Digno y necesario

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Digno y necesario
La misión africana del doctor Cavadas.
Cuarenta operaciones en seis días, a cambio de sonrisas.
El año pasado realizó el primer trasplante de cara hecho en España y este año
espera poder practicar el primero de piernas en todo el mundo. Con su prestigio
internacional y sus privilegiadas manos podría estar ganando millones, pero el
“cirujano-milagro” de nuestro país, el valenciano Pedro Cavadas, dedica su tiempo libre
a los más necesitados. Cada tres meses viaja a recónditos rincones de África para operar
gratis a quien lo necesite. En un hospital sin agua corriente ni luz cose, amputa y
devuelve la ilusión por la vida.
“Tener la bendita fortuna de poder aliviar sufrimiento a la gente y curarla, devolver algo de lo que te da la
vida, a quienes no pueden elegir es no sólo digno, sino necesario”.
Sus pacientes quizá sólo vean a un cirujano en toda su vida, y es paradójico que justo sea uno de los mejores
del mundo. Cavadas opera sin apenas medios. El quirófano no tiene ni agua corriente. La luz, si la hay, es un lujo.
Cavadas suele ir a Moyale, una ciudad entre Kenia y Etiopía. Llegar a Moyale requiere dos vuelos y dos días con
sus noches conduciendo por el desierto. Tras cinco pinchazos, las ruedas acaban siendo arregladas con aguja e hilo.
En el quirófano es igual. “Todo es creatividad pura. Si buscáramos las condiciones que tenemos en España, no
llegaríamos a operar a nadie”.
Cavadas chapurrea suajili, idioma extendido en la zona, y dice: “Quizá algún día acabe viviendo aquí”. Sus
campamentos médicos son auténticas aventuras médicas. Se quita su bata, se calza sus botas de batalla y acude con
una enfermera, una anestesista y el material que quepa en un todoterreno. Conduce él mismo, a veces durante 20
horas. Opera unas 40 personas por viaje, mayores y niños que acuden a decenas, muchas veces desde aldeas
remotas, a 90 km de trayecto a pie para hacer cola durante días.
“La gente aquí es dura como piedras, convive con sequías, hambre, penurias… casi no se queja y los niños
no lloran”. El labio leporino se arregla en España con una sencilla cirugía al poco de nacer, pero a Ibrahim nadie lo
operó. No pudo mamar y ya ni podía comer. Cavadas le cambió la vida en media hora.
Gran parte de los niños africanos está tan carente de medicina como de cariño. A Gloria, una bala perdida en
Burundi le rozó la cabeza y le partió la oreja. Cavadas se la reconstruyó. En el postoperatorio le prescribió también
un buen número de sonrisas, que él mismo administra.
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La generosidad también es
actual, no sólo de personajes
de cine o leyenda.
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El bien es mucho más
silencioso que el mal.
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Las personas generosas
experimentan que reciben más
que dan.
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