Eva Perón

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Índice
Documento . 1
Introducción . 2
Desarrollo . 3
Conclusión . 6
Índice . 7
Bibliografía . 8
Documentos de Eva Perón
Para mí los hombres y las mujeres de trabajo son siempre, y ante todo, descamisados. Y ¿qué son, para mí, los
descamisados? No puedo hablar de ellos sin que vengan a mi memoria los días de mi soledad en octubre de
1945.
Definir lo que es un descamisado sin volver a aquellos días es imposible, como tal vez no pueda explicarse lo
que es la luz sin pensar en el sol.
Descamisados fueron todos los que estuvieron en la Plaza de Mayo el 17 de Octubre de 1945; los que
cruzaron a nado el Riachuelo viniendo de Avellaneda, de la Boca y de la Provincia de Buenos Aires, los que
en columnas alegres pero dispuestos a todo, incluso morir, desfilaron aquel día inolvidable por la Avenida de
Mayo y por las diagonales que conducen a la Casa de Gobierno; hicieron callar a la oligarquía y a aquél que
dijo "yo no soy Perón"; los que todo el día reclamaron a gritos la presencia del Líder ausente y prisionero; los
que encendieron hogueras con los diarios de la prensa que se había vendido a un embajador extranjero por
treinta dineros ¡o tal vez menos!
Confieso que tengo una ambición, una sola y gran ambición personal: quisiera que el nombre de Evita
figurase alguna vez en la historia de mi Patria. Quisiera que de ella se diga, aunque no fuese más que en una
pequeña nota, al pie de capítulo maravilloso que la historia ciertamente dedicará a Perón, algo que fuese más o
menos esto:
`Hubo, al lado de Perón, una mujer que se dedicó a llevarle al Presidente las esperanzas del pueblo, que luego
Perón convertiría en realidades' Y me sentiría debidamente, sobradamente compensada así la nota terminase
de esta manera: `De aquella mujer sólo sabemos que el pueblo la llamaba, cariñosamente, Evita'.
Eva Perón, La razón de mi vida
Introducción
Para dar comienzo a este informe sobre Eva Duarte de Perón es importante desarrollar ciertos aspectos que
hacen al contexto histórico ya que más tarde influyeron directamente en cómo Eva accionó.
En lo que concierne a lo político, económico y social Argentina se encontraba bajo el poder de la oligarquía
terrateniente. Ésta se caracterizaba por su naturaleza conservadora y por moldear todo a su conveniencia sin
importarle los prejuicios que podía causar al resto del país.
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Eva nació dentro de esta sociedad. Sin embargo, ella pertenecía a las clases bajas, no a las dirigentes. Vivió el
desamparo y el desprecio que se realizaba con su clase social, lo que generó en ella un sentimiento de
repulsión y odio hacia la oligarquía. Su desprecio se puede evidenciar durante la primera presidencia de su
marido, Juan Domingo Perón: Eva desarrolló una tarea de asistencia social muy eficiente, desde la Fundación
que llevaba su nombre.
Mi hipótesis es que a pesar de que fue muy eficiente su política basada en la ayuda social, ésta no era
más que una manera de concentrar todo el poder en su figura. Su carácter ambicioso y autoritario le
permitió imponerse sobre aquellos que nada tenían, y lograr así acaparar todo el poder.
Eva, indiscutidamente, fue y sigue siendo una figura polémica y sigue capturada en la memoria de muchas
personas. Era una mujer de gran inteligencia y facilidad para la oratoria, supo ganarse el cariño de las clases
bajas favorecidas por su política, hasta el límite del fanatismo. Pero a su vez, gran cantidad de la población la
ha culpado de ambiciosa, resentida y hasta prostituta. Cada uno mira a Eva desde diferentes ángulos,
extrayendo su propia conclusión de cómo trascendió en la historia, y de qué manera. Maria Eva Duarte de
Perón, Evita bautizada así por sus seguidores rompió con los procedentes históricos y defendió una modalidad
nunca vista hasta entonces en el país.
Desarrollo
Antes de que Perón llegara al gobierno, y empleara su política asistencialista, en donde Eva se destacó, la
Sociedad de Beneficencia era la que se encargaba de ofrecer ayuda a los más necesitados. Esta asociación de
la Capital funcionaba desde 1859 y desde su Fundación fue dirigida por mujeres de la alta sociedad. Eva
Perón pretendía ser nombrada como presidencia honoraria de la Sociedad, ya que tradicionalmente se le
atribuía aquel cargo a la esposa del primer magistrado. Las mujeres de la alta aristocracia no le dieron el
gusto, con el argumento de que era aún muy joven para semejante puesto.
No obstante, en 1946 la Sociedad de Beneficencia perdió su autonomía, cuando Perón creó la Dirección
Nacional de Asistencia Social, la que colocaría a todas las instituciones de beneficencia bajo su dependencia.
Esta última empezó a funcionar en 1948 y era una medida que estaba de acuerdo con la política social de
ayuda de las clases bajas, que Perón había comenzado a practicar desde la Secretaría de Trabajo y Prevención
en 1953.
El 19 de junio de 1948, Eva Perón afianzó su poder sobre el terreno de lo social, y su acción por los demás se
plasmó en la Fundación Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, la cual iba a sustituir a las sociedades de
beneficencias. Grandes esfuerzos puso en dicha entidad. La Fundación de Eva obtuvo su personería jurídica el
8 de julio del mismo año, y a partir de 1950, por una auténtica aspiración política, la llamó Fundación Eva
Perón.
No obstante, Eva ya había comenzado con su proyecto asistencialista desde un organismo sin personería
jurídica, beneficiando a ancianas y a mujeres desamparadas. Desde aquella Cruzada de Ayuda Social se
concretaba su tarea en barrios de viviendas económicas. Eva se encargó de la creación de hogares para niños y
ancianos sin hogar, la construcción de hospitales, viviendas populares, la entrega de artículos de primera
necesidad a familias necesitadas, la distribución de juguetes a niños humildes y la provisión de trabajo a
desocupados.
Las donaciones a la Fundación llegaban masivamente, fundamentalmente de los sindicatos: Eva había logrado
despertar una euforia económica que cautivaba a todos. Sin embargo, ella no manejaba fondos propios. El
dinero que se requería provenía, principalmente, de un fondo instituido por un ministerio llamado Ministerio
de Hacienda−Obras de Ayuda Social.
Indudablemente, la ayuda que brindaba Eva era diferente a la caridad que se ejercía antes de que ascender
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Perón al gobierno. Los fondos que de las instituciones anteriores eran muy reducidos y se encargaban de la
subvención de tradicionales institutos. Mientras que la ayuda social de Eva se basó en la construcción de
hogares de tránsito, ciudades estudiantiles, clínicas de recuperación infantil, y su mayor inversión: la
construcción de mil escuelas en todo el país.
Es indiscutido que Eva Perón, en sus últimos años de vida, dejó numerosas obras de ayuda social; los pobres
pedían menos de lo que precisaban pero ella les daba más. Paralelamente a ese costado positivo, asomaba una
Evita autoritaria e interesada en dominar todo el poder.
Realizaciones pero también dominio, absolutismo, verticalidad () Encontraremos a Evita fijada en dos únicos
papeles: el que podríamos identificar con el rigor del rodete, y el () de los cabellos sueltos o bien, del amor.
El episodio conocido como la guerra de los caramelos, también refleja el autoritarismo de Eva:
En 1950 los fabricantes de los caramelos Mu−Mu quisieron cobrar sus dulces a la fundación, en lugar de
donarlos. Como consecuencia, el gobierno acusó a dicha fábrica de trabajar en deplorables condiciones de
higiene, por lo que se vieron obligados a clausurarla.
En 1948 las funciones que tenía Evita en el gobierno estaban fuertemente delimitadas: era la voz de Juan
Domingo Perón ante los descamisados, las mujeres, los humildes y en el siguiente año sería la presidenta del
Partido Peronista Femenino.
El 26 de julio de 1949 se reunió con las mujeres en el Teatro Nacional Cervantes, en donde dio un discurso
sobre el por qué las mujeres debían formar un movimiento político engendrado con la ley de voto femenino, y
cuál sería su contenido ideológico. Eva remarcó que la mujer era doblemente víctima de todas las injusticias y
que el principio principal debía ser la unidad en torno a la doctrina y la persona de Perón.
Para la mujer ser peronista es, ante todo, fidelidad a Perón, subordinación a Perón y confianza ciega en
Perón ().
Si Eva Perón hubiese querido ocuparse solamente de lo social, no se habría ocupado de ideas políticas de
importancia para el partido peronista. Sin duda, la aplicación del voto femenino favoreció a Perón
ampliamente, quien de esta manera continuaría con su segundo gobierno acompañado por Juan Quijano como
vicepresidente.
No obstante, Quijano falleció dos meses antes de asumir el cargo. En 1951 Eva fue postulada a la candidatura
a la vicepresidencia. Si bien, contaba con el apoyo de la Confederación General del Trabajo, renunció a este
cargo en un acto multitudinario en la Avenida 9 de Julio, debido a que no estaba en condiciones de ser
candidata por su grave enfermedad y porque Perón no estaba de acuerdo con aquella candidatura.
Compañeros, yo no renuncio a mi puesto de lucha. Renuncio a los honores. Yo me guardo (...) la esperanza
por la gloria y el cariño de ustedes.
Nueve días más tarde, Eva se dirigió hacia el pueblo, a través de un mensaje radiofónico anunciando su
renuncia.
Que de mí se diga, cuando se escriba el capítulo maravilloso que la historia dedicará seguramente a Perón,
que hubo al lado una mujer que se dedicó a llevar al presidente las esperanzas del pueblo y que, a esa mujer,
el pueblo la llamaba cariñosamente `Evita' () Y justo un mes después de haber afirmado el único nombre
realmente suyo por chiquito que fuera, Evita se metió en cama y empezó a morir.
Conclusión
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El trabajo de investigación previamente desarrollado, intentó demostrar que a pesar de que la obra solidaria de
Eva llegó a un sector de la sociedad desamparado y respondió a requerimientos tanto de afecto, atención y
seguridad, como de cubrimiento a las necesidades básicas su participación en el asistencialismo le permitió
acaparar todo el poder. Se dedicó a ayudar a Perón a que gane más apoyo entre los ciudadanos, pero también
demostró que ella tenía la suficiente capacidad para compartir la administración con su esposo gracias a su
carácter autoritario.
Bibliografía
Dujovne, Ortiz, Alicia, Eva Perón, la biografía, Editorial Aguilar, Buenos Aires, 1995.
Gambini, Hugo, Historia del Peronismo: El poder total (1940−1951), Editorial Planeta, Buenos Aires, 1929.
Navarro, Marysa, Evita, Editorial Planeta Espejo de la Argentina, Buenos Aires, 1994.
Cfr. Gambini, Hugo, Historia del Peronismo: El poder total (1940−1951), Editorial Planeta, Bs. As, 1929, p.
179.
Cfr. Ídem, p.180.
Cfr. Ibidem, p. 180 a 181.
Cfr. Navarro, Marysa, Evita, Planeta Espejo de la Argentina, Bs. As, 1994, p. 245
Cfr. Gambini, Hugo, ob. cit., p. 181 a 182.
Cfr. Navarro, Marysa, ob.cit., p. 252.
Cfr. Dujovne, Ortiz, Alicia, Eva Perón, la biografía, Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1995, p. 234
Ídem, p.210.
Cfr. Ibídem, p. 240
Cfr. Navarro, Marysa, ob.cit., p. 219 a 220
Cfr. Gambini, Hugo, ob.cit., p. 185.
Ídem, p. 193
Ibidem, p. 192
Dujovne Ortiz, Alicia, ob.cit., p. 273
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