PROYECTO DE LEY La Cámara de Diputados y el Senado…

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PROYECTO DE LEY
La Cámara de Diputados y el Senado…
SANCIONAN CON FUERZA DE LEY
LEY NACIONAL DE PROTECCION
DE LA TRADUCCION Y LOS TRADUCTORES
Artículo °.- La presente ley tiene por objeto la promoción de la traducción como instrumento
indispensable del acceso a la cultura y la protección de los derechos de los traductores.
Artículo °.- A los efectos de la presente ley, se entiende por:
Traducción: a toda obra derivada que es expresión de otra en un idioma distinto que el de la
versión original.
Traductores: a las personas físicas que realizan la traducción de obras literarias, de ciencias
sociales y humanas, científicas y técnicas sujetas a propiedad intelectual compuesta por
derechos de autor, cualquiera sea su formación profesional.
Usuarios: a las personas físicas o jurídicas por cuya cuenta se realiza la traducción.
Artículo °.- La propiedad intelectual de la traducción corresponderá al traductor durante toda
su vida y a sus herederos o derechohabientes hasta setenta años contados a partir del 1 de
enero del año siguiente a su muerte, sin necesidad de inscripción registral.
En los casos de obras en colaboración, este término comenzará a contarse desde el 1 de enero
del año siguiente al de la muerte del último colaborador.
En caso que un traductor falleciere sin dejar herederos y se declarase vacante su herencia, los
derechos sobre sus obras pasarán al Estado Nacional por el mismo término, sin perjuicio de
los derechos de terceros.
Artículo °.- Salvo convenios especiales, los colaboradores de una traducción disfrutarán de
derechos iguales.
La mera pluralidad de traductores no se considerará colaboración, sino en el caso en que la
propiedad intelectual no pueda dividirse sin alterar la naturaleza de la traducción.
Artículo °.- En ejercicio de la propiedad intelectual y en tanto autor de la traducción, el
traductor tendrá los derechos patrimoniales de reproducción, distribución y explotación de la
misma.
Podrá ceder temporalmente esos derechos a un usuario, en forma total o parcial, exclusiva o
no exclusiva, a través de un contrato de traducción.
En ningún caso, podrán ejercerse los derechos de reproducción, distribución y explotación de
la traducción sin el consentimiento explícito del traductor.
Artículo °.- Al traductor le corresponderá también percibir los beneficios proporcionales
derivados de los mismos derechos secundarios que tiene el autor de la obra original, conforme
la normativa vigente.
Artículo °.- El traductor gozará, con carácter irrenunciable e inalienable, de los siguientes
derechos morales:
a) decidir la divulgación de la traducción, la forma de realizarla y bajo qué título;
b) velar por la integridad de su obra y defenderla de defraudadores, aún contra el mismo
usuario;
c) modificar, refundir y retirar de circulación la traducción por un cambio en sus
convicciones, previa indemnización de los terceros cuyos derechos resulten
vulnerados;
d) ser reconocido como autor de la traducción cada vez que la misma se publicite a través
de cualquier medio.
Artículo °.- El contrato de traducción deberá realizarse por escrito y se presumirá oneroso. En
ningún caso, la duración del mismo podrá superar el plazo máximo de diez (10) años.
Podrá renovarse, por el mismo período de tiempo, a través de la celebración de un nuevo
acuerdo entre las partes.
Cuando se trate de una primera y única edición, el término previsto se reducirá a cinco (5)
años.
Artículo °:- El contenido del contrato de traducción tendrá que establecer expresamente, los
siguientes aspectos:
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
h)
ámbito territorial;
plazo y condiciones para la realización de la traducción;
tipo de cesión y término de duración;
número, extensión, formato y soporte de las ediciones autorizadas por el traductor;
modo de distribución y venta de los ejemplares de la traducción;
retribución del traductor;
condiciones de pago;
consignación del nombre del traductor en la cubierta, portadilla y créditos de los
ejemplares, así como en publicidades, reseñas, catálogos y materiales de promoción
que aludan a la traducción;
i) demás derechos y obligaciones de las partes.
En caso de dudas u omisiones sobre los alcances de las cláusulas contractuales, éstas siempre
serán interpretadas a favor del traductor.
Artículo °.- El traductor deberá entregar la traducción dentro del plazo convenido en el
contrato y responderá por la autoría, originalidad y calidad de la misma.
Garantizará al usuario el goce pacífico de los derechos cedidos y se abstendrá de realizar
cualquier acto que pudiera menoscabar sus legítimos intereses.
Cuando corresponda, guardará confidencialidad sobre toda información relativa a la
traducción y al usuario, cuya divulgación pueda ocasionarle un daño.
Artículo °.- La retribución acordada a favor del traductor deberá ser equitativa y proporcional
a los beneficios que el usuario obtenga por la reproducción, distribución y explotación de la
traducción.
Consistirá en una suma fija en concepto de anticipo de derechos de autor, que el traductor
conservará independientemente del monto que alcancen dichos beneficios y un porcentaje
sobre éstos, incluidos los surgidos de las sucesivas reediciones y adaptaciones de la
traducción a otros formatos o géneros artísticos, y otras operaciones comerciales con terceros.
Ese porcentaje no podrá ser inferior al uno por ciento (1%) para las ediciones de la traducción
en papel; del dos y medio por ciento (2,5%) para el caso de su explotación a través de medios
digitales; y del cinco por ciento (5%) cuando - cualquiera sea el medio de edición utilizado se trate de la traducción de obras de dominio público.
El contrato de traducción preverá mecanismos que posibiliten el seguimiento permanente por
parte del traductor de tales ingresos. El usuario deberá facilitarle resúmenes semestrales de las
liquidaciones relativas a la distribución y explotación de la traducción.
Artículo °.- El traductor podrá exigir la revisión judicial del contrato de traducción cuando la
retribución fijada no cumpla, de manera manifiesta, con los requisitos del artículo anterior.
Artículo °.- La obtención de la autorización para realizar la traducción será gestionada por el
usuario, siempre que no se encuentre en cabeza del traductor.
Artículo °.- El usuario deberá respetar los acuerdos de pruebas y correcciones a los que se
arribe con el traductor y poner a su disposición todos los documentos e informaciones
necesarios para la comprensión del texto a traducir.
En el texto de la traducción no se introducirá modificación alguna sin acuerdo previo del
traductor.
Artículo °.- Toda traducción aceptada deberá ser utilizada por el usuario dentro de los dos (2)
años correspondientes a su presentación. En caso contrario, el traductor tendrá derecho a
exigir como indemnización una suma igual a la mitad de la suma fija correspondiente al
anticipo de derechos de autor.
Artículo °.- El incumplimiento del contrato de traducción por parte del usuario, habilitará al
traductor a exigir su resolución y percibir una indemnización equivalente a cinco (5) veces la
retribución convenida a su favor. ´
Dicho límite podrá ser modificado judicialmente cuando haya circunstancias especiales que
así lo exigieren, en virtud del artículo 1198 del Código Civil.
Artículo °.- Las autorizaciones otorgadas por el traductor se limitan a las incluidas
expresamente en el contrato de traducción. Cualquier modificación o ampliación exigirá un
nuevo acuerdo escrito entre las partes.
Artículo °.- El usuario sólo podrá ceder a un tercero los derechos no exclusivos de
reproducción, distribución y explotación, previo consentimiento explícito del traductor
expresado por escrito.
Los beneficios de la cesión se distribuirán entre el usuario y el traductor, a quien le
corresponderá un porcentaje que, en ningún caso, podrá ser inferior al treinta por ciento
(30%).
Artículo °.- La Secretaría de Cultura de la Nación será la autoridad de aplicación de la
presente ley, a cuyo efecto coordinará acciones con el Ministerio de Relaciones Exteriores y
Culto.
En tal carácter, deberá:
a) Disponer la implementación de políticas de promoción de la traducción;
b) Generar instancias de asesoramiento a los traductores sobre los derechos que los
asisten;
c) Diseñar y difundir el uso de modelos de contratos de traducción;
d) Publicar escalas de referencia para la fijación de la retribución del traductor;
e) Elaborar normas de calidad sobre el proceso de traducción y las condiciones que debe
cumplir el traductor;
f) Fomentar la capacitación permanente de los traductores;
g) Apercibir a los usuarios que no reconocen expresamente al traductor y pagan
retribuciones por debajo de las sugeridas.
h) Mediar en la solución de conflictos entre las partes del contrato de traducción, a través
de la creación de una comisión arbitral mixta con participación de representantes de
las organizaciones de usuarios y traductores;
i) Realizar otras acciones destinadas al cumplimiento del objeto de la presente ley.
Artículo °.- En el ámbito de la autoridad de aplicación, se llevará un registro público de
traducciones y contratos de traducción. La inscripción en el mismo es de carácter voluntaria.
Artículo °:- La autoridad de aplicación garantizará la participación equitativa de los
traductores en los programas oficiales que destinan fondos públicos al financiamiento de la
actividad de los autores.
No obstante, dispondrá el otorgamiento a favor de traductores nacionales de becas de
formación y subsidios dirigidos a impulsar la traducción de textos extranjeros al castellano en
Argentina y el desarrollo de la industria editorial nacional.
Artículo °.- Cuando los usuarios reciban beneficios de la autoridad de aplicación destinados a
la realización de traducciones, una parte no inferior al treinta por ciento (30%) deberá ser
percibida por el traductor o traductores que la realicen.
Artículo °.- Anualmente, se realizará un Encuentro Nacional de Traductores con el fin de
visibilizar la importancia de su actividad y favorecer el intercambio de experiencias.
En ese marco, la autoridad de aplicación hará entrega del Premio Nacional a la Traducción, a
través del cual se distinguirá una obra publicada y una obra inédita.
Los ganadores serán seleccionados por concurso público y recibirán, por única vez, una
asignación dineraria en reconocimiento a su labor. La autoridad de aplicación dispondrá los
medios para la edición de la obra inédita que resulte ganadora.
Artículo °.- La presente ley se aplicará a los contratos y cesiones celebrados con anterioridad
a su entrada en vigencia, respecto de los nuevos usos que se le den a la misma traducción.
Artículo °.- Deróganse los artículos 23 y 24 de la Ley 11.723 y sus modificatorias - Régimen
Legal de la Propiedad Intelectual.
Artículo °.- Comuníquese, etc.
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
El proyecto que presentamos fue elaborado conjuntamente con las traductoras Estela
Consigli y Lucila Cordone, en representación de la Asociación Argentina de Traductores e
Intérpretes (AATI), y los traductores, escritores y editores Andrés Ehrenhaus y Pablo
Ingberg1.
Surge como respuesta a la situación de vulnerabilidad en la que los traductores se ven
obligados a trabajar en nuestro país, a partir de que su problemática específica como autores
de obra derivada no está debidamente contemplada ni protegida por las leyes y usos vigentes.
1
Estela Consigli es traductora literaria y técnico-científica y profesora de francés (Instituto Superior en Lenguas
Vivas “J.R. Fernández”). Trabaja para clientes particulares, empresas, editoriales y medios gráficos.
Especializada en ciencias sociales, traduce especialmente artículos y libros de filosofía, sociología y
psicoanálisis. Desde el 2012, colabora como secretaria en la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de
Traductores e Intérpretes - AATI e integra, dentro de ella, la Comisión de Derechos de Autor.
Lucila Cordone es traductora literaria y técnico-científica de inglés (Instituto Superior en Lenguas Vivas “J. R.
Fernández”). Se desempeña como docente en el Traductorado de Inglés en dicha institución y en la Escuela
Normal Superior en Lenguas Vivas "S.B. de Spangenberg”. Traduce para clientes particulares y para editoriales
en la Argentina y en el exterior. Desde 2010, es síndica de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de
Traductores e Intérpretes (AATI). Integra la Comisión de Derechos de Autor y colabora con la organización de
charlas y actividades para traductores en dicha asociación.
Andrés Ehrenhaus nació en Buenos Aires y vive en Barcelona desde 1976. Traductor de inglés, francés e
italiano, con más de cincuenta títulos publicados; autor de tres libros de cuentos cortos y una novela; coeditor de
Paradiso Ediciones (Argentina). Profesor del Posgrado de Traducción Literaria de la Universidad Pompeu Fabra,
Barcelona; durante ocho años formó parte de la junta directiva de ACE Traductores y durante dos integró la
junta directiva de Cedro.
Pablo Ingberg es licenciado en Letras (UBA), escritor (cinco poemarios y una novela publicados), editor (dirigió
edición de Obras completas de Shakespeare y dirige Colección griegos y Latinos de Editorial Losada) y
traductor (más de sesenta libros del griego antiguo, latín e inglés). Ha dictado conferencias, seminarios y talleres
sobre traducción y colaborado con revistas y suplementos literarios argentinos y extranjeros.
En la enorme mayoría de los casos, están muy mal retribuidos, carecen de contrato o, a
través de los que suscriben con las editoriales, son forzados a aceptar condiciones durísimas,
por miedo a perder su fuente de trabajo.
Puntualmente, tienen que ceder sus derechos de propiedad intelectual indefinidamente,
de tal manera que las editoriales quedan autorizadas a utilizar la traducción a su antojo,
reimprimirla las veces que lo deseen o ceder los derechos a un tercero, sin dar a los
traductores participación alguna en los beneficios obtenidos como consecuencia.
Esto termina atentando contra la calidad de la obra de los traductores porque para
poder sobrevivir, se ven obligados a realizar otro tipo de tareas ajenas a la traducción o a
incrementar el número de las que realizan, priorizando aquellas que requieren menos tiempo y
dedicación.
Por otra parte, rara vez son reconocidos en las reseñas o en las portadas de las
publicaciones y padecen la ausencia total de políticas públicas dirigidas a promocionar la
traducción, no obstante su trascendencia a efectos de avanzar en la democratización del
acceso a la cultura.
En definitiva, “…la esencia misma del trabajo del traductor es el origen de sus
problemas. Efectivamente, al estar por entero al servicio del autor original y de su escritura,
el traductor está obligado a desaparecer y su intervención resultará tanto más lograda
cuanto más invisible sea…”
“…La especificidad de su papel tiene, por tanto, tres efectos perversos: *El
traductor… no goza del reconocimiento, ya sea moral o financiero que le corresponde como
autor de una obra recreada. *La crítica literaria, que por lo general entiende poco de las
características de esta profesión, lo ignora o, por el contrario, sólo habla de él en términos
negativos. *El editor lo siente como una carga económica: ejerce presión sobre su trabajo, le
paga menos de lo que le corresponde y le puede imponer textos de baja calidad.” (Derechos
de autor del Traductor. Situación general del traductor “literario” en Europa y Argentina Intervención de Estela Consigli en la XI Jornada sobre los Derechos de Autor en el Mundo
Editorial, CADRA, 9 de mayo de 2013, tomado de Recomendaciones de Petra, de Françoise
Wuilmart, traducida por Arturo Peral - www.petra2011.eu/sites/default/files/sintesisrecomendaciones-petra.pdf).
Este estado de desprotección responde, en buena medida, a la inexistencia de un marco
legal específico que regule los distintos aspectos de esta actividad en toda su complejidad,
sumado a la obsolescencia y laxitud de la legislación que, en materia de derechos de autor,
está vigente en Argentina.
Esa deficiencia normativa es, justamente, la que se propone subsanar esta iniciativa,
con el doble objetivo de salvaguardar los derechos de los traductores y promocionar la
traducción como herramienta fundamental del intercambio cultural y la difusión del
conocimiento.
En este sentido, su redacción recoge los términos de la Recomendación de Nairobi
sobre la Protección Jurídica de los Traductores y las Traducciones, aprobada por la
Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), en su 19° reunión, celebrada del 26 de octubre al 30 de noviembre de 1976.
Muchos de esos términos están ya incluidos en las leyes de propiedad intelectual de países
latinoamericanos como Paraguay, Perú, Venezuela, República Dominicana, Panamá, Bolivia,
Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua.
Además, pone a nuestro país a la altura de un debate que cada vez está cobrando más
fuerza alrededor del mundo, como es el relativo a la necesidad de dar visibilidad a los
traductores garantizando que puedan llevar adelante su labor en condiciones dignas y avanzar
en el reconocimiento de la “importancia de la calidad de la traducción en la cadena de
producción del libro.” (Intervención de Estela Cosigli antes citada).
Instancias como la Plataforma Europea para la Traducción Literaria (PETRA) y el
Consejo Europeo de Asociaciones de Traductores Literarios (CEATL), son experiencias
comparadas que deberían tenerse en cuenta para la instalación pública de esa agenda.
Desarrolladas en nuestro país, también merecen ser mencionadas el Seminario
Permanente de Estudios de Traducción del Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas
“Juan Ramón Fernández”, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires y el incansable
trabajo gremial que viene implementando la propia Asociación Argentina de Traductores e
Intérpretes (AATI).
Todas ellas parten de la premisa común de considerar al traductor como autor. Lo
hacen en virtud de la noción de “originalidad”, conforme la cual “toda expresión nueva que
difiere de expresiones existentes se considera propiedad intelectual inalienable… y, como tal,
goza de protección automática”. (¿Por qué los escritores literarios son autores? - sitio oficial
del Consejo Europeo de Asociaciones de Traductores Literarios - CEATL).
De esa protección - tal como se establece en el articulado del proyecto - se desprende
el conjunto de los derechos morales y patrimoniales de los que goza el traductor.
Entre los primeros, que son de carácter irrenunciable e inalienable, es posible
enumerar el de la mención del nombre del traductor junto al autor de la obra original cada vez
que se aluda al texto traducido; el de decidir la divulgación de la traducción, la forma de
realizarla y bajo qué titulo; el de velar por su integridad y defenderla de defraudadores; así
como el de modificarla y retirarla de circulación por un cambio de convicciones, sin perjuicio
de los derechos de terceros.
Los patrimoniales, en cambio, refieren al derecho del traductor a la reproducción,
distribución y explotación de su obra. Se admite su cesión temporal, a cambio de una
retribución equitativa y proporcional a los beneficios obtenidos por el usuario de la
traducción, lo que supone la percepción de un porcentaje de las ventas de la traducción, sus
reediciones y las adaptaciones a otros formatos o géneros.
Además, para impedir que continúen sucediéndose abusos como los descriptos, la
propuesta incluye los requisitos de forma y de contenido que debe reunir el contrato de
traducción.
Dispone expresamente que, en caso de dudas u omisiones, sus cláusulas sean siempre
interpretadas a favor del traductor; y habilita su revisión judicial cuando la retribución
acordada sea manifiestamente inequitativa y desproporcionada.
Con la misma lógica, plantea la creación de una instancia arbitral, con la participación
de representantes designados por las organizaciones de traductores y editores, a efectos de
ejercer un rol de mediación ante los conflictos que eventualmente puedan suscitarse.
Finalmente y tomando como antecedente prácticas que se llevan adelante en países
como Francia, Alemania, España, Irlanda, Holanda, Italia, México y Colombia, la iniciativa
enumera una serie mecanismos de promoción con el fin último de fomentar la realización de
traducciones.
Especialmente, se garantiza la participación de los traductores en los programas que
destinan fondos públicos a los autores originales, el otorgamiento de subsidios y becas de
formación, la convocatoria de un Encuentro Nacional y la creación de un Premio Nacional a
la Traducción.
Como sostiene el profesor y ensayista español Juan Jesús Zaro, el nuestro, es un país
“con una tradición traductora que se remonta al final del Siglo XIX y que, con momentos de
esplendor o declive, se ha mantenido hasta la actualidad (…)”
En la “época de oro”, que dicho autor ubica en “los años finales de la década de los
cuarenta y los primeros de la de los cincuenta”, participaron “tanto traductores argentinos
como españoles afincados en Argentina por razones políticas” y se “llegó a exportar el 70%
de la producción”.
“Autores como Camus, Durrel, Faulkner, Gide, Hesse, James, Joyce, Keroauc, Mann,
Miller, Moravia, Nabokov, Osborne, Proust, Sartre, Yourcenar, Woolf y muchos otros se
leyeron en España y en toda Sudamérica (…) traducidos y publicados en editoriales
argentinas como Argos, Ayacucho, Emecé, Lautaro, Losada, Paidós, Sudamericana, Santiago
Rueda o Siglo XX” (“El ‘desafío’ austral: las relaciones entre las industrias traductoras
argentina y española” - Juan Jesús Zaro)
Estamos convencidos de que es posible recuperar ese pasado y que, al incentivar la
traducción y permitir que la relación entre editoriales y traductores se plantee en condiciones
más equitativas que las actuales, la aprobación de esta iniciativa contribuirá a lograrlo.
Dignificar las condiciones laborales y legales de los traductores redundará, sin duda, en un
ejercicio más riguroso, responsable y libre de la profesión y, por tanto, en la producción de
mejores traducciones y ediciones nacionales.
En definitiva, con esta propuesta apuntamos a jerarquizar esta valiosa disciplina,
potenciar la industria del libro y fomentar el desarrollo cultural de nuestro país. La sanción de
una ley que aborde especialmente la protección de los traductores significaría un hito a escala
internacional que nos pondría a la vanguardia de la defensa de los derechos morales y
patrimoniales de los profesionales de la cultura.
Es de crucial relevancia subrayar, para finalizar, que este proyecto de ley nace con la
intención de corregir y regular aquellos usos y costumbres del proceso editorial que han
generado y pueden seguir generando situaciones de manifiesta injusticia e indefensión del
traductor literario ante el usuario de sus derechos y nunca con la de pretender arrebatarle a
éste aquello que le corresponde cabalmente.
El traductor no debe pretender lucrar en menoscabo del beneficio del editor sino, en
todo caso, participar de manera equitativa y consecuente de esa parte proporcional del
beneficio que los derechos mencionados, y universalmente reconocidos, le atribuyen.
El beneficio del usuario es, pues, esencial para que la industria prospere y siga
generando encargos de traducción y publicando y difundiendo obras; y el beneficio equitativo
del traductor también lo es para que esos encargos cumplan con los requisitos de puntualidad
y calidad que la industria requiere.
Se trata, por consiguiente de ajustar los términos de un quid pro quo que, hasta el
presente, ha tenido un claro sesgo de injusticia, así como de compartir con el editor no sólo
los riesgos sino también los beneficios reales de la aventura editorial.
Por las razones expuestas y conforme los términos del artículo 75 inc. 19 de la
Constitución Nacional que - entre las atribuciones de este Congreso - enuncia la de dictar
leyes que protejan la libre creación y circulación de las obras del autor, es que solicitamos el
pronto tratamiento de la presente iniciativa.
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