Europa en el siglo XIX

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• Introducción
La Restauración fue un intento por parte de los países vencedores de Napoleón de borrar del recuerdo la
revolución liberal, queriendo dar la impresión de que nada había sucedido. Para ello se le devolvió su poder al
rey y al clero. Se rehizo el mapa de Europa y se invocó la legitimidad de la autoridad establecida y la jerarquía
tradicional, se volvió al poder ejercido por delegación divina. Se buscó la espiritualidad cristiana anterior por
su valor de acatamiento.
Aparentemente la Restauración devolvió el orden, pero la idea de regresar a lo que hubo anteriormente era
impracticable sin la fuerza. Tenían en contra, aparte del pasado, una revolución lenta y constante que
propiciaba el progreso económico y el crecimiento del tercer estado.
Restauración y Revolución se opusieron y se sucedieron a través de movimientos violentos hasta 1870.
• El orden internacional
Las potencias vencedoras (Austria, Rusia, Gran Bretaña y Prusia + Francia del Primer Tratado de París)
emprendieron una doble acción:
Definir el orden prescindiendo de errores y excesos de la revolución. Las ideas que definieron la Europa de la
Restauración fueron:
• Principio de legitimidad, el gobierno de los países corresponde a las dinastías tradicionales y su
poder, de origen divino, no puede ponerse en duda por una constitución. Napoleón sería un soberano
ilegítimo, impuesto por la fuerza y no por el derecho.
• Responsabilidad, que suponía la dirección de la vida internacional por las grandes potencias.
• Equilibrio, formulación de la historia diplomática europea y pacto del 1 de Marzo de 1814 por los
cuatro grandes aliado de Chaumont, que buscaba un justo equilibrio entre las potencias.
• Intervención, daba derecho a los grandes europeos a inmiscuirse en los asuntos internos de los
restantes países, porque el desorden de un país era foco de contagio para el resto.
Remodelar el mapa de Europa para garantizar su situación de potencias y el cumplimiento del orden
establecido. Supuso un conflicto entre los propios aliados.
• Se disputó acerca de Polonia, Alemania e Italia.
• Resurgían rivalidades entre Inglaterra y Rusia, Austria y Rusia y Austria y Prusia, hasta el punto de
firmar un pacto secreto de alianza entre Inglaterra, Austria y Francia el 3 de Enero de 1815.
• El desembarco del Napoleón en Cannes, en el mes de marzo, produjo una nueva unión del bloque
hasta su derrota definitiva en Waterloo (18 de junio de 1815) y su destierro a Santa Elena.
• Se adoptaron nuevas medidas diplomáticas. 26 de Septiembre de 1815, por iniciativa del zar
Alejandro I, se firmó un pacto entre Austria, Rusia y Prusia, la Santa Alianza, que buscaba el orden
internacional y una política cristiana basada en justicia, caridad y promesa de ayuda mutua.
Realmente no creaba obligaciones internacionales ni organización alguna, por lo que no hubo
problemas a la hora de firmar.
El 20 de noviembre se firmó el Segundo Tratado de París, que recortaba terriblemente a Francia por Saboya.
También se la sometía al pago de 700 millones de francos como indemnización de guerra y a permitir la
ocupación de su territorio por tropas extranjeras durante tres años mientras que la Cuádruple Alianza ejercía
control político sobre ella.
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La Cuádruple Alianza, instituyendo un sistema de conferencias y consultas mutuas, inauguraría la Europa de
los Congresos.
El Congreso de Viena no se había inaugurado, y no se inauguraría, pero los representantes europeos (216
delegaciones) se encontraban en la capital del Imperio de los Habsburgo. Negociaciones desde principios de
noviembre de 1814 hasta el 9 de junio de 1815. Su acta final estableció el estatuto de un continente
restaurado.
Ver mapa de la página 66, Europa e 1815.
Austria, gran potencia centroeuropea, representada por el Canciller Metternich, consiguió formar un bloque
coherente.
Rusia, gran potencia eslava de Europa oriental, representada por el ministro Nesselrode y por el propio zar
Alejandro I, retuvo Finlandia, arrebatada a Suecia, Besarbia, tomada a Turquía y dos tercios de Polonia,
catalogados por el congreso como reino autónomo pero cuyo rey era el zar. Sus expectativas de expansión
hacia el Báltico, área central, Balcanes y hacia el Mediterráneo, lo que les enfrentaría con Gran Bretaña.
Prusia, ministro Hardenberg, que consiguió su colocación entre los primeros estados de Alemania. Se
desplazaba hacia el Oeste.
Gran Bretaña, potencia atlántica de Europa occidental. En las negociaciones la representó Castlereagh y
consiguió el reino de Hannover, que daba buena posición el mar del Norte. Conservó islas en el mediterráneo,
de ruta a las indias y reforzó sus posesiones en Antillas, acentuando su control oceánico.
Francia, apareció como nuevo Estado con la restauración monárquica borbónica de Luis XVIII. El prusiano
Hardenberg pretendía recortarle más los territorios, pero esto no interesaba a las demás potencias, pues
significaba que Prusia sería demasiado poderosa. Además, una paz intolerable para los franceses podía ser
peligrosa, pues mantendría focos revolucionarios.
Confederación Germánica, se simplificó, quedando integrada por 39 estados, entre ellos uno que poseía un
imperio (Austria) y cinco reinos. Se regía por una Dieta con sede en Frankfurt.
Italia, quedaba bajo el gobierno de la dinastía Saboya, de los Borbones y del Papa.
El deseo de retornar a la Europa de la 1789 no se realizó en el aspecto territorial (cotejar mapa del cap. I con
el del cap. IV) como tampoco se practicó la política de equilibrio.
• El orden interno de los Estados
La acción revolucionaria de 25 años (1789 − 1814) había dejado huellas irreversibles:
• Régimen feudal desaparecido para siempre en las zonas asimiladas por Francia, en las de influencia y
Prusia.
• Ideas liberales de igualdad civil.
• Introducción de un código civil dejó asimilada la ideal del imperio de la ley.
• Reformas administrativas eficaces.
El poder del soberano se restauraba, pero se sabía que no era invulnerable. Esto dio lugar a la adopción de una
postura conciliadora, manifestada en la concesión de Cartas otorgadas, que reafirmaban la soberanía real,
pero limitada por una ley. Esto no se dio ni en Austria, Prusia, Rusia ni España
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• Los descontentos
El burgués aprovechaba el momento de calma para desarrollar sus negocios. Ni el campesinado ni los obreros
se oponían al poder restaurado. Sólo se mostraba amenazante la miseria y una minoría activa y vigilante.
Esta minoría era heterogénea políticamente. Esta élite tuvo que refugiarse en la clandestinidad a causa del
rigor político: masonería, carbonarios italianos, charbonnerie francesa, Liga de los justos alemana, Sociedad
del Norte y Sociedad del Sur rusas.
• La Revolución de 1820 y 1830
La minoría expresó su descontento en 1819 en las universidades alemanas y en 1820 la petición liberal de una
constitución parecía triunfar en España, resurgía en Portugal, en Nápoles, en Piamonte, en Francia y hasta en
Rusia, pero los ejércitos enviados por el Congreso de Verona acabaron pronto con la pretensión liberal.
En 1821 Grecia emprendió una guerra de Independencia frente a los otomanos, que conmovió a los
románticos europeos, igual que pasó en Hispanoamérica. El bloque de la Cuádruple Alianza empezó a
resquebrajarse: Gran Bretaña se opuso a la política de intervención en España y a partir de ahí su hostilidad
contra la Santa Alianza fue manifiesta. Fue la primera potencia en reconocer la independencia de los nuevos
países americanos y la primera en lanzarse a realizar reformas internas que la colocaron a la cabeza del
liberalismo.
En Julio de 1830 Francia emprendería acciones revolucionarias frente a Carlos X, que intentó anular la carta
constitucional de 1814 otorgándose a sí mismo todo el poder junto con la aristocracia. La protesta se dio entre
la burguesía, republicanos, grupos intelectuales heterogéneos, obreros y estudiantes. Al ser fuerzas dispares,
también lo eran sus fines:
• Cumplimiento de la carta de 1814.
• Establecimiento de una república democrática.
• Mejores condiciones de vida.
El triunfo de los primeros, que ofrecieron el trono de Francia a Luis Felipe de Orleans a cambio del
cumplimiento estricto de la Carta, supuso la reconducción y limitación de las consecuencias de las Tres
Gloriosas, jornadas callejeras del 27, 28 y 29 de Julio, lo que convirtió a París en foco de disturbios
republicanos siempre reprimidos.
La revolución de 1830 triunfó también en Bélgica, donde el movimiento se marcó por el nacionalismo,
acompañado por matices religiosos. La acción se centró en Bruselas durante Agosto, donde la burguesía
formó un gobierno provisional y una Asamblea Constituyente que proclamó la independencia del nuevo
estado cuyo régimen era la monarquía Constitucional.
Los nacionalistas polacos se levantaron contra Rusia a favor de la independencia, y tras diez meses
sucumbieron antes las tropas rusas que dejaron a Polonia sometida.
En 1831 la insurrección liberal se da en Parma, Módena y Romaña, pero las tropas austríacas restauraron el
orden con celeridad.
1830 fue una década en la que se puso de manifiesto que los gobiernos legítimos se mantenían por la fuerza
que ostentaban los austríacos y los rusos en sus áreas de influencia y reveló cómo las fuerzas políticas
emanadas de la Revolución salían a la luz de forma activa. Francia recuperaba protagonismo y Gran Bretaña
realizó en 1832 una reforma parlamentaria y muchos príncipes alemanes otorgaron constituciones. El avance
en el terreno de libertad e igualdad fue escaso.
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A esto se añade la fuerza que adquiría el nacionalismo, opuesto al reparto de Europa dado en el Congreso de
Viena. También se perfiló el debate pendiente desde 1793, el de obreros y campesinos con la clase media
minoritaria que había triunfado.
• La Revolución de 1848
La conjunción de una crisis económica desde 1846 y el descontento político hizo más extensos los
movimientos revolucionarios de 1848 y complejos.
Contó con un mayor apoyo popular que las de 1820 y 30, explicado por la grave situación económica, por el
crecimiento demográfico y por el avance industrial y urbano que, con la crisis, supuso un enorme sufrimiento
para el proletariado. El elemento activo fundamental, aunque corto en número, fue ese burgués que con el
progreso económico reivindicaba un papel en el Estado a la medida de su peso en economía. Por ello, los
movimientos en Europa Occidental fueron de mayor intensidad, mostrando precario el equilibrio político.
En Francia, el régimen instaurado por la monarquía de Luis Felipe marginaba de los asuntos públicos a las
clases populares y a un amplio sector de las clases medias que no viendo satisfecha su reivindicación de
sufragio, se sumó a la oposición. Se remarcaba la corrupción y falta de oportunidades para la juventud. El
republicanismo se fortalecía en París y por la centralización era de gran importancia la opinión de la capital.
La revolución de febrero de 1848 demostró los cambios políticos desde 1830. La clase trabajadora apareció
con un nuevo protagonismo; el vacío de poder propició la formación de un gobierno provisional integrado por
representantes del liberalismo más progresivo y por exponentes de incipiente socialismo, que proclamaron la
República el día 25 de febrero. La Segunda República adoptó el sufragio universal, libertad de prensa, de
reunión y la creación de talleres nacionales para garantizar el trabajo. Las elecciones de 1848 supusieron el
triunfo de las fuerzas liberales más moderadas que dieron marcha atrás en la política realizada por el gobierno
provisional, lo que provocó un alzamiento obrero en la capital duramente reprimido por el ejército. La
experiencia del 48 llevó al conservadurismo a muchos liberales, se temió el éxito de una revolución social que
aboliera la propiedad privada y se impuso la preocupación por el orden. Triunfó Luis Bonaparte en las
elecciones presidenciales de diciembre, como mal menor, desembocando a un Segundo Imperio tras un golpe
de estado que convirtió en emperador a Napoleón III.
En Italia los grupos liberales se alzaron con el fin de conseguir sistemas constitucionales y para terminar con
el predominio austríaco, planeando la unidad italiana. Se promulgó una Constitución, una República En meses
los ejércitos austríacos se hicieron con el triunfo mientras ocupaban Roma. El nuevo monarca mantuvo el
régimen liberal y la Constitución; el planteamiento de la unidad italiana quedó recogido en tres posturas:
• La del genovés Giuseppe Mazzini
Deseo de ser una nación, sin la centralización napoleónica ni la centralización administrativa exagerada. Se
busca ser una nación de hombres iguales y libres. Se cree en Dios y en el pueblo, no en el papa ni en los reyes.
Se busca la independencia.
• La del sacerdote de Turín, Vicenzo Gioberti
Confederación política bajo la autoridad moderadora pontificia. Esto acrecentaría la fuerza y poder de los
diversos príncipes sin perjudicar su independencia.
• La del noble piamontés, Cesare Balbo
Se busca la confederación. Engrandecimiento de la monarquía, encabezada por los Saboya.
Para sacudirse a Austria, Italia necesitaba el apoyo de una gran potencia.
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En Viena una insurrección liberal provocó la caída del canciller Metternich en marzo de 1848 y la concesión
de una Constitución. Otro motín logró la elección de una Asamblea Constituyente en lugar de la Carta
otorgada.
La caída de Metternich desencadenó insurrecciones en Bohemia y Moravia, no independentistas, sino con
afán de lograr un estatuto de autonomía dentro de un marco federal presidido por Austria.
Se dieron movimientos revolucionarios nacionalistas en Hungría, Galitzia y pueblos eslavos (croatas) que no
fueron masivos ni coordinados, lo que los hizo más fáciles de reprimir. Se logró, sin embargo, la abolición de
la servidumbre en la Europa central.
En la Confederación Germánica se combinaron:
• Revolución liberal en el marco de los estados, que llevó a regímenes constitucionales.
• Alzamiento nacional de carácter democrático y unitario, que consiguió la convocatoria de una Asamblea en
Frankfurt. Contó con representantes de diversos estados alemanes. Se manifestaron diferencias entre
liberales, partidarios del estado federal en que se restringiese el poder monárquico y se mantuviese el
emperador; los conservadores querían una mayor cohesión en política interior y militar; los demócratas,
entre ellos socialistas, proponían una República federal. No se llegó a ningún acuerdo en cuanto a reformar
internas por la oposición dada, pero sí tuvo un carácter nacionalista marcado.
Se volvió a la situación de principios de 1848, quedando el problema de la situación alemana aplazado. En el
Parlamento, pese a ello, se entrevieron dos soluciones: la unidad en torno a Prusia (Pequeña Alemania) o la
unidad en torno a Austria (Gran Alemania).
En 1814 Francia era invadida por ejércitos coaligados. París capitulaba en el mes de Marzo y el gobierno
provisonal, presidido por Talleyrand, se dispuso a pactar la paz. Napoleón abdicó sin condiciones el día 6 de
Abril y partió obligado hacia Elba. Este tratado es la paz pactada el 30 de Mayo e 1814, en el que Talleyrand
negoció la vuelta de Francia a sus fronteras de 1792 y la devolución del trono francés a los Borbones,
nombrando rey a Luis XVIII.
La europa de la restauración
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