en Chaco es el PJ quien denuncia “clientelismo” político

Anuncio
Paradoja: en Chaco es el PJ quien denuncia “clientelismo” político
Escribe Sebastián Lacunza Enviado especial a Chaco
Resistencia - En una de las provincias más castigadas por la crisis socioeconómica gobierna un partido al que sus opositores
acusan de «operar desde hace una década una aceitada maquinaria de clientelismo político». El oficialismo, en tanto, no se
cansa de denunciar los constantes actos de discriminación a los que, aseguran, somete a la provincia el Gobierno nacional.
Uno es, por caso, la postergación de la firma del Programa de Refinanciamiento Ordenado entre Nación y provincia, clave para
sanear las dificultades económicas.
Su capital, Resistencia, tiene como nunca una fisonomía marcada por la marginación, producto de la movilización desde el
campo hacia las ciudades. Las críticas de la oposición apuntan a un carismático ex gobernador, Angel Rozas, que tiene un
nivel de popularidad que supera al de su propio partido.
Hasta aquí, nadie puede sorprenderse de esta descripción que pinta el estado político de una provincia del norte argentino. El
eslabón perdido del caso chaqueño está en la ubicación de los actores. Los de la queja son peronistas, que extrañan el poder
del que fueron desalojados en 1991, y los del denunciado hegemonismo clientelar son radicales, cuyo ideario dice que lo que
da unidad a 115 años de eclecticismo es su amor por el estilo republicano de gobierno.
Para frustración del peronismo, que cree inter-pretar las demandas de los pobres, Angel Rozas dio el batacazo en 1995, meses
después de la reelección de Carlos Menem, cuando ganó el ballottage por la gobernación frente al peronista Florencio Tenev.
Frente a las críticas de clientelismo, en el entorno de Rozas afirman que la acción de gobierno estuvo marcada por la
solidaridad. Enumeran el plan de alfabetización «Nunca es tarde» y el de viviendas AIPO para una provincia «perjudicada
hasta el infinito por la falta de infrestructuras y el olvido histórico de la Nación». «Un gobierno clientelista no alfabetiza»,
argumentan.
En aquella elección histórica de 1995, Rozas sumó al voto tradicional radical, el del partido Acción Chaqueña, del ex
gobernador de la dictadura José David Ruiz Palacios (ACH gobernó entre 1991 y 1995 con Rolando Tauguinas), y el ala de
centroizquierda (débil en Chaco) que representaba entonces el Frepaso de Carlos Chacho Alvarez y José Octavio Bordón.
La estrategia rozista fue atarse a aquel conglomerado no peronista y apostar a más, utilizando herramientas de la política
afectiva propias del PJ. El rozismo tomó cuerpo en el Frente de Todos, que en torno a la UCR congrega a los alia-dos menores
que encuentran conchabo en dependencias como Lotería Chaqueña, la empresa informática ECOM, el Instituto de
Colonización o Vialidad Provincial.
El recorrido político de Rozas en diez años alcanzó resultados casi únicos en la UCR, al punto que de que hay más certezas
sobre la existencia de un futuro político para el dirigente que para el partido que preside. Por lo pronto, el jefe de la UCR se
presenta como primer candidato sobre un total de cuatro que se eligen en octubre (no se votan senadores).
En 1995, despegado tempranamente de los daños colaterales del Pacto de Olivos, el ex gobernador chaqueño jugó de entrada
por la alianza antimenemista y, años más tarde, logró neutralizar nada menos que a Elisa Carrió.
Cuando el delarruismo dejó al partido agonizando, Rozas estaba a la suficiente distancia y con los pergaminos electorales
necesarios para quedar como presidente nacional de la UCR.
El titular del radicalismo dejó en 2003 la posta chaqueña en manos de su entonces vicegobernador, el ex intendente de Tres
Isletas Roy Nikisch. La enorme visibilidad de Rozas contrasta con el proclamado perfil bajo de su sucesor, una extraña
estrategia de Nikisch, que se apresta a ceder toda chance de reelección en la sorda disputa con su mentor. La distancia entre
ambos está marcada también por el acercamiento de Nikisch hacia Néstor Kirchner.
El esquema económico de Chaco está emparentado al empleo público. Aquí conviven 44.000 empleados provinciales
(incluyendo docentes y personal sanitario), 19.000 trabajadores municipales y otro tanto de jubilados del sector estatal.
Si a ello se suman los 106.000 planes de Jefas y Jefes de Hogar que maneja la Nación, más de un tercio de los votantes en la
provincia recibe algún ingreso oficial. No es extraño que la cabeza de lista peronista sea la kirchnerista Gladys Soto, gerente de
empleos para Chaco del Ministerio de Trabajo.
Impactan los números de la deuda provincial: $ 3.500 millones, siete veces más que la que encontró Rozas cuando asumió en
1995, cuando el déficit anual ya había empezado a escalar. El endeudamiento equivale a dos presupuestos anuales del distrito.
Rolando Núñez, titular del centro de estudios Nelson Mandela que elabora informes sobre coyuntura económica y social de la
provincia, marca que se percibe en el manejo de la administración provincial «ausencia de planificación sustentable,
demagogia y corrupción».
Núñez cita, entre otros casos, el de los $ 500 millones gastados en publicidad durante los ocho años de gestión de Rozas,
pero, en realidad, la Contaduría General de la Provincia, rectificó posteriormente su propia información y ubicó el gasto en $ 89
millones.
«Si se toman todos los indicadores sanitarios y educativos, Chaco es, en promedio, el peor del país en todos los rubros»,
argumenta el analista del centro Mandela, quien agrega que «entre 85% y 88% del flujo de fondos viene de la Nación, como la
coparticipación y los aportes con destinos específicos, como vivienda, vialidad y planes alimentarios».
El imperio del radicalismo en la última década aventajó a un peronismo caótico y protagonista de escándalos que lo llevaron al
ostracismo. Hoy en día, el PJ cuenta con 30 intendentes sobre 68 municipios, de los que dos tercios tienen menos de 40 años,
según fuentes del partido. Presumen de esta juventud como exponente de la «nueva política» que enarbola Néstor Kirchner.
Por caso, en esta camada juvenil se ubican los alcaldes de Corzuela, Gabriel Ninoff; de Villa Angela, Domingo Pepo; y de
General San Martín, Aldo Leiva. Se suman el presidente del bloque peronista en Diputados, Gustavo Martínez; su colega de
bancada Ricardo Sánchez; además del presidente del PJ y diputado nacional, José Mongeló, beneficiado por su kirchnerismo
temprano.
El también joven senador y ex jefe de Gabinete de la Nación Jorge Capitanich está pagando su duhaldismo. Los jóvenes
peronistas terminaron por desbancar en las pasadas elecciones internas a dirigentes como Julio Sotelo y Rafael González, que
perdieron o no incidieron en la disputa.
En rigor, varios de los nuevos jefes peronistas transitaron el mismo camino que la mayoría: menemismo-duhaldismokirchnerismo. Si hoy pro-median los 35, es evidente que estos jóvenes hace al menos diez años se sintieron atraídos por los
ideales de Carlos Menem.
La oposición suma reclamos, mientras la UCR responde que es una estrategia del «miente, mien-te, que algo quedará», en
boca de la legisladora Irene Dumrauf:
«Tenemos los peores indicadores sociales de mortalidad infantil y analfabetismo. El programa de alfabetización Nunca es
Tarde no alcanzó ninguna meta, los resultados son inexistentes» (Ninoff).
«La entrega de tierras fiscales dio lugar a irregularidades de todo tipo. No existe la planificación, y la provincia no ve ningún
beneficio» (Sánchez). Entre peronismo y radicalismo vuelve a quedar un espacio vacío. La chaqueña Elisa Carrió
prácticamente no tiene capital político en su provincia natal. A esta altura no puede haber sorprendidos. En la compleja política
provincial se necesitan presencias en los pueblos más aislados, alianzas estratégicas localidad por localidad, discusión sobre
los temas del día a día y contactos fluidos con periodistas de las radios FM y las organizaciones de las ciudades más alejadas.
Un salvavidas de plomo para crisis algodonera
Chaco como sinónimo de producción algodonera es casi un recuerdo. El proceso de «sojización» del que se habla en
muchas provincias alcanza en este distrito del nordeste una dimensión que cambia las entrañas de su economía.
Desde la fisonomía de localidades del centro-oeste como Las Breñas, Charata o Corzuela hasta los precarios asentamientos
de familias rurales a pocas cuadras del centro de Resistencia, se perciben en Chaco los efectos del nuevo esquema sin el
cultivo central que rigió en la provincia durante décadas.
De acuerdo con cifras de la Dirección de Agricultura del Ministerio de Producción provincial, en la campaña 2002-2003 había
1,16 millón de hectáreas sembradas en Chaco. Más de 768.000 de ellas fueron cultivadas con soja, 85.000 con girasol y
otro tanto con algodón. Tanto un informe de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires como otro del
centro de estudios Nelson Mandela de Resistencia, indican que el piso de las hectáreas algodoneras es marcadamente más
bajo este año. La relación entre soja y algodón era casi exactamente inversa a mediados de la década del ’0. Hace diez años,
el algodón alcanzó un pico gracias a un auge del precio de exportación que llevó la cotización a u$s 500 por tonelada,
lo que hizo que muchos emigrantes de los destinos históricos de los chaqueños, como el Gran Rosario o Laferrere,
Grand Bourg y Florencio Varela en Buenos Aires, regresaran a participar de aquella explosión algodonera. De acuerdo
con las distintas voces consultadas, la «pampeanización» del campo chaqueño dejó un saldo más negativo que positivo, pero,
una vez más, a caballo de la crisis y de la nostalgia, en este caso, del algodón, hay espacio para la especulación y el
despilfarro.
Gabriel Ninoff, intendente (PJ) de Corzuela (15.000 habitantes), una localidad que transitó en los últimos años desde el
algodón y la actividad forestal hacia la soja, explica a este diario algunas claves de este cambio:
· La tecnología vinculada a la explotación de la soja deriva en menor necesidad de mano de obra, es decir, más
desocupación.
• Mejoró la calidad del tipo de trabajo (choferes y coordinadores de siembra y cosecha) y hay más empleados en la formalidad,
al haber entrado empresas importantes en juego.
• En la cosecha de algodón trabajaba toda la familia, incluyendo a los niños, que por su pequeña talla son incluso
más productivos que los mayores. Había más trabajo infantil.
• La industria de la soja está vinculada al desarrollo de infraestructura (caminos, hoteles) y a otro tipo de empleos indirectos
que benefician a la región.
• El alto capital necesario para la compra de maquinaria agrícola para siembra directa (no menor a $ 300.000 entre
sembradoras, mosquitos de riego y silos) excluye a los pequeños productores.
• A su vez, el monte, codiciado para complementar con actividad forestal la cosecha de algodón, es un obstáculo para la soja.
• Si bien la soja tiende a la concentración económica, aún hay lugar para productores locales medianos. En Corzuela, por
ejemplo, hay ocho acopiadores, todos habitantes de la ciudad.
Ninoff detalla la parte más oscura del cíclico intento por recuperar la producción del algodón. «Cuando llega la hora de
sembrar, aparece el Estado provincial incentivando al algodón. El ‘rande’hoy en día no sale de la soja, pero el pequeño
productor acepta subsidios a los combustibles y apuesta otra vez, pero cuando llega el momento de vender, el precio
baja abruptamente.»
«Los que caen en la trampa del estado provincial son los pequeños productores o las cooperativas, muchas de las cuales
sobreviven en Castelli y Presidencia Roque Sáenz Peña», indica Ninoff.
El intendente de Corzuela agrega que «el pequeño agricultor no tiene capacidad de acopio y, en la próxima cosecha, lo que le
queda es irse al pueblo, Resistencia, Rosario o Buenos Aires». En el mejor de los casos, al año siguiente habrán vendido
la chacra a un promedio de mil dólares la hectárea.
En la otra punta del esquema de tierras ganadas por la soja, el dirigente gremial Hugo Rodríguez (CTA) estima que el número
de «wichis y tobas chaqueños podría llegar a 40.000, pero es muy difícil hacer un censo porque gran parte de ellos se fue a
vivir al Gran Rosario o al Gran Buenos Aires al extinguirse su economía de subsistencia». Es en Villa Río Bermejito o en
Pampa del Indio donde las comunidades indígenas encabezan el listado de privaciones.
A la hora de señalar a los autores intelectuales del sistema de incentivos al algodón, Ninoff enumera «intereses políticos para
someter al minifundio a la dádiva y a la Fundación Pro tejer (que dirige Aldo Karagozian), que a través de algunas
empresas e hilanderías maneja el precio de la fibra en el momento de la venta». «Cuando los valores vuelven a subir,
termina ganando el que tuvo capacidad de acopio, que por supuesto no es el productor, sino el intermediario», concluye Ninoff.
De la observación de los números actuales se desprende que la batalla por el algodón está casi perdida.
Chaco aún tiene tierras para reconversiones, recursos en el Impenetrable y hasta chances para reconducir el proceso de
«pampeanización». Existen ligas que agrupan a productores pequeños y medianos que exploran alternativas, a la vez que el
ciclo de cultivo de la soja tiene un umbral de crecimiento marcado por el daño a los suelos del sistema de siembra directa.
Si el futuro se afronta con el clientelismo y la corrupción como pilares, la marginalidad en Chaco va a ser cada vez más
irrespirable. Lugar común de la pobreza. (Números actualizados de Chaco: pobreza, 60,4%; indigencia, 25%; mortalidad
infantil, aprox. 20 por mil.)
Entrevista con Angel Rozas: "Luchamos por justicia social"
Angel Rozas recorre estos días cada pueblo de Chaco, sabedor de que la provincia le deparará más satisfacciones electorales
a él que la Nación a la UCR, partido que preside. Deja una metáfora futbolera: en el PJ provincial «pretenden jugar en la A pero
están en primera C».
Periodista: ¿Sabe que lo acusan de practicar clientelismo, mismo vicio que ustedes achacan al gobierno de Néstor
Kirchner?Angel Rozas: Ocurre exactamente lo contrario. En 1997 puse en marcha el plan de alfabetización Nunca es
Tarde, que alcanzó a miles y miles de chaqueños, para darle a la gente la libertad de aprender, de pensar y de elegir.
Después de ocho años, entregué el gobierno en 2001, con 3.500 empleados públicos menos. Ahora, por supuesto que
en Chaco son necesarios humanismo y solidaridad.
P.: Otro aspecto que le critican es la Cabalgata de la Fe, que mezclaría religiosidad con caudillismo y política.
A.R.: Es una cabalgata que se celebra el Día de San Pantaleón y la patrona de Chaco. En la fiesta final participan 40.000 o
50.000 personas de todos los colores políticos. Ahí la gente va porque tiene fe en Dios, y yo participo por el mismo motivo.
P.: ¿Por qué dos gobiernos radicales no lograron revertir en Chaco los peores números sociales del país?
A.R.: No bien asumí firmé un convenio con Unicef y logramos bajar los índices de mortalidad infantil a 20 por mil
desde 27 por mil. En la crisis esos índices se volvieron a disparar y ahora están mejorando nuevamente. Fueron los
gobiernos justicialistas los que habían llevado a la provincia a récords de mortalidad infantil y analfabetismo. Pero en
Chaco no se van a revertir esos números dolorosos en la medida en que no haya una decidida vocación del gobierno
nacional para mantener políticas de desarrollo, para convertir en empleo productivo los 106.000 planes Jefas y Jefes.
P.: ¿Es viable subsidiar el algodón en el actual contexto?
A.R.: Es imprescindible tener una política algodonera porque el impacto socioeconómico es diez veces superior al de
la soja; pero falta una política nacional para que del Chaco salgan jeans, camisas, medias, toallas y sábanas. Ocurre
que en parte del interior provincial no tenemos agua ni energía, ni electroductos, ni acueductos. Todo es
asistencialismo. ¿Si un empresario tiene igualdad de condiciones para invertir a cien metros del Obelisco, para qué va
a ir a Chaco a mil kilómetros de la Capital? Las rutas están destruidas, el ferrocarril casi no existe y la canalización del
Paraná se frena en Santa Fe. El algodón sigue siendo buen negocio y hace muchos años que se trabaja para unos
pícaros de Buenos Aires.
P.: ¿Podría nombrar a los pícaros?
A.R.: No, pero es muy fácil saber quienes sacan ventaja mediante avivadas mientras el Estado se hace el distraído.
P.: ¿Comparte el plan de la Fundación Pro-tejer para el sector?
A.R.: Fue altamente rechazado por todos los sectores porque daba la sensación de que únicamente se beneficiaba a
uno de los actores que no era precisamente el sector productor.
P.: El gobierno nacional dice que beneficia a Chaco con el Plan Federal de Viviendas.
A.R.: Viviendas se hicieron siempre. Yo construí en ocho años 17.000 unidades para desocupados. No quiero que
Kirchner nos mande un millón de pesos más de lo que nos corresponde de coparticipación federal ni depender del
capricho o de la bondad del presidente de turno.
P.: ¿Es cierto que gastó u$s 500 millones en publicidad en ocho años?
A.R.: Siempre hay operaciones sucias en las campañas electorales. Yo dije que si eso era cierto, renunciaba a la vida
política. Se aclaró oficialmente que la cifra era de u$s 83 millones y abarcaba licitaciones, empresas autárquicas y
publicidad oficial. Hay dirigentes del PJ que pretenden jugar en la A y realmente están en la primera C, que terminan
perjudicando a todos los chaqueños.
P.: ¿Por qué cree que el PJ provincial no gana en una provincia tan humilde como Chaco?
A.R.: Su dirigencia se dedicó más a declamar las banderas de la justicia social que a practicarla. La UCR ocupó ese espacio en
el marco del Frente de Todos y lucha por la justicia social.
Entrevista con José Mongeló: "Rozas puso al Estado a servir a su
proyecto"
El peronismo, experto desde hace décadas en ganar elecciones a medida que empeoran los indicadores sociales, vive
con cierto complejo el hecho de no gobernar la provincia más pobre del país. A falta de dirigentes que combinen
liderazgo con proyección nacional, una camada que no supera los 40 años intenta hilvanar un discurso antirozista. El
diputado José Mongeló (36) asumió este año como presidente del partido y encabeza la avanzada kirchnerista en
Chaco.
Periodista: ¿Por qué una provincia con ADN peronista es gobernada por el radicalismo (Rozas-Nikisch) hace 10 años? José
Mongeló: Implementaron un modelo hábilmente orquestado que ha puesto todo el Estado provincial al servicio de la
estrategia política personal de (el ex gobernador) Angel Rozas. En los ocho años de gestión de Rozas, el Estado gastó
$ 500 millones en publicidad (ver nota central). La instrumentación hizo que amplias franjas sociales dependan del
gobierno. Por otra parte, cualquier sector que manifieste en contra del modelo que hay en Chaco es muy difícil que
haga conocer su crítica a la opinión pública. Hay una penetración fuerte de filiación radical en las distintas
instituciones que denuncian a coro una discriminación de la Nación que no existe.
P.: La provincia exhibe números sociales muy frustrantes, pero los votantes no parecen responsabilizar a la UCR.
J.M.: El alto nivel de conflictividad va generando conciencia sobre la necesidad de crear alternativas de poder. El
radicalismo gobierna la provincia desde hace 12 años y dejó una deuda de $ 3.500 millones con una proyección de $
3.700 millones en los próximos dos años. Con esta deuda no se logró ni una atención primaria digna de la salud, y los
docentes demandan tanto aspectos salariales como de calidad educativa.
P.: ¿Las críticas al «clientelismo» de Rozas no se chocan con la realidad de casi todos los distritos del Norte que están
gobernados por diferentes variantes del peronismo?
J.M.: Coincido con usted en que es una problema que supera las cuestiones partidarias. En este nuevo modelo de país
que plantea el Presidente, logramos empezar a renovar al peronismo del Chaco. Hay que instalar una nueva cultura
política y esquemas productivos para liberar a los pobres de asistencia del Estado.
P.: Aunque suene recurrente. ¿Por qué creer que el PJ puede ofrecer «un nuevo modelo» para Chaco si algunos de los aliados
del Presidente en otras provincias provienen de la «vieja política»?
J.M.: Hay esquemas que tienen raigambre desde hace por lo menos 40 años y transformarlos va a llevar tiempo.
Necesitamos inundar de participación a los partidos políticos. Es la única forma de empezar a discutir un nuevo país
para alcanzar la transparencia y la honestidad que los argentinos se merecen. La gestión económica y el ímpetu que
lleva adelante el presidente (Néstor) Kirchner, por supuesto que rivalizan con algunos que quieren frenar la renovación
institucional.
P.: ¿Ve voluntad del pueblo chaqueño de participar de la vida de los partidos políticos?
J.M.: El peronismo, que no gobierna aquí desde 1991, ha padecido muchas de las cosas que usted señala como
negativas. Esto se hizo carne en toda una dirigencia nueva que empieza con una visión mucho más pluralista, más
participativa. Hay mucha gente con intención de volver a involucrarse en el Estado, en su ciudad, en su provincia y en
su barrio.
Documentos relacionados
Descargar