T-16260 (04-07-07) C-T Decisión judicial

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República de Colombia
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Corte Suprema de Justicia
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
Magistrada Ponente: ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN
Tutela No. 16260
Acta No.55
Bogotá D.C., cuatro (4) de julio de dos mil siete (2007).
Se resuelve la acción de tutela presentada por JUAN DE LA ROSA GRIMALDOS
BARAJAS contra los JUZGADOS VEINTE LABORAL y TREINTA Y SEIS PENAL
DEL CIRCUITO JUDICIAL DE BOGOTÁ y la SALA LABORAL DEL TRIBUNAL
SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL de la misma ciudad.
ANTECEDENTES
Reclamó el demandante la protección de sus derechos al debido proceso,
acceso a la administración de justicia, igualdad y asociación sindical, que
estima violados por los accionados al desatender la orden dada por la Corte
Constitucional en su fallo de tutela T-695 de 2004, en el sentido de suspender
los términos legales consagrados en la ley para ejercer las acciones judiciales
procedentes contra la decisión del INSTITUTO NACIONAL PENINTENCIARIO Y
CARCELARIO (INPEC) de separar del cargo al accionante, por abandono del
mismo.
Adujo que las decisiones laborales cuestionadas en el trámite de esta tutela
dispusieron en primera y segunda instancia, respectivamente, declarar probada
la excepción previa de prescripción de la acción de reintegro instaurada por el
accionante, quien invocó la protección del fuero sindical, como quiera que en
el momento de la desvinculación de su empleo era el Presidente de la
Asociación Sindical de Empleados del Instituto Nacional Penitenciario y
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Carcelario – ASEINPEC, y fue desvinculado, sin que el empleador oficial
obtuviera el respectivo permiso; que para tal efecto, consideraron –el Juez 20
Laboral del Circuito y el Tribunal-, que habiendo fenecido el vínculo el 1 de
junio de 2000, al presentarse la demanda el 24 de septiembre de 2004, era
evidente que había transcurrido tiempo superior a los dos meses señalados por
la ley como plazo máximo para instaurar la acción.
Sostuvo el accionante que, para los juzgadores laborales no incidió la sentencia
T-695 de 2004 proferida por la Corte Constitucional a favor del mismo
GRIMALDOS BARAJAS, el a quo, porque estimó que en esa revisión se aludió
al término de caducidad propio del contencioso administrativo, y el ad quem,
dado que explicó que “la alusión que allí se hace, apunta es a los términos de
caducidad de las acciones que pudieran seguirse contra la resolución #4698/03
del INPEC, sin que para nada distraiga o altere para los efectos de autos, los
términos de prescripción especiales señalados para estas reclamaciones en la
ley ” . Agrego que, por esas decisiones judiciales, presentó incidente de
desacato ante la Juez 38 Penal del Circuito, que había conocido de la acción
de tutela antecedente, pero, finalmente lo declaró improcedente, debido a que
las autoridades judiciales intervinientes en el proceso de fuero sindical, no
fueron sujetos en la aludida acción de tutela.
CONSIDERACIONES DE LA CORTE
Advierte la Sala que los supuestos que originaron esta acción de tutela son
distintos de aquellos que dieron lugar a la acción que conociera el Juzgado 36
Penal del Circuito de Bogotá y, en segunda instancia, la Sala Penal del Tribunal
de la misma ciudad, cuyas decisiones revisó la Corte Constitucional.
En efecto, en aquella oportunidad, se amparó el derecho de petición del señor
GRIMALDOS BARAJAS, y de allí provino la Resolución 4698 de diciembre de
2003, expedida por el INPEC, para cumplir el fallo de tutela, mediante la cual le
resolvió la impugnación que formuló contra la declaración de vacancia, por
abandono del cargo, decisión que se confirmó por dicho instituto.
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Se trata aquí, pues, de examinar unas circunstancias diferentes y nuevas, las
inherentes al proceso especial de fuero sindical que adelantó GRIMALDOS
BARAJAS contra el INPEC, y que son las decisiones adoptadas por el Juez 20
Laboral del Circuito de Bogotá y la Sala Laboral del Tribunal Superior de ese
Distrito, censuradas por no haber tenido en cuenta una orden impartida, sin
destinatario específico, por la Corte Constitucional, amén de haberse declarado
improcedente un “desacato” atribuido a dichas autoridades judiciales, por no
haber sido ellas parte en la acción de tutela.
Pues bien, en la sentencia pronunciada el 22 de julio de 2004 por la Corte
Constitucional (folio 30 y ss. del cuaderno #2), en el trámite de la revisión del
fallo de tutela mediante el cual el Juzgado 36 Penal del Circuito de Bogotá
tuteló el derecho de petición de Juan de la Rosa Grimaldos Barajas, no deja
duda alguna que el Alto Tribunal dispuso que las acciones judiciales
procedentes contra el acto de desvinculación del cargo del directivo sindical
demandante, ordenada por el Director del INPEC.
A esta conclusión llega la Sala de Casación, por cuanto la parte resolutiva no
hizo salvedad respecto de ninguno de los medios judiciales pertinentes para
reclamar contra la ruptura reprochada. Así se desprende de la redacción del
segundo ordinal del aludido fallo definitorio de la acción constitucional:
“ De conformidad con la justificación consignada en el aparte final de las
consideraciones de esta providencia, ADVERTIR que los términos de caducidad de las
acciones procedentes contra la Resolución 4698 de 2003 del INPEC deben contarse a
partir de la fecha de notificación de esta providencia ” . (Subrayado fuera del
original).
Ahora bien, el hecho de que el pronunciamiento de la Corte Constitucional
aluda específicamente a la Resolución 4698, en nada afecta la generalidad y
pluralidad del amparo decretado por dicha Corporación, tal como en sus
motivaciones lo había advertido previamente. En efecto, los tres últimos
párrafos de las consideraciones del fallo T-695/04, que constituyen su ratio
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decidendi,
según el texto subrayado, ninguna duda dejan de que la orden
cobijaba no solamente a las acciones contencioso-administrativas posibles,
sino también a la de reintegro, por la vía del proceso especial. Así reza el
antepenútlimo aparte de las consideraciones del fallo de revisión de las
decisiones de la primera tutela presentada por el actor:
“En este contexto, al agotarse la vía gubernativa, al demandante le quedaron abiertas
las puertas para iniciar la acción contencioso administrativa e, incluso, la acción de
fuero sindical, con el fin de debatir en sede jurisdiccional la titularidad de los derechos
que se vieron involucrados en este conflicto jurídico”.
Y más adelante señala:
“…Por ello, dado que sobre la decisión de los jueces de instancia se encontraba
pendiente la confirmación o revocación de la providencia por parte de esta Sala de
Revisión, la misma encuentra justificado que el término de caducidad de las acciones
procedentes contra la resolución del INPEC no empiece a contarse a partir de la fecha
de notificación de dicha resolución, sobre la cual, como se dijo, se encontraba
pendiente la presente providencia, sino a partir de la fecha de notificación de esta
sentencia”.
El uso de la expresión “término de caducidad”, y la referencia a la resolución
tomada en la vía gubernativa, no desvirtúa la alusión general que la Corte hace
respecto de todas las acciones procedentes contra la decisión de desvincular al
demandante del servicio. Así se desprende de aquel segmento transcrito y del
último párrafo del comentado proveído:
“Ello con el fin de evitar que el transcurso del tiempo, desde que el caso fue asumido
por los jueces de tutela hasta el momento en que la Corte emite su pronunciamiento
definitivo, perjudique al demandante en cuanto a los términos con que contaba para
interponer las acciones judiciales pertinentes, y dado que no fue por negligencia o
descuido suyo que transcurrió el tiempo desde la expedición de la Resolución 4698 de
2003, sino porque se encontraba pendiente la decisión de esta Sala de Revisión”. (Las
subrayas son de la Sala de Casación).
En consecuencia, sin que corresponda analizar en otro plano la orden dada por
la vía de la revisión, es incuestionable la finalidad de restablecer los términos
de las distintas acciones judiciales “procedentes” o “pertinentes” -según lo
transcrito-, contra la decisión del INPEC, de desvincular al actor. Luego no
podían las autoridades judiciales desconocer la orden impartida, precisamente
para evitar que se contabilizara el tiempo que transcurrió en el trámite de la
acción de tutela que se sometió a revisión. Dicha medida, obviamente
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garantizaba el debido proceso, pues se trataba de obtener una definición, sin
que perjudicara, al accionante, el tiempo que transcurrió antes de la revisión en
la tutela anterior, tal cual lo señaló la Corte Constitucional.
En conclusión, se equivocaron los juzgadores laborales accionados al decretar
la excepción previa de prescripción de la acción de reintegro instaurada por el
señor Grimaldos Barajas, pues dicho término había sido restablecido desde la
notificación de la sentencia T-695 de 2004, lo cual ocurrió el 29 de septiembre
de 2004 (f. 49), y habrá de ampararse el derecho al debido proceso. Por lo
mismo, se ordenará dejar sin efectos los autos que decidieron la excepción
previa de prescripción, para que continúe el proceso en el que se tomó dicha
decisión, pues la acción judicial se inició el 29 de noviembre de ese año, como
aparece en autos (folio 63).
Conforme a lo expuesto se negará el amparo solicitado frente al Juez 36 Penal
del Circuito de Bogotá.
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Laboral, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la
ley,
FALLA
PRIMERO: Amparar el derecho de JUAN DE LA ROSA GRIMALDOS BARAJAS al
debido proceso, vulnerado por las providencias mediante las cuales se decidió
por parte de la Sala Laboral del Tribunal Superior de Bogotá, en segundo
grado, y el JUZGADO VEINTE LABORAL DEL CIRCUITO DE BOGOTÁ, en
primera instancia, la excepción previa de prescripción de la acción, dentro del
proceso especial de fuero sindical adelantado por el nombrado GRIMALDOS
BARAJAS contra el INSTITUTO NACIONAL PENITEINCIARIO Y CARCELARIO. En
consecuencia, debe continuar el trámite normal del proceso, hasta la decisión
final de fondo.
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SEGUNDO: Comunicar a los interesados en la forma prevista por el artículo 30
del Decreto 2591 de 1991.
TERCERO: Esta decisión es susceptible de ser recurrida en la oportunidad
prevista en el artículo 31 del Decreto 2591 de 1991. Si no fuere impugnada,
enviar el expediente a la Corte Constitucional para su eventual revisión.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE
ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN
GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA
EDUARDO LÓPEZ VILLEGAS
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LUIS JAVIER OSORIO LÓPEZ
FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ
CAMILO TARQUINO GALLEGO
ISAURA VARGAS DÍAZ
MARIA ISMENIA GARCÍA MENDOZA
Secretaria
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SALVAMENTO DE VOTO DEL
MAGISTRADO GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA
No comparto la decisión adoptada, porque
en mi opinión la acción de tutela no procede contra
providencias judiciales, en virtud de los principios de
autonomía e independencia de los jueces, columna
vertebral de todo Estado de Derecho, tal como durante
mucho tiempo y de manera pacífica y reiterada lo
consideró esta Sala de la Corte Suprema de Justicia, con
apoyo
en
varios
argumentos
jurídicos
sólidos
que
mantienen plena vigencia. Para no abundar en esas
serias razones, suficientemente conocidas y que ahora no
son
compartidas
por
la
mayoría,
estimo
suficiente
remitirme a lo que argumentó la Sala en fallo del 29 de
octubre de 1998:
“Esta Sala de la Corte inaplicó los artículos del
Decreto 2591 de 1991 que autorizaban la acción de
tutela contra providencias judiciales antes de que la
Corte Constitucional declarara inexequible dichas
normas. Por ello, habiéndose proferido la sentencia
C-543 de 1º de octubre de 1992, que declaró
inexequible los artículos 11, 12 y 40 de dicho
decreto, resulta en verdad una temeridad acudir a
este procedimiento para tratar de interferir las
actuaciones judiciales adelantadas por un juez
diferente a aquél al que se solicita el amparo.
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“Conforme lo ha dicho en múltiples ocasiones esta
Sala de la Corte Suprema de Justicia, la declaración
de inconstitucionalidad de los artículos 11, 12 y 40
del Decreto 2591 de 1991, en los cuales se permitía
el ejercicio de la acción de tutela contra providencias
judiciales, retiró de nuestro ordenamiento jurídico el
único aparente fundamento que existía para la
procedencia de dicha acción contra cualquier
providencia que en desarrollo de un proceso o
actuación judicial se profiera.
“Como la misma Constitución Nacional establece en
su artículo 243 que los fallos que la Corte
Constitucional dicta en ejercicio del control
jurisdiccional "hacen tránsito a cosa juzgada
constitucional", disponiendo igualmente que "ninguna
autoridad podrá reproducir el contenido material del
acto jurídico declarado inexequible por razones de
fondo, mientras subsistan en la Carta las
disposiciones
que
sirvieron
para
hacer
la
confrontación entre la norma ordinaria y la
Constitución", se cae de su peso, o por lo menos así
lo considera esta Sala de la Corte Suprema de
Justicia, que mientras no sean modificados los
artículos 1º, 228, 229 y 230 de la Constitución en
vigor, no es posible "reproducir el contenido material
del acto jurídico declarado inexequible por razones
de fondo", vale decir, el contenido material de los
artículos 11, 12 y 40 del Decreto 2591 de 1991, ni
tampoco soslayar el efecto de cosa juzgada
constitucional del fallo de la Corte Constitucional
mediante el expediente de calificar la sentencia o la
providencia judicial que le pone fin al proceso, de ser
algo distinto a lo que por su naturaleza, forma y
contenido son dichas actuaciones judiciales.
“Este criterio no constituye una opinión sin
fundamento de la Corte Suprema de Justicia, sino
que se apoya en la interpretación que de la
Constitución de 1991 hizo la Corte Constitucional en
la sentencia C-543 de 1º de octubre de 1992, en la
cual declaró inexequibles los artículos 11, 12 y 40
del Decreto 2591 de 1991.
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“Según las consideraciones de la
sentencia Nº C-543 de 1º de octubre de 1992, la
Corte Constitucional encontró unidad normativa entre
lo dispuesto por el artículo 11 del Decreto 2591 de
1991 y lo establecido en el artículo 40 del mismo, de
manera que es forzoso entender que ambos se
declararon inconstitucionales por exceder el alcance
fijado por el constituyente a la acción de tutela,
quebrantar la autonomía funcional de los jueces,
obstruir el acceso a la administración de justicia,
romper la estructura descentralizada y autónoma de
las distintas jurisdicciones, impedir la preservación
del orden justo, afectar el interés general de la
sociedad y, además, "lesionar en forma grave el
principio de la cosa juzgada, inherente a los
fundamentos constitucionales del ordenamiento
jurídico". Vale decir, las normas declaradas
inexequibles se hallaron contrarias a lo dispuesto en
los artículos 86, 228, 230 y 239 de la Constitución, la
integridad de su título VIII, el Preámbulo de la Carta
y su artículo 1º, disposiciones todas que subsisten
en la Constitución Política de Colombia”.
Con el acostumbrado respeto,
Fecha ut supra.
GUSTAVO JOSÉ GNECCO MENDOZA
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SALVAMENTO DE VOTO
Radicación tutela: 16260
Con mi acostumbrado respeto por las decisiones de la Sala,
me permito expresar las razones por las cuales me separo de la
decisión, pues, en mi sentir, como lo venía sosteniendo unánimemente
esta Sala de Casación, no procede la tutela contra decisiones judiciales,
por no ser dable mediante esta acción injerirse en la órbita de
competencia de otras autoridades judiciales, ni invalidar los efectos de
sus providencias; además, porque esa posibilidad no cuenta con un
respaldo normativo expreso e iría en contra de los principios de cosa
juzgada y de autonomía judicial.
Lo precedente se halla fundamentado, esencialmente: a) en
que la Constitución Política no previó expresamente la acción de tutela
contra decisiones judiciales y sólo mencionó y reguló tal posibilidad en
los artículos 11, 12 y 40 del Decreto 2591 de 1991, disposiciones que, a
la postre, fueron declaradas inexequibles por la Corte Constitucional
bajo el argumento de constituir un exabrupto jurídico el aceptar tal
clase de amparo (Sentencia C 543/92), soportes supralegal, legal y
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jurisprudencial que conservan toda su vigencia; b) la seguridad jurídica
y el principio de cosa juzgada indudablemente hacen parte del debido
proceso regulado en el artículo 29 de la Constitución, por ello los
ciudadanos que acuden al órgano jurisdiccional y se someten a las
reglas de los procesos, competencias preestablecidas y decisiones
proferidas por el juez natural, no pueden ser sorprendidos en su buena
fe al reabrirse el debate indefinidamente, ante un juez, en la mayoría
de los casos, no especializado y con el mismo margen de falibilidad
como seres humanos; y c) porque sabido es que ningún ciudadano
puede ser juzgado dos veces por el mismo hecho – non bis in idem --,
máxime que constituye principio rector en el Estado Social de Derecho
que el juez de conocimiento debe velar por la guarda de los derechos
fundamentales.
En estos breves términos dejo expresado mi salvamento de
voto.
Fecha ut supra
ISAURA VARGAS DIAZ
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SALVAMENTO DE VOTO
Del Magistrado Eduardo López Villegas
Radicación Tutela No. 16260
No comparto la decisión de la mayoría por cuanto en Tutela
no se trata de hacer una revisión de instancia para sustituirla por
una mejor decisión, sino establecer si la decisión judicial que se
ataca satisface unos requerimientos mínimos de racionalidad
jurídica, lo que a mi juicio se halla en la sentencia que se ataca.
Fecha ut supra,
EDUADO LÓPEZ VILLEGAS
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