Jesús y el paralítico de Betesda

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ENCUENTROS CON JESÚS
JESÚS
y el
PARALÍTICO DE BETESDA
MIRADA A LA VIDA
Miramos a la
humanidad, a su
historia. Y ahí
descubrimos
tantos “datos” a
tener en cuenta,
porque
cada
momento,
cada
cultura,
cada
religión
han
intentado
dar
unas
respuestas
básicas,
pero
importantes a ese caminar. Y, sin duda, hay dimensiones de la vida que
requieren una “explicación” con vistas a ayudar a entender cuando va
sucediendo y que el hombre/la mujer, tantas veces, no terminan de
iluminar ese camino, especialmente algunos acontecimientos de la propia
vida.
La fe judía, a lo largo de todo el Antiguo Testamento, busca unas
respuestas apropiadas a los acontecimientos y sucesos que se van
produciendo. Todo ello lo hace -como otros pueblos del entornodesarrollando una dimensión religiosa que establece una relación con
su Dios, a quien le une una historia, llamada “Historia de la salvación”, y
que conlleva unos vínculos muy fuertes.
Teniendo en cuenta ese dato, hoy nos encontramos ante nuestros ojos y
para nuestra contemplación, con un relato evangélico que también se
caracteriza por tener unas connotaciones muy propias y que
necesitamos conocer para descubrir toda la significación que lleva dentro
y así poder entresacar la fuerza que este ENCUENTRO contiene y que,
hoy, a nosotros, se nos ofrece como una propuesta cargada de
posibilidades.
Lo primero a tener en cuenta ante este relato es el LUGAR donde se
produce el acontecimiento. Es en “JERUSALÉN”, lugar sagrado por
excelencia y durante una de las “fiestas” que el pueblo lo celebraba con
tanto relieve, y es en torno a una “piscina” que, según la creencia
popular, atribuía al agua de dicha piscina un poder milagroso de curación, y
esto se hallaba en conexión con cierto movimiento de las aguas. La misma
creencia popular atribuía aquel movimiento de las aguas a un ángel, esto es,
un mensajero del mismo Dios y que era portador de alguna nueva buena.
¡Cuántos elementos mezclados!
Junto a este dato sobre el lugar, nos encontramos a un hombre que
destacaba sobre todos. Y es que llevaba 38 años esperando una
oportunidad que nunca podía llegar para él, dada su situación personal.
¿Qué pueden significar estos “38 años”? Porque son muchos; casi toda
una vida dentro de aquella cultura. Además sabemos que al “discípulo
amado”, el autor del cuarto evangelio, cuando ofrece datos numéricos
de este estilo, hay que suponerle, por principio, alguna intención más
profunda. Así, en este caso, puede querer expresar la ausencia de toda
esperanza. Esto es, probablemente lo que aquí se presenta es una alusión a
los 38 años de peregrinación del pueblo de Dios por el desierto, a los que se
añadiría a los dos que llevaba peregrinando como castigo por su
infidelidad.
Por lo tanto, el paralítico de la piscina simboliza al pueblo de Israel,
que, después de su larga peregrinación, encontraría en Jesús, a su
Salvador y que le introduce en la tierra de la promesa. Después de 38
años de una esperanza “sin fuerza”, ahora había llegado el momento
culminante del cumplimiento de las promesas de Dios a través de los
tiempos.
Eso sí: a pesar de todo, el paralítico (el pueblo de Israel) no llega a la fe.
Es JESÚS quien tiene que tomar la iniciativa y, después de curarlo,
declara quién lo había hecho, y esto mismo provoca la reacción violenta
de los enemigos en contra del mismo Jesús, que es el portador del don de
Dios. Así, pues, es Jesús quien tiene que provocar en el enfermo (en
Israel) el deseo de ser curado. Y es que el enfermo, por sí mismo, ya no
tiene ninguna esperanza de una vida nueva y recuperada.
Hay otro dato muy significativo y es que la curación se produce en
SÁBADO y que, por ello mismo, el enfermo curado camina “en sábado”
con la camilla a cuestas, algo que estaba absolutamente prohibido y
que los enemigos de Jesús aprovechan para acusarle de no cumplir la
Ley sagrada del reposo sabático. De ahí que los enemigos de Jesús tienen
aquí un buen punto de apoyo para comenzar la ofensiva. Y aunque el
paralítico no sepa quién le ha curado, sus enemigos lo saben y quieren
aprovechar para atacarle y acusarle de querer quebrantar uno de los
pilares de la fe judía: el SÁBADO, algo sagrado e intocable.
Con estos elementos, podemos adentrarnos en el relato con bastantes
garantías de llegar a conclusiones que afectan al núcleo mismo del don de
la salvación que Jesús aporta y podremos descubrir cómo el
ENCUENTRO de Jesús con el paralítico (esto es, con el pueblo de
Israel) es salvador y de una plenitud que alcanza a cuantos acogen a
Jesús como esa presencia y ese rostro visible del mismo Dios.
A LA LUZ DEL EVANGELIO
EVANGELIO: Juan 5, 5-16
Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años
enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho
tiempo, le dice:
- «¿Quieres quedar sano?».
El enfermo le contestó:
- «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se
remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».
Jesús le dice:
- «Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a
andar.
Aquel día era sábado y los judíos dijeron al hombre que había
quedado sano:
- «Hoy es sábado y no se puede llevar la camilla».
Él les contestó:
- «El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y
echa a andar”».
Ellos le preguntaron:
- «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a
andar?».
Pero el que había quedado sano, no sabía quién era, porque Jesús,
aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
- «Mira, has quedado sano, no peques más no sea que te ocurra algo
peor».
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo
había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía
tales cosas en sábado.
HOY Y AQUÍ
¡Qué importante es tener unas “claves” adecuadas para adentrarnos
en un relato evangélico para no quedarnos en la periferia, sino descubrir
toda la riqueza que lleva dentro! Una primera “lección” que es necesaria
aprenderla para caminar con garantías.
Cuando a esta anotación le añades que el relato nos lo ofrece el “discípulo
amado” (el autor del cuarto evangelio), entonces con más razón, porque,
por sistema, él nos invita a “mirar más allá” de lo que a primera vista
se ve. No tenerlo en cuenta es correr un riesgo real de quedarse a medio
camino.
Lo primero que destaca en el relato es JESÚS y cómo afronta su
MISIÓN. Él sigue estando profundamente atento a los marginados, y un
hombre que lleva 38 años postrado en un camastro, lo es de manera
especial. En este caso, la INICIATIVA no es del enfermo (el sigue
“atado” a los ritos supersticiosos del agua que se mueve, y demás), sino que
es Jesús el que le propone algo en lo que ya no creía el paralítico:
“¿Quieres quedar sano?”. Después de toda una vida, postrado y sin
horizonte, no hay ESPERANZA que tenga vigor para mantener viva la
fe en una situación nueva. Pero Jesús sí que cree en ello y lo ofrece, aún
sin que se lo pida. ¡Impresionante!
Aquí se produce algo que está fuera de cualquier miedo: “Levántate, toma
tu camilla y echa a andar”. Esto es, vive y que se realicen en ti las
promesas de Dios. Y si el paralítico “SIMBOLIZA” al pueblo de Israel,
aquí hay Alguien que se atreve a proponerle: levántate y sigue siendo con NUEVA VIDA- el preferido, el pueblo escogido y de la Alianza, en
quien Dios se complace. Por lo tanto, Jesús le ofrece mucho más que la
movilidad de unos miembros. Más bien, le invita a ser el pueblo amado y
mimado por el Dios del amor y que quiere que VIVA en plenitud,
porque ésas han sido las PROMESAS, a través de los tiempos.
Pero Jesús sigue impresionando aún más. Si para llevar a cabo ese
proyecto de vida, tiene que quebrantar lo más sagrado de ese pueblo
como es el SÁBADO o los “ritos supersticiosos y mágicos”, lo hará,
aunque ello conlleve la controversia y la persecución por parte de las
autoridades religiosas de Israel. Así de libre se siente él y es que el plan
de Dios está, para él, por encima de todas las normas, de la misma Ley
y del mismo Templo; esto es, por encima de todo; y es que en el proyecto
de Dios, CADA PERSONA es la que está llamada a vivir en plenitud y
en el mismo amor de Dios.
La conclusión es clara: el DON de la SALVACIÓN no es algo que se
consigue porque uno se lo propone con todas sus fuerzas. No. Al
contrario, es Dios mismo (en este caso, Jesús) el que la ofrece al enfermo
y, éste que tenía una esperanza sin fuerza alguna, con todo cree en su
palabra, en la de Jesús, y efectivamente la NUEVA VIDA comienza a
correr en los miembros del paralítico, como también en todo su ser, y es
que donde se produce el ENCUENTRO con el don de Dios… ¡todo se
hace NUEVO y DISTINTO!
Está claro que los planes de Dios van mucho más allá de lo que se
plantean los pobres corazones de los hombres, especialmente cuando su
esperanza ha quedado achicada y baldía. Por eso. Sólo desde el encuentro
de Jesús con el paralítico es cuando recibe la propuesta de que viva en
consonancia con la nueva situación: “Has quedado sano, no peques
más…”. Esto es, no te cierres al Dios de las promesas, al Dios de la
Vida, aquél que te puede LLENAR de la plenitud que “sueñas” y
deseas.
Ahora y sólo ahora, el paralítico será capaz de testimoniar quién ha
sido el cauce del don de Dios: “Se marchó aquel hombre y dijo a los
judíos que era Jesús quien le había sanado”. Ha experimentado la
nueva vida y ha llegado a descubrir a aquel que ha iluminado toda su
vida.
HOY y AQUÍ, para nosotros, quién sabe si también “paralíticos” y sin
vida, es necesario desear y buscar con ahínco el ENCUENTRO con
Jesús, porque él es quien pude cambiar la situación en todas sus
dimensiones. Claro que seguir “atados” a la Ley, al sábado o los ritos
supersticiosos, posiblemente sea más triste, pero puede resultar más
cómodo, porque no “exige” casi nada. Es probable que sea la gran
tentación de nuestra fe y de nuestro caminar y, mucho más, en los
tiempos que corren.
Pero la propuesta de Jesús es otra bien distinta: ¿Quieres vivir la
NUEVA VIDA que Dios ha deseado para ti desde siempre? Pero como
Él no obliga ni fuerza… está en nuestras manos, aunque la enfermedad
dure ya “38 años” o los que fueren.
Sugerente oferta y al alcance de los que se ABREN a él. ¿Lo deseas?
¡Suerte!
ORACIÓN
Dios y Padre bueno,
que has creado todas las cosas para nuestro bien,
y es que nos amas de corazón.
Y, como respuesta, esperas nuestro amor filial,
porque estás convencido de que tu actitud y estilo
es capaz de generar un nuevo y hermoso amor,
un fruto maduro y que se parece al tuyo.
Padre,
Tú, por medio de Jesús,
nos has liberado de cuanto nos ata y esclaviza,
para que podamos dar frutos de vida,
porque eso es lo que de veras te agrada,
e, incluso, aceptas y acoges
nuestras pequeñas muestras de generosidad y de amor.
Alabado, sea, Dios y Padre nuestro,
por las posibilidades que nos das,
y alabado seas por tu inmenso corazón,
lleno de ternura y de amor.
PLEGARIA
SU MIRADA EN NOSOTROS
El Señor ha puesto su mirada sobre nosotros;
ha puesto su confianza y su esperanza;
el Señor Dios ha hablado y cuenta con nosotros.
Jesús cuenta con nosotros
para devolver la luz donde hay oscuridad;
cuenta con nosotras
para construir entre todas la civilización del amor
allí donde hay egoísmo, tristeza y angustia.
Cuenta con nosotros
para luchar por la paz,
en medio de un mundo donde muchas veces
la solución se encuentra recurriendo al uso de la fuerza.
Jesús cuenta con nosotros
para que su palabra y liberación
llegue al último rincón de la tierra;
cuenta con nosotros
para sembrar la semilla de su Evangelio;
semilla que produce
frutos de fraternidad, liberación y amor.
Jesús ha puesto su mirada en nosotros
y nos dice que seamos sal de la tierra.
Sal para dar sentido a la vida;
para hacer ver que merece la pena ser vivida
desde el proyecto del Evangelio.
Ser sal
porque al igual que sin ella la comida no es agradable,
sin Jesús, sin su presencia viva entre nosotros,
nuestra vida se vuelve insípida.
Nosotros queremos ser sal de la tierra y luz del mundo
porque la Buena Noticia no ha perdido su vigencia;
porque nunca como hoy su papel es importante,
porque siempre tendrá algo que decir.
Nosotros queremos ser sal
que dé sentido y felicidad al mundo.
Cuenta con nosotros, Señor,
queremos ser luz que ilumine
y muestre el verdadero rostro de Dios-Padre, el Dios-Amor.
Cuenta con nosotros, Señor Jesús.
CANTO
AMOR Y VIDA
1
Amor es vida, vida es alegría;
quien nunca amó, vivió sin ilusión.
Alegres cantan sus melodías
las ansiedades del corazón.
Alegres cantan sus melodías
las ansiedades del corazón.
ALEGRE ESTOY, CANTANDO VOY,
ÉSTE ES EL DÍA QUE HIZO EL SEÑOR (bis).
2
Cuando recuerdo aquel amor divino,
que siendo Dios, al suelo descendió,
Mi alma canta, mi alma goza,
porque la vida me dio el Señor.
Mi alma canta, mi alma goza,
porque la vida me dio el Señor.
3
Yo soy feliz por cada día nuevo,
por la ilusión de ver amanecer.
Por las estrellas y por el cielo,
por la alegría de renacer.
Por las estrellas y por el cielo,
por la alegría de renacer.
4
Por los caminos áridos del mundo,
busco la huella de un amor feliz.
Soy peregrino, soy vagabundo,
un cielo eterno brilla hoy en mí.
Soy peregrino, soy vagabundo,
un cielo eterno brilla hoy en mí.
(Recopilación de Martín Verde Barajas
Disco: “DE FIESTA CON JESÚS” - Ediciones Paulinas)
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