Historia de la Tuna

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Historia de la Tuna
Ilustraciones de Celedonio Perellón
En la cultura europea son elementos fundamentales los trovadores y juglares, es decir,
compositores y ejecutantes de canciones cultura medieval de todo tipo, que solían ir de pueblo en
pueblo y de país en país sirviendo, indirectamente, de vehículo muy importante de la cultura de
aquel tiempo.
A pesar de la escasez de documentos donde encontrar sus orígenes, podemos afirmar que
los goliardos en los siglos X al XIII, y los juglares y trovadores medievales, marcan el comienzo
de los tradicionales grupos musicales universitarios que actualmente conocemos con el nombre
de TUNAS.
Pero el hecho que proporciona a estos grupos su verdadera identidad es la aparición de las
primeras Universidades Españolas en el siglo XIII : Los Estudios de Palencia, Salamanca,
Valladolid, Lérida, Alcalá de Henares, etc.
La TUNA nace dentro de la Universidad, y como una proyección suya, se manifiesta sin
interrupción desde sus orígenes hasta nuestros días. La TUNA, en sus albores, estaba constituida
por un tipo especial de trovador o juglar que, a veces, tenía que
cantar para ganarse la vida, o simplemente, para sustentarse
durante el viaje de vuelta a su casa cuando llegaban las
vacaciones. De ahí que esa actividad se designe con un verbo
específico :"TUNAR", que significa llevar una vida vagabunda,
tocando y cantando.
En la lírica medieval, a partir del siglo XI, las canciones
escolares latinas, forman un género característico. Los
estudiantes llamados goliardos aparecen por toda Europa
componiendo e interpretando canciones cuya temática choca con
la escala de valores de la sociedad de su tiempo, cantando al
vino, al amor profano, defendiendo la primacía del intelectual sobre el caballero, utilizando
elementos litúrgicos con sentido contrario al que les es propio.
Menéndez Pidal incluye entre los tipos juglarescos contenidos en su obra "Juglares y Poesía
Juglaresca" a los clérigos (escolares) vagabundos, los clerici ribaldi... los vagos escolares aut
goliardos .
Los escolares medievales practicaban la música y aún con más refinamiento que los juglares
a causa de su mayor ilustración, según el autor del "Libro de Alexandre", para quien los más
delicados sones que pueden imaginarse, hacíanse juntando a todos los estrumentos que usan los
joglares, otros de maior precio que usan escolares.
Desde sus orígenes hasta nuestros días, por medio de y a través de LAS TUNAS, la
Universidad tiene el honor y la gloria de continuar el cultivo de los instrumentos españoles
populares : bandurrias, laudes y guitarras, instrumentos que nombra en el "Libro del Buen
Amor", Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, en el cortejo que sale a rescibir a Don Amor : la guitarra
morisca, el corpudo alaut, la reciancha bandurria, el panderete ( que ) con sonajas de azófar
faze dulce sonete.
En la misma referida obra, de inspiración poética profundamente goliárdica y de caracteres
juglarescos, escrita a mediados del siglo XIV, se hace referencia a "los escolares que andan
nocherniegos", para los que el Arcipreste compone cantares "más de diez pliegos", y casi al
final del libro, incluye la canción " De como los escolares
demandan por Dios ", en la que reveladoramente se utiliza el
zéjel, metro que parece pensado para cantar en público y lograr la
participación de los espectadores, con la introducción de la rima
del estribillo en el último verso de la estrofa.
Menéndez Pidal, dice que el espíritu del "Libro del Buen
Amor", está en la línea de lo goliardesco, en particular en
canciones como la "Cantiga de los Clérigos de Talavera", y opina
que la "Cantiga" es una de las canciones que Juan Ruiz compuso
"para escolares que andan nocherniegos".
Estos dos aspectos de las actividades artísticas de los
escolares - el andar nocherniegos (de ronda o serenata o albada) y
el mantenerse con actuaciones públicas - permanecerán gracias a
LAS TUNASS, a través de sus siete siglos de Historia.
La superior preparación intelectual de los estudiantes les
capacitará para componer además de interpretar; ya es indicio importante que uno de los
primeros textos romances españoles, la razón de amor y denuestos del agua y el vino diga sobre
su autoría:
Un escolar la rimó
que siempre dueñas amó
mas siempre hobo criança
en Alemania y en Francia
moró mucho en lombardía
por aprender cortesía
Dicho poema, anónimo del siglo XIII, parece haber sido escrito por un escolar aragonés, es
decir por un TUNO.
En la canción «de como los escolares demandan por Dios» encontramos un antecedente de
otra tradición que ha llegado hasta nuestros días, "pasar la
pandereta", cuando dice:
Señor, dat al escolar
que vos viene a demandar
dat merced e ración
y os cantará una canción
de solaz
fare por vos, oracion
que dios os de salvación
quered por dios, a mi dar
Juan del Enzina, figura clave de la lírica y el teatro,
estudiante en Salamanca, nacido en 1.468, es, como dice
un crítico literario actual, Ponce de León, lo que hoy
llamaríamos un TUNO. Su figura conecta con la goliardesca claramente, no hay más que
recordar su canción:
Hoy comamos y bebamos
y cantemos y holguemos
que mañana ayunaremos
Según Menéndez Pidal, el mismo Alfonso Alvarez de Villasandino (poeta juglaresco de los
siglos XIV y XV) alardea ante toda la Corte de Juan II, de pedir como los escolares errantes,
diciendo:
Señores, para el camino,
dat al de Villasandino
Y en el mismo sentido, el autor del "Libro de Apolonio", se envanece con la novedad de la
obra y al terminar el relato exhorta al público para que dé dinero por sus almas y no ahorre lo que
los herederos gastarán sin acordarse de quien lo ahorró.
Estos escolares nocherniegos de que nos habla el Arcipreste de Hita y para los que
compuso cantares, («más de diez pliegos») solían acercarse a los conventos, donde se repartía
una sopa caliente con la que reponían fuerzas para andar el camino.
Eran llamados por esto sopistas, e iban provistos de un cuenco de madera colgado del cinto,
llevando en el sombrero (bicornio) una cuchara también de madera, con la que tomaban la sopa y
que hoy ha pasado a ser símbolo de la Tuna.
El traje era parecido al actual. Consistía en la loba
sotana corta, sin mangas, calzas y gregüescos, y el manteo
de paño veintidoseno de Segovia o actualmente capa, donde
van prendidas las cintas bordadas o pintadas, recuerdo de las
damas a las que se ha rondado. Sobre el pecho se lleva una
banda de origen medieval, llamada beca, que es distintivo
del universitario, y cuyo color es diferente según la Facultad
o Escuela a la que se pertenezca: el color morado pertenece
a Farmacia, el rojo a Derecho, el amarillo a Medicina, el
verde a Caminos y también a Montes, el azul a Ciencias, etc,
siendo el color morado el distintivo común de la
Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad, los
estudiantes españoles continúan conservando la tradición
legada por sus antecesores, ya que andar nocherniegos ha
sido una afición sostenida por los estudiantes españoles, sin
solución de continuidad hasta nuestros días.
Quevedo en la "Vida del Buscón", cuenta las rondas de
los estudiantes de Alcalá. Mateo Alemán, en el "Guzmán de Alfarache", se pregunta dónde,
entre otras cosas, se da una música como se hace en Alcalá, o se puede encontrar tan buen
trato, tanta disciplina en la música. En "La Tía Fingida", obra atribuida a Cervantes, los
estudiantes en Salamanca, dan una serenata con una canción dedicada a la rondada, en la que
intervienen cuatro músicos de voz y guitarra, un salterio, una arpa, una bandurria, doce
cencerros y una gaita zamorana, treinta broqueles y otras tantas cotas. Dice Cervantes en ese
pasaje que la serenata es el servicio primero que los estudiantes pobres hacen a sus damas, y
en la misma obra se lea el siguiente consejo de la tía a la sobrina:
Advierte, hija mía, que estás en Salamanca, que es llamada en todo el mundo, madre de las
ciencias, y que de ordinario habitan en ella, diez o doce mil estudiantes, gente moza,
antojadiza, arrojada, libre, aficionada, gastadora, discreta, diabólica y de buen humor.
De finales del siglo XVII, tenemos testimonios de
las serenatas de los universitarios vallisoletanos en un
curioso librito escrito por Ignacio Farinelo, escolar
pinciano, "graduado en las porterías de varios
conventos", al que tituló ARTE TUNANTESCA, y que
está dedicado casi por entero al segundo tipo de los
escolares de los que habla el Arcipreste de Hita, los que
demandan por Dios.
El licenciado López de Ubeda, también de finales
del siglo XVII, en su obra "La Pícara Justina", refleja a
una cuadrilla de estudiantes a la que llama "La
Vigornia", compuesto por siete escolares que cantan y
danzan a las mil maravillas, gobernados por uno
llaman Pero Grullo, vestido de obispo ( y los otros de
clérigos), y que viajan ejercitando tales habilidades por
tierras de Palencia y León.
Torres Villarroel, ya en el siglo XVIII, es un
arquetipo del escolar vagabundo, músico, torero y
ermitaño, que toca, canta y danza para mantenerse en
un viaje por España y Portugal, y al final regresa al Alma Mater Salmantina, para ocupar, por
oposición, una cátedra de matemáticas.
El Barón Charles de Davillier, recorre España a mediados del siglo XIX (1862), y se
sorprende agradablemente por la presencia de los estudiantes músicos llamados TUNOS,
denominación que aparece tardíamente en el "Estebanillo González", y dice :
Hay más de una semejanza entre la vida de los estudiantes de LA TUNA, y la de los antiguos
caballeros errantes, juglares y trovadores de la Edad Media. Pobres y nómadas como los
primeros; poetas y músicos como los segundos, ilustrando Gustavo Doré, lo que su compañero
Davillier escribía, creando así una preciosa iconografía española.
Ya hemos visto como una de las características de los "escolares nocherniegos", la música
de ronda, de serenata, relacionada íntimamente con un género mozárabe de larga progenie: la
albada. Es una de sus principales características, "la ronda", que los estudiante dan bajo el balcón
o ventana a la novia de algún tuno o a alguna muchacha conocida, o a las desconocidas
residentes de algún Colegio Mayor o Residencia Universitaria, habiendo sido bautizadas
alegremente estas rondas, por los propios tunos como "rondas patrióticas", gozando de una gran
tradición entre las tunas de todas la Universidades, aunque es cierto que hoy en día, en una
ciudad moderna, cosmopolita, no es nada fácil dar una serenata, lo que da una idea de la
deshumanización de las ciudades.
Según el Rey Sabio, Don Alfonso X, decía en sus
Partidas, TUNA es Yuntamiento que es fecho d'
escolares trovadores, por aver mantenencia, andar las
tierras e servir las dueñas dellas con cortesanía,
añadiendo el Doctor Don Emilio de la Cruz y Aguilar, a
la sazón Catedrático de Historia del Derecho de la
Universidad Complutense de Madrid, que Ansí mesmo,
la Tuna, es escuela de vida, palestra de ingenios, crisol
de amigos nuevos e probanza de antiguos, fontana de
alegrías y honra de las Españas.
Definiciones ambas de LA TUNA, que se
contienen en el "Libro del Buen tunar, o cancamusa
prolixa de las glorias y andaduras de una tuna
complutense,", compuesto del citado Catedrático,
doctorado en tunantesca por la Gloriosa y muy
Andariega de la Facultad de Derecho, libro en cuyo
prólogo, se hace una breve defensión del MESTER DE
TUNERIA.
El Tuno español, es el último resto vivo de los goliardos europeos, es un tipo afín en el que
pueden encontrarse muchas de las notas que los caracterizaron, pero lo fundamental en el Tuno,
es cierta mentalidad aventurera y algunas dotes artísticas, que igual pueden manifestarse
recitando versos, que oraciones, tañendo, cantando, o bailando la pandereta.
Los Tunos son al mismo tiempo, como lo refleja Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, sin darles
aun tal nombre, estudiantes pobres, pero ingeniosos, que viajaban de su casa a la universidad y
viceversa, o simplemente se mantenían entre la sopa de los
conventos y sus habilidades artísticas, y también rondadores
románticos, andantes "nocherniegos", que perdían, o ganaban, sus
horas bajo una ventana o un balcón.
LAS TUNAS, deben ser cuidadas por las Autoridades
Académicas, ayudándoles y exigiéndoles. Los propios TUNOS,
deben darse cuenta de que la picaresca estudiantil, es accesoria al
propio concepto de los escolares trovadores y juglares de donde
arranca la Tuna, y asumir de manera consciente el enorme
significado de siete siglos de Historia y tradición.
Alegría, música, aventura, y clase para todo ello.
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