La divulgaci n cient fica en clave de espect culo. Simulaci n gr fica en programas de televisi n

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Actas – IV Congreso Internacional Latina de Comunicación
Social – IV CILCS – Universidad de La Laguna, diciembre 2012
La divulgación científica en clave de
espectáculo. Simulación gráfica en
programas de televisión1
López Cantos, Francisco – [email protected] – Grupo de Investigación ITACA.
Universitat Jaume I. Castellón (España)
Resumen: En la presente comunicación se aborda el estudio de un fenómeno
tecnológico particular, resultado de la confluencia de diferentes ámbitos
comunicativos, cómo la información audiovisual, la divulgación científica y las
tecnologías infográficas de simulación, desarrolladas sobre todo en el actual
marco hegemónico del sector de los videojuegos. Su radical evolución a raíz
del impacto tecnológico de las herramientas digitales de simulación demuestra
cómo en este tipo de programas televisivos supone un elemento fundamental
de análisis que nos permite comprender de un modo integral el tránsito
tecnológico-narrativo al que estamos asistiendo así como las consecuencias
estéticas que de él se derivan.
Palabras clave: información meteorológica, divulgación científica, televisión,
simulación, videojuegos.
1. La simulación del tiempo y el estudio del clima
Es lugar común datar los inicios y los propios fundamentos de lo que se viene
denominando “simulación” en los albores del desarrollo de las tecnologías
informáticas en los años 40, especialmente de la construcción del ENIAC, y
relacionar sus orígenes de manera muy estrecha con la implementación de
modelos matemáticos en sistemas informáticos, en concreto el Método
MonteCarlo,2 cuyos antecendtes, tal como describen Goldmans, Nace y
1
El presente estudio ha sido financiado con la ayuda del Proyecto de Investigación de la
convocatoria Universitat Jaume I-Bancaja, con el título “Análisis de los flujos de transferencia
de conocimiento entre los sistemas educativos superiores y la industria del videojuego”, código
11I301.01/1, en el seno del Grupo de Investigación ITACA – Investigación en Tecnologías
Aplicadas a la Comunicación Audiovisual. Universidad Jaume I de Castellón (España),
http://www.culturavisual.uji.es/
2
El método de Montecarlo, es un método estadístico numérico usado para aproximar
expresiones matemáticas complejas y costosas de evaluar con exactitud. Se llamó así en
referencia al Casino de Montecarlo por ser “la capital del juego de azar”, al ser la ruleta un
generador simple de números aleatorios, y su uso proviene del trabajo realizado en el
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Wilson, se remontan hasta el “experimento de las agujas” realizado por Buffon
en 1777 (Goldman, Nace & Wilson, 2009).
Sin embargo, esta aproximación al término tan ligada al cálculo matemático y al
desarrollo de sistemas informáticos resulta restrictiva y es necesario, en
nuestra opinión, matizar el alcance del término y, siguiendo a Grüne-Yanoff y
Weirich (2010), conviene determinar qué es lo que puede ser simulado para
obtener una definición más satisfactoria, teniendo en cuenta que “simular” es,
en primer lugar, y en término generales, imitar o replicar, y “simular” es,
además, una acción que tiene como resultado una “simulación” que, en sí
misma, es un patrón abstracto que actúa de una manera concreta produciendo
los mismo resultados en cada ejecución. Las simulaciones, según estos
autores, abarcan un amplio abanico de actividades científicas y se pueden
clasificar en función de sus características (tales como si usan ordenadores o
modelos a escala, o si presentan una dinámica discreta o continua), o también
según su propósito (las que simulan el habla, el vuelo de un avión, el clima,…)
pero, sobre todo, son útiles en Ciencia para explorar las consecuencias de
experimentos imposibles de implementar efectivamente o demasiado costosos.
En todo caso, el término “simulación” comprende un amplio conjunto de
acciones de imitación que no se pueden caracterizar de manera exclusiva en
función de su forma de implementación informática ni derivan necesariamente
de datos numéricos previos.
De esta manera, para alcanzar una definición óptima resulta eficaz hacer notar
que las simulaciones siempre descansan sobre modelos previos, y éstos a su
vez sobre teorías preexistentes. Aunque determinar las relaciones entre
modelos, teorías y simulaciones no está exento de problemas, sí podemos
asumir que los modelos son agentes mediadores entre las teorías y la realidad,
y las simulaciones se intercalan entre ambas en un proceso constante de
reajuste y adecuación, al menos hasta que el paradigma que los sustenta
continúa vigente.
Por otra parte, tal como ha mostrado la Ciencia Cognitiva, la “simulación” es
una estrategia de intermediación cognitiva, es decir, una forma de
intermediación extensible a todos los procesos que utilizan imágenes cuyo
diseño y razón de ser es hacerlas inteligibles a la interpretación siguiendo las
estrategias cognitivas que son propias de nuestro pensamiento visual
inherente3. La “simulación” entonces, en sí misma, tiene como objetivo la
representación mediante imágenes u objetos tridimensionales a partir de
modelos que pretenden explicar teorías sobre la realidad, y es independiente
de la forma en que se implemente ese modelo. En palabras de Dokic y Proust
(2002) en la simulación “we represent the mental processes of other people by
mentally simulating them” y, por lo tanto, no necesariamente la simulación ha
desarrollo de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial y en la actualidad es parte
fundamental de los algoritmos de raytracing para la generación de imágenes 3D.
3
Tal como en su momento probaron experimentalmente H. Gardner, J. Kosslin y S. Pinker,
entre otros. Veáse por ejemplo Gardner, H. (1987): La nueva ciencia de la mente. Historia de la
revolución cognitiva. Barcelona: Paidós, o Kosslyn, S. M. (1983): Ghosts in the Mind’s Machine:
Creating and Using Images in the Brain. Nueva York: W. Norton, las simulaciones desarrolladas
para caracterizar las imágenes mentales y la memoria y cognición visual.
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de estar ligada a modelos informáticos y ser “virtual” si no más bien se trata de
una estrategia de mediación intersubjetiva.
Y, si adoptamos esta definición no restrictiva y no equiparamos simulación a
sistema informático y matemáticas, podemos fácilmente reconocer como la
Ciencia ha venido haciendo tradicionalmente uso de esta estrategia y no es
nada nuevo. Se puede simular, por ejemplo, la anatomía del cuerpo humano
con modelos de cera para mostrarla con fines didácticos o artísticos, o recrear
en un experimento de laboratorio, como muestra el famoso cuadro de Derby, la
importancia del oxígeno encerrando un pájaro en una bomba de aire y
haciendo el vacío, para satisfacer la curiosidad científica de los públicos no
doctos, aunque con indeseables consecuencias para el pájaro. La propia
ilustración botánica por ejemplo, o también la representación de la teoría de
catástrofes o la propia trigonometría simulan mediante imágenes o elementos
gráficos modelos teóricos. Entre las simulaciones más recientes y
vanguardistas, podemos encontrar sofisticados experimentos científicos que
utilizan cálculos con ordenadores, por ejemplo para implementar las
geometrías fractales que propusiera Mandelbrot en las últimas décadas del
siglo XX,4 o para realizar prospecciones sobre el clima pero, insistimos, la
simulación no está ligada exclusivamente a los ordenadores y es una
estrategia de investigación científica que abarca un amplio número de
actuaciones. En definitiva, la utilización de la representación para mostrar o
explorar teorías es muy antigua, y la “simulación“ se ha venido utilizando desde
tiempos inmemoriales y no es en absoluto novedosa.
Por todo ello, aunque el nivel de sofisticación y espectacularidad que han
alcanzo los gráficos animados que muestran la predicción meteorológica no
tiene precedentes y el realismo con que se no presenta la información del
tiempo puede impedirnos distinguir la ficción, conviene no olvidar que, al fin y al
cabo, no estamos más que ante una simulación de un modelo teórico
determinado. Pero, en este caso, estamos ante una estrategia de investigación
que nos previene de la furia incontrolable de la naturaleza, en el fondo de
mitigación del tan humano miedo ante lo desconocido, y por su carácter
profiláctico es del todo diferente a otras simulaciones experimentales en
Ciencia con efectos sobre la vida cotidiana percibidos como muy débiles o del
todo inocuos. Y es que la predicción meteorológica, al ser emitida en televisión
para grandes audiencias, adquiere una relevancia que trasciende en mucho el
ámbito de la investigación científica pues sus potenciales efectos sobre los
públicos pueden ser incluso mucho más devastadores que los propios
fenómenos que simula.
2. Simulación y prevención de catástrofes. La comunicación del riesgo
Ya Hipócrates en el s. IV a. c. hacía mención a la relación entre los cambios
climáticos y la salud y son popularmente conocidos y comentados los cambios
4
Algunas creaciones fractales se pueden encontrar en Mandelbrot, B. (1990): “Montañas y
dragones fractales. La intuición en las matemáticas y en las ciencias”, en VV.AA. Sobre la
imaginación científica. Barcelona: Tusquets.
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de humor que las condiciones atmosféricas provoca en nuestro día a día.
Desde todos los ámbitos de investigación es abundante la literatura científica al
respecto,5 aunque no son tantos los estudios realizados específicos al respecto
de los efectos de la información meteorológica en televisión sobre las
audiencias. El más reciente de ellos se ha llevado a cabo en Holanda (Eisinga,
Franses & Berger, 2011) y, tal como concluyen sus autores, muestra que
efectivamente existe una correlación entre el estado psicológico del grupo de
individuos estudiado y la información meteorológica del tiempo que han
recibido por televisión.
Si la anticipación del mal o buen tiempo no provocara, como apuntan estos
estudios, más que sutiles cambios de humor no sería en demasía preocupante
pero por las propias características del medio de comunicación, dirigido a
audiencias masivas, la información meteorológica adquiere una importancia
mucho más trascendental. Y la previsión del tiempo, además de provocar los
consabidos cambios de humor, puede llegar a tambalear economías enteras,
como por ejemplo aquellas dependientes del turismo, o, también, poner a
prueba los sistemas de emergencia de países enteros anta la previsible
inminencia de una catástrofe natural.
La información meteorológica es, por lo tanto, una información
extremadamente sensible y que va mucho más allá del simple parte del tiempo,
muestra de ello es el complejo debate sobre el cambio climático que ocupa
nuestras sociedades contemporáneas en las últimas décadas sin que se
vislumbre una solución inmediata, en gran medida por el enorme alcance
geopolítico y económico que contiene pero, también, por las controversias de
carácter científico en relación a la validez de las previsiones más catastrofistas.
La información sobre el calentamiento global, al igual que la información
relativa a la salud, la derivada de la gestión de las crisis de cualquier índole, la
que advierte de inminentes amenazas terroristas o cualesquiera otro
acontecimiento masivo cuyas implicaciones contengan tintes catastrofistas se
enmarca en lo que se viene denominando a lo largo de las últimas décadas
“risk communication”. Un ámbito de especialización en el ámbito de la
comunicación que ha adquirido estatuto propio como área de investigación y
que se ocupa de este tipo de información sensible y de tratamiento complejo
desde el punto de vista comunicativo.
Las raíces más inmediatas de esta área de especialización se encuentran en
los estudios sobre la opinión pública y de ello se han ocupado desde Jürgen
5
Los análisis de los efectos del tiempo atmosférico sobre la salud, lo que se ha venido
denominando “metereosensibilidad” o “meteorotropismo”, son muy abundantes y, desde el
punto de vista clínico, son conocidas las perturbaciones que los campos electromagnéticos
producen en el agua corporal provocando alteraciones sobre la conducción y retención en las
membranas. Estudios clásicos se pueden encontrar desde, por ejemplo, Huntington, E. (1942):
Civilización y Clima. Revista de Occidente; Sargent F. (1982): Hippocratic Heritage. A History of
Ideas About Weather and Human Health. Pergamon Press. New York; o Soyka F.; Edmonds,
A. (1977): The Ion Effect. Ed. Edaf.
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Habermas en las últimas décadas a Ortega y Gasset6 a principios del s. XX.7
La literatura al respecto es inabarcable, y tampoco es la pretensión de este
breve trabajo ocuparnos del estudio de la comunicación del riesgo, aunque sin
duda es en un contexto como el actual, al que de manera precisa Ulrich Beck
ha denominado “Sociedad del Riesgo” (Beck, 1992), en el que se inscribe y
adquiere completo sentido, en una sociedad que está en constante tensión y
con un alto grado de incertidumbre, muchas veces al borde de la catástrofe, y
guiada básicamente por el miedo y la desesperada búsqueda de seguridad.
Al fin y al cabo, tal como ha hecho notar Beck, seguimos tan al albur de fuerzas
incontrolables como cuando el devenir humano dependía del capricho de los
dioses, en una sociedad mucho más tecnificada pero no por ello más segura.
El desarrollo no tiene como resultado inmediatas mejoras en el dominio de la
Naturaleza como se podría pensar, bien al contrario, tal como ya señalaba el
sociólogo Donald Mackenzie a principio de los años 90 del siglo pasado en su
conocida descripción de lo que vino a denominar “the Certainty Trough”,
(McKenzie, 1990) la relación entre la producción tecnológica y la certidumbre
de su uso y efectos está relacionada con la distancia desde su lugar de
producción. Y esta relación no es lineal, es decir, la incertidumbre en distintos
grados abarca tanto a productores especializados como usuarios informados y
a destinatarios inexpertos.
Es decir, el desarrollo científico y tecnológico sólo mitiga en parte la
incertidumbre que, según sostiene este autor, sigue siendo muy alta entre los
expertos y los públicos no informados. Sólo es el grupo de los usuarios o
públicos informados, que no son ni expertos ni tampoco absolutos
desconocedores, quienes muestran un menor grado de incertidumbre y, es
exactamente en este grupo de población en el que se inscribe la inmensa
mayoría de los telespectadores del “parte del tiempo”, perfectamente
conocedores de los códigos que se les muestran e informados. Al contrario que
los expertos que sí son conscientes del alto grado de incertidumbre en el que
se desenvuelven, los públicos de la televisión, ávidos consumidores de las
tranquilizadores predicciones meteorológicas y las realistas simulaciones
prospectivas del clima venidero, aunque con cierta desconfianza respecto a su
eficacia, se reconfortan con ese guisado de realidad que la ciencia y la
tecnología sirven a las mesas de nuestros televidentes en la información del
tiempo de las televisiones o en canales meteorológicos especializados.
En definitiva, en estos ratos de televisión que disfrutamos de manera apacible y
aparentemente a salvo de todos los males que hay más allá de la pantalla
convergen de manera determinante los dos vectores que están caracterizando
nuestras postmodernas sociedades contemporáneas, el desarrollo tecnocientífico y las nuevas formas de comunicación. Y la información meteorológica
adquiere una relevancia determinante para definir nuestra contemporaneidad,
6
Habermans, J. (1962): Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de
la vida pública. Mexico y Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1986; Ortega y Gasset, J. (1929): La
rebelión de las masas. Madrid: Altaya, 1993.
7
Podemos encontrar un reciente estudio empírico con algunos ejemplos en Pont, C.; Cortiñas,
S. (2011): “Journalistic practice in risk and crisis situations: Significant examples from Spain”,
en Journalism, n.12 (8), pp. 1052-1056.
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muestra de la implacable e ineludible digitalización y pantallización hiperreal de
todos los ámbitos.
3. Los inicios de la información meteorológica en televisión
El término “meteorología” hunde sus orígenes en los primeros estudios de los
fenómenos atmosféricos y fue utilizado por primera vez por Aristóteles hacia el
s. IV a.c. en el tratado que tituló precisamente Meteorología y que se ocupaba
de los meteoros, es decir, de “las cosas que han sido elevadas”. La
astronomía había sido objeto de estudio desde tiempos inmemoriales pero, sin
embargo, no fue hasta el s. XIV cuando se comenzaron a realizar los primeros
registros meteorológicos locales de manera regular y con carácter científico.
Hacia el siglo XVI se empezaron a registrar sistemáticamente observaciones de
áreas más extensas, pero no sería hasta el s. XIX cuando los avances en
física, especialmente en aerodinámica y termodinámica, y la construcción de
nuevos instrumentos de medición de las condiciones atmosféricas,
comenzaron a suministrar una base teórica para el estudio del clima.
Tal como señala Keeling (2010), a partir de 1779 ya se elaboraban mapas para
la navegación con indicaciones gráficas acerca de las condiciones del viento,
aunque no fue hasta 1842 cuando se empezaron a distribuir masivamente en
prensa los datos acerca de la condiciones meteorológicas y la previsión del
tiempo. Un poco después, a partir de la Exposición Universal de 1851,
comenzaron los primeros intentos de representar la información del tiempo y
hacerla accesible al público utilizando gráficos. Los primeros gráficos
mostraban la predicción meteorológica en las Islas Británicas, cuna del
periodismo moderno8 y de la investigación científica de vanguardia durante ese
período, y el primer mapa del tiempo fue publicado en 1871 en The Times, con
la pretensión de sustituir las largas listas numéricas que describían las
condiciones de presión y temperatura en la atmósfera por información gráfica
que permitiera una visualización cómoda y sencilla de las condiciones
meteorológicas. La innovación vino de la mano del matemático Sir Francis
Galton, y aunque los símbolos gráficos eran controvertidos y complejos de
interpretar en sus inicios, la iniciativa tuvo éxito y pronto se impuso el mapa del
tiempo como forma de representación de la previsión meteorológica en la
prensa británica y en los rotativos del resto de países que emergían en un
entorno de rápida industrialización. A principios del convulso s. XX la BBC
comenzó a radiar la información meteorológica y la previsión del tiempo se hizo
también habitual en los boletines informativos de las emisoras radiofónicas y
pronto el “parte meteorológico” comenzó a emitirse con regularidad en las
radios de todo el mundo. Pero fue con el desarrollo comercial de la televisión
en la década de los años 30 cuando el nuevo medio audiovisual hizo necesaria
una rápida adaptación de la información del tiempo e impulsó el desarrollo de
los elementos gráficos y sonoros para adecuarlos a sus características y
hacerlos inteligibles a públicos masivos.
8
Los orígenes del periodismo se datan alrededor del año 59 a.c. en que Julio Cesar comenzó a
publicación de las denominadas Acta Diurna, con el fin de informar al público acerca de los
acontecimientos y eventos públicos futuros.
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El primer gráfico televisado del tiempo fue emitido por la BBC el 11 de
Noviembre 1936, aunque sólo de manera experimental y, aunque no tuvo
continuidad en ese momento, una vez acabada la contienda bélica se
retomaron las iniciativas en este sentido con renovados esfuerzos. En Estados
Unidos, que no había sufrido los devastadores efectos de la guerra en la
misma medida que los países europeos, los medios de comunicación estaban
en mejor disposición para explorar nuevas estrategias comunicativas y la
influencia de la televisión en la opinión pública atraía talentos e ingentes
recursos económicos. El nuevo medio se impuso rápidamente en todos los
hogares, y la fiabilidad e instantaneidad de la información que ponía a
disposición de los públicos del nuevo medio era fundamental para poder
competir con los medios escritos y la radio. En sus informativos la NBC ya
emitía con regularidad la información del tiempo desde 1949, instaurando la tan
popular hasta nuestros días figura del presentador del tiempo, y unos años más
tarde, a partir de 1954, la británica BBC retomó de nuevo sus emisiones
experimentales de la información meteorológica tras la obligada interrupción a
que dio lugar la contienda bélica y empezó a difundir el parte del tiempo de
manera regular desde entonces.
Eran tiempos en que todavía se representaba la información meteorológica con
la ayuda de rotuladores sobre una pizarra y, en el mejor de los casos y desde
1975, utilizando símbolos imantados que se colocaban sobre la imagen de un
mapa en una superficie metálica, cuya correcta colocación y sostenimiento en
la pizarra, tal como relata Bill Giles (2010), constituía una nada desdeñable
fuente de problemas para los presentadores.
Sin embargo, ni las rutinas de producción televisiva ni los fundamentos
científicos que sustentaban la predicción del tiempo habían alcanzado el grado
de desarrollo que conocemos en nuestros días. La interpretación de los
símbolos, por ejemplo, no resultaba en absoluto sencilla para los espectadores,
y eso que tempranamente, desde 1950, la Organización Meteorológica Mundial
empezó a estandarizar iconos específicos para cada fenómeno meteorológico,
algunos de los cuales incluso han llegado hasta nuestros días, como las líneas
que representan las neblinas o los triángulos que indican lluvia. Pero, tampoco,
la predicción del tiempo para sucesivos días resultaba una tarea sencilla de
producir para su emisión televisiva y suponía todo un reto a las habilidades del
presentador que debía estar borrando una pizarra o rotulando sucesivas hojas
correspondientes a cada día o, en el colmo de la sofisticación, redistribuyendo
los símbolos magnéticos sobre la pizarra imantada sin que se le cayeran al
suelo.
No sería hasta el 18 de Febrero de 1985 (Theater, 2010), cuando se
empezaron a emitir por televisión los primeros gráficos electrónicos con la
previsión del tiempo, inaugurando una nueva era que entonces sólo anticipaba
lo que unas décadas después desembocaría en las características
animaciones infográficas que pueblan nuestro actual universo multimedia
digital.
El “parte del tiempo” en nuestros días es, sin duda, el resultado de la
convergencia del desarrollo científico y el comunicativo actual, en cuya génesis
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se encuentra la revolución digital multimedia que, de un lado, permite la
elaboración de gráficos y animaciones hasta hace poco imposibles; y, de otro,
es fundamental para comprender las sensibles mejoras en cuanto a
funcionamiento y precisión que han experimentado los equipamientos para el
análisis meteorológico y el alto grado de sofisticación que han alcanzado las
actuales técnicas de simulación por ordenador durante las últimas décadas.
Actualmente en nuestro país la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET),
utiliza un sistema informático con arquitectura cliente-servidor desarrollado por
la Universidad de Wisconsin que consta de 7 servidores corporativos 20
servidores departamentales, y hasta 80 estaciones de trabajo de usuario final
distribuidas entre los Servicios Centrales y las 17 Delegaciones Territoriales,
con amplias funcionalidades para la generación de gráficos y mapas del
tiempo, y que pone a disposición de los emisores de televisión nacionales y
autonómicos. 9 Especialmente significativa es también la labor que, en este
sentido, se está llevando a cabo desde la Corporación Catalana de Radio y
Televisión en colaboración con el Servicio Catalán de Meteorología y la propia
AEMET para la mejora de las herramientas gráficas utilizadas en televisión, con
la novedosa incorporación de imágenes de radiosonda en directo durante las
emisión de la información meteorológica y algunas otras iniciativas que
comentaremos más adelante.
En definitiva, y en lo que nos ocupa, la información meteorológica que vemos
hoy en día, tal como se presenta en cualquier cadena de televisión nacional o
autonómica, es fruto del enorme desarrollo que se ha producido en diversas
áreas de investigación científica y técnica.
En televisión se nos muestra una suerte de imágenes que son fruto de
combinar las creadas una vez resueltos los datos registrados por las redes de
satélites globales, junto con las elaboradas a partir del registro y medición de
las condiciones atmosféricas locales, tamizadas por las rutinas de producción
de imágenes de la propia cadena televisiva. Se ha sustituido aquellos símbolos
magnéticos que se iban situando cuidadosamente sobre una pizarra imantada
por información infográfica de enorme impacto visual y, lo que es más
espectacular, información que se presenta de manera dinámica, animada. Y no
sólo para mostrarnos lo que ha ocurrido en la atmósfera durante las últimas
horas visualmente y de manera muy realista si no, también, la previsible
evolución de los fenómenos atmosféricos que la naturaleza nos depara en
sucesivos días y, además, con ánimo profiláctico, para prevenirnos antes
posibles catástrofes venideras.
Veamos a continuación a modo ilustrativo algunos ejemplos de las formas en
que se ha venido tratando la información meteorológica en TVE hasta nuestros
días.
9
El actual sistema, no obstante, está siendo sustituido por una nueva plataforma que introduce
significativas mejoras y que está siendo desarrollada por un consorcio integrado por varios
países europeos. Se puede consultar la información en www.aemet.es
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4. “El parte del tiempo”. La producción de información meteorológica en
TVE
En nuestro país, muy tempranamente y prácticamente con el inicio de las
emisiones se estrenaba, en 1956, el espacio Del Observatorio a su receptor,
conducido por el mítico Mariano Medina. Las primeras predicciones del tiempo
en la televisión española se hacían sobre un mapa de cartón y con la ayuda de
un puntero, pero “él no aparecía en pantalla y sólo parte de su brazo se hizo
popular”, y sólo muchos años después “descubriríamos a la persona de
Mariano Medina, casi de cuerpo entero”10, quien todavía utilizaba pizarra y tiza
durante unos años para explicar cada día en las sobremesas la predicción
meteorológica y aquellas isobaras y altas y bajas presiones que, con el tiempo
y sin entender casi nadie muy bien qué significaban exactamente, acabaron por
poblar el imaginario de nuestra cultura visual.
Mariano Medina se convirtió hasta su retirada en 1985 en un personaje muy
respetado y tan querido como casi un miembro más de la familia en los
hogares españoles de la época, y con él se inició una tradición comunicativa en
la televisión pública española que continuarían otros célebres presentadores
como Manuel Toharía o Paco Montesdeoca y hasta el actual equipo de
meteorólogos de la cadena dirigido por Mónica López. A veces las
presentaciones del “parte del tiempo” se hacían sobre mapas rudimentarios o,
en la cúspide de la tecnología de la época, utilizando pizarras magnetizadas y
vistosos símbolos intercambiables, tal como ya relatábamos hacían en otros
servicios informativos de otros países hasta que, durante la década de los 80,
se empezaron a introducir las imágenes de satélite en sistemas gráficos
rudimentarios pero que suponían un salto cualitativo importante en tanto que
mostraban imágenes que aportaban un plus de realidad.
10
Cfr. “Información meteorológica en televisión”, Producción Profesional, nov. 2009, p. 44.
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A principios de la década de los 90 se empezaron a introducir los gráficos
animados de la mano de otro histórico meteorólogo de la televisión en España,
Jose Maldonado, que sería testigo de la gran transformación tecnológica que
comenzaría a producirse en esos años. Se mantenía la clásica narración
mediante voz alternando la imagen del presentador con la inserción de gráficos
pero, ahora, el modelo de producción contemplaba el uso de imágenes gráficas
fijas y dinámicas, y tanto imagen de síntesis cómo de satélite, imponiendo un
dinamismo visual radicalmente moderno en TVE, que incluía incluso
información meteorológica internacional. Se utilizaban fundidos y los símbolos
gráficos se insertaban de manera secuencial hasta completar todo el territorio
nacional al hilo de la narración del presentador, siempre comunicativo y
expresivo buscando la cercanía y familiaridad característica ya desde Mariano
Medina, profesionalidad y cercanía, y con un lenguaje que, aunque con ciertos
tecnicismos, accesible y cotidiano.
José Maldonado era célebre por su cercanía, sirva como ejemplo la
introducción de la información meteorológica uno de sus programas en su
última etapa y en el que comenzaba: “Muy buenas tardes…lo que no va en
lágrimas va en suspiros..o también se podría decir que…no hay mal que por
bien no venga”11. Ya desde mediados de los años 90, como se puede apreciar
11
Se puede consultar en http://www.youtube.com/watch?v=vbPGWQN34_E
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en este ejemplo, se puede apreciar la imparable implantación de los sistemas
infográficos en las rutinas de producción y, aunque la estructura narrativa se
mantiene estable, se empiezan a utilizar con profusión el croma y los gráficos
animados y, también, se comienza a insertar información suplementaria de
datos meteorológicos mediante un ticker, con lo que se empieza a genera un
discurso multifocal y multimedia, antesala de los actuales.
Sin embargo, a pesar de la pirueta tecnológica las pautas narrativas
permanecían invariables y se continuaba presentando con cierta improvisación,
pues los textos se memorizaban y no se leían, como en la actualidad, y
haciendo indicaciones manuales al equipo de realización para sincronizar la
información verbal con la sucesión de elementos infográficos.
No ha habido muchos cambios significativos desde entonces más allá de la
utilización de platós virtuales o las pantallas táctiles de alta luminancia para
sustituir al tradicional croma y que, en ocasiones puede llegar incluso a ser
poco operativo, en opinión de Mónica López: “ahora mismo es más fácil tener
dos cámaras y un realizador que un decorado virtual. Mi experiencia me dice
que cuando trabajas con un virtual se suelen tener tres tiros de cámara y se
trabajan sólo con esos por simplicidad de ejecución ya que cuando se utiliza un
virtual, solemos prestar más atención a aspectos técnicos que a la propia
realización del espacio”; o como matiza el director de Brainstorm Multimedia “el
decorado virtual es un simulador de decorados reales y no una evolución del
chroma. Dependiendo de la información y del momento a veces sólo se
necesitaría un ticker, otras sólo un mapa y otras disponer de alguien que te lo
cuente. Ningún Telediario sale sin presentador, porque el espectador quiere la
complicidad de que alguien se lo cuente. En EE.UU. los presentadores son
verdaderos showman, no hay que olvidar que el presentador es también un
medio”. En cuanto a la especialización profesional de los presentadores y su
capacidad comunicativa, tal como apunta la propia directora de los servicios
meteorológicos: “A nivel práctico es más sencillo tener un meteorólogo que sea
buen comunicador porque el trabajo de dos personas lo hace una, haciendo
pronósticos y presentándolos. Ahora, en el departamento contamos con cuatro
periodistas que deben saber de qué están hablando porque en muchas
ocasiones, como por ejemplo, en el matinal, se enfrentan a la información a
solas y tienen que saber leer una foto de satélite, por ejemplo” (Producción
Profesional, 2009), tal como ha venido siendo tradicional en el ente público.
Aunque la concepción de los pilares básicos que sustentan la producción de
los programas meteorológicos ha permanecido con pocas variaciones sí ha
habido, en cambio y como es obvio, una fuerte tendencia a la implantación de
cada vez más versátiles y productivas herramientas infográficas en esta línea
de vanguardia tecnológica que siempre ha caracterizado a los programas de
información meteorológica en general y también, como el resto de los medios
televisivos clásicos, se ha desarrollado contenidos específicos para plataformas
multimedia accesibles en internet.
Según los últimos datos disponibles de EGM, el número de visitantes únicos
del portal de RTVE en la oleada correspondiente a los meses de febrero-marzo
fue de más de 2 millones diarios, en quinto lugar en el ranking después de
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Marca, El País, As y los40.com. Los últimos datos de audiencia de que
disponemos correspondientes a la semana del 20 de septiembre relativos a la
televisión muestran una audiencia media de aproximadamente el 17,5%, 2,5
millones de espectadores, siendo justo ese día El tiempo el programa más
visto, solo superado por acontecimientos deportivos y series muy populares
durante algún otro día del resto de la semana.12
No es extraño, que el tiempo reciba atención específica en el diseño del portal
de internet de RTVE y se sitúe como una de las cinco opciones genéricas de la
interface de acceso a la información del grupo y en el primer nivel jerárquico
junto a Noticias, TV, Radio, Deportes e Infantil. No disponemos de datos
específicos de la audiencia de esta sección específica del portal de internet
pero su relevancia en su diseño al menos desde el punto de vista de la
estrategia de producción de la cadena es evidente, y en todo caso vendría
avalado, al menos en principio, por los datos de audiencia de la información
meteorológica televisiva. Si iniciamos la navegación, si accedemos a esa
opción de El Tiempo en el portal de RTVE, comprobamos que el flujo
convencional de información audiovisual televisiva sólo ocupa un espacio
marginal e irrelevante, y nos vemos obligados a utilizar las herramientas de
desplazamiento de la página para acceder a ella.
12
Se pueden consultar en la Asociación para la Investigación de los Medios de ComunicaciónAIMC, http://www.aimc.es.
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Para determinar la escasa relevancia que la información audiovisual televisiva
tiene en el portal corporativo de RTVE no hemos realizado ninguna
investigación detenida, pero cabe mencionar que los más recientes trabajos de
investigación que se realizan en este ámbito adoptan las herramientas propias
de las corrientes de análisis semióticas y cognitivas, auxiliadas por datos
empíricos extraídos con herramientas de eye-tracking. Sin ánimo de polemizar
al respecto, se puede consultar una reciente actualización de estas técnicas de
análisis que se vienen denominando análisis multimodal y un caso de estudio
con técnicas de eye-trackking en, por ejemplo, Boeriis y Holsanova (2012),
quienes intentan establecer una teoría unificada. Parten de la premisa de que
“eye fixations have been considered to constitute a boundary between
perception and cognition since they overtly indicate that information was
acquired. Therefore, eye movements ‘provide an unobtrusive, sensitive, realtime behavioural index of ongoing visual and cognitive processing’ (Henderson
& Ferreira, 2004), realizando una aproximación down-top fundamentada en los
Principios de la Gestalt para determinar desde el punto de vista cognitivo los
focos de atención que se complementa con un acercamiento top-down con
procedimientos semióticos para la segmentación e identificación de unidades
significantes para el análisis.
Como mostramos a continuación, el propio Florenci Rey reconoce que el
modelo comunicativo de la información meteorológica en TVE no ha cambiado
sustancialmente y se está “más próximo a lo que hacía Mariano Medina que a
los shows americanos”, para añadir lo absurdo de “perder la cabeza
dejándonos arrastrar por la última moda en presentación meteorológica” y pone
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con ejemplo las fuertes críticas que recibieron cuando introdujeron el vuelo
tridimensional, una tecnología que ya estaba presente hacía muchos años en
otras cadenas internacionales como CNN+ pero que tuvo poca aceptación en
nuestro país. Ni las espectaculares imágenes de radar y satélite o de los
gráficos y simulaciones virtuales ha supuesto tanta innovación como algo tan
sencillo como lo que ha supuesto, tal como comenta Mónica López (Producción
Profesional, 2009), el “uso del mando de mano para que el propio presentador
controle la secuencia de inserciones y las pueda sincronizar con su narración
sin dificultad”.
Todavía, como podemos apreciar en el programa de ejemplo13, la estructura
narrativa no dista de la clásica comenzando con una cabecera dinámica con
inserciones de símbolos meteorológicos convencionales y alusiva a la estación
del año para, a continuación, insertar como referencia de autoridad el aval de
AEMET y, de este modo, reforzar la validez científica de la información. E,
inmediatamente a continuación, aparece el presentador con todo el despliegue
tecnológico a sus espaldas aunque, al fin y al cabo, reproduciendo la estructura
narrativa clásica tal como comentábamos, aunque en un plató virtual.
13
Correspondiente al día 01-10-12, se puede consultar en http://www.rtve.es/alacarta/videos/eltiempo/tiempo-muy-nuboso-lluvias-debiles-galicia/1540758/
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A continuación, se utiliza esa pantalla virtual donde se aloja el gráfico inicial
para continuar con una sucesión de imágenes de síntesis, de satélite y,
finalmente, abrir una ventana a la realidad insertando imágenes procedentes
de los centros territoriales y colaboradores profesionales, o de las cámaras de
video-vigilancia repartidas por multitud de emplazamientos estratégicos, pero
también contando con la participación de los televidentes mostrando las
imágenes fotográficas que envían a la redacción, en algún caso atribuyendo su
autoría con familiaridad, llamándoles sólo por su nombre sin apellidos, y
cualquiera de ellas fruto de una previa selección con ciertos criterios de
equidad territorial y, sobre todo, por su alto grado de espectacularidad.
Posteriormente se vuelve de nuevo al entorno virtual para volver a hacer gala
de toda la batería de recursos tecnológicos, aunque, más allá de la
sofisticación y dinamismo de los gráficos, sin diferencia alguna con los clásicos
programas que ya hemos mostrado más arriba, y detallando la información por
áreas territoriales y, también aunque brevemente, la información meteorológica
internacional.
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Finalmente, se realiza el pronóstico para los siguientes días con una puesta en
escena que plasma con dinamismo el paso del tiempo combinando el
movimiento espacial del presentador y los gráficos para acabar con un ligero
zoom de acercamiento al presentador y concluir de nuevo con la referencia de
autoridad de AEMET.
5. A modo de conclusión
Puede que los físicos no se sienten delante de una pantalla con un joystick a
matar marcianitos, tocar la guitarra como héroes o levantar imperios, pero
intercambiar variables en un modelo matemático y simular sus efectos
dinámicos no es fundamentalmente algo muy distinto a lo que se hace en los
videojuegos, aunque aparentemente se esté estudiando un fenómeno empírico
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y real o se cree un mundo totalmente virtual. En todo caso, la información
meteorológica no es juego cualquiera, aunque cada vez adopte más
características propias de los videojuegos. No es un juego inocuo, si no muy
serio, y la sofisticación de las nuevas herramientas audiovisuales y la alta
tecnificación de la Ciencia que fundamenta nuestro querido “parte del tiempo”
no debe borrar el mecanismo de producción y divulgación de conocimiento y el
alto grado de incertidumbre subyacente.
Los “hombres del tiempo”, que trabajan en televisión se encuentran enfrente no
de una, si no de múltiples pantallas que representan cantidades ingentes de
datos que deben seleccionar e interpretar y, todavía más, mostrar y presentar
de manera sencilla y clara a los televidentes. Y mitigar esa incertidumbre sigue
siendo, hoy por hoy y a pesar de las evidentes mejoras en la predicción, una
labor que recae sobre los hombros del presentador, de nuestro “hombre del
tiempo”.
Desde el punto de vista de la innovación en contenidos y estrategias narrativas
tanta tecnología ha servido de bien poco y más bien su utilización ha estado
justificada en las mejoras de productividad de unos años a esta parte14 y añadir
un plus de espectacularidad y realismo, pero no existen grandes diferencias
formales ni narrativas en los espacios meteorológicos actuales en relación a los
más clásicos y sólo se han introducido ligeros ajustes sobre el, aunque
conservador, efectivo modo característico de comunicar que inauguró con la
propia puesta en marcha de la televisión en la lejana década de los 50 y con
Mariano Medina.
En conclusión, el “parte del tiempo”, desde el punto de vista de la tecnología de
producción actual es fruto, de un lado, del enorme impulso que está teniendo la
industria audiovisual y, especialmente, la industria infográfica y, en definitiva de
simulation/videogaming y, de otro, del aumento progresivo de la incertidumbre
y del riesgo en un sistema socioeconómico altamente tecnificado y necesitado
de herramientas que le protejan de sí mismo y del miedo que genera. Sin duda,
la información meteorológica en televisión es paradigmática en este sentido, y
se sitúa en el vértice en el que intersectan las sofisticadas técnicas de
simulación y las más avanzadas prestaciones infográficas que pueblan nuestro
universo mediático, y la función sedante y normalizadora, de mitigación del
miedo, que siempre ha caracterizado a la televisión como medio de
comunicación masivo.
14
“En la redacción se han instalado un total de 300 clientes concurrentes. La herramienta
básica de trabajo para el redactor es Avid iNews Instinct… “, el conjunto de equipos disponibles
en los servicios informativos en 2008 se puede consultar con detalle en “TVE: hasta el infinito y
más allá”, ATMBroadcast, 22 de Marzo de 2008 en http://www.tmbroadcast.es/index.php/tvehasta-el-infinito-y-mas-alla/ . Las particularidades de las últimas compras de plataformas de
postproducción y sistemas gráficos de como Quantel, Weather Central y Chyron se pueden
encontrar en http://www.tmbroadcast.es/index.php/tve-compra-seis-nuevos-eq-de-quantel/;
http://www.panoramaaudiovisual.com/2011/10/10/clearcom-dota-a-tve-del-sistema-depresentaciones-meteorologicas-de-weather-central/;
http://broadcastengineering.com/newsrooms/tve-installs-four-chyron-duet-lex-cgs
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