- Encuentro nuevas Provinciales 23 sept – 23 Oct. 2007 Grottaferrata 22 de octubre 2007 EL CARISMA FMM HOY Y LA ANIMACIÓN DE LA PROVINCIA Hna. Anne de la Bouillerie, fmm PRÓLOGO - Antes de entrar explícitamente en el tema, quisiera resituar rápidamente nuestro Carisma fmm en la realidad más global de nuestra identidad y de nuestra Espiritualidad; esto nos ayudará a precisar el sentido en el que emplearemos estos 3 temas, y la relación que los une entre ellos en la unidad global de nuestra vida. - [Ver esquema Identidad-Espiritualidad-Carisma] - Estamos llamadas a vivir nuestro carisma religioso fmm hoy como miembros de la Iglesia y para ella. El hoy de la Iglesia forma parte de nuestra identidad como formaba parte de la identidad de las fmm en tiempos de María de la Pasión. En un primer tiempo evocaremos rápidamente este hoy, particularmente en lo que concierne el “carisma” de la vida religiosa. I – HOY I.1 –LA IGLESIA HOY a) EL HOY DE DIOS Todas hoy, junto con el pueblo de Dios, hacemos la experiencia de que la “reestructuración” – o la “¿revitalización?” – lanzada en la Iglesia por el Concilio Vaticano II se encuentra lejos de estar terminada; y la situación que resulta no siempre es cómoda… Como toda situación humana, conlleva sus sombras y su luces. En la caravana, unos – los sabios – avanzan a paso tranquilo; otros – los que tienen prisa – corren y quisieran correr todavía más de prisa; otros, al contrario – los angustiados – frenan tratando de volver atrás; los indecisos se encuentran “sentados entre 2 sillas”, y no sabiendo muy bien si tienen que avanzar o retroceder, oscilan. – En cada uno de los componentes de la caravana (laicos, clero, religiosos/as), pueden encontrarse todas estas actitudes. ¿Y entre nosotras?... A pesar de todo, el Espíritu Santo vela invisiblemente para que la caravana progrese sin romperse a pedazos, lentamente pero segura, como antiguamente el pueblo del Éxodo… Este hoy es el “kairos”, el momento favorable que el Señor nos da para tratar de profundizar un poco más nuestra vocación en medio y al servicio de este pueblo, vocación resumida en nuestro carisma, que en realidad está “en marcha”. b) UNA MIRADA AL CAMINO RECORRIDO ÚLTIMAMENTE Puede ser esclarecedor procurar comprender un poco, aunque sea rápida y esquemáticamente, lo que ha conducido la caravana-Iglesia hasta la etapa actual, un poco más de 40 años después del Concilio Vaticano II, no ha sido producto de una generación espontánea. De una cierta manera, ha sido la continuación, o el retomar del Vaticano I cuyos trabajos se interrumpieron por la guerra de 1870 (época de María de la Pasión). Una de las principales dificultades encontradas en el transcurso de este concilio, provenía sin duda del hecho que para luchar contra la influencia creciente del Protestantismo, la puesta en práctica del concilio precedente, el de Trento (1545-1563), en cierto sentido había puesto un poco tirantes las estructuras de la Iglesia Católica, haciendo que su pensamiento progresara con más dificultad. Mientras que el mundo seglar avanzaba en todo tipo de conocimientos, la Iglesia católica permanecía casi estática, incluido el campo de los estudios Bíblicos. De esta situación nacieron, entre otras, tensiones crecientes contra la jerarquía. - Vaticano I (1870) va a ocuparse de reafirmar la autoridad en la Iglesia y de definir la infalibilidad del Papa; pero la interrupción causada por la guerra no le permite avanzar delante. Y su representación global de Iglesia, en cuanto institución, queda la de Trento, y por consecuencia con una divergencia creciente entre la Iglesia oficial y el mundo moderno. De ahí que los fieles sienten dificultad de vivir la doble pertenencia: a la Iglesia y al mundo donde deben dar testimonio. Y cuando se abre el Concilio Vaticano II se constata corrientemente que la Iglesia se ha vuelto como una pirámide, muy firme en sus fundamentos pero muy estática. Probaremos a representar esta forma estructural de la Iglesia de antes del Vaticano II por un dibujo (por fuerza un poco caricatural…) {cf. Dibujo 1]. – Para dar una explicación rápida: El Espíritu Santo habla a la cumbre, que repercute peldaño a peldaño desde la jerarquía y el clero hasta la base; ésta tiene solamente el derecho/deber de obedecer… En cuanto a los religiosos/as su situación es la misma, pero separados del mundo. Afortunadamente el Espíritu Santo, que no se deja encerrar, ha producido libremente en los fieles de toda condición frutos de santidad; incluso, a partir de finales del siglo XIX, ha preparado poco a poco transformaciones estructurales futuras, particularmente con el nacimiento y desarrollo de la Acción Católica. - Vaticano II, trabajará, no sin dificultades ni reticencias, para volver a dar su honor a la noción evangélica enraizada en la Biblia, de la Iglesia Pueblo-de-Dios donde todos, en la diversidad y variedad de grupos de vida y de sus compromisos, están al mismo nivel. Juntos, guiados por el Espíritu, en seguimiento de Cristo de quien son testigos, están en camino hacia la Misión del Padre. El aspecto estructura e institución viene en segundo plano; está al servicio de esta realidad evangélica.1. Podemos comparar el 1er dibujo con un segundo [cf. Dibujo 2], evocando lo que la Iglesia del Vaticano II aspira a devenir: Iglesia Universal = Comunión de iglesias locales, - en comunión entre ellas y con el sucesor de Pedro. - en relación con las otras Iglesias cristianas hermanas – con las que esperan restablecer poco a poco una plena comunión. 1 Cf. los 2 primeros capítulos de la Constitución Dogmática Lumen Gentium. 2 Está reconocido que el Espíritu santo es libre de inspirar a quien él quiere en la Iglesia y también fuera. Esto supone que hay que discernir lo que realmente viene de Él. Cada Iglesia local está unida alrededor del Obispo miembro del colegio episcopal y centro de la comunidad. El es centro de unidad de los diversos componentes del pueblo a él confiado. Todos son responsables de la “casa común” en la complementariedad de los dones y la colaboración mutua, con la ayuda de los tres principales “servicios especializados” : Clérigos, laicos comprometidos, consagrados/as. La comparación entre los dos dibujos nos consiente adivinar un poco el esfuerzo inmenso de “reconversión” o de “reestructuración” que el cambio representa y de comprender – a veces a pesar de nuestras impaciencias – que esto lleva tiempo… Sin contar que los años continúan avanzando y que las transformaciones llevan a otros interrogantes… - … hasta desear a veces un Vaticano III… De hecho, si en la Constitución Dogmática Lumen Gentium, los obispos y los laicos, y éstos últimos igualmente en la Constitución Pastoral Gaudium et Spes, han tenido su parte bella, el resto del clero como los consagrados/as, tuvieron, también ellos su parte congrua. En la Lumen Gentium, de los 12 párrafos del capítulo 3 (consagrado a la estructura jerárquica de la Iglesia), 10 tratan de los obispos y de su colegialidad, 1 sólo habla de los sacerdotes y 1 de los diáconos. En cambio, los 9 párrafos del capítulo 4 se desarrollan de una forma muy novedosa y valorizan la identidad, la importancia y el rol de los laicos en la Iglesia y el mundo. Y Gaudium et Spes se ocupa enteramente de precisar la importancia del testimonio que dan los laicos en el mundo. En cuanto a los religiosos/as, han tenido su capítulo en la Lumen Gentium pero muy poco desarrollado (5 párrafos) y poco profundizados. Un Decreto sobre la vida religiosa: Perfectae Caritatis, jurídico en su naturaleza, que prescribe a cada Congregación una puesta al día de las Constituciones, permitió un avance no insignificante a un nivel más fundamental. Ello provocó un movimiento de búsqueda, gracias a: diferentes documentos del Magisterio, un Sínodo de los Obispos sobre la Vida Consagrada, encuentros inter - congregacionales a todos los niveles… Finalmente, en los textos del Vaticano II falta una verdadera reflexión sobre la armonización y la complementariedad de los compromisos específicos de las tres realidades eclesiales: laicos, clérigos y consagrados. - Después del Vaticano II poco a poco se ha constatado la puesta en acción de numerosas directivas conciliares en lo que concierne las nuevas estructuras participativas en la Iglesia: sínodos a todos los niveles, consejos variados etc. Se ha visto el alza espectacular de los laicos en varias responsabilidades y el renacimiento del diaconado a vida. Pero la disminución de las vocaciones sacerdotales y religiosas ha conducido en muchos lugares, por una parte a una reestructuración de las parroquias y a una búsqueda más profunda de las identidades y roles. Un 3er dibujo [cf. Dibujo 3] trata de sugerir gráficamente una de las problemáticas de la Iglesia de hoy, la de las parroquias. - Las parroquias que por falta de sacerdotes reagrupan alrededor de un mismo pastor un número creciente de localidades, existen y se multiplican en todos los continentes. No solamente el párroco no puede dar abasto con todo, sino que ni siquiera puede asegurar la Misa del domingo en cada iglesia. - Debe por ello colaborar mucho más que antes con los laicos, religiosos, religiosas, diferentes grupos de fieles y atribuirles actos que anteriormente cumplía solamente el sacer- 3 dote, incluida la animación de celebraciones eucarísticas, con el Pan y el Vino consagrados previamente en sus visitas periódicas. De esta manera han surgido grupos eclesiales con varias responsabilidades: consejo parroquial, administración financiera, animación, consejo pastoral, acompañamiento espiritual, el de los enfermos, celebraciones de funerales etc. Todos los estados de vida se encuentran colaborando con las mismas responsabilidades parroquiales. Se podrían multiplicar diferentes ejemplos a niveles de Iglesia. Tales situaciones, entre otras, contribuyen sin duda a quemar un poco las respectivas identidades de diferentes formas de compromiso en la alianza bautismal, cuyas causas igualmente posibles, veremos más adelante. Pero también podría darse que sea una ocasión favorable para que el Espíritu Santo despierte a unos y otros en una búsqueda más profundizada del sentido de sus respectivos compromisos. Vamos a centrarnos ahora en lo que concierne la vida religiosa en esta situación de crisis. I.2 – Hoy en Iglesia, la vida religiosa a) A PARTIR DE SIETE DOCUMENTOS RECIENTES DE RESPONSABLES RELIGIOSOS/SAS, que conciernen la situación y los desafíos de la vida consagrada de hoy, he tratado de evidenciar rápidamente algunas constataciones y orientaciones que de ello se desprenden. Se trata de los documentos siguientes: EN EL MARCO DEL 1er CONGRESO MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA (noviembre 2004) que se deseaba estar a la escucha de “lo que el Espíritu dice hoy a la vida consagrada”2: -(1) Las conclusiones del Congreso. EN EL MARCO DE LA ASAMBLEA PLENARIA DE LA UISG (mayo 2007), cuyo tema era: “Llamadas a tejer una nueva espiritualidad que genere esperanza y vida para toda la humanidad”3: -(2) El discurso de apertura de Sr. Therezinha Joana Rasera sds, presidente de la UISG. -(3) La conferencia del P. Thomas Hughes svd, sobre los temas de la asamblea. -(4) La conferencia de Sr. Katrina Brill rsj, sobre “ El ‘Hilo’ laicado” (a tejer). -(5) La declaración final. EN EL MARCO DEL 45º CAPÍTULO GENERAL DE LOS PASIONISTAS4: -(6) La conferencia del P. Felicísimo Martinez op, sobre “Una espiritualidad para la revitalización”. EN EL MARCO DEL CAPÍTULO GENERAL EXTRAORDINARIO 2006 DE LOS FRAILES MENORES, EN PREPARACIÓN AL 8º CENTENARIO DEL MOVIMIENTO FRANCISCANO (2009)5 -(7) La conferencia de Fr. José Rodríguez Carballo ofm, min. gen. sobre “Ensancha el espacio de tu tienda” b) BAJO UNA U OTRA FORMA, LOS ACENTOS PRINCIPALES SON LOS MISMOS (Ver algunos textos en Anexo p. 10 y ss.): b1) La primera constatación es la de un problema de sentido: lo que importa es volver a encontrar y profundizar el sentido del carisma de la Vida Consagrada, don del Espíritu para la Iglesia y para el mundo. – ¿Cuáles son su naturaleza y rol con relación a los otros compromisos en la Iglesia? … Entre otros problemas, las fronteras están confusas y el sentido oscurecido: entre el sacerdote y el celibato consagrado por el Reino, en los hombres; entre servicio socio-caritativo y testimonio propio de la vida religiosa en las mujeres. 2 Cf. http:// www.vidimusdominum.org Cf. http://www.uisg.org 4 Cf. Boletín de la Provincia pasionista de Cristo Rey – México, Año 2, nº 22, enero 2007. –original en español. 5 Cf. http://www.ofm.org 3 4 b2) Otro problema estrechamente unido al precedente: un debilitamiento de la fe, a menudo desconectada del encuentro personal y comunitario con Dios en su Palabra viva. Uno de los remedios se encuentra en un programa adecuado de formación permanente, que lleva a veces a una re-formación, pero también a un redescubrir el carisma religioso y el carisma de cada congregación. b3) Una de las causas de esta debilidad de la fe, se encuentra en una concepción activista de la misión, que ya no deja tiempo para la oración ni la profundización y el compartir de la Palabra. – Es necesario dejar tiempo libre para equilibrar la vida y encontrar la espiritualidad, el sentido carismático y profético del compromiso religioso para hoy… b4) Otra causa de debilidad de la fe y de la pérdida de sentido: la inmersión en la mentalidad consumista, individualista y hedonista de la sociedad actual. El redescubrimiento de la misión de Cristo, primero de todos los profetas, el compromiso profético en su seguimiento en este mundo querido por Él, que vino a salvarlo, debe pasar por una concepción renovada de los compromisos religiosos, significativos para hoy, en pobreza, castidad, obediencia y en la vida fraterna. b5) Una de las novedades del Espíritu, prometedora para el futuro y que es una oportunidad que no se debiera dejar pasar para la Iglesia y la misión es hacer partícipes a los laicos del carisma de las congregaciones. –La reagrupación de los diferentes estados de vida en “familias espirituales” alrededor de un mismo carisma de congregación puede conferirle una mayor fuerza de testimonio. b6) No obstante es también un desafío y una tarea a cumplir: este compartir debe ser bien administrado.- Las identidades y compromisos respectivos y la forma de las relaciones mutuas en todos los ámbitos deben ser claros. Para la congregación que se compromete es una verdadera misión que requiere tiempo, oración, reflexión y concertación . b7) Finalmente, una convicción: la forma que tomará el estado de vida religiosa en el futuro cambiará sin duda todavía para adaptar su testimonio profético a los tiempos que vive; será necesario esperarlo y prepararse. Pero el carisma de la vida consagrada permanecerá, porque es una de las partes constitutivas de la Iglesia. - En una conferencia dada por Sandra M. Schneiders, ihm en el 1er Congreso Mundial de la Vida Consagrada, Noviembre 2004: “La vida religiosa en el futuro”, decía: [¿qué futuro para la vida religiosa?] “La hipótesis que voy a ofrecer se basa en dos suposiciones. Por un lado, la Vida Religiosa es profundamente cristiana, por ej., los Religiosos comparten la identidad y misión de todos los bautizados con quienes se relacionan como iguales. Por otro lado, la Vida Religiosa es una forma de vida característica en la Iglesia, un estado de vida que se puede reconocer e identificar por su contribución específica a la vida y misión de la Iglesia.[…] quiero sugerir que la Vida Religiosa es un estilo de vida alternativo en la Iglesia. Los Religiosos, por los votos que profesan y viven, crean un “mundo” alternativo en medio de este mundo, el secular. Los Religiosos/as no sólo intentan vivir en forma diferente en el mundo, lo cual deben hacer todos los Cristianos, sino crean un mundo diferente que pueda ofrecer un testimonio profético, en y a veces contra el mundo”. Para concluir, mantengamos las grandes líneas de acción propuestas a la vida consagrada de hoy por Felicísimo Martínez: b8) “Los cambios en la vida religiosa deben orientarse o apuntar hacia tres objetivos o desafíos centrales: - recuperar nuestra identidad carismática - recuperar nuestra misión profética - crear las condiciones institucionales para que esto sea posible.” 5 C) ‘CARISMA’ Y ‘PROFECÍA’: ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO? -‘Identidad carismática’ y ‘Misión profética’ Cuando nos piden “recuperar (en cuanto religiosos/as) nuestra identidad carismática y nuestra misión profética” de hecho se nos está hablando de lo mismo, pero consideradas bajo dos ángulos diferentes. Por lo general los textos – oficiales o no – presentan la vida religiosa como una vocación “profética”; la vida consagrada por el Reino puede ser definida como un carisma profético por naturaleza. El compromiso de los consagrados/as es el testimonio profético. - ‘ Carisma de la Vida Consagrada’ y ‘Carisma de Congregación’ - - - - No tenemos costumbre de considerar la vida religiosa bajo el aspecto de un carisma; sin embargo es un don del Espíritu a la Iglesia para contribuir en la edificación del único Cuerpo de Cristo, como lo enseña San Pablo. Sin embargo, hablamos corrientemente de ‘nuestro carisma’ o del ‘carisma del Instituto’. Y por otra parte sabemos que todo carisma de congregación puede también ser vivido por los laicos (algunos lo son igualmente por los sacerdotes). La Iglesia también estimula hoy, para que el mensaje espiritual de este carisma, vivido bajo otras formas, fructifique más para el Reino – es también la óptica de María de la Pasión.6 De esta manera se forman “familias espirituales” constituidas por grupos de vocaciones variadas; se reúnen alrededor de un mismo carisma, que fue inspirado al origen por el Espíritu a un(a) fundador (a) relevado por un instituto religioso. Es pues importante conocer bien y profundizar sin cesar el carisma congregacional, elemento central y mensaje evangélico común de la “familia espiritual” concernida. Pero al mismo tiempo, como dice el P. Thomas Hughes, “Más que nunca es necesario clarificar la identidad y el sentido de la vida religiosa”. 7 en la que está insertado en primer lugar ese carisma. Y añade: “Podríamos descubrir que un buen número de los elementos de la nueva espiritualidad, no son quizá tan nuevos, sino más bien extremadamente antiguos y descuidados, e incluso abandonados a través de los siglos.” I. 3 – El carisma de la Vida Consagrada: identidad y sentido Prueba de clarificación Se precisa que: - No entraremos en los detalles del compromiso religioso en las Órdenes y Congregaciones tal como se definen hoy canónicamente. - Pero trataremos de reencontrar lo que le aporta su identidad de base y su sentido fundamental, que comparte en todo género de “consagración en el celibato por el Reino”, en la Iglesia de todos los tiempos. Por ello emplearemos el término de “vida consagrada” con preferencia al de “vida religiosa”. Recordemos, que históricamente hablando: - En los orígenes de la “vida consagrada” como Iglesia, existe el compromiso del celibato y el desprendimiento, en seguimiento de Cristo en el estado de vida que él mismo abrazó por amor de Dios y por el mundo. Cf. el documento del ‘Studio’ preparatorio al centenario de la muerte de María de la Pasión, 2004: “María de la Pasión y el compartir nuestro carisma”. 7 Cf. más arriba. 6 6 - En el transcurso de los siglos, este compromiso ha ido tomando muchas y diversas formas, autentificadas por el Derecho Canónico; pero su testimonio fundamental es siempre el mismo, independientemente de las espiritualidades y de los aspectos concretos en los que se encarna. a) REENCONTRAR LAS RAICES DE LA VIDA CONSAGRADA EN LA BIBLIA, EN EL CORAZÓN DE LA ALIANZA Y DEL PUEBLO DE LA NUEVA ALIANZA - La Iglesia de los bautizados, pueblo testimonio y “sacramento” de la Nueva Alianza con el Dios de Jesucristo, es un pueblo en el que todos son “reyes, sacerdotes y profetas” en seguimiento de Cristo. Esta Alianza se incorpora en su tiempo, después de la Alianza de Moisés, para cumplir progresivamente el diseño creador de los orígenes: conducir al mundo hacia la comunión plena con Dios Trinidad. - La Alianza de Dios con la humanidad comporta 3 aspectos y se realiza en 3 grandes fases, en la que cada una, lejos de suprimir la precedente la cumple. Son “epifanías” progresivas de la presencia y de la acción de Dios Trinidad en y por el mundo, a medida que un grupo humano es capaz de comprender la Alianza desde un mayor compromiso: 1ª fase: Alianza global de la Creación, “epifanía” del Dios único, Creador, “Adonai”, Manantial, Padre y Madre, Rey del universo, de quien todo viene y a quien todo vuelve. – Todavía en gestación, al estado de proyecto divino, nace y se desarrolla en silencio, por la acción conjunta del Verbo y del Soplo de Dios en la creación y en la historia humana. Conoce las vicisitudes, pero Dios no deja de perseguir su proyecto. El Creador, que confía el progreso del mundo al hombre y a la mujer, poco a poco se deja descubrir a través de las maravillas de la naturaleza, las leyes que la gobiernan y las de su conciencia. 2ª fase: Una Alianza particular inscrita en la historia, entre Dios y un pueblo testigo, en el curso de los acontecimientos sucesivos que acabarán en la Pascua. Por etapas, de Abrahán a Moisés, un grupo se estructura y deviene “el pueblo elegido”, reunido alrededor de una Palabra y de un culto confiados a una familia sacerdotal; después se forman las estructuras de una nación dirigida por reyes, asistidos por profetas inspirados. Solamente al final del largo y movido recorrido de preparación de este pueblo, en un grupo pequeño de los “ Anawim” puede cumplirse la Encarnación / “epifanía” del Verbo. – El hijo de Dios, hecho hijo de este pueblo, realiza las promesas hechas por los profetas y propone a la humanidad entrar con él en la Nueva Alianza de Resurrección. 3ª fase: Después de su Ascensión, nace su Iglesia en Pentecostés en una “epifanía” del Espíritu Santo que Él le envía desde el Padre. En comunión con el Espíritu, por su acción “deificante” sus dones y sus carismas, será el “sacramento” de la Nueva Alianza y el pueblo que aporta el testimonio hasta la Parusía, Entonces se cumplirá plenamente el deseo de Alianza del Creador. b) UNA ENTRADA PROGRESIVA EN LA ALIANZA Estas 3 fases son una entrada progresiva de la humanidad y de cada uno en la Revelación de Dios Trinidad, y en su designo: una Alianza de comunión. 7 Cada fase que comienza no elimina la precedente: subsisten juntas, se esclarecen y completan. Cada una presupone la existencia de las otras dos y esto es esencial, incluso cuando no son claramente conscientes. Y en la larga procesión de la humanidad hacia Dios, cada persona efectúa su recorrido a su propio paso. C) LA IGLESIA TESTIGO DE LA NUEVA ALIANZA - Así en la Iglesia la Alianza de la humanidad y de cada uno con el único Dios, se concluye inseparablemente: con el Padre Dador de Vida, con el Hijo Salvador, con el Espíritu Vivificador. Testimoniando los 3 “sacramentos de iniciación”, puertas de entrada en la Alianza y su celebración: Bautismo, Eucaristía y Confirmación. - En la práctica, todos los bautizados son “reyes, sacerdotes y profetas”; su compromiso comporta estos 3 aspectos: La cooperación a la continua obra creadora del Padre (forma real de la Alianza); el seguimiento de Cristo su Palabra encarnada, conforme a su vida, sus enseñanzas, su misión y en comunión con la ofrenda filial de su Pascua (forma sacerdotal de la Alianza) y la acogida del Espíritu que vivifica, transforma, ilumina desde el interior, atrayendo al mundo a resucitar con Cristo en la comunión divina (forma profética de la Alianza). Según las circunstancias, los acontecimientos y /o las llamadas personales, en ciertos momentos, cada uno puede ser llevado a vivir uno u otro de estos aspectos con mayor o menor intensidad. d) SIN EMBARGO, DENTRO DE ESTE COMPROMISO COMÚN, ALGUNOS ESTÁN LLAMADOS A VIVIR MÁS ESPECÍFICAMENTE UNO DE ESTOS TRES ASPECTOS DE LA ALIANZA como una “responsabilidad” oficialmente reconocida al servicio de toda la comunidad eclesial: Compromiso “real” como laico cristiano (en el: movimiento, asociación, compromiso social, grupo espiritual, servicio parroquial, instituto secular, tercera orden, etc.) Un tal compromiso es para todos recuerdo del amor del Padre por el mundo, cuyas realidades son: creación a desarrollar según su voluntad; la masa donde hay que meter la levadura del Evangelio; lugar donde se acoge al Espíritu y su acción santificadora; impulsar a pueblos y culturas hacia la Resurrección de Cristo; templo de la presencia divina. Compromiso “sacerdotal ordenado”, que es servicio “ministerio” de autentificación, de estructuración y de cohesión de la Iglesia Cuerpo de Cristo; que la reúne visiblemente en la unidad del Espíritu alrededor de la Palabra y del Pan en continuidad con la tradición apostólica. En los sacramentos hace manifiesta la presencia de Dios, que para llegar a alcanzarnos se hizo uno de nosotros. Compromiso “profético” de la vida en el celibato consagrado por el Reino, ofrenda total de sí mismo que libera de todo apego humano para ponerse completamente a la escucha del Espíritu; hace penetrar con más profundidad en el misterio de la Iglesia y del mundo, al servicio de la dimensión espiritual de la persona y de toda realidad humana. 8 Este compromiso es una llamada constante a todos, una invitación a desarrollar la relación interior con Dios Trinidad, de quien toda persona es el Templo; a dejarse Transfigurar” a imagen del Hijo; a realizar así su verdadero ser más allá de lo visible y del tiempo; a unirse con espíritu abierto y corazón ardiente a la gran corriente de la humanidad que sube poco a poco – incluso sin ser plenamente consciente – hacia la Vida y “la fiesta de bodas” en la Casa del Padre. Estos tres carismas están en complementariedad al servicio del Reino de Dios en la Iglesia (cf. Lumen Gentium). Cualesquiera que sean las formas en las que se encarna evolucionando, no hay que devaluarlos, intercambiarlos ni confundirlos. Lo importante es que se reconozca a cada uno su propio valor y que actúen en comunión. A menudo sus identidades respectivas se han vuelto confusas, llevando una pérdida del sentido de credibilidad, al menos en nuestro rito latino. Algunos factores, incluso dentro de la Iglesia, podrían contribuir, como por ejemplo la clericalización masiva de la vida religiosa masculina, la obligación del celibato para los sacerdotes, la percepción de la vida religiosa femenina como un servicio social, caritativo, educativo… La crisis más extendida de las vocaciones actualmente se debe sin duda, no sólo al materialismo creciente de mentalidades sino, incluso al interior de la Iglesia, a una percepción mezclada de los 3 carismas desde los que se construye la cohesión en el Espíritu. *** HACIA EL FUTURO Este es un momento de “kairos”, si es que nos invita a ahondar todavía más profundamente en la búsqueda (la “recuperación”?) del sentido de nuestros “carismas” eclesiales respectivos y de las formas que son llamados a tomar para dar su testimonio hoy. Como lo muestran algunos de los documentos citados, esta búsqueda está bien encaminada en lo que concierne la vida consagrada. Para concluir voy a citar Mons. Hippolyte Simon, arzobispo de Clermont en Francia. En su Boletín diocesano en Enero de 2004, bajo el título: “Los religiosos(as): son los guardianes del futuro” escribía: “ […] Está claro que si la vida consagrada no se justifica más que por sus servicios sociales, educativos y culturales que facilitó antaño, puede parecer inútil. Muchos […] pueden sacar la conclusión de que la vida religiosa ya no es necesaria para la vitalidad de nuestra sociedad[…] Hay que salir de estas impresiones superficiales y de estas perspectivas “utilitaristas”. Porque nos cuestionan al revés. Parten de la periferia para justificar el centro de la experiencia religiosa. Hay que hacer este itinerario a la inversa. No son las obras las que justifican la consagración. Es la consagración que se ejercita en las obras. Hay que percibir que la vida religiosa, por ella misma, nos llega, de alguna manera del futuro. De hecho la vida religiosa no se comprende sino en la medida en la que da testimonio de la promesa de la resurrección.- Como dice el Vaticano II: ‘cumple mejor la función de manifestar ante todos los fieles que los bienes celestiales se hallan ya presentes en este mundo, sea la de testimoniar la vida nueva y eterna conquistada por la redención de Cristo, sea la de prefigurar la futura resurrección y la gloria del reino celestial’ (Lumen Gentium, 44) Sean cuales fueren las formas que tome, la vida religiosa, incluso la más discreta, es profética. Es pues una invitación a cambiar nuestra mirada y nuestro juicio. Lejos de volvernos hacia el pasado, los religiosos y las religiosas están en la Iglesia y son para el mundo testigos y guardianes de nuestro futuro”. 9 ANEXOS Textos que acompañan I. 2b)8 “Hoy en Iglesia, la vida religiosa,” b1) Un problema de sentido - “ […]más que nunca es necesario clarificar la identidad y el sentido de la vida religiosa.[…] Debemos […] identificar algunos elementos esenciales si queremos verdaderamente tejer una nueva tela de colores, una espiritualidad que hará justicia a la complejidad de los retos de la vida moderna, y de donde brotarán esperanza y vida para la humanidad. Podríamos descubrir que un buen número de los elementos de la nueva espiritualidad, no son quizá tan nuevos, sino más bien extremadamente antiguos y descuidados, e incluso abandonados a través de los siglos […] La plaga del clericalismo se ha desarrollado en muchos lugares, especialmente entre el clero joven, comprendiendo también los religiosos, y el clericalismo está lejos del gran don que representa el ministerio del Orden sacerdotal. A menudo, en la vida de los religiosos sacerdotes, el aspecto religioso casi desaparece sumergido en las ocupaciones del ministerio sacerdotal. Y sobre este punto, las religiosas tienen un papel importante a jugar, para dar testimonio de la naturaleza laica de los religiosos, naturaleza esencial, y resistir a las tentativas de integración como simple prolongación de la institución jerárquica. La exclusión persistente de las mujeres en instancias de decisión toca la vida de la Iglesia; continúa siendo un gran problema […].” (3) - En las relaciones con la Iglesia Jerárquica: “Vita Consecrata” afirma que la vida religiosa es “un don para toda la Iglesia” (cf.VC 1) “Por tanto en la práctica buscamos nuestro lugar verdadero: no nos resulta fácil resituarnos en ella como mujeres y varones, como hermanas y hermanos y ministros ordenados; tenemos sed de una nueva etapa de mutuas relaciones con nuestros pastores, con otros grupos y movimientos en la Iglesia animadas por la equidad, la fraternidad, y sororidad y una mayor confianza y apertura mutuas. - Al mismo tiempo, reconocemos que los diferentes carismas y ministerios eclesiales como son un gran don para nosotros; en el intercambio de dones el Cuerpo de Cristo adquiere su vigor (Cf. 1 Co 12, 12-31).” (1) - “La vida en fraternidad a la que hemos sido llamados, a ejemplo de la fraternidad vivida por Francisco y sus primeros compañeros, es una fraternidad de iguales, formada por hermanos clérigos y por hermanos laicos, con los mismos derechos y obligaciones […] Renovaremos la petición a la Santa Sede de que nuestra Orden sea reconocida como “Instituto mixto”, según lo que prevé la Exhortación post-sinodal Vita consecrata, al mismo tiempo hemos de centrar nuestros esfuerzos en dos aspectos: La formación básica común para clérigos y laicos, teniendo en cuenta las condiciones personales de cada hermano, tal y como está previsto por nuestras Constituciones y nuestra Ratio Formationis, y en la revisión de nuestra pastoral, hasta ahora fundamentalmente clerical, de tal forma que en ella tengan el lugar que les corresponde los hermanos laicos. “ “Nuestra misión fundamental es ser en el mundo actual y en la Iglesia testigos del Evangelio, recordatorio del Absoluto, indicadores de trascendencia, testigos del amor divino […] una comunidad religiosa debería ser un centro o fuente de espiritualidad para la Iglesia y la sociedad, donde acudieran los buscadores de la verdad y de Dios, los que quieren iniciarse en la experiencia de Dios, los que quieren aprender a orar... 8 Cf.En este documento I. 2.b) “Hoy en Iglesia, la vida religiosa” Pag. 4 (1) Conclusión del 1er Congreso Mundial de la Vida Consagrada, no. 2004 (2) Palabras de apertura de Sr. Therezinha Joana Rasera sds en la Asamblea Plenaria de la UISG, mayo 2007. (3) Conferencia del P. Thomas Hughes svd idem (4) Conferencia de Sr. Katrina Brill rsj idem (5) Declaración final idem (6) Conferencia del P. Felicísimo Martínez op al 45º Cap. general de los Paionistas, 2006 o 7 (7) Conferencia del P. José Carballo ofm min.gen. al Capítulo General Extraordinario de los frailes Menores, oct. 2006 10 […] el problema de fondo de la vida religiosa hoy es un problema de espiritualidad, pero tomando esta palabra muy en serio. Hay necesidad de animar el carisma y la espiritualidad, para ello hay que tener la capacidad de cambio.” (6) b2) Un debilitamiento de la fe « El Capítulo que hoy clausuramos ha sido una fuerte y apremiante llamada a vivir nuestra vida en profundidad, una llamada a la conversión, a vivir de la fe y desde la fe, a volver al Evangelio, para volver a Cristo, a revivir la experiencia fundacional de nuestra Fraternidad, con el fin de reidentificar y reapropiarnos de la intuición original de Francisco. Ha sido un fuerte aldabonazo a mejorar nuestra comunicación, particularmente a niveles de fe y de vivencia vocacional […]. Todo esto […] tiene mucho que ver con la Formación permanente, pero no podemos olvidar que ésta es prioritaria sobre aquella, en cuanto que es necesaria para nutrir la “fidelidad creativa”. Tampoco se puede olvidar que la Formación permanente es el “humus” de la Formación inicial […]. Pido pues a todas las Entidades que hagan un Proyecto de formación permanente que abarque todos los aspectos de la vida franciscana: la vocación, la fraternidad/minoridad y la evangelización.[…] En repetidas ocasiones hemos hablado de la crisis de fe por la que atraviesa la vida religiosa en general y nosotros, como parte de ella. […] Si nuestra vida sólo se puede entender como experiencia de fe, a nadie se le oculta que fe y oración son realidades inseparables.” (7) “Estos últimos años, la Iglesia institucional parece haber retrocedido en numerosas regiones. En consecuencia, muchas personas atraviesan una real crisis de fe y de pertenencia. […] Una espiritualidad basada en el seguimiento de Jesús, conducirá necesariamente a la acción evangelizadora. […] Nuestra espiritualidad debe liberarnos de las cadenas del egoísmo, del consumismo, de los ídolos del poder, del poseer, del placer, que penetran con cierta facilidad en nuestras vidas y nuestras actividades, edulcorando la radicalidad de nuestra manera de vivir el mensaje del Evangelio y nuestro testimonio profético. Debe ayudarnos, primero, a volver a encontrar nuestra misión. […] Nuestra espiritualidad debe hacer suyo el grito del ciego Bartimeo, “Señor, que vea” (Mc 10,51). Debemos ver con los ojos de Jesús mismo; Él interpretaba la realidad del mundo en que vivía con criterios que brotaban de su experiencia del Dios de la Biblia y de su análisis de la realidad dolorosa de su pueblo. […] Más que nunca, es urgente desarrollar una vida religiosa dinámica, ferviente y profética, un canal para la vida de Dios, que resiste a la tentación de ser cooptada por la sociedad de consumo y materialista, que redescubre el sentido radical de su existencia y se pone claramente del lado de los pobres y de los marginados.” (3) “Formar mujeres consagradas capaces de responder con fe y audacia a sus retos” (5) En la etapa post-conciliar la vida religiosa se inclinó más bien hacia la actividad o el activismo, que se ha apoderado de ciertos sectores de la vida religiosa a nivel individual y comunitario. El resultado es que hemos hecho y seguimos haciendo mucho y hasta bien; sin embargo, la vida religiosa sigue perdiendo vigor, sentido, significación y capacidad de convocatoria. Somos alabados por el trabajo, pero nuestra significación es escasa. […] Esta situación plantea un desafío fundamental para la vida religiosa: recuperar su identidad carismática. No somos un grupo de funcionarios eclesiales o agentes pastorales. (6) “Hoy nosotras/os, seguidoras/es de la obra iniciada por nuestras/os fundadoras/es, estamos llamadas a tejer una Nueva Espiritualidad, fundada en la PALABRA. Nueva porque la realidad en donde la encarnamos es nueva; nuevos son los retos y nuevas las respuestas. A ello nos exhorta el profeta Isaías 43,19 : “He aquí que yo lo renuevo : ya está en marcha, ¿no lo reconocéis?” - Estamos llamadas a vislumbrar una Vida Consagrada que busca saciar su sed en la Fuente nuclear: la Palabra de Dios encarnada en la historia humana. […] Tejer esta Espiritualidad implica abrirse al Espíritu y dejarse guiar por Él. Implica que seamos personas sensibles, atentas a los clamores de nuestro tiempo; descender y armar la tienda en medio de la humanidad, osar avivar la esperanza, siendo así un signo de la ternura salvífica de Dios en el mundo. - En la Biblia, esperar significa vivir aquí y ahora anticipadamente, el futuro que deseamos para el mundo.” (2) La inmersión en la mentalidad consumista, individualista y hedonista de la sociedad actual. b4) Diversos de otros críticos de la sociedad, los profetas se definían por su relación con Dios, como debería ser el caso de hoy para los profetas de la vida religiosa. Su palabra sale de la Palabra de Dios. A la raíz de su identidad y de su misión hay una gran experiencia de Dios, así lo podemos ver en textos como Am 7,10-15; Os 1-3; Jr 1,4-10); Is 6,1-13; Ez 6,1-3,11; Is 40,1-11 etc. Sin esta profunda 11 experiencia de Dios, su profetismo se hubiera convertido fácilmente en simple ideología o demagogia. Hoy, también, la vida religiosa debe basarse en una verdadera experiencia de Dios, en seguimiento de Jesús en quien la tradición profética alcanza su apogeo. […] En efecto, el nacimiento de la vida religiosa en la Iglesia fue, en sí misma, una expresión de la profecía.” (3) b5) El carisma de las Congregaciones participado a los laicos “[…] “estas nuevas relaciones de reciprocidad y de autonomía auténtica entre congregaciones religiosas y laicado, dan nuevo vigor a la Vida Consagrada, a la Iglesia y al mundo”. (Congreso, Roma 2004: “Pasión por Cristo, Pasión por la Humanidad” – notas del grupo.) Una Vida religiosa o congregación que sea autosuficiente no está adaptada a nuestra época. “[…] porque no sería fiel a su dinamismo fundamental que forma parte de su ser: vivir descentrada en el mundo.’ (UISG n° 132/2006: “¿Qué vida religiosa para: ‘otro mundo es posible’?” Hna. María Pilar Wirtz Molezún, ODN y Hna. María José Torres Pérez, Ap. CJ) En el Capítulo Josefino de 2001, reconocimos esta etapa de nuestra historia, la existencia evidente de un movimiento del Espíritu llamándonos a concebir y a vivir el carisma de nuestra congregación bajo modos muy diferentes.” (4) b6) Reto y tarea a cumplir: esta participación debe ser bien administrada. “- ¿Qué tipo de energía y de compromiso puede ofrecer la líder para promover la interacción de la Congregación con los laicos? - ¿De qué modo este compromiso se refleja en nuestras estructuras congregacionales, en el promover y sostener eventos, iniciativas, procesos significativos? - ¿Qué procesos pueden proponer las líderes para suscitar “cambios” en la mentalidad de los miembros de la Congregación frente a las expresiones laicas de nuestro carisma congregacional?”(4) PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN - A partir de este estudio: Anotar en algunas palabras: Lo que me impacta ¿Por qué? ¿Con qué no estoy de cuerdo? - ¿Por qué? ¿Qué me parece más importante a retener? - ¿Por qué? - A partir de mi experiencia: ¿Cómo se percibe el sentido de la vida religiosa en mi país – mi iglesia local – mi provincia fmm? - De cara al futuro: ¿Cómo profundizar más el “carisma profético” de la Vida consagrada – y la manera de vivirla? ¿Cuáles son las consecuencias prácticas para la animación en la provincia? 12 II – EL CARISMA FMM II. 1 – Invitadas a “revitalizar” Espiritualidad y Carisma a) AQUÍ TAMBIÉN SE TRATA DE UNA CUESTIÓN DE SENTIDO Hemos visto que en el gran movimiento de “refundación” de las comunidades religiosas masculinas y femeninas, estamos invitadas hoy a reencontrar o a aclarar más, el sentido de la forma de compromiso profético en la Alianza que nos es común. Pero también, que cada congregación o instituto religioso está llamado a vivirlo según el proyecto evangélico particular del que tiene la responsabilidad de dar testimonio en el seno de la Iglesia y en medio del mundo. Es lo que designamos habitualmente con los términos de espiritualidad y de carisma. Estamos encarecidamente invitadas a revisarlos y a «revitalizarlos» para aclarar y profundizar el sentido. Es sobre todo en esta línea, pienso, que lejos de dejarnos arrastrar hacia un «radicalismo» ideológico y literal, debemos comprender la llamada a encontrar «la radicalidad evangélica» de nuestra vocación fmm, en preparación al Capítulo general de 2008. Se trata de ahondar para llegar hasta las “raíces” que unifican las realizaciones prácticas en las que se encarna nuestro testimonio y le dan sentido. b) EL CAMINO RECORRIDO Como muchos en el pasado, con toda la razón hemos consumido nuestras energías en la «puesta al día» («l’aggiornamento»), la adaptación a nuestro tiempo de la parte visible y tangible de nuestro carisma: estructuras, legislación, liturgia, misión, vida en fraternidad, etc. Era una urgencia después de un estancamiento demasiado largo. Hemos vuelto también a los orígenes históricos de este carisma, hemos puesto en relieve los elementos que lo componen, incluidos los de naturaleza más espiritual; hemos buscado incluso las «raíces bíblicas». Todo ello – y también todo lo que me olvido – es muy bueno y un logro que permanece. C) EL QUE NOS QUEDA POR RECORRER Ahora, como los demás, tenemos que atravesar una nueva etapa: la de poner en claro el «proyecto» unificador de todos estos elementos, en otros términos el mensaje evangélico fundamental que lleva la forma particular de nuestro seguimiento a Cristo. Es esencial para dar sentido a todo el resto y para «dar testimonio de la esperanza que está en nosotras» (cf.1P 3, 15). Sabemos muy bien que no hemos llegado todavía: difícilmente logramos definirnos a nosotras mismas nuestro carisma o a explicarlo a los demás; puede darse el caso de que descubramos «cinco carismas»…; nos resulta a veces difícil equilibrar nuestra vida personal; en comunidad se da el caso que cada una pone el acento en el elemento que le parece más central, de ahí la tirantez al tener que tomar opciones etc… Sin contar que con el tiempo también podrían porducirse divergencias en la interpretación del carisma, entre provincias o regiones del mundo. d) CLARIFIQUEMOS PRIMERAMENTE LOS TÉRMINOS: ESPIRITUALIDAD Y CARISMA, ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO? Hemos visto que juntos, estos dos términos señalaban «el proyecto evangélico particular» que una comunidad religiosa tiene la responsabilidad de testimoniar. - La Espiritualidad representa el aspecto de la visión de fe en el Dios de Jesucristo, puesto a la luz especialmente por una familia evangélica determinada, a la que pertenecen tal o tal con- 13 gregación. Esta visión de fe conlleva un cierto modo de relación con Dios, consigo mismo y con el mundo; en otras palabras, es uno entre los múltiples «caminos de Evangelio». - Cada espiritualidad puede ser vivida bajo diversas formas en seguimiento de Cristo, según la diversidad de los Carismas que desarrollan más uno u otro aspecto con el fin de encarnarlo en el día a día y de difundir el mensaje. Vamos a tratar ahora de identificar esquemáticamente las orientaciones de base de nuestra Espiritualidad -la que compartimos con toda la familia franciscana- después, al centro de esta espiritualidad, los acentos particulares (¿o el desarrollo?) de nuestro Carisma fmm. II. 2 – Espiritualidad franciscana a) PRESENTACIÓN DEL ESQUEMA Quiere dar las grandes líneas de la visión espiritual (evangélica) franciscana. Visión coherente y globalizante que nos pone en armonía con Dios, con los otros, con nosotras mismas y con el mundo creado. Como en los otros 2 esquemas (Identidad y Carisma) no hay que buscar un desarrollo completo; sino puede ser una idea que ayude a encontrar el hilo de unidad de nuestra vida, (como aquel que con perlas y piedras preciosas esparcidas, hace un único y hermoso collar). Lo que María de la Pasión no hizo para el Carisma del Instituto, tampoco Francisco no expuso sistemáticamente lo que sería la espiritualidad franciscana. A la escucha del Espíritu Santo, Francisco lo fue descubriendo y profundizando poco a poco: él lo vivió, lo oró, lo cantó, lo transmitió por medio de sus consejos, -de sus escritos poco numerosos pero densos y fruto de las circunstancias-, por sus oraciones. Fue necesario después, para quienes vendrían más tarde, reflexionar sobre las grandes orientaciones de esta espiritualidad. Esta fue la obra de San Buenaventura. [Lectura del recuadro, partiendo de la parte externa]. b) NUESTRAS CONSTITUCIONES HAN COMPRENDIDO BIEN, QUE LA ESPIRITUALIDAD FRANCISCANA TIENE SU ORIGEN EN DIOS AMOR, TRINIDAD. - Un Dios de relaciones interpersonales en la comunión de amor, revelada en Jesucristo. (Cf. en particular la espiritualidad trinitaria de Francisco en la 1ª parte de “Dios el Padre Santísimo” de T. Matura, ofm; ver también los 4 primeros capítulos de “Cristo nuestra felicidad”, de Michel Hubaut ofm). Todo lo demás se desprende, en cuanto a la creación, Él quiere hacernos partícipes de este amor y de su felicidad. Otras espiritualidades dirán, por ejemplo, que Dios creó el mundo para su propia gloria. En efecto, esto no está en contradicción, a condición de que se comprenda bien de qué gloria se trata – aquella de la que habla San Ireneo: “La gloria de Dios es el hombre vivo; y la vida del hombre, es la visión de Dios”. - La espiritualidad dominicana, se enraiza en la contemplación de Dios Verdad. [Leer en la 2ª página un breve desarrollo de esta visión global de fe, que está a la base del «camino evangélico» franciscano]. - En esta visión fundamental de fe, se sitúa el seguimiento de Cristo según los carismas variados de numerosas ramas de la familia franciscana, comprendido el nuestro. 14 A ella nos llevan nuestras Constituciones desde sus primeras palabras:: «Dios es Amor. Quiere que todos los hombres se salven…: por eso el Padre nos llama a todos para ser transformados en Cristo, por el Espíritu» (Art 1, § 1). II. 3 – Carisma fmm a) UN CARISMA DE CONGREGACIÓN, ¿QUÉ SIGNIFICA? a1) Para presentar el Carisma de su Congregación, habitualmente, las religiosas citan sus actividades específicas: enseñanza, cuidado de los enfermos, de los pobres, etc. Nosotras mismas decimos que somos esencialmente “misioneras”... Las actividades específicas de un Instituto son importantes, pero vienen en segundo lugar. En sí mismas no son el carisma, sino una manera de encarnarlo, ámbitos de vida humana donde éste se manifiesta. Otras Congregaciones, teniendo un carisma diferente, pueden tener actividades en estos mismos ámbitos. Y muchos laicos, pueden hacer las mismas cosas, con gran entrega, pero sencillamente por humanismo. Ahora bien, lo más importante es la inspiración del Espíritu: el aspecto del mensaje evangélico que se debe encarnar en nuestra vida y en nuestras actividades, para dar testimonio de Cristo y del Reino; una manera particular de seguir a Cristo, de ser discípulo, de llevar la Buena Nueva confiada a la Iglesia para el mundo. a2) Un Carisma de Congregación está compuesto siempre por: - una inspiración del Espíritu arraigada en la fe y la relación interpersonal con Dios (donde la parte sumergida del”iceberg” apoya a la otra.) - y de la encarnación de esta inspiración en la realidad humana, portadora del mensaje en el mundo presente (o parte emergente del”iceberg”) a3) La inspiración espiritual (el “soplo” que viene del Espíritu) es el corazón del Carisma, que da sentido, mantiene unidos los elementos prácticos y les da su unidad: para proclamar toda la vida un mensaje evangélico. Es un poco como el “núcleo” del “átomo”. El Espíritu, por su inspiración”carismática”, nos centra siempre en Cristo, contemplado en uno de los múltiples e inagotables aspectos de su Persona y de su misión. a4) Pero para ser visto y comprendido, este testimonio debe encarnarse y vivirlo; es lo que llamaremos: La encarnación del carisma. No obstante su particularidad, se realiza siempre en los tres campos concretos que constituyen la vida de un bautizado: ámbito místico o contemplativo, apostólico y ascético. - Los 3 se mantienen unidos y se armonizan mutuamente para formar la persona interior, espiritual, llamada a ser testigo. - Los 3 llevan el sello del mismo carisma y se alimentan en la misma fuente. Están orientados al mismo fin. a5) En resumen: Lo que forma el carisma es este conjunto: - enraizado en una espiritualidad, - un mensaje evangélico a llevar en seguimiento de Cristo, - y encarnado en un cierto estilo de vida. Se plantea a veces la pregunta: “Pero qué es lo original de nuestro carisma? Cada uno de sus elementos se encuentra ya en otras partes...” Hay que notar que, en sí mismo, ninguno de los elementos de un carisma (o de una espiritualidad) no es original, porque todo es evangélico. La originalidad proviene de la manera con la cual se armonizan en la unidad del conjunto, con vistas a dar un testimonio de vida. (Lo mis- 15 mo que las flores llevan todas los mismos elementos, y sin embargo son diferentes unas de otras). b) «EL NÚCLEO» - O CENTRO DE GRAVEDAD – DE NUESTRO CARISMA b1) Siguiendo a Cristo bajo forma de Alianza profética de consagradas (cf. Const. art. 1 § 3), en el seno de la familia del Evangelio animada por la espiritualidad franciscana (cf. Const. art. 1 § 1), somos -este nombre nos identifica-: «las Misioneras de María». Y el sentido fundamental de esta vocación mariana se encuentra en nuestro lema: «He aquí (Ecce) la sierva del Señor, se haga en mí según tu Palabra (Fiat)» (Lc 1, 38). b2) Estas dos palabras: Ecce y Fiat, que orientan toda nuestra vida, nos sitúan al servicio del misterio de la Encarnación («kénosis») del Verbo, de la manera como María ha sido sierva a lo largo de su vida. Acogiendo en ella incondicionalmente la acción del Espíritu, hizo posible a favor de todos nosotros, la réalización del designio de amor del Padre, en el que el Verbo – por su Ecce y su Fiat – se ofreció a ser Siervo: «…al entrar en el mundo, Cristo dijo: No quisistes sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo. Entonces dije: Aquí estoy […] he venido para cumplir, oh Dios, tu voluntad». ( Heb10, 4-10, haciendo referencia al Salmo 40, 7-9). Hay que notar que no se trata solamente del acontecimiento exacto de la Anunciación, sino de una realidad enraizada en la Vida Trinitaria y que permanece hasta la Resurrección. [Lectura del Esquema « del núcleo del Carisma»] b3) Así pues, al centro de nuestro carisma, se encuentra: el Verbo (el Hijo) vuelto hacia el Padre, ofreciéndose por amor en su Ecce-Fiat por la Vida del mundo: - Aspecto fundamental de su persona, en su amor al Padre y al mundo. - Actitud que le conduce a aceptar encarnarse en María, de hacerse en su mismo ser y por la acción constante del Espíritu, alianza con la humanidad; de “reducirse”, por decirlo así a la condición humana con todas las consecuencias que conllevaría... para llevar un día, con él a la humanidad en su Resurrección. - En su vida terrestre, esta será la actitud constante del Hombre Jésus, «Nuevo Adán», prototipo de la humanidad. b4) Y el Espíritu nos enseña una manera evangélica de ser discípulo y testimonio. Nuestra manera evangélica de seguirle: es la de María comulgando en el Espíritu Santo al Ecce-Fiat del Verbo, para hacer posible esta alianza por la Vida del mundo, después acompañándole en el cumplimiento de su misión hasta después de Pascua, cuando nacerá la Iglesia en Pentecostés. b5) Tal es el núcleo, el elemento inspirador y motor de nuestro carisma, el mensaje evangélico y profético que se debe vivir y manifestar en el seno de la familia franciscana, de la Iglesia y del mundo. En nuestras Constituciones, el artículo nº 2 es el que aborda el núcleo del carisma; infelizmente, lo hace de forma incompleta e imprecisa, no distingue el sentido global de base, del aspecto parcial, que es la concreción ascética: la cita de Col 1, 24 hubiera estado mejor puesta en un articulo consagrado a esta última. Aquí parece que la cita de Heb 10, 4-10 (cf.más arriba) estaría mejor situada. b6) Para que sea visto y testimoniado, hemos dicho que el mensage espiritual debe encarnarse, hacerse «vivencia». Se realiza en nosotras por la adoración eucarística (art. 3 – aspecto místico), la misión universal (art. 4 – aspecto apostólico) y la renuncia en completa disponibilidad (sin una referencia precisa en el 1er capítulo – aspecto ascético). 16 c) ENCARNACIÓN DEL MENSAJE CARISMÁTICO EN NUESTRA VIDA PARA QUE SEA TESTI- MONIO c1) Desde la Anunciación a Pentecostés, María viviendo su Ecce y su Fiat – ecos de los del Verbo en su Encarnación – según María de la Pasión, es para nosotras, «un camino» que conduce al «Camino». Ella nos muestra una forma particular de ser «discípula» y testigo de Cristo, el Enviado del Padre: sin resplandor, en el día a día, por su total atención y docilidad al Espíritu. - que reposa en su Hijo y progresivamente le hace descubrir, conocer y comprender en todas las etapas de su existencia; - que le impulsa a llevarlo al mundo con su potencia de Vida, incluso cuando éste no está todavía en grado de reconocerlo; - que junto a José le enseña a crecer en humanidad, a secundar discretamente su acción, a ayudarle en sus relaciones humanas; - que le da fuerza para ser un apoyo seguro, un alivio y un mensajero de esperanza en todos los momentos de la prueba y hasta al pie de la Cruz; - que inmortalizará su maternidad espiritual, en el tiempo de la Iglesia. c2) Llamadas a «continuar la misión de María», en su escuela es donde aprenderemos a hacerlo: Ella nos enseña a ser presencia activa y amante en la Presencia del Verbo de Dios, hecho uno de nosotros: en la celebración y la adoración de la Eucaristía, como decía San Francisco, medio que el Señor «escogió para quedarse por siempre entre nosotros» de una manera visible y tangible. Encontramos también: la invitación a acogerla en nosotras, cada día de forma más nueva, y a dar gracias al Padre con él, - recordándonos que la Palabra, escuchada, estudiada, meditada debe encarnarse en nuestra vida, - es el lugar del don del Espíritu, que nos impulsa hacia nuestros hermanos. Este es nuestro medio concreto y eficaz – sacramental – de volver a nuestras raíces profundas en la contemplación, de renovar nuestro compromiso y comulgar con el Ecce y Fiat de Cristo, y de escuchar su llamada misionera (cf. art. 4). Según los días, estamos invitadas a vivir los misterios de Nazaret, de Belén, del Tabor, del Cenáculo, el Jueves Santo, de Emaús, de la Ascensión… Enviadas de ahí hacia nuestros hermanos y hermanas para encontrar y compartir con ellos la Buena Noticia, como en otro tiempo María, es todavía ella la que nos enseña, con el Espíritu, a irradiar la Presencia del Señor resucitado en el cotidiano de la vida y el acercamiento de los corazones; y a tejer lazos familiares incluso con los que parecen más lejanos. Ella nos muestra cómo interceder por ellos, invitándoles discretamente cuando llegue la hora, a encontrar a Cristo, a escucharle y hacer lo que Él diga, después desaparecer para dejarle a él todo el espacio. La parte apostólica de nuestra vida se realiza por la misión universal en la forma variada de María en su Visitación, - en la Presentación silenciosa de su Hijo a los Pastores y a los Magos, -en su presencia discreta a su obra mesiánica de Caná al Calvario-, en su vocación a la maternidad espiritual cuando nace en el Espíritu la Iglesia de Pentecostés. - La misión universal requiere de nosotras una disponibilidad total, y la ofrenda de todas las puebas, dificultades, renuncias y sufrimientos que ella supone, en comunión con la ofrenda de las de Cristo «por su Cuerpo que es la Iglesia» y por toda la humanidad. Como María, que fue probada en su exilio a Egipto, -angustiada cuando escucha la profecía de Simeón y cuando Jesús se pierde en el Templo, y sobre todo sufriendo con él en su Pasión y al pie de la Cruz-, tenemos la firma esperanza de que el Espíritu las transformará en semillas de Vida y de Resurrección. Ahí ella nos enseña también cuánta compasión necesitan 17 nuestros hermanos y hermanas, miembros de Cristo que sufren, para no caer en la desesperación, sino para encontrar un sentido a sus sufrimientos. Esta es la parte ascética de nuestro carisma, por la que recibimos luz, valor y fuerza en la Eucaristía. *** 18 ANEXO Algunas perspectivas abiertas para la búsqueda en el núcleo de nuestro Carisma 9 EL ECCE Y FIAT DEL VERBO “HEME AQUÍ. Este es el grito divino del Verbo en el seno de Dios y también el primer latido del corazón de Jesús en el pesebre. La humanidad caída buscará en vano, abandonada a ella misma, un sacrificio capaz de volver a abrirle el cielo, la morada del amor. Pero he aquí que el Verbo se encarna la distancia está superada. El amor nace en la tierra.” María de la Pasión, Meditaciones t. 1, Día de Navidad. Invitación del capítulo general de 2002 El documento capitular de 2002 nos invita, como “discípulas, mujeres de Evangelio” a sumergirnos de nuevo en lo esencial de nuestra vida y del mensaje del que tendría que ser portador: “Contemplando el misterio de la Encarnación del Verbo, el enviado del Padre para realizar su proyecto para el mundo, deseamos REVITALIZAR EL ENCUENTRO PERSONAL CON JESUCRISTO…” Este proyecto de amor de Dios tiene como objetivo la comunión. De una manera o de otra, las”Líneas de acción” lo marcan como objetivo principal. […] En la medida en que, a pesar de nuestras debilidades, seremos fieles a nuestro proyecto, que tiene como objetivo la comunión, “Creemos que nuestra vida puede cuestionar la globalización en sus aspectos negativos: marginación, explotación y exclusión de pueblos enteros y anunciar un mundo nuevo”. “Contemplando el misterio de la Encarnacion del Verbo, el enviado del Padre, para realizar su proyecto de amor en el mundo...” … Se nos lleva inmediatamente al origen: al seno de LA TRINIDAD. Y allí nos encontramos en el núcleo de nuestro carisma: “Comulgar al ECCE – FIAT DEL VERBO A SU PADRE POR LA VIDA DEL MUNDO EN EL ESPIRITU (y hacerlo) a la manera de MARIA” […] En la comunión trinitaria, el Ecce – Fiat del Verbo hacia su Padre es la actitud constante y fundamental de Aquel que, en el amor, se reconoce Hijo. Dios Unico, Trinidad de Personas en comunion, Amor. Esta es la gran novedad, y la cima de la Buena Noticia que nos traerá con su Encarnación. Pero en medio de los demás pueblos, el monoteísmo judío, que era justamente el distintivo del pueblo elegido, era vivido tan fuertemente, que no podía se podía aceptar fácilmente el descubrimiento de Dios en la trinidad de Personas. Esta Unicidad absoluta era el núcleo del credo, de toda celebración litúrgica. […] Como hombre y como judío, sin duda Jesús, sólo descubrió este misterio con toda claridad, progresivamente, en su existencia de todos los días. Es a través de los acontecimientos de la vida, que prepara a sus discípulos a entrar en 9 Extractos del documento”Comunión trinitaria – Ecce-Fiat del Verbo – Alianza y misión” Sesión sobre el Carisma fmm, 2005. este misterio cuando haya pasado por su Pascua: en su propia relación filial al Padre que le envía, y el reconocimiento de la acción incesante del Espíritu en El y por El.. No se preocupa de explicar teológicamente el misterio, como la Iglesia lo intenta después de 20 siglos de existencia. Y tiene que hacerlo, aún sabiendo que nunca lo logrará del todo: el Infinito se dejará buscar siempre, siempre más lejos más en profundidad… Pero sobre todo después de su Resurrección, introduce a los demás al encuentro con el Padre y a la acogida del Espíritu. Después de Pentecostés, la comunidad cristiana esperaba la vuelta inminente de Cristo en su gloria: no tenían por qué preocuparse en fijar la fe nueva en fórmulas concretas para transmitir la fe a los siglos venideros. Seguían a Cristo lo más fielmente posible según la enseñanza de los apóstoles y lo interiorizaban con la luz del Espíritu. Las generaciones siguientes vivirán ciertamente este misterio, haciéndose preguntas; y la Iglesia tardará más de tres siglos en ponerse de acuerdo sobre las definiciones necesarias para una presentación justa de la Trinidad, en la cultura del tiempo – en particular en lo que concierne a la doble naturaleza de la única Persona de Cristo, y la Persona misteriosa del Espíritu. (Cf. los 4 primeros concilios, en los siglos 4º y 5º). El Credo de los Apóstoles y el de Nicea-Constantinopla, que están aún incluidos en nuestras Eucaristías de los domingos y fiestas son su fruto. Para el credo de NiceaConstantinopla, hay que añadir aquí una observación. Porque en Occidente se introdujo una nota discordante, diez siglos después en esta hermosa unidad: el “Filioque” que fue añadido unilateralmente y que no fue fruto del consenso de la Iglesia unida de los orígenes. Sigue siendo un tema delicado en el diálogo entre las Iglesias de Oriente y de Occidente. Trinidad, Plenitud de Amor del que todos, hemos recibido todo Contemplar el misterio del Dios Trinidad a la luz del Espíritu, a partir de la Biblia leída y de la liturgia celebrada como Iglesia, es la llamada de todos los fieles cristianos. Francisco y María de la Pasión introdujeron enérgicamente a sus hijos e hijas en esta vía contemplativa. Intentar explicar algo de este misterio que sobrepasará siempre nuestro entendimiento y lenguaje humano, es mucho más difícil. Muchos teólogos lo hacen en cada generación, intentando profundizar lo que ha legado una larga tradición. Y ciertamente no hemos terminado. Sobre todo teniendo en cuenta que el lenguaje evoluciona, y cada cultura tiene que encontrar los términos más apropiados para el momento presente. Es bueno recordar que no podemos hablar de Dios más que en términos analógicos, puesto que es el Totalmente-Otro; pero que al mismo tiempo se ha hecho posible, porque más allá de toda distancia, hay como una armonía entre la Creación y El que la ha sacado de la nada para comunicarle su vida y su amor. Este esfuerzo de reflexión es necesario, para progresar en el conocimiento de Dios y dar cuenta de su fe – especialmente para nosotras como misioneras – y también para comprenderse una misma un poco mejor, puesto que a pesar de la infinita distancia que nos separa de él, hemos sido creadas “su imagen y semejanza.”. Entre todas las posibilidades ofrecidas por la tradición, vamos a tomar como punto de partida una expresión muy rica con imágenes, empleada por un Padre de la Iglesia cuando aún estaba unida en el II siglo, al mismo tiempo oriental y occidental (y que por lo tanto no conoció el problema del “Filioque”). Se trata de Ireneo, discípulo de Policarpo (discípulo de Juan), después evangelizador de las Galias y obispo de Lyon. Hablando del Verbo y del Espíritu, los llama como “las dos manos del Padre”. Efectivamente, es por ellos y en ellos que Dios da la existencia a todo. Y esto se aplica a todas las obras divinas que podemos conocer. Hablar de las dos manos entregadas a una misma tarea concebida por el trabajo del pensamiento sugiere inmediatamente una diversidad y una complementariedad, que hace posible la realización de la tarea. […] Cada uno encuentra su alegría en su comunión con el otro, en quien recibe una manifestación siempre nueva del Padre / Madre de quien recibe continuamente la existencia, en común y amorosa acción de gracias. 20 Este Amor jubiloso, perfecto y eterno de las 3 Personas divinas, no puede quedar encerrado en sí mismo, lo que representaría un cierto límite. Ansía, derramarse hasta el infinito sobre los demás seres, que son a su vez “limitados” y poder compartirles su felicidad. Será la obra de las “dos manos del Padre”, cuya complementariedad les dinamiza. (Cf. cuadro de Rembrandt”Hijo Pródigo”, en el que las dos manos apoyadas sobre sus espaldas, son una masculina, y otra femenina). Creación, Encarnación, Redención, Pentecostés, una trayectoria hasta que todos entren en la “familia de Dios”: Verbo y Soplo tomarán parte juntos en toda la aventura del mundo y de la humanidad, cada cual a su manera, manifestación y en cierta manera como un desbordar ‘ad extra’, la paternidad y la maternidad de ‘YHWH’. [el Padre] Su existencia en sí misma atestigua que El es la Fuente absoluta: de él, no cesan de recibirse y juntos, le dan todo amor y toda gloria. El Ecce – Fiat del Verbo, expresión de su ser Hijo Por la Encarnación, va a poder manifestarse la actitud fundamental del Verbo hacia YHWH: la del Hijo que entra plenamente en el proyecto del Padre, porque con él no hace más que uno en el amor. Estas palabras bíblicas [Ecce y Fiat] son la expresión de su ser eterno de Hijo, él que nos dice Juan que estaba “desde el comienzo vuelto hacia su Padre” . Es por lo que también sintetizan su leitmotiv que le acompañará toda su vida terrestre . - El Verbo nace hombre, “Nuevo Adán”, “Hombre nuevo” para llevarse consigo a toda la humanidad y volverse hacia Dios, de quien se había alejado (Adán escondiéndose de Él en el jardín del Edén), para que reciba la vida. - El Ecce-Fiat del Verbo atrae el del Espíritu, que es el constructor de la obra de la Encarnación. Es en comunión constante, el uno con el otro, que van a llevar a cabo “la obra del Padre” para la Vida del mundo (de la Encarnación a la Pascua y Pentecostés hasta la Parusia). - EN ESTA COMUNIÓN, VA A GERMINAR POCO A POCO LA NUEVA ALIANZA, DEL QUE ES MODELO E INSPIRACIÓN. - El Ecce – Fiat del Verbo y del Espíritu, atrae el de María, primer fruto en la humanidad, de esta Nueva Alianza cumplimiento de la Primera y que permitirá un día, la entrada de todos los pueblos en el Reino / comunión con el Dios Trinidad (Jn.17; Rom. 8, 1-30; 1 Co. 15,28; Col. 1,12-23; 3, 1-17). [...] El Ecce y Fiat de la Alianza, camino del hombre y de la mujer, para llegar a su plena realización Entrar en la Alianza nueva, es hacer eco al Ecce y al Fiat del Hijo encarnado. Es hacernos por el poder de su Espíritu, hijos muy amados del Padre. Fuera de esto no hay porvenir para la humanidad. Alejado de él, el hombre busca en vano un sentido a su existencia. De ahí surge la desesperanza de muchos de nuestros contemporáneos. De ahí también la búsqueda de los valores espirituales, sin saber dónde buscarlos ni lo que son. El hombre y la mujer están programados para encontrar a Dios. Sin saberlo llevan en sí mismos un deseo insatisfecho de conocerlo, de comulgar con su amor. Creados a su imagen y semejanza, no pueden comprenderse, y el uno al otro, sino descubriendo su Rostro y el amor con que les ha amado. No pueden realizarse sino en el Ecce y el Fiat de la Alianza, sea cual sea la etapa de la Alianza en la que se encuentren. La Alianza Nueva es la promesa en Cristo, del nacimiento a la Vida de Dios por el don del Espíritu vivificante, el “Espíritu de Santidad” que hace comulgar a cada uno en la santidad de Dios el único Santo, incorporándolo al único “pueblo de la Alianza”. Es un camino de santidad, y de “deificación” como dicen los cristianos orientales, porque esta Alianza es participación misteriosa a la vida de Dios. Es un camino de comunión de amor a ejemplo de la que existe en Dios Trinidad. Por 21 ello sólo tiene dos leyes que no son más que una: el amor filial de Dios y el amor fraterno del prójimo. Es un camino de comunión a la vez humana y espiritual en el respeto de las diferencias y de cooperación en igual dignidad, entre “lo masculino” y”lo femenino” en todos los campos de la vida humana, para conducir al mundo a su plenitud según el proyecto de Dios Trinidad. PREGUNTAS A FORMULARNOS: - - ¿Dios es para mi, para nosotras, «Trinidad viva» como para Fancisco y María de la Pasión, o bien una lejana abstracción? – ¿Quién es en particular la Persona del Espíritu Santo? Que Dios sea Padre, Hijo y Espíritu, ¿qué es lo que cambia en mi vida? ¿y mi misión? Seguir a Cristo en su Ecce y su Fiat, ¿qué significa esto para mí? ¿para el Instituto? En el diálogo interreligioso, ¿cómo dar cuenta de nuestra fe en Dios Trinidad? ¿Es esto objeto de reflexión como Iglesia? EL ECCE Y EL FIAT DE MARÍA “He tenido una visión tan hermosa de la ENCARNACIÓN, el Hijo de Dios recibiendo como hombre la creación, y recibiéndola del Ser infinito, Dios su Padre, inseparable de Él mismo como el Espíritu Santo, y recibiendo en María esta creación…” María de la Pasión 6 de agosto 1883. “Me habla ” n° 170 “Quiero […] hacer constar el amor que parece tenía María por nosotras queriendo que el Instituto avance en la tierra diciendo: ‘HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR’ […] Me siento impulsada a contemplar esta divisa como una gracia que nos ha sido reservada como por milagro” 14 diciembre 1885. «Me habla…», n° 214 A menudo hemos meditado, profundizado e intentado aplicar a nuestra vida el Ecce y el Fiat de María. Todo el Instituto ha sido invitado a hacerlo de nuevo, en preparación al capítulo 2002, a partir del Documento:”El Espíritu Santo te cubrirá con su sombra” [Cf. p. 8-19] La meditación de los textos de la Anunciación y de la Visitación, estrechamente unidos, nos hacen caer en la evidencia de que la pronta respuesta de María a la llamada de Dios la hacía inmediatamente disponible a la misión. Una misión en relación con la de otra mujer: Isabel. Las dos nos introducen en las dimensiones más específicamente femeninas del compromiso misionero. Hoy, nos volvemos hacia el capítulo 2002, que al invitarnos a “reavivar el don de Dios” ha vuelto a ponernos de nuevo en presencia del Ecce-Fiat de María, que hace eco al del Verbo y sella una Alianza que abarca toda su vida. El compromiso total de María dinamiza e inspira el nuestro, ahora como al principio del Instituto. Al calificar a María como la primera discípula de Cristo, el Documento capitular la sitúa: - por una parte en el grupo de los discípulos igual que a todos los demás, hombres y mujeres. (Cf. en particular el Evangelio de Lucas y de Juan)¸ - por otra parte como jefe de filas de todos y todas las que serán llamados/as a ser “discípulos- testigos”, y eso en cuanto mujer. 22 El texto nos pide que “revisemos” nuestro Ecce-Fiat como “mujeres de Evangelio” y como hermanas. Siguiendo la invitación lo haremos también con todas las mujeres del mundo, de las que somos solidarias y que buscan su verdadero lugar, la que quiso para ellas el Creador. Un mundo en proceso de “globalización” para lo mejor y lo peor, en el que la mujer sufre demasiadas veces para llevar a cabo su misión al servicio de la Alianza de Vida, de amor y de paz confiado por Jesús a su Iglesia, misión a menudo llena de obstáculos. […] Estamos invitadas a buscar nuestra inspiración en la Palabra de Dios, pero leyéndola con una mirada femenina. María de la Pasión puede ayudarnos, presentándonos a María como “la mujer del verdadero poder”.[…] Toda su vida tratará de profundizar el sentido de este nombre dado a María, y del cual ha recibido la inspiración: ¿cómo y por qué María “es la mujer del verdadero poder?”, ¿qué es el “verdadero poder”? ¿cómo hacerlo suyo y cómo transmitirlo a sus hijas?.. A través de sus Notas Espirituales se pueden desprender algunos acentos principales; la - primera rescatada, María es todo-poderosa porque ha dado Jesús al mundo; y con El el Evangelio, camino de Verdad y Caridad, de pobreza/desprendimiento de las riquezas, de sencillez… - Ella lo puede porque “toda pura”, es Templo del Espíritu Santo, a quien pertenece y que comunica el “verdadero poder”. Cooperando totalmente a su acción que”renueva la faz de la tierra”, haciéndola”renacer de lo alto”, es la “Nueva Eva”, madre del nuevo Adán y de toda la humanidad. - Este “verdadero poder” de María, por su conformidad fundamental con el Espíritu, María de la Pasión lo percibe con más claridad e intensidad al final de su vida, como lo confirma su último Retiro10. Cuando Jesús llama a su madre: “MUJER” … Juan habla de María en dos textos de su Evangelio: el de las bodas de Caná (Jn. 2, 1-12) y el de la muerte en la cruz (Jn 19, 25-34). Estos son dos textos claves: uno al principio del ministerio público de Jesús y el otro al final. Fuera de ellos, la Virgen no aparece: En Juan no se menciona ni el nacimiento ni la infancia de Jesús, ni encuentros o intervenciones de María a lo largo de su ministerio. Se indica solamente que después del milagro del agua cambiada en vino, el Señor “descendió a Cafarnaún, El y también su Madre, sus hermanos y sus discípulos” (2,12). Esto hace suponer que, discretamente María fue siempre para El una presencia tierna y materna. Aunque estos textos sean solamente dos y relativamente cortos, son igualmente ricos de significado en diversos niveles, como todos los escritos joánicos […] - La primera cosa relevante es este nombre con el que Jesús se dirige a su Madre: El la llama ¡“MUJER”! Esta palabra ha parecido por mucho tiempo ofensiva para María, y ha suscitado comentarios justificativos y más o menos confusos… cuando en realidad puede ser su más hermoso título, y con el más rico significado. Más aún cuando los textos sitúan a la “Madre de Jesús” en un rol esencial en el corazón de la Alianza; hacen de Ella una figura emblemática de “la mujer”, icono sobre la tierra del “Rostro Materno” de Dios, cuando ella actúa según su ser profundo y dice SI a la misión que le es propia. En la acogida del Espíritu todos sus valores femeninos se colocan al servicio del proyecto de Dios y llegan a ser maternidad espiritual para el mundo. - Los dos textos se encuentran uno al principio y otro al final de la misión de Jesús, que lleva a cumplimiento la Primera Alianza sellando la Nueva. Ambos enmarcan el tiempo de su ministerio, situando en cooperación estrecha con María y el Espíritu Santo, este tiempo de gestación de la Iglesia, alba de la Era Mesiánica. […] 10 Cf.”A dónde me conduces?, retiro 1903 23 “La mujer del verdadero poder” De Génesis 1,1 a Apocalipsis 22,21 se despliega el largo caminar de la Alianza entre Dios y la humanidad, que es también la historia de la lenta, atormentada y progresiva subida de esta humanidad hacia la verdadera Vida en Dios. De una y otra parte, la mujer está llamada a ocupar un papel esencial: desde Eva hasta la Esposa del Apocalipsis. - Eva, la mujer primitiva, se había equivocado de”poder”. No se le puede acusar: “madre de la vida”, sus “antenas” estaban mejor afinadas que las de Adán “el creado del lodo”, al misterio cuyo poder supera al hombre; ella lo ha buscado a su alrededor: los “espíritus” de la naturaleza, los ídolos. Además que el diálogo entre él y ella y con Dios no se había establecido todavía: es necesario en primer lugar aprender la palabra que es lo propio del hombre, y lo que es la relación interpersonal. Por el momento, es el más fuerte el que domina y tiene todo en su poder. - Según los textos, la mujer no será vista como persona sino a partir de Abrahán; la prueba es que él irá a adquirir una gruta para enterrar allí a Sara. Pero la mujer es aún una persona de rango inferior: en un mundo donde reina la fuerza física, y por lo tanto un mundo violento, la mujer no tiene un poder reconocido. - Más tarde, cuando la Alianza haya progresado, la mujer tomará parte activa, como Miriam, hermana de Moisés y de Aarón. - Pero es necesario esperar a María de Nazaret para que la mujer sea la persona total con quien Dios entra directamente el diálogo de la Alianza. Es entonces cuando se revela también el misterio de Dios Trinidad de Personas: cuando el Espíritu realiza la Encarnación con el consentimiento y la cooperación de María, la “Nueva Eva y madre del nuevo Adán”, la “mujer del verdadero poder” según el proyecto del Padre, “la mujer por excelencia”. - Para la Iglesia, permanece hasta la Parusía, “la madre” dada por Dios con el Espíritu para llevar a plenitud el nacimiento de la humanidad nueva, imagen de Cristo. Para toda mujer, su hermana (si no se equivoca de “espíritu”), es alegría, fuerza y fuente inagotable de inspiración. Para todo hombre, es una invitación a llegar a ser hermano de Cristo – Servidor, y con él “hijo bien-amado”. PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN - A partir de este estudio: Anotar lo que me impacta - ¿por qué? Lo que me parece importante; - ¿por qué? Lo que quisiera añadir o modificar; - ¿por qué? - A partir de mi experiencia: ¿De qué medios prácticos disponemos para ayudar a la “revitalización” de nuestra espiritualidad y de nuestro carisma? - 24 De cara al futuro: ¿Qué otros medios podrían ser de ayuda? III - CARISMA Y ANIMACIÓN DE LA PROVINCIA: APUESTAS Y DESAFÍOS He terminado: en este momento ¡“la pelota está en vuestro campo”!... Sencillamente quiero indicar algunas pistas que me parecen importantes pero que hay que explorarlas concretamente; no son exhaustivas. Apuestas - Para nosotras como para el conjunto de los institutos de Vida Consagrada, la “revitalización” o profundización y actualización del carisma de los orígenes en una perspectiva bíblica, es sobre todo una cuestión de redescubrir el sentido, - lo mismo es para el carisma profético, de esta forma de compromiso religioso en el corazón de la Alianza bautismal. Esto no sólo nos concierne a nosotras y a nuestra familia religiosa, sino a toda la Iglesia y su misión espiritual en el mundo. Ya se ha cumplido mucho para comenzar la trayectoria; una trayectoria que no puede hacerse en orden disperso, sino en comunión con “los demás”. Desafíos No me toca a mí detallarlos y menos todavía encontrarles una solución… Quisiera solamente evidenciar que se sitúan a varios niveles; en particular: - A nivel de la formación inicial y permanente: Entre otros, ¿cómo hacer para que haya armonía entre ellas, adaptadas al mismo tiempo a cada una, en todas las edades de la vida - y colectiva para que todas juntas se sientan responsables de la misión de la “familia fmm”? ¿Cómo asegurar una formación de formadoras – inicial y continua, también en su misión para continuar asegurando en el Instituto la unidad en la diversidad? - El nivel de la búsqueda en el ámbito del carisma del Instituto, de la fidelidad a sus orígenes y de la adaptación de su mensaje en la Iglesia y el mundo de hoy. - ¿Cómo suscitar vocaciones de “buscadoras” y ayudarlas a coordinar su investigación “en red”, a compartir sus hallazgos, entre ellas y – para provecho de todo el Instituto – con la Superiora general, su Consejo y los equipos que las asisten? Aquí, quisiera mencionar el estudio de las lenguas como particularmente importante tanto para la misión como para una “verdadera comunión” entre nosotras (una lengua única conduciría a la Torre de Babel…; desde el origen, María de la Pasión quiso que se aprendieran varias) - y para la inculturación de nuestro mensaje “carismático” en las diversas culturas. Y al mismo tiempo la importancia para las “buscadoras” y “asimiladoras” de la lengua francesa para poder acceder directamente a nuestros textos de fundación. Este deseo fue también expresado por una de nuestras asociadas de Italia, de origen chino… - El nivel de la misión: Si el carisma de una congregación es “un don del Espíritu” para la misión como Iglesia, ¿cuál es el mensaje que el Instituto, unido a otros, es portador en los ámbitos de: profundización o iluminación de la fe de los cristianos en el Dios de Jesucristo, una fe que haga felices - el enriquecimiento mutuo del diálogo ecuménico, - el diálogo interreligioso, de una actualidad candente? - ¿Cómo prepararnos, desde los principios y en la formación continua? - ¿Cómo progresar en el compartir de nuestro carisma con los laicos? Y ahora, “a vosotras el juego”… [Intercambios en los grupos] 25