Europa Napoleónica

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TEMA 4. LA EUROPA NAPOLEÃ NICA.
La causa o excusa de la guerras del Directorio (la doctrina de las fronteras naturales de las naciones, es decir,
la anexión de todo lo que hoy es Bélgica, incluyendo Amberes, y los paÃ−ses habitados por gente
germánica de la orilla izquierda del Rin que, como tierras del Imperio, dependÃ−an de Austria) impuso un
estado de guerra con las dos potencias europeas más fuertes de aquella época: Austria (porque con aquella
pérdida comenzaba a desmembrarse el Imperio) e Inglaterra (que no podÃ−a tolerar que la costa de
Flandes, por proximidad, fuera francesa). Esa idea de los lÃ−mites naturales mantuvo a Europa en constante
estado de guerra durante los agitados años del Directorio, el Consulado y el Imperio.
Las campañas de Italia y de Egipto proporcionaron al Directorio inagotables recursos y a Napoleón el
prestigio necesario para hacerse con el poder absoluto en 1802 (Consulado vitalicio) y coronado emperador en
1804.
Pero la pacificación interior y exterior no podÃ−an satisfacer los ambiciosos proyectos de Napoleón. Por
diversas razones (su espÃ−ritu romántico, deseo de liberación y posterior federación de los Estados
europeos, necesidad de una polÃ−tica de prestigio para mantener sus posiciones en el interior, ansias de
aniquilar el poderÃ−o inglés), puso en práctica una polÃ−tica expansiva, con la que pretendÃ−a erigirse
en dueño del mundo. [â Es de destacar la evolución polÃ−tica sufrida en Francia en apenas 15 años:
de los ideales revolucionarios (República), se pasa a la forma imperial del poder. El Imperio significó un
verdadero cambio (principio básico de la herencia monárquica, concordato con la Santa Sede,
rehabilitación de la antigua nobleza...) respecto a los ideales del perÃ−odo republicano. ¿Representaba el
imperio la desaparición de la herencia revolucionaria? No, según el art. 53 de la Constitución del año
XII (1804), que convierte al emperador en garante de las conquistas de la revolución: igualdad de derechos,
libertad polÃ−tica y civil, integridad del territorio, carácter irrevocable de las ventas de bienes nacionales.
La herencia revolucionaria se respeta, pero el modelo polÃ−tico se decanta definitivamente del lado de la
autoridad. En definitiva, Napoleón respeta los principios teóricos de la revolución, pero los atenúa al
servicio de la concentración de poder y por otra parte contribuye al resurgimiento de algunos valores sociales
de la monarquÃ−a (sÃ−ntesis del régimen antiguo y el nuevo)].
La polÃ−tica exterior de Napoleón presenta una triple dirección: la rivalidad con Inglaterra, el deseo de
entendimiento con Rusia y la alianza y unión con Austria. En la lucha por la hegemonÃ−a europea Inglaterra
es el enemigo inevitable; con Rusia ha de entenderse para no sostener al mismo tiempo guerras con una
potencia marÃ−tima (Inglaterra) y otra continental (Rusia); la alianza con Austria legitima el tÃ−tulo de
emperador ante las familias reales europeas gracias al matrimonio con Mª Luisa, hija del emperador
austrÃ−aco, en 1810.
Ante el creciente poderÃ−o de Napoleón y el perjuicio que puede causarle su polÃ−tica económica,
Inglaterra declara la guerra a Francia en 1803 (se rompe la paz de Amiens). Se formó asÃ− una tercera
coalición (1804-1806) contra Francia formada por Inglaterra (â deseo inglés de controlar las rutas
oceánicas), Rusia (â ambición por intervenir en Europa) y Austria (â que busca la preponderancia en
Italia y Alemania). La campaña de 1805 supone la gran derrota napoleónica en Trafalgar (que señala la
supremacÃ−a marÃ−tima de Inglaterra) y de las grandes victorias continentales francesas en Ulm y Austerlitz
(que supusieron el sometimiento de Austria).
Una cuarta coalición (Inglaterra, Rusia, Prusia) se forma contra Napoleón. La batalla de Jena (1806)
inutilizó a Prusia, y Rusia fue vencida en Friedland (1807). à sta última ocasionó el Tratado de Tilsit
entre Napoleón y el zar de Rusia, que supuso la cumbre del poderÃ−o napoleónico (â formación del
Gran Imperio francés y de los Estados federados).
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Tilsit somete Europa a Napoleón; únicamente Londres resiste. La derrota de Trafalgar de la escuadra
franco-española desbarató los planes napoleónicos de invadir Inglaterra, pero podÃ−a estrangularla
sometiéndola a un bloqueo comercial: por el decreto de BerlÃ−n de 1806, se prohÃ−be todo comercio con
Inglaterra cerrándole los puertos de Europa. Francia dominaba la costa de Holanda y del Canal y podÃ−a
imponer su voluntad a los estados de Italia, exceptuando a Nápoles; Bonaparte, sin embargo, se
comprometió a obligarle a no aceptar mercancÃ−as de bandera inglesa, y Rusia tenÃ−a que hacer lo propio
con los paÃ−ses escandinavos. El objetivo era hundir la economÃ−a inglesa, al cortarse al mercado europeo
(crisis de superproducción, paro, restricción del crédito, devaluación monetaria). En esta situación,
Inglaterra se verÃ−a obligada a firmar la paz. (â BLOQUEO MARÃ TIMO A INGLATERRA).
En los primeros momentos (1807-1808), el bloqueo a Inglaterra alcanza gran efectividad. El paÃ−s se salva
pasando a la ofensiva -bloqueo al continente-: por una serie de medidas, Inglaterra responde al decreto de
BerlÃ−n. Todos los paÃ−ses que lo aplican son declarados “bloqueados por Inglaterra”. Inglaterra se propone
privar a Europa de mercancÃ−as que le son imprescindibles: productos coloniales, materias primas,
maquinaria, etc. (â BLOQUEO CONTINENTAL).
Los europeos -a su cabeza los franceses- tratarán de reemplazar los productos coloniales por sustitutivos
(azúcar de remolacha en vez de caña) y las producciones inglesas por el desarrollo de una industria
continental (industria metalúrgica en Francia, Bélgica y el Rin). Pero no se tiene éxito y las zonas
industriales de Italia y Alemania serán gravemente perjudicadas. En 1809, a través de Rusia y Holanda, el
bloqueo estaba prácticamente roto.
El éxito inicial del bloqueo contra Inglaterra lleva a Napoleón a enviar un ejército a España (aliada
por el Tratado de Fontainebleau, 1807, en el que se establecÃ−a el reparto de Portugal y de sus colonias) para
invadir Portugal. Las tropas francesas instaladas en la penÃ−nsula constituÃ−an la fuerza militar más
importante de España. No fue difÃ−cil para Napoleón conducir a los reyes españoles a Bayona y allÃ−
obtener la abdicación de la corona de España de Carlos IV y Fernando VII, quienes renunciaron
(voluntariamente) a sus prerrogativas reales a favor del emperador, que nombró rey de España a su
hermano José. Todo ello provoca un alzamiento nacional que se inicia en Madrid el 2 de mayo de 1808.
Inmediatamente se extiende por otros puntos de la penÃ−nsula. El ejército napoleónico se vio hostilizado
por las guerrillas (que se apoyan en una orografÃ−a montañosa), por la ineficacia de la famosa estrategia
napoleónica al enfrentarse a un pueblo y no a un ejército, viéndose obligado a capitular en Bailén
(julio 1808). Napoleón decidió intervenir personalmente en España. La `Grande Armée' cruzó los
Pirineos y con relativa facilidad restableció la situación. En diciembre, Madrid capituló ante Napoleón,
quien pronto abandonó la penÃ−nsula para atender a los problemas que planteaba la formación de una
nueva coalición en Europa encabezada por Inglaterra y Austria. En Lisboa, los ingleses habÃ−an
desembarcado un ejército para hacer frente a las tropas francesas en España. La victoria de Napoleón
frente a los austrÃ−acos en Wagram dio como resultado un matrimonio: el de Napoleón con la archiduquesa
Mª Luisa, hija del emperador austrÃ−aco (Napoleón se divorció de Josefina debido a la infecundidad de
ella). El imperio francés parecÃ−a consolidado y aseguraba su continuidad con un futuro Napoleón II. Fue
entonces cuando Inglaterra se decidió por una polÃ−tica de desgaste, mediante el apoyo a españoles y
portugueses.
Mientras tanto, el zar Alejandro I rompe el bloqueo continental en 1810 y Napoleón decide invadir Rusia. La
desastrosa campaña de Moscú (debido en gran parte a la falta de abastecimiento y a las duras condiciones
climatológicas), emprendida en 1812 en plena Guerra de Independencia española, animó a las naciones
sometidas a sacudir sus cadenas. Las potencias europeas están ahora dispuestas a unirse frente al que
consideran una amenaza continental. En 1813, al tiempo que españoles e ingleses casi expulsan de la
penÃ−nsula ibérica a los franceses, los rusos reciben en Europa central el refuerzo sueco. Aunque
Napoleón consiguió las victorias de Lützen (mayo 1813) y Bautzen (mayo 1813), la deserción de
Austria fue seguida inmediatamente por la abrumadora derrota francesa de Leipzig (octubre 1813). Francia se
habÃ−a quedado sola. Los ejércitos aliados avanzan hacia Francia. Al fin, viendo a Francia invadida,
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Napoleón abdica en abril de 1814 y es recluido con guarnición en la isla de Elba. Pero en febrero de 1815,
Napoleón escapa y desembarca un mes después en Francia, con lo que se inicia el reinado de los Cien
dÃ−as. Su presencia en Francia produjo una revitalización de los núcleos revolucionarios, pero Napoleón
no se decidió a buscar el apoyo popular, sino que se proponÃ−a gobernar como antes de su abdicación, es
decir, como emperador.
Mientras tanto, una vez recuperado el poder, empezó la campaña de Bélgica, pero la batalla de Waterloo
(18 de junio de 1815), ganada por los ingleses y prusianos, dio al traste con las esperanzas de Napoleón, que
acabó sus dÃ−as en la isla de Santa Elena.
------oOo----La obra de Napoleón Bonaparte se iba a prolongar una vez desaparecido él de la escena polÃ−tica.
En primer lugar, la división territorial de Francia en departamentos, al tiempo que terminaba con unas
provincias ficticias, herencia de los tiempos feudales, darÃ−a a la nación gran estabilidad, por huir de
arbitrariedades y adaptarlas a regiones naturales.
En segundo lugar, el Código napoleónico, obra de su gran capacidad de legislador y administrador,
servirÃ−a de pauta a todos los códigos civiles redactados en la Europa del s. XIX (â derogaba todos los
derechos particulares y los privilegios feudales, y proclamaba la plena igualdad ante la ley, lo que constituÃ−a
el triunfo jurÃ−dico de la idea burguesa revolucionaria).
Por último, los movimientos de fronteras que provocarÃ−a con sus acciones militares tendrÃ−an honda
trascendencia: se puede decir que Suiza, Holanda y hasta cierto punto Italia son obra de Napoleón.
La larga fase de Revolución y de estabilización post-revolucionaria en Francia transformó en sus
fundamentos culturales y en sus comportamientos mentales y polÃ−ticos a toda Europa. En efecto,
Napoleón, que siguió primero el modelo de expansionismo revolucionario del año 1792 y luego del
Directorio, aceleró singularmente la destrucción del Antiguo Régimen señorial y absolutista en Europa.
Hasta 1807, la igualdad civil y la libertad individual (principales instrumentos de la destrucción de las
sociedades jerarquizadas y feudales) progresaron en todos los lugares por donde pasaron los ejércitos
franceses, gracias a la aplicación de la legislación inspirada en el Código napoleónico. La extensión de
los principios revolucionarios, entre ellos el de la soberanÃ−a nacional, revirtió en contra de Napoleón
cuando los pueblos dominados quisieron aplicarlos, que se movilizaron a menudo en nombre de los ideales de
libertad y soberanÃ−a nacional importados de Francia.
Nueva organización administrativa y fiscal:
• Basada en la capacidad económica del contribuyente.
• Codificación legislativa.
• Concordato con la Iglesia.
• Organización del sistema educativo.
• Principio de libertad de los campesinos y de la igualdad civil.
• Abolición de los particularismos estatales en Italia y Alemania.
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