“La Mujer en Cuestión”. - María Teresa Andruetto

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BAJTIN, EN LA NOVELA “LA MUJER EN CUESTIÓN”
DE MARÍA TERESA ANDRUETTO
Leticia Boglio. Universidad nacional de Córdoba
La novela de la autora cordobesa María Teresa Andruetto La mujer en cuestión nos permite acceder a una
representación de la realidad argentina vinculada a la historia violenta del proceso militar de la década del
70 y a su continuidad en el proceso de transformación social hasta el momento actual.
La organización de la novela, de elevada entropía, nos permite interpretar, desde el presente de la
enunciación, momentos claves de la historia política y social de nuestro país. En el texto en análisis
operan, como condiciones sociales de producción, la necesidad de interpelar la memoria de sujetos y de
subjetividades, los unos víctimas de los acontecimientos, que creyeron en sus ideales, y tantos otros que
obraron con temores y prejuicios. La trama narrativa nos da pistas para ir construyendo
fragmentariamente la historia no dicha a través de historias individuales. Segmentos de historias de
hombres y mujeres aparecen como verdaderos mojones que nos permiten hacer un revisionismo histórico.
Reflexionar, reformular, cuestionar, construir desde la novela, son mecanismos que abordan un examen
crítico, como posibilidad de conocimiento que permite hacer una representación de las subjetividades con
el interés puesto en la recuperación de la memoria, de modo tal que se posibilite un trabajo de
constitución de identidades a través de una red de discursos sociales que se tejen en el enunciado.
La novela recupera el entramado de voces que, en su interacción, en su diálogo, van armando la trama,
por lo cual el trabajo del enunciatario es altamente importante. Las políticas de la escritura y de la
incorporación de la oralidad inscriben a esta novela en la tradición de la nueva narrativa argentina. Nuestra
propuesta de trabajo parte de la formulación de Bajtin sobre la novela como un “fenómeno pluriestilístico,
plurilingual y plurivocal” (Teoría y estética de la novela, pág. 80). Para desarrollar este concepto nos
hemos limitado a algunas nociones básicas que nos permitan su sistematización y que sirvan como
instrumentos válidos, en cuanto posibiliten el descubrimiento de las estrategias discursivas de la novela
que den cuenta de las diferentes voces y del funcionamiento de esos discursos sociales en el entramado
novelesco.
Al centrar nuestro análisis en las nociones de plurilingüismo social y plurifonismo se hace necesario
hacer un recorte en nuestra práctica de trabajo. Nuestro objetivo finca en el problema de las voces, o sea,
en los discursos que atraviesan una estructura compleja como la novela. La palabra bivocal que es la
palabra enunciativa de la novela o sea el modo cómo el escritor construye la conciencia lingüística
narrativa se manifiesta en el informante: “Fui contratado… para revelar de un modo exhaustivo el entorno
inmediato y las circunstancias de vida de la mujer en cuestión”, “he considerado pertinente hacer hincapié
en ciertos puntos y períodos”, “he roto… las normas de un oficio que conozco en profundidad…”, “Se ha
eliminado a los efectos del informe a algunos testigos… que no me pareció pertinente incluirlos”, “yo
mismo me he visto tocado… y que me ha sido un esfuerzo… mantener la objetividad”, de tal modo que es
la práctica del lenguaje social y su vinculación con los problemas del uso artístico del lenguaje lo que el
escritor aprovecha para su finalidad, además de formar parte de un modo objetivo de ser del lenguaje y de
la conciencia lingüística como fenómeno social e histórico que la novela recupera.
Intentaremos dar cuenta de los conceptos de géneros primarios y secundarios que se asocian
directamente en la novela de análisis. Esta posibilidad de trabajar los géneros abre la puerta al dialogismo,
o sea que una novela dialógica es la que permite el juego entre distintas voces y abre el espacio de los
discursos populares, de las formas masivas y complejas, como la novela. Nos remitiremos a los diferentes
testimonios de los familiares, organizados estratégicamente por el informante, que van construyendo la
trama compleja del relato por apropiaciones de palabras ajenas. Comenzaremos por la madre, Dora
Freiberg de Mondino: “…no sé qué le hizo, sólo sé que ella perdió la cabeza y que él le exigió, porque fue
él, de eso estoy segura, que vendiera…”, dice ofuscada en la primera entrevista que el informante le hace;
así es que, a través de la palabra ajena, se recupera una memoria oral y un argumento de la valoración
social. Hay palabras de familiares y amigos más cercanos: “Si Eva no se hubiera llamado Eva, tal vez
“hubiera sufrido menos”… porque eso de llevar ese nombre “la cargó de problemas familiares y de
situaciones vergonzosas para todos nosotros”, según palabras de Orlando Mondino, primo de Eva, cuya
carga valorativa nos remite a un momento determinado de la historia política argentina, vinculado al
gobierno de Perón. Además, Eva, como personaje, forma parte de la tradición literaria (“Esa mujer”, de
Rodolfo Walsh). Siendo Eva Mondino una mujer perteneciente a la clase media, hija de madre judía y de
padre católico, en la novela los testimonios se encargan de mostrarla como una trasgresora de las praxis
sociales de su época porque “tenía el aspecto de una hippie, no era como nosotras” (Alicia Finchelman).
A partir del capítulo primero de la “Teoría y estética de la novela” intentaremos sistematizar y
desarrollar algunos conceptos vinculados al plurilingüismo, para fundamentar la propuesta de nuestro
trabajo. Se trata, pues, de las voces de los personajes, o sea de los enunciados como unidades de sentido.
Creada por el destinador y el destinatario y vista como un eslabón en la cadena comunicativa, Bajtin pone
el acento en la situación dialógica concreta en la que se produce el enunciado, de tal modo que es
previsible la presencia activa de los sujetos de la enunciación: enunciador/enunciatario, ambos como
sujetos activos en la comprensión efectiva del sentido en el intercambio verbal. Con respecto a las voces
que entran en relación dialógica en la novela, el papel activo del receptor es altamente significativo. En la
constitución del enunciado intervienen criterios fijos, que funcionan en el universo pluridiscursivo de los
lenguajes sociales. Hay un investigador privado que, a pedido de un mandante desconocido, escribe un
informe sobre la vida de la protagonista, “Fui contratado por una suma razonable para relevar… el entorno
inmediato… de vida de la mujer en cuestión, a efectos de que usted eleve lo investigado a quien
corresponda”. Eva Mondino Freiberg, que actualmente reside en un pueblo del interior, “…hoy a los
cuarenta y ocho años cumplidos…” tiempo presente de la enunciación, el narrador-informante realiza la
investigación recabando datos sobre la susodicha, entrevistando a familiares cercanos, amigos, relaciones
ocasionales, gente del pueblo natal de Eva, etc. La búsqueda de información hace posible la entrada de las
distintas voces y de las relaciones interdiscursivas. La situación dialógica se hace posible en el hecho
concreto del intercambio comunicacional con la misma Eva “…la mirada de quien esto escribe cae sobre
unas fotografías que Eva tiene sobre una mesa baja”. La remisión a las fotografías es una forma de
representación de recuperación de la memoria desde lo no dicho. Vemos, en una instancia del relato, que
el enunciador-informante introduce personajes del entorno de Eva que dan cuenta sólo de fragmentos de
su vida, a la manera de un rompecabezas en cuyo armado el destinatario tiene participación activa: “con
su padre, Eva sí se ha llevado “más o menos bien, a pesar de todo” (Alicia Finchelman), pero “su padre
murió cuando se la llevaron” (Lila Torres, este encodillado y los siguientes) y “ya no estaba cuando se fue
a vivir con Guillermo (Rodríguez)”, y las palabras de la misma Lila: “cuando le sucedieron casi todas las
cosas importantes de su vida”. Este ejemplo nos informa acerca de los discursos de los actores; en
recepción, los interpretamos mediados por la ideología de enunciador, ya que no están dispuestos en la
trama de la novela inocentemente sino con apelación a la intervención activa del lector. Además, podemos
reconocer a los sujetos sociales de los enunciados en la interacción verbal, como también las huellas del
discurso ajeno. Aprovechando la cita, ponemos de resalto la estrategia del narrador, que simula
objetividad al introducir en un estilo directo las distintas voces sociales, pero cuyo enunciado tiene, a la
vez, una carga valorativa-ideológica. Por otro lado, son los sujetos en la situación concreta del intercambio
verbal quienes aportan datos sobre la vida privada de Eva, su militancia político-ideológica y las
consecuencias (éstas no explicitadas en el texto, pero cuya interpretación es posible desde el concepto de
valoración social de Bajtin). O sea que los discursos referidos a la vida privada de Eva se hacen públicos
mediante la narración novelada: “Al parecer, el profesor Milovic “le pidió”, no sabe este informante de qué
modo ni a cuenta de qué, “…que se acostara con él”, estrategia del autor-informante que se apoya en lo
que “Lila manifiesta que Eva le contó en aquella oportunidad”. La palabra ajena se revela no sólo en las
voces de los personajes allegados a Eva, sino a través de la conciencia lingüística del enunciador que
organiza la novela, ese lugar social en donde se entrecruzan los valores a través de la práctica del
lenguaje, que es también social.
A esta altura, ya debiéramos preguntarnos ¿cómo se construye la biografía de Eva? Sólo a través de
testimonios y de fragmentos, que el enunciador nos va proporcionando, podemos armarla desde su
juventud hasta la prisión acaecida entre los años 1970 a 1977; luego, la etapa de su casamiento y, por
último, el tiempo actual que corresponde al presente de la enunciación. Es de este modo que, a través de
una situación dialógica activa y concreta, nace el enunciado, delimitado por el cambio de los sujetos
discursivos y creado en el intercambio verbal entre el enunciador y el enunciatario.
GÉNEROS PRIMARIOS Y SECUNDARIOS
En la noción de géneros discursivos, Bajtin confiere a la actividad humana una vinculación con el uso de la
lengua a través de los enunciados concretos. Por lo tanto, en lo social existen tipos de enunciados que él
denomina géneros discursivos. Dentro de éstos, distingue los primarios de los secundarios. En tanto que
los primeros surgen de un contacto directo con la realidad y con los enunciados concretos de otros, los
segundos (novelas, dramas, periodismo, etc), durante el proceso de formación absorben y reelaboran a los
primarios, pero conservando su forma y su significado cotidiano dentro del total del género que los abarca.
La novela objeto de nuestro análisis sería un género secundario que está atravesado por formas primarias
y secundarias que pugnan en el espacio narrativo, armando un rompecabezas de voces para constituir un
discurso complejo: “… la formación religiosa de Eva… crianza atípica,… su madre era judía y su padre
cristiano, católico para más datos…”, según lo relatado por el autor-informante quien organiza la trama del
relato. Tenemos, entonces, personajes del entorno familiar de Eva que aportan datos sobre su ascendencia
judía-católica y su formación universitaria: “Vino a esta facultad por un imperativo de la época”, según
Maura Centurión, profesora y hoy secretaria de la Escuela. Este enunciado está vinculado a la institución
académica, no es más que la estatización del lenguaje cotidiano que, en esta instancia del relato, está
cargado de tensiones y valoraciones sociales, de igual manera que su militancia política y el modo
desprejuiciado de vestir, que la configuran como una mujer no convencional de su tiempo: “apoyar a una
comunista, eso nunca, decía mi marido, por más hija de mis patrones que hubiera sido”, palabras de la
señora Petrivich. En los tiempos de la detención de Eva en el Campo de la Ribera, el relato es más confuso,
pues surgen interrogantes contradictorios: “…si este hijo en efecto nació, como muchos testigos
sostienen…” (nota del informante que refiere que se trata del año 1976). No se sabe si tuvo un hijo o no, si
colaboró en el campo de detención o si lo hizo a través de su marido o por no soportar las torturas, la
historia de Eva se vuelve, así, más controvertida y enigmática. Hay otras voces de distintos sectores:
militares, políticos, miembros de la iglesia, donde las pasiones, las traiciones y la violencia se manifiestan
en el entrecruzamiento de los discursos. Luego Eva regresa a su pueblo del interior, donde opta por el
silencio ante la mirada de sospecha
y ante cierto rechazo de un sector social pegado a los
convencionalismos y a los prejuicios: “…hoy, a los cuarenta y ocho años cumplidos”, según el informante,
Eva ha cambiado su manera de vestir y algunos otros hábitos. Según Orlando Mondino “…se fue
deteriorando naturalmente…sin que ella se resistiera demasiado”
Hasta aquí hemos tratado de dar cuenta de las diferentes voces sociales que aparecen en los discursos,
de sus relaciones dialógicas y dialécticas y de su función de estetizar fragmentos de la historia vinculada al
horror. Además, debemos aludir a lo no dicho; esto se justifica a través de la noción bajtiniana de
evaluación social, que nos permite construir otra instancia del sentido de la novela. La evaluación social
actualiza al enunciado; además, determina la elección del objeto, de la forma y del contenido. La
evaluación social subyace a lo dicho y forma parte de la estructura social colectiva. La novela permite ser
interpretada desde este concepto puesto que flota en el ambiente narrativo la valoración social fácilmente
detectada en las distintas etapas de la vida del la mujer en cuestión. Esto nos permite acercarnos, desde
Bajtin, a la novela para desarrollar un trabajo sociocrítico, que permita abordar un análisis de la
constitución de las identidades, la de Eva en particular, a través de una red de discursos sociales que
ingresan al campo de la estética.
La representación textual de Eva es construida por el enunciador desde los diferentes discursos que
transitan en la novela, constituyéndose en los referentes intratextuales. Las opciones del agente social
son las operaciones de selección vinculadas al lugar desde donde enuncia. En la novela, la incorporación de
las distintas voces sociales funciona como coadyuvante de la reconstrucción de la biografía de Eva y vale
para rescatar del olvido sucesos tan caros para la construcción de identidades individuales y de la historia
nacional.
La novela tiene el privilegio de hacer una representación de un momento conflictivo de nuestra historia
mediante procedimientos narrativos complejos. Crea un efecto de verosimilitud a través de las estrategias
en el relato de un informe de investigación acerca de la vida de Eva Mondino, basado en entrevistas a los
distintos personajes y a sus propias valoraciones, que convoca al lector a una participación activa en la
creación del texto.
BIBLIOGRAFÍA
ANDRUETTO, María Teresa, “La mujer en cuestión”, Alción Editora.
BAJTIN, Mijail, “Teoría y estética de la novela”, Taurus 1989.
BUBNOVA, Tatiana, “Teoría del enunciado en Bajtin”.
MALCUZINSKI, “Sociocrítica-Prácticas textuales-Cultura de fronteras”, Ediciones Rodopi Bv., ÁmsterdamAtlanta 1991.
VOLOSHINOV, Valentín N., “El marxismo y la filosofía del lenguaje”, Alianza Editorial.
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