Aspectos históricos y políticos La última década del siglo XIX y los primeros años del siglo XX, época que le sirve de marco a la Generación del 98, fue un tiempo problemático para las naciones europeas. Portugal, Rusia e Italia, entre otras naciones, presenciaron cambios en sus gobiernos y en su situación. Puede concluirse entonces que el fin de siglo turbulento que tuvo España cabe dentro de su contexto europeo—el caso de España no fue un caso aislado. Estos cambios se suscitaron tanto en el ámbito histórico como en el político, siendo estos dos aspectos que no pueden separarse. Por tal razón, en esta sección se discutirán los sucesos históricos que tienen importancia con respecto al presente estudio y, a la vez, se traerán a colación los pormenores de la política española de la época. La muerte de Alfonso XII en 1885 y la llegada al trono de Alfonso XIII en 1902 encierran este período político de España. Sagasta inauguró el período político de la Regencia, pero poco tiempo después Cánovas tomó el poder, siendo éstas las dos principales figuras de la Regencia. Cánovas ejerció el poder en varias ocasiones durante la última década del siglo, hasta morir asesinado en el 1897. Aunque el conservador Azcárraga tuvo el mando por algún tiempo, el poder vuelve a las manos de Sagasta, sobre cuyas espaldas recayó la responsabilidad de llevar a España durante el difícil período de la guerra colonial (ver cronología para más información). El 1895 vio el comienzo de la guerra colonial en la cual España fue despojada de los últimos vestigios de lo que fue un imperio en el Nuevo Mundo. Mas con toda la repercusión que tiene la guerra colonial y la pérdida de las colonias, la misma fue sólo uno de los sucesos que contribuyeron para que estos años llegaran a conocerse como el desastre español. Hubo intentos republicanos y manifestaciones autónomas en Cataluña y en las provincias vascas. Los problemas tomaron también un matiz social. Fue en este tiempo que las masas obreras se identificaron como una clase en los sectores sociales, políticos y económicos del país, suceso que trae consigo levantamientos y huelgas. Tanto el proletariado como el campesino tenían una inquietud creciente con respecto a la situación económica del país. El bastión español en el continente africano tampoco estuvo privado de enfrentamientos violentos. En fin, los distintos sectores de la vida española se vieron afectados por una ola de problemas que fluctuaban de nacionales a internacionales, de internos a externos. El creciente escepticismo religioso fue otra de las problemáticas que afectaron el fin de siglo español. Este escepticismo afectó a miembros de distintos sectores de la población. Las masas obreras sufrieron un tipo de descristianización que se nutría de un creciente antagonismo en contra del papel que juegan las órdenes religiosas en la sociedad y la siempre presente intervención en la educación del pueblo. En la minoría intelectual y política, así como en la burguesía, este escepticismo se presentó en forma de un anticlericarismo rampante. La triste realidad de España la enfrentó con el hecho de que ninguno de estos problemas encontró solución a través del gobierno. Los distintos sectores de la sociedad española sólo consiguieron sumirse más y más en un atolladero al que nadie le pudo conseguir escapatoria. La prensa del país reportaba la situación paso a paso, como si pudieran ver la enfermedad de España de modo tangible. El caso de España no podía ser ignorado más por los españoles; se había convertido en un secreto escurridizo. En la cúspide del siglo, en el año preciso en que la situación de España llegó a su punto más bajo con la guerra y su derrota, Ángel Ganivet, uno de los intelectuales que fue considerado miembro de la Generación del 98, se suicidó ahogándose en las aguas del Dwina. Su muerte permanece como un símbolo de una España que estaba a punto de sucumbir, por dentro y por fuera. Calvo Carrilla, quién investigó y escribió sobre el desastre del fin de siglo, va aún más allá al asegurar que la cantidad de suicidios en España aumentó considerablamente durante el último tercio del siglo (ver demografía). Una cosa era segura: algo tenía que hacerse para rescatar a España. Es esta situación la que hace propicio el nacimiento de la Generación del 98, un grupo de intelectuales que buscó soluciones a los problemas de España a través de sus creaciones literarias.