Revista retos

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Sociedad
Sociedad
¿Es el acoso
escolar un
reflejo de la
crisis de
valores?
Aitana Estrecha
Soraia Mera
Cristina Sampedro
Marina Tellería
Claudia Urbizu
Sociedad
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La educación moral se aprende por medio de unos
modelos de referencia que pueden ser la religión,
los amigos, la familia y la escuela.
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Sociedad
El momento en el que más destaca el aprendizaje en el proceso del ser humano es en el periodo que abarca desde la infancia hasta la juventud, aunque el
aprendizaje sea algo que transcurre a lo largo de toda la vida. Hoy en día nos
encontramos en una crisis de valores, por lo que vemos que esta educación
moral no está funcionando como debería.
Entorno escolar
Los centros escolares cumplen un papel
fundamental en lo que a la transmisión
de valores se refiere, ya que se encarga
de enseñar a los alumnos aspectos de la
educación moral que no pueden aprenderse fuera del entorno escolar. El que
los niños se relacionen con otros niños y
aprendan a compartir, a respetarse tal y
como son, es algo que debe inculcarse
en los años de aprendizaje y con unas
técnicas que desarrollan los centros
para que así sea.
Los programas de los centros educativos
incluyen en cada una de sus asignaturas
técnicas que posibilitan la educación en
valores morales. Aunque la escuela y
el profesorado tratan de inculcar estos
valores morales a los alumnos. Si estos
valores no están en consonancia con los
valores que se transmiten en el hogar,
surgen casos conflictivos en la forma de
socializarse entre los menores.
Los centros escolares no son las únicas
instituciones que transmiten los valores
educativos a los menores, pero sí, es
un lugar donde la educación de valores
es significativa por ser un lugar donde
pasan la mayor parte del tiempo y se
relacionan con otros menores. Conviene evitar algunos errores frecuentes en
la atmósfera educativa y en el modo de
enseñanza para salir de esta crisis de
valores.
La educación es un elemento esencial
para la construcción de referentes, en
ella se traza la necesidad de un replanteamiento de la educación y del entorno, por ese motivo el aprendizaje de los
valores y de actitudes requiere la apli-
cación de una metodología. Mª Dolores
Olaya Villar, Catedrática de Pedagogía,
explica que esta metodología de la que
hablamos, facilita a los alumnos el proceso de aprendizaje utilizando una serie
de técnicas. Una de ellas, es la técnica
de participación activa. Esta estrategia
hace que el sujeto entre en contacto con
otras personas en diversas situaciones
y ello contribuye al cambio de actitudes.
Está también, la técnica de trabajo cooperativo, la cual está ligada a los aprendizajes de tipo conceptual en el cual se
pretende un desarrollo de habilidades
de relación social y de trabajo en equipo.
Otra de las técnicas es la de la comunicación persuasiva lo que se pretende enseñar con esta metodología es la
comprensión y aceptación de los argumentos o razones que justifiquen una
conducta o una actitud. El sujeto, o en
este caso el alumno, es quien tiene el
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poder de decidir desde los argumentos
hasta la aceptación o rechazo de la información que recibe.
Entorno familiar
La familia es uno de los principales
transmisores de valores hacia los menores. Como ya hemos mencionado,
los más pequeños pasan la mayor parte del tiempo en la escuela o en casa
con sus familias, por eso es importante
ser consciente de la importancia del papel de las familias en la buena educación de estos. Nos atrevemos a situar a
la familia, por delante de la escuela a la
hora de transmitir estos valores. Haciendo referencia a este tema, Miguel Ángel
Dieste, director de un colegio católico en
Gipuzkoa, señala: “Aquí es cierto que se
cuenta con los padres desde el primer
momento porque al final ellos son los últimos responsables de la educación de
sus hijos. El colegio es una ayuda, un
refuerzo,... pero yo no puedo educar en
valores si en casa no se les educa en
valores, eso lo tenemos clarísimo”.
Los padres también son la imagen a la
que se aferran los niños como guías de
sus actos. Como la tesis doctoral, Pautas
de transmisión de valores en el ámbito
familiar, de Hortensia López Orca: “La
relación entre padres e hijos, constituye
un vínculo excepcional. La observación
implica imitación y desempeña un papel
fundamental en el aprendizaje social.
Ésta irá haciéndose compleja a medida
que el niño vaya madurando”. Es por ello,
que es realmente crucial que la familia,
principalmente los padres, traten de que
sus hijos entiendan la importancia de
valores como: solidaridad, tolerancia, diversidad,…
En las últimas décadas, esta educación
en valores se ha visto perjudicada por
una serie de cambios sociales. Un claro ejemplo de ello es la inserción en el
mundo laboral de las figuras tanto paternas, como maternas. En muchos casos,
esto provoca falta de tiempo para pasarlo en familia. Esta falta de tiempo suele
repercutir en la correcta transmisión de
estos valores. Esta falta de comunicación en cuanto a valores trae problemas
muy serios en la sociedad, como la ya
sonada crisis de valores.
Un reflejo de esta situación de crisis en
el ámbito familiar, lo encontramos en los
problemas de acoso escolar. Son numerosos los estudios y datos que indican
que detrás de un caso de maltrato escolar se encuentra un problema familiar.
La educación es un elemento esencial para la
construcción de referentes
El ya mencionado Director Miguel Ángel
Dieste, afirma: “una persona que tiene
problemas de relación es porque también en su casa hay algo. Normalmente,
es en el 95% del total de los casos de
bullying”.
Por lo tanto, dediquemos más tiempo a
nuestros hijos, transmitámosles los valores morales más importantes en un ser
humano. De esta forma, les evitaremos
situaciones conflictivas en las relaciones
sociales de ellos y comenzaremos por
salir de esta crisis de valores.
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Entorno religioso
Otro elemento fundamental que fortalece la transmisión de valores es la religión, que puede estar presente tanto en
el entorno familiar como en el escolar.
A lo largo de la historia, la religión ha
influido y ha generado cultura en todos
los países del mundo. La cultura de la
que nos dotamos hoy en día proviene
del catolicismo y esta cultura la conforman una serie de valores que han sido
transmitidos por los agentes educativos
como la familia, los profesores y las órdenes eclesiásticas.
La primera ceremonia religiosa que recibe una persona, generalmente a los
pocos días de nacer, es el Bautismo. En
ese acto, el cura anima a la familia a seguir el vínculo religioso para que el niño
sea educado en los valores cristianos.
Posteriormente, los progenitores encauzan la educación de sus hijos hacia
una enseñanza basada en los sistemas
de principios y creencias ligados a su
religión. En la Primera Comunión es el
acto en el que los niños reciben a Dios
de manera simbólica. Estas decisiones,
que se llevan a cabo en los primeros
8-9 años de los niños, son tomadas por
los padres. Después de la Primera Co-
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munión, los niños empiezan a decidir si
quieren seguir participando en actos religioso como monaguillos en las iglesias,
realizando actos de solidaridad o integrándose en el coro de la parroquia de
su barrio, entre otras acciones religiosas.
Todas estas decisiones dependerán de
cómo han influido los valores del cristianismo en el desarrollo personal de los
niños. Este proceso educativo marcará
hechos importantes en su futuro como
puede ser el matrimonio y este proceso
continuo de los valores aprendidos, será
transmitido a nuevas generaciones.
La mentalidad de nuestros antepasados
está más ligada a la religión católica en
comparación con la de los ciudadanos
de esta sociedad. Los valores en los que
estos han tenido fe han sido transmitidos
de generación en generación pero actualmente, la creencia de estos valores
ha ido decayendo cada vez más aunque
la importancia de la religión está ascendiendo ligeramente. Según el informe
Jóvenes españoles 2010, elaborado por
la fundación SM, “la religión sigue ocu-
pando uno de los últimos lugares en una
escala de valoración de las cosas más
importantes para los jóvenes (22%),
aunque sube tres puntos porcentuales
con respecto a los datos de Jóvenes españoles 2005. No obstante, un 53,5% se
define como católico.”
Antiguamente, la mayoría de los niños,
educados en un entorno católico, iban
a colegios religiosos donde la enseñanza era rigurosa. Desde la infancia,
se les educaba en valores basados en
la tolerancia, en el respeto, en la fe en
Dios… Asimismo, la metodología que
llevaban a cabo las monjas y los curas,
como profesores de los centros educativos, se basaba en unidades didácticas
religiosas que se ponían en práctica,
yendo a ceremonias religiosas, leyendo
fragmentos de la Biblia, rezando el Rosario y cantando los canticos de origen
religiosos.
Este descenso gradual en el papel que
ejerce la Iglesia en la sociedad, también
hace que los valores religiosos desciendan con ello. Según Miguel Ángel, direc-
tor de un colegio religiosos de Gipuzkoa:
“Los valores religiosos siempre son valores, para mi, amplificados. Quiero decir,
que yo puedo decir: Siempre tienes que
hacer el bien o puedo decir tu siempre
tienes que hacer el bien, incluso, a los
que no te caen bien o te hacen la vida
imposible y además, les perdonas. Ahí
se sobredimensionan, para mi”.
Esta comparación entre los valores que
antes se inculcaba en relación con los
de ahora provoca una reestructuración
de la mentalidad religiosas de la sociedad. Actualmente, se valora más la calidad de la enseñanza que se recibe por
los profesores en vez de evaluar el acto
de fe por el cual se rigen la cultura de
una persona.
Antiguamente se educaba
en valores basados en la
tolerancia, en el respeto, en
la fe en Dios
Actualmente, los valores del cristianismo
siguen estando presentes en la comunidad cristiana aunque su influencia en
la sociedad depende de la creencia de
cada persona. Las órdenes eclesiásticas
siguen cumpliendo su rol de inculcar los
valores a la sociedad y además, están
mostrando a los ciudadanos que, en un
mundo tan plural como éste, a través del
respeto y la aceptación al prójimo, se
puede convivir con otras personas que
no adquieren los mismos valores culturales y religiosos. Asimismo, como son
uno de los agentes educadores importantes de esta sociedad, ellos son los
que dan ejemplo de cómo se tiene que
establecer una cultura de paz dentro de
la sociedad multicultural, evitando los
valores que generen conflictos en la comunidad actual.
Después de todo, deberíamos replantearnos la educación de nuestros hijos
tanto en la escuela, como en la familia y
en la fe, y asegurarnos que transmitimos
correctamente los valores más importantes de los seres humanos, ofreciéndoles
de esta forma, un futuro más tolerante y
más humano.
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