El político-militar corregido

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El político-militar.
Se trata de un fragmento de un ensayo, un texto literario el cual sirve al autor, el
intelectual y diplomático español de ideología liberal Salvador de Madariaga, para dar
su opinión sobre el papel de los militares en la historia política de la España del siglo
XIX. De este modo constituye una fuente secundaria que como vemos denuncia la
intervención de los militares en el liberalismo español del siglo XIX, a los que llega a
considerar como un lastre para la nación (en el texto se dice literalmente “la maldición
de España en tiempos modernos”).
Va dirigido a un público culto interesado en la historia de España.
Este texto se publica en 1979, tras finalizar la dictadura de Franco, ya en la democracia,
con lo cual podríamos deducir que su función es también la de revisar el pasado
histórico para ver a lo largo del tiempo el papel de los militares en la política (ya que
Franco era también militar) y ver las consecuencias que han provocado sus
pronunciamientos y golpes de estado.
La primera idea que el texto presenta es el hecho de que los numerosos
pronunciamientos llevados a cabo por los “políticos-militares” muestran la debilidad del
sistema liberal del siglo XIX y provocan una inestabilidad política y social en España.
Estos pronunciamientos eran sublevaciones protagonizadas por grupos de militares que
anunciaban públicamente su apoyo a un partido concreto (aunque bien es verdad que
muchas veces pasaban a formar parte del propio gobierno, como Espartero, Narváez u
O´Donnell), que de esta forma subía al poder, ya que las votaciones posteriores a
menudo estaban amañadas. Este cambio de gobierno por la fuerza se producía si los
militares contaban con apoyo civil, no encontraban resistencia y el pronunciamiento
triunfaba (este es el caso del pronunciamiento encabezado por el coronel Riego en 1823,
o el de Vicálvaro de O’Donnell en 1854). Si, por el contrario, la sublevación fracasaba,
todos los militares implicados eran represaliados y, o bien eran fusilados (es el caso de
el general Torrijos que inicia en Málaga un pronunciamiento en 1854), o bien acababan
en el exilio (como el del general Prim en Londres antes de la Gloriosa).
La segunda idea del texto es una descripción de estos personajes, ejemplificando en la
figura de Narváez, “el espadón de Loja”. Según Madariaga, estos presentan ciertas
características como ser patriotas (o “salvapatrias”) y considerarse superiores a los
“charlatanes de política”, independientemente del partido al que pertenezcan. También
son autoritarios (“lo que quiere no es aportar sus ideas, sino imponer su voluntad”),
simples y obsesionados con algunos temas como la necesidad de orden, debido todo ello
a su formación puramente castrense (se han formado vitalmente en el ejército, no han
estudiado en ninguna universidad). Además, el autor recalca que detestan la libertad de
prensa (aspecto relacionado con su autoritarismo) y que no son excesivamente
religiosos, aunque sí en sus formas.
No hay que olvidar que los militares adquieren un fuerte protagonismo en la España del
XIX por la serie de guerras que jalonan esa época: Riego o Mina destacan en la guerra
de Independencia, Narváez y Espartero en la carlista, Prim en la campaña de África.
En definitiva, los pronunciamientos que los militares llevaban a cabo fue su forma de
intervenir en política – un rasgo peculiar del liberalismo español- e inspiraron sin duda
los golpes de Estado que se dieron a lo largo del siglo XX, como el de Primo de Rivera
en 1923 y el de Franco y Mola contra la Segunda República en 1936.
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