO DE NIVEL SECUNDARIO N° 364 |
MODALIDAD SEMIPRESENCIAL
1
PRESENTACIÓN
El siguiente material constituye el módulo de trabajo de la asignatura Lengua y
Literatura correspondiente a la modalidad semipresencial del C.E.N.S. N° 364. En él
encontrará los contenidos y los textos necesarios para el estudio de la asignatura así como
también ejercicios y actividades que lo ayudarán para la comprensión y sistematización de
la misma.
El módulo está organizado de la siguiente manera:

INTRODUCCIÓN: Breve introducción donde se comenta la importancia de la

EXPECTATIVAS DE LOGROS: son los conocimientos y habilidades que se
esperan que usted alcance al finalizar el módulo.

OBJETIVOS:
allí se enumeran los objetivos que se busca que usted logre a
través del trabajo con este material

CONTENIDOS DESARROLLADOS: lista de los temas principales que se tratan
en el módulo. Se abordarán conceptos teóricos divididos por unidades que deberán
tenerse en cuenta al momento de las evaluaciones y/o trabajos prácticos.

ACTIVIDADES Y PRÁCTICOS DE COMPROBACIÓN

Al finalizar cada unidad encontrará propuestas de trabajo basados en los
contenidos vistas para fijar conceptos y despejar dudas.
Para guiar en la lectura y el trabajo con este módulo, se han usado diversas marcas
gráficas. Conocer su significado lo ayudará a comprender mejor el material y le facilitará
su estudio:
- Negrita: se utilizó para destacar las palabras clave y las frases que resumen ideas muy
importantes.
- : este ícono indica que se dasarrollarán contenidos que son importantes de tomar
apuntes.
-  : a través de este icono se destacan las actividades y prácticos de integración.
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enseñanza y el aprendizaje de los contenidos desarrollados en el módulo.
2
- pie de página y barras laterales: Se utiliza para aclarar conceptos, dar ejemplos,
aportar información complementaria.
En cada clase de la asignatura podrá hacer consultas para aclarar dudas, guiarlo/a en la
comprensión, supervisar ejercicios y coordinar la puesta en común de las actividades del
módulo.
No dude en recurrir a ellos cada vez que lo necesite, ya sea personalmente o a través de
la página de Facebook: Cens Tresseiscuatro (al que se accede a través de la página Web).
Lo importante es que pueda consultar todas sus dudas a través del medio que le resulte
más adecuado y, de esta manera, el módulo y las tutorías se combinarán para facilitar que
Una cuestión importante que debe tener en cuenta es que, además del trabajo con el
módulo, el cursado de esta materia exige la lectura de uno de los siguientes textos:
(Malvinas)
 “Los pichiciegos” de Rodolfo E. Fogwill.
(Dictadura militar)
 “El beso de la mujer araña” de Manuel Puig
 “Dos veces Junio” de Martín Kohan
Se trabajará sobre su análisis y comprensión lectora por lo cual es muy importante que
comience a leer una de ellas.
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usted se apropie de los contenidos que esta materia busca brindarle.
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EXPECTATIVAS DE LOGROS
A través del cursado de este módulo se espera que usted pueda:
Apropiarse del patrimonio cultural y especialmente literario de su sociedad en este
contexto determinado.
Alcance un nivel adecuado en el desarrollo del manejo de su lengua materna ya que
esto le permitirá desenvolverse como hablante competente, en situaciones de
distintas naturaleza, en diversos ámbitos sociales.
incorporare una serie de conocimientos nuevos relacionados específicamente con el
Desarrolle capacidades en torno a la lectura, al análisis y al debate a partir de de un
conjunto de textos seleccionados.
Formarse como lectores competentes, críticos y reflexivos.
OBJETIVOS
Comprender el significado y el valor de la literatura en sus distintas expresiones
discursivas y textuales.
Analizar una serie de textos vinculados a “Martín Fierro”.
Poner en juego estrategias de lectura adecuadas al género del texto y al propósito de
lectura.
Reconocer la de la obra y el autor intencionalidad.
Realizar anticipaciones y detectar la información relevante.
Poner en juego estrategias de lectura adecuadas al género del texto y al propósito de
lectura.
CONTENIDOS
Eje 1 “Para reafirmar nuestra identidad”
Concepto de identidad nacional. Características de la literatura gauchesca y literatura
gaucha. Lectura, análisis y tratamiento de la obra “Martín Fierro” de José Hernández”
(fragmentos). Temática de esta obra, el marco histórico –político, el lenguaje y el estilo
empleados. Intertextualidad.
• Eje 2 “Malvinas y Dictadura Miliar”
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estudio del discurso literario.
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Contexto socio-político. Carta de Rodolfo Walsh a la junta militar. Censura cultural y
contrato social. Malvinas: Sentidos en punga.
INTRODUCCIÓN
¿Cuándo empieza a existir un país como “país”? Por lo que sabemos se trata de lentos
procesos históricos en los que intervienen múltiples fuerzas: una comunidad semejante, un
territorio que se considera propio, un lenguaje más o menos común, un conjunto de
creencias, algunas formas compartidas de producción, determinados mitos de origen y
tiempo, se va reconociendo una identidad a la que se le atribuyen determinados rasgos,
diferenciados y propios.
La identidad de un país o de un pueblo es una construcción en el tiempo. En su
carácter de proceso histórico, cambia con las épocas y aparece en constante redefinición.
Está relacionada con la forma en que nos vemos a nosotros mismos, con el hecho de
reconocernos como integrantes de una comunidad y no de otra. En tal sentido, la literatura
tiene un lugar fundamental en la elaboración de las representaciones y los símbolos que los
integrantes de una comunidad identificarán como propios. Un cuadro, una canción, una
novela pueden ser mucho más eficaces que una ley, un discurso o una frontera para generar
un sentimiento de pertenencia a un grupo y sentirse parte de una tradición.
Los mitos fundadores de la identidad, muchas veces, tienen que ver con episodios
cruciales de la vida de un país: la gesta de la independencia, una guerra civil, el diseño de
una nación. Otras veces, los sentimientos que se gravan en el sentimiento colectivo tienen
un origen recóndito y pueden ser reencarnados por un cantor, una música o un gran
deportista.
La literatura argentina ha sido un terreno fértil para reflexionar sobre la naturaleza
nacional, postular identidades, y proponer tradiciones. En ese sentido, en este módulo se
propone trabajar con un corpus de textos que de algún modo son símbolos de identidad
nacional o, en algunos, casos, la temática tratada, nos representa y atraviesa como
argentinos.
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tantas otras más; todo ello produce una forma tal que recibe el nombre de país si, al mismo
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EJE 1: PARA REAFIRMAR NUESTRA IDENTIDAD
Cuando pensamos en las naciones y en los símbolos que las representan, como la
bandera, el territorio, las tradiciones y costumbres asociadas con ellas, suponemos que son
entidades muy antiguas y que su existencia es un hecho incuestionable. Es decir, que
actuamos como si creyéramos que la entidad "nación" existiera desde siempre y fuera la
única forma posible, inmemorial e inevitable, de organizar una sociedad.
No obstante, las naciones tal como las conocemos, fueron concebidas recién a fines del
siglo XVIII como resultado de un proceso en el que intervinieron factores económicos y
culturales, sociales y políticos. Antes de su existencia, las sociedades occidentales se
el poder hereditario, la nobleza o el sistema feudal. Otras formas de organización política
más antiguas, como los imperios, la democracia griega o la república romana tampoco se
ajustan a la idea de nación que nosotros tenemos ni a los conceptos que la fundamentan. En
este sentido, conceptos tales como la soberanía popular, la democracia, los derechos civiles
y la igualdad de los ciudadanos ante la ley están asociados con la aparición de las naciones y
la república moderna (cuyo principio axial es la división de poderes), como forma de
gobierno.
La historia argentina del siglo XIX está atravesada por enfrentamientos en los que
Buenos Aires y las provincias (el interior) lucharon por ejercer el poder político, sin que
ninguna de las partes lograra imponerse sobre la otra hasta la federalización de Buenos
Aires en 1880. Las instituciones características de un Estado moderno, como la ciudad
capital, el ejército y las aduanas nacionales estuvieron hasta 1880 distribuidas entre fuerzas
provinciales que luchaban entre sí, lideradas por los caudillos. Incluso los indígenas ejercían
el control de amplios sectores del territorio donde, en rigor, la autoridad del Estado era
puramente formal. Todas estas causas impidieron y retrasaron la formación de un poder
central capaz de fortalecer una identidad común. Aunque la Argentina se independizó de
España en 1816, atravesó un largo proceso de violencia interior hasta que la conformación
de un Estado nacional logró imponerse de manera incuestionable sobre el conjunto de la
sociedad.
La unidad nacional se apoyó en tradiciones comunes que buscaron fortalecer una
identidad fragmentada. Las tradiciones son una parte importante de la identidad nacional
porque con ellas se construye la memoria colectiva. En la Argentina la figura del gaucho, por
ejemplo, ha sido inmortalizada como una representación de la identidad colectiva y ese
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organizaban alrededor de instituciones como la monarquía (cuya figura central era el rey),
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hecho es producto de la literatura y de las lecturas posteriores de obras como el Martín
Fierro.
¿Cuál es la relación entre las naciones y las narraciones que cuentan su formación?
¿Existe un vínculo entre lo que dicen los diarios, las novelas, los libros de historia o los
ensayos de interpretación sobre la identidad nacional y la consolidación de las naciones?
¿Por qué asociar algo tan concreto y aparentemente sólido como la nación con un discurso,
un texto, un libro? Aunque las naciones aparenten una firmeza pétrea –como la de las
estatuas que celebran a sus héroes– son ante todo formaciones históricas cuya organización,
territorio, ideología y símbolos están sujetos al cambio. Las naciones son mucho más que la
suma de un conjunto de provincias pintadas de distintos colores. Nos interesa verlas como
formación de la nación como totalidad.
Las naciones son entidades complejas y enigmáticas, que abarcan mucho más que su
silueta en el mapa y los colores de la bandera. Son capaces de generar una enorme adhesión
–por ejemplo en las guerras, en las competencias deportivas o en las celebraciones
patrióticas–. ¿Por qué despiertan pasión?
¿Cómo explicar su poder para convocar el
entusiasmo y la voluntad de sacrificio de las
masas? ¿A qué se debe su poder sobre las
emociones y los sentimientos colectivos? ¿Por
qué los colores patrios nos conmueven y son
capaces de despertar el fervor multitudinario?
Parte de este fenómeno puede explicarse por la intervención del Estado, que es quien
promueve el amor a la nación a través de la educación y de la difusión de los símbolos
patrios.
Tal vez otra de las razones que ayuden a explicar este fenómeno sea que la nacionalidad,
en tanto rasgo de identidad, parece tan necesaria como el sexo o el nombre: todos tenemos
una identidad masculina o femenina y portamos un nombre por el que somos identificados,
algo semejante ocurre con la nacionalidad.
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resultado de ideas, y su afianzamiento y consolidación a través de la cultura y su papel en la
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AQUÍ ME PONGO A CANTAR... Y A CONTAR...
El gaucho es siempre atento, cortés
y hospitalario. Es un hombre
modesto, respetuoso de sí mismo y
de su tierra y al mismo tiempo
enérgico y audaz.
Charles Darwin, "Viaje al Beagle", 1834.
LA LITERATURA GAUCHESCA
La gauchesca no es una literatura producida por los gauchos, sino por hombres de ciudad
que tenían alguna educación. Este tipo de literatura, al principio despreciado por los
y se extendió hasta entrado el siglo XX. Con el tiempo fue revalorizada y llegó a ser
considerada como una de las expresiones más importantes en las letras de nuestro país.
Esta literatura trató los problemas de los gauchos, de los habitantes de las zonas rurales
de la pampa húmeda y uno de sus temas centrales fue el de la injusticia. Tomó las formas
expresivas de aquellos a quienes retrataba, tales como dichos y refranes, vocabulario,
formas de pronunciación regional, etc. La gauchesca, pues, es una literatura esencialmente
social, y en su etapa culminante, con la obra de José Hernández, se convierte en un canto
nostálgico y elegíaco que refleja la derrota y el lamento de ese sector de la población.
LA LITERATURA GAUCHA
La Literatura gaucha era un tipo de poesía del hombre del campo, sin cultura. De carácter
oral, popular, tradicional y colectiva, inspirada en la poesía española del romancero y las
coplas. Predominan las estrofas de cuatro versos octosílabos. Las payadas son poesías
compuestas en el momento (improvisadas), sobre un tema propuesto. Las payadas de
contrapunto son un diálogo establecido entre dos gauchos que improvisan una especia de
duelo verbal en base a un tema (siempre acompañados por su guitarra).
MARTÍN FIERRO DE JOSÉ HERNÁNDEZ: EL LAMENTO POR UN
MUNDO PERDIDO
Jorge Luis Borges relataba así la historia de la creación del Martín Fierro:
"Hernández era un genio literario inocente; él no sabía lo bien que le estaban saliendo las
cosas. Y posiblemente le salieron muchas cosas más allá de su voluntad. Como debe
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escritores "cultos" de la época, surgió en tiempos de la Revolución de Independencia (1810)
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ocurrir en toda obra literaria que tiene que existir más allá de lo que se propone el autor.
Es el caso de Martín
Fierro, desde luego Yo diría que hubo algo misterioso.
Estaba en su pieza de hotel, Hernández, cerca de la Plaza
Mayo;
estaba
escondido,
participaba
de
la
conspiración para asesinar a Urquiza. Luego se puso a
escribir. Creo que en una semana o diez días le salió
aquello. Había vivido toda su vida para escribir esa obra
y no lo sabía. Y lo hizo ocasionalmente. Bueno, él creía
que era ocasionalmente, pero realmente fue una obra
fatal, digamos; le fue impuesta por su destino. Felizmente
para todos nosotros1
José
Hernández
vivió
parte
de
su
infancia
y
adolescencia en la pampa, entre gauchos. Así conoció su
forma de vida, sus costumbres, sus habilidades, su valentía
y tomó conciencia de la situación de precariedad e
indefensión en la que vivían. Por eso, como hombre
político alza su voz en defensa de sus derechos y, como
hombre de letras procura representarlos artísticamente en
su obra. Él mismo revelaba sus intenciones al escribir El
gaucho Martín Fierro, en la carta que le escribe a José
JOSÉ HERNÁNDEZ
Nació en Buenos Aires en 1834. De
formación cultural autodidacta para
posteriormente
ejercer
el
periodismo. Fue periodista y poeta,
militar y político (diputado y
senador). Enrolado en las filas
federales, fue partidario de Urquiza.
Luego, desencantado de ciertas
posiciones "claudicatorias" ante el
mitrismo tomadas por éste, se
convierte en decidido partidario del
caudillo López Jordán, a quien se
considera el principal instigador del
asesinato de Urquiza.
De pequeño conoció la vida
gauchesca a fondo ya que creció en
las estancias de su padre en el sur de
la Argentina, allí tuvo contacto con
los gauchos con quienes luchó para
conquistar la tierra y rechazar los
continuos ataques de indios y de
malhechores.
Escribió un tratado agrícola llamado
La instrucción del estanciero pero,
sin duda, su gran obra fue "Martín
Fierro" que le dio gloria y renombre
en la literatura argentina y
universal.
Murió en Buenos Aires en 1886.
Zoilo Miguens, a quien le envía el libro para su edición. Dice allí:
"He deseado (...) copiar sus reflexiones con el sello de la originalidad que las distingue y
el tinte sombrío que jamás carecen, revelándose en ellas esa especie de filosofía propia
que, sin estudiar, aprende en la misma naturaleza; en respetar la superstición y sus
preocupaciones, nacidas y fomentadas por su misma ignorancia; en dibujar (...) sus
desencantos, producidos por su misma condición social, y su indolencia que le es habitual,
hasta llegar a constituir una de las condiciones de su espíritu; en retratar, en fin, lo más
fielmente que me fuera posible con todas sus especialidades propias, ese tipo original de
nuestras pampas, tan poco conocido por lo mismo que es difícil estudiarlo, tan
1
BORGES, Jorge Luis. En :AAVV, (1995), Talento 3: Castellano y Literatura, Bogotá, Voluntad, pág. 164-166.
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erróneamente juzgado muchas veces, y que, al paso que avanzan las conquistas de la
civilización, va perdiéndose casi por completo2.
1. Relea el texto introductorio “Para reafirmar nuestra identidad” y piense en aquellas cosas
que lo hacen sentir plenamente argentino. Haga una lista.
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2) ¿A qué se le denomina "literatura gauchesca" y en qué se diferencia de la “literatura
gaucha”?
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3) ¿Por qué se dice que es "esencialmente social"?
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4) Según lo que dice Borges, José Hernández escribió su poema Martín Fierro porque:
(Tilde la opción correcta).
 • Vio que ésa era una manera de oponerse políticamente a Urquiza, con quien estaba
en desacuerdo sobre el trato dado a los gauchos.
 • Estaba aburrido, encerrado en un hotel y usó como distracción la escritura de un libro
sobre la vida de los gauchos.
 • Toda la vida había querido escribir ese libro y sólo entonces consiguió dar forma a sus
ideas.
5) Con sus propias palabras enumere cuatro de las principales razones que, según revela
José Hernández, lo movieron a escribir el Martín Fierro.
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2
HERNÁNDEZ, José, Martín Fierro. Primera Parte, Buenos Aires, Abril, 1983; p.14.
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ACTIVIDADES DE COMPROBACIÓN N° 1
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6) Según lo que explica Hernández en su carta al editor, ¿podríamos catalogarlo como un
escritor de literatura fantástica, un cronista, un escritor barroco o un romántico realista?
Fundamente su respuesta, subrayando el o los enunciados de la carta en que se basó para
realizar su opción.
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Canto I
Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estrordinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.
Pido a los santos del cielo
que ayuden mi pensamiento:
les pido en este momento
que voy a cantar mi historia
me refresquen la memoria
y aclaren mi entendimiento.
Vengan santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda
que la lengua se me añuda
y se me turba la vista;
pido a mi Dios que me asista
en una ocasión tan ruda.
Yo he visto muchos cantores,
con famas bien otenidas
y que después de alquiridas
no las quieren sustentar:
parece que sin largar
se cansaron en partidas.
Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
nada lo hace recular
ni las fantasmas lo espantan,
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar.
Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar
y cantando he de llegar
al pie del eterno Padre;
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.
Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra;
el cantar mi gloria labra
y, poniéndomé a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra.
el corazón se me enancha,
pues toda la tierra es cancha,
y de eso naides se asombre;
el que se tiene por hombre
Me siento en el plan de un bajo
a cantar un argumento;
como si soplara el viento
hago tiritar los pastos.
Con oros, copas y bastos
juega allí mi pensamiento.
Yo no soy cantor letrao
mas si me pongo a cantar
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando:
las coplas me van brotando
como agua de manantial.
ande quiera hace pata ancha.
Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman;
naides me pone el pie encima,
y, cuando el pecho se entona,
hago gemir a la prima
y llorar a la bordona.
Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno
y si me quieren probar,
salgan otros a cantar
y veremos quién es menos
No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando;
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros,
y ninguno en un apuro
me ha visto andar tutubiando.
En el peligro !qué Cristos!
Soy gaucho, y entiéndaló
como mi lengua lo esplica:
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor;
ni la víbora me pica
ni quema mi frente el sol.
Nací como nace el peje
en el fondo de la mar;
naides me puede quitar
aquello que Dios me dio:
lo que al mundo truje yo
del mundo lo he de llevar.
Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del cielo;
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir,
y naides me ha de seguir
cuando yo remuento el vuelo.
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Lo invito a leer la primera parte del Martín Fierro de José Hernández:
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Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.
Canto II:
Ninguno me hable de penas,
porque yo penado vivo,
y naides se muestre altivo
aunque en el estribo esté,
que suele quedarse a pie
el gaucho mas alvertido.
hasta ponerse rechoncho,
mientras su china dormía
tapadita con su poncho.
Y apenas la madrugada
empesaba a coloriar,
los pájaros a cantar
y las gallinas a apiarse,
era cosa de largarse
cada cual a trabajar.
Este se ata las espuelas,
se sale el otro cantando,
uno busca un pellón blando,
éste un lazo, otro un
rebenque,
y los pingos relinchando
los llaman dende el
palenque.
El que era pión domador
enderezaba al corral,
ande estaba el animal
bufidos que se las pela ...
y mas malo que su agüela
se hacía astillas el bagual.
Junta esperencia en la vida
hasta pa dar y prestar
quien la tiene que pasar
entre sufrimiento y llanto;
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar.
Y allí el gaucho inteligente,
en cuanto el potro enriendó,
los cueros le acomodó
y se le sentó en seguida
que el hombre muestra en la
vida
la astucia que Dios le dio.
Viene el hombre ciego al mundo,
cuartiándolo la esperanza,
y a poco andar ya lo alcanzan
las desgracias a empujones;
¡la pucha, que trae liciones
el tiempo con sus mudanzas!
Y en las playas corcoviando
pedazos se hacía el sotreta
mientras él por las paletas
le jugaba las lloronas
y al ruido de las caronas
salía haciendo gambetas.
Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer...
era una delicia el ver
cómo pasaba sus días.
¡Ah,tiempos!... ¡Si era un
orgullo
ver jinetear un paisano!
cuando era gaucho
baquiano,
aunque el potro se boliase,
no había uno que no parase
con el cabresto en la mano.
Entonces... cuando el lucero
brillaba en el cielo santo,
y los gallos con su canto
nos decían que el día llegaba,
a la cocina runbiaba
el gaucho... que era un encanto.
Y sentao junto al jogóna
esperar que venga el día,
al cimarrón se prendía
Y mientras domaban unos,
otros al campo salían
y la hacienda recogían,
las manadas repuntaban,
y ansí sin sentir pasaban
entretenidos el día.
Y verlos al cair la tarde
en la cocina riunidos,
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Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas;
como esas aves tan bellas
que saltan de rama en rama,
yo hago en el trébol mi cama,
y me cubren las estrellas.
Y sepan cuantos escuchan
de mis penas el relato
que nunca peleo ni mato
sino por necesidá
y que a tanta alversidá
sólo me arrojó el mal trato.
12
Y con el buche bien lleno
era cosa superior
irse en brazos del amor
a dormir como la gente,
pa empezar el día siguiente
las fainas del día anterior.
Ricuerdo ¡qué maravilla!
cómo andaba la gauchada
siempre alegre y bien montada
y dispuesta pa el trabajo...
pero hoy en día...¡barajo!
no se la ve de aporriada.
Vení, a la carne con cuero,
la sabrosa carbonada,
mazamorra pien pisada,
los pasteles y el güen vino...
pero ha querido el destino
que todo aquello acabara.
Estaba el gaucho en su
pago
con toda siguridá,
pero aura... ¡barbaridá!,
la cosa anda tan fruncida,
que gasta el pobre la vida
en juir de la autoridá.
El gaucho más infeliz
Tenía tropilla de un pelo,
no le faltaba un consuelo
y andaba la gente lista...
teniendo al campo la vista,
solo vía hacienda y cielo.
Pues si usté pisa en su
rancho
y si el alcalde lo sabe,
lo caza lo mesmo que ave
aunque su mujer aborte...
¡No hay tiempo que no se
acabe
ni tiento que no se corte!
Cuando llegaban las yerras,
¡cosa que daba calor!
tanto gaucho pialador
y tironiador sin yel.
¡Ah, tiempos... pero si en él
se ha visto tanto primor!
Y al punto dése por muerto
si el alcalde lo bolea,
pues ahí nomas se le apea
con una felpa de palos;
y después dicen que es malo
el gaucho si los pelea.
Aquello no era trabajo,
mas bien era una junción,
y después de un güen tirón
en que uno se daba mana,
pa darle un trago de cana
solía llamarlo el patrón.
Y el lomo le hinchan a
golpes,
y le rompen la cabeza,
y luego con ligereza,
ansí lastimao y todo,
lo amarran codo a codo
y pa el cepo lo enderiezan.
Pues vivía la mamajuana
siempre bajo la carreta,
y aquel que no era chancleta,
en cuanto el goyete vía,
sin miedo se le prendía
como güerfano a la teta.
¡Y qué jugadas se armaban
cuando estábamos riunidos!
siempre íbamos prevenidos,
pues en tales ocasiones
a ayudarle a los piones
caiban muchos comedidos.
Eran los días del apuro
y alboroto pa el hembraje,
pa preparar los potajes
y osequiar bien a la gente,
y así, pues, muy grandemente,
pasaba siempre el gauchaje.
Áhi comienzan sus
desgracias,
áhi principia el pericón,
porque ya no hay salvación,
y que usté quiera o no
quiera,
lo mandan a la frontera
o lo echan a un batallón.
Ansí empezaron mis males
lo mesmo que los de tantos;
si gustan... en otros cantos
les diré lo que he sufrido:
después que uno está... perdido
no lo salvan ni los santos.
me echaron a la frontera,
¡Y que iba a hallar al volver!
tan solo hallé la tapera.
Canto III:
Tuve en mi pago en un tiempo
hijos, hacienda y mujer,
pero empecé a padecer,
Sosegao vivía en mi rancho
como el pájaro en su nido,
allí mis hijos queridos
iban creciendo a mi lao...
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con el juego bien prendido
y mil cosas que contar,
platicar muy divertidos
hasta después de cenar.
13
Mi gala en las pulperías
era, en habiendo mas gente,
ponerme medio caliente,
pues cuando puntiao me
encuentro
me salen coplas de adentro
como agua de la virtiente.
Cantando estaba una vez
en una gran diversión,
y aprovecho la ocasión
como quiso el Juez de Paz...
se presentó, y ahi nomás
hizo arriada en montón.
Juyeron los más matreros
y lograron escapar:
yo no quise disparar,
soy manso y no había porqué,
muy tranquilo me quedé
y ansi me dejé agarrar
Allí un gringo con un órgano
y una mona que bailaba,
haciéndonos rair estaba,
cuanto le tocó el arreo,
¡tan grande el gringo y tan feo,
lo viera cómo lloraba!.
Hasta un inglés zanjiador
que decía en la última guerra
que él era de Inca-la-perra
y que no quería servir,
tambien tuvo que juir
a guarecerse en la sierra.
Ni los mirones salvaron
de esa arriada de mi flor,
fué acoyarao el cantor
con el gringo de la mona,
a uno solo, por favor,
logró salvar la patrona.
Formaron un contingente
con los que del baile arriaron,
con otros nos mesturaron,
que habían agarrao también,
las cosas que aquí se ven
ni los diablos las pensaron.
A mí el Juez me tomó entre ojos
en la ultima votación:
me le había hecho el remolón
y no me arrimé ese día,
y él dijo que yo servía
a los de la esposición.
Y ansí sufrí ese castigo
tal vez por culpas ajenas,
que sean malas o sean güenas
las listas, siempre me escondo:
yo soy un gaucho redondo
y esas cosas no me enllenan.
Al mandarnos nos hicieron
mas promesas que a un altar,
el Juez nos jué a proclamar
y nos dijo muchas veces:
muchachos, a los seis meses
los van a ir a relevar.
Yo llevé un moro de número
¡sobresaliente el matucho!
con él gané en Ayacucho
mas plata que agua bendita:
siempre el gaucho necesita
un pingo pa fiarle un pucho.
Y cargué sin dar mas güeltas
con las prendas que tenía:
jergas, ponchos, todo cuanto
había
en casa, tuito lo alcé:
a mi china la dejé
medio desnuda ese día.
No me falta una guasca
-esa ocasión eché el resto-,
bozal,maniador, cabresto,
lazo, bolas y manea...
¡el que hoy tan pobre me vea
tal vez no creerá todo esto!
Ansí en mi moro, escarciando,
enderecé a la frontera.
¡Aparcero si uste viera
lo que se llama cantón!...
ni envidia tengo al ratón
en aquella ratonera.
De los pobres que allí había
a ninguno lo largaron,
los más viejos rezongaron,
pero a uno que se quejó
en seguida lo estaquiaron,
y la cosa se acabó.
En la lista de la tarde
el jefe nos cantó el punto
diciendo: -Quinientos juntos
llevará el que se resierte;
lo haremos pitar del juerte,
mas bien dése por dijunto-.
A naides le dieron armas,
pues toditas las que había
el Coronel las tenía,
sigún dijo esa ocasión,
pa repartirlas el día
en que hubiera una invasión.
Al principio nos dejaron
de haraganes criando sebo,
pero después... no me atrevo
a decir lo que pasaba...
¡barajo!... si nos trataban
como se trata a malevos.
Porque todo era jugarle
por los lomos con la espada,
y aunque usté no hiciera nada,
lo mesmito que en palermo,
le daban cada cepiada
que lo dejaban enfermo.
¡Y que indios, ni que servicio;
si allí no había ni cuartel!
nos mandaba el Coronel
a trabajar en sus chacras,
y dejábamos las vacas
que las llevara el infiel.
Yo primero sembré trigo
y después hice un corral,
corté adobe pa un tapial,
hice un quincho, corté paja...
¡la pucha que se trabaja
sin que le larguen un rial!
Y es lo pior de aquel enriedo
que si uno anda hinchando el
lomo
se le apean como un plomo...
¡quién aguanta aquel infierno!
si eso es servir al gobierno,
a mí no me gusta el cómo.
Más de un año nos tuvieron
en esos trabajos duros;
y los indios, le asiguro
dentraban cuando querían:
como no los perseguían,
siempre andaban sin apuro.
A veces decía al volver
del campo la descubierta
que estuvieramos alerta,
que andaba adentro la indiada,
porque había una rastrillada
o estaba una yegua muerta.
Recién entonces salía
la orden de hacer la riunión,
y caibamos al cantón
en pelos y hasta enancaos,
sin armas, cuatro pelaos
que íbamos a hacer jabón.
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sólo queda al desgraciao
lamentar el bien perdido.
14
Daban entonces las armas
pa defender los cantones,
que eran lanzas y latones
con ataduras de tiento...
las de juego no las cuento
porque no había municiones.
Y un sargento chamuscao
me contó que las tenían
pero que ellos la vendían
para cazar avestruces;
y así andaban noche y día
déle bala a los ñanduses.
Y cuando se iban los indios
con lo que habían manotiao,
salíamos muy apuraos
a perseguirlos de atrás;
si no se llevaban más
es porque no habían hallao.
Allí sí, se ven desgracias
y lágrimas y afliciones;
naides le pida perdones
al indio: pues donde dentra,
roba y mata cuanto encuentra
y quema las poblaciones.
No salvan de su juror
ni los pobres angelitos;
viejos, mozos y chiquitos
los mata del mesmo modo:
que el indio lo arregla todo
con la lanza y con gritos.
Tiemblan las carnes al verlo
volando al viento la cerda,
la rienda en la mano izquierda
y la lanza en la derecha;
ande enderieza habre brecha
pues no hay lanzazo que pierda.
Hace trotiadas tremendas
desde el fondo del desierto;
ansí llega medio muerto
de hambre, de sé y de fatiga;
pero el indio es una hormiga
que día y noche está despierto.
Sabe manejar las bolas
como naides las maneja;
cuanto el contrario se aleja,
manda una bola perdida,
y si lo alcanza, sin vida
es siguro que lo deja.
Y el indio es como tortuga
de duro para espichar;
si lo llega a destripar
ni siquiera se le encoge;
luego sus tripas recoge,
y se agacha a disparar.
Hacían el robo a su gusto
y después se iban de arriba;
se llevaban las cautivas,
y nos contaban que a veces
les descarnaban los pieces,
a las pobrecitas, vivas.
¡Ah! ¡si partía el corazón
ver tantos males, canejo!
los perseguíamos de lejos
sin poder ni galopiar;
¡y qué habíamos de alcanzar
en unos vichocos viejos!
Nos volvíamos al cantón
a las dos o tres jornadas,
sembrando las caballadas;
y pa que alguno la venda,
rejuntábamos la hacienda
que habían dejao rezagada.
Una vez entre otras muchas,
tanto salir al botón,
nos pegaron un malón
los indios y una lanciada,
que la gente acobardada
quedó dende esa ocasión.
Habían estao escondidos
aguaitando atrás de un cerro...
¡lo viera a su amigo Fierro
aflojar como un blandito!
salieron como maiz frito
en cuanto sonó un cencerro.
Al punto nos dispusimos
aunque ellos eran bastantes;
la formamos al instante
nuestra gente, que era poca,
y golpiándose en la boca
hicieron fila adelante.
Se vinieron en tropel
haciendo temblar la tierra.
no soy manco pa la guerra
pero tuve mi jabón,
pues iba en un redomón
que habia boleao en la sierra.
¡Qué vocerío! ¡Qué barullo!
¡qué apurar esa carrera!
la indiada todita entera
dando alaridos cargó,
¡jue pucha!... y ya nos sacó
como yeguada matrera.
¡Qué fletes traiban los bárbaros!
¡como una luz de ligeros!
hicieron el entrevero
y en aquella mezcolanza,
este quiero, éste no quiero,
nos escogían con la lanza.
Al que le daban un chuzazo,
dificultoso es que sane.
En fin, para no echar panes,
salimos por esas lomas,
lo mesmo que las palomas
al juir de los gavilames.
¡Es de almirar la destreza
con que la lanza manejan!
de perseguir nunca dejan,
y nos traiban apretaos.
¡Si queríamos, de apuraos,
salirnos por las orejas!
Y pa mejor de la fiesta
en esa aflición tan suma,
vino un indio echando espuma,
y con la lanza en la mano,
gritando: -Acabáu cristiano,
metáu el lanza hasta el pluma.
Tendido en el costillar,
cimbrando por sobre el brazo
una lanza como un lazo,
me atropelló dando gritos:
si me descuido... el maldito
me levanta de un lanzazo.
Si me atribulo o me encojo,
siguro que no me escapo:
siempre he sido medio guapo,
pero en aquella ocasión
me hacía buya el corazón
como la garganta al sapo.
Dios le perdone al salvaje
las ganas que me tenía...
desaté las tres marías
y lo engatusé a cabriolas...
¡pucha...! si no traigo bolas
me achura el indio ese día.
Era el hijo de un cacique,
sigun yo lo averigüé;
la verdá del caso jué
que me tuvo apuradazo,
hasta que por fin de un bolazo
del caballo lo bajé.
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Ahi empezaba el afán
-se entiende, de puro viciode
enseñarle el ejercicio
a tanto gaucho recluta,
con un estrutor... ¡qué... bruta!
que nunca sabía su oficio.
15
Allí quedó de mojón
y en su caballo salté;
de la indiada disparé,
pues si me alcanza me mata,
y al fin me les escapé,
con el hilo de una pata.
Canto IV
Seguiré esta relación,
aunque pa chorizo es largo:
el que pueda hágase cargo
como andaría de matrero,
después de salvar el cuero
de aquel trance tan amargo.
Del sueldo nada les cuento,
porque andaba disparando;
nosotros de cuando en cuando
solíamos ladrar de pobres:
nunca llegaban los cobres
que se estaban aguardando.
Y andábamos de mugrientos
que el mirarnos daba horror;
les juro que era un dolor
ver esos hombres,¡por cristo!
en mi perra vida he visto
una miseria mayor.
Yo no tenía ni camisa
ni cosa que se parezca;
mis trapos solo pa yesca
me podían servir al fin...
no hay plaga como un fortín
para que el hombre padesca.
Poncho, jergas, el apero,
las prenditas, los botones,
todo, amigo, en los cantones
jué quedando poco a poco;
ya me tenían medio loco
la pobreza y los ratones.
Sólo una manta peluda
era cuanto me quedaba
la había agenciao a la tabla
y ella me tapaba el bulto;
yaguané que allí ganaba
no salía... ni con indulto.
y pa mejor hasta el moro
se me jué de entre las manos;
no soy lerdo... pero, hermano,
vino el Comendante un día
diciendo que lo quería
-pa enseñarle a comer grano..Afigúrese cualquiera
la suerte de este su amigo,
a pie y mostrando el umbligo,
estropiao, pobre y desnudo;
ni por castigo se pudo
hacerse más mal conmigo.
ansí pasaron los meses,
y vino el año siguiente,
y las cosas igualmente
siguieron del mesmo modo:
adrede parece todo
pa atormentar a la gente.
No teníamos mas permiso,
ni otro alivio la gauchada,
que salir de madrugada,
cuando no había indio ninguno,
campo ajuera a hacer boliadas
desocando los reyunos.
Y cáibamos al cantón
con los fletes aplastaos,
pero a veces medio aviaos
con plumas y algunos cueros,
que pronto con el pulpero
los teníamos negociaos.
Era un amigo del jefe
que con un boliche estaba;
yerba y tabaco nos daba
por la pluma de avestruz,
y hasta le hacía ver la luz
al que un cuero le llevaba.
Solo tenía cuatro frascos
y unas barricas vacías,
y a la gente le vendía
todo cuanto precisaba...
algunos creiban que estaba
allí la proveduría.
¡Ah, pulpero habilidoso!
nada le solía faltar.
¡ahijuna!, para tragar
tenía un buche de ñandú;
la gente le dió en llamar
-el boliche de virtú.Aunque es justo que quien vende
algún poquito muerda,
tiraba tanto la cuerda
que, con sus cuatro limetas
él cargaba las carretas
de plumas, cueros y cerda.
Nos tenía apuntaos a todos
con más cuentas que un rosario,
cuando se anunció un salario
que iban a dar, o un socorro;
pero sabe Dios qué zorro
se lo comió al Comisario;
Pues nunca lo vi llegar,
y al cabo de muchos días
en la mesma pulpería
dieron una güena cuenta,
que la gente muy contenta
de tan pobre recibía.
Sacaron unos sus prendas,
que las tenían empeñadas;
por sus deudas atrasadas
dieron otros el dinero;
al fin de fiesta el pulpero
se quedó con la mascada.
Yo me arrescosté a un horcón
dando tiempo a que pagaran,
y poniendo güena cara
estuve haciéndome el poyo,
a esperar que me llamaran
para recibir mi boyo.
Pero ahi me pude quedar
pegao pa siempre al horcón,
ya era casi la oración
y ninguno me llamaba;
la cosa se me ñublaba
y me dentró comezón.
Pa sacarme el entripao
vi al Mayor, y lo fí a hablar;
yo me lo empecé a atracar,
y como con poca gana
le dije:--Tal vez mañana
acabarán de pagar.-¡Qué mañana ni otro dia!-,
al punto me contestó:
-la paga ya se acabó;
¡siempre has de ser animal!me rai y le dije:-Yo...
no he recebido ni un rial.Se le pusieron los ojos
que se le querían salir,
y ahi no más volvió a decir
comiéndome con la vista:
-y qué querés recibir
si no has dentrao en la lista?-Esto sí que es amolar-,
dije yo pa mis adentros;
-van dos años que me encuentro
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Ahi no más me tiré al suelo
y lo pisé en las paletas;
empezó a hacer morisquetas
y a mezquinar la garganta...
pero yo hice la obra santa
de hacerlo estirar la jeta.
16
Vide el plaito mal parao
y no quise aguardar más...
es güeno vivir en paz
con quien nos ha de mandar;
y reculando pa atrás
me le empecé a retirar.
Supo todo el Comendante
y me llamó al otro día,
diciéndome que quería
aviriguar bien las cosas...
que no era el tiempo de Rosas,
que aura a naides se debía.
Llamó al cabo y al sargento
y empezó la indagación:
si había venido al cantón
en tal tiempo o en tal otro...
y si había venido en potro,
en reyuno o redomón.
Y todo era alborotar
al ñudo, y hacer papel;
conocí que era pastel
pa engordar con mi guayaca;
mas si voy al Coronel
me hacen bramar en la estaca.
¡Ah, hijos de una...! ¡la codicia
ojala les ruempa el saco!
ni un pedazo de tabaco
le dan al pobre soldao,
y lo tienen, de delgao,
más ligero que un guanaco.
Pero qué iba a hacerles yo,
charabón en el desierto;
más bien me daba por muerto
pa no verme más fundido:
y me les hacía el dormido
aunque soy medio despierto.
Canto V:
Yo andaba desesperao,
aguardando una ocasión
que los indios un malón
nos dieran, y entre el estrago
hacérmeles cimarrón
y volverme pa mi pago.
Aquello no era servicio
ni defender la frontera;
aquello era ratonera
en que sólo gana el juerte:
era jugar a la suerte
con una taba culera.
Allí tuito va al revés;
los milicos son los piones,
y andan en las poblaciones
emprestaos pa trabajar;
los rejuntan pa peliar
cundo entran indios ladrones.
Yo he visto en esa milonga
muchos Jefes con estancia,
y piones en abundancia,
y majadas y rodeos;
he visto negocios feos
a pesar de mi inorancia.
Y colijo que no quieren
la barunda componer;
para eso no ha de tener,
el Jefe que esté de estable,
mas que su poncho y su sable,
su caballo y su deber.
Ansina, pues, conociendo
que aquel mal no tiene cura,
que tal vez mi sepoltura
si me quedo iba a encontrar,
pensé mandarme mudar
como cosa más sigura.
Y pa mejor, una noche
¡que estaquiada me pegaron!
casi me descoyuntaron
por motivo de una gresca:
¡ahijuna, si me estiraron
lo mesmo que guasca fresca!
Jamás me puedo olvidar
lo que esa vez me pasó;
dentrando una noche yo
al fortín, un enganchao,
que estaba medio mamao,
allí me desconoció.
Era un gringo tan bozal,
que nada se le entendía,
¡quién sabe de ande sería!
tal vez no juera cristiano,
pues lo único que decía
es que era pa-po-litano.
Estaba de centinela
y por causa del peludo
verme más claro no pudo,
y esa jué la culpa toda:
el bruto se asustó al ñudo
y fí el pavo de la boda
Cuando me vido acercar:
-quien vivore...?- preguntó;
-¿qué viboras?-, dije yo.
-¡Ha garto!-, me pegó el grito,
y yo dije despacito:
-¡más lagarto serás vos!Ahi no más, ¡Cristo me valga!,
rastrillar el jusil siento:
me agaché, y en el momento
el bruto me largó un chumbo;
mamao, me tiró sin rumbo,
que si no, no cuento el cuento.
Por de contao, con el tiro
se alborotó el avispero;
los Oficiales salieron
y se empezó la junción;
quedó en su puesto el nación,
y yo fí al estaquiadero.
Entre cuatro bayonetas
me tendieron en el suelo;
vino el Mayor medio en pedo
y allí se puso a gritar:
-¡pícaro, te he de enseñar
andar reclamando sueldos!De las manos y las patas
me ataron cuatro cinchones;
les aguanté los tirones
sin que ni un ¡ay! se me oyera,
y al gringo la noche entera
lo harté con mis maldiciones.
Yo no sé por qué el gobierno
nos manda aquí a la frontera
gringada que ni siquiera
se sabe atracar a un pingo.
¡si creerá al mandar un gringo
que nos manda alguna fiera!
No hacen más que dar trabajo,
pues no saben ni ensillar;
no sirven ni pa carniar:
y yo he visto muchas veces
que ni voltiadas las reses
se les querían arrimar.
Y lo pasan sus mercedes
lengüetiando pico a pico
hasta que viene un milico
a servirles al asao...
y eso sí, en lo delicaos,
parecen hijos de rico.
Si hay calor, ya no son gente;
si yela, todos tiritan;
si usté no les da, no pitan
por no gastar en tabaco,
y cuando pescan un naco
uno al otro se lo quitan.
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y hasta aura he visto ni un grullo;
dentro en todos los barullos
pero en las listas no dentro.-
17
Pa vichar son como ciegos;
no hay ejemplo de que entiendan,
ni hay uno solo que aprienda,
al ver un bulto que cruza,
a saber si es avestruza,
o si es jinete, o hacienda.
Si salen a perseguir
después de mucho aparato,
tuitos se pelan al rato
y va quedando el tendal:
esto es como en un nida
echarle güevos a un gato.
Canto VI:
Vamos dentrando recién
a la parte más sentida,
aunque es todita mi vida
de males una cadena:
a cada alma dolorida
le gusta cantar sus penas.
Se empezó en aquel entonces
a rejuntar caballada,
y riunir la milicada
teniéndola en el cantón,
para una despedición
a sorprender a la indiada.
Nos anunciaban que iríamos
sin carretas ni bagajes
a golpiar a los salvajes
en sus mesmas tolderías;
que a la güelta pagarían
licenciándolo al gauchaje;
Que en esta despedición
tuviéramos la esperanza;
que iba a venir sin tardanza,
según el Jefe contó,
un menistro o qué sé yo...
que le llamaban don Ganza;
Que iba a riunir el ejército
y tuitos los batallones,
y que traiba unos cañones
con más rayas que un cotín;
¡pucha!... Las conversasiones
por allá no tenían fín.
Pero esas trampas no enriedan
a los zorros de mi laya;
que esa Ganza venga o vaya,
poco le importa a un matrero.
yo también dejé las rayas...
en los libros del pulpero.
Nunca juí gaucho dormido;
siempre pronto, siempre listo,
yo soy un hombre, ¡qué Cristo!,
que nada me ha acobardao,
y siempre salí parao
en los trances que me he visto.
Dende chiquito gané
la vida con mi trabajo,
y aunque siempre estuve abajo
y no sé lo que es subir
también el mucho sufrir
suele cansarnos, ¡barajo!
En medio de mi inorancia
conozco que nada valgo:
soy la liebre o soy el galgo
asigún los tiempos andan;
pero también los que mandan
debieran cuidarnos algo.
Una noche que riunidos
estaban en la carpeta
empinando una limeta
el Jefe y el Juez de Paz,
yo no quise aguardar más,
y me hice humo en un sotreta.
Me parece el campo orégano
dende que libre me veo;
donde me lleva el deseo
allí mis pasos dirijo,
y hasta en las sombras de fijo
que donde quiera rumbeo.
Entro y salgo del peligro
sin que me espante el estrago,
no aflojo al primer amago
ni jamás fí gaucho lerdo:
soy pa rumbiar como el cerdo,
y pronto caí a mi pago.
Volvía al cabo de tres años
de tanto sufrir al ñudo
resertor, pobre y desnudo,
a procurar suerte nueva;
y lo mesmo que el peludo
enderecé pa mi cueva.
No hallé ni rastro del rancho:
¡solo estaba la tapera!
¡por Cristo si aquello era
pa enlutar el corazón!
¡yo juré en esa ocasión
ser mas malo que una fiera!
¡Quien no sentirá lo mesmo
cuando ansí padece tanto!
puedo asigurar que el llanto
como una mujer largué:
¡Ay, mi Dios: si me quedé
mas triste que Jueves Santo!
Sólo se oiban los aullidos
de un gato que se salvó;
el pobre se guareció
cerca, en una vizcachera:
venía como si supiera
que estaba de güelta yo.
Al dirme dejé la hacienda
que era todito mi haber;
pronto debíamos volver,
sigún el Juez prometía,
y hasta entonces cuidaría
de los bienes, la mujer.
...............................
Después me contó un vecino
que el campo se lo pidieron;
la hacienda se la vendieron
pa pagar arrendamientos,
y qué sé yó cuantos cuentos;
pero todo lo fundieron.
Los pobrecitos muchachos,
entre tantas afliciones,
se conchabaron de piones;
¡mas que iban a trabajar,
si eran como los pichones
sin acabar de emplumar!
Por ahi andarán sufriendo
de nuestra suerte el rigor:
me han contao que el mayor
nunca dejaba a su hermano;
puede ser que algún cristiano
los recoja por favor.
¡Y la pobre mi mujer,
Dios sabe cuánto sufrió!
me dicen que se voló
con no sé qué gavilán:
sin duda a buscar el pan
que no podía darle yo.
No es raro que a uno le falte
lo que a algún otro le sobre
si no le quedó ni un cobre
sino de hijos un enjambre.
¿que más iba a hacer la pobre
para no morirse de hambre?
¡Tal vez no te vuelva a ver,
prienda de mi corazón!
Dios te dé su proteción
ya que no me la dió a mí,
.E.N.S. 364 - MODALIDAD SEMIPRESENCIAL | LENGUA Y LITERATURA| MÓDULO VI| PROF. SILVINA LESCANO
Cuando llueve se acoquinan
como perro que oye truenos.
¡Qué diablos!, sólo son güenos
pa vivir entre maricas,
y nunca se andan con chicas
para alzar ponchos ajenos.
18
Como hijitos de la cuna
andarán por ahi sin madre;
ya se quedaron sin padre,
y ansí la suerte los deja
sin naides que los proteja
y sin perro que les ladre.
Los pobrecitos tal vez
no tengan ande abrigarse,
ni ramada ande ganarse,
ni rincón ande meterse,
ni camisa que ponerse,
ni poncho con que taparse.
Tal vez los verán sufrir
sin tenerles compasión;
puede que alguna ocasión,
aunque los vean tiritando,
los echen de algún jogón
pa que no estén estorbando.
Y al verse ansina espantaos
como se espanta a los perros,
irán los hijos de Fierro,
con la cola entre las piernas,
a buscar almas mas tiernas
o esconderse en algún cerro.
Mas también en este juego
voy a pedir mi bolada;
a naides le debo nada,
ni pido cuartel ni doy:
y ninguno dende hoy
ha de llevarme en la armada.
Yo he sido manso primero,
y seré gaucho matrero;
en mi triste circunstancia,
aunque es mi mal tan projundo,
nací y me he criado en estancia.
pero ya conozco el mundo.
Ya les conozco sus mañas,
le conozco sus cucañas;
sé como hacen la partida,
la enriedan y la manejan;
deshaceré la madeja
aunque me cueste la vida.
Y aguante el que no se anime
a meterse en tanto engorro
o si no aprétese el gorro
y para otra tierra emigre;
pero yo ando como el tigre
que le roban los cachorros.
Aunque muchos creen que el
gaucho
tiene alma de reyuno,
no se encontrará a ninguno
que no le dueblen las penas;
mas no debe aflojar uno
mientras hay sangre en las venas.
-Me gusta... pa la carona-;
y me puse a champurriar
esta coplita fregona:
-A los blancos hizo Dios,
a los mulatos San Pedro,
a los negros hizo el diablo
para tizón del infierno.-
Canto VII:
De carta de más me vía
sin saber a donde dirme;
mas dijeron que era vago
y entraron a perseguirme.
Había estao juntando rabia
el moreno dende ajuera;
en lo escuro le brillaban
los ojos como linterna.
Nunca se achican los males,
van poco a poco creciendo,
y ansina me vide pronto
obligado a andar juyendo.
Lo conocí retobao,
me acerqué y le dije presto:
-Po...r...rudo que un hombre sea
nunca se enoja por esto.
No tenía mujer ni rancho
y a más, era resertor;
no tenía una prenda güena
ni un peso en el tirador
Corcovió el de los tamangos
y creyéndose muy fijo:
-!Mas porrudo serás vos,
gaucho rotoso!-, me dijo.
a mis hijos infelices
pensé volverlos a hallar,
y andaba de un lao al otro
sin tener ni que pitar.
Y ya se me vino al humo
como a buscarme la hebra,
y un golpe le acomodé
con el porrón de ginebra.
Supe una vez por desgracia
que habia un baile por allí,
y medio desesperao
a ver la milonga fuí.
Ahi nomás pegó el de hollín
mas gruñidos que un chanchito,
y pelando el envenao
me atropelló dando gritos.
Riunidos al pericón
tantos amigos hallé,
que alegre de verme entre ellos
esa noche me apedé.
Pegué un brinco y abrí cancha
diciéndoles: -Caballeros,
dejen venir ese toro.
solo nací... solo muero.
Como nunca, en la ocasión
por peliar me dió la tranca.
y la emprendí con un negro
que trujo una negra en ancas.
El negro, después del golpe,
se había el poncho refalao
y dijo: -Vas a saber
si es solo o acompañao.
Al ver llegar la morena,
que no hacía caso de naides,
le dije con la mamúa:
-Va...ca...yendo gente al baile.
Y mientras se arremangó,
yo me saqué las espuelas,
pues malicié que aquel tío
no era de arriar con las riendas.
La negra entendió la cosa
y no tardó en contestarme,
mirándome como a un perro:
-mas vaca será su madre.-
No hay cosa como el peligro
pa refrescar un mamao;
hasta la vista se aclara
por mucho que haiga chupao.
Y dentró al baile muy tiesa
con más cola que una zorra,
haciendo blanquiar los dientes
lo mesmo que mazamorra.
El negro me atropelló
como a quererme comer;
me hizo dos tiros seguidos
y los dos le abarajé.
-!Negra linda!-... dije yo.
Yo tenía un facón con S,
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y a mis hijos dende aquí
les hecho mi bendición.
19
y en el medio de las aspas
un planazo le asenté,
que lo largué culebriando
lo mesmo que buscapié.
Le coloriaron las motas
con la sangre de la herida,
y volvió a venir jurioso
como una tigra parida.
Y ya me hizo relumbrar
por los ojos el cuchillo,
alcanzando con la punta
a cortarme en un carrillo.
Me hirvió la sangre en las venas
y me le afirmé al moreno,
dándole de punta y hacha
pa dejar un diablo menos.
Por fin en una topada
en el cuchillo lo alcé,
y como un saco de güesos
contra un cerco lo largué.
Tiró unas cuantas patadas
y ya cantó pal carnero:
nunca me puedo olvidar
de la agonía de aquel negro.
En esto la negra vino
con los ojos como ají
y empezó la pobre allí
a bramar como una loba
yo quise darle una soba
a ver si la hacía callar,
mas pude reflesionar
que era malo en aquel punto,
y por respeto al dijunto
no la quise castigar.
Limpié el facón en los pastos,
desaté mi redomón,
monté despacio y salí
al tranco pa el cañadón.
Yo tengo intención a veces,
para que no pene tanto,
de sacar de allí los güesos
y echarlos al camposanto.
Canto VIII:
Otra vez en un boliche
estaba haciendo la tarde;
cayó un gaucho que hacia alarde
de guapo y peliador;
a la llegada metió
el pingo hasta la ramada,
y yo sin decirle nada
me quedé en el mostrador.
Era un terne de aquel pago
que naides lo reprendía,
que sus enriedos tenía
con el señor comendante;
y como era protegido,
andaba muy entonao,
y a cualquier desgraciao
lo llevaba por delante.
¡Ah pobre! si el mismo creiba
que la vida le sobraba;
ninguno diría que andaba
aguaitándolo la muerte.
pero ansí pasa en el mundo,
es ansí la triste vida:
pa todos está escondida
la güena o la mala suerte.
Se tiró al suelo; al dentrar
le dio un empellon a un vasco,
y me alargó un medio frasco
diciendo: -Beba cuñao.-Por su hermana-, contesté.
-Que por la mía no hay cuidao.-¡Ah, gaucho!, me respondió;
-De qué pago será crioyo?
lo andará buscando el hoyo?
deberá tener güen cuero?
pero ande bala este toro
no bala ningún ternero.
Después supe que al finao
ni siquiera lo velaron,
y retobao en un cuero,
sin rezarle lo enterraron.
Y ya salimos trenzaos
porque el hombre no era lerdo,
mas como el tino no pierdo,
y soy medio ligerón,
le dejé mostrando el sebo
de un reves con el facón.
Y dicen que dende entonces,
cuando es la noche serena
suele verse una luz mala
como de alma que anda en pena.
Y como con la justicia
no andaba bien por allí,
cuanto pataliar lo ví,
y el pulpero pegó el grito,
ya pa el palenque salí
como haciendome chiquito.
Monté y me encomendé a Dios,
rumbiando para otro pago,
que el gaucho que llaman vago
no puede tener querencia,
y ansí de estrago en estrago
vive llorando la ausencia.
El andaba siempre juyendo,
siempre pobre y perseguido,
no tiene cueva ni nido
como si juera maldito;
porque el ser gaucho... ¡barajo!,
el ser gaucho es un delito.
Es como el patrio de posta;
lo larga este, aquel lo toma,
nunca se acaba la broma;
dende chico se parece
al arbolito que crece
desamparao en la loma.
Le echan la agua del bautismo
aquel que nació en la selva;
-busca madre que te envuelva-,
le dice el flaire y lo larga.
y dentra a cruzar el mundo
como burro con la carga.
Y se cría viviendo al viento
como oveja sin trasquila;
mientras su padre en las filas
anda sirviendo al gobierno,
aunque tirite en invierno,
naides lo ampara ni asila.
Le llaman -gaucho mamaosi
lo pillan divertido,
y que es mal entretenido
si en un baile lo sorprienden;
hace mal si se defiende
y si nó, se ve... fundido.
No tiene hijos ni mujer,
ni amigos ni protetores,
pues todos son sus señores
sin que ninguno lo ampare:
tiene la suerte del güey,
y ¿donde irá el güey que no are?
Su casa es el pajonal,
su guarida es el desierto;
y si de hambre medio muerto
le echa el lazo a algun mamón,
lo persiguen como a plaito,
porque es un gaucho ladrón.
Y si de un golpe por ahi
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que era de lima de acero;
le hice un tiro, lo quitó
y vino ciego el moreno;
20
El nada gana en la paz
y es el primero en la guerra;
no le perdonan si yerra,
que no saben perdonar,
porque el gaucho en esta tierra
solo sirve pa votar.
Para él son los calabozos,
para él las duras prisiones,
en su boca no hay razones
aunque la razón le sobre;
que son campanas de palo
las razones de los pobres.
Si uno aguanta, es gaucho bruto;
si no aguanta es gaucho malo.
¡dele azote, dele palo,
porque es lo que él necesita!
de todo el que nació gaucho
esta es la suerte maldita.
Vamos suerte, vamos juntos
dende que juntos nacimos;
y ya que juntos vivimos
sin podernos dividir...
yo abriré con mi cuchillo
el camino pa seguir.
Canto IX:
Matreriando lo pasaba
ya a las casas no venía;
solía arrimarme de día,
mas, lo mesmo que el carancho,
siempre estaba sobre el rancho
espiando a la polecía.
Viva el gaucho que ande mal,
como zorro perseguido,
hasta que al menor descuido
se lo atarasquen los perros,
pues nunca le falta un yerro
al hombre mas alvertido.
Y en esa hora de la tarde
en que tuito se adormece,
que el mundo dentrar parece
a vivir en pura calma,
con las tristezas del alma
al pajonal enderiece.
Bala el tierno corderito
al lao de la blanca oveja,
y a la vaca que se aleja
llama el ternero amarrao;
pero el gaucho desgraciao
no tiene a quien dar su oveja.
Ansí es que al venir la noche
iba a buscar mi guarida,
pues ande el tigre se anida
tmbién el hombre lo pasa,
y no quería que en las casas
me rodiara la partida.
Pues aun cuando vengan ellos
cumpliendo con su deberes,
yo tengo otros pareceres,
y en esa conduta vivo:
que no debe un gaucho altivo
peliar entre las mujeres.
Y al campo me iba solito,
más matrero que el venao,
como perro abandonao
a buscar una tapera,
o en alguna vizcachera
pasar la noche tirao.
Sin punto ni rumbo fijo
en aquella inmensidá,
entre tanta escuridá
anda el gaucho como duende;
alli jamás lo sorpriende
dormido, la autoridá.
Su esperanza es el coraje,
su guardia es la precaución,
su pingo es la salvación,
y pasa uno en su desvelo,
sin más amparo que el cielo
ni otro amigo que el facón.
..............................
Ansí me hallaba una noche
contemplando las estrellas,
que le parecen más bellas
cuanto uno es más desgraciao,
y que Dios las haiga criao
para consolarse en ellas.
Les tiene el hombre cariño
y siempre con alegría
ve salir las Tres Marías;
que si llueve, cuanto escampa,
las estrellas son la guía
que el gaucho tiene en la pampa.
Aqui no valen dotores,
sólo vale la esperiencia;
aquí verían su inocencia
esos que todo lo saben,
porque esto tiene otra llave
y el gaucho tiene su cencia.
Es triste en medio del campo
pasarse noches enteras
contemplando en sus carreras
las estrellas que Dios cría,
sin tener mas compañía
que su delito y las fieras.
Me encontraba como digo,
en aquella soledá,
entre tanta escuridá,
echando al viento mis quejas,
cuando el grito del chajá
me hizo parar las orejas.
Como lumbriz me pegué
al suelo para escuchar;
pronto sentí retumbar
las pisadas de los fletes,
y que eran muchos jinetes
conocí sin vacilar.
Cuando el hombre está en peligro
no debe tener confianza;
ansí tendido de panza
puse toda mi atención
y ya escuche sin tardanza
como el ruido de un latón.
Se venían tan calladitos
que yo me puse en cuidao;
tal vez me hubieran bombiao
y ya me venían a buscar;
mas no quise disparar,
que eso es de gaucho morao.
Al punto me santigüé
y eché de giñebra un taco;
lo mesmito que el mataco
le arroyé con el porrón;
-si han de darme pa tabaco-,
dije,-ésta es güena ocasión-.
Me refalé las espuelas,
para no peliar con grillos;
me arremangué el calzoncillo,
y me ajusté bien la faja,
y en una mata de paja
probé el filo del cuchillo.
Para tenerlo a la mano
el flete en el pasto até,
la cincha le acomodé,
y, en un trance como aquél,
haciendo espaldas en él
quietito los aguardé.
Cuando cerca los sentí,
y que ahi no más se pararon,
los pelos se me erizaron
y,aunque nada vían mis ojos,
-no se han de morir de antojo-,
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lo dan güelta panza arriba,
no hay un alma compasiva
que le rece una oración;
tal vez como cimarrón
en una cueva lo tiran.
21
Yo quise hacerles saber
que alli se hallaba un varón;
les conocí la intención
y solamente por eso
es que les gané el tirón,
sin aguardar voz de preso.
-Vos sos un gaucho matrerodijo
uno, haciéndose el güeno.
-Vos mataste un moreno
y otro en una pulpería,
y aquí está la polecía
que viene a ajustar tus cuentas;
te va alzar por las cuarenta
si te resistís hoy día.
-No me vengan-, contesté,
-con relación de dijuntos;
esos son otros asuntos;
vean si me pueden llevar,
que yo no me he de entregar,
aunque vengan todos juntos-.
Pero no aguardaron más
y se apiaron en montón;
como a perro cimarrón
me rodiaron entre tantos;
ya me encomendé a los Santos,
y eché mano a mi facón.
Y ya vide el fogonazo
de un tiro de garabina,
mas quiso la suerte indina
de aquel maula, que me errase,
y ahi no más lo levantase
lo mesmo que una sardina.
A otro que estaba apurao
acomodando una bola,
le hice una dentrada sola
y le hice sentir el fierro,
y ya salió como el perro
cuando le pisan la cola.
Era tanta la aflición
y la angurria que venían,
que tuitos se me venían,
donde yo los esperaba;
uno al otro se estorbaba
y con las ganas no vían.
Dos de ellos que traiban sables
mas garifos y resueltos,
en las hilachas envueltos
enfrente se me pararon,
y a un tiempo me atropellaron
lo mesmo que perros sueltos.
Me fuí reculando en falso
y el poncho adelante eché,
y en cuanto le puso el pie
uno medio chapetón,
de pronto le di un tirón
y de espaldas lo largué
al verse sin compañero
el otro se sofrenó;
entonces le dentré yo,
sin dejarlo resollar,
pero ya empezó a aflojar
y a la pu...n...ta disparó.
Uno que en una tacuara
había atao una tijera,
se vino como si juera
palenque de atar terneros,
pero en dos tiros certeros
salió aullando campo ajuera.
Por suerte en aquel momento
venía coloriando el alba
y yo dije: -Si me salva
la Virgen en este apuro,
en adelante le juro
ser más güeno que una malva-.
Pegué un brinco y entre todos
sin miedo me entreveré;
hecho ovillo me quedé
y ya me cargó una yunta,
y por el suelo la punta
de mi facón les jugué.
El más engolosinao
se me apió con un hachazo;
se lo quité con el brazo;
de no, me mata los piojos;
y antes de que diera un paso
le eché tierra en los dos ojos.
Y mientras se sacudía
refregándose la vista,
yo me le fuí como lista
y ahi no más me le afirmé,
diciéndole: -Dios te asista-,
y de un revés lo voltié.
Pero en ese punto mesmo
sentí que por las costillas
un sable me hacía cosquillas
y la sangre me heló;
dende ese momento yo
me salí de mis casillas.
Di para atrás unos pasos
hasta que pude hacer pie;
por delante me lo eché
de punta y tajos a un criollo;
metió la pata en un hoyo,
y yo al hoyo lo mandé.
Tal vez en el corazón
le tocó un Santo bendito
a un gaucho, que pegó el grito
y dijo:-¡Cruz no consiente
que se cometa el delito
de matar a un valiente!Y ahi no más se me aparió,
dentrándole a la partida;
yo les hice otra embestida
pues entre dos era robo;
y el Cruz era como lobo
que defiende su guarida.
Uno despachó al infierno
de dos que lo atropellaron;
los demás remoliniaron,
pues íbamos a la fija,
y a poco andar dispararon
lo mesmo que sabandija.
Ahí quedaron largo a largo
los que estiaron la jeta;
otro iba como maleta,
y Cruz de atrás les decía:
-Que venga otra polecia
a llevarlos en carreta-.
Yo junté las osamentas,
me hinqué y les recé un Bendito,
hice una cruz de un palito
y pedí a mi Dios clemente
me perdonara el delito
de haber muerto tanta gente.
Dejamos amotonaos
a los pobres que murieron;
no sé si los recogieron,
porque nos fuimos a un rancho,
o si tal vez los caranchos
ahi no más se los comieron.
Lo agarramos mano a mano
entre los dos al porrón:
en semejante ocasión
un trago a cualquiera encanta;
y Cruz no era remolón
ni pijotiaba garganta.
Calentamos los gargueros
y nos largamos muy tiesos,
siguiendo siempre los besos
al pichel, y por mas señas,
íbamos como cigüeñas
estirando los pescuezos.
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les dije, cuando llegaron.
22
-Soy un gaucho desgraciao,
no tengo donde ampararme,
ni un palo donde rascarme,
ni un árbol que me cubije:
pero ni aun esto me aflige
porque yo sé manejarme.
-Antes de cair al servicio,
tenía familia y hacienda;
cuando volví, ni la prenda
me la habían dejao ya.
Dios sabe en lo que vendrá
a parar esta contienda.
Canto X:
CRUZ
-Amigazo, pa sufrir
han nacido los varones;
estas son las ocasiones
de mostrarse un hombre juerte,
hasta que venga la muerte
y lo agarre a coscorrones.
El andar tan despilchao
ningún mérito me quita;
sin ser un alma bendita
me duelo del mal ajeno:
soy un pastel con relleno
que parece torta frita.
Tampoco me faltan males
y desgracias, le prevengo;
también mis desdichas tengo,
aunque esto poco me aflige:
yo sé hacerme el chango rengo
cuando la cosa lo esige.
Y con algunos ardiles
voy viviendo, aunque rotoso;
a veces me hago el sarnoso
y no tengo ni un granito,
pero al chifle voy ganoso
como panzón al maíz frito.
A mí no me matan penas
mientras tenga el cuero sano;
venga el sol en el verano
y la escarcha en el invierno
¿por qué afligirse el cristiano?
Hagámosle cara fiera
a los males, compañero,
porque el zorro más matrero
suele cair como un chorlito;
viene por un corderito
y en la estaca deja el cuero.
Hoy tenemos que sufrir
males que no tienen nombre,
pero esto a nadies lo asombre
porque ansina es el pastel,
y tiene que dar el hombre
mas güeltas que un carretel.
Yo nunca me he de entregar
a los brazos de la muerte;
arrastro mi triste suerte
paso a paso y como pueda,
que donde el débil se queda
se suele escapar el juerte.
Y ricuerde cada cual
lo que cada cual sufrió,
que lo que es, amigo, yo,
hago ansí la cuenta mía:
ya lo pasado pasó;
mañana será otro dia.
Yo también tuve una pilcha
que me enllenó el corazón,
y si en aquella ocasión
alguien me hubiera buscao,
siguro que me había hallao
más prendido que un botón.
En la güeya del querer
no hay animal que se pierda...
las mujeres no son lerdas,
y todo gaucho es dotor
si pa cantarle al amor
tiene que templar las cuerdas.
¡Quien es de una alma tan dura
que no quiera una mujer!
lo alivia en su padecer:
si no sale calavera
es la mejor compañera
que el hombre puede tener.
Si es güena, no lo abandona
cuando lo ve desgraciao,
lo asiste con su cuidao,
y con afán cariñoso,
y usté tal vez ni un rebozo
ni una pollera le ha dao.
¡Grandemente lo pasaba
con aquella prenda mía,
viviendo con alegría
como la mosca en la miel!
¡amigo, qué tiempo aquél!
¡la pucha, que la quería!
Era la águila que a un árbol
dende las nubes bajó;
era mas linda que el alba
cuando va rayando el sol;
era la flor deliciosa
que entre el trebolar creció.
Pero, amigo, el Comendante
que mandaba la milicia,
como que no desperdicia
se fué refalando a casa;
yo le conocí en la traza
que el hombre traiba malicia.
El me daba voz de amigo,
pero no le tenía fe;
era el jefe, y ya se ve,
no podía competir yo;
en mi rancho se pegó
lo mesmo que un saguaipé.
A poco andar, conocí
que ya me había desbancao,
y él siempre muy entonao,
aunque sin darme ni un cobre,
me tenía de lao a lao
como encomienda de pobre.
A cada rato, de chasque
me hacía dir a gran distancia;
ya me mandaba a una estancia,
ya al pueblo, ya a la frontera;
pero él en la comendancia
no ponía los pies siquiera.
Es triste a no poder más
el hombre en su padecer,
si no tiene una mujer
que lo ampare y lo consuele:
mas pa que otro se la pele
lo mejor es no tener.
No me gusta que otro gallo
le cacaree a mi gallina;
yo andaba ya con la espina,
hasta que en una ocasión
lo pille junto al jogón
abrazándome a la china.
Tenía el viejito una cara
de ternero mal lamido,
y al verle tan atrevido
le dije:-¡Que le aproveche!...
que había sido pa el amor
como gaucho pa la leche.
Peló la espalda y se vino
como a quererme ensartar,
pero yo sin tutubiar
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-Yo me voy-, le dije,-amigo,
donde la suerte me lleve,
y si es que alguno se atreve,
a ponerse en mi camino,
yo seguiré mi destino,
que el hombre hace lo que debe.
23
Un puntazo me largó,
pero el cuerpo le saqué,
y en cuanto se lo quité,
para no matar un viejo,
con cuidado, medio de lejos
un palazo le asenté.
Y como nunca al que manda
le falta algún adulón,
uno que en esa ocasión
se encontraba allí presente,
vino apretando los dientes
como perrito mamón.
Me hizo un tiro de revuélver
que el hombre creyó siguro;
era confiado y le juro
que cerquita se arrimaba,
pero, siempre en un apuro
se desentumen mis tabas.
El me siguió menudiando
mas sin poderme acertar,
y yo, déle culebriar,
hasta que al fin le dentré
y ahi no más lo despaché
sin dejarlo resollar.
Dentré a campiar en seguida
al viejito enamorao...
el pobre se había ganao
en un noque de lejía.
!Quién sabe cómo estaría
del susto que había llevao!
¡Es zonzo el cristiano macho
cuando el amor lo domina!
él la miraba a la indina,
y una cosa tan jedionda
sentí yo, que ni en la fonda
he visto tal jedentina
Y le dije:-Pa su agüela
han de ser esas perdices.
Yo me tapé las narices,
y me salí esternudando,
y el viejo quedó olfatiando
como chico con lumbrices.
Cuando la mula recula,
señal que quiere cociar,
ansí se suele portar
aunque ella lo disimula;
recula como la mula
la mujer, para olvidar.
Alcé mis ponchos y mis prendas
y me largué a padecer
por culpa de una mujer
que quiso engañar a dos;
al rancho le dije adiós,
para nunca más volver.
Las mujeres, dende entonces,
conocí a todas en una;
ya no he de probar fortuna
con carta tan conocida:
mujer y perra parida,
¡No se me acerca ninguna!.
Canto XI:
A otros les brotan las coplas
como agua de manantial;
pues a mí me pasa igual;
aunque las mías nada valen,
de la boca se me salen
como ovejas de corral.
Que en puertiando la primera,
ya la siguen los demás,
y en montones las de atrás
contra los palos se estrellan,
y saltan y se atropellan
sin que se corten jamás.
Y anunque yo por mi inorancia
con gran trabajo me esplico,
cuando llego a abrir el pico,
tengaló por cosa cierta,
sale un verso y en la puerta
ya asoma el otro el hocico.
Y emprésteme su atención;
me oirá relatar las penas
de que traigo la alma llena;
porque en toda circustancia,
paga el gaucho su inorancia
con la sangre de sus venas.
Despues de aquella desgracia
me refugié en los pajales;
anduve entre los cardales
como bicho sin guarida;
pero, amigo, es esa vida
como vida de animales.
Y son tantas las miserias
en que me he salido ver,
que con tanto padecer
y sufrir tanta aflición,
malicio que he de tener
un callo en el corazón.
Ansí andaba como guacho
cuando pasa el temporal;
supe una vez por mi mal
de una milonga que había,
y ya pa la pulpería
enderecé mi bagual.
Era la casa del baile
un rancho de mala muerte,
y se enllenó de tal suerte
que andábamos a empujones:
nunca faltan encontrones
cuando un pobre se divierte.
Yo tenía unas medias botas
con tamaños verdugones;
me pusieron los talones
con crestas como gallos:
si viera mis afliciones
pensando yo que eran callos!
Con gato y con fandanguillo
había empezado el changango,
y para ver el fandango
me colé haciendomé bola,
mas metió el diablo la cola,
y todo se volvió pango.
Había sido el guitarrero
un gaucho duro de boca:
yo tengo paciencia poca
pa aguantar cuando no debo;
a ninguno me le atrevo,
pero me halla el que me toca.
A bailar un pericón
con una moza salí,
y cuanto me vido allí
sin duda me conoció;
y estas coplitas cantó
como por rairse de mí:
-Las mujeres son todas
como las mulas;
yo no digo que todas,
pero hay algunas
que a las aves que vuelan
les sacan plumas.
-Hay gauchos que presumen
de tener damas;
no digo que presumen,
pero se alaban,
y a lo mejor los dejan
tocando tablas.
Se secretiaron las hembras,
y yo ya me encocoré;
volié la anca y le grité:
-!Dejá de cantar... chicharra!y de un tajo a la guitarra
tuitas las cuerdas corté.
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le volví al punto a decir:
-¡Cuidado!, no te vas a per...tigo;
poné cuarta pa salir.
24
Gané en seguida la puerta
gritando:-!Nadies me ataje!y alborotado el hembraje,
lo que todo quedó escuro,
empezó a verse en apuro
mesturao con el gauchaje.
El primero que salió
fué el cantor, y se me vino;
pero yo no pierdo el tino
aunque haiga tomao un trago,
y hay algunos por mi pago
que me tienen por ladino.
No ha de haber achocao otro:
le salió cara la broma;
a su amigo cuando toma
se le despeja el sentido,
y el pobrecito habia sido
como carne de paloma.
Para prestar un socorro
las mujeres no son lerdas:
antes que la sangre pierda
lo arrimaron a unas pipas;
Ahi lo dejé con las tripas
como pa que hiciera cuerdas.
Monté y me largé a los campos
mas libre que el pensamiento,
como las nubes al viento
a vivir sin paradero,
que no tiene el que es matrero
nido, ni rancho, ni asiento.
No hay juerza contra el destino
que le ha señalao el Cielo,
y aunque no tenga consuelo,
¡aguante el que está en trabajo!
¡nadies se rasca pa abajo,
ni se lonjea contra el pelo!
Con el gaucho desgraciao
no hay uno que no se entone
!la menor falta lo espone
a andar con los avestruces
faltan otros con más luces
y siempre hay quien los perdone.
Canto XII:
Yo no sé qué tantos meses
esta vida me duró;
a veces nos obligó
la miseria a comer potro:
me había acompañao con otros
tan desgraciaos como yo.
¿Mas para qué platicar
sobre esos males, canejos ?
nace el gaucho y se hace viejo,
sin que mejore su suerte,
hasta que por ahi la muerte
sale a cobrarle el pellejo
Pero como no hay desgracia
que no acabe alguna vez,
me aconteció que después
de sufrir tanto rigor,
un amigo, por favor,
me compuso con el Juez.
Le alvertiré que en mi pago
ya no va quedando un criollo:
se los ha tragao el hoyo,
o juido o muerto en la guerra;
porque, amigo, en esta tierra
nunca se acaba el embrollo.
Colijo que jué por eso
que me llamó el Juez un día,
y me dijo que quería
hacerme a su lao venir,
y que dentrase a servir
de soldao de polecía.
Y me largó una proclama
tratándome de valiente;
que yo era un hombre decente,
y que dende aquel momento
me nombraba de sargento
pa que mandara la gente.
Ansí estuve en la partida,
pero ¿qué había de mandar?
anoche al irlo a tomar
vide güena coyontura,
y a mí no me gusta andar
con la lata a la cintura.
..............................
Ya conoce, pues, quién soy;
tenga confianza conmigo:
Cruz le dio mano de amigo,
y no lo ha de abandonar;
juntos podemos buscar
pa los dos un mesmo abrigo.
Andaremos de matreros
si es preciso pa salvar;
nunca nos ha de faltar
ni un güen pingo pa juir,
ni un pajal ande dormir,
ni un matambre que ensartar.
Y cuando sin trapo alguno
nos haiga el tiempo dejao,
yo le pediré emprestao
el cuero a cualquiera lobo,
y hago un poncho, si lo sobo,
mejor que poncho engomao.
Para mí la cola es pecho
y el espinazo es cadera
hago mi nido ande quiera
y de lo que encuentro como;
me echo tierra sobre el lomo
y me apeo en cualquier tranquera.
Y dejo rodar la bola,
que algún día se ha de parar...
tiene el gaucho que aguantar
hasta que lo trague el hoyo,
o hasta que venga algún criollo
en esta tierra a mandar.
Lo miran al pobre gaucho
como carne de cogote:
lo tratan al estricote
y si ansí las cosas andan,
porque quieren los que mandan,
aguantemos los azotes.
¡Pucha! si usté los oyera,
como yo en una ocasión
tuita la conversación
que con otro tuvo el Juez;
le asiguro que esa vez
se me achicó el corazón.
Hablaban de hacerse ricos
con campos en la fronteras,
de sacarla más ajuera,
donde había campos baldidos
y llevar de los partidos
gente que la defendiera.
Todos se güelven proyetos
de colonias y carriles,
y tirar la plata a miles
en los gringos enganchaos,
mientras al pobre soldao
le pelan la cucha... ¡ah, viles!
Pero si siguen las cosas
como van hasta el presente,
puede ser que redepente
veamos el campo disierto,
y blanquiando solamente
los güesos de los que han muerto.
Hace mucho que sufrimos
la suerte reculativa
trabaja el gaucho y no arriba
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Al punto salió de adentro
un gringo con un jusil;
pero nunca he sido vil,
poco el peligro me espanta;
yo me refalé la manta
y la eché sobre el candil.
25
De los males que sufrimos
hablan mucho los puebleros,
pero hacen como los teros
para esconder sus niditos:
en un lao pegan los gritos
y en otro tienen los güevos.
Y se hacen los que no aciertan
a dar con la coyontura:
Mientras al gaucho lo apura
con rigor la autoridá,
ellos a la enfermedá
le están errando la cura.
Canto XII:
MARTÍN FIERRO
-Ya veo que somos los dos
astillas del mesmo palo:
yo paso por gaucho malo
y usté anda del mesmo modo;
y yo, pa acabarlo todo,
a los indios me refalo.
Pido perdón a mi Dios
que tantos bienes me hizo,
pero dende que es preciso
que viva entre los infeles,
yo seré cruel con los crueles:
ansí mi suerte lo quiso.
Dios formó lindas las flores,
delicadas como son;
le dió toda perfeción
y cuanto él era capaz,
pero al hombre le dió más
cuando le dio el corazón.
Le dió claridá a la luz,
juerza en su carrera al viento,
le dió vida y movimiento
dende la águila al gusano;
pero más le dio al cristiano
al darle el entendimiento.
Y aunque a las aves les dió,
con otras cosas que inoro,
esos piquitos como oro
y un plumaje como tabla
le dió al hombre mas tesoro
al darle una lengua que habla.
Y dende que dio a las fieras
esa juria tan inmensa,
que no hay poder que las venza
ni nada que las asombre,
¿que menos le daría al hombre
que el valor pa su defensa?
Pero tantos bienes juntos
al darle, malicio yo
que en sus adentros pensó
que el hombre los precisaba
que los bienes igualaba
con las penas que le dió.
Y yo empujao por las mías
quiero salir de este infierno:
ya no soy pichón muy tierno
y sé manejar la lanza,
y hasta los indios no alcanza
la facultá de Gobierno
yo sé que allá los caciques
amparan a los cristianos,
y que los tratan de
cuando se van por su gusto.
¡A qué andar pasando sustos...!
alcemos el poncho y vamos.
En la cruzada hay peligros,
pero ni aun esto me aterra:
yo ruedo sobre la tierra
arrastrao por mi destino;
y si erramos el camino...
no es el primero que lo erra.
Si hemos de salvar o no,
de esto naides nos responde;
derecho ande el sol se esconde
tierra adentro hay que tirar;
algun día hemos de llegar...
después sabremos a dónde.
No hemos de perder el rumbo:
los dos somos güena yunta.
el que es gaucho ve ande apunta
aunque inora ande se encuentra;
pa el lao en que el sol se dentra
pueblan los pastos la punta.
De hambre no pereceremos,
pues, sigún otros me han dicho,
en los campos se hallan bichos
de los que uno necesita...
gamas, matacos, mulitas
avestruces y quirquinchos.
Cuando se anda en el desierto
se come uno hasta las colas;
lo han cruzao mujeres solas
llegando al fin con salú,
y ha de ser gaucho el ñandú
que se escape de mis bolas.
Tampoco a la sé le temo;
yo la aguanto muy contento;
MARTÍN FIERRO
La lírica es uno de los
géneros
literarios
fundamentales, es ritmo,
musicalidad, es expresión
de
sentimientos,
es
recuerdo, es belleza, es
misterio. El Martín Fierro
forma parte de la llamada
poesía literaria.
El autor es identificable,
no como en la poesía
tradicional que es anónimo,
y se transmite en forma
escrita, lo que asegura un
texto sin variantes.
Esta forma de poesía ha
florecido en todas las
culturas más tardíamente
que la tradicional. Por eso
puede a veces imitar las
composiciones
tradicionales
pero
se
diferencia de esta por el
modo de transmisión y el
autor identificable.
En
cuanto
a
la
MODALIDAD
DISCURSIVA,
encontramos
poesía
descriptiva, narrativa y
descriptiva.
Estas
modalidades no siempre
aparecen
claramente
diferenciadas,
pero
el
predominio de una de ellas
es
lo
que
permite
distinguirla y así poder
tipificarla.
En el caso del Martín
Fierro se "entremezclan"
estas tres modalidades: hay
conjuntos de estrofas en
que se describe el paisaje o
los
personajes,
otras
estrofas en que se narran
los acontecimientos que
conforman la historia, pero
también hay estrofas en que
se argumenta en torno de
alguna problemática.
La poesía gaucha, de la
que se nutre el Martín
Fierro, era anónima y
cantada
con
acompañamiento
de
guitarra (de allí el nombre
de "cantos" que Hernández
da a sus estrofas.
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porque a lo mejor del caso,
lo levantan de un sogazo
sin dejarle ni saliva.
26
Allá habrá siguridá
ya que aquí no la tenemos;
menos males pasaremos
y ha de haber grande alegría
el día que nos descolguemos
en alguna toldería.
Fabricaremos un toldo,
como lo hacen tantos otros,
con unos cueros de potro,
que sea sala y sea cocina.
¡Tal vez no falte una china
que se apiade de nosotros!
Allá no hay que trabajar,
vive uno como un señor;
de cuando en cuando un malón,
y si de él sale con vida,
lo pasa echao panza arriba
mirando dar güelta el sol.
Y ya que a juerza de golpes
la suerte nos dejó a flus
puede que allá veamos luz
y se acaben nuestras penas:
todas las tierras son güenas;
vamosnós, amigo Cruz.
El que maneja las bolas,
el que sabe echar un pial
y sentársele a un bagual
sin miedo de que lo baje,
entre los mesmos salvajes
no puede pasarlo mal.
El amor como la guerra
lo hace el criollo con canciones;
a mas de eso en los malones
podemos aviarnos de algo;
en fin amigo, yo salgo
de estas pelegrinaciones.
………………………………….
En este punto el cantor
buscó un porrón pa consuelo,
echó un trago como un cielo,
dando fin a su argumento;
y de un golpe el instrumento
lo hizo astillas contra el suelo.
-Ruempo -dijo-, la guitarra,
pa no volverme a tentar;
ninguno la ha de tocar,
por siguro tengaló;
pues naides ha de cantar
cuando este gaucho cantó.
Y daré fin a mis coplas
con aire de relación;
nunca falta un preguntón
más curioso que mujer,
y tal vez quiera saber
como jué la conclusión.
Cruz y Fierro de una estancia
una tropilla se arriaron;
por delante se la echaron
como criollos entendidos,
y pronto sin ser sentidos
por la frontera cruzaron.
Y cuando la habían pasao,
una madrugada clara
le dijo Cruz que mirara
las últimas poblaciones,
y a Fierro dos lagrimones
le rodaron por la cara.
Y siguendo el fiel del rumbo
se entraron en el desierto,
no sé si los habrán muerto
en alguna correría,
pero espero que algun día
sabré de ellos algo cierto.
Y ya con estas noticias
mi relacion acabé;
por ser ciertas las conté,
todas la desgracias dichas:
es un telar de desdichas
cada gaucho que usté ve.
Pero ponga su esperanza
en el dios que lo formó;
y aquí me despido yo
que he relatao a mi modo
males que conocen todos,
pero que naides contó.
EL MARTÍN FIERRO
TITULO
El título hace referencia al nombre del protagonista. Su nombre Martín se debe a que el autor
era de los pagos de Pedriel, en el partido de San Martín (Hernández había nacido en la estancia
de los Pueyrredón) y Fierro hace referencia al cuchillo inseparable del personaje.
José Hernández (1834-1886) compuso el Martín Fierro sobre las bases de una poesía
gauchesca ya firmemente establecida como género, lo que le permite introducir
innovaciones formales que en algunos casos, como el uso del monólogo en lugar del diálogo,
representan una vuelta a las raíces: un gaucho cantor que cuenta sus desventuras
acompañando su canto con una guitarra. Su obra logra ensamblar el discurso ideológico y
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busco agua olfatiando el viento
y, dende que no soy manco,
ande hay duraznillo blanco
cavo, y la saco al momento.
27
literario con una perfección que aúna las dos vertientes anteriores, la militante de Hidalgo y
el primer Ascasubi.
Estructura y síntesis argumental de la obra
El libro está dividido en dos partes tituladas "la Ida" y la "La vuelta de Martín Fierro".
“LA IDA” apareció en 1872 en forma de folleto barato, junto con otros escritos de
carácter programático y político. Consta de trece cantos donde se relata la vida de un
gaucho en la pampa argentina, su injusta detención, su dura vida en la frontera, las luchas
contra el indio, sus penurias y andanzas, su huida y retorno al hogar, que encuentra
Del canto I al canto IX el relato está a cargo del gaucho Martín Fierro quien asume así el
rol de narrador (en primera persona) de su propia historia. En el canto X, Martín Fierro es
sustituido como narrador para dar paso a un nuevo personaje y narrador: el gaucho Cruz,
quien luego de contar sus desventuras, emprende con Fierro el viaje a las tolderías de los
indios, en busca de refugio y de libertad.
“LA VUELTA” fue publicada en 1879 y consta de 33 cantos. Predomina el carácter
narrativo, alternando con el lírico y el dramático.
En esta parte, otra vez el protagonista invoca la memoria de sus oyentes y retoma la
narración de la primera parte. Narra entonces el cruce del desierto, la llegada a las tolderías,
la vida del indio en ellas hasta que, ya muerto su amigo Cruz por una epidemia de viruela, se
produce el episodio en el que Martín Fierro salva a la cautiva y huye hacia la civilización de
los "cristianos". En el canto XII, el lector advierte la presencia de varios personajes que lo
rodean: El Hijo Mayor, el Hijo Segundo, Picardía y, luego, el Moreno Payador. En el canto
XXXII, Martín Fierro brinda sus consejos de padre a sus hijos y después los cuatro se
separan, se dispersan. En el último canto del poema, escuchamos la voz de un narrador
externo a la historia, que enuncia las sentencias finales sobre el destino del gaucho y sus
desdichas.
La unidad entre la Ida y la Vuelta está lograda en dos planos: a) el plano del estilo y
del uso del lenguaje, que tienen características singulares similares en ambas partes del
poema; y b) el plano de la historia narrada (o DIEGÉTICO), uno de cuyos elementos de
articulación lo constituye la reaparición de los personajes de la Ida. Así tenemos el
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destruido, y su vida de matrero.
28
rencuentro de Fierro con sus hijos y el encuentro con Picardía, que es el hijo de Cruz, y el
Moreno Payador, que es hermano del moreno muerto en la primera pelea de Fierro (canto
VII, Primera Parte). Esta reanudación de acontecimientos narrados, además, se articula en
un tiempo de diez años.
Sumadas las dos partes, el poema tiene 7.210 versos divididos en 33 cantos ("La edá de
Cristo"). Los versos son octosílabos, verso tradicional y popular español, y predominan las
estrofas de seis sílabas (sextina). La estrofa usada en el poema es exclusivamente
"hernandiana". Se trata de una SEXTINA (estrofa de seis versos de arte menor) que no es la
tradicional. Esta originalidad en la versificación tiene que ver con las posibilidades que ésta
ofrece para reproducir el habla gaucha, con su falta de enlaces lógicos, su desconocimiento
de las reglas gramaticales y otros rasgos a los que Hernández se refiere en los prólogos de
las ediciones 1872 y 1879.
La figura del gaucho Martín Fierro
No existe consenso sobre el origen de la palabra gaucho, aunque la etimología más citada
es el vocablo quichua huachu ("huérfano") que habrían transformado los colonizadores
españoles ampliando también su significación a "vagabundo". Se llamaba "gauchos" a los
habitantes de las extensas llanuras a ambos lados del Río de la Plata y desde el límite con la
Patagonia, hasta el Estado de Río Grande del Sur de Brasil, por el norte. Si bien se aplicó,
generalmente, el nombre al criollo o mestizo de sangre española e india, más que una raza
señalaba un tipo de vida. Desde el siglo XVII, los gauchos recorrían libres la llanura,
dedicados a la caza del abundante ganado cimarrón. El caballo era su medio de transporte y
su más fiel compañero, y se mostraban habilísimos en el manejo de las boleadoras, el lazo y
el cuchillo durante las vaquerías.
El comercio de carne y cueros fue su sustento hasta que
la insaciable demanda de estos productos por parte de europeos y portugueses del Brasil, la
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Otra característica relevante del Martín Fierro: su versificación
29
competencia con los indios y el inicio de actividades agrícolas en la llanura diezmaron los
ganados cimarrones y alteraron para siempre su modo de vivir.
Ya entrado el siglo XIX, muchos gauchos participaron de las luchas por la independencia o
sirvieron en las filas de distintos caudillos federales; otros fueron forzados a ir a la frontera
a luchar contra el indígena o entraron a trabajar como peones en saladeros y en las primeras
haciendas. La palabra gaucho se cargó, entonces, de un valor ambiguo y se diferenciaron
dos tipos: el paisano gaucho, honrado, trabajador y respetuoso de la autoridad, que se
convierte en soldado o peón y el gaucho neto, jugador y pendenciero, que huye de la
disciplina y es desertor y delincuente.
Hacia 1880, el gaucho ha dejado de ser un hombre libre y su naturaleza ha sido doblegada
atraso contrario a la civilización. Paradójicamente, sus características de hombre
independiente, rudo pero leal, sencillo pero sabio, se volvieron valores arquetípicos del ser
argentino.
El contexto histórico-político
Para comprender el significado de la obra Martín Fierro en toda su dimensión, es
necesario situarse en la historia argentina desde 1852 a 1880.
Luego de la sanción de la Constitución Nacional, en 1853, comienza un periodo histórico
denominado de la "organización nacional". Entre otras medidas, durante esta etapa, los
gobiernos nacionales (básicamente durante la presidencia de Julio A. Roca) se proponen la
"Conquista del desierto", avanzando sobre el territorio ocupado por las tribus indígenas que
amenazaban los poblados y estancias con sus constantes malones.
"Por ello, el sistema de fronteras exigía permanentemente hombres y más hombres. Para
contemplar los cuadros siempre disminuidos, la provincia de Buenos Aires dictó la llamada
Ley de Vagancia que permitía a los jueces de paz calificar de "vago" a quien le pareciese e
incorporarlo así al servicio de frontera. (...)"3
Posteriormente, con el avance logrado en las tierras quitadas al indio, se posibilita la
entrada de los extranjeros, a quienes se les ofrece toda clase de facilidades, aun en
desmedro de las que podía gozar el nativo. Al mismo tiempo, comienzan a operarse grandes
transformaciones en el terreno político, económico y social. Se abre una etapa de progreso
3
Extraído de COLUCCIO, Félix, "Análisis Preliminar", en HERNÁNDEZ, José, Martín Fierro. Edición polilingüe, Buenos Aires,
Ediciones Latinoamericanas, 1973; p. XV.
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por el afianzamiento de una política y economía liberales, que lo ven como elemento de
30
que, poco a poco, va reflejándose en una nueva actitud del hombre de ciudad con respecto al
hombre de campo, una actitud despectiva y de menosprecio.
Para saber un poco más
El gaucho se opone pasivamente la agresión que recibe, no sólo de los ciudadanos sino
también de las autoridades que lo tienen en total desamparo. No está preparado para
defenderse por sí mismo pero encuentra a quienes están dispuestos a defenderlo.
Entre estos ubicamos a José Hernández quien, desde la banca legislativa y desde el
periodismo, intenta abrazar la "causa del gaucho". Luego escribe Martín Fierro, como su
última batalla.
y cuyas penurias denunció como político, como periodista y escritor. Esta posición crítica
respecto de la situación del gaucho, encarnada en el destino de sus protagonistas, está
presente en el poema.
Una reflexión final para compartir...
"Martín Fierro": obra maestra de la literatura
El Martín Fierro es la obra maestra de la literatura gauchesca. En ella se representa un
tipo humano, el gaucho, que si bien tiene rasgos individuales y un nombre y un apellido, se
proyecta con dimensión universal. La complejidad del poema, en consecuencia, radica en
esa perspectiva genérica e individual, local y universal, personal y arquetípica.
Fierro, como personaje, puede ser caracterizado como el payador, el gaucho pobre, el
matrero, el perseguido, el amigo, el desdichado, el consejero o el errante. Igual que los
grandes personajes de la literatura, cumple un destino azaroso y difícil en un mundo hostil
con el que podrá sentirse identificado el hombre de todos los tiempos.
A través del poema se siguen dos caminos paralelos que se funden íntimamente: la
historia (o aventuras que suceden al protagonista) y los sentimientos, pensamientos y
valores morales que ofrece todo carácter que se define en la acción. La validez y
universalidad del gaucho Martín Fierro radican, precisamente, en que Hernández consiguió
crear un personaje ficticio con todas las contradicciones, dudas, desventuras y alegrías
propias de un ser real. Como el Quijote, Ulises o Hamlet, el gaucho Martín Fierro trasciende
el plano meramente imaginativo para definir, a través de su destino, la personalidad de un
hombre desvelado por los sufrimientos y felicidades que dan trascendencia a una vida.
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Las desgracias del gaucho Martín Fierro son las de una clase social que el poeta defendió
31
Por otra parte, la intencionalidad del poema que denuncia las injusticias que sufre el
gaucho enriquece los valores de la obra en cuanto inserta ese destino individual en un
destino colectivo, en una sociedad determinada. José Hernández, mediante el uso del
lenguaje gauchesco, funde lo lírico en lo épico, lo popular con lo folclórico, lo individual con
lo colectivo y lo regional americano con lo universal.
PRIMER TRABAJO PRÁCTICO EVALUATIVO
Comprensión lectora
1)a) ¿A qué se dedica el gaucho Martín fierro? ¿Cómo es su vida y cómo está constituida su
b) ¿En qué circunstancias se lo llevan a la frontera? ¿De qué lo acusan? ¿Para qué lo reclutan?
c) ¿Qué denuncia el protagonista contra la autoridad?
d) ¿Por qué deserta del fortín? ¿Cómo encuentra su hogar al volver? En qué se transforma?
e) ¿Qué hechos delictivos comete?
f) Martín fierro es perseguido por una partida ¿Quién lo ayuda y por qué?
g) ¿Quién provocó la desdicha de este nueve personaje? ¿Por qué?
h) Quiénes son los tres narradores4 que aparecen en esta primera parte de la obra. Identifíquelos y
transcriba citas textuales que sirvan como ejemplo.
i) Transcriba diez palabras cuya escritura represente la variedad gauchesca y el registro oral.
Análisis
2) En el canto n° 2, recoja la información que da el texto acerca del gaucho: ¿con qué elementos
trabajaba?, ¿dónde vivía?, ¿cómo se vestía?, ¿qué cosas le gustaban? Elabore un texto
descriptivo.
3) En el tercer canto aparece la figura del indio. ¿Cómo se habla de los indios? ¿Cómo se los
caracteriza? Justifiquen la respuesta con citas extraídas del texto.
4) ¿Cómo se describe la vida en los fortines? Justifiquen la respuesta con fragmentos del texto.
4
el narrador es una ficción literaria, es la voz que cuenta el relato. El narrador puede ser externo al relato o interno –cuando este rol narrativo es
asumido por algún personaje de la historia. El narrador puede contar una historia que le sucedió a él o a otros. Su narratario, o destinatario de la
narración, puede ser un público virtual externo u otro personaje de la narración.
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familia?
32
5) ¿Qué sucede hacia el final de canto IV? ¿Cómo reacciona Fierro ante esta situación de
injusticia? ¿Qué hubiera hecho usted? ¿Es comparable con alguna situación de injusticia que haya
vivido?
6) En la voz de Fierro los indios son discriminados. ¿De qué modo? Reflexionen sobre los modos
de discriminación actuales: ¿quiénes son los discriminados y cómo se los discrimina?
7) Lea algunas tiras de Inodoro Pereyra, de Roberto Fontanarrosa. ¿Qué elementos son comunes
a la historieta y al poema? Releve en especial los elementos que aparecen asociados al gaucho
(lenguaje, vestimenta, paisaje)
escena como una crónica periodística.
9) En la época del poema, el matrerismo era un delito. Investigue en Internet sobre los conceptos
de rebelión, criminalización de la protesta y desobediencia civil. Escriba las definiciones de cada
uno y razone acerca de si la situación del gaucho se puede explicar por medio de alguna de estas
figuras. Explique su postura.
10) Seleccione uno de estos temas para elaborar un ensayo. A continuación se dan los temas y las
características de este tipo de textos
• Martín Fierro, Símbolo de identidad
• La discriminación y el prejuicio social.
nacional.
• La tradición.
• Identidad nacional, el sentimiento de
• Los derechos de los ciudadanos.
argentinidad
• La injusticia y la corrupción.
• La importancia de la literatura como
• La rebelión y la libertad.
transmisora de ideas, posturas y valores.
El ensayo breve
Se llama ensayo a un texto escrito en prosa, generalmente breve, que expone, analiza o
comenta un determinado tema (histórico, filosófico, político, literario, etc.) desde el punto
de vista personal y subjetivo del autor. Esta cualidad que caracteriza al ensayo suele
ser polémica porque, al ser la expresión del punto de vista personal de un autor, puede
generar la adhesión de sus destinatarios o, muy por el contrario, el rechazo hacia esa
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8) Relea los versos en los que Fierro se enfrenta con el moreno (canto VII). Luego, reescriban la
33
postura. Todo ensayo contiene reflexiones, comentarios, experiencias, y opiniones del
autor, que entran en conflicto con otras posturas.
CARACTERÍSTICAS

Estructura libre y extensión relativamente breve.

Composición en prosa.

Variedad temática.

Relativa profundidad en el tratamiento del tema, pues se dirige a un público

Estilo cuidadoso y elegante, con inclusión de citas textuales o de otros autores.

Amenidad en la composición, de estilo coloquial (usualmente se construye como
una “conversación imaginaria” entre el autor y el lector)
FINALIDAD
El ensayo busca:

Despertar el interés del lector hacia determinados temas que son expuestos y
discutidos por el autor y,

Exponer esos temas desde una visión personal y de manera creativa, para
persuadir y convencer al lector.
ESTRUCTURA
Si bien el ensayo no posee una estructura esquemática fija, porque es considerado un
género “abierto” debido a su variedad temática y a la fuerte carga subjetiva, podemos
reconocer en él tres partes:
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amplio.
34
Al escribir un ensayo, el autor tiene dos metas. En primer lugar, presentar al lector su visión
particular sobre un tema. En segundo lugar, comunicarla de la manera más clara, sólida y
atractiva posible.
Como escribir un ensayo no es tarea simple, se propone a continuación una serie de pasos que lo
ayudarán a pensar en su contenido, y en la forma de ordenar su texto.
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CÓMO ESCRIBIR UN ENSAYO
35
36
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EJE 2: MALVINAS Y DICTADURA MILITAR
“Sólo le pido a Dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente”.
León Gieco
LA CASA "ORDENADA" A COSTA DE LO QUE SEA
El 24 de marzo de 1976 se constituyó una Junta de Comandantes formada por el general
través de un golpe de Estado, al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón.
Entre los principales argumentos se encontraban el vacío de poder y la lucha contra la
subversión. Si bien era la Junta la que llevaba adelante el Golpe, el ejercicio de la
presidencia quedó en manos de uno solo de sus integrantes. Así desde 1976 a 1983 hubo
cuatro presidentes militares:
• Videla (1976-1981)
• Viola (1981)
• Galtieri (1981-1982)
• Bignone (1982-1983)
De esta forma se inició el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional
dentro del cual se disolvió el Congreso, las legislaturas y los concejos deliberantes; se
cambió la composición de la Corte y se reemplazaron las funciones legislativas de la Cámara
de Senadores y de Diputados por una Comisión de Asesoramiento Legislativo integrada por
nueve oficiales, tres por cada arma, encargada de redactar decretos-leyes.
Además, se suprimieron los derechos y garantías individuales expresadas en la
Constitución Nacional.
Así, el Poder Ejecutivo, en manos de la Junta de Comandantes, "en virtud de las
facultades que dictaminaba el estado de sitio" puso a su disposición a gran cantidad de
detenidos, imponiéndoles condenas sin formulación de cargos ni juicio previo, violando
sistemáticamente el derecho constitucional a la justa defensa.
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Jorge Videla, el almirante Emilio Massera y el brigadier Orlando Agosti que derrocaron, a
37
Por otro lado el gobierno suspendió las actividades
de lospartidos políticos, de los sindicatos, disolvió la
CGT y la CGE y suprimió el derecho de huelga. En
relación con la prensa llevó adelante un duro control
sobre los medios de comunicación.
Sobre la base de los principios de la Doctrina de la
Seguridad Nacional, durante el Proceso la violencia del
Estado sobre los ciudadanos avanzó hasta el punto de
Era decir, el terrorismo de Estado comienza cuando el Estado utiliza sus fuerzas armadas contra los
ciudadanos y –controlando la totalidad de las instituciones que dependen del Gobierno– los despoja de
todos sus derechos fundamentales y también de la vida. El Estado se convierte en terrorista cuando hace uso
de la tortura, oculta información, crea un clima de miedo, margina al Poder Judicial, produce
incertidumbre en las familias y confunde deliberadamente a la opinión pública. Frente a ese Estado, los
ciudadanos se sienten –y realmente era así– totalmente indefensos y sujetos al arbitrio de la voluntad de
quienes se han arrogado la autoridad.
ES UN MONSTRUO GRANDE...
Este es el contexto en el que actuó la dictadura más dura de la historia argentina,
impulsando como política de Estado –de un Estado terrorista– la violación sistemática de
los derechos humanos para salvar a la patria de la subversión.
En la puesta en práctica de esta política no sólo se apuntó a la guerrilla armada, sino
también a militantes, intelectuales, estudiantes, obreros, docentes y artistas considerados
"peligrosos".
La política represiva desarticuló y empobreció a la sociedad, la cual respondía dando
muestras de pasividad e individualismo.
Las frases "no te metas" y "por algo será…" ejemplifican aquella actitud social.
CARTA DE RODOLFO WALSH A LA JUNTA MILITAR
"...El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno
en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que
reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
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transformarse en terrorismo de Estado.
38
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del
que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como
ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba
señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde.
En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato
transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso
democrático donde el pueblo remediara males que ustedes
continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo
legitimarse en los hechos.(...) Quince mil desaparecidos, diez mil
presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son
habeas corpus han sido contestados negativamente en este último
año. (...) En un año han reducido ustedes el salario real de los
trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso
nacional un 30%, (...) Un descenso del producto bruto que orilla el
3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante,
una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en
sólo una semana de diciembre llegó al 9%, (...)
Éstas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer
llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser
perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos
difíciles".
Rodolfo Walsh. CI 2845022. Buenos
Aires, 24 de marzo de 1977.
CENSURA CULTURA Y
CONTROL SOCIAL
La censura en la época de la Dictadura
Militar era muy común, al contrario de
hoy en día, todo aquello que no fuera con
los pensamientos militares o que tuviera
algún
sentido
de
revolución
era
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las cifras desnudas de ese terror. (...) Más de siete mil recursos de
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censurado.
Llegó a la música, a la literatura, a los teatros y hasta a los cines. Pero también hubieron
muchos casos de desapariciones por escribir, por filmar, o por hacer otro tipo de cosas que
contradecía a los militares.
Las diversas juntas militares desplegaron acciones que, junto con el ejercicio de la
censura -mecanismo inmediato y directo de represión cultural-, constituyeron una
verdadera política de producción cultural. Tuvieron como objetivo construir e imponer un
proyecto basado en la afirmación de un modelo de país acorde con sus principios
morales e ideológicos conservadores, autoritarios y antidemocráticos.
El poderío militar necesitaba un sustento ideológico. Pensaban que sólo podrían
interno de convicciones de cada hombre”. Así lo sostuvo el Ministro de Cultura y Educación
nombrado hacia julio de 1978, Juan Llerena Amadeo: “Las ideologías se combaten con
ideologías y nosotros tenemos la nuestra”.
Para alcanzar dicho objetivo, una primera etapa consistía, por un lado, en la expurgación
de todo producto cultural o práctica, calificados como subversivos. Por el otro, la
intervención de las instituciones culturales más a mano: la escuela, los colegios y
universidades, y los medios de comunicación estatales.
Es probable que la etapa siguiente, de prevención y acaso de imposición de la ideología
materialmente dominante nunca haya llegado a consolidarse. Esto puede deberse, entre
otras razones, al final precipitado de esta dictadura por la Guerra de Malvinas y a las formas
de resistencia desarrolladas por ciertos sectores de la sociedad civil.
Ahora bien, no se trataba meramente de censurar sino de controlar desplegando una
tarea de investigación sistemática y planificada sobre todo y sobre todos, utilizando las
estructuras administrativas y políticas del Estado terrorista: un libro, un evento, un escritor,
un artista, un intelectual eran sometidos a una investigación y a un análisis que se volcaban
en registros o expedientes.
Estudios recientes de archivos de inteligencia revelan que, aunque no todo se prohibía,
todo se controlaba. Contrariamente a una creencia vigente hasta hoy, según la cual la
censura o la quema de libros eran actos más bien irracionales realizados por militares sin
conocimiento ni capacidad de evaluar las producciones culturales, los informes fueron
realizados por personal calificado según un plan sistemático, político, de represión y
producción cultural: se asignaron estas tareas a sociólogos, abogados, profesores de
universidades católicas y especialistas en diversas áreas del conocimiento.
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conseguirlo desarrollando un sistema capaz de incidir sobre “la mente humana, el sistema
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Todo valía a la hora de desplegar el terror sobre la sociedad civil:
muchos allanamientos destinados a secuestrar personas sospechadas por
su actividad política o gremial incluían inspecciones a bibliotecas; los
gobiernos municipales y provinciales elaboraban semanalmente listas
detalladas de libros prohibidos y se aplicaban las multas correspondientes
en caso de no respetarse las disposiciones o decretos. Se intervinieron
editoriales, se destruyeron y quemaron miles de libros; se difundió en las
escuelas la "Operación Claridad" destinada a relevar libros subversivos e
identificar a los docentes que los utilizaban; y se desmantelaron
bibliotecas públicas.
de Saint Exupèry (El principito), Julio Cortázar (Rayuela, Bestiario, etc.),
Margarita Belgrano (Los zapatos voladores), María Elena Walsh (Dailán
Kifki), Rodolfo Walsh (Operación Masacre), Stendhal (Rojo y negro), Eduardo Galeano (Las
venas abiertas de América Latina), Leopoldo Marechal (Cuentos
premiados), Mario Benedetti (Gracias por el fuego), Mariano Castex (El
país de Minotauro), Erich Fromm (Humanismo socialista), Enciclopedia
Salvat-Diccionario,
La cuba electrolítica (libro de Física censurado
porque contenía la palabra "cuba" en su título), los libros de Paulo Freire
en todas sus ediciones, entre muchos autores más.
En los medios de comunicación estaba prohibida la difusión en las
radios y darles trabajo en la televisión a los artistas considerados subversivos (Mercedes
Sosa, Atahualpa Yupanqui, Víctor Heredia, Alfredo Zitarrosa, Pepe Soriano, Luis Brandoni,
Norma Aleandro, etc.).
Durante el Proceso, la música rock estuvo relegada a una posición marginal. Se
prohibieron los grandes recitales y las actuaciones por televisión y radio. La industria del
disco fue cuidadosamente censurada, buscando pruebas de su versión. Según un informe de
1981, los censores prohibieron, por lo menos, 242 canciones. La situación cambia con la
Guerra de Malvinas, en 1982. Al prohibirse la difusión de música inglesa y norteamericana,
la música rock argentina empezó a llenar los canales de transmisión. Se realizó un festival
de rock en el club Obras sanitarias, que congregó a 60.000 personas.
El rock adquirió una legitimidad que le había sido negada en los primeros años de la
dictadura. Pero el propósito del régimen, de convertirla en expresión nacionalista y
oficialista, se trastocó rápidamente.
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Se prohibió la venta en las librerías de las obras literarias de Antoine
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El gobierno militar había perdido el control, de uno de sus recursos de represión. Las
letras de las canciones sembraban contradicciones en el espacio público.
CANCIONES CENSURADAS
Sólo le pido a Dios
Que la guerra no me sea indiferente;
Es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente...
Canción de Alicia en el país
Quién sabe Alicia este país
no estuvo hecho porque sí
"te vas a ir, vas a salir"
pero te quedas
dónde más vas a ir?
y es que aquí
sabés,
el trabalenguas, trabalenguas,
el asesino, te asesina
y es mucho para ti;
Se acabó ese juego que te hacía feliz.
Sobre el pasado y sobre el futuro
ruinas sobre ruinas
querida Alicia
Se acabó
Se acabó
Se acabó este juego que te hacía feliz.
Charly García, 1980. (fragmento)
ACTIVIDADES DE COMPROBACIÓN N° 2
1) detenga su mirada en estaS fotografías que se encuentran a continuación y trabaje a
partir de las siguientes preguntas:
a) ¿Qué o quiénes aparecen representados allí?
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León Gieco, 1982. (fragmento)
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b) ¿Cuáles de estos actores podemos reconocer por sus acciones de denuncia durante la
dictadura?
c) ¿Qué actores aparecen por primera vez?
d) Trabaje sobre la imagen de la organización H.I.J.O.S a partir de informaciones
existentes en libros, documentales e internet: ¿Qué es la agrupación H.I.J.O.S y cuáles
fueron sus formas de intervenir en la escena pública cuando el camino judicial contra los
(1)
(2)
(3)
2) La “Canción de Alicia en el país” de Serú Girán. Esta es una de las canciones que
podríamos decir que se repliega en la indeterminación de la metáfora y permite un espacio
de resistencia frente a la magnitud de la censura y la persecución. Busque otras canciones
(2 o 3) de las décadas de los 60 y los 70 que utilicen la metáfora u otras formas de elipsis
para referirse a cuestiones que, por la censura imperante, no pudieran ser aludidas de
modo directo en las letras.
3) La dictadura desarrolló una política represiva basada, entre otras cosas, en el temor y la
autocensura. Razone acerca de las expresiones “Por algo será” y “No te metas” y luego
responda:
a) ¿Quiénes y cuándo las utilizaban? ¿Para referirse a quiénes?
b) ¿Qué le parece que implica? ¿Se trata de expresiones que se utilizan hoy?
c) ¿En qué situaciones y para referirse a quiénes?
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represores estaba vedado?
43
MALVINAS: SENTIDOS EN PUGNA
“Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez
cara a cara, en unas islas demasiados famosas, y
cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel.
JORGE LUIS BORGES
Uno de los acontecimientos más significativos del régimen también tuvo como escenario
de embarcarse en una guerra respondió a la tentativa de los militares de perpetuarse en el
poder, ante un desgaste cada vez más evidente. La política económica comenzaba a mostrar
sus efectos negativos impulsando un malestar general que culminaría con una movilización
masiva el 30 de marzo de 1982 a Plaza de Mayo convocada por la Confederación General del
Trabajo (CGT). En el plano político, desde 1981, la mayoría de los
partidos políticos
conformaron una organización Multipartidaria que, en diálogo con la
Junta Militar,
buscaba la recuperación del estado de derecho. Pero ¿por qué apelar a la causa de Malvinas
para resolver el desgaste? Desde la implementación del golpe, una de las formas de generar
consenso y legitimar el terror, fue apelar a un discurso de carácter nacionalista. Del
repertorio de símbolos nacionales, la causa Malvinas había sido la que a lo largo del siglo
más adhesiones habían despertado entre las más diversas posturas políticas. Y, en líneas
generales, la población apoyó la recuperación de las islas efectuadas el 2 de abril de 1982:
hubo movilizaciones espontáneas y otras organizadas en diferentes lugares del país. Sin
embargo, el apoyo a la operación en Malvinas no implicó necesariamente un apoyo a los
jefes militares. Para muchos argentinos –incluso para quienes habían– Malvinas significaba
un símbolo del despojo imperialista y, por ende, una causa justa.
Sin embargo, a medida que transcurría la guerra y las afirmaciones triunfalistas que
transmitían los medios de comunicación se tornaban insostenibles, el clima favorable a la
recuperación de las islas devino en incertidumbre. Con la rendición final de las tropas
argentinas, en junio de 1982, esa incertidumbre se transformó en indignación y rechazo a la
Junta Militar. El régimen, finalmente, inició un proceso de desmoronamiento que finalizó
en la apertura democrática de 1983.
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el campo internacional: la guerra de Malvinas. Una interpretación sostiene que la decisión
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MALVINAS Y LITERATURA
Si las guerras tuviesen una causa justa, no habría guerra”, escribe León Tolstoi en La guerra
y la paz. Probablemente, la producción literaria acerca de los conflictos bélicos no sería tan
polémica, dolorosa y catártica.
A pesar de que la idea generalizada de los argentinos es que este enfrentamiento fue “justo”,
nuestra literatura sobre la Guerra de Malvinas es escasa y poco leída tal vez por la
sensibilidad que este tema y esta “causa” despiertan en nosotros a partir del trauma de la
pérdida de miles de vidas, del fracaso político y militar y de la fragilidad institucional que
dejó al descubierto ante nosotros y ante el mundo. La Guerra de Malvinas fue traumática y
su literatura es una fuente de minucioso desasosiego.
mantener encendida la memoria en homenaje a los muertos en ese conflicto que, como toda
guerra, es una herida colectiva siempre abierta.
A continuación leerá dos cuentos que fueron seleccionados de una antología escrita por
distintos autores (Eduardo Sacheri, Inés Garland, Pablo de Santis, entre otros) que
escribieron sobre un tema en común: La guerra de Malvinas. El libro se llama “Las otras
islas” y fue publicado en febrero de 2012 por la editorial Alfaguara.
Edgardo Esteban, un ex combatiente de Malvinas, fue el encargado de
escribir las palabras preliminares. En ellas cuenta un poco cómo fue la
guerra y algunas de sus consecuencias:
“ Cuando hoy repaso las historias que presencié en el ¨82, me cuesta
aceptar que fui un adolescente en un país en guerra, que estuve junto
a padres que miraban la televisión esperando enterarse del destino
de sus hijos, que seguían en los diarios la suerte de nuestros
hermanos en una tierra que parecía situarse en otro planeta -nuestros jóvenes llegando a
las Malvinas como astronautas a la Luna: sin máscaras de oxígeno ni traje para soportar
la falta de gravedad-, que escuchaba al almacenero o al mozo confesar su miedo a que los
ingleses bombardearan la Argentina. Es difícil concebir, cuando hoy miro una película de
guerra por la tele, que yo estuve sentado en silencio, en un living, mientras una madre y
un padre miraban el noticiero de una guerra real, donde su hijo era el único protagonista
que les importaba, y ningún guionista podía decidir su vida o su muerte. Solo el destino.”
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Es por ello que aunque duela recordar la guerra de las islas Malvinas, es importante
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ACTIVIDADES DE COMPROBACIÓN N° 3
1) Teniendo en cuenta las palabras preliminares de Edgardo Esteban y su recuerdo de
cómo vivió lo sucedido en Argentina durante la Guerra de Malvinas, escriba cómo vivió
usted ese acontecimiento que marcó a fuego la historia de nuestro país.
2) Lea atentamente el cuento “El puente de arena” de Liliana Bodoc y “Clase 63” de Pablo
de Santis. Luego responda las preguntas de comprensión lectora.
“El puente de arena” - Liliana Bodoc
b- Dentro del cuento hay metáforas:
c- ¿A que hace referencia el narrador cuando dice "Frutos dorados"?
d- ¿Que quiere decir con "Pájaros sin alas"?
e- ¿Porque las expresiones anteriores son metáforas?
f- ¿Porque el narrador dice "... porque no había nadie que supiera sus nombres"?
g- En el cuento hay una frase que dice: "Pero esos días había quedado atrás, tapados por
el humo de una guerra que él no entendía"
¿Porque no la entiende?
h- Explicar las posibles relaciones entre el epígrafe de Jorge Luis Borges y “El puente de
arena” de Liliana Bodoc
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a- Exprese desde su punto de vista porque el cuento se titula el Puente de Arena.
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El puente de arena
Liliana Bodoc
A veces, los cuentos son retumbos y destellos de hechos ciertos. Contamos lo que
ocurrió. Otras veces, los cuentos son pedazos de sueños. Contamos para que ocurra.
La guerra que estaba terminando se parecía a cualquier otra. Corrió la gente hacia el
horizonte pero el horizonte era un abismo. El campesino sacudió el árbol de naranjas y, en
vez de frutos dorados, cayeron pájaros sin alas. Se despertó una niña sobre un lecho
incendiado. Las fotos se quedaron solas porque ya no había nadie que supiera sus
nombres.
El prisionero caminó hacia la orilla del mar seguido de cerca por un soldado que lo
custodiaba. El soldado tarareaba una canción que el prisionero no podía comprender. Y,
aun así, pensó que aquella no parecía una canción de victoria.
Cuando llegaron a la orilla, el soldado señaló el agua. Por primera vez en muchos días
el prisionero tuvo ganas de sonreír. Con apuro desató los cordones de sus botas, se
descalzó y corrió hacia el mar sacudiendo los brazos tal como hacía cuando era un niño.
El prisionero había pasado su vida entera cerca del mar, en un sitio donde la tierra era
de arena. Y hasta que la guerra llegó a la pequeña aldea de pescadores, fue feliz con su
amada, su red y su bote.
Pero esos días habían quedado atrás, tapados por el humo de una guerra que él no
entendía.
El prisionero regresó a la orilla. El soldado le miró la ropa empapada y alzó la cara al
cielo como diciendo que aún había tiempo para estar al sol.
Entonces, el prisionero se arrodilló sobre la arena húmeda y comenzó a levantar una
montaña.
Sus castillos de arena eran famosos y celebrados en su aldea. Los pescadores se
juntaban a su alrededor para verlo trabajar. Y cuando la obra estaba terminada esperaban
juntos, comiendo pescado frito y tomando cerveza, hasta que la marea la deshacía.
El soldado se acercó al prisionero con andar lento, procurando disimular su curiosidad.
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El soldado fue tomado prisionero en los últimos días de la guerra. Y aguardaba su
destino en un campamento enemigo situado muy cerca del mar. Ese mismo amanecer
había escuchado los sonidos de una escaramuza lejana. Sin embargo, no alentaba
esperanzas en su corazón. Nadie vendría a rescatarlo... Pertenecía al ejército derrotado, y
sólo podía recordar muertos.
47
Su sonrisa desdeñosa escondía un recuerdo de veranos fríos, junto a un mar que no
quería jugar con los hombres. Quizá por eso, su abuelo le había enseñado a levantar
castillos de arena que no se comparaban con ningún otro. Luego esperaban juntos,
abrazados para darse calor, hasta que llegaba la marea.
El soldado observó la obra del prisionero. Al parecer, ese hombre sabía lo que estaba
haciendo. Pero, por mucho que se esforzara, su castillo jamás alcanzaría el esplendor de
aquellos que su abuelo le había enseñado a construir.
El prisionero erguía una torre y el soldado trazaba pasadizos. El prisionero levantaba
escaleras. El soldado, rampas zigzagueantes. Con minaretes y campanarios, crecieron los
castillos de arena blanca. Y nadie, ni el mar mismo, hubiese podido decir cuál de los dos
era más bello.
El prisionero terminó de moldear la última torre.
Y
supo que ya no podía hacer otra cosa.
El soldado se sacudió las manos... Eso era todo.
Los hombres se miraron en silencio. Muy pronto llegaría la marea a barrer la playa.
El prisionero y el soldado entendieron que solamente había un modo de lograr que la
arena se hiciera inolvidable.
No es posible saber cuál de los dos sonrió primero.
Y acaso no importe.
Pero de ambos lados comenzó a avanzar un puente. Un magnífico puente de arena que
unió dos castillos y a dos hombres a orillas de la guerra.
En Amigos por el viento, Buenos Aires, Alfaguara, 2008.
LILIANA BODOC
Nació en la ciudad de Santa Fe el 21 de julio de 1958. Siendo muy pequeña se trasladó con su
familia a la provincia de Mendoza. Cursó la Licenciatura en Li¬teraturas Modernas en la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. Ejerció la docen¬cia durante algunos
años. Su primera novela, Los días del Venado (primera parte de la trilogía épica fantástica La Saga
de los Confines), fue editada en el año 2000 y reci¬bió los siguientes galardones: Primer premio de
narrati¬va 2001 de la Fundación "Fantasía Infantil y Juvenil"; Distinción del IBBY (Internacional
Board on Books for Young People), 2001; Distinción White Ravens, 2002, otorgada por la
Internationale Jugendbibliothek (Ale¬mania); Premio Calidoscopio (Venezuela), 2003.
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Animado por los recuerdos, y deseoso de ganar otra batalla, el soldado comenzó su
propio castillo.
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En octubre de 2002 se editó Los días de la Sombra, que recibió el Premio Calidoscopio
(Venezuela) en la categoría de Ganadores Juveniles 2003.
Su libro de cuentos Sucedió en colores (2004) recibió la recomendación del jurado del concurso
Fundalectura, y Reyes y pájaros fue recomendado por el Banco del Libro de Venezuela como uno
de los mejores libros de 2008. Tam¬bién ganó la séptima edición del Premio de Literatura In¬fantil
El Barco de Vapor (2008) que organiza Ediciones SM de la Argentina con su novela El espejo
africano.
CLASE 63
Un sábado de febrero de 1982 entré en la peluquería que estaba enfrente de mi casa. Los
peluqueros eran dos: Alberto y Luigi. Alberto era argentino y cortaba muy bien. Luigi era italiano
(había venido a Buenos Aires en 1946, meses después del fin de la guerra) y cortaba muy mal. Todos
los clientes querían atenderse con Alberto. Yo prefería con Luigi, para no tener que esperar. Esa
mañana pasé frente a los tres clientes que esperaban a Alberto y me senté en el sillón siempre vacío
de Luigi:
—Rapado, por favor.
—¿Rapado?
—Me llegó la carta del servicio militar. El lunes tengo que presentarme en el cuartel.
Entre peluqueros y clientes hubo un murmullo equidistante entre la compasión y un vago
orgullo viril, del tipo "en la colimba se hacen los hombres". Pero pronto la conversación volvió a su
cauce natural: el fútbol.
Alberto hablaba todo el tiempo, siempre de Independiente. Luigi no hablaba nunca, excepto
cuando decía su frase de cabecera. Gramaticalmente eran tres frases, pero podemos considerarla solo
una. Todos los pequeños problemas y preocupaciones de los clientes quedaban aplastados por esa
sentencia. ¿Quién se hubiera atrevido a discutirle? La charla interminable de Alberto nos hablaba de
los pequeños placeres y percances que hacen nuestra vida. La frase única de Luigi nos recordaba el
feroz peso de la Historia. Había que escuchar a uno y a otro para tener una mirada equilibrada sobre
el significado de las cosas.
Esa mañana alguien se quejó de cuánto costaba la platea en River y agregó que no podía llegar a
fin de mes, aunque febrero fuera tan corto. Alberto suspiró con fastidio: ese paso del fútbol a la
realidad le iba a dar pie a Luigi para salir de su silencio y decir su frase, que desanimaba a todo el
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Pablo de Santis
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mundo. Así fue. Luigi, sin apartar sus ojos de mi ya despoblada cabeza, dejó caer su sentencia de
siempre:
—Ustedes no saben lo que es el hambre. Ustedes no saben lo que es el frío. Ustedes no saben lo
que es la guerra.
El lunes siguiente antes del amanecer fui en tren hasta el cuartel, en Ciudadela. Era el GADA 101.
Ya no existe, GADA quería decir Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea. Debíamos ser unos
doscientos. La mayoría nos habíamos rapado, y otros tuvieron que pasar por los peluqueros del
ejército, tres soldados clase 62 que se ensañaban con los novatos. Nos entregaron un bolso grande,
un uniforme de combate (color verde), un uniforme de fajina (color marrón), un par de zapatillas
Flecha y un equipo de vajilla de aluminio, abollado por generaciones de soldados. Cuando nos
llevaron a elegir borceguíes, los que quedaban eran muy chicos o muy grandes. Tuve que elegir un
45, cuatro números más grandes que mi pie.
—Rápido, señoritas, rápido —alentaba un cabo.
Nos llevaron en camiones hasta un campo en Ingeniero Maschwitz. Nos separaron en dos
grandes grupos y estos a su vez en pelotones de ocho soldados cada uno. Armamos las carpas de
lona vieja bajo unos altos eucaliptos.
El segundo día me hice amigo de Aguirre, que vivía en Flores y al que también, como a mí, le
gustaban los libros. No podíamos leer, por supuesto, pero al menos podíamos conversar de los libros
que habíamos leído. Una mañana le señalé a dos soldados que yacían en el suelo, a unos veinte
metros del campamento. Estaban boca arriba, las manos y los pies separados y atados a estacas, como en una ilustración del Martín Fierro. Aguirre dijo que si él tenía que pasar todo el día al sol,
inmóvil, con las hormigas caminándole por la cara, se moría. Pero entonces se oyó una voz serena y
segura.
—Esos dos son clase 62. A nosotros no nos pueden estaquear.
—¿Por qué no?
—Somos clase 63, técnicamente no somos soldados, somos reclutas. Nos vamos a convertir en
soldados recién el 20 de junio, cuando juremos la bandera. Entonces sí van a poder estaquearnos.
El que hablaba era Pedro Lañes. Más alto que Aguirre y yo, lo que no quiere decir que fuera
alto. Era uno de los pocos que había terminado el secundario, y pensaba estudiar para contador.
De otros castigos, según aprendimos los días siguientes, no podíamos escapar: cavar pozos en
medio de la noche, recibir patadas de cabos y sargentos, aplaudir cardos. Pero Lañes nunca tomaba
aquellas cosas como algo personal:
—Es una parte de la vida. Se pasa.
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Silencio. ¿Qué podíamos decir nosotros, los que no conocíamos el hambre, el frío, la guerra?
Pronto Alberto tiró el nombre de algún borroso defensor de Independiente y la conversación revivió.
50
Una tarde, en un milagroso minuto de paz, mientras cosíamos las medias rotas y reponíamos
botones caídos, Lañes nos preguntó con aire confidencial a Aguirre y a mí:
—¿Se anotaron entre los voluntarios para el curso?
—¿Qué curso?
—Cañones antiaéreos. Empieza apenas volvamos al cuartel.
Nadie nos había hablado de nada. Aguirre susurró:
—Yo tengo mis razones para aceptar —dijo Lañes—. Las prácticas de fuego antiaéreo se hacen
en el grupo de artillería de Mar del Plata. En Ciudadela no tienen campos de tiro, ahí sí. Sueltan unos
grandes globos y les disparan con los cañones. Si acertás, te premian con días de franco.
—¿Y con eso qué? —preguntó Aguirre.
—Quiero conocer Mar del Plata.
Un sargento llamó a Aguirre para que fuera a la cocina a pelar papas. Lañes dijo en voz baja,
concentrado en el hilo y la aguja:
—Yo nunca vi el mar.
Me pareció milagroso que hubiera algo que no conociera y yo sí, algo frente a lo cual no sintiera
esa alarmante familiaridad con la que caminaba por la vida.
Durante un mes habíamos llevado los fusiles desde el amanecer hasta la noche. Llegó el día en
que hubo que cargarlos. Nos repartieron veinte balas a cada uno. Marchamos una hora hasta llegar al
campo de tiro. Primero con la rodilla en tierra y luego echados sobre el suelo les disparamos, con
viejos y averiados Fals de fabricación belga, a lejanos blancos. Un teniente felicitó a Lañes, que
había sido el mejor tirador de la compañía.
Al día siguiente volvimos al campo de tiro, esta vez para disparar con pistolas. Pero nunca
llegamos a hacerlo. Desde temprano oficiales y suboficiales habían estado conversando entre ellos.
En todo el día nadie nos había insultado ni pateado. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué de pronto nos
trataban sin furia ni desprecio, como si el invisible pecado que nos había llevado hasta allí hubiera
sido perdonado?
Con Aguirre consultamos a Lañes, que todo lo sabía.
—Acabamos de tomar Malvinas.
—¿Qué?
—Lo que oyen. Se suspende todo.
—¿La práctica de tiro?
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—Mi padre me dio un consejo: "Nunca seas voluntario para nada. Nunca confíes en ellos. Que
no se den cuenta de que existís".
51
Nos miró como a niños:
—La instrucción, el campamento, todo. Volvemos al cuartel.
Uno de los subtenientes que estaban a cargo de nuestra compañía nos reunió y confirmó la
versión de Lañes. Dio una pequeña arenga, pero se notaba que estaba nervioso. Otros oficiales, en
cambio, lucían exaltados, se abrazaban y reían. En silencio volvimos al campamento. Desarmamos
las carpas y subimos a los camiones. Cuando partimos, ya era de noche.
Poco después de la rendición me dieron la baja, igual que a casi todos los soldados del país.
Volví a la vida civil, dejé de afeitarme y de cortarme el pelo. Ya había empezado la primavera
cuando me encontré en la calle con Aguirre. Antes de que tuviera tiempo de preguntar, me dio la
mala noticia: Lañes había muerto durante uno de los últimos ataques ingleses, en las afueras de
Puerto Argentino.
—Fue poco antes de la rendición, en medio de una retirada. Habían estado tirándoles a los
aviones ingleses. Cuando los proyectiles daban en el blanco, no estallaban. Toda la munición estaba
arruinada. Lañes y un soldado clase 62 quedaron en la retaguardia. Estaban terminando de levantar
los equipos cuando una bomba los alcanzó.
Yo tenía diecinueve años: no pensé en padres o hermanos, no pensé en la red que une a cada uno
con los demás, en el daño de una muerte en otras vidas. Ni siquiera pensé en el otro caído, el soldado
clase 62. Pensé en la muerte de Lañes como un hecho aislado, como si hubiera ocurrido en el interior
de un laboratorio o en la superficie de un planeta distante.
Con Lañes la frase del peluquero Luigi no se cumplía. Él sí había conocido el hambre, el frío y
la guerra.
—Le dije que no se ofreciera de voluntario —dijo de pronto Aguirre—. Que nunca confiara en
ellos. El, que sabía todo, ¿cómo no sabía eso? ¿Por qué aceptó?
La pregunta no era para mí. No era para nadie. Igual respondí:
—Quería conocer el mar.
“Clase 63” - Pablo de Santis
1) Explique por qué el cuento se titulo “Clase 63”
2) ¿Quiénes son los personajes principales?
3) ¿Qué otros personajes intervienen el relato?
4) ¿Cuáles eran las tres frases gramaticales de cabecera del Luigi, el peluquero?
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Mientras en las tapas de los diarios y en la televisión sólo había noticias de triunfos, en el cuartel
había constantes rumores de desastres y de muertes. No podíamos saber nada con certeza: no lo
teníamos a Lañes. Todos los que sabían manejar los cañones antiaéreos habían sido movilizados.
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5) ¿Qué “castigos” recibían los de la clase 63?
6) ¿Cuál era el sueño de Pedro Láñez? ¿Pudo cumplirlo? ¿Por qué?
PABLO DE SANTIS
Nació en Buenos Aires en 1963. Es licenciado en Letras (Universidad de Buenos Aires). Ha
trabajado como periodista y guionista de historietas.
También es autor de las novelas para adultos La traducción (1998), Filosofía y Letras (1999), El
teatro de la memoria (2000), El calígrafo de Voltaire (2001), La sexta lámpara (2005), El enigma de
París (2007), Premio Plane-ta-Casamérica y Premio de Novela de la Academia Argentina de Letras, y
en 2010 publicó Los anticuarios.
SEGUNDO TRABAJO PRÁCTICO EVALUATIVO
Este trabajo cuenta con opciones para su elaboración ya que podrá escribir un ensayo
sobre una temática determinada o realizar un análisis literario a partir de una de las
novelas mencionadas al principio del módulo. Una vez presentado, se acordará una fecha
para su defensa oral.
De este modo, y con el módulo completo, accederá a la aprobación de la materia.
(Opción 1)
Escriba un ensayo sobre la “identidad del excombatiente” o Los pichiciegos: ¿Héroes o
antihéroes? basándose en el libro de Rodolfo Fowill “Los pichiciegos”.
(Opción 2)
Realice un análisis literario sobre la novela de Manuel Puig “El beso de la mujer araña” o
“Dos veces” junio de Martín Kohan. A continuación se da la guía de cómo abordar una obra
literaria.
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Escribió varias novelas para adolescentes, entre ellas: La sombra del dinosaurio, Enciclopedia en
la hoguera, Páginas mezcladas. En Alfaguara Juvenil publicó Lucas Lenzy el Museo del Universo
(1992), Las plantas carnívoras (1995), El inventor de juegos (2003), Lucas Lenzy la mano del emperador
(2006), Desde el ojo del pez (2008), El buscador de finales (2008) y El juego del laberinto (2011).
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LA OBRA LITERARIA COMO OBJETO DE ESTUDIO
¿Cómo analizar una obra litería del género narrativo?
En toda narración, se pueden analizar dos niveles: la historia y el discurso
HISTORIA: en la historia, un actor o conjunto de actores pasa desde una situación
inicial a una situación final. El proceso está constituido por una serie de hechos
que transcurren en un tiempo y en un espacio determinado. Los sucesos relatados
deben ser verosímiles, es decir, creíbles. En la historia, entonces, se puede señalar
la
superestructura
narrativa
(marco,
situación
inicial,
complicación,
DISCURSO: es la forma en que el autor presenta la historia a los lectores (tipo de
narrador utilizado, deformaciones temporales, modos del relato, etc.)
DATOS EXTRATEXTUALES
1 Ficha técnica del libro:
- Autor/a. Editorial.
- Lugar y fecha de edición.
- Cantidad de capítulos (si los tiene)
- Cantidad de páginas.
2. Biografía del autor
Busque referencias biográficas del autor (escritor) ubicándolo en la época histórica y el lugar
geográfico de pertenencia. Averigüe cuáles son algunas de sus obras más importantes.
Ubicar al autor le permitirá comprender mejor el contexto de producción de la obra: quién es la
persona que cuenta esta historia, qué lo motiva a contarla, que aspectos de su medio social, cultural,
económico, se reflejan en la misma.
ESTUDIO DEL TEXTO
Género: tipo y subtipo (por ejemplo: narrativo, novela policial)
Título de la obra: sus posibles significados. Es importante reflexionar acerca de los alcances
significativos del título de las obras, ya que ello permite, en muchas oportunidades, descubrir claves
insospechadas en una primera aproximación a la misma.
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resolución y situación final.
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a. LA HISTORIA
b. EL DISCURSO
1. Superestructura narrativa
Identifique la superestructura narrativa, es
decir, cuál es la situación inicial (en la que se
presentan el lugar, el tiempo y los personajes) y
cuáles son los conflictos y resoluciones que
hacen avanzar el relato. Preste atención al
argumento del texto. Recuerde que el
argumento de una narración es el conjunto de
los hechos que ocurren a los personajes en un
tiempo y lugar determinados.
Posteriormente,
reflexiones
sobre
la
situación final que sería el nuevo estado de la
situación inicial. No siempre es explícita, a veces,
el lector debe inferirla.
1. El narrador
El narrador no debe confundirse con el autor
o escritor. El autor utiliza para contar la historia
a un agente ficticio llamado narrador. Cuando
hay diálogos, el narrador cede la palabra a los
personajes
Tipos de narradores

Omnisciente: conoce totalmente los
hechos y los personajes, es decir, sabe todo
acerca de ellos, lo que hacen, piensan y
sienten. Narra en tercera persona.

Protagonista: cuenta los hechos que le
ocurren a él como personaje central. Emplea la
primera persona.

Testigo: toma distancia y narra los
hechos como observador o personaje
secundario. Cuenta sólo lo que ve u oye dando
libertad al lector par que complete la historia.
Puede usar la primera o la tercera persona.
. Usted, para reconocer el tipo de narrador,
puede preguntarse:
2. El o los tema/s: idea esencial que surge del
texto.
3. El espacio: lugar donde ocurren los hechos.
Se pude preguntar ¿En qué lugar (o lugares)
transcurre la historia? ¿Tiene alguna relevancia
que sea ese lugar y no otro?
4. El tiempo: que insumen las acciones en su
conjunto (un día, meses, etc.).
¿En qué tiempo histórico transcurre la historia?
¿Se aclara en el texto o está implícito?
• ¿La sucesión de hechos es cronológica? ¿Hay
retrocesos y avances? En caso afirmativo, ¿con
qué finalidad se dan esos saltos temporales?
5. Los personajes: es importante realizar un
inventario con las características principales de
cada uno. Las preguntas que usted puede
hacerle al texto son:
• ¿Cuál o cuáles son los personajes
principales (protagonista/s)?
• ¿Y los secundarios?
• ¿Qué relaciones se entablan entre el/los
protagonista/s y los personajes secundarios?
6. El modelo actancial: los personajes, no
importa cuántos sean, pueden clasificarse en
seis tipos de actantes. Los actantes son clases de
actores, agentes que con sus acciones hacen
¿Cuál es el punto de vista del narrador? ¿Se
mantiene el mismo punto de vista a lo largo de
toda la obra o cambia? ¿A qué pueden atribuirse
esos cambios?
2. El Estilo
La personificación es un recurso por el cual el
escritor otorga características humanas a los
objetos o a los seres inanimados.
• Las imágenes sensoriales representan
sensaciones visuales, olfativas, auditivas,
gustativas y táctiles.
• La comparación relaciona dos o más
elementos semejantes a través de nexos
comparativos. Uno de estos elementos es el real
(el que quiere describir el escritor), mientras que
el otro es el imaginado.
• La metáfora es una comparación entre un
término real y uno imaginado, sin el nexo
comparativo.
• ¿Qué variación del lenguaje se emplea? ¿Es
la misma para el narrador y para todos los
personajes?
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Argumento: es la organización del texto tal como se nos presenta, es decir, es el conjunto de los
hechos que ocurren a los personajes en un tiempo y lugar determinados.
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• ¿El vocabulario es complejo o los términos
son comunes, cotidianos?
•¿Se emplean recursos expresivos (metáforas,
personificaciones, etc.)?
9. Interpretación
Teniendo en cuenta el tema (idea esencial) se
puede encontrar el significado global de la
Objeto: lo buscado o deseado por el sujeto historia e interpretar qué conflicto ha querido
(puede ser un bien material o inmatierial: presentar el autor y cómo lo ha resuelto.
riqueza, poder, sabiduría, justicia, etc.)
Ayudante: es un ser u objeto que facilita la ¿Qué cree usted que quiso decir el autor al
acción del sujeto y lo ayuda a alcanzar su escribir esta obra?
objetivo.
Oponente: es un ser u objeto que obstaculiza o
impide que el sujeto realice su acción.
Destinador: es una abstracción que impulsa a
actuar al sujeto (la sociedad, la familia, el amor,
el odio, la venganza, etc)
Destinatario: es una abstracción que se
beneficia o se perjudica con la obtención del
objeto. Generalmente coincide con el actante
sujeto.
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avanzar el relato No necesariamente son seres
humanos: un animal, un objeto, podrían ser
actores. Todos los actores de un texto narrativo
pueden clasificarse en seis tipos, según su
“hacer”:
Sujeto: es el que busca o desea algo
(generalmente es el protagonista)
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