HISTORIA DE ESPAÑA CONTEMPORÁNEA Material de trabajo

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HISTORIA DE ESPAÑA CONTEMPORÁNEA
Material de trabajo
MONARQUIA DE ALFONSO XIII
1
El incidente del Cu-Cut
“Barcelona, 25 (5 tarde). Anoche, a primera hora, gran número de
oficiales del ejército, molestados por las caricaturas y artículos que publicaba la
prensa catalana, se reunieron en número de más de 200 en la plaza real;
comenzaron a dar vivas a España y desde allí marcharon a la imprenta del
semanario catalanista Cu-Cut (…)
Desde allí marcharon a la calle del cardenal Casañas, donde se
encuentra la redacción del mismo periódico y renovaron la escena sacando los
muebles y prendiéndoles fuego, apaleando a los que encontraban dentro y
obligándoles a gritar ¡”Viva España”!.
Los oficiales marcharon después a las ramblas de las Flores, donde se
encuentra el periódico de La Veu. Entraron también en la redacción, sacaron
gran cantidad de muebles y de prensa, prendiéndoles fuego igualmente. En la
redacción dieron varios sablazos, obligando a los que allí estaban a gritar
¡”Viva España”! Todo lo destrozaron respetando tan sólo el escudo de
Cataluña, diciendo que Cataluña era una provincia española.
De resultas de los sablazos que dieron hay varios heridos. Uno de ellos,
grave. El gobernado militar, capitán general interino, acudió ante la redacción
de La Veu, dirigióse a los militares y les obligó a que se retirasen al gobierno
militar. Se ha mandado instruir sumario, habiéndose nombrado juez especial al
comandante señor Gotarredona Mencheta”
El Imparcial, 27 de noviembre de 1905.
«Repetimos hoy lo dicho ayer. Es de una extraordinaria gravedad lo que está
sucediendo en Barcelona, donde exista un partido, envalentonado con la
impunidad, que abiertamente predica la separación de España y encierra sus
aspiraciones, no ya en el grito de ~Viva Cataluña libre!, que es de guerra
declarada contra el Estado y contra la Nación.
El escándalo y la amargura que produjeron los sucesos del banquete
catalanista en el frontón Condal, todavía ha de aumentarse con los episodios
lamentables de anteanoche y de ayer, en que, a la indignación de los oficiales
del Ejército, contestaron los catalanistas redoblando sus ataques a España,
escribiendo rótulos de franco separatismo, lanzándose a toda clase de locura
parricida...
El Heraldo de Madrid el día 27 de noviembre
2
Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España.
(…)
Artículo 1º Son electores para diputados a Cortes y concejales todos lo
españoles varones mayores de veinticinco años que se hallen en pleno goce
de sus derechos civiles y sean vecinos de un Municipio, en que cuenten dos
años al menos de residencia.
Las clases de mar e individuos de tropa que sirvan en los ejércitos de mar o
tierra no podrán emitir su voto mientras se hallen en filas. Lo mismo se
establece respecto a los que se encuentren en condiciones semejantes dentro
de otros cuerpos o institutos armados (…)
Art. 2º Todo elector tiene el derecho y el deber de votar en cuantas elecciones
fueren convocadas en su distrito (…)
Art. 4º Son elegibles para el cargo de diputados a Cortes y concejales todos los
españoles varones de estado seglar, mayores de veinticinco años, que gocen
todos lo derechos civiles (…)
Art. 21 En los distritos en que deba elegirse un diputado o un concejal, cada
elector no podrá dar válidamente su voto más que a una persona. Cuando se
elija más de uno, hasta cuatro, tendrá derecho a votar uno menos del número
de los que hayan de elegirse, a dos menos si se eligieran más de cuatro, a tres
menos si se eligieran más de ocho, y cuatro menos si se eligieran más de diez
(…).
Art. 29 En los distritos donde no resultaren proclamados candidatos en mayor
número de los llamados a ser elegidos, la proclamación de los candidatos
equivale a su elección y les releva de la necesidad de someterse a ella (…)
Ley electoral de 1907. Ley electoral de 1907 Gaceta de Madrid, de 10 de agosto
de 1907.
3
Guerra de Marruecos. Repercusiones en la opinión pública.
“Morirán unos cuantos soldados, ascenderán otros cuantos, enseñaremos una
vez más nuestro desbarajuste, nos pondremos por centésima vez en ridículo
llamando al tiroteo escaramuza; a la escaramuza, acción de guerra; al
encuentro de avanzadas, combate; al combate, batalla campal; enviaremos
más generales que coroneles, más jefes que oficiales, más oficiales que
soldados, más promesas que realidades, y por todo sacar, sacaremos sólo una
cosa: sangre al pueblo y dinero al contribuyente[…] Yo le digo que esto de ir a
Marruecos es la revolución, y al decirlo sirvo a la Patria y al Rey mucho mejor
que haciendo creer al Rey y a la Patria que el ir a Marruecos conviene a la
nación y a la monarquía”
ROMEO, Leopoldo, “La trompa bélica suena” en el periódico Correspondencia
de España, 12 de julio de 1909
“Si la Guerra de Marruecos no fue nunca una empresa popular, en 1922, a un
año vista de la catástrofe de Melilla, la cuestión de Marruecos se había
convertido para los políticos en una idea obsesiva, determinante muchas veces
de su estancia en el poder; para los militares en algo superior a sus fuerzas,
para la nación, en una herida por donde se escapaban las energías y el dinero,
y para el pueblo, en una misión incomprensible, dolorosa y por lo mismo
repudiada. Aquel que por suerte no había sufrido en su propia carne o en la de
su familia los estragos de la catástrofe, lo sufría en su economía, o quizás sólo,
con ser bastante, en su orgullo, al ver a lo más selecto de su Ejército derrotado
humilladamente por un grupo de “moros salvajes” mal pertrechados y, por
supuesto, no preparados para la guerra. Sea como fuese, lo cierto es que no
dejó indiferente a nadie.
Pero, sin duda, la pesadilla de Marruecos afectó sobre todo a aquellos que
llevaban el peso de la campaña: las clases económicamente más débiles. En
efecto, la Ley de Reclutamiento de 1912 permitía redenciones a los cinco o
diez meses de servicio contra cuotas de 1500 a 2000 pesetas. Esta
discriminación económica fue la tabla de salvación de aquellos mozos que, por
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razón de clase o situación social, podían pagar las cuotas estipuladas. El
estado de guerra crónico en el Norte de África, una mortalidad en campaña
alta, condiciones del servicio degradantes, etc., convertían el pago de la cuota
en una necesidad […]. El único y elemental recurso de los pobres para huir del
reclutamiento y del más
que probable destino a África era presionar para
conseguir cualquier tipo de exanción, alegando insuficiencias físicas, o recurrir
a trámites de la emigración con objeto de ser considerados prófugos…”
LOZÓN URUEÑA, Ignacio M., “Las repercusiones de la acción de España en
Marruecos. 1922-1923” en Tiempo de Historia, Año VII, núm. 75, febrero, 1981.
“Sin embargo, el choque violento de Barcelona no va a producirse por causas
laborales, sino por una coyuntura política muy particular en función de lo que ya
era una verdadera guerra en el Rif. […] Las hostilidades importantes habían
comenzado en Marruecos durante el mes de febrero de 1909. Maura había
obtenido del Parlamento un crédito extraordinario y el 10 de julio fueron
llamados a filas los reservistas.[…] Comenzaron los embarques de tropas en
Barcelona, prosiguiendo toda la semana. El domingo 18 las despedidas en el
puerto se transformaron ya en manifestación antibélica. […] El día 19 las
manifestaciones contra la guerra recorren las Ramblas; las fuerzas de
vigilancia patrullan por las calles. El día 22 las Juventudes Socialistas convocan
en Madrid una manifestación en la que participan miles de jóvenes y de
mujeres (ya se habían producido actos de insubordinación al salir de Madrid el
regimiento de Arapiles) […] Los acontecimientos se precipitan y el día 24 se
forma un comité de huelga con representantes de los diversos sectores de
Solidaridad Obrera. […] El Comité de huelga, formado al fin por representantes
de los grupos anarquistas, de la Federación socialista y de las sociedades
obreras, tomó sus últimas disposiciones en la madrugada del 26 de julio. La
huelga fue total; los tranvías, guiados por los «murcianos» traídos por Foronda,
circularon hasta las nueve de la mañana, pero tras numerosos apedreamientos
y algún que otro incendio cesaron de circular. A causa de los tranvías se
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produjeron los primeros choques entre huelguistas y fuerza pública. Por la
tarde se declaró el estado de guerra (contra el criterio de Ossorio y Gallardo,
gobernador civil). La huelga era hasta entonces relativamente pacífica en
Barcelona, pero ¿ qué pasaba en el resto de Cataluña? El paro era total en
Sabadell, Mataró, Tarrasa, Manresa, San Feliú de Llobregat, Granollers, etc.,
etc. Pero lo extraordinario era que en la mayoría de las localidades citadas la
huelga había tomado un carácter insurreccional y que los obreros eran dueños
de la situación.
El martes 27 la violencia subirá de punto en una Barcelona aislada del resto del
mundo, con fuerzas del ejército mandadas por el general Santiago, que, en
realidad, no bastaban para salvar la situación[…] en Barcelona se alzaban
barricadas por doquier y había muertos y heridos en los choques con el ejército
y fuerzas de seguridad. […] En medio de esta situación empezó la quema de
conventos, siendo el primero en el caso de la ciudad, el de las Adoratrices […]
No se produjeron ataques contra las personas de sacerdotes y religiosos, pero
sí macabros desenterramientos en conventos, etc. […] El miércoles 28 los
combates fueron todavía más intensos, pero la huelga, perdido su objetivo
inicial y sin encontrar otro, desbordada por la provocación anticlerical y
separada del resto del país, tenía que ir forzosamente a la deriva[…] El
movimiento, carente de dirección, se agotaba; el viernes 30 por la tarde
aflojaron los combates; el sábado 31 todo había prácticamente terminado y el
lunes 2 de agosto se reanudó el trabajo a ritmo normal. Empezaron los
encarcelamientos, los registros y los procesos. El mismo día 2 actuó el primer
consejo de guerra sumarísimo. El saldo trágico de aquellos días era: tres
muertes y 27 heridos por parte del ejercito de seguridad; una muerte y 46
heridos de la Guardia Civil; 82 muertos y 126 heridos de la población civil (102
muertos según fuentes no oficiales); cuatro muertos y 18 heridos de la Cruz
Roja. Los detenidos eran casi un millar”.
La semana trágica de Barcelona. Tuñón de Lara, Manuel. El Movimiento obrero
en la Historia de España.
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Don Alfonso XIII, por la gracia de Dios y la Constitución, Rey de España. A
todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: que las Cortes han
decretado y Nos sancionado lo siguiente:
Artículo único. No se establecerán nuevas asociaciones pertenecientes a
Órdenes o Congregaciones religiosas canónicamente reconocidas, sin la
autorización del Ministerio de Gracia y Justicia consignada en Real decreto,
que se publicará en la Gaceta de Madrid, mientras no se regule definitivamente
la condición jurídica de las mismas. No se concederá dicha autorización
cuando más de la tercera parte de los individuos que hayan de formar la nueva
Asociación sean extranjeros.(…) Dado en Palacio a veintisiete de diciembre de
mil novecientos diez.
YO EL REY El Presidente del Consejo de Ministros. José Canalejas.
de Madrid, 28 de diciembre 1910. Ley del candado.
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Gaceta
“La hacienda con déficit y el Estado defraudado por la riqueza oculta,
recargadas ciertas fuentes contributivas, mientras otras compran la
benevolencia de la investigación, para rehuir su contribución a la patria. [...]
Desde luego hay que confesar que es imposible labor fructífera cuando en los
últimos veinte años gobernaron 38 gobiernos con un promedio de ejercer el
poder en tres o cuatro meses. [...] Esta es la culpa de los gobernantes.
La del pueblo es el mal uso que hace de sus derechos de ciudadanía,
vendiéndola a la influencia o al dinero, no usándolos o concediéndolos
inconsciente a los vividores de la política. Pero en esta responsabilidad tiene
una disculpa y le ayuda un cómplice: la inmoralidad electoral manejada por el
cacique, que la cede a reembolso a los profesionales de la política ayudados
por los gobiernos, que para ello entronizan la corrupción y atropellan la justicia,
persiguiendo o desmoralizando a los encargados de la sagrada misión de
administrarla.
La ética gubernamental ha producido el cáncer que corroe al Estado español
inficionando [infectado] todos sus organismos, contaminando, en mayor o
menor grado ,a todos sus individuos. El ejército ha resistido durante mucho
tiempo el contagio, pero también por fin en él ha prendido.
La influencia, el favoritismo, la burocracia, la demagogia y la anarquía como
naturales consecuencias; en fin, todas las enfermedades que enumera el
derecho político como causantes de la vida anormal de los estados, aquejan al
español y conducen a la ruina.
Mensaje de las juntas de defensa a Alfonso XIII (1917)
A los obreros y la opinión pública: ha llegado el momento de poner en práctica,
sin vacilación alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la
Unión General de trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo en el
Manifiesto suscrito por estos organismos en el mes de marzo último. Durante el
tiempo transcurrido desde esta fecha al momento actual, la afirmación hecha
por el proletariado de demandar, como remedio de los males que padece
España, un cambio fundamental de régimen político ha sido corroborada por la
actitud que sucesivamente han ido adoptando importantes organismos
nacionales, desde la enérgica afirmación de la existencia de las Juntas de
Defensa del Arma de Infantería, frente a los intentos de disolución de estos
organismos por los poderes públicos, hasta la Asamblea de Parlamentarios
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celebrada en Barcelona el 19 de julio, y la adhesión a las conclusiones de esta
Asamblea de numerosos Ayuntamientos, que dan el público testimonio de las
ansias de renovación que existen en todo el país. Durante los días febriles en
los cuales se han producido estos acontecimientos, el proletariado español ha
dado pruebas de serenidad y reflexión, que tal vez hayan sido interpretadas por
las oligarquías que detentan el Poder como manifestación de falta de energía y
de incomprensión de la gravedad de las circunstancias actuales (…).
Si tal idea se han formado los servidores de la Monarquía española, se han
engañado totalmente. El pueblo, el proletariado español, ha asistido en silencio
durante estos últimos meses a un espectáculo vergonzoso, mezcla de
incompetencia y de repulsiva jactancia, de descarado desprecio de la vida y de
los derechos del pueblo e impúdica utilización de las más degradantes mentiras
como supremo recurso del Gobierno (…).Y si esto han hecho los poderes
públicos con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las
más firmes garantías de su existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el
pueblo inerme e indefenso bajo un régimen constitucional ficticio, bajo un
régimen económico de miseria y despilfarro, y en un estado cultural mantenido
por los oligarcas en el más bajo nivel, y sobre el cual la masa ciudadana sólo
puede irse paulatinamente elevando merced a ímprobos y perseverantes
esfuerzos?
La crisis de 1917, Comité de huelga, 12 de agosto de 1917.
"Aspiramos a que España tenga un verdadero Ejército nacional en el cual todas
las clases se fundan y se inspiren en un solo pensamiento: la prosperidad del
país. Ansiamos ver confundidos en las filas al bracero y al comerciante, al
hombre de ciencia y al industrial, al Grande de España y al capitalista ...
Cuando el Ejército sea la expresión fiel y exacta de todas las fuerzas vivas del
país; cuando ni el oro redima de la honra de servir a la Patria, ni el nacimiento
exima de vestir el burdo capote del soldado, entonces el Ejército se regenerará
indefectiblemente, pues el pobre servirá sin disgusto y el rico emulará su
espíritu ante las gloriosas tradiciones de esa bandera que hoy sólo ve en los
edificios públicos los días de nacional solemnidad"
LUIS VIDART, La Fuerza Armada, Madrid, 1876, pág. 28. Proposición de la
Asamblea de parlamentarios de Cataluña, Barcelona, 5 de julio de 1917.
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En febrero de 1919, se inició la que más tarde sería conocida como la «Huelga
de La Canadiense», llamada así porque el principal accionista de la Compañía
era Canadian Bank of Commerce of Toronto. El conflicto comenzó al
organizarse entre el personal de oficinas, un Sindicato Independiente, que el
gerente de La Canadiense, Fraser Lawton, nunca aceptó, por lo que éste
empleó como estrategia hacer fijos ocho empleados eventuales y rebajarles el
sueldo. Éstos protestaron con el argumento de que: «a mismo trabajo, mismo
sueldo». Estas ocho personas, que eran precisamente las que habían
organizado el Sindicato Independiente dentro de la empresa, inmediatamente
fueron despedidos por Lawton. Cinco de los sancionados pertenecían a la
sección de facturación y sus compañeros, en acto de solidaridad, el día 5 de
febrero de 1919 se declararon en huelga. Rompiendo la pluma y tirando los
tinteros, se negaron a seguir trabajando hasta que se readmitiera a sus
compañeros despedidos. Los 117 empleados de la sección de facturación se
dirigieron hacia Gobernación para hablar con el gobernador, que les prometió
que intercedería por ellos ante la empresa, si volvían al trabajo. Cuando éstos
volvieron, se encontraron con fuerzas de la policía que les impedían el paso, no
dejándoles entrar al interior del edificio, produciéndose diversos incidentes y
quedando todos ellos despedidos. Al día siguiente la noticia corrió por
Barcelona como un reguero de pólvora.
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Manel Aisa
«Las noticias de la situación en Barcelona eran ayer muy alarmantes. La
huelga de La Canadiense se ha extendido a otras compañías de electricidad y
a la general de aguas. La ciudad estuvo anoche a obscuras»
(ABC, 27 de febrero de 1919 en la página 10)
Al País y al Ejército.
Españoles: Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado
(porque hubiéramos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin
interrupción la vida española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso
requerimiento de cuantos amando la Patria no ven para ella otra salvación que
liberarla de los profesionales de la política, de los hombres que por una u otra
razón nos ofrecen el cuadro de desdichas e inmoralidades que empezaron el
año 98 y amenazan a España con un próximo fin trágico y deshonroso. La
tupida red de concupiscencias ha cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta
la voluntad real. Con frecuencia parecen pedir que gobiernen los que ellos
dicen no dejan gobernar, aludiendo a los que han sido su único, aunque débil
freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca ética sana, el tenue tinte de
moral y equidad que aún tienen; pero en la realidad se avienen fáciles y
contentos al turno y al reparto, y entre ellos mismos designan la sucesión.
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar
nosotros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya
de rebeldías mansas, que sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la
disciplina, que está recia y viril, a que nos lanzamos por España y por el Rey.
Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad
completamente caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar, los
buenos días que para la Patria preparamos. Españoles: ¡Viva España y viva el
Rey!
No tenemos que justificar nuestro acto, que el pueblo sano demanda e impone.
Asesinatos de prelados, exgobernadores (…), rastreras intrigas políticas,
tomando por pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbre ante este
gravísimo problema nacional, indisciplina social (…), impune propaganda
comunista (…). Miguel Primo de Rivera, Capitán General de la Cuarta Región. La
Vanguardia, Barcelona, 13 de septiembre de 1923.
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“Reunidas conjuntamente las Comisiones Ejecutivas del Partido Socialista
Obrero y de la Unión de Trabajadores al enterarse de los acontecimientos
iniciados en Barcelona esta madrugada, acordaron dirigirse a sus afiliados a los
elementos simpatizantes y, en general, a la opinión pública, para explicar su
actitud sin veladuras, porque ponerlas equivaldría a ocultar el pensamiento con
disfraces poco gallardos en el momento de aparecer mansamente vencedora
una sedición militar. Pocas son las noticias que cuando deliberamos hemos
podido recoger de la rebelión; pero aún siendo pocas bastan […] para descubrir
el carácter de tan singular movimiento. Altos jerarcas del ejército, sacando a la
calle las tropas, por la ley sumisas a su mando, han sustituido violentamente
con subordinados suyos a las autoridades civiles tras la publicación de un
manifiesto [….]. Ningún vínculo de solidaridad ni siquiera de simpatía política
nos liga con los gobernantes. Al contrario: merecen de nosotros los más duros
reproches por haber incumplido desde el Poder cuantas ofertas hicieron antes
de escalarle y en singular aquellas por las cuales pudo abrigar el país la
esperanza de ver, sino resuelto, por lo menos decrecido el problema de
Marruecos, devorador insaciable de todas las energías nacionales […]. El
pueblo se encuentra hoy ante una rebelión militar que, en síntesis […] pretende
intensificar una acción guerrera que en catorce años de desarrollo sólo ha
cosechado enormes y sangrientos desaciertos […]. El pueblo español,
especialmente la clase trabajadora, que tan dolorosa experiencia ha adquirido
del proceder de las altas jerarquías militares, no debe prestar aliento a esta
sublevación, preparada y dirigida por un grupo de generales que pueden
ostentar, como emblema, el favor y el fracaso enlazados, y no debe tomar
iniciativas sin recibir las instrucciones de los Comités del Partido Socialista y de
la Unión General de Trabajadores, que, conscientes de su responsabilidad, no
habrán de ocultar su opinión, cualesquiera que sean las circunstancias.
Madrid, 13 de septiembre de 1923. Por el Partido Socialista FRANCISCO
NUÑEZ TOMÁS, vicesecretario; PABLO IGLESIAS, presidente. Por la Unión
General de Trabajadores FRANCISCO LARGO CABALLERO, secretario
general; JULIÁN BESTEIRO, vicepresidente.”
El Socialista, Madrid, 13 de septiembre 1923
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Todas las personalidades del republicanismo español citadas en la nota que
más adelante reproducimos, celebraron el domingo al mediodía, en el Hotel de
Londres, una reunión preliminar para cambiar impresiones brevemente y se
convino reunirse a las tres de la tarde en el domicilio social de la Unión
Republicana de San Sebastián.
La reunión de dichos elementos comenzó a las tres y media y terminó algo
después de las seis. Al final se facilitó a los periodistas la siguiente nota
oficiosa:
«En el domicilio social de la Unión Republicana, bajo la presidencia de don
Fernando Sasiaín, se reunieron esta tarde don Alejandro Lerroux y don Manuel
Azaña, por la Alianza Republicana; don Marcelino Domingo, don Álvaro
Albornoz y don Ángel Galarza, por el Partido Republicano Radical-Socialista, y
don Niceto Alcalá Zamora y don Miguel Maura por la Derecha Liberal
Republicana; don Manuel Carrasco Formiguera, por Acció Catalana; don
Matías Mallol Bosch, por la Acción Republicana de Catalunya; don Jaime
Aiguadé, por “Estat Catalá”, y don Santiago Casares Quiroga, por la
Federación Republicana Gallega, entidades que juntamente con el Partido
Federal Español -el cual, en espera de acuerdo de su próximo Congreso, no
puede enviar ninguna delegación- integran la totalidad de los elementos
republicanos del país.
A esta reunión asistieron también, invitados con carácter personal, don Felipe
Sánchez Román, don Eduardo Ortega y Gasset y don Indalecio Prieto, no
habiendo podido concurrir don Gregorio Marañón por hallarse ausente en
Francia, y de quien se leyó una entusiasta carta de adhesión [...].
Examinada la actual situación política, todos los representantes concurrentes
llegaron, en la exposición de sus peculiares puntos de vista, a una perfecta
coincidencia, la cual quedó inequívocamente confirmada en la unanimidad con
que se tomaron las diversas resoluciones adoptadas.
La misma absoluta unanimidad hubo al apreciar la conveniencia de gestionar
rápidamente y con ahínco la adhesión de las demás organizaciones políticas y
obreras, que en el acto previo de hoy no estuvieron representadas, para la
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finalidad concreta de sumar su poderoso auxilio a la acción que, sin desmayos,
pretenden emprender conjuntamente las fuerzas adversas al actual régimen
político».
Ampliando la nota anterior, podemos decir que la cuestión batallona de la
reunión fue el criterio mantenido por la representación catalana, expuesto
claramente por el señor Carrasco Formiguera en el sentido de que para tomar
parte en el hecho revolucionario necesitan ellos el reconocimiento de la
personalidad catalana, pues no pueden prescindir de ser catalanes, aunque
sean republicanos.
Unánimemente se mantuvo entre los reunidos el criterio de que Cataluña
redacte libremente el Estatuto Catalán, sometiéndolo en su día al refrendo de
las Cortes Constituyentes.
En este espíritu federalista de la asamblea se dijo también que el mismo criterio
habría de seguirse por lo que respecta a otras regiones con personalidad
definida, como son las Vascongadas, Galicia, etc., dentro de la unión perfecta
de todas ellas.
Se convino ampliar las gestiones de todos los elementos antidinásticos, como
el Partido Socialista, la Unión General de Trabajadores, la Confederación
General del Trabajo, etcétera [...]”
Pacto de San Sebastián (17 de agosto de 1930). La Vanguardia, Barcelona, 19 de
agosto de 1930.
La dictadura ha sido un poder omnímodo que no sólo ha operado sin ley ni
responsabilidad, (…) sino que no se ha circunscrito a la órbita de lo público,
antes bienha penetrado en el orden privadísimo brutal y soezmente. (…)No hay
punto de la vida española en que la Dictadura no haya puesto su innoble mano
de sayón. (…).
He tenido que evocar con in mínimum de evidencia lo que la Dictadura fue. Hoy
parece un cuento. Yo necesitaba recordar que no es un cuento, sino que fue un
hecho. Y que a ese hecho responde el régimen Berenguer, cuya política
significa volvamos tranquilamente a la normalidad por los medios más
normales, hagamos“ como si” aquí no hubiese pasado nada radicalmente
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nuevo, sustancialmente anormal. Eso, eso es todo lo que el régimen puede
ofrecer, en este momento tan difícil para Europa entera, a los veinte millones
de hombres ya maltraídos de antiguo, después de haberlos vejado, pisoteado,
envilecido y esquilmado durante siete años. Y, no obstante, pretende,
impávido, seguir al frente de los destinos históricos de esos españoles y de
esta España (…) Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error Berenguer.
(…) El régimen sigue solitario, acordonado como leproso en lazareto. (…)Y
como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el régimen mismo,
nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes
tenemos que decir a nuestros conciudadanos: ¡Españoles, vuestro Estado no
existe! ¡Reconstruirlo!.
El error Berenguer. Delenda est Monarchia. José Ortega y Gasset. El sol (15 de
noviembre de 1930
Las elecciones celebradas el domingo, me revelan claramente que no tengo el
amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo,
porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés
público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse y sin
duda erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra patria se mostró siempre
generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles y
también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias
prerrogativas en eficaz forcejeo contra los que las combaten; pero
resueltamente quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra
otro, en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque
más que míos son depósitos acumulados por la Historia de cuya custodia me
han de pedir un día cuenta rigurosa. Espero conocer la auténtica expresión de
la conciencia colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el
ejercicio del Poder Real reconociéndola como única señora de sus destinos.
También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor de la Patria. Pido
a Dios que también como yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles.Alfonso, Rey.
Abdicación de Alfonso XIII (14 de abril de 1931)
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